Por Sandra Alvarado Santillana y Paulo Rivas Peña- Diario Gestión
Ambrosio Tajín, representante del pueblo Urakusa, dijo que no teme a hablar sobre petroleras y mineras, porque “son un factor de ingreso que debería de favorecer a las comunidades, al empresariado y al Estado”.
El local comunal del gobierno regional de Amazonas en Santa María de Nieva, evidenció el afán por parte de las comunidades nativas de conocer las propuestas que tanto empresarios, sociedad civil y Estado les llevaron para mejorar el flujo de inversión en la zona. Pero también quedaron claras las diferencias generacionales de sus representantes.
La tendencia de los más jóvenes es apostar por todas las actividades económicas, incluso las extractivas, mientras que los mayores miran con mayor recelo sobre todo estas últimas.
“No temo hablar sobre las petroleras y las mineras, porque también es un factor de ingreso que debería de favorecer a las comunidades, al empresariado y al Estado. El punto está en articularlos”, señala Ambrosio Tajín, representante de Orakusa.
Considera que aquellos que le dicen no a las actividades extractivas es por falta de información. Indica que las organizaciones de base le señalan que sí se puede trabajar con las inversiones. “Dios nos ha dado la mejor herramienta que es el diálogo y sin él no hacemos nada (…) Si nos seguimos oponiendo (…) se seguirá con la pobreza.
Se debe definir qué porcentaje del canon puede ir directamente a las comunidades”, asevera. Una muestra más de esta apertura es lo manifestado por Benjamín Puancha Mayac, alcalde delegado de Yumingkus, quien pidió la intervención de las empresas para construir una hidroeléctrica que dote de energía a la población de Dominguza.
Ya han elaborado una solicitud en coordinación con los apus para impulsar la obra. Si seguimos así no vamos a lograr progresar, enfatiza Puancha.
Contaminación
Con una mirada más conservadora Julio Hinojosa, representante de la Organización Regional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Peruana del Norte del Perú (ORPIAN) señala que históricamente el pueblo awajun y wanpis de Condorcanqui no acepta a la empresa minera ni petrolera.
“Por naturaleza la minería es nociva y contaminante por más tecnología que tenga. Hay la experiencia en Cajamarca (…) A través de las revistas y televisión se ve que es contaminante”, asevera.
Para Hinojosa, solo se debe desarrollar la agroindustria. Incluso, agrega que podría aceptar la explotación forestal de manera controlada. Señala que han contactado con empresas privadas de otros países, como Canadá, para replicar sus experiencias.
Baguazo
Shuar Velásquez, miembro de la comunidad awajun y wampis, afirmó que la oposición de estas poblaciones a proyectos de inversión ya no solo es por la desconfianza que le tienen al Estado y a las empresas.
El joven investigador de la asociación Tendiendo Puentes Shuar Velásquez refirió que la desconfianza de las comunidades en torno al desarrollo de proyectos “ya no solo es hacia el sector privado y al Estado, sino que ahora hay desconfianza entre los propios dirigentes, porque no hay un consenso”.
Velásquez afirmó que esta situación es producto de la ausencia de gobernabilidad en las comunidades y de la falta de representatividad por parte de sus dirigentes.
Añadió que este es uno de los principales problemas de las poblaciones indígenas “para mirar el futuro”, teniendo en cuenta que “se trata de una minoría étnica diferente que por primera vez quiere empezar a vincularse con empresas”.
En ese sentido, dijo que “el temor es permanente y los problemas de falta de representatividad son gravísimos, ya que no se puede marchar así, ni se puede encaminar ninguna iniciativa”. “Creo que los líderes jóvenes tienen un gran trabajo en ese punto y creo que tarde o temprano lo vamos a tener que concretar”, expresó.
“Hay algunos dirigentes que aceptan a la empresa, pero hay otros que se oponen. Entonces nunca se sabe si tal empresa es mala o nunca se sabe si tal dirigente se ha asociado o no a la empresa. Al no tener el conocimiento, el conflicto no es solo hacia el sector privado, sino también hace los indígenas”, manifestó.
Recordó que antes del ‘Baguazo’ las comunidades indígenas tenían como consenso el respaldo total hacia una dirigencia nacional, que era el AIDESEP, pero luego se fragmentaron y ahora hay miles de organizaciones altamente distorsionadas que compiten entre sí.
Inclusión y futuro
Para el investigador de Tendiendo Puentes, existe en el Perú una idea del nativo como una persona estancada, que solo caza, recolecta y pesca, “si bien este tipo de indígena existe, es un nativo del pasado”, apunta.
