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Crítica de filmografía

Hispanoamérica: canto de vida y esperanza

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Por Jaime Vargas-Zúñiga
Es una película documental que aporta una visión rigurosa sobre el nacimiento y el desarrollo de la Monarquía Hispánica en América a través de los testimonios de numerosos historiadores y expertos de ambos lados del Atlántico, intercalados con el esplendor visual del patrimonio artístico de trescientos años de Historia compartida.

¿Por qué ver “Hispanoamérica: canto de vida y esperanza”?

Trascendiendo las distintas posiciones políticas e ideológicas, numerosos historiadores, intelectuales y artistas explican la Historia compartida de la Hispanidad, buscando la verdad que nos une y poniendo en valor ese legado común.
Se hace un recorrido visual por el patrimonio arquitectónico, pictórico y escultórico acompañado por una banda sonora excepcional en un ejercicio de ensalzamiento del Barroco y del alma.
Está dirigida por José Luis López-Linares, distinguido con la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes 2023 y uno de los mayores exponentes del cine documental español. Su filmografía está galardonada con tres Premios Goya. Su última película, España: La Primera Globalización, fue la película documental más vista del 2021. Según el director: «Hispanoamérica es la película más bonita que he hecho en mi vida».
Porque se afianza en la esperanza y en la reconciliación, y eso ya merece la pena. Se podrá coincidir más o menos con la propuesta, pero conviene verla antes de opinar. Y en cualquier caso, siempre invita a la reflexión, algo que nunca está de más.

Para pensar

América no se entiende sin España y España no se entiende sin América. Los hispanoamericanos tenemos tanto en común: la lengua, la cultura, una misma fe, los valores y principios rectores de la vida… La Hispanidad –en su heterogeneidad barroca y compleja– nos une a todos, con sus luces y con sus sombras, con sus avances y con sus errores. Ojalá sigamos estrechando vínculos entre hispanoamericanos. ¿Hoy por hoy, nos fijamos más en los vínculos o en las diferencias?
Aunque sea un concepto que no se utiliza en todas las latitudes, la Hispanidad fue –y quizás sigue siendo– un proyecto de civilización global que trajo elementos aparejados: la riqueza de la diversidad, el encuentro y la unión entre distintos, la fusión y preservación de culturas, la evangelización y la transmisión de la religión cristiana. ¿Con qué parte de la Historia nos solemos quedar? ¿Cómo comprendemos lo global?
Destaca el papel de la Iglesia –y en especial, el de la Compañía de Jesús– al dar sentido y rumbo espiritual a esta realidad en América. Los jesuitas fueron portadores de la Buena Nueva y fundadores de iglesias, misiones, hospitales y universidades. ¿Cuál es el rol de la Iglesia hoy? ¿Cuál crees que debería ser?
Hispanoamérica es un canto de vida y esperanza. Ante nacionalismos exacerbados, presentismos o el líquido relativismo, la propuesta que subyace puede ser guía en el mundo de hoy: preservar los valores colectivos, actuar movidos por profundas convicciones de fe, vivir con una alegría e ilusión características, promover la igualdad y la unión en la multiplicidad y construir una sociedad universal más humana y fraternal. ¿Nuestro mundo aviva la esperanza o el resentimiento? ¿Y nosotros?

Alain Delon

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Diez películas inolvidables

– “A pleno sol” (1960)
Este filme de René Clément es una adaptación de la novela “El talento de Mr. Ripley”, de la estadounidense Patricia Highsmith. Delon, quien para entonces todavía no era una estrella, interpreta a Tom Ripley, un personaje maquiavélico que mata a un hombre adinerado para robarle su identidad. Un ‘remake’ hollywoodiano fue rodado en 1999 (“El talento de Mr. Ripley”).
– “Rocco y sus hermanos” (1960)
Un clásico del neorrealismo italiano. Gracias a este melodrama de Luchino Visconti, quien estaba fascinado por Delon, el actor se dio a conocer más allá de las fronteras de Francia.
La película narra los sinsabores de la vida de Rosaria y sus cuatro hijos que huyen de la miseria del sur de Italia hacia Milán. Obtuvo el León de Plata en la Mostra de Venecia.El director de cine Luchino Visconti (a la derecha) da indicaciones a los actores Claudia Cardinale y Alain Delon durante el rodaje de 'El gato pardo' de 1963.– “El gatopardo” (1963)
Adaptado de la novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, este filme de época de Visconti obtuvo la Palma de Oro del Festival de Cannes.
Narra el declive de la aristocracia en los años 1860 e incluye una escena de baile legendaria. Delon encarna la elegancia con su fino bigote y la raya hacia un lado. La pareja que forma con Claudia Cardinale entra en la historia del cine.
– “El silencio de un hombre”(1967) –
Esta primera colaboración con Jean-Pierre Melville es una de las obras maestras de la filmografía del actor, quien encarna al asesino solitario Jef Costello.
Inexpresivo y obsesionado por el control, con su mirada fría, su impermeable y sombrero: ese es el personaje mítico que encarna Delon.
La colaboración Delon-Melville dio lugar a otra obra maestra, “Círculo rojo” (1970).
– “La piscina” (1969)
A medio camino entre el género policíaco y el drama, esta cinta de Jacques Deray, de un erotismo ardiente, marcó el reencuentro entre Delon y Romy Schneider, con quien había formado una famosa pareja en la vida real. Aunque no volvieron a unirse sentimentalmente, la carrera de ella, entonces en declive, volvió a despegar.
La pareja frecuenta esa piscina de la Costa Azul, pero también Maurice Ronet y Jane Birkin. Delon dijo más tarde: “Esta película no puedo verla de nuevo. Es demasiado doloroso volver a ver a Romy y a Maurice reír a carcajadas”, dijo en alusión a los actores entonces ya fallecidos.El actor francés Alain Delon da un corto paseo durante una pasua del rodaje de 'Los sicilianos', en el centro de Roma, el 27 de marzo de 1969.– “El clan de los sicilianos” (1969)
El filme policíaco de Henri Verneuil hizo coincidir a tres estrellas del cine francés: Delon, Jean Gabin y Lino Ventura. Una escena de sutil erotismo entró en los anales de la historia del celuloide: cuando el apuesto Delon mata a una anguila que acaba de pescar golpeándola sobre las rocas, bajo la mirada de la actriz Irina Demick que se broncea desnuda.
– “El otro señor Klein” (1976)
Hay tantas cosas mías en este filme: mi amor por los cuadros, la relación ambigua con la gente, esta especie de juego en el que soy el señor Klein sin saber por qué“, afirmó el actor.
En esta película de Joseph Losey, Delon encarna a Robert Klein, un rico comerciante de arte que en 1942 compra unas obras que pertenecían a judíos.Alain Delon es condecorado con la Legión de Honor por el presidente François Mitterrand en el Elíseo, el 21 de febrero de 1991.El cartel con el rostro de Delon enmarcado en una estrella amarilla chocó al público de la época. El filme se fue con las manos vacías del Festival de Cannes, antes de ser presentado en copia restaurada en 2019, durante la entrega de la Palma de Honor al actor, entonces de 83 años.
– “El derecho a matar” (1980)
Dirigida por Jacques Deray, esta película abre una serie de cintas policíacas populares que Delon encadenó en los años 1980, con más o menos éxito. De calidad desigual, estos filmes permitieron a Delon darse a conocer a una generación más joven gracias a sus redifusiones televisivas.
– “Habitaciones separadas” (1984)
Delon solo obtuvo un César al mejor actor (los Óscar franceses), por su papel en esta comedia dramática de Bertrand Blier sobre el encuentro a bordo de un tren de Robert, un cuarentañero hastiado, y Donatienne, una joven desengañada (Nathalie Baye).
Aunque la cinta no entusiasmó al público, la crítica saludó la apuesta arriesgada de Delon, interpretando a un personaje frágil, alcohólico, muy lejos del hombre fuerte de sus anteriores papeles. Presentación en los estudios alicantinos de la Ciudad de la Luz la tercera entrega de las aventuras cinematográficas 'Astérix en los Juegos Olímpicos', de Fréderic Forestier y Thomas Langmann en 2006. Los actores, de izquierda a derecha, Gérard Depardieu, Mónica Cruz, Alain Delon, Vanessa Hessler y Stéphane Rousseau. – “Astérix en los Juegos Olímpicos” (2008)
Secundario en la filmografía de Delon, este filme es sobre todo simbólico. El actor, burlado a menudo en Francia por su ego sobredimensionado y su costumbre de hablar de él en tercera persona, se reía por una vez de si mismo en su rol de Julio César.El actor Alain Delon en un fotograma del largometraje 'Astérix y los Juegos Olímpicos'.

