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Lo acontecido con el ex embajador Nicolás Lynch, quien le otorgó audiencia en la embajada peruana en Argentina a los representantes del Movadef, debería ser una voz de alarma para que a futuro el presidente de la República tome precauciones antes de nombrar a sus representantes políticos en el extranjero.
El señor Lynch trató de justificar la audiencia a los defensores de Sendero Luminoso bajo el pretexto de que “él no está para juzgarlos”, de que la embajada peruana en Argentina es “la casa de todos los peruanos” y de que no se le puede culpar por tan solo recibir una carta. Una pena que el ex funcionario no haya sido consciente de la verdadera naturaleza de su cargo, que es, claramente, mucho más que una mesa de partes del Estado Peruano en Argentina: todo embajador es el representante político del presidente en el país donde desempeña sus funciones. Por eso, así como sería censurable que el señor Ollanta Humala recibiese a los representantes del Movadef en Palacio de Gobierno como si fueran interlocutores válidos de nuestra democracia, lo es también que el señor Lynch le haya dado audiencia en su embajada.
El Movadef, no lo olvidemos, es un organismo de fachada de Sendero Luminoso que pretende que se saque de prisión a Abimael Guzmán presentándolo en el exterior como un preso político. ¿Es que acaso el señor Lynch no sabe, no puede o no quiere distinguir entre movimientos políticos que son auténticamente democráticos y agrupaciones que, como el Movadef, pretenden destruir y socavar la democracia y sus principios? ¿O cree que los peruanos consentiríamos que el Gobierno que él representaba hasta ayer se debería sentar a dialogar con los enviados de aquel grupo responsable de las muertes de miles de nuestros compatriotas?
Las responsabilidades que se derivan de toda esta extraña situación, por otro lado, no solo comprometen al ex embajador. Y es que su evidentemente erróneo comportamiento mereció que se ordenara su reemplazo desde el momento en que informó sobre dicha reunión en enero. Por eso, llama la atención la inacción de nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores que, al menos, debió instruir inmediatamente a nuestras delegaciones diplomáticas en lo obvio, para que sus embajadores y demás funcionarios no se reunieran con los representantes del Movadef o agrupaciones similares y reaccionaran cada vez que en los países donde opera esta agrupación prosenderista se quiera sorprender a la opinión pública a través de un discurso mentiroso, como aquel de que ‘Gonzalo’ es un prisionero político.
¿Qué sucede? ¿Acaso para la cancillería no queda muy claro que nuestros embajadores deben salir a defender la democracia y desmentir un discurso que deforma la realidad? Realmente llama la atención esta falta de reacción en defensa de lo más sagrado que tiene el Perú, el derecho de nuestro pueblo a vivir en libertad y democracia plena, una libertad y una democracia que fueron ferozmente agredidas por las huestes de Sendero Luminoso.
El Gobierno, por lo menos, tuvo una reacción correcta, aunque tardía, formalizando de manera inmediata la renuncia del señor Lynch, impartiendo “nuevas y rigurosas instrucciones” a sus embajadas de oponerse a las campañas del Movadef y disponiendo que sus representantes “eviten toda interlocución con dicha organización”. Ojalá que, por lo menos, este incidente sirva para que el Gobierno inicie una estrategia política agresiva en el exterior y desenmascare ante la opinión pública internacional al Movadef, mostrándolo como lo que realmente es: la careta del movimiento terrorista más sanguinario que ha conocido el Perú.
Finalmente, solo queda recordarle al señor Lynch que, muy a su pesar, los peruanos no tenemos por qué compartir nuestra casa –aquí o en el extranjero– con los representantes de un grupo de asesinos que desprecian nuestra vida y nuestra libertad. Detrás del rechazo a su actuar como embajador –a diferencia de lo que él y otros quieren hacer creer– no existe una persecución ideológica. Lo que hay es la legítima preocupación como bien ha resumido el ex alcalde de izquierda de Villa El Salvador y víctima del terrorismo Michel Azcueta: Que si el Gobierno no respondiera al Movadef, “todos los peruanos lo pagaríamos”.
Fuente: Editorial Diario El Comercio.
Nicolás Lynch dijo que “la derecha bruta y achorada” ha montado una “caza de brujas” para “sacar del medio a algunos peruanos y quedarse solos en la escena política”.
Lynch advirtió que existe una derecha radical que usa el tema de “Sendero Luminoso para conseguir una hegemonía ideológica y política en el país y afirmar su modelo neoliberal”.
Consideró, además, que el gobierno de Ollanta Humala se ha debilitado seriamente, y esto se observa por la falta de reformas fundamentales.
