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Factor religioso como fenómeno humano

Rafael Merry del Val y Zulueta

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Un perfecto secretario de Estado. Pero de un siglo atrás

Se llamaba Rafael Merry del Val y Pío X lo quiso a su lado. Muy rara vez se hizo un nombramiento de estas características. El historiador Gianpaolo Romanato traza el perfil, lo cual induce a una comparación con la curia vaticana de hoy.
Por Sandro Magister
En el octogésimo aniversario de su muerte, “L’Osservatore Romano” ha publicado un fascinante perfil del cardenal Rafael Merry del Val, secretario de Estado de san Pío X desde 1903 a 1914.
Perfil fascinante por la forma en que saca a la luz la grandeza del personaje, sus talentos fuera de lo común, la valentía en comprender y llevar a cabo las indicaciones del Papa, la santidad de vida.
Autor del retrato es Gianpaolo Romanato, docente de Historia de la Iglesia en la Universidad de Padua, miembro del Comité Pontificio de Ciencias Históricas y uno de los mayores expertos sobre los Papas que vivieron entre los siglos XVIII y XIX.
¿Merry del Val ejemplo de perfecto secretario de Estado? El parangón surge espontáneo, entre un siglo atrás y hoy.
Los secretarios de Estado más famosos son asociados habitualmente a acontecimientos y Papas de la época: Ercole Consalvi a Napoleón y a la restauración, Giacomo Antonelli a Pío IX y a la condena del liberalismo, Mariano Rampolla a León XIII y a su política “realista“, Merry del Val a la condena del modernismo, Pietro Gasparri al concordato con Italia, Eugenio Pacelli a Alemania de Hitler.
Pacelli fue el único en ser elegido luego Papa, con el nombre de Pío XII. Y durante muchos años ni siquiera nombró un secretario de Estado propio. En lugar de ello, se valió de dos expertos colaboradores: Domenico Tardini y Giovanni Battista Montini. El primero llegó a ser después secretario de Estado con Juan XXIII. El segundo llegó a ser Papa con el nombre de Pablo VI. Este último, como Papa, cambió la estructura de la curia, en cuyo vértice puso justamente a la Secretaría de Estado.
Desde Pablo VI en adelante, es el secretario de Estado quien hace de filtro entre la curia y el Papa. Las acciones de todas las oficinas vaticanas pasan por él. En 1969 el Papa Montini llamó a cargar con este peso a un cardenal francés que había crecido lejos de la curia: Jean Villot.
Con Juan Pablo II, la Secretaría de Estado vuelve a un diplomático de primer nivel, Agostino Casaroli, universalmente recordado como el que enhebró la política vaticana con los países comunistas.
De la diplomacia proviene también el sucesor de éstos, Angelo Sodano, secretario de Estado desde 1991. Pero de él no se recuerda nada significativo. Más bien, con Sodano la curia –descuidada totalmente por el papa Karol Wojtyla– vive una rápida decadencia, en medio de un desorden creciente, al cual aporta el mayor poder asumido de hecho por el secretario personal del Papa, el polaco Stanislaw Dziwisz.
Por último, con Benedicto XVI se convierte en secretario de Estado el cardenal Tarcisio Bertone, anteriormente colaborador suyo en la Congregación para la Doctrina de la Fe. El nuevo secretario personal del Papa, el alemán Georg Gänswein, se atiene estrictamente a su rol. Y de la misma manera, ya no es más el portavoz de la Santa Sede el exuberante Joaquín Navarro-Valls, sino el mesurado jesuita Federico Lombardi.
Pero este reordenamiento de los roles no está acompañado por un restablecimiento de la eficiencia de la maquinaria curial. El traspaso del cargo entre Sodano y Bertone, en setiembre de 2006, coincide con la controvertida disertación del papa Joseph Ratzinger en Ratisbona; ni uno ni otro brillan en el manejo de los contragolpes políticos y religiosos.
En los años posteriores, muchas veces Benedicto XVI se ha encontrado mal auxiliado. Si bien es muy devoto del Papa, el voluntarioso cardenal Bertone muestra que no sabe pilotear siempre la curia para beneficio del pontífice.
El caso más clamoroso de desorden explotó en los primeros meses de 2009, cuando se revocó la excomunión a los obispos lefebvristas sin que se le haya explicado a la Iglesia y al mundo el por qué de tal decisión. Debió intervenir el Papa en persona para reparar el desastre de comunicación y de gobierno. Lo hizo con la carta a los obispos del 10 de marzo de 2009, que es también una severa denuncia de la confusión que ha echado raíces en la jerarquía y en la misma curia.
A causa de esta y de otras tormentas, el año transcurrido será recordado como “annus horribilis” de la secretaría Bertone, tanto dentro como fuera del Vaticano, vistos los roces entre el secretario de Estado y varios episcopados nacionales que se cuentan entre los más fuertes y fieles al Papa, como los de Italia, de Estados Unidos y de Brasil.
Comparado con esto, entonces, la armónica y factiva sinfonía consumada hace un siglo entre un Papa como Pío X y un secretario de Estado como Merry del Val parece resonar desde otro planeta.
La cosa es más sorprendente por la afinidad que hay entre ese Papa y el actual. Ambos poco o nada políticos y, por el contrario, concentradísimos en su misión religiosa, en respuesta a una difundida crisis de fe, que en uno y en otro caso poseen también muchos rasgos en común.
Inmediatamente a continuación presentamos quién fue y cómo actuó ese gran secretario de Estado, respecto al cual el Papa jamás se encontró solo.
EL CARDENAL RAFAEL MERRY DEL VAL, SECRETARIO DE ESTADO DE PÍO X. UN PERFIL
Por Gianpaolo Romanato

