Por Federico Prieto Celi– www.lucidez.pe
El economista Fernando Zavala, varias veces correcto ministro de Economía y hasta hace poco presidente del Consejo de ministros, sería nombrado en los próximos días embajador en Washington DC, para lo cual se trasladaría al diplomático Carlos Pareja Ríos, hasta ahora embajador del Perú en los Estados Unidos de América, nombrado recién en setiembre de 2016, para enviarlo al Vaticano o a Buenos Aires. En la duda podría ser enviado a Wellington, donde no tenemos embajador desde hace tiempo.
La decisión habría sido sugerida por Mercedes Aráoz, actual jefe del gabinete ministerial, a causa de la enorme e incómoda influencia que Fernando Zavala tiene con el presidente Kuczynski. El canciller Ricardo Luna, de larga y recta trayectoria diplomática, está jugando con fuego, porque habiendo sido Zavala ministro de Alejandro Toledo, ahora prófugo precisamente en los Estados Unidos, daría muestra de un interés incorrecto de que su extradición no se ejecute.
Simultáneamente, la presencia de Fernando Zavala en la capital de Estados Unidos coincidiría con su hermana Verónica Zavala, destacada defensora de la ideología de género, materia de por sí escabrosa en el debate parlamentario peruano, lo que no abunda a favor del nombramiento previsto, ya que los muchos críticos de esta tendencia de moda en las sociedades permisivas tendrían un blanco para criticar.
Al departamento de Estado de los Estados Unidos no caería bien que un diplomático de carrera que apenas lleva catorce meses en el cargo sea retirado intempestivamente por razones de política interna del Perú, sin tener en cuenta la importancia que tienen nuestras relaciones diplomáticas con la primera potencia del mundo.
Tampoco le hace bien al presidente Kuczynski usar de su privilegio de nombrar embajadores políticos en las principales capitales del mundo, como ha hecho ya con las de Gran Bretaña y Canadá, y ahora la de Estados Unidos. Este éxodo de personalidades políticas al exterior, a cargo del presupuesto de TorreTagle, no es beneficioso para un país como el nuestro.
Es cierto que Susana de la Puente, Martín Vizcarra y Fernando Zavala tienen credenciales económicas suficientes para promover la inversión extranjera en el Perú, pero siempre y cuando la incertidumbre interna no sea un tapón que haga estériles todos los esfuerzos que puedan hacer en sus respectivas legaciones diplomáticas, y más si pasan más tiempo en Lima que en sus lugares de trabajo.
Por último, el gobierno ha pensado en sacar de Lima a Fernando Zavala porque no solamente se ha opuesto al indulto al ex presidente Alberto Fujimori, sino que también lo ha hecho a la nueva fórmula, que sería la detención domiciliar, con todas las comodidades del caso, en su propia casa, medida que saldría en simultáneo al nombramiento diplomático del ex premier.
Nadie sabe para quién trabaja
Lobby antifujimorista promovió viaje de fiscales a Brasil, pero palabras de Odebrecht terminaron hiriendo de gravedad a PPK y oficialismo.
Por Efraín Trelles-Político.pe
La coyuntura política se mueve a paso acelerado y la pugna de poderes prosigue, aunque nadie sabe para quién trabaja. Toda la fuerza del antifujimorismo se concentró en promover la confrontación oficial con Odebrecht en la esperanza que el corruptor mayor termine por comprometer a AG, Alan García, y confirme de una vez aquello de aumentar a Keiko y hacer una visita.
A la hora de la hora resulta que sí, AG es Alan García pero que se sepa esa sigla no parece en ningún contexto vinculado a coima alguna. Y lo de Keiko resulta ser una fabricación. Eso de hacer una visita, ha sostenido Odebrecht, alude a otro contexto y no se refiere a Keiko, a quien el corruptor no conoce. Eso sí: téngase presente que si la candidatura de Keiko recibió dinero de Odebrecht Barata es la persona encargada de confirmarlo. O sea, igual que antes del viaje de los fiscales: a la espera de Barata.
