Por Antonio Elduayen Jiménez CM
Ser testigos de la resurrección de Cristo y dar activo testimonio de su resurrección, son dos compromisos consustanciales del cristiano, tuyo y mío. Y lo son como condición para serlo y como exigencia de serlo. Es decir, sólo es cristiano el que está seguro de que Jesucristo murió y resucitó, porque lo ha visto con los ojos (como los apóstoles) o porque lo creemos por la fe (como nosotros); está seguro y da testimonio de ello, como lo hicieron los apóstoles. O dicho con palabras de Benedicto XVI, no se puede ser discípulo sin al mismo tiempo ser misionero (Aparecida, nº 3).
Lo que acabo de decir lo encontramos, sobre todo, en Lucas (Evangelio y Hechos) y en las cartas de San Pablo y San Pedro. El Apocalipsis, que es el testimonio que Juan da a las siete iglesias de Asia (Apo 1, 2.4), nos presenta a Jesucristo como testigo fiel (Apo 1,5; 22, 20) y paradigma de testigo para nosotros. Veamos algunos textos, empezando por el del evangelio de hoy, en el que Jesús dice a los apóstoles: “Ustedes son testigos de estas cosas” (Lc 24. 35-48 ). “Recibirán la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra” (He 1, 8).
Ser testigos de la resurrección del Señor es el principal privilegio y compromiso que tienen y dan los apóstoles (He 2,32; 3,15; 5,32; 10,39). Por eso, Pedro se presenta como testigo de los padecimientos del Señor (1Pe 5,1) y es lo que los ONCE ponen como requisito, a la hora de elegir como apóstol al discípulo sustituto de Judas (He 1, 22). Es para que sea su testigo que el Señor se aparece a Saulo a la entrada de Damasco y lo elige como apóstol (He 22,15; 26,16). Pablo tendrá esto siempre muy presente (2 Cor 1,12; 2 Tim 2,7) y se sentirá contento porque creen en su testimonio (2 Thes 1,10). Además, será lo que pida a los suyos: “No te avergüences de dar testimonio del Señor”, le dirá a Timoteo (2 Tim 1, 8 ),
Creo que queda muy en claro que, para ser cristianos, ustedes y yo debemos ser testigos y dar testimonio activo de la resurrección del Señor. Ahora, recordemos brevemente que para ser testigo se requieren tres cosas y veamos si las cumplimos: una, haber visto algo o estar al tanto de algo por fuente segura. Es nuestro caso en relación con la resurrección del Señor, de la que estamos seguros por fe fundada en hechos históricos; dos, estar dispuestos a dar testimonio, cueste lo que cueste y donde sea; y tres: dar testimonio de lo que sabemos hasta las últimas consecuencias. Los apóstoles y muchos de los cristianos de todos los tiempos y en especial los de hoy, pagaron su testimonio con su vida. Los llamamos mártires, es decir, testigos que dieron testimonio de su fe en Cristo al precio de su vida. ¡Benditos sean!
Testigos de la resurrección de Jesucristo
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