Pío X y Rafael Merry del Val. Es difícil imaginar dos personalidades más diferentes. El primero había nacido en la campiña del Véneto, en una familia modestísima que conoció las penurias y probablemente también el hambre. Estudió gracias a una beca y transcurrió toda la vida, antes de la elección al papado, en medio de la gente pobre, entre canónicos de pueblo y curias de provincia, lejos de las candilejas y de los ámbitos de poder.
Por el contrario, el segundo provenía de una de las familias más señoriales del continente, había recibido una educación cosmopolita y políglota, y era de la casa en las embajadas y en los ambientes más exclusivos de cada capital de Europa.
Sus vidas, que parecían hechas sólo para diferenciarse, se cruzaron casi casualmente y terminaron por entrecruzarse hasta tal punto que es difícil separarlas también hoy.
DE SECRETARIO DEL CÓNCLAVE A SECRETARIO DE ESTADO
El encuentro tuvo lugar durante el dramático cónclave de 1903, el del veto de Austria a la elección del cardenal Mariano Rampolla del Tindaro, que en el lapso de cuatro días, en el séptimo escrutinio, llevó al papado, con el nombre de Pío X, al semidesconocido patriarca de Venecia Giuseppe Sarto.
Una circunstancia singular había hecho que monseñor Alessandro Volpini, secretario de la Congregación consistorial y que era también secretario del Colegio de cardenales y, en consecuencia, del cónclave, falleciera casi a la misma hora en la cual había muerto León XIII. Los cardenales eligieron a toda prisa como sucesor justamente a Merry del Val, en ese momento presidente de la Pontificia Accademia dei Nobili Ecclesiastici [la actual Pontificia Academia Eclesiástica], ordenado obispo apenas tres años antes.
La elección había tenido lugar al evaluarse un ramillete de tres nombres. Los dos candidatos descartados fueron Giacomo Della Chiesa (el futuro Benedicto XV), sustituto de la Secretaría de Estado, y Pietro Gasparri, en ese entonces secretario de los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios. La preferencia concedida al más joven y el que menos títulos tenía de los tres, fue interpretada como la primera derrota de la línea Rampolla, preanuncio de cuanto habría de suceder en el cónclave.
Privado del derecho de voto al no ser cardenal, cayó sobre Merry del Val la gravosa responsabilidad de preparar y conducir el cónclave más difícil de los últimos dos siglos.
Sarto lo conoció en ese momento, tuvo oportunidad de evaluarlo mientras maduraban las circunstancias de su elección, y pocas horas después de haberse convertido en Papa le comunicó, dejándolo atónito, la decisión de retenerlo como pro-secretario de Estado. “Por ahora no tengo ninguno“, le habría dicho. “Quédese conmigo. Después veremos“.
La designación, para el cargo clave del pontificado, de este español – primer no italiano en conducir la Secretaría de Estado – de treinta y ocho años, que habría podido ser hijo del Papa sesentón, suscitó comentarios y reservas que pesaron en los acontecimientos posteriores. Después de sólo dos meses de prueba, Pío X dejó de lado sus reservas y lo nombró secretario de Estado el 18 de octubre de 1903, elevándolo también a la púrpura cardenalicia. Desde ese momento, la vida de Merry del Val no se separaría jamás de la del pontífice.
DE HIJO DE EMBAJADOR A EMBAJADOR DEL PAPA
¿Quién era Rafael Merry del Val, de quien recordamos el octogésimo aniversario de su muerte? Nacido en 1865 en Londres, donde el padre era embajador de España, se crió entre Inglaterra y Bélgica, y en el año 1885 fue enviado a Roma por el arzobispo de Westminster, el cardenal Herbert Vaughan, para completar su preparación al sacerdocio en el Pontificio Colegio Escocés.
Aquí comenzó una de las más rápidas carreras de toda la historia eclesiástica. Según su biógrafo Pio Cenci, habría sido León XIII en persona quien lo introdujo e impuso en la Pontificia Accademia dei Nobili Ecclesiastici y quien lo utilizó para misiones diplomáticas en Inglaterra, Alemania y Austria, antes inclusive de su consagración sacerdotal. Conocía perfectamente los principales idiomas europeos, pero por cierto no basta la pericia lingüística para justificar tanta atención. En una curia pontificia que estaba buscando fatigosamente recuperar el rol y el rango internacionales luego de la pérdida del poder temporal en 1870, el vástago de la insigne familia inglesa de Merry y del todavía más ilustre linaje español de los del Val debe haber dado prueba de capacidades fuera de lo normal, como para quemar etapas con tanta rapidez.
Luego de su graduación en la Pontificia Universidad Gregoriana, se convirtió en uno de los personajes más influyentes y escuchados de la Roma pontificia, sobre todo para los problemas que estaban en relación con el anglicanismo. El perfecto conocimiento del ambiente y del idioma, los frecuentes viajes más allá de Manica [Mozambique] y la estima del cardenal Vaughan le confirieron una gran autoridad.
Encargado por León XIII de la espinosa cuestión de la validez de las ordenaciones anglicanas –se estaba en los inicios, todavía inciertos y titubeantes, del camino ecuménico– llevó a la Santa Sede a la respuesta negativa, luego oficializada (en setiembre de 1896) con la bula “Apostolicae curae“, de la cual fue él el principal propagador. Sobre la base de una añeja praxis de más de trescientos años y de una minuciosa investigación histórica, León XIII confirmó la “nulidad” de  las “ordenaciones celebradas con el rito anglicano”, negando con ello la sucesión apostólica de tales obispos. El nuevo acercamiento de los anglicanos a los católicos, que estaba en ejecución desde hacía tiempo, sufrió así un compás de espera, mientras el joven prelado se acreditaba como el portavoz de una línea de austeridad doctrinal diferente, si no alternativa, a la política de Rampolla, en ese entonces el secretario de Estado.
Al año siguiente cumplió una larga misión en Canadá, en calidad de delegado apostólico. Tironeados por las tentaciones opuestas del encierro y del hundimiento, los jóvenes católicos canadienses habían pedido ayuda a Roma. Merry del Val se movió allí con equilibrio, sobre todo en relación al problema de las escuelas católicas en Manitoba, y obtuvo un reconocimiento público del Papa en la encíclica “Affari vos“, promulgada en diciembre de 1897. Con palabras totalmente inusuales en un documento oficial, León afirmó que “nuestro delegado apostólico ha cumplido perfecta y fielmente aquello para lo que lo habíamos enviado“.
Luego de retornar a Roma, fue colocado a la cabeza de la Pontificia Accademia dei Nobili Ecclesiastici y fue nombrado obispo. Su rapidísimo ascenso se debió a una sólida preparación histórico-jurídica, a una innata capacidad de relacionarse con cualquiera y a la “agilidad“, como dirá Benedicto XV, con la que resolvía los problemas.
Pero todos sabían que el diplomático capaz era un sacerdote de gran piedad, con costumbres monásticas y una disciplina de vida austera y ascética.
En 1903, como hemos recordado antes, tuvo lugar el salto decisivo hacia el vértice del organigrama vaticano, favorecido en primer lugar por la muerte imprevista de monseñor Alessandro Volpini –todavía no tenía sesenta años– y luego por la decisión inesperada del recién elegido Pío X.
EL HOMBRE JUSTO PARA UN PAPA POCO POLÍTICO Y MUY RELIGIOSO
Al nuevo Papa, elegido justamente para mitigar la excesiva exposición política de la Santa Sede durante la gestión Rampolla, le pareció que Merry del Val, notoriamente extraña a esa gestión, era el hombre adecuado para estampar el viraje decisivo.
Se movía con desenvoltura en el mundo diplomático, manejaba los problemas de la política internacional y conocía perfectamente la curia romana. En síntesis, poseía todo lo que le faltaba al Papa. Al nombrarlo secretario de Estado, Pío X contaba con todo esto, pero contaba también con su joven edad y con su ilimitada devoción al Papado: habría de ser un colaborador fiel que jamás se enfrentaría con él.
Pero seguramente Pío X había tomado en cuenta también otra cualidad de Merry del Val: su vida de piedad. El elogio que el papa Giuseppe Sarto le dirigió el 11 de noviembre de 1903, día de la imposición del birrete cardenalicio, es tan inusual, inclusive en el lenguaje, razón por la cual merece ser reproducido enteramente: “El buen olor de Cristo, señor cardenal, que habéis difundido en los lugares, también en vuestra morada temporal, y las múltiples obras de caridad a las que os habéis dedicado continuamente en el ministerio sacerdotal, especialmente en nuestra ciudad de Roma, os otorgaron, junto con la admiración, la estima universal“.
Más que a las capacidades políticas de su colaborador, la valoración positiva del pontífice estaba dirigida a su mundo moral, a las obras de caridad entre los jóvenes del barrio del Trastevere, a quienes se entregaba sin dobleces. Un Papa esencialmente religioso escogió para sí un secretario de Estado con sus mismas características.
Las vicisitudes del pontificado de Pío X son conocidas. Las relaciones con los Estados se deterioraron un poco por todas partes, hasta llegar a abiertas rupturas. El caso más conocido es el de Francia, donde en diciembre de 1905 fue votada la ley de separación entre Iglesia y Estado. Seis años después le tocó a Portugal, donde se sancionó una ley todavía más brutal. Tensiones análogas hubo en varios países latinoamericanos. El Papa no hizo mucho para modificar el curso de los acontecimientos. Protestó, escribió encíclicas muy fuertes, pero se cuidó muy bien de intentar vías diplomáticas.
En el caso francés, la ley preveía que las llamadas asociaciones de culto, de las que estaba excluida la jerarquía eclesiástica, gestionaran las propiedades de la Iglesia, convirtiéndose así en un polo alternativo a los obispos. El objetivo de desarticular la constitución jerárquica de la Iglesia era evidente, aun cuando no todos lo hayan percibido.
El Papa captó perfectamente el núcleo del problema y opuso un nítido rechazo. Fue un verdadero y auténtico “suicidio legal”, como se ha dicho, desde el momento que la Iglesia de Francia, obligada por Roma a no aceptar la ley –el Pontífice escribió en menos de un año, entre 1906 y 1907, tres encíclicas dedicadas al caso francés– perdió la personalidad jurídica y con ello todo su patrimonio, y debió marcharse de las iglesias en las que se llevaban a cabo cotidianamente las funciones religiosas.
Pero de este modo la Iglesia de Francia recuperó la plena libertad y el control pleno de los nombramientos episcopales, hasta ese momento solicitados al Estado a causa del concordato napoleónico. La decisión de Pío X –entre el “bien” y los “bienes” de la Iglesia he elegido lo primero, habría dicho el Papa–, que obtendrá a posteriori el aplauso de Aristide Briand, el inspirador de la ley –”el Papa ha sido el único en ver con claridad”-, había puesto fin con un solo golpe a tres siglos de galicanismo, de Iglesia nacional, haciendo retornar al catolicismo francés a la plena fidelidad a Roma, también en lo disciplinario.
Fue un viraje fundamental –”acontecimiento doloroso y traumatizante”, lo ha definido Juan Pablo II en la carta a los obispos franceses, escrita en ocasión del centenario de la ley– que descolocó a los contemporáneos y sigue dividiendo a los historiadores. Fue ésta la ocasión que hizo emerger ese idealismo anti-temporal que, a juicio de varios expertos, sería el aspecto verdaderamente revolucionario del pontificado, la gran novedad en la relación entre la Iglesia y el mundo, emergida en la década de Pío X y de Merry del Val.
Con Pío X termina, en síntesis, toda una estación en la historia de la Iglesia, la de las interferencias con la política, de las trampas diplomáticas, de las conexiones tardías entre tronos y altares, de los “obispos con el sombrero” y de los “cardenales de la corte“, de los antagonismos contra algunos Estados y de las concesiones a otros.
A diferencia de su predecesor, Pío X jamás hizo “política exterior”, jamás intentó debilitar en el plano internacional a los países que se mostraban contrarios a la Iglesia, jamás buscó explotar en su propio beneficio las rivalidades, los intereses y las alianzas de las diferentes naciones. Esta línea, que todavía no ha obtenido de los historiadores la atención que merece, no era un repliegue táctico sino una precisa decisión estratégica, como dijo un día el papa Sarto al futuro cardenal Nicola Canali, en ese entonces joven personaje menor de la curia: “Usted es joven, pero recuerde siempre que la política de la Iglesia es la de no hacer política y de avanzar siempre por la vía recta“.
ENTRE LA RENOVACIÓN DE LA IGLESIA Y LA REFORMA DE LA CURIA
Merry del Val colaboró leal y convencidamente con esta política, al igual que con las decisiones de Pío X de radical renovación de la Iglesia: desde la supresión del derecho de veto en los cónclaves, hasta la reforma de la curia y la codificación del Derecho Canónico.
La reforma de la curia romana, realizada en 1908, afectó directamente sus competencias, las que fueron ampliadas, pero en el interior de un diseño de gobierno en el que la Secretaría de Estado era sólo la penúltima de las cinco oficinas vaticanas. El corazón de la curia de Pío X no era la Secretaría de Estado, como lo será con la reforma de Pablo VI, sesenta años después. El corazón estaba representado por las once Congregaciones, en la cima de las cuales estaba situado el Santo Oficio.
Quizás es ésta la razón por la cual el rol de Merry del Val coincide hasta casi confundirse con el del Papa, a diferencia del de sus predecesores y sucesores. Urdiendo poca política, o ninguna, y supervisando el gobierno y la renovación de la Iglesia, Pío X le quitó a la Secretaría de Estado mucho de ese espacio que la convertía en un actor autónomo y reforzó el vínculo con el papado mismo.
Este vínculo se tornó todavía más ajustado en el curso de la experiencia del catolicismo modernista, que hasta ahora le pareció a los historiadores el verdadero “punctum dolens” del pontificado de Giuseppe Sarto.
Mucho se ha escrito sobre esta articulación, y uno de los puntos hasta ahora irresueltos se refiere precisamente a lo obrado por el secretario de Estado. Pero que Merry del Val haya sido protagonista o asistente, ejecutor o inspirador, no parece ser un elemento decisivo de juicio. Decisivo es el hecho que fue plenamente partícipe de la línea antimodernista del Papa, convencido sostenedor de la necesidad de detener esas instancias de renovación en las que ambos visualizaban el riesgo que implica una catastrófica crisis de fe.
JUNTO A PÍO X TAMBIÉN HACIA LOS ALTARES
Era inevitable que un secretario de Estado tan estrechamente identificado con el pontífice al que había servido no fuese confirmado por su sucesor.
En efecto, apenas elegido Papa el 3 de setiembre de 1914, Benedetto XV nombró primero como secretario de Estado al cardenal Domenico Ferrata, quien murió casi inmediatamente, y luego a Pietro Gasparri. Volvemos a encontrar así en la conducción de la Iglesia a dos obispos – Della Chiesa y Gasparri – que habían sido superados por Merry del Val en la vigilia del cónclave de 1903.
Para el ex secretario de Estado, los dieciséis años que él vivió a posteriori debieron ser un período difícil. De Benedicto XV recibió el mismo tratamiento que Pío X había reservado diez años antes a Rampolla: llegó a ser secretario del Santo Oficio –la prefectura de esta Congregación era en ese entonces prerrogativa del Pontífice–, cargo que conservó hasta su muerte imprevista, ocurrida el 26 de febrero de 1930.
Respecto a Pío X, Merry del Val conservó una devoción ilimitada: él estuvo en el origen de la petición que puso en marcha la canonización. El 20 de cada mes, día del deceso del Papa, celebraba una Misa en su sufragio. Pidió ser sepultado “lo más cerca posible de su amadísimo padre y pontífice Pío X“.
Pero su tiempo ya había pasado para siempre, aun cuando en 1953, durante el pontificado de Pío XII – que había comenzado su carrera precisamente bajo su dependencia –, se puso en marcha también para él el proceso canónico de beatificación, en coincidencia con el ascenso a los altares de Pío X, proclamado beato en 1951 y santo en 1954.