César ha tenido éxito en todo, lo ha conquistado todo, es un gatopardo, un samurái, no cuenta nada a nadie, ni a Rocco ni a sus hermanos, ni al clan de los sicilianos (…) ¡Ave yo!“, exclama en la cinta.
Fuente: Diario Perú21.

Vaguito versus Chabuca

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Animalistas llevan la delantera

La conmovedora película ‘Vaguito: te esperaré en la orilla’ ha capturado la atención del público a nivel nacional, convirtiéndose en un fenómeno en las salas de cine y redes sociales. La cinta, que explora la profunda conexión entre un perro y su dueño, un pescador de Punta Negra, fallecido, fue comparada con la emotiva historia de ‘Hachiko’, por su poderoso mensaje sobre la lealtad y el amor incondicional.
La producción nacional ha contado con la participación de actores como Fiorella Rodríguez, Julián Legaspi, Fernando Arze y marca el debut cinematográfico de Daniela Darcourt.

Nuestro Lassie peruano

Se realizó una función especial en el Cinemark Jockey Plaza para recolectar alimentos para perros sin hogar, colaborando con la fundación Vaguitos de 4 Patas. Esta iniciativa refleja el compromiso de los creadores de la película con el bienestar animal, contando además con el apoyo de Laboratorios Portugal entre otros patrocinadores. Los espectadores pueden disfrutarla en cadenas de cine como Cineplanet, Cinemark y Cinepolis a nivel nacional.
Fuente: Infobae.com

«Vaguito, te esperaré en la orilla», es una  historia que celebra el amor incondicional entre humanos y mascotas

“Vaguito”, la película inspirada en la historia de un perrito que espera a su dueño fallecido, superó en número de espectadores a “Chabuca”, que tiene como protagonista a Ernesto Pimentel.
Fue  vista por más de 100 mil personas en pantalla grande y se convierte en la película preferida de los amantes del setimo arte.
La película sigue la conmovedora historia sobre la fidelidad entre un hombre y su perro, que lo espera fielmente junto al mar, bajo la dirección de Alex Hidalgo, esta producción peruana lidera la taquilla nacional.
«Vaguito, te esperaré en la orilla», una historia que celebra el amor incondicional entre humanos y mascotas. refleja el compromiso de la producción con el bienestar animal y ofrece a los espectadores la oportunidad de marcar una diferencia tangible en la vida de los animales necesitados.
En marzo de 2022, se viralizó en redes sociales nacionales e internacionales una conmovedora historia acerca de un perro llamado Vaguito, quien esperaba junto al mar el regreso de su dueño fallecido. La historia atrajo la atención de medios digitales de más de 30 países, siendo comparada con la famosa película «Siempre a tu lado».
A raíz de esta situación, surgió la idea de llevar la historia de Vaguito a la pantalla grande y hacer conciencia sobre el abandono de animales y la importancia del amor incondicional entre mascotas y seres humanos.
Las películas con temática de perros han sido populares a lo largo de los años, debido a sus entrañables personajes y emocionantes historias, y se espera que la historia de Vaguito sea igual de exitosa en la concientización sobre el abandono animal.
Elenco de la película dirigida por Alex Hidalgo:

  • Julián Legaspi (PANCHO).
  • Fernando Arze (SANTINO)
  • Fiorella Rodriguez (MARINA)
  • Gina Palma (CRISTEL)
  • Daniela Darcourt (LOLA)

Fuente: Agendapais.com

Father Stu

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PROVIDENCIA Y VOCACIÓN EN LA PELÍCULA “FATHER STU

Por Robert Barron, fundador de Word on Fire Catholic Ministries y obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Los Ángeles.
La nueva película de Mark Wahlberg, “Father Stu”, es una de las más interesantes, desde el punto de vista teológico, que ha salido en mucho tiempo. Considera algunos de los temas más espinosos y desconcertantes de la ciencia sagrada, incluida la naturaleza de la vocación, el propósito del sufrimiento en el plan divino, el papel de la intervención sobrenatural, la dinámica de la redención y, quizás más a fondo, el misterio de la providencia de Dios. En este artículo me gustaría decir algunas cosas simples sobre el primero y el último de estos motivos.
Tomemos primero la providencia. He argumentado durante años que la mayoría de las personas en el mundo moderno son funcionalmente deístas en su comprensión de Dios. Esto significa que lo consideran una causa lejana, importante tal vez en la fundación del universo, pero ahora esencialmente ajeno a su creación. Esta podría haber sido la perspectiva filosófica de las mentes líderes del siglo dieciocho, pero ciertamente no es la perspectiva de los autores de la Biblia. Para los escritores de la Torá, para Isaías, Jeremías, Ezequiel, Pedro, Juan y Pablo, Dios está implicado personal y apasionadamente en su creación, especialmente en los asuntos de los seres humanos. El Dios de Israel empuja, jala, engatusa, corrige, castiga, dirige y atrae a sus amigos humanos hacia la plenitud de la vida. El Salmo 139 da expresión clásica a esta intuición bíblica: “Señor, tú me sondeas y me conoces. Tú sabes si me siento o me levanto; de lejos percibes lo que pienso, te das cuenta si camino o si descanso, y todos mis pasos te son familiares. Antes que la palabra esté en mi lengua, tú, Señor, la conoces plenamente; me rodeas por detrás y por delante y tienes puesta tu mano sobre mí” (Sal 139, 1–5).
La película de Wahlberg cuenta la improbable historia de Stuart Long, un boxeador agotado de Montana que trató de abrirse camino en Hollywood y terminó, para gran sorpresa de todos, incluida la suya, como un sacerdote católico. El viaje comenzó en la tienda de comestibles de Los Ángeles donde Stu trabajaba como empleado. Vio a una mujer hermosa y se enamoró. Al preguntar por ella, descubrió que era una asistente fiel a la parroquia católica local, por lo que un domingo, Stu fue a Misa. No era católico, ni siquiera creyente, no tenía idea de qué hacer o decir en la liturgia, pero estaba decidido a conocerla. Después de un cortejo incómodo, le informó francamente al boxeador que nunca consideraría salir con alguien que no estuviera bautizado. Y así, con una motivación decididamente imperfecta, Stu ingresó al programa RICA y recibió el bautismo. De acuerdo con la teología católica, el sacramento tuvo un efecto verdaderamente eficaz en Stu, despertando y profundizando su fe, y finalmente lo preparó para enfrentar una terrible prueba. Un accidente en motocicleta, representado en la película con un realismo aterrador, lo dejó postrado en cama durante meses, pero su fe católica y el apoyo de su novia lo sostuvieron. Con el tiempo se dio cuenta de que Dios quería que fuera sacerdote.
No analizaré más los detalles de la historia, pero baste decir que, incluso cuando Stu estaba planeando una vida de estrella cinematográfica y matrimonio, Dios le deparaba algo completamente diferente. El Señor del universo estaba tan interesado en el ex boxeador de Helena que, con pasos cuidadosos, lo condujo, primero a la Iglesia, luego a la fe y finalmente al sacerdocio. Me pregunto cuántos cristianos devotos creen genuinamente que Dios está tan interesado en ellos que supervisa sus vidas, a los atrae a través de su libertad en todo momento.
Tomás de Aquino dijo, de manera bastante simple, que la providencia de Dios “se extiende a los detalles”, lo que implica que Él conoce y guía a cada uno individualmente. San Pablo les dijo a los Efesios que “A aquel que es capaz de hacer infinitamente más de lo que podemos pedir o pensar, por el poder que obra en nosotros” (Efesios 3, 20).
Cómo cambiaría nuestra vida si aprendiéramos a confiar en ese poder y a estar atentos a las señales de su providencia.
Un tema profundamente relacionado con la providencia es el de la vocación o llamado. Nuestra cultura privilegia en gran medida los derechos, la libertad y las prerrogativas del individuo. Celebramos, en consecuencia, a aquellas personas que se oponen a las expectativas de sus familias, amigos o tradiciones y toman sus propias decisiones, siguiendo su propio camino elegido. Pero esto es repugnante para la Biblia. Los autores de las Escrituras no están interesados en la autodeterminación, sino en el proceso por el cual una persona despierta al llamado de Dios. Celebran a aquellos que representan, no el ego-drama, sino el teo-drama, que se atienden, no a su voz, sino a la de Dios. Además, saben que la llamada de Dios, una vez discernida, es prácticamente irresistible. Después de que alguien sabe lo que Dios quiere para él, hará cualquier cosa, superará cualquier obstáculo, enfrentará cualquier oposición y seguirá esa directriz divina. Piense en Abraham, Jacobo, Moisés, David, Jeremías o Pablo como ejemplos bíblicos de este principio. Stuart Long pertenece, a su manera, a esa gran tradición, pues habiendo discernido que Dios quería que fuera sacerdote, enfrentó la oposición de sus padres, su novia, mucha gente de su parroquia, el rector del seminario e incluso algunos de sus compañeros de seminario. Además, se mantuvo fiel a su vocación cuando padeció la enfermedad muscular degenerativa que eventualmente lo mataría. “¡Aquí estoy: envíame!” (Is 6, 8), dijo el profeta Isaías, y el Padre Stu dijo lo mismo.
Me pregunto, de nuevo, cuántos cristianos devotos entienden que el discernimiento de su vocación es el movimiento psicológico y espiritual más importante que jamás harán; que cualquier otra decisión que tomen en sus vidas es secundaria. Y me pregunto, ¿cuántos han experimentado el gozo y la emoción absolutos de rendirse al llamado de Dios? Lo que percibí, especialmente en la segunda mitad de “Father Stu”, es cómo este hombre, a pesar de todo, conservaba el gozo de saber que estaba cooperando con un propósito divino. Esa es la alegría que, como dice la Biblia, nadie te puede quitar (Jn 16, 22).
Si desean ver una promulgación concreta y contemporánea de estos dos grandes principios bíblicos, ver “Father Stu” es lo menos malo que podrían hacer.
Fuente: FAITH Magazine of the Catholic Diocese of Lansing. El artículo apareció originalmente en Wordonfire.org Junio 2022.