¿Igual que antes? De ninguna manera. De pronto el tablero giró, pues Marcelo Odebrecht involucra a PPK. Según ha trascendido, Odebrecht sostiene que Pedro Pablo era una piedra en el zapato y que fue preciso contratarlo como asesor luego a fin de curar heridas.
En fin. ¿Qué piedra se deja contratar por el dueño del zapato? Vaya uno a saber. La airada y breve negativa presidencial era de esperarse, pero se inicia una nueva etapa en la que la estabilidad de la figura presidencial entra en juego. En verdad los fiscales iban a a Brasil por el vuelto de Keiko y Alan, y les pasó como en esa gran salsa urbana de Blades: “en vez de una sardina a un tiburón engancharon”.
Y mientras escribo me cuesta evitar la imagen del presidente Peter Paul, horizontal como un escualo, esperando a ser fileteado. Aunque todo tiene su procedimiento. Incluso si más tarde Barata confirmase que PPK estaba en la jugada, no podría haber fundamento más que para armar un caso que aún no existe.
Si las palabras de Marcelo y Barata no bastan (y vaya si no bastan), será preciso poder corroborarlas siguiendo la ruta del dinero. De confirmarse, el presidente puede argumentar que no se acordaba (como dijo anteriormente) y tendrá que exhibir la documentación que acredite el recibo. Y si la exhibe queda mal pero suelto en plaza.
Todo aquello tomará tiempo. Pero en el corto plazo la erosión a la figura presidencial parece ya difícil de evitar. Somos mundialistas y sonreímos felices. Pero las fuerzas de nuestra política, como placas tectónicas, acuden sin remedio hacia una colisión.
METÁSTASIS
Por Alfredo Gildemeister-www.laabeja.pe
Mi abuela siempre decía que no hay mentira que dure cien años ni tiempo que lo resista. Tarde o temprano la verdad se abre paso, sale a la luz pública y eso es lo que en estos días viene sucediendo con el mayor caso de corrupción de la historia del Perú: el caso Lava Jato. La reciente difusión en el portal IDL Reporteros, de las declaraciones del empresario detenido Marcelo Odebrecht, a los fiscales peruanos en el sentido que contrató a Pedro Pablo Kuczynski como asesor de la constructora tras dejar éste el gobierno de Toledo en el 2006 y que, además, habría recibido un aporte para su campaña electoral en el 2011, ha remecido los cimientos de la gobernabilidad y de la clase política en el Perú. Peor aún cuando el presidente Kuczynski hacia pocos días, había presentado una carta a la Comisión Lava Jato indicando en blanco y negro lo siguiente: “Puedo afirmar que no he tenido relación profesional ni comercial con las constructoras brasileñas ni con sus consorciadas peruanas, que públicamente vienen siendo vinculadas al caso Lava Jato”. Entonces, ¿En qué quedamos? ¿El presidente tuvo o no tuvo una relación profesional como asesor de Odebrecht? Existiría pues una clara contradicción en este caso.
Ante estos hechos, el presidente del Poder Judicial, Duberlí Rodríguez, declaró que si un alto funcionario del Estado, miente ante una comisión investigadora del Congreso, caería en el delito de declaración falsa en un procedimiento administrativo: “En Estados Unidos se llama perjurio y acá en el país se llama declaración falsa en investigación administrativa. Sí está considerado en la jurisprudencia peruana como declaración falsa en proceso administrativo”. Obviamente, esto tendrá que ser investigado debidamente y determinarse si existió o no delito. Para ello habrá que analizar y comparar las declaraciones originales gravadas de Odebrecht a los fiscales peruanos con la carta escrita por el presidente. De otro lado, Odebrecht declaró que contrató a Kuczynski “para curar heridas”. ¿Cuáles “heridas”? ¿A qué se refería el empresario brasilero? Al parecer, Kuczynski se había opuesto en su momento al proyecto de la carretera Interoceánica cuando presidió el Consejo Directivo de Proinversión durante el gobierno de Toledo, en la que fue ministro de economía y presidente del Consejo de Ministros. La misma fuente (IDL) reveló que el dinero para pagar a Kuczynski provino de la “Caja dos”, donde se encontraban los fondos para el “financiamiento” de campañas políticas y pago de sobornos. Así mismo, debemos agregar que solo Barata conocería el monto exacto de lo pagado al presidente por las asesorías. Como se recordará, finalmente la carretera Interoceánica fue adjudicada a Odebrecht, previo pago de 20 millones de dólares a Toledo.