Estrategia o caos

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La diplomacia del Vaticano hacia China

Por Ed. Condon– ThePillarCatholic.com
El acuerdo del Vaticano con China sobre el nombramiento de obispos se renovará en los próximos meses.
Aunque ese proyecto sigue en manos de la Secretaría de Estado, en los últimos meses el Papa Francisco ha estado haciendo llamamientos más personales a Pekín, tanto él mismo como a través de su “enviado especial para la paz”, el cardenal Matteo Zuppi.
Pero ¿forman esos hilos conductores de la diplomacia papal un hilo común que se vincula a un conjunto coherente de prioridades y objetivos para las relaciones del Vaticano con China? ¿O están funcionando de manera aislada, dándole a Pekín una ventaja a través de la confusión romana?
Casi desde el momento en que el Vaticano renovó por última vez su acuerdo con China en 2022, su eventual extensión por otro período de dos años fue vista como una inevitabilidad.
El acuerdo, alcanzado por primera vez en 2018, tenía como objetivo sacar a la luz la Iglesia católica clandestina en China, otorgando a los católicos cierta tolerancia por parte de las autoridades estatales y reconciliando al mismo tiempo a los obispos de la Asociación Católica Patriótica China, respaldada por el Partido Comunista, con Roma.
El acuerdo también tenía como objetivo despejar el camino para que Roma y Pekín trabajaran juntos de manera más fluida en el nombramiento de nuevos obispos, permitiendo que se llenaran las docenas de sedes vacantes en el continente.
En vista de esos tres objetivos, el acuerdo ha demostrado, en el mejor de los casos, un éxito mixto durante los últimos seis años.
Lejos de gozar de la tolerancia de la autoridad estatal, los obispos y sacerdotes que se han negado a prestar juramento a la supremacía del Partido Comunista sobre los asuntos de la Iglesia han enfrentado acoso, arrestos y, en algunos casos, simplemente han “desaparecido”.
Por otra parte, la reconciliación de los obispos de la CPCA con Roma, incluidos aquellos consagrados sin mandato papal, ha sido un éxito, al menos en la medida en que ha sucedido: Roma ha declarado que esos obispos ya no son irregulares.
Dicho esto, el papel de la Santa Sede en el gobierno de la Iglesia local aún no está formalmente reconocido en las regulaciones legales de la Iglesia aprobadas por el Estado, y los obispos superiores de la CPCA han ejercido un nivel de autonomía de Roma impensable en cualquier otro lugar, incluso efectuando sus propias transferencias entre diócesis.
En cuanto al nombramiento sin contratiempos de nuevos obispos, el ritmo de las consagraciones ha sido modesto, en el mejor de los casos. Más problemático ha sido el mecanismo real de la participación del Estado chino en el proceso, con una procesión de obispos nombrados e instalados por decreto unilateral del Partido Comunista, junto con nombramientos acordados mutuamente.
Aún más problemáticos, desde una perspectiva eclesiológica, han sido los intentos del Partido de reorganizar las estructuras de la Iglesia, suprimiendo diócesis y erigiendo otras nuevas sin reconocimiento romano.
Dado el progreso limitado y posiblemente retrógrado del acuerdo en sus supuestos términos (traer estabilidad institucional a la Iglesia en China y prever la consagración lícita de nuevos obispos), parecería difícil defender de manera creíble su éxito, y mucho menos su renovación.
Sin embargo, durante los últimos años, la Secretaría de Estado del Vaticano ha sido clara en que la renovación del acuerdo entre el Vaticano y China es esencialmente una formalidad y una conclusión inevitable, incluso si sus principales diplomáticos han hablado de ello en términos cada vez más francos y tristes.
Tanto el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, como el arzobispo Paul Gallagher, máximo diplomático del Vaticano, han sido francos en cuanto al compromiso total del Papa Francisco con la renovación del acuerdo del Vaticano con Pekín, a pesar de las aparentes violaciones de sus normas. Y como servicio diplomático del Papa, la secretaría del Vaticano necesariamente va a seguir la política elegida por el Papa.
Pero, incluso teniendo en cuenta el entusiasmo personal del Papa por el acuerdo, parece claro que no se renovará para cumplir con sus propios objetivos declarados. Más bien, parece más probable que la renovación del acuerdo entre el Vaticano y China se haya convertido en una especie de punto de concesión regular de Roma a Pekín como parte de la búsqueda de objetivos más amplios por parte del Vaticano.
La pregunta urgente parecería ser: ¿son esos objetivos coherentes o alcanzables?
El cardenal Parolin ha sido sincero en los últimos meses sobre el objetivo estratégico más amplio y largamente acariciado por el Vaticano de restablecer alguna presencia permanente del Vaticano en China continental.
Sensible a la opinión del gobierno chino de que la religión es una fuerza externa potencialmente peligrosa contra el gobierno del Partido Comunista -una opinión que impulsa su represión de la religión tanto en el continente como cada vez más en Hong Kong- el cardenal ha articulado una visión de “diplomacia sin diplomacia” y un énfasis en hacer que la Iglesia en China sea más china como un camino para avanzar en su trabajo misionero.
Aunque algunos observadores del Vaticano han descrito este tipo de estrategia como de sangre fría, cabe señalar que ha contribuido potencialmente a algunos avances de bajo nivel, como la participación de dos obispos del continente en las sesiones sinodales del año pasado en Roma.
Ambos obispos fueron tratados a su llegada con escepticismo en algunos sectores de la prensa católica, siendo percibidos como potenciales figuras del PCCh, pero ambos terminaron telegrafiando un gesto razonablemente abierto de independencia al quedarse más tiempo del permitido por sus visas de salida de China.
Pero aunque la retórica de “no diplomacia” de Parolin puede resultar más aceptable para Beijing, la realidad es que China seguirá viendo al Vaticano, ante todo, como un actor diplomático y a la Iglesia como una fuerza potencialmente sediciosa.
En vista de lo anterior, la paciencia romana con las violaciones flagrantes de la soberanía interna de la Iglesia podría ser vista como una especie de tolerancia pragmática, más que como una simple aquiescencia impotente. Pero cualquier cosa que se aproxime a un avance institucional permanente, como el establecimiento de algún tipo de delegación apostólica en el continente, probablemente requerirá una concesión diplomática igualmente permanente: muy probablemente la ruptura de los lazos entre la Santa Sede y Taiwán, algo a lo que Taipei ha estado alerta durante mucho tiempo.
Si se toma como punto de partida una negociación puramente formal, es poco probable que Roma o Pekín sean lo suficientemente francos en sus limitadas discusiones fuera del escenario como para sugerir un intercambio tan explícito de objetivos diplomáticos.
En el caso de Pekín, es probable que parecer demasiado ansioso por interrumpir los lazos formales entre la Santa Sede y Taiwán, hasta el punto de ofrecer una cabeza de puente física para el Vaticano en el continente, se considere una muestra de debilidad respecto de Roma.
Para el Vaticano, por el contrario, incluso la sugerencia creíble de que están dispuestos a negociar su apoyo a Taiwán por alguna ganancia nominal en el continente los haría parecer peligrosamente despiadados en sus maquinaciones diplomáticas, provocando que los prelados del sudeste asiático que han sido públicamente hostiles a China, como el cardenal de Birmania Charles Muang Bo y el cardenal de Yakarta Ignatius Suharyo Hardjoatmodjo, consideren exactamente cuánto (y a quién) Roma podría estar dispuesta a negociar para avanzar con Beijing.
Pero si ninguna de las partes parece capaz de lograr sus objetivos diplomáticos más concretos con la otra, al menos en el futuro previsible, ¿cuáles son exactamente los riesgos actuales?
El año pasado, el papa Francisco anunció que había encargado al cardenal italiano Matteo Zuppi que fuera su enviado personal de paz tras la invasión rusa a Ucrania. Desde entonces, Zuppi ha ampliado su papel a un ámbito global, que va más allá de la crisis de Ucrania y abarca otros puntos conflictivos, como Oriente Medio.
El cardenal tiene tanta libertad en su papel de enviado papal personal que ha realizado viajes a Moscú, Kiev, Washington, Cisjordania y Pekín.
La semana pasada, tanto el Vaticano como el gobierno chino reconocieron que Zuppi había mantenido una conversación “cordial” con el representante especial de Pekín para los asuntos euroasiáticos. La conversación, según ambas partes, fue una continuación de la visita anterior de Zuppi a China el año pasado y se centró en la paz en Ucrania, aunque también abordó “otros” temas.
El mandato itinerante de Zuppi ha dejado a muchos en el actual departamento diplomático del Vaticano con la sensación de que se ha convertido en un polo alternativo de facto del poder diplomático en Roma, conduciendo negociaciones y manteniendo conversaciones sin referencia al actual Departamento de Estado.
Y dado su contacto directo regular con funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, parece más que probable que Zuppi se haya convertido en un canal alternativo de negociaciones entre el Vaticano y China. Si bien sólo es posible especular sobre qué otros temas, si los hubo, pudo haber discutido la semana pasada con Li Hui, es abrumadoramente probable que haya mencionado nuevamente el deseo apremiante del Papa Francisco de visitar China, que el Papa repitió también la semana pasada.
El papel único de Zuppi y la ambición algo más suave de Francisco de visitar China podrían constituir un frente alternativo interesante y viable para el progreso del Vaticano con China, y uno en el que las propias ambiciones de China podrían tener cabida más fácilmente.
Bajo la presidencia de Xi Xinping, China ha sido clara en su deseo de reequilibrar el orden geopolítico global hacia un mundo más multipolar, en el que Beijing sea un contrapeso a Washington.
Para China, la invasión rusa de Ucrania ha sido una oportunidad para aumentar su influencia en los asuntos occidentales, presentándose como un aliado potencial y un freno para Rusia. En otros ámbitos, China ha invertido considerables recursos financieros y diplomáticos para aumentar su influencia a través de la iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda.
En muchas de estas regiones y teatros diplomáticos, el Vaticano sigue siendo una voz influyente, y su trato a China como punto de referencia necesario en la diplomacia global es una victoria real y relativamente fácil de concretar para Beijing.
La pregunta es si Zuppi es consciente de esto y lo está coordinando con el departamento del cardenal Parolin en una especie de enfoque diplomático múltiple hacia China, o si está actuando sin ninguna consideración real por los esfuerzos diplomáticos más formales en otras partes del Vaticano.
Si es esto último, las intenciones del propio Papa Francisco respecto del trabajo del cardenal resultan cruciales.
Si el Papa está efectivamente siguiendo una estrategia deliberada de dos vías con China, sería una apuesta diplomática de alto riesgo, ordenando efectivamente a su propio Departamento de Estado perder terreno y prestigio en las negociaciones sobre el estatus de la Iglesia institucional en China con la esperanza de una victoria de poder blando en la forma de un viaje papal al continente.
Dejando de lado lo alcanzable que sea ese objetivo, los resultados que podría obtener de ese viaje dependerían en gran medida de las ambiciones privadas de Francisco.
Es posible que Francisco esté esperando una especie de momento diplomático decisivo, una suerte de apertura nixoniana de China a la Iglesia, apostando a su carisma personal para ganar a los apparatchiks del partido para los objetivos a largo plazo de la Secretaría de Estado.
Por supuesto, es igualmente posible que el Papa esté esperando una llegada a China más evangélicamente transformadora, algo similar al regreso de San Juan Pablo II a Polonia en 1979, a menudo considerado el origen del movimiento Solidaridad y la eventual caída del comunismo allí.
Si ese es el caso, y logra hacerlo, Francisco podría convertirse en una figura que defina una era, al igual que su predecesor.
Pero, por supuesto, otra opción es que Francisco no esté siguiendo ninguna estrategia coherente y que, en cambio, vea a China simplemente como un problema demasiado grande para resolverlo con una sola idea o plan.
En lugar de eso, podría estar dando permiso a sus enviados, diplomáticos y personales, para que prueben todos los ángulos de aproximación, incluso si no hay un pensamiento común en particular detrás de ellos -o un sentido común de lo que haría que se “ganara”. En ese caso, el deseo declarado del Papa de visitar China podría representar nada más que una “compra de legados” y un deseo de ir a donde los Papas anteriores no han ido, confiando en que la importancia de una visita papal se convierta en una especie de siguiente fase de las relaciones con China.
Si ese es el caso, Francisco, Zuppi y Parolin podrían encontrarse superados en la mesa diplomática y gastar por separado las pocas fichas que tienen para jugar hasta que la casa se lo lleve todo.