El verdadero Stuart Long el día de su ordenación, ya golpeado por la enfermedad. Sería sacerdote 7 años, moriría en 2014.

«El milagro del padre Stu» es una historia de padres e hijos, incluyendo los del Cielo, y su llamada

Por Pablo J. Ginés– Religionenlibertad.com
El actor protagonista es Mark Walhberg, que es quien se empeñó en que la película se hiciera y quien ha puesto buena parte del dinero. La otra personalidad detrás de esta historia es Mel Gibson, que interpreta al hosco padre de Stu y que parece estar detrás de muchos guiños e incluso simbolismos espirituales del filme. Por último, tenemos a Rosalind Ross, que es la guionista -veterana- y directora -por primera vez-, además de ser la pareja sentimental de Gibson desde hace 8 años, con quien tiene un hijo común. Los dos primeros son católicos de los que rezan, van a misa, pecan y se confiesan (es decir, católicos) pero Rosalind no es católica.
Viendo la película uno tiene la sensación de que detrás hay 4 mentes distintas: las de los tres cineastas, y la del verdadero padre Stu, que murió hace años, pero que a través de esta historia logró su objetivo de llegar a Hollywood. Hay afinidad entre estas cuatro mentes, pero aún así tantas aportaciones afectan al ritmo con algunos desequilibrios, especialmente en el último tercio del filme.