“Sendero Luminoso se ha convertido en un negocio en el Perú, en un negocio político de la derecha peruana”, manifestó en entrevista a un diario local.
Aseguró que su salida de la Embajada argentina no responde a una labor cuestionable, ya que ha sido felicitado tanto por el canciller Rafael Roncagliolo como por el presidente de la República, Ollanta Humala, sino por la fuerza de este “poder mediático” promovido por la derecha extrema.
“He sido reiteradamente felicitado por el canciller Roncagliolo por mi ejecución eficiente, leal, honorable de las políticas que me han señalado el presidente y el canciller. Porque me lo han señalado directamente. Ese no es el tema; el tema es que se ha desarrollado en el país un poder mediático que tiene veto sobre las políticas públicas”, insistió.
Asimismo, Lynch reiteró que, un día después de recibir al MOVADEF -hecho ocurrido el 17 de enero de este año– envió a la Cancillería un cable informativo con la carta que le entregaron los miembros de este grupo subversivo.
En tanto, el segundo vicepresidente del Congreso, Juan Carlos Eguren (APGC), calificó de “poco elegante, poco digna y poco leal” la carta de renuncia de Lynch. “En lugar de asumir responsabilidades, no solo obvia las suyas, sino que echa la culpa a otros”, declaró.
A su turno, los congresistas Carlos Tubino y Víctor Andrés García Belaunde criticaron que el exfuncionario alegara que recibió al MOVADEF porque la embajada es la casa de todos los peruanos.
“Fue una frase muy mala. La embajada es la casa del Estado Peruano, no es la casa de todos los peruanos”, anotó el parlamentario de Acción Popular.
El experto en temas protocolares y actual regidor de la Municipalidad de Lima, Fernán Altuve, subrayó que la política de los embajadores debe ser acorde a la que propone el Gobierno que los designa. En ese sentido, explicó, el renunciante Nicolás Lynch rompió el correlato con la lucha antiterrorista que plantea el Estado al recibir dentro de la embajada peruana en Argentina a los miembros del MOVADEF. “Ellos pueden recibir a quien les parezca pero obviamente esto debe guardar relación con la política del Gobierno y aquí hay una distorsión”, dijo.
No obstante, Altuve fue enfático en indicar que Lynch cumplió con dar cuenta de su reunión a la Cancillería después de la primera cita, de la segunda, y “hasta noviembre no recibió sanción alguna”. “Eso quiere decir que la reunión no fue mal vista sino hasta que se difundió en los medios. En todo caso, existió un ocultamiento de información en Torre Tagle”, acotó a elcomercio.pe.
Sobre el particular, Fernán Altuve remarcó la necesidad de que el ministro de Relaciones Exteriores exponga qué sucedió con la información proporcionada por Lynch desde el momento de la sesión inicial con los integrantes del brazo legal de Sendero Luminoso.
En esta misma línea, Nicolás Lynch comentó en una entrevista televisiva que de haber tenido una directiva explícita, tras haber comunicado la actividad en cuestión, “la hubiera cumplido”.
“Comuniqué inmediatamente después de la primera reunión con MOVADEF, en enero, y después de la segunda, en marzo, que fue con pintas. Nadie en Cancillería me dijo que había sido un error”, señaló el ex embajador de Perú en Argentina, Nicolás Lynch.
El ex ministro de Relaciones Exteriores y agente peruano ante el tribunal de La Haya, José Antonio García Belaunde, declaró a un diario local que si él hubiese estado en lugar de Nicolás Lynch, ex embajador peruano en Argentina, no hubiese recibido a representantes del Movimiento por Amnistía y Derechos Fundamentales (Movadef); simpatizantes de Sendero Luminoso. Consideró, además, que el tema queda zanjado tras la renuncia del diplomático.
“(Que el presidente acepte la renuncia) es lo que correspondía frente a una situación política muy difícil, un embajador no está para crear problemas al Gobierno”, declaró a El Comercio. Añadió que Lynch tuvo una responsabilidad que ya asumió y, por eso, el ministro de RREE, Rafael Roncagliolo, no debe dejar el cargo.
De igual modo se pronunció sobre la campaña de Movadef en otros países para exigir la libertad de Abimael Guzmán, líder de Sendero Luminoso, por lo cual debe haber “una contundente estrategia comunicacional adoptada por el Estado” antes de que sea “demasiado tarde”.
Sobre el apoyo de Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz, a los presos por terrorismo –a los que se refirió como “presos políticos”, consideró que el intelectual está “desinformado”.