Monseñor Pedro Alberto Bustamante

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Obispo de Huánuco: “Mi deber es ser su pastor y su guía

Durante su toma de posesión, Monseñor Pedro Alberto Bustamante López expresó su agradecimiento por la cálida bienvenida y subrayó su dedicación a guiar a la Diócesis con humildad y compromiso.
En una emotiva ceremonia, Monseñor Pedro Alberto Bustamante López asumió oficialmente el cargo de Obispo de la Diócesis de Huánuco, sucediendo a monseñor Nery Vargas, quien fue nombrado para la Diócesis de Carabayllo en Lima. Durante su discurso, el nuevo obispo manifestó su profundo agradecimiento por la cálida acogida recibida y recordó que su misión es servir en nombre de Cristo.
Estoy conmovido y agradecido por este recibimiento, pero no olviden que vengo en nombre de Cristo y soy consciente de que este recibimiento lo hacen a Cristo con humildad para guiar y pastorear a esta Diócesis de Huánuco. Gracias, Huánuco”, expresó Bustamante López ante una audiencia atenta.
La Santa Misa fue presidida por el Nuncio Apostólico en el Perú, Monseñor Paolo Rocco Gualtieri y concelebrada por los Obispos del Perú. Estuvieron presentes el Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana y Arzobispo de Trujillo, Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte OFM; los arzobispos de Ayacucho, Monseñor Salvador Piñeiro; de Huancayo, Monseñor Alberto Huamán, y del Cusco, Monseñor Richard Alarcón.
De igual modo, los obispos de Carabayllo, Monseñor Neri Menor; de Huacho, Monseñor Antonio Santarsiero; de Yauyos, Monseñor Ricardo García; de Chosica, Monseñor Jorge Izaguirre; de Tarma, Monseñor Timoteo Solórzano; de Abancay, Monseñor Gilberto Gómez; de San Ramón, Monseñor Gerardo Zerdin; de Pucallpa, Monseñor Martín Quijano, de Tacna, Monseñor Marco Antonio Cortez y su obispo auxiliar Monseñor Juan Carlos Asqui; de Lima, los obispos auxiliares Monseñor Guillermo Cornejo y Monseñor Guillermo Elías; de Arequipa, el obispo auxiliar Monseñor Raúl Chau, y Obispo Prelado Emérito de Ayaviri, Monseñor Kay Schmalhausen.
El nuevo Obispo de Huánuco subrayó que asumir este nuevo rol representa un gran honor, pero también una enorme responsabilidad. “Mi deber es ser su pastor y guía, ayudándolos a crecer en la fe y a llevar nuestro evangelio a todos los rincones de nuestra Diócesis, palmo a palmo. Caminaremos juntos, madrugada y noche, queridos hermanos”, afirmó con firmeza.
Monseñor Bustamante López destacó que su labor no solo se centrará en la administración, sino también en un compromiso profundo de caridad y cercanía con el pueblo. “Escucharé las necesidades del pueblo, consolaré en momentos de dolor, celebraré los logros y alegrías, y guiaré en los caminos de la fe, misión y santidad”, añadió.
En su llamado a los sacerdotes, diocesanos y religiosos, pidió apoyo y oración para trabajar en comunión, destacando la importancia de construir una iglesia vibrante y misionera. “Hombro con hombro podemos construir una iglesia llena de vida y puertas abiertas, un verdadero testimonio del amor de Dios. Pido humildemente al Espíritu Santo que me ilumine y guíe en este camino que hoy emprendemos juntos”, expresó el obispo.
El nombramiento de Monseñor Bustamante como obispo de Huánuco fue realizado el 1 de junio de 2024. Sin embargo, él eligió asumir el cargo el 8 de agosto en memoria de dos sacerdotes fallecidos. Su discurso fue un momento cargado de emoción, especialmente al referirse a su familia que llegó desde su tierra natal en Cotaparaco, Recuay, Ancash.
Antes de su nombramiento en Huánuco, monseñor Bustamante López dirigió la Diócesis de Sicuani en la región de Cusco.
Fuente: Conferencia Episcopal Peruana.
Michael Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski, los mártires de Pariacoto asesinados por Sendero Luminoso, fueron nombrados beatos por el papa Francisco, por considerarlos mártires y víctimas del odio a la fe.Michael Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski, los mártires de Pariacoto asesinados por Sendero Luminoso, fueron nombrados beatos por el papa Francisco, por considerarlos mártires y víctimas del odio a la fe.

Áncash recuerda a mártires de Pariacoto, asesinados por Sendero Luminoso

Los polacos Miguel Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski fueron beatificados en el 2015

El pueblo de Pariacoto recordó el asesinato de los sacerdotes polacos Miguel Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski, asesinados por Sendero Luminoso en 1991. Foto: ANDINA/Gonzalo HornaEl pueblo de Pariacoto recordó el asesinato de los sacerdotes polacos Miguel Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski, asesinados por Sendero Luminoso en 1991. Foto: ANDINA/Gonzalo Horna.
Fieles y miembros de comunidades campesinas de Pariacoto, en la provincia de Huaraz, región Áncash, participaron en los actos religiosos oficiados en memoria de los sacerdotes polacos Miguel Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski, asesinados por Sendero Luminoso en 1991 y que en el 2015 fueron beatificados por la Iglesia católica.
Ambos sacerdotes son recordados por su gran labor social y por defender su fe durante las épocas de terrorismo en Perú, al punto que los llevó a la muerte en agosto de 1991.
El pueblo de Pariacoto mantiene intacta la gratitud por los beatos polacos Miguel Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski.Campesinos de Cochabamba, Pampas Grande, Yaután y algunos otros distritos cercanos se congregaron en la parroquia Señor de Mayo para recordar el ejemplo de entrega y fe de los religiosos.
En Pariacoto (Áncash) se ofició una misa en memoria de los sacerdotes polacos Miguel Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski, asesinados por Sendero Luminoso en 1991.Además, de los actos religiosos se izaron las banderas en la plaza de Armas de Pariacoto y luego se celebró una eucaristía y finalmente una procesión de las imágenes de los sacerdotes polacos.