“El nativo del presente busca dialogar con el mundo, vive en una patria y desea amarla. Pero el Estado no lo incluye. Por eso hay que lograr que el Estado nos reconozca, también las empresas, y no hay que dejar de lado que entre nosotros debemos incluir también a nuestra gente”.
Frente a los nativos jóvenes, Shuar Velásquez opina que el Estado y las empresas deben potenciarlos en su educación para ayudarlos a que se empoderen y así logren que sus pueblos lleguen a ser autosuficientes.
Asociación comunidades nativas-empresas
Plantean que población se asocie con empresas. Señalan que legislación ambiental ya no es la misma de los 70, ahora es estricta. Demandan que Estado llegue a zonas alejadas.
Fue en el segundo día del foro, en medio del calor que se atenuaba con la cordialidad de los pobladores de Santa María de Nieva, cuando se produjo la intervención de los empresarios. Les pidieron a las comunidades que arriesguen, así como que estudien la posibilidad de asumir el papel de socios en las inversiones que se realicen en sus localidades.
“Hay que buscar la forma de que ganen el Estado, los privados y las comunidades. Ahora no hay inversión”, aseveró Ernesto Tejeda, presidente de OBRAINSA.
Coincide en señalar que la desconfianza que sienten las comunidades hacia las empresas está cimentada en la carencia del Estado y las malas experiencias que han tenido en el pasado, pues hubo abusos ante la falta de legislación medioambiental en la década del setenta.
Tejeda sostiene que poco a poco las cosas han cambiado en el país, pues ahora se cuenta con normas muy estrictas y lo peor que puede suceder es que sean letra muerta. Enfatizó en que el papel del Estado es que se cumplan las leyes, así como explicarle eso a la población, pues ahora han dejado esa misión a las empresas.
Consideró que antes de que se desarrolle un proyecto en el país como, por ejemplo, una hidroeléctrica o minería, el Estado debe de llegar con salud, educación, así como resolver las carencias de la población.
Nuevos tipos de acuerdo
El presidente de OBRAINSA señala que se están buscando nuevos tipos de acuerdo, que pueden pasar inclusive por asociaciones con las comunidades, pues aportar los bienes implica que se está aportando un activo. “Hay que dar un paso mayor al simple permíteme entrar”.
Explica que se pueden hacer contratos de participación: “Uno lidera el proyecto, pero los beneficios se comparten de una forma determinada (…). Todo tiene un valor y hay que darle ni tanto ni menos de lo que vale”.
Hasta el foro “Propuestas inclusivas de desarrollo para la zona de Bagua y Condorcanqui: Negocios con comunidades nativas”, organizado por Tendiendo Puentes, también llegó Roberto Nesta, empresario del sector metalmecánica. “Como a todos los empresarios, nos interesan los negocios potenciales, por supuesto, pero que tengan posibilidad de éxito. No buscamos negocios fáciles pero sí realizables”, aseveró el gerente general de FIMA.
Les recomendó arriesgarse también en sector minero, que podría sacarlos de la situación en que se encuentran, pues ahora sus riquezas son aprovechadas por ilegales e informales que además deterioran su medio ambiente. “Mi humilde consejo es que tomen riesgos, riesgos calculados pero tómenlos y avancen. Confíen en quienes merecen su confianza”.
Mientras tanto, Germán Echecopar, vinculado al sector agricultura, sugirió la siembra del bambú, así como potenciar los cultivos de cacao. “Siento lo mismo que ustedes cuando tienen un fracaso o la alegría de una buena cosecha”, señaló.
El embajador Vicente Rojas, director del Plan Binacional Perú-Ecuador, señaló que mientras no superemos las diferencias será difícil que saquemos a nuestro país adelante. “No existe país en el mundo que se haya desarrollado sin la participación del sector privado”, anotó.
OBRAINSA ha iniciado el diálogo con comunidades en busca de trabajar en el sector forestal. Los impuestos dejados de pagar al fisco por los extractores ilegales de oro superarían los S/500 millones.
Trabajo del Estado
El presidente del directorio de OBRAINSA, Ernesto Tejeda Moscoso, cree que se deben buscar nuevas maneras de negociar con los pueblos indígenas. Pero antes de comenzar un proyecto, el Estado debe resolver las carencias de la población.