Con toques de humor y buena música country, se trata de una historia sobre padres e hijos, incluyendo el Padre en el Cielo y los hijos llamados al Cielo. También de padres e hijos que aprenden a amarse desde la experiencia transformadora de la vulnerabilidad y la fe. Puede ayudar a reflexionar sobre la vocación (sacerdotal, matrimonial o familiar). No hay escenas realmente inadecuadas para menores, pero ni niños ni adolescentes entenderán la película; sus temas son adultos y serios.
La historia real de Stuart Long
Stuart Long murió en 2014 con 50 años de una enfermedad degenerativa. Fue sacerdote 7 años, buena parte en silla de ruedas, acompañado por parroquianos de Montana y otros enfermos. Antes, fue muchas otras cosas. Para empezar, un chico herido: cuando tenía 9 años, murió su hermano de 5. La película recoge en parte esta herida por el hermano e hijo ausente en la familia.
Mark Wahlberg como Stu Long en su época conflictiva con la policía.
Musculoso y veinteañero, fue jugador de futbol americano, luchador de lucha libre y después boxeador con ambiciones profesionales. Tenía mucho sentido del humor, atraía a la gente, a veces la convencía, otras veces simplemente ganaba discusiones con tozuda insistencia sonriente. Para él, un diálogo era parecido a un combate jovial. A veces bebía demasiado y se metía en peleas. Confiado en su encanto y propias fuerzas, probó suerte en Hollywood.
Le habían educado de niño para creer en Dios, a su manera. Su padre estaba bautizado, y su madre a veces creía, pero no era una familia religiosa. Habían renunciado a un par de iglesias protestantes por políticas parroquiales y no sabían nada del catolicismo.
Stu conoció a una chica católica. Él sobrevivió a un accidente de moto y ella lo introdujo en la vida católica y parroquial. Él aceptó la fe sinceramente, esperando casarse por la iglesia con su novia. Pero cuando le bautizaron en la Vigilia Pascual de 1994, con 30 años, pasó lo inesperado: le asaltó la convicción de que Dios lo llamaba para ser sacerdote. Durante 4 años lo meditó, trabajando de profesor en una escuela católica, sacando un título en la Universidad Franciscana de Steubenville, pasando un tiempo con los Franciscanos de la Renovación…
Al final, con 34 años, pese a su pasado peculiar, la Iglesia le aceptó como seminarista. En el seminario se detectó su enfermedad degenerativa. Pese a todo, fue ordenado sacerdote. Primero en una parroquia, luego en un centro de rehabilitación y enfermos, Stu fue un confesor y consejero que con su fuerza animosa, fe inquebrantable y alegría en la grave enfermedad inspiró a muchos, y conectó profundamente con cada persona a la que trataba. Con su acercamiento a la fe, también llevó a sus padres a la reconciliación entre ellos y con Dios, y a la Iglesia Católica.
Mark Wahlberg como el Stu joven que no se enteraba de nada en misa, causa de escenas divertidas.
Unos amigos sacerdotes contaron esta historia a Wahlberg, que la investigó. “Lo encontré tan inspirador y consolador que no pude encontrar una razón para no hacer la película“, ha declarado el actor.
También Mel Gibson se vio seducido por esta historia familiar y de fe. Habló varias veces por teléfono con Bill Long, el padre de Stu. En la película el padre se muestra mucho más ateo y alejado de la familia de lo que en realidad era, aunque es verdad que era agrio con las personas religiosas y por su trabajo pasaba largas temporadas lejos de casa.
Una película sobre ser padre
Mel Gibson considera que la historia de Stu es la de una persona que cambia espiritualmente, pero también la lucha “que tenemos todos, la lucha entre el ‘yo’ y el ‘a mí no’“.
El otro gran tema que señala Gibson -probablemente el que le da más esperanza a él- es la enseñanza de que “nunca es demasiado tarde parea cambiar. El personaje que interpreto -el padre de Stu- decide muy tarde en su vida que va a ser un buen padre, y eso le abre a una experiencia nueva“.
Quizá sin quererlo, los cineastas han logrado una película muy centrada en el misterio de la paternidad, precisamente en una época anti-paternidad. Es más evidente si se contrasta, por ejemplo, con la ausencia de padres en la nueva película de Marvel del Doctor Strange: muchas ‘madres‘, pero el único padre debe morir, avisando de que su esposa ya basta para criar niños. En El padre Stu, vemos que nadie sobra: ni las madres, ni los padres, ni los sacerdotes, ni las buenas novias, ni Jesús -que aparece como un amigo que te dice verdades incómodas- ni la Virgen, que es la visión de amor puro, a la vez cercano e inalcanzable, que seduce a un conquistador infatigable como Stu.
Stu, que es impulsivo y bastante irresponsable, se convertirá en un padre. Su padre, Bill, también aprenderá a mejorar, a cuidar, y sanará las heridas que causaba. El rector del seminario, también crecerá aceptando un ‘hijo’ complicado como Stu. El seminarista rígido y puntilloso, que entró por presión de su padre terrenal, no por amor al Padre celestial, también reconocerá las heridas de una mala dependencia paterna.
Aprender a descubrir a Dios como Padre bueno, también en la tribulación, es parte de la película. Sin el reconocimiento de estas paternidades especiales, el filme no se entiende.
Cuando los tipos duros se rinden a Dios
Mel Gibson ha declarado que la película se adentra en “el misterio del sufrimiento. Y la necesidad de dejar de depende tanto de ti, y ponerlo en manos de alguien más grande“. El propio Stu explica que él parte de un resentimiento juvenil: “Dios no tenía tiempo para mí“.
Necesitamos hora y media de un Stu fuerte, lanzado, seguro, insistente, musculoso… para poder comprender lo que significa para él renunciar a sus propia fuerza para fiarse solo de la de Dios. Probablemente, a Mel Gibson le ha pasado lo mismo y le sigue pasando. Cuando la policía detiene a Stu por beber en la calle, o conducir bebido, y se lía a puñetazos con ellos, es difícil no recordar que Gibson ha protagonizado incidentes similares. En una escena junto al coche patrulla, una estatua del Sagrado Corazón, con los brazos dispuestos a abrazar, nos ofrece una autoridad más eficaz.
Recordamos que Gibson es un “tipo duro” en películas y en la vida real. Le vemos como Bill, conductor de maquinaria agrio y enfadado, y con pistola, y nos hace pensar en Mad Max y sus locos cacharros. Pero después de varias caídas, Gibson y sus personajes entienden que sólo en Dios hay verdadera fuerza.
Esta predicación es creíble cuando la predican los fuertes. Es una pena que la película no profundice más en Stu como consejero, y lo reduzca a un sermón y una visita a presos. En cualquier caso, esta transformación la expresa Bill: lo conocemos como poseedor de una pistola, pero más adelante lo veremos con un rosario, un arma más poderosa.
Una novia católica, buena y sincera
Antes de llegar a esas enseñanzas, los espectadores disfrutamos con el descaro optimista de Stu buscando trabajo e intentando ligar con Carmen, la catequista mexicana. La interpreta la mexicana Teresa Ruiz, que en ‘Narcos: México‘, de Netflix, interpretó a la muy oscura Isabella Bautista. Aquí, en cambio, es todo luz, dulzura y firmeza ante Stu.
La actriz explica que en realidad los cineastas no pudieron encontrar a la verdadera novia de juventud de Stu, y tuvieron que trabajar sólo con una grabación de audio del sacerdote que dijo: “Había una chica, su nombre era Carmen, yo estaba muy enamorado de ella. Era mexicana y nos íbamos a casar. Fue muy duro dejarla“.
Teresa Ruiz explica que para crear su personaje se inspiró en tantas otras chicas parecidas que ella conoce, “amables y generosas, inmigrantes“. A uno le da la sensación de que a un personaje femenino, joven e hispano se le perdona la vida y se le permite ser una católica sincera y buena. ¿Podría Hollywood hoy permitir eso a una joven rubia anglosajona? Incluso a una irlandesa pelirroja le permitirían ser sólo una católica sociológica, no una creyente sincera y practicante (última prueba, Lady Bird).
Teresa Ruiz interpreta a Carmen, la novia mexicana de Stu; parece que la insistencia y simpatía de él, y su disposición a explorar la fe, la convencieron.
La película se beneficia de magnífica música country y también de toques de humor en la primera mitad que arrancan carcajadas sinceras de los espectadores.
Hay una crítica -también muy de Gibson- a los cineastas gays corruptos que piden sexo a cambio de ofrecer papeles. Nadie más se atreve a denunciar algo así en el cine últimamente.
Otra cosa que no se verá en ninguna otra película es una serie de escenas normales, sin trauma, de vida de estudiantes en el seminario: deporte, estudios, oración, sacramentos… ¿Cuándo fue la última vez que una película norteamericana reflejó algo así con normalidad?
Las escenas místicas
Vale la pena comentar las escenas místicas de la película. ¿Son fruto del alcohol? ¿Alucinación por el accidente? Cada espectador decide. Hacen pensar en La Pasión, otra película realista, costumbrista casi en su primera parte, en la que de repente irrumpe lo sobrenatural en escenas de simbología extraña. Aquí son símbolos celestiales pero no evidentes al primer instante.
A Stu se le daba bien hacer amigos en bares con bebida. Aquí hará un contacto con el mejor Amigo, aunque pueda ser molesto que nos interpele en serio. ¿Nos podría pasar a cualquiera? Él puede ser muy encontradizo. También hay una escena mariana, que nos puede descolocar tanto como a Stu. ¿Es esa María una versión juvenil de su madre? Luego ya volvemos a este valle de lo cotidiano, con sus lágrimas, pero también con alegrías insospechadas.
Naturaleza y esperanza al final
El final de la película da impresión de acelerar la historia, como con ganas de acabar (lleva ya casi 2 horas). Por primera vez, la cámara se detiene a mostrarnos la naturaleza, la belleza del desierto de Montana, el arco iris. Incluso si la furgoneta se estropea, hay belleza en ser caminantes hacia la casa de Dios: así se forjó Israel y la Iglesia.
No nos explican con detalle la reconciliación entre los padres de Stu, pero vemos los efectos. La sensación final de la película es hacernos pensar que si Dios pudo actuar en ellos, en Stu y su familia, incluso tan tarde, también puede en nosotros.

Sean Connery

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10 mejores películas

Jorge Aznal

Por Jorge Aznal– El Debate.
Los intocables de Eliot Ness
Si hay un título intocable en esta lista con las mejores películas de Sean Connery es este que reunió a grandes nombres en la dirección (Brian De Palma), el guion (David Mamet), la música (Ennio Morricone) y de la interpretación, con Kevin Costner, Sean Connery, Robert De Niro y Andy García a la cabeza.

Echamos de menos a Sean Connery, que murió en 2020 y que este 25 de agosto habría cumplido 92 años. Siempre podemos recordarlo con películas como estas (y como otras muchas que se quedan fuera de esta lista)

El hombre que pudo reinar
Otra película intocable en cualquier lista con las mejores películas de Sean Connery: El hombre que pudo reinar. John Huston dirigió a Sean Connery, Michael Caine y Christopher Plummer en este título clave del cine de aventuras basado en un relato de Rudyard Kipling al que puso música Maurice Jarre.
Marnie, la ladrona
No es una de las mejores películas de su director pero Marnie, la ladrona es un filme de Alfred Hitchcock. Y de Sean Connery. Y de una cautivadora Tippi Hedren justo después de Los pájaros. Ya tenemos tres motivos para incluir la historia de Marnie y de Mark Rutland, el personaje de Sean Connery, en esta lista.
Agente 007 contra el Dr. No
Es la primera película de la saga y por eso, por ver a James Bond por primera vez, hemos escogido el debut de Sean Connery como el agente 007. Pero en el imaginario colectivo hay otro título de James Bond que supera al enfrentamiento contra el doctor No…
James Bond contra Goldfinger
La tercera película de Sean Connery como James Bond –entre medias figura otro título mítico de la saga como Desde Rusia con amor– es oro puro, el objeto de deseo del malvado Goldfinger encarnado por Gert Fröbe.
El nombre de la rosa
Si Jean-Jacques Annaud trasladó con acierto la novela de Umberto Eco a la gran pantalla es, en gran medida, por la interpretación de Sean Connery como Guillermo de Baskerville, el monje que investiga la muerte de un miniaturista en una abadía benedictina en el siglo XIV… y las que se suceden después. Pasamos página para descubrir la siguiente película, pero con cuidado, claro…
Robin y Marian
El director Richard Lester tuvo la suerte de contar con Sean Connery y Audrey Hepburn –ellos, no tanto– como Robin y Marian para dejar una romántica película de aventuras que perdura en la memoria. El viento y el león
En el mismo año en que estrenó El hombre que pudo reinar (1975), Sean Connery protagonizó El viento y el león junto a Candice Bergen… y John Huston, que aquí ejerció como actor y no como realizador (John Milius fue el director de esta otra cinta de aventuras).
La caza del Octubre Rojo
Si El submarino, del recientemente fallecido Wolfgang Petersen, es una película imprescindible del subgénero, La caza del Octubre Rojo es otro título que viene rápidamente a la cabeza al hablar del cine de submarinos con Sean Connery en el papel del general Marko Ramius y Alec Baldwin como Jack Ryan antes de que Harrison Ford interpretase al analista de la CIA creado por Tom Clancy.
Indiana Jones y la última cruzada
Mal que le pese a Quentin Tarantino, que acaba de calificarla como la peor película de la saga –por detrás de la pésima Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal–, hemos incluido Indiana Jones y la última cruzada en esta selección. La peculiar relación paternofilial entre Harrison Ford y Sean Connery merece por sí sola un puesto en esta lista.