Recorrido

Los fieles recorrieron las calles por donde los sacerdotes solían llevar el mensaje del evangelio y en señal de identificación con los problemas de los más pobres y necesitados.
Han pasado 33 años, pero el pueblo de Pariacoto mantiene intacta la gratitud por estos beatos, que lucharon por defender su fe hasta el final.
Los polacos Miguel Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski fueron asesinados de disparos en la cabeza, delante de sus fieles.
En diciembre del 2015, ambos, juntos con el padre Alessandro Dordi, se convirtieron en los primeros beatos y mártires de la fe en Perú, en medio de una ceremonia sin precedentes celebrada en la ciudad de Chimbote.
Fuente: Agencia Andina de Noticias.

Malversación en Luxemburgo

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Cardenal Jean-Claude Hollerich SJ, relator general del Sínodo sobre la sinodalidad

Empleada de Cáritas defrauda 61 millones de euros

Tras la detención de Stéphanie Friob, directora financiera, en el marco de la investigación abierta a raíz de la denuncia por malversación en Cáritas Luxemburgo, se está trabajando activamente en soluciones para garantizar la continuidad de sus actividades.
Tras el anuncio de malversación por un importe estimado en 61 millones de euros, Cáritas Luxemburgo recibió numerosos mensajes de solidaridad y apoyo de instituciones, empresas privadas y particulares. La asociación, que sigue invirtiendo tranquila y plenamente en su misión de ayudar a las personas más necesitadas, ahora busca soluciones para garantizar la continuidad de sus actividades. Se ha elaborado así una lista de prioridades y la primera de ellas se refiere a los empleados de Cáritas Luxemburgo.
Ante 310 personas –del total de 500 empleados que posee Cáritas Luxemburgo, tanto en el Gran Ducado como en el Restaurante del Mundo–, los miembros del consejo de administración y de la dirección general, se expresaron así: “Calmemos nuestra vida personal, que nos resulta muy familiar por estos recientes anuncios. Hemos implementado soluciones psicológicas para quienes deseen beneficiarse de ellas durante este período. Caritas Internationalis y Caritas Europa también ofrecen nuestro apoyo en este contexto”, afirmó Marc Crochet, director general.
A partir de esta semana, Cáritas Luxemburgo podrá contar con el apoyo de una empresa de auditoría que se ha ofrecido voluntariamente para comprobar los procedimientos financieros, detectar y modificar lo que, a nivel técnico y/o humano, pueda haber fallado. Elementos que sin duda nos permitirán comprender mejor cómo fue posible un desvío de esta escala y durante un período de casi seis meses. Porque las pérdidas financieras incluyen tanto las transferencias realizadas desde las cuentas y reservas de Cáritas Luxemburgo, como también las líneas de crédito, es decir, fondos que en realidad no tenía.
Por ello se han iniciado conversaciones con los bancos, por un lado, y con el Gobierno luxemburgués, por otro. Esto implicará negociar con los bancos para satisfacer las necesidades financieras de Cáritas Luxemburgo a corto plazo, a la espera de soluciones más globales. El Gobierno, que ha condenado enérgicamente la malversación de fondos, intenta encontrar soluciones que puedan garantizar la continuidad de las actividades en favor de las personas más necesitadas de Luxemburgo.
Como se está llevando a cabo una investigación, respetamos la confidencialidad de la misma. Estamos colaborando plenamente con el sistema de justicia para que las investigaciones avancen lo mejor posible y tomamos nota de que se ha producido un auto de procesamiento. Pero ahora debemos centrarnos en continuar nuestras actividades sobre el terreno”, recuerda Marc Crochet, director general.
Por lo tanto, a corto plazo, las actividades llevadas a cabo por Cáritas Luxemburgo continuarán y las personas necesitadas, que dependen de la ayuda de la organización, podrán seguir contando con su apoyo.

Escándalo en Cáritas Luxemburgo

La prensa reveló que se trataba de Stéphanie Friob, que ocupaba uno de los cargos directivos. Depositó millones de euros en cuentas de un banco español retirándolos de las cuentas de la organización.
Hasta ahora, estamos hablando de las acciones de una sola persona. La pregunta, sin embargo, es cómo es posible que nadie se dé cuenta de desfalcos tan grandes. Los usuarios de las redes sociales no quieren creer que pueda haber una falta total de control interno en Cáritas Luxemburgo.
Se lanzan acusaciones contra el director Marc Crochet. Se le acusa de irresponsabilidad y mala gestión de Cáritas. También se hacen preguntas en línea sobre el papel del arzobispo de Luxemburgo, el relator general del Sínodo sobre la sinodalidad, el cardenal Jean-Claude Hollerich SJ.
Formalmente, Cáritas en Luxemburgo está dirigida por una fundación cuyos miembros son seleccionados por el arzobispo.
Está previsto que el Papa Francisco visite Luxemburgo a finales de agosto. El escándalo financiero puede ensombrecer profundamente esta visita.
El cardenal jesuita Hollerich es uno de los más cercanos al Papa Francisco. Además ha propugnado abiertamente por un «cambio doctrinal» en la Iglesia. Además, también dice que hay que modificar el Catecismo para justificar la homosexualidad.
Fuente: Lusemburger Wort y Agencia Católica de Noticias.

Seguir la pista ¿adonde fue el dinero?

Por Ines Kurschat y Mélodie Mouzon- www.contacto.lu
El semanario luxemburgués Lëtzebuerger Land escribió que hay dos bancos presuntamente implicados en el caso: Spuerkeess y BGL. La publicación también destacó que un empleado de Spuerkeess formaba parte del Consejo de Administración de Cáritas: Marc Entringer, subdirector de la división de Gestión de Relaciones Institucionales de Spuerkeess y miembro del consejo local de Contern CSV. Para evitar conflictos de intereses, renunció a la junta directiva de Cáritas.

Cáritas de Trier como “tienda de autoservicio

El nombre Hans-Joachim Doerfert les resulta familiar a los vecinos alemanes del otro lado del río Mosela que vivieron en Tréveris a principios del milenio. En 2001, el ex director de Cáritas y sus cómplices fueron condenados a varios años de prisión por haber defraudado a la organización de Tréveris alrededor de 20 millones de marcos [antigua moneda alemana] con facturas falsas, pagos sin devolución, préstamos sin obligaciones de reembolso y asesoramiento y servicios ficticios. contratos publicitarios. El fraude se hizo público en 1999. También se desviaron fondos a través de negocios inmobiliarios dudosos a clubes como el Eintracht Trier (del que entonces era presidente Doerfert) y el 1. FC Saarbrücken.
Durante la investigación policial dimitieron el entonces ministro federal de Transportes, Reinhard Klimmt (SPD), y el ex ministro del Interior del Sarre, Klaus Meiser. La diócesis de Trier también fue duramente criticada por el hecho de que el entonces obispo Hermann Josef Spital protegiera al autor del fraude. El Tribunal Regional de Koblenz declaró en su momento que el principal acusado, Doerfert, se había ganado durante años la confianza de los órganos de control hasta el obispo, de modo que prácticamente gestionaba Caritas solo y, por tanto, podía abusar de ella como si fuera una “autosuficiente” “tienda de servicios”. (Este artículo fue publicado originalmente en Luxemburger Wort y adaptado para Contacto por Ana Tomás).

Presidenta de Cáritas Luxemburgo permanece en el cargo a pesar del fraude en la institución

La presidenta del consejo de administración de Cáritas Luxemburgo, Marie-Josée Jacobs, desmintió ante Luxemburger Wort las especulaciones de que estuviera pensando en dimitir de su cargo, después de que se hiciera pública la noticia de la malversación de 61 millones de euros de las cuentas de la institución.
“Eso es lo que dice la gente que no me conoce muy bien”, afirmó el ex ministro de Familia de CSV, añadiendo que “siempre hay un momento para irse”, pero no será “en momentos difíciles como estos”.
Marie-Josée Jacobs también es miembro del comité de crisis creado recientemente por la institución, que debería aclarar las circunstancias del fraude. Este organismo, presidido por Christian Billon, también debe implementar nuevas normas de gestión en la organización benéfica. Su actividad estará respaldada por el auditor PricewaterhouseCoopers.
El comité incluye también a otros miembros del consejo de Caritas, como Marie-Christine Ries, considerada cercana al cardenal y arzobispo. El portavoz del arzobispado, Gérard Kieffer, confirmó a Luxemburger Wort que ella es el vínculo entre Cáritas y el arzobispado.
También forman parte de este organismo Marc Hengen, Nathalie Frisch y Philippe Sylvestre, miembros de la dirección de la institución.
La arquidiócesis de Luxemburgo sigue de cerca el caso de Caritas, pero “no hace comentarios al respecto” por el momento, afirmó el portavoz del arzobispo. Sin embargo, en algún momento “seguramente se tomará una posición“, señaló también, sin precisar cuándo sucederá.
Estas declaraciones llegan en un momento en el que se conocen nuevas piezas del rompecabezas . Aproximadamente una hora después de que Wort recibiera la respuesta de Gérard Kieffer, radio 100.7 publicó información sobre el caso.
Según la cadena pública, los 61 millones de euros fueron transferidos en varios tramos, de menos de 500 mil euros cada uno, entre febrero y julio de 2024, a cuentas españolas. Son más de cien transacciones en un periodo de tres meses.
100.7 revela también que el director financiero habrá mantenido abiertas líneas de crédito con dos bancos y que la autoridad de control financiero (CSSF) está analizando, por iniciativa propia, las transacciones.
(Artículo publicado originalmente en Luxemburger Wort y adaptado para Contacto por Filipa Matias Pereira).

¿Cómo se protegen las organizaciones contra la malversación y el fraude?