Urgente destitución
Por Gabriel García Pike
Como embajador del Perú, no puedo aceptar las excusas que ha esgrimido nuestro embajador político en la Argentina para justificar lo injustificable. Aquí se presentan dos errores absolutamente claros: uno, la impericia o, mejor dicho, la actitud del señor Lynch al recibir a los miembros del movimiento MOVADEF; y otro, la insensibilidad de la actual dirigencia de nuestra Cancillería, al no reaccionar ante la información enviada por este embajador en el sentido de que había recibido a los activistas de esa organización terrorista. Con respecto al primero de los errores, no es de ninguna manera justificable, pues todos los embajadores, cuando estamos a cargo de una Misión Diplomática, tenemos que seguir instrucciones muy precisas impartidas por la Cancillería, y nosotros tenemos muy en claro lo que podemos hacer y lo que no. En nuestra profesión no existe el libre albedrío; nuestro deber es la defensa del Estado Peruano, su Constitución y sus ciudadanos. Los embajadores no estamos para recibir y dar acogida a ningún movimiento terrorista, y menos cuando la posición del gobierno ha sido muy clara en dicho sentido, por lo que el mencionado embajador realmente extralimitó sus funciones tratando de esgrimir la excusa de que estaba para recibir a todos los peruanos. Señores, en política no hay coincidencias, lo que resulta es que este embajador político es participante de movimientos políticos de izquierda y por lo tanto tiene un doble lenguaje y, en ese sentido, es responsabilidad absoluta del gobierno el haber realizado dicho nombramiento en una persona en la que no se tenía ni la certeza ni la seguridad de cómo iría a ser su accionar al profesar una ideología diferente a la del gobierno. Los resultados de ello los tenemos ahora. Qué podemos reclamarle al Premio Nobel de la Paz argentino si el propio embajador del Perú recibía a los representantes de los terroristas. El señor Lynch no puede argumentar una excusa cuando se trata de personas que representan a los mayores genocidas de nuestra historia. En segundo lugar, el accionar de nuestra Cancillería. También absolutamente reprochable y cuestionable. Al haber tomado conocimiento del informe enviado por el embajador político Lynch, debió haber reaccionado inmediatamente. Por cuestiones de menor importancia se ha cesado a otros funcionarios. Aquí no pasó nada, es decir, una insensibilidad no aceptable en un caso como este. Por lo tanto, hay una responsabilidad que le incumbe directamente al responsable político de la Cancillería. ¿Qué pensaba el señor ministro? ¿Que el asunto pasaría por aguas tibias y nunca nos enteraríamos? Y si el ministro no estaba enterado de lo sucedido, entonces hay otros funcionarios que tendrán que asumir esa responsabilidad, pero algo así no puede ser aceptado. Que la izquierda no venga a decir ahora que es necesario proteger a la cabeza de Torre Tagle porque nos encontramos ad portas del proceso de La Haya. Para ello hay un equipo que ha estructurado la defensa de la posición peruana, y el cambio, si este se produjera, no tiene por qué afectar en lo absoluto nuestra posición. Ya son muchos desaciertos en el manejo de nuestra política exterior. Se impone un recambio.
Lima para los decentes
Inspectoría del municipio de Lima investiga el caso de dos regidores de Fuerza Social, quienes presuntamente formaron empresas familiares para participar de forma irregular en la adjudicación de rutas de los corredores viales de la capital.
El presidente de Fuerza Social y asesor de la comuna, Gustavo Guerra García, dijo que hace dos meses en su agrupación se enteraron de esta situación, y de inmediato el caso pasó a ser visto por la mencionada instancia edil.
Según un informe periodístico, los regidores Luis Valer y Cayo Tito fueron denunciados por, supuestamente, haber formado empresas familiares para participar en el concurso de rutas de transporte la Municipalidad de Lima.
Al respecto, Guerra García señaló que Inspectoría de la comuna ha respondido que hasta el momento no ha encontrado elementos suficientes para formular una denuncia formal ante el Ministerio Público.
Los referidos regidores han sido suspendidos de la militancia de Fuerza Social (FS) hasta que duren las investigaciones, pero siguen como regidores de la comuna metropolitana.
El programa Cuarto Poder, de América TV, mostró registros de la constitución de las referidas empresas para, presuntamente, participar en la licitación de los nuevos corredores que prepara la gestión de la alcaldesa capitalina Susana Villarán.
Durante el citado informe, Cayo Tito admitió que, si bien ni él ni su familia tienen experiencia en el transporte, no está prohibido que sus familiares participen en la licitación.
Fuente: Agencia Andina de Noticias, Radio Programas del Perú, Diarios La República, Perú21 y Correo.