Kingsman es una sastrería

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El circulo dorado

Kingsman: El círculo dorado en Latinoamérica y Kingsman: El círculo de oro en España) es una película de comedia de espías y acción británicaestadounidense de 2017, coproducida y dirigida por Matthew Vaughn y escrita por Vaughn y Jane Goldman. Es la secuela de la película de 2014 Kingsman: El Servicio Secreto, basada en la serie de cómics Kingsman, creada por Dave Gibbons y Mark Millar. La película incluye a Colin FirthTaron EgertonMark StrongEdward Holcroft y a Sophie Cookson que regresan para interpretar sus papeles de la primera película, junto con Julianne MooreHalle BerryPedro PascalElton JohnChanning Tatum y Jeff Bridges que se unen al elenco. La trama sigue a los agentes Kingsman que necesitan unirse a sus homólogos estadounidenses, los Statesman, después de que el mundo sea rehén de una nueva amenaza.
The Golden Circle tuvo su premier en Londres el 18 de septiembre de 2017; mientras que en cines se estrenó en el Reino Unido el 20 de septiembre, y en los Estados Unidos un día después, en IMAX. Ha recaudado 100 millones de dólares en todo el mundo y ha recibido opiniones mixtas de los críticos; el uso de nuevos personajes y la acción sobre-estilizada tuvo una recepción polarizada y además de su duración de 141 minutos fue duramente criticada.
Fuente: Wikipedia.

Comadrejas

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«El cuento de las comadrejas» es un remake bastante libre de «Los muchachos de antes no usaban arsénico», película argentina de 1976. Pese a mantener una trama similar y algunos personajes parecidos, definitivamente es una obra personal del director, dónde toma influencias de películas como «The Bad and The Beautiful», a la vez que toma ese ácido humor inglés característico de obras como Monty Phyton. La historia cuenta la aparente calmada vida de dos actores casados y que viven en una mansión con un director y un guionista. Los cuatro son amigos de hace mucho tiempo y ya retirados viven y tienen sus distintas peleas hasta que dos jóvenes fanáticos de su cine y también dueños de una inmobiliaria familiar le proponen a la actriz comprar la casa y disolver toda esa amistad.
Fuente: www.cuatrobastardos.com

SUSANA VILLARÁN Y SUS “COMADRES”: ¿UNA ORGANIZACIÓN CRIMINAL?

Por Luciano Revoredo– LaAbeja.pe
José Miguel Castro se ha acogido a la figura de la colaboración eficaz y la noticia ha generado mucha expectativa en el caso de corrupción que oscurece la gestión de Susana Villarán como alcaldesa de la Municipalidad de Lima. En efecto, Castro -alias Budian- tendría información concluyente para terminar de configurar el esquema delictivo que permitió repartir varios millones de dólares en coimas en dicha institución.
Para todo ciudadano interesado en que se esclarezca el sonado caso de corrupción municipal, esta parece ser una buena noticia. Sin embargo, preocupa que Castro utilice los beneficios de la colaboración eficaz para delatar únicamente los vínculos entre Villarán, PPK y Odebrecht. ¿Por qué la preocupación? Porque Castro estaría revelando información que es ya de dominio público y a la vez haciendo sombra sobre el entramado de corrupción que habría existido en la gestión municipal de la exalcaldesa. Se ha denunciado numerosas veces en algunos medios de prensa que presuntamente hubo también actos delictivos en el entorno más cercano de Villarán pues no es lógico pensar que pudo actuar sola. ¿Quiénes la secundaron?
Todas las sospechas apuntan a una especie de collera cuyos actos habría configurado una organización criminal al interior de la MML. El vínculo de este grupo cercano a la Tía regia no se sustenta sólo en relaciones laborales, sino que habría construido lazos amicales muy cercanos. Se habría así conformado un club de “comadres” en torno a Villarán, que resulta difícil de comprender cómo podrían haber quedado al margen de sus acciones delictivas.
Una muestra elocuente de este tipo de estrecha relación es la delegación que recibió Marisa Glave, por parte de Villarán, para oficiar el matrimonio nada más y nada menos que de su íntima Paola Ugaz. Se recordará que en ese momento Glave fungía como regidora de la Municipalidad y, como tal, negoció los contratos con ODB. Por su parte, Ugaz era Jefa de comunicaciones de la entidad edil, cargo por el cual recibió mensualmente 10 mil soles durante doce meses, de lo cuales por lo menos tres estuvo ausente por viajes precisamente a los países donde se negociaban algunos contratos de la MML.
Como consta en el documento que adjuntamos con fecha 11 de abril de 2013 se emitió la resolución de alcaldía N° 85, que resuelve delegar a favor de doña Marisa Glave Remy, Regidora Metropolitana, la facultad para celebrar el matrimonio civil que contraerían don Daniel Bayly Collins y doña Paola Margot Ugaz Cruz.
Ante estos indicios verosímiles, ha habido un sospechoso silencio por parte de un sector de la prensa y de connotados actores de la vida política y mediática. ¿Se podría hablar de un blindaje? ¿Quién estaría interesado en cubrirles las espaldas a las “comadres”? Pero preocupa aún más que el Ministerio Público no tome acción habiendo noticias suficientes para investigar al entorno cercano de Susana Villarán y determinar qué implicación tuvo en los actos de corrupción por los que la exalcaldesa se encuentra cumpliendo ahora prisión domiciliaria.

El “pensamiento mágico” de la paridad y alternancia

Por Ricardo Vásquez Kunze- Político.pe
Es muy gracioso lo que escribe el politólogo Alberto Vergara para The New York Times: “El rechazo a la ciencia y a la razón y las circunstancias que han generado algunos presidentes del continente, de Jair Bolsonaro a Donald Trump, deben ser tomados en serio. La pandemia nos ha permitido ver las consecuencias oscuras que destilan esas posturas políticas”. Podríamos invertir el argumento y decir que lo que Vergara llama en su título “pensamiento mágico” también es, por citar un caso, aquel que comulga con la identidad de género en el que un hombre se cree mujer o una mujer hombre en un claro rechazo a la “ciencia y la razón”. Y no se ha necesitado pandemia alguna para ver las “consecuencias que destilan esas posturas políticas”.
Eso pasa también con el reciente predictamen de la Comisión de Constitución, en el que se aprobó la paridad y alternancia de género. El objetivo es incorporar a las mujeres a la vida partidaria y política con una cuota que corresponda al 50% en igualdad a la de los hombres, intercalándolos en las listas electorales. Y se supone que esto no ha sucedido antes porque el “patriarcado” lo ha impedido, relegando a la mujer a la última rueda del coche. Pero ello es falso.
Keiko Fujimori ha estado dos veces a punto de ganar una elección presidencial convertida en la líder de un partido cuyo movimiento fue fundado por su padre, y las mujeres han tenido una historia predominante en la historia del fujimorismo. Por su parte, Lourdes Flores ha encabezado el PPC y postulado tres veces, y Susana Villarán fue alcaldesa de Lima por la izquierda caviar.
Ha habido en todas las tiendas mujeres que se han dedicado al quehacer político, pero no lo suficiente como para hacer realidad la paridad en la participación política-partidaria. ¿Por qué? En el Perú al menos, se debería a que un sector importante de féminas se ha animado a hacer política precisamente fuera de los partidos políticos: ya sea por comodidad e interés, prefieren el “activismo” en un set de televisión, una columna de opinión, una tribuna de Twitter, Facebook, Instagram o, las más afortunadas, desde las ONG que rinden pingües sueldos a la hora de hacer un trabajo que para la mayoría de gente debería ser “gratis”. La comodidad para hombres y mujeres activistas es evidente: nunca rinden cuenta a nadie y se desligan de cualquier responsabilidad política, haciéndola con descaro.
Tal es la razón por la que la paridad y alternancia no promoverán más participación de la mujer en la política partidaria; por el contrario, con ella los partidos tendrán serias dificultades en encontrar cuadros femeninos que les interese una vida tan sacrificada y llena de amarguras como la partidaria, sobre todo en el Perú donde la política le es indiferente a una inmensa mayoría de los peruanos, según las encuestas. En el “pensamiento mágico” del señor Vergara, sin embargo, la realidad cambiaría por un decreto que, para todos los efectos, fungiría de “varita mágica” como en los cuentos de hadas.