Escuchando fuentes del sector, uno se da cuenta de que son las auditorías internas y externas, los reglamentos internos, los procedimientos rigurosos, pero, sobre todo, los consejos de administración competentes y críticos los que se citan en primer lugar cuando se plantean cuestiones de cumplimiento. El principio de los cuatro ojos, es decir, al menos dos firmas para recibir instrucciones, se aplica a todas las actividades.
En Luxemburgo Air Rescue, por ejemplo, unos procedimientos estrictos, divididos en categorías de la A a la D, definen quién puede hacer qué y con quién. “Para los pagos, los bancos indican qué firmas, clasificadas según el monto, son necesarias para realizar una transferencia. En principio, la persona que realiza la compra o el pedido no debería participar en la liquidación de la factura”, explica Frank Halmes, director ejecutivo.
En el caso de grandes inversiones, nuevos préstamos o hipotecas, no basta con una decisión del consejo de administración, también debe firmar cada miembro de este órgano.
Para evitar fraudes relacionados con cuentas falsas o fantasmas, los nuevos proveedores y sus cuentas bancarias son objeto de un estrecho seguimiento. “No todo el mundo está autorizado a crear nuevos números de cuenta o cambiar los existentes. Esto debe indicarse explícitamente y el director financiero debe validarlo él mismo cada vez”, añade Frank Halmes.

Jean-Claude Hollerich expresa su “profunda indignación

Por Ana Tomas– www.virgule.lu
El cardenal Jean-Claude Hollerich SJ expresó su “profunda indignación” por la malversación de 61 millones de dólares de la que fue víctima Cáritas Luxemburgo, y alentó al comité de crisis, presidido por Christian Billon, a “apoyar lo más posible a las autoridades”, según un comunicado de la organización benéfica.
El comunicado precisa que el arzobispo se reunió con Christian Billon, presidente de la oficina ejecutiva del comité de crisis creado el 28 de julio de 2024, así como con Marie-Christine Ries y Marc Hengen, directores de la Fundación Caritas Luxemburgo, en presencia del vicario general responsable de los bienes temporales de la Iglesia, obispo auxiliar monseñor Leo Wagener, y del tesorero general de la archidiócesis, señor Marc Wagener.

Recuperar la confianza en la institución

Cáritas es una asociación católica internacional cuyo objetivo es ayudar a los más necesitados allí donde está presente, como en el Gran Ducado, así como a las poblaciones vulnerables afectadas por situaciones extremas en diferentes partes del mundo.
Durante la reunión, Jean-Claude Hollerich SJ instó al comité de crisis a “poner en marcha todos los mecanismos necesarios de buena gobernanza” en las nuevas organizaciones que se crearán. “Ahora corresponde al comité de crisis reunir todas las condiciones necesarias para una confianza renovada“, declaró en el comunicado.
La semana pasada se anunció que el comité de crisis había decidido crear dos nuevas estructuras para dar cabida a las actividades de la institución y a los trabajadores durante la investigación del fraude. Uno se hará cargo de todas las actividades nacionales de la organización, mientras que el otro se dedicará a todas las actividades relacionadas con la cooperación internacional.
El objetivo, explica la organización en un comunicado, es que las actividades y los empleados de los órganos de Cáritas Luxemburgo se asocien con “estructuras que puedan beneficiarse de la confianza de los donantes y del público“, la Fundación Cáritas Luxemburgo y Cáritas Accueil et Solidarité Asbl quedarán sujetas a las investigaciones necesarias hasta la finalización del proceso.
Este artículo fue publicado originalmente en el sitio web Contacto.

Comité Olímpico Internacional

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Algunas escenas son una ofensa para los cristianos

En un comunicado, se expresa tristeza por ciertas escenas de la ceremonia de apertura de los Juegos Paris 2024, “un prestigioso acontecimiento en el que el mundo entero se une en torno a valores comunes” y en el que “no debe haber alusiones que ridiculicen las creencias religiosas de muchas personas”.
La Santa Sede expresa su tristeza y pesar en un comunicado relativo a la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París el pasado 26 de julio.

Una ofensa a los cristianos y a los demás creyentes

“La Santa Sede -se lee en el texto-, entristecida por algunas escenas de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París, no puede sino unirse a las voces que se han alzado en los últimos días para deplorar la ofensa causada a muchos cristianos y creyentes de otras religiones”.

Es necesario respetar a los demás

“En un acontecimiento prestigioso, en el que el mundo entero se une en torno a valores comunes”, prosigue el comunicado, “no debe haber alusiones que ridiculicen las convicciones religiosas de muchas personas”. En conclusión, la Santa Sede subraya que “la libertad de expresión, que evidentemente no se cuestiona, encuentra su límite en el respeto a los demás”.
Fuente: Vatican News.

Tres cardenales y veinticuatro obispos envían una carta de protesta al COI por la ceremonia de apertura

Entre ellos los cardenales Souraphiel, Burke y Napier

Exigen que «repudien esta acción blasfema y se disculpen con todas las personas de fe». Además señalan que «Obedientes al Dios que nos llama a rezar con humildad y a rechazar el mal, nosotros, los infrascritos, celebraremos una jornada de ayuno y de oración en reparación por esta blasfemia».
Veintisiete prelados han enviado una contundente carta abierta al Comité Olímpico Internacional (COI) para que «repudie» y «se disculpe» por la «burla intencionalmente odiosa» de la Última Cena durante la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024.
En la carta afirman, «los abajo firmantes se comprometen a un día de oración y ayuno en reparación por esta blasfemia».
La carta fue firmada por 3 cardenales y 24 obispos hasta este momento, el viernes 2 de agosto, en la que señalan: «con asombro, el mundo vio cómo los Juegos Olímpicos de verano en París comenzaron con una representación grotesca y blasfema de la Última Cena».
«Es difícil entender cómo la fe de más de 2 mil millones de personas puede ser tan casual e intencionalmente blasfemada», dijeron los prelados, entre ellos el Cardenal Raymond Leo Burke, el Cardenal Wilfrid Fox Napier OFM, y el Cardenal Berhaneyesus Demerew Souraphiel CM.
Quince de los 24 signatarios son de Estados Unidos, obispos de Argentina, Francia, Ghana, Líbano, Nigeria, Perú y el Reino Unido también firmaron la carta.
Los prelados exigieron que el COI «repudie esta acción blasfema  y se disculpe con todas las personas de fe», advirtiendo que la exhibición «amenaza a personas de todas las religiones y de ninguna, ya que abre la puerta a que aquellos con poder hagan lo que deseen con las personas que no les gustan».
Los organizadores de la carta proporcionaron una dirección de correo electrónico –episcopimundi2022@gmail.com– que otros obispos pueden usar para añadir sus nombres al documento.

Carta abierta de obispos católicos al Comité Olímpico Internacional

«Si mi pueblo, sobre el que es invocado mi Nombre, se humilla, ora, me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra» (2 Cron 7,14)
El mundo entero presenció consternado la grotesca y blasfema representación de la Última Cena con la cual se inauguraron los Juegos Olímpicos de París. Resulta difícil comprender cómo los responsables pudieron permitirse intencionalmente profanar tan a la ligera la fe de más de dos mil millones de hombres.
Nosotros, obispos católicos del mundo entero, exigimos en nombre de todos los cristianos que el Comité Olímpico repudie este acto blasfemo y pida disculpas a todos los hombres de fe. Es difícil imaginarse que cualquier otra religión habría sido deliberadamente expuesta a un escarnio tan odioso ante un público internacional. Sin embargo, este vil acto representa una amenaza para todos, incluidos los creyentes de otras religiones y de ninguna, porque anima a los poderosos a hacer lo que les plazca con quienes desprecien.
Obedientes al Dios que nos llama a rezar con humildad y a rechazar el mal, nosotros, los infrascritos, celebraremos una jornada de ayuno y de oración en reparación por esta blasfemia. En esta ocasión cada uno de nosotros ofrecerá el santo sacrifico de la Misa, en la que la Pasión, muerte y Resurrección de Cristo se nos hacen presentes por medio de nuestra obediencia al mandamiento que Él mismo nos dio en la Última Cena: «Haced esto en conmemoración mía».
La Última Cena es la comida que Jesús de Nazaret tomó con sus amigos más íntimos en la noche antes de su muerte por ellos y por nosotros. Pedimos al Señor que quienes intenten dañar a otros con su poder, y quienes se vean dañados por los poderosos, imiten el amor sacrificial de Cristo, para que la paz, el decoro y el respeto mutuo vuelvan a reinar en el mundo.
Raymond Leo Cardenal Burke (La Crosse, EE.UU.)
Wilfrid Fox Cardenal Napier OFM (Durban, Sudáfrica)
Berhaneyesus Demerew Cardenal Souraphiel CM (Addis Ababa, Etiopía)
Arzobispo Emérito Héctor Rubén Aguer (La Plata, Argentina)
Arzobispo Samuel Joseph Aquila (Denver, EE.UU.)
Arzobispo Emérito Charles Joseph Chaput OFM Cap. (Philadelphia, EE.UU.)
Arzobispo Paul Stagg Coakley (Oklahoma City, EE.UU.)
Arzobispo Salvatore Joseph Cordileone (San Francisco, EE.UU.)
Arzobispo Ignatius Ayau Kaigama (Abuja, Nigeria)
Arzobispo Joseph Fred Naumann (Kansas City en Kansas, EE.UU.)
Arzobispo Gabriel Charles Palmer-Buckle (Cape Coast, Ghana)
Arzobispo Hanna Rahme (Baalbek-Deir El-Ahmar, Líbano)
Arzobispo Emérito Juan Antonio Ugarte Pérez (Cusco, Perú)
Arzobispo Michael Charles Barber SJ (Oakland, EE.UU.)
Obispo Edward James Burns (Dallas, EE.UU.)
Obispo Liam Stephen Cary (Baker, EE.UU.)
Obispo James Douglas Conley (Lincoln, EE.UU.)
Obispo Andrew Harmon Cozzens (Crookston, EE.UU.)
Obispo Hyacinth Oroko Egbebo MSP (Bomadi, Nigeria)
Obispo Jean Clément Marie Gérard Laffitte (Entrevaux)
Obispo Gregory John Mansour (Eparquía de Saint Maron de Brooklyn, EE.UU.)
Obispo Nestor-Désiré Nongo-Aziagbia SMA (Bossangoa, República Centroafricana)
Obispo Thomas John Joseph Paprocki (Springfield en Illinois, EE.UU.)
Obispo David Laurin Ricken (Green Bay, EE.UU.)
Obispo Athanasius Schneider ORC (Maria Santissima en Astana, Kazajstán)
Obispo Daniel Edward Thomas (Toledo, EE.UU.)
Obispo David Arthur Waller (Nuestra Señora de Walsingham, Inglaterra)
Fuente: InfoCatólica.