Señala que se están buscando nuevos tipos de acuerdo con los pueblos indígenas, que pueden pasar inclusive por asociaciones con las comunidades, pues aportar los bienes implica que se está aportando un activo. “Hay que dar un paso mayor al simple permíteme entrar y te doy un simple canon o trabajo”.
Explica que se pueden hacer contratos de participación. “Uno lidera el proyecto, pero los beneficios se comparten de una forma determinada (…). Todo tiene un valor y hay que darle ni tanto ni menos de lo que vale”.
Por otro lado señala que la desconfianza que sienten las comunidades nativas hacia las empresas está cimentada en la carencia del Estado y las malas experiencias que han tenido en el pasado, pues hubo abusos ante la falta de legislación medioambiental en la década del setenta.
Tejeda sostiene que poco a poco las cosas han cambiado en el país, pues ahora se cuenta con normas muy estrictas y lo peor que puede suceder es que sean letra muerta. Enfatizó en que el papel del Estado es que se cumplan las leyes, así como explicarle eso a las comunidades nativas, pues ahora se ha dejado esa misión a las empresas.
Consideró que antes de que se desarrolle un proyecto en el país como, por ejemplo, una hidroeléctrica o minería, el Estado debe de llegar con salud, educación, así como resolver las carencias de la población.Adaptar la educación a la realidad de la selva
Uno de los principales cuestionamientos que surgió fue sobre el papel que cumple el Estado en las comunidades nativas. “Se habla de inclusión social, (pero) nosotros no hemos tenido la misma oportunidad que la población de la costa y de la sierra”, afirmó Ambrosio Jaín.
Todos los representantes de las comunidades nativas coincidieron en señalar que hace falta una educación de calidad para los niños y jóvenes.
Eso motivó que una de las ponencias que generó el mayor número de consultas fue el del representante de Beca 18, Juan Carlos Barinotto, quien informó que hasta el momento la han obtenido 15 jóvenes de Condorcanqui.
La conclusión general es que tenía que adaptarse a la realidad de las comunidades, así como todo el sistema educativo.
Durante el foro también participó por parte del Estado Juan Raúl Zegarra, del Senasa, quien destacó la necesidad de controlar las pestes y enfermedades de los animales menores de corral y presentó el Plan de Postas Unidas que permitirá mejorar la seguridad alimentaria.
Mientras que Percy Villacrez, del Fondo de Inversión en Telecomunicaciones, se comprometía a que el fondo pueda desarrollar mayores obras en Amazonas.
Seguridad
Rubén Gambarini, director del Proyecto de Seguridad de Vigilancia Amazónica, destacó que pondrán en marcha el módulo de vigilancia aeroespacial con la finalidad de detectar y controlar mediante radares actividades ilegales como narcotráfico y tala ilegal. Así como corroborar el avance de obras.
Explicó que la implementación tomará unos cinco años a partir de la firma del contrato y los resultados se podrían ver a partir del primer año de ejecución.
Pacific Rubiales
La tensión se hizo evidente cuando el moderador del evento y socio de Tendiendo Puentes, Carlos Samamé, anunció la presentación de Carlos Mora, gerente de Responsabilidad Social y Ambiental de Pacific Rubiales.
Esta compañía se asoció con Maurel & Prom, con la finalidad de explorar el lote 116 en la selva. Si bien Mora señala que tienen un acuerdo con la comunidad nativa Kashap para realizar la exploración, existen comunidades cercanas al proyecto que también buscan algún tipo de acercamiento, así como las que se oponen.
Mora sostuvo que las posibilidades de que se produzca contaminación son poco probables, tras señalar que ahora los mecanismos de control no solo provienen del Estado sino de las propias comunidades.
Agregó que su papel no es la de reemplazar al Estado, sino de buscar tener un proceso de alianza con las comunidades y entidades públicas para facilitar la presencia del Estado, que aveces, no llega por falta de recursos.
Poco después fue el turno de Luis Suárez, gerente de operaciones del oleoducto de Petroperú, que precisamente se alista para tomar el Lote 64, obra dejada por Talisman, que sufre la oposición de un sector de las comunidades.
“Las normas ambientales han cambiado, la mayoría de las obras están sujetas a programadas de remediación”. Además, señaló que están impulsando en el Congreso para que a Petroperú también se le incluya como al resto de empresas privadas, para poder desarrollar la modalidad de obras por impuestos. “Los impuestos que pagamos van directamente al MEF y es que nuestro interés es que parte de esos impuestos sean desplegados en las zonas donde operamos”, anotó.
Tendiendo puentes
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