Pablo, apóstol de Cristo

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Arriesgando su vida, Lucas (Jim Caviezel) se dirige a Roma para ayudar, como amigo y médico, a Pablo (James Faulkner), que está cautivo en una oscura y aislada celda mientras espera la sentencia de su ejecución. Y es que el Imperio está decidido a acabar con los cristianos de la ciudad y erradicar su religión cueste lo que cueste. Pero al ambicioso prefecto de la prisión, Mauricio (Olivier Martinez), le cuesta imaginar qué clase de peligro puede ser Pablo, cuya fe inquieta a Roma.
Mientras espera su cita con la muerte, la lucha de Pablo es interna, espiritual. Solo en la oscuridad, atado con cadenas, se pregunta si su apostolado ha sido olvidado. Lucas intentará reavivar su fe a través de sus logros y recopilando la palabra del apóstol en forma de cartas. Ambos harán frente a las flaquezas del espíritu humano y a las amenazas que está sufriendo el cristianismo e intentarán predicar su fe hasta el fin de sus días.
Esta película de temática religiosa está escrita y dirigida y por Andrew Hyatt (Full of Grace). Sus actores protagonistas son James Faulkner (Dowton Abbey, Juego de tronos), Jim Caviezel (Vigilados: Person of Interest, Plan de escape), Joanne Whalley (Daredevil, Los Borgia), John Lynch (La caza, Río arriba), Antonia Campbell-Hughes (Mi madre en tiempos de guerra, Fading Away) y Olivier Martínez (El médico, Infiel).
Fuente: www.sensacine.com/

Hermano sol, hermana luna

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Francisco, hijo del comerciante Pedro Bernardone y de Pica, es un joven alegre y despreocupado al que le gusta divertirse con sus amigos. Participa en la guerra contra Perusa y regresa enfermo y cambiado. Tras mucho meditarlo, conmovido por la miseria de los obreros de la tintorería de su padre, renuncia a todos sus bienes y se dedica a reparar la iglesia de San Damián, con ayuda de sus primeros seguidores. Uno a uno se le van uniendo los viejos amigos y también la joven Clara. Viven de limosna y sus paisanos los toman por locos. Decidido a defender sus razones va a entrevistarse con el papa Inocencio III y éste, después de escucharlo, se postra a sus pies, como señal de aprobación.
Director: Franco Zeffirelli
Guión: Suso Cecchi d’Amico- Kennet Ross
Música: Riz Ortolani. Canta Donovan (versión inglesa) y Claudio Baglioni (versión italiana)
Fotografía: Ennio Guarnieri
Año:1972
Duración: 137 minutos.

Pedro Salinas es un “actor” obsesionado contra el clero

En 12 entregas publicadas en la web Café Viena, el periodista Uri Ben Schmuel ha venido desarrollando una historia que tiene como protagonista a Pedro Salinas Chacaltana. Bajo el título de “Crónicas sobre un odiador“, Ben Schmuel narra con detalle y profundidad aquellos aspectos que habrían llevado a Salinas a dedicarse a atacar a ciertos grupos eclesiales, los cuales se pueden resumir en una sola frase: Salinas es un “actor” obsesionado contra el clero.
Por ejemplo, en el primer capítulo, Ben Schmuel cuenta que, hacia finales de febrero de 2019, más de cien obispos de todo el mundo acudieron al Vaticano a una conferencia denominada “Protección de menores en la Iglesia”, convocada por el Papa Francisco a raíz de los escándalos de pederastia. El hombre de prensa refiere que al encuentro con monseñor Charles Jude Scicluna, Secretario adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, asistió un peruano que se presentó ante los medios como el único participante que no ha sido víctima de abusos sexuales. “Era Pedro Salinas Chacaltana. Protagonista, en el sentido etimológico del término, es decir, un actor que se trepa a un escenario diseñado y levantado por activistas de izquierda con jugosos e indescifrables presupuestos”, señala en relación con las actividades paralelas a la cumbre Vaticana que se realizaron esos días en Roma.
Así, a partir de este hecho, en los siguientes 11 capítulos Uri Ben Schmuel va planteando distintos datos que develan los verdaderos intereses que habrían llevado a Pedro Salinas a convertirse en el ”justiciero eclesial del Perú”. “¿De verdad le importan las víctimas? ¿Es cierto que él es una de ellas? ¿Quiere resarcir errores o crímenes de ciertos agentes religiosos o en realidad lo mueve algo más? ¿Actúa solo? ¿Tiene una red de “amigos”?”, se pregunta Ben Schmuel, quien infiere que “para entender el actuar de Pedro Salinas con respecto a su aversión a la Iglesia, es importante conocer un poco su vida e historia para contextualizar rápidamente cómo así llegó a donde está hoy y cómo así se embarca en esta causa anticlerical”.
Se ha dicho mucho sobre Pedro Salinas, a raíz de la campaña que, usando los casos de abuso al interior del Sodalicio de Vida Cristiana (SCV) como estandarte, emprendió contra la Iglesia Católica. Porque, hasta antes de eso Salinas era, a lo más, un periodista de tercera línea, un redactor de perfil bajo y gregario, un comunicador que nunca destacó, ni por la profundidad de sus análisis, ni por la exclusividad de sus informaciones, ni por su facilidad de palabra”, apuntó Uri Ben Schmuel.
LOOK Y CIRCO BEAT
En la crónica se recuerda que la vez en que el nombre de Pedro Salinas circuló con mayor insistencia en las redacciones fue cuando la prensa farandulera se burlaba de su propósito de copiar, de forma patética, el look con tirantes al estilo del famoso David Letterman, de la cadena estadounidense ABC. “Era conocido por conseguirse invitaciones para el cóctel de la semana. La consigna era pegarse a cualquier celebridad local para aparecer en «Ellos y Ellas», de la revista «Caretas», o en «Circo beat» del suplemento hipster «Somos»”, acota el cronista.
En su trabajo de investigación Uri Ben Schmuel explica “la personalidad protagónica, yoísta y socialmente trepadora y ansiosa de Pedro Salinas”. Señala, además, que “a muchos les ha llamado la atención la ostensible falta de consistencia en sus actitudes, declaraciones y versiones en los temas sobre los que opina. Y lo más notorio y visible han sido sus contradicciones y dilemas ético-morales”.
CULPAR A OTROS
Las contradicciones tan visibles obligan a preguntarse por el perfil psicológico de este personaje. Por ello, el periodista se apoyó en el peritaje científico que los expertos del Ministerio Público le realizaron a raíz de sus denuncias en el caso Sodalicio. Una de las partes más saltantes es la que tiene que ver con sus intereses. Al respecto Salinas dice: “Quisiera alertar a la gente sobre este tipo de movimientos sectarios, que a través del ropaje de la religión hay líderes mesiánicos, psicópatas que abusan de poder a través del maltrato físico y psicológico, abusan hasta en lo sexual, que no es mi caso pero como parte de la investigación han salido después“, citó Ben Schmuel textualmente.
Asimismo, confirma haber consumido marihuana hasta los 18 años y haber probado PBC una vez «de chiquillo, una pitada». A este diagnóstico clínico -agrega el cronista- se añade la data recopilada a partir de la entrevista que los psicólogos de la Fiscalía de la Nación le practicaron a Salinas. “Este reveló un síntoma característico de quienes en su primera infancia han sufrido violencia, abuso y maltrato intrafamiliar: culpar a otros por acceder al conocimiento o a la aceptación de dicha circunstancia. Eso es lo que ha venido haciendo Pedro Salinas cuando responsabiliza a terceros de todos sus males. Los psicólogos llaman a esta rara operación de malabarismo mental: proyección”, refirió.
Basándose en hechos comprobables, el periodista Uri Ben Schmuel ha desarrollado en la serie “Crónicas sobre un odiador” una historia que, a lo largo de los distintos capítulos, va tomando forma lógica y lleva al lector a empatizar con la hipótesis inicial: la motivación de Salinas no son las víctimas sino un afán de protagonismo que ha tomado como fuente hechos lamentables que ha utilizado animado por su odio explícito a la Iglesia Católica.
Fuente: Diario La Razón.

INCOHERENCIA DE UN OBISPO PROGRE

Por Luciano Revoredo– LaAbeja.pe
La semana pasada se realizó en Lima una Asamblea Sinodal arquidiocesana, convocada por el arzobispo de Lima Monseñor Carlos Castillo. Durante tres días estuvieron reunidos en las instalaciones del Colegio San Agustín todos los delegados, párrocos, religiosos, vicarios parroquiales y obispos de la arquidiócesis de Lima para conversar “juntos sobre cómo vamos a anunciar el Evangelio en las nuevas circunstancias, búsquedas, sueños, heridas, intereses y necesidades de los limeños” (Monseñor Castillo).
En el primer día de conferencias, uno de los obispos auxiliares de Lima, Monseñor Ricardo Rodríguez decía: “Ser obispo no es subir, será siempre bajar. Si miramos desde arriba solo será para ayudar a levantar al caído. Ser siervos de Dios pero también siervos del pueblo”. Una mirada a la realidad de los obispos que están al frente de nuestra arquidiócesis, consideró el citado obispo auxiliar, es necesaria. Es interesante notar los esfuerzos por hacer cercana al pueblo la figura del obispo. En ese sentido, Monseñor Castillo y sus colaboradores ha hecho denodados esfuerzos por desmarcarse de cualquier herencia precedente. Se comenta que esto respondería a una visión eclesial más cercana al pueblo humilde, que no se casa con una imagen de Iglesia poderosa, rica o con privilegios.
Esta línea discursiva y los gestos realizados, bien publicitados muchos de ellos, reclaman coherencia. Si lo que pregonan los obispos, curas y demás miembros de la jerarquía, no se refleja en los demás aspectos de su vida, estamos en problemas. Evidentemente todos somos pecadores, frágiles e imperfectos. Pero hay ciertos hechos públicos que, en opinión de quien escribe, no pueden pasarse por alto. En este caso nos referimos a la imagen precisamente de un pastor de la arquidiócesis de Lima haciendo un vuelo intercontinental en clase ejecutiva. Alguno podrá pensar que es una banalidad centrarse en un hecho así. Sin embargo, pensamos que no lo es. Por dos razones. Primero porque fue Jesús quien dijo: “El que es fiel en lo poco lo es en lo mucho”. Si tanto se predica la opción por el pobre y que el obispo debe siempre bajar y no subir, ¿cómo se explica un hecho así?
La ponencia de Monseñor Guillermo Elías, el obispo ejecutivo, acentúa que la labor pastoral debe darse contextualizada. Se debe procurar, dice, “un presbiterio identificado con la historia, desafíos y capacidades del pueblo y territorio de Lima, capaz de generar procesos de diálogo en las comunidades, de convivir y sentir con los laicos sus propias debilidades y retos, porque sino a veces el sacerdote termina siendo un ser extraño, una casta, y esto es sumamente peligroso”. Una imagen vale más que mil palabras, dicen. Ver al obispo que hace un lúcido análisis sentado en una butaca cuyo billete no baja de los ocho mil soles, es ciertamente bizarro. ¿En qué contexto limeño se puede entender que un obispo suba para viajar con la esfera alta? ¿Cómo entendemos la tan pregonada opción preferencial por los miles de pobres que pueblan nuestra diócesis? ¿Así se puede ser “siervo del pueblo”? Como dijo alguna vez el tan citado Papa Francisco, «la doble vida de los pastores es una herida en la Iglesia».

Dr. Jekyll y Mr. Hyde

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El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde

Robert Louis Stevenson (1850-1894) describe en su novela la doble personalidad de un respetable médico que de noche se transformaba en un tipo malvado y antisocial. Aunque se trata de un personaje novelesco, el escritor escocés se inspiró en la vida de William Deacon Brodie (1741-1788), un ebanista de Edimburgo que construía muebles para los ricos de la ciudad. Como de día tenía libre acceso a las casas en que trabajaba, comenzó a hacer copias de las llaves de sus clientes para entrar a robarles al caer la noche. Nadie sospechó de él hasta que lo vieron asaltando una oficina de impuestos. Fue detenido y ahorcado delante de 40,000 vecinos.
Esta historia empieza un atardecer, en uno de los muchos paseos que hacían el abogado Utterson y Mr. Enfield. Paseaban por un callejón de Londres, en el barrio del Soho, cuando un piso les llamó la atención. Éste, no tenía ventanas ni balcón alguno. Sólo se veía en él una puerta en el piso inferior. Mr. Enfield empezó a explicar un extraño acontecimiento que había ocurrido delante de ese piso. Explicó que un hombre y una niña se cruzaron de frente y el hombre empezó a pisotear a la niña y la había dejado allí tirada en el suelo. Entonces, Mr. Enfield corrió hasta atrapar al hombre y lo llevó junto a la niña. Allí ya había llegado un médico y toda la familia que obligaron al hombre a pagar 100 libras por los daños causados. Entonces, el hombre entró en ese piso, cogió el dinero y se lo dió a la familia.
Cuando su amigo terminó de contar la historia, Mr. Utterson se fue a su casa y, cuando llegó allí cogió el testamento de Mr. Jekyll y lo leyó. En él ponía que se lo dejaba todo a Mr. Hyde. Como Utterson no sabía quien era este Mr. Hyde, fue a casa de Lanyon a preguntárselo. Él posiblemente lo sabría ya que Jekyll y él se veían a menudo. Pero tampoco supo nada de ese Mr. Hyde. Esa noche no pudo dormir. Todo el rato veía a un hombre sin rostro pegar a una niña. Desde aquella noche, Mr. Utterson pasaba muy a menudo por la calle de aquel piso. Quería ver al hombre al cual pertenecía ese piso. Pasó por allí muchas veces, hasta que un día, vió como un hombre bajito entraba en esa casa.
Utterson corrió hacia el hombre y le pidió si él era Mr. Hyde, y sí lo fue. Entonces, Mr. Utterson caminó hasta la casa de Jekyll. Le abrió su criado pero Jekyll no estaba. Así que Utterson se fue. Al cabo de unos días, Jekyll hizo una cena de amigos y Mr. Utterson fue invitado. Éste se quedó hasta que todos se fueron. Entonces, le contó a Jekyll todo lo de Mr. Hyde y le dijo también que dejárselo todo a él, era una locura. Pero a Mr. Jekyll le daba igual lo que dijese el abogado. Él tenía claras sus ideas y no quería volver a hablar del tema. Y así lo hicieron pero sólo durante un año, porque después de este tiempo, ocurrió una cosa horrible sobre Mr. Hyde. Éste, se había encontrado por la calle a un viejo y lo había golpeado hasta matarle. El viejo llevaba una carta para Mr. Utterson y la policía se la llevo hasta su casa. Utterson quiso ir a ver el cadáver para ver si lo reconocía. Fue al lugar del crimen y lo reconoció. Era Danvers Andrew, un cliente suyo. El único testigo dijo que el agresor era un hombre bajito y de aspecto malvado. Utterson pensó enseguida en Mr. Hyde. Él era el más sospechoso, así que Utterson llevó a la policía hasta su casa. Cuando llegaron allí, sólo encontraron a la portera que les dejó entrar sin problemas. Registraron la casa y solamente encontraron el bastón con el que Hyde había matado al hombre y algunas cosas más.
Aquel día, Utterson fue a casa de Jekyll y le contó lo ocurrido. Jekyll le dijo que estuviera tranquilo porque Hyde no volvería a aparecer. Le dijo que había recibido una carta suya que ponía que estuviese tranquilo que tenía unos métodos para escapar. También dijo que había sido entregada en mano y sin sello. Utterson se la guardó y al salir le preguntó al criado que cómo era la persona que le había entregado la carta y él le dijo que no había llegado nada fuera del correo. Mr. Utterson quedó muy intrigado con todo esto.
Mr. Utterson hizo venir a Mr. Guest, que sabia de letras y ortografía. Le enseñó la carta de Mr. Hyde y entonces Guest cogió una de Mr. Jekyll y las comparó. Las letras eran muy parecidas. Sólo se diferenciaban en la inclinación de la letra. Entonces Mr. Utterson quedó aún más intrigado con todo ese misterio. Todo eran preguntas sin ninguna respuesta.
Pasaron los días y en éstos Utterson fue a cenar a casa de Lanyon. Estaba pálido y más delgado que de costumbre. Hablaron un rato y después de la cena Lanyon le dió un sobre con una carta. Éste ponía: “No deberá abrirse hasta la muerte o desaparición del doctor Henry Jekyll”. Utterson no entendía nada.
Uno de los domingos siguientes, Utterson daba uno de sus paseos con Mr. Enfield, cuando pasaron por delante de la casa de Mr. Jekyll. Éste estaba mirando por una ventana. Utterson y Enfield le saludaron y le invitaron a que fuese a dar un paseo con ellos y les dijo que no, que podían hablar desde la ventana. Pero en el momento que se lo decía, su rostro cambió descaradamente. Tenía tal expresión de terror y desesperación que a los caballeros se les congeló la sangre. Inmediatamente Jekyll cerró la ventana y Utterson y Enfield se fueron callados y asustados por lo que acababa de ocurrir.
En una de las siguientes noches, el criado fue a visitar a Mr. Utterson. Le dijo que en su casa pasaban cosas raras, muy raras. Su amo no salía desde hacía un tiempo de su despacho y que su voz no era la de siempre. Ahora tenía una voz áspera. Utterson y el criado hablaron durante un buen rato hasta llegar a una posible conclusión: alguien había asesinado al doctor Jekyll. Y según el criado ese alguien podría ser nada más y nada menos que Mr. Hyde. Utterson decidió acompañar al criado hasta la casa de Jekyll para ver la situación. Una vez allí, tiraron la puerta del despacho del doctor Jekyll, y allí estaba, Edward Hyde, en medio de la habitación. Se había suicidado posiblemente después de haber asesinado al doctor Jekyll. Utterson y Poole registraron la casa por todos los lados esperando encontrar el cadáver de Jekyll, pero no lo encontraron. Lo único que hallaron fué una carta de Jekyll dirigida a Mr. Utterson. En ésta ponía que antes de leerla tenía que leer la carta que Lanyon le debía haber entregado hacía un tiempo. Utterson le dijo al criado que se iba a su casa y que, tras haber leído las cartas con más tranquilidad, volvería para llamar a la policía.
Utterson se fué a su casa y al llegar allí, cogió rápidamente la carta de Lanyon y la leyó. En ésta había una cosa muy rara. Jekyll le pedía a Lanyon que, con un herrero, fuesen a su casa. Forzaran la puerta de su despacho y luego, en el armario de cristal tenía que coger el cajón. Entonces tenía que llevárselo a su casa, y esperar a que un hombre viniese a la media noche de parte de él y tenía que entregarle el cajón.
Después de leer esta carta, Lanyon, hizo lo que él decía. Recogió el cajón, se lo llevó a su casa y entonces pasó una cosa horrible. Ese hombre que había venido de parte de Jekyll, cogió el cajón, y de éste un bote pequeño con una sustancia. Se la bebió y se convirtió en el doctor Jekyll. Milagrosamente fue cambiando de cara y de cuerpo, se hizo más alto y delgado y allí dónde hacía unos momentos había estado un hombre bajo y con cara de malvado, apareció el doctor Jekyll de carne y hueso.
Utterson no se lo podía creer y no entendía nada. Entonces empezó a leer la carta de Jekyll. Explicaba que desde muy joven había pensado que el bien y el mal de las personas se podían separar y tras hacer muchos experimentos, consiguió hacer la fórmula para separar la parte maligna de la parte buena de una persona. Así que decidió probarla. Se la tomó y todo él cambió. Ahora era bajito y muy malvado. Salió a la calle y se encontró a una niña a la cual pegó. Entonces decidió no volver a ser Mr. Hyde. Pero a la mañana siguiente se despertó siendo Mr. Hyde, cuándo se había acostado siendo el doctor Jekyll. Esto le preocupó, y para remediarlo tuvo que tomar una especie de droga. Cada vez, la personalidad maligna de Jekyll se fué haciendo más fuerte, hasta que llegó a matar a una persona.
Pero la cosa no iba bien. La droga para poder ser el doctor Jekyll, ya no funcionaba tan bien como al principio. Ahora tenía que tomársela cada seis horas o se convertiría en Mr. Hyde. Poco a poco esa droga se acababa y Mr. Hyde ya no podía convertirse en el doctor Jekyll. Entonces tomó la decisión de suicidarse, la única solución que encontró posible. De esta manera termina la vida de Mr. Hyde y de Henry Jekyll.

Personajes

Mr. Utterson: Abogado londinense era hombre de carácter áspero, frío, sobrio y algo retraído en las conversaciones y en sus sentimientos. Físicamente era alto y delgado con un aspecto elegante en sus vestimentas típicas de finales del siglo XIX.
Henry Jekyll: Es doctorado en medicina con conocimientos físico-químicos suficientes como para ser capaz de elaborar una poción mediante la cual era capaz de separar las dos naturalezas del hombre (el bien y el mal).
Edward Hyde: Este personaje lo crea el doctor Jekyll a partir de la parte oscura de su alma. Físicamente es un ser deformado, repugnante y malvado
Poole: Es el sirviente y mayordomo de Henry Jekyll. Este le da a Edward Hyde poder para dar órdenes a Poole.
Dr. Lanyon: Viejo amigo de Mr. Utterson y del Dr. Jekyll. Es el primero en descubrir la verdad sobre Henry Jekyll.

Autor

El escritor Robert Louis Stevenson nació en Edimburgo, Escocia, el 4 de noviembre de 1850. desde pequeño demostró dos características que lo acompañarían a lo largo de su vida: su afición por la literatura y su precaria salud. Cursó estudios de Ingeniería y Derecho; y, aunque llegó a recibirse de abogado, nunca ejerció esa profesión.
A pesar de sus problemas de salud, que lo obligaron a permanecer internado en varias ocasiones, realizó muchos viajes por Europa, América y varias islas del océano Pacífico. Conoció en Francia a Fanny Osbourne, con quien se casó en California, en 1880. en 1887, a los 37 años, se embarcó en un viaje por los mares del sur, que lo llevaron, con toda su familia hasta su destino final, Vailima, en Samoa, donde murió el 4 de diciembre de 1894.
La experiencia de este viaje marcó su existencia y gran parte de su producción, como por ejemplo, “Un viaje al continente”, “Viajes en burro por las Cevenas”, “La isla del tesoro”, etc.
Otras de las vertientes cultivadas por Stevenson con inigualable arte fue la narración fantástica, como muestra en su libro de cuentos “Las nuevas mil y una noche”. El gusto por la experimentación lo llevo a combinar lo fantástico con el relato de viajes en “El demonio de la botella” y con las investigaciones psicológicas del personaje, en cuentos como “Markheim” o en la novela “El extraño caso del Dr. Jekyll y el Sr. Hyde”
La escritura de esta novela tuvo origen de una pesadilla. Desde 1884, Stevenson estaba instalado en la casa Bournemouth que le había regalado su padre al estar casado. Una noche, en uno de esos períodos en que su precaria salud lo obligaba a permanecer en cama, tuvo una pesadilla. Al verlo sacudido por el sueño, su esposa lo despertó. Robert se enojó porque había interrumpido la historia fantástica que estaba viviendo y decidió escribir el horroroso sueño. En tres días estuvo lista la primera versión, pero a su esposa no le gustó. El escritor arrojó al fuego ese primer relato y emprendió la segunda escritura, que se publicó por primera vez en 1886, con gran aceptación del público lector.
Fuente: www.ecured.cu