Nueva Escocia

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El futuro está preservado para la histórica iglesia acadiana de Nueva Escocia

Por  
A una iglesia católica desconsagrada en el condado de Digby, Nueva Escocia, que enfrentaba la sombría perspectiva de ser demolida durante meses, se le ha otorgado una nueva oportunidad de vida.
Las organizaciones sin fines de lucro Nation Prospère Acadie y La Société Héritage Saint Bernard compraron conjuntamente la histórica Iglesia de San Bernardo, ratificando un acuerdo con la Arquidiócesis de Halifax-Yarmouth el 28 de julio.
Este edificio de 1,300 metros cuadrados, inaugurado en 1942, se considera una joya de la corona para la comunidad acadiense local. Cerrado desde el verano de 2022 debido a la pronunciada caída de la asistencia a misa, la arquidiócesis puso a la venta St. Bernard en marzo con un precio de venta de 250,000 dólares.
Michel Cyr, presidente de la junta directiva de Nation Prospère Acadie, dijo que su organización, fundada en 2018 con la misión de apoyar los monumentos culturales de Acadia, se sentía honrada de dar un paso adelante para ayudar a asegurar un futuro para la Iglesia de San Bernardo.
Como herederos de este notable patrimonio acadiense, estamos orgullosos de emprender este nuevo proyecto de salvaguardia“, afirmó Cyr.
Llegar a un acuerdo con la arquidiócesis es solo un primer paso vital para forjar un futuro vibrante para la antigua iglesia católica. Los nuevos propietarios continuarán la campaña de recaudación de fondos de $2.5 millones que comenzó en abril para restaurar la parroquia. La fecha límite propuesta para esta ambiciosa recaudación de fondos es junio de 2024.
Cyr dijo que lo ideal sería que un San Bernardo renovado desempeñara un papel destacado en el Congreso Mundial Acadio, que será organizado conjuntamente por las ciudades cercanas de Clare y Argyle en el suroeste de Nueva Escocia del 10 al 18 de agosto de 2024.
Hemos contactado a los organizadores del congreso de manera informal”, confirma Cyr. “Los detalles son muy imprecisos por ahora, pero, desde nuestro punto de vista, el edificio en sí tiene una acústica excepcional. Se presta a todo tipo de conciertos, ya sean de música popular o clásica”.
En junio, The Catholic Register informó que en el primer mes de la recaudación de fondos se habían recaudado 120,000 dólares. Desde entonces se han recaudado algunas donaciones privadas adicionales, pero Cyr dijo que no pudo obtener una cifra exacta del director ejecutivo de Nation Prospère Acadie, Daniel LeBlanc, ya que se encuentra fuera del país. Sin embargo, aparentemente se han recaudado fondos suficientes para permitir que comience la restauración.
Jean LeBlanc (no pariente de Daniel), presidente de la Société Héritage Saint-Bernard, dijo que “en las próximas semanas, se realizarán obras menores, incluida la restauración de los servicios de agua y alcantarillado en el edificio“.
Se estima que las reparaciones de la antigua parroquia costarán 1,325 millones de dólares. Reformar los sistemas de calefacción y electricidad, reparar los daños causados ​​por el agua en el interior y reparar el mortero exterior son algunos de los puntos de la lista de tareas pendientes.
Parte del dinero de esta recaudación de fondos se destinará a financiar un estudio de viabilidad para determinar los posibles usos del edificio.
La Société Héritage Saint-Bernard está abogando públicamente por que la institución se convierta en apartamentos debido a la escasez de opciones de vivienda rural en toda la provincia. Cyr dijo que esta sugerencia se considerará, pero no es la idea que Nation Prospère Acadie tiene en mente. Su idea es que el edificio se use para funciones cívicas.
En este momento no descartamos ningún proyecto de este tipo, pero no es nuestra primera opción. Nuestra primera opción sería proteger el edificio añadiendo un nuevo techo para ayudar a preservar la maravillosa acústica para cualquier cosa que tenga que ver con conciertos o cualquier otro uso para la comunidad”.
Cyr agregó que los organizadores detrás del mercado de agricultores local ya han propuesto utilizar el sótano de St. Bernard para los fines de semana de verano.
Aunque la antigua parroquia abrió sus puertas para la misa por primera vez hace 81 años, su historia comenzó más de 30 años antes. En 1910, los colonos franceses comenzaron a construir la iglesia de San Bernardo. Durante más de 32 años, los acadianos construyeron una gran casa de culto utilizando más de 8000 bloques de granito y madera contrachapada de abeto Douglas de Columbia Británica. Los carpinteros locales volcaron su talento en la construcción del altar, las barandillas, el confesionario y el suelo.

Católicos orientales

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Obispos católicos caldeos llaman a la unidad

Por LUCAS COPPEN– ThePillar.
Los obispos católicos caldeos han instado a sus rebaños en todo el mundo a mostrar “unidad y unión”, en un mensaje enviado desde su reunión sinodal en la capital iraquí, Bagdad.
En el mensaje del 17 de julio, los obispos animaron a los más de 600,000 miembros de la Iglesia católica caldea a permanecer firmes en la fe, a pesar de las duras pruebas que han vivido en los últimos años.
Como siempre, unámonos en torno a nuestros pastores”, dijeron los obispos. “La unidad y la convivencia son la fuerza de la salvación, mientras que la división y la dispersión son la ruina”.
Nosotros, sus pastores, sus servidores en Cristo, les aseguramos que estamos a su lado y hacemos todo lo posible por ustedes y exigimos sus plenos derechos”.
La Iglesia católica caldea es una de las 23 iglesias católicas orientales autónomas en plena comunión con Roma. La Iglesia oriental tiene su sede en Irak, pero cuenta con una gran comunidad en la diáspora tras la invasión del país liderada por Estados Unidos en 2003 y el avance del Estado Islámico en 2014.
Cientos de miles de católicos caldeos viven en Estados Unidos, con comunidades bien establecidas en Detroit, Michigan y San Diego, California.
La reunión del Sínodo de la Iglesia caldea, celebrada del 15 al 19 de julio, fue la primera de este tipo desde que el líder de la Iglesia oriental, el cardenal Louis Raphaël Sako, regresó a Bagdad después de nueve meses de exilio voluntario, tras una disputa con el presidente iraquí, Abdul Latif Rashid.

Un grupo de obispos caldeos no asistieron a la reunión sinodal. El mensaje del 17 de julio expresó su pesar por “la ausencia de algunos obispos del Sínodo, sin justificación legal”.
Pero El Pilar entiende que los obispos tenían diferentes razones para faltar a la reunión, que compartieron con los organizadores del Sínodo y los funcionarios del Vaticano responsables de las Iglesias Orientales, y sus ausencias no representaron una protesta o un boicot.
El cardenal Louis Raphaël Sako, líder católico caldeo.
En su discurso de apertura del 15 de julio, Sako expresó su gratitud a los obispos por su apoyo después de dejar su residencia en Bagdad y establecerse en el Kurdistán iraquí, tras la decisión de Rashid de retirar un decreto civil de 2013 que lo reconocía como jefe de los católicos caldeos y la persona responsable de sus bienes.
Sako regresó a la capital iraquí en abril, por invitación personal del primer ministro del país, Mohammed Shia’ Al Sudani.
En su discurso a los obispos, Sako, que celebró su 75 cumpleaños el 4 de julio, destacó que “la unidad hace la fuerza”.
Al contrario, la división es destructiva, crea dudas entre los fieles y no favorece a nadie”, afirmó.
Inevitablemente pueden surgir problemas, pero podrían abordarse a través del Sínodo en un diálogo responsable y honesto, en lugar de ‘boicotear’”.
El 17 de julio los obispos discutieron sobre las vocaciones sacerdotales y monásticas.
Aceptaron la propuesta de Sako de nombrar al padre Thomas Tammo como nuevo director del Seminario Patriarcal Caldeo de San Pedro en Erbil, con un año de prueba.
Los padres sinodales eligieron nuevos miembros del consejo permanente de la Iglesia caldea, incluido el obispo Emanuel Hana Shaleta, jefe de la Eparquía estadounidense de San Pedro Apóstol de San Diego.
Monseñor Felix Dawood Al Shabi, líder de la Eparquía católica caldea de Amadiyah y Zakung en Irak, fue elegido secretario general del Sínodo, sucediendo al arzobispo Yousif Thomas Mirkis OP.
El Sínodo también prorrogó el servicio del obispo Antoine Audo, jefe de la Eparquía católica caldea de Alepo, Siria, desde 1992. Audo, jesuita, tiene 78 años, edad que ha superado la edad de jubilación habitual de los obispos diocesanos.
El 17 de julio, los padres sinodales también enviaron una carta al Papa Francisco, agradeciéndole su apoyo a la Iglesia católica caldea y recordando su histórica visita a Irak en 2001.
Sabemos que ustedes defienden firmemente la presencia cristiana en Medio Oriente y por eso les pedimos que oren por nosotros y que nos bendigan a nosotros y a todas nuestras crecientes comunidades en la diáspora”, dijeron los obispos.