Todo lo anterior ha originado que la comisión Lava Jato haya decidido citar nuevamente a Kuczynski a declarar ante dicha comisión investigadora. Así mismo, se ha solicitado que las declaraciones de Odebrecht por más de cuatro horas de duración a los fiscales peruanos sean puestas en conocimiento, en su totalidad, al Congreso de la República. Ello es pues fundamental. Adicionalmente, los legisladores de “Peruanos por el Kambio” han mostrado su preocupación por las futuras declaraciones tanto de Odebrecht como de Barata, los cuales efectuarán precisiones y más datos sobre lo declarado.
Ante estos hechos, debemos preguntarnos, ¿Qué está pasando en el Perú? A lo largo del presente año hemos podido apreciar, como diversas personalidades implicadas en Odebrecht como el expresidente Toledo, el propio presidente Kuczynski, Graña y otros han ido siendo finamente “blindados” con el apoyo de determinados medios de comunicación, instituciones y poderes públicos. Estos medios tapan o restan importancia a este peligroso cáncer de corrupción e, inclusive, cabe recordar que el mismo presidente de la República lo hacía, al declarar que no todo era corrupción en Odebrecht. Cabe recordar que Kuczynski, con su no menos curiosa actuación durante el gobierno de Toledo, exoneró del “Snip” el proceso de licitación en donde participaba Odebrecht, permitiendo que ésta cuestionada empresa participase en un proceso de licitación cuando estaba prohibido de hacerlo, etc. Sin embargo, curiosamente nuestra Fiscalía y el mismo Poder Judicial han sido poco o nada eficaces en sus “investigaciones”. ¿La impunidad como regla?
La Fiscalía, con su extraña lentitud, falta de criterio y conveniente “torpeza” para algunos, no investiga, entre otras cosas, al principal socio de Odebrecht como lo es la empresa Graña y Montero; no congela las cuentas bancarias ni los activos de la compañía; no cita a los asesores, auditores y estudios de abogados que participaron, etc. En otros países involucrados con el escándalo Odebrecht ya se han detenido a funcionarios de alto nivel, congelado cuentas, anulado contratos, etc. se actúa con prontitud como debe ser. ¿Tan incapaz es nuestra Fiscalía o está amenazada y protege a estos delincuentes? Así mismo, el Poder Judicial ¿No puede preparar bien el expediente de extradición del expresidente Toledo permitiendo que este delincuente se ría de la justicia peruana? ¿Qué está sucediendo en nuestro país? ¿Se ha instaurado un régimen de impunidad para delincuentes de “alto nivel”?
En conclusión, consideramos que en el Perú el escándalo Odebrecht ya hizo metástasis. En un principio este peligroso tumor fue localizado gracias a que estalló en Brasil y a lo informado por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos. Sin embargo, en el Perú se oculta, tergiversa y manipula la verdad por todos los medios posibles. Es pues un hecho que Odebrecht ya hizo metástasis en los más altos niveles de la clase política peruana, afectando la gobernabilidad del país, así como diversas instituciones y poderes del Estado. Ello traerá en el corto plazo gravísimas consecuencias. Este tumor debe ser intervenido inmediatamente y extirpado sin temor alguno, caiga quien caiga. ¿Hasta cuándo tanta impunidad e irresponsabilidad? Ya basta de cobardías, encubrimientos y silencios. Los peruanos no debemos permitir que una gentuza se robe el país entero. El Perú no merece esto. Se debe actuar con valentía y firmeza aplicando la ley como debe ser. ¡Despierta Perú!