Investigado por malestar popular

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El Vaticano investigará a obispo peruano que tuvo romances con varias mujeres

Por Eduardo Campos LimaCrux.
Un obispo de Perú está siendo investigado por el Vaticano después de que una ex empleada habló con un medio de comunicación local, alegando que el obispo mantenía relaciones con mujeres adultas.
El obispo Ciro Quispe López, de la prelatura de Juli, en el sur del Perú, fue acusado por una ex cocinera de recibir regularmente mujeres en su residencia de Juli. Una persona que respondió al teléfono de Quispe y que dijo ser su secretaria negó las acusaciones en comentarios a Crux.
Según la mujer que habló con el medio, Quispe, quien es originario de la ciudad de Cuzco, le pedía periódicamente que limpiara su habitación, donde encontraba evidencias de que allí habían estado mujeres, como ropa femenina y hasta sábanas manchadas con sangre menstrual.
La cocinera contó su historia al sitio web de noticias local Diario sin Fronteras, que también dijo que había obtenido confirmación de los supuestos amoríos del obispo, incluidos mensajes de audio enviados por él a través de aplicaciones de comunicación.
En una de ellas, Quispe llama a una mujer “mi gorda” y le dice que la ama. También le promete que conseguirá algo de tiempo libre y pasará varios días con ella.
Una captura de pantalla muestra a Quispe teniendo una videollamada con una mujer y enviándole un beso.
La ex cocinera dijo a Diario sin Fronteras que el obispo había tenido relaciones con varias mujeres, y nombró al menos siete. Dijo que ella tenía que recibir a las mujeres y, después de los encuentros, limpiar el dormitorio.
A la empleada, cuyo nombre no aparece en el informe, le dijeron muchas veces que no hablara con nadie sobre lo que vio.
Encontré condones usados ​​cuatro veces”, dijo al sitio web.
Las denuncias publicadas por Diario sin Fronteras incluían una fotografía de lo que se creía que era la habitación de Quispe, en la que se veía un condón usado en el suelo, junto a su cama. El sitio web afirmó más tarde que la cocinera había incluido la fotografía entre otras y que no debería haber sido parte del reportaje porque no pudieron confirmar que en realidad mostraba la habitación personal del obispo.
Sin embargo, esa imagen ya había sido reproducida por varios periódicos.
La cocinera, que dejó su trabajo en diciembre de 2023, según Diario sin Fronteras, dijo que Quispe mantiene algunas relaciones desde hace años. Al menos dos de ellas, dijo, involucran a mujeres religiosas.
El 16 de julio, la Nunciatura Apostólica en Perú difundió una carta en la que señala que las diversas noticias publicadas por la prensa que involucran a la Prelatura de Juli llevaron a la Santa Sede a nombrar Visitador Apostólico a Monseñor Marco Antonio Cortez Lara, Obispo de Tacna y Moquegua, con el objetivo de “verificar de manera precisa la situación” en la zona.
La Conferencia Episcopal del Perú reprodujo el documento en sus cuentas de redes sociales al día siguiente.
Las denuncias contra Quispe López han tenido eco en Facebook a través de una cuenta llamada Defendiendo a mi Prelatura de Juli, que también acusa al obispo de desviar fondos de la iglesia en su propio beneficio.
Crux se puso en contacto con los administradores de la página, quienes confirmaron sus acusaciones, aunque se negaron a identificarse alegando problemas de seguridad.
Quispe fue contactado por correo electrónico por Crux. El obispo respondió que estaba “muy interesado” en dar una entrevista, que ha estado sufriendo una campaña de difamación y que hay “manos oscuras” detrás de la acción en su contra. También proporcionó su número de teléfono celular.
Sin embargo, al día siguiente, una persona que dijo ser su secretaria respondió a los mensajes telefónicos de Crux diciendo que Quispe no daría entrevistas debido a la investigación. La persona también dijo que las acusaciones eran falsas y que Diario sin Fronteras se había retractado.

Monseñor Ciro Quispe López, obispo de la Prelatura de Juli.

Memorial contra el obispo de Juli

La situación del obispo de Juli se complica dado que fuentes ligadas a la Iglesia Católica nos informaron que la Nunciatura Apostólica de la Santa Sede en el Perú recibió un memorial firmado por autoridades y cientos de feligreses aymaras. Su caso se compara al de Pawel Bielecki

Por Diario Sin Fronteras– Red de Medios Regionales Perú.
El documento firmado en varias páginas, está dirigido al nuncio apostólico, monseñor Paolo Rocco Gualtieri, quien ya conoce la región, pues fue uno de los prelados que concelebró la Misa de Fiesta en honor a la Virgen María de la Candelaria. Nos mostraron el envío virtual al correo de la Nunciatura y el físico se lo entregarían al obispo visitador, Marco Antonio Cortez Lara.
Solicitamos la destitución inmediata del obispo de la Prelatura de Juli, Ciro Quispe López, por abuso de autoridad, malversación de fondos, desaparición de reliquias religiosas y actos inmorales, que pasamos a detallar a continuación”, se lee en parte del encabezado.

FELIGRESÍA…

Los firmantes se identificaron como “miembros de la Hermandad Virgen Inmaculada Concepción, Hermandad Virgen de las Mercedes, Hermandad del Santo Sepulcro, autoridades políticas, alcaldes de los centros poblados, tenientes gobernadores, colegios profesionales y población en general…
A monseñor Quispe López le es atribuido cargo de abuso de autoridad, por supuestamente haber separado a 12 párrocos del ámbito; y “últimamente han sido destituidos abusivamente el padre Franco Silva y el diácono Dennis Goycochea, para los cuales solicitamos su reposición”.

MUY GRAVE

Entre otras acusaciones están supuestos “actos de inmoralidad de parte del obispo de la Prelatura de Juli, Ciro Quispe López, quien tiene muchas acusaciones comprometedoras de actos sexuales dentro de la casa de la Prelatura de Juli, para probar ello, adjuntamos audio y fotografías de la casa del obispo en donde se puede apreciar hasta preservativos”.
Días atrás preguntamos al referido obispo sobre dicho documento, pero lo soslayó indicando que algunos detractores suyos hacían firmar un documento que no era el memorial en su contra, sino otro donde se exigirían demandas al gobierno: “Sé que están paseando un memorial pidiendo cosas al gobierno, y las firmas seguramente las meterán en ese memorial, están engañando a la gente”, dijo en una conversación a este medio. 

Obispado de Juli, escenario de líos amorosos

El 20 de octubre de 2023 fue una fecha significativa para el obispo de la Prelatura de Juli, Ciro Quispe López, pues celebró a lo grande sus 50 años. Lo que en un inicio prometía ser una reunión formal y austera, se quebrantó con un inusual jolgorio, al menos así lo refieren feligreses del círculo cercano al prelado, ya que -sostienen-, que la Casa Parroquial merece majestad y respeto.

Por Kevin Moncada Xespe- Sin Fronteras
La sala–comedor rompió su silencio, al promediar las 19:15, ya que algunos integrantes de un grupo musical juleño y coristas de la iglesia, entonaron música cusqueña, valicha, huaynos aymaras, algunas cumbias y hasta canciones bolivianas. Los asistentes brindaron con vino y cerveza, además de refrescos y gaseosa. Los enormes cuadros y la pecera de aquel ambiente fueron mudos testigos del frenesí que se extendió hasta las primeras horas del día siguiente.
Aquella noche terminaría en un verdadero escándalo, ya que el licor y sentimientos encontrados provocaron intrigas, escenas de celos y hasta viles ofensas.
Cuando los asistentes despidieron la fiesta, unos abandonaron la Casa Parroquial, otro grupo, en su mayoría damas, se fueron a las habitaciones de la residencia religiosa.
Empero, algunas hermanas que notaron ciertos excesos en los bailes, corroboraron lo que semanas atrás narró a este medio una exempleada de la Prelatura de Juli.
Estas testigos contaron que, pasadas las dos de la madrugada, dos damas que presuntamente mantenían un vínculo amoroso sentimental con el prelado, maltrataron a una tercera joven.
Al parecer, ninguna de ellas sabía del enredo supuestamente amoroso, pero la embriaguez y los celos las traicionaron, terminando en una especie de enfrentamiento romántico.
Esta vez nos mostraron videos grabados desde diferentes ángulos, y por la calidad de las imágenes, fueron captadas por diferentes celulares.
Nos contaron que, cuando las protagonistas descubrieron que estaban en un triángulo sentimental, comenzaron a desvelar supuestas relaciones con el obispo, Ciro Quispe López, con datos íntimos que se restregaban entre ellas.
La fuente nos contó que el material se difundió tras el cumpleaños del clérigo. Cada una pretendió dejar en claro que sería la pareja formal.

BESO VIRTUAL

Recordamos que, en una de las imágenes que se hizo pública, el obispo Ciro Quispe López arruga sus labios, enviando el que sería un beso a una mujer cuya imagen aparece en la parte inferior. La escena corresponde a una captura de pantalla a raíz de una comunicación que ambos sostuvieron vía WhatsApp.
Sin Fronteras viajó hasta Cusco y en esa región pudo identificar a la persona a la que el obispo le envió un beso virtual. Se trata de la profesora Yesenia Trinidad Valenzuela Bravo, quien labora en un colegio de Urubamba. Sus conocidos, cuyas identidades guardaremos en reserva, contaron que el religioso y la maestra se conocen desde hace muchos años, casi dos décadas.
Ella es una de las que mayor escándalo armó aquella madrugada tras el cumpleaños de monseñor Ciro Quispe. Las demás presenciaron la escena y juraron vengarse.
En los videos a los que accedimos, se observa entre el tumulto, a las tres damas. Yesenia Valenzuela, baila alegremente con el obispo en varios momentos y cuando este se contornea con otras, cambia su semblante, su expresión de enojo es clarísimo.
Pasada la medianoche, la maestra -según varios testigos-, protagonizó una escena de celos. A boca de jarro acusó a otra asistente de ser la presunta amante del obispo. «Qué barbaridad, eso ocurrió en la habitación del obispo, ese berrinche lo hizo en su delante y no dijo nada», narró otra fuente.

ARRANQUE DE CELOS

Luego de la pelea, la mayoría acudió a sus alcobas, pero ahí no acabó la pelea. Al día siguiente, el 21 octubre, Valenzuela continuó insultando a la muchacha, acusándola de tener un amorío. La profesora, al percatarse que era grabada, se fue a otro espacio y estalló en lágrimas reclamando la traición. «Después de venir tan lejos y amarlo tanto, me entero esto… ¡Noooo!», gritaba desconsolada.

¿LA OTRA CELOSA?

Una religiosa que estuvo presente en aquella ocasión, señalando el rostro de una señorita que también bailaba con el obispo, dijo que la conocen como «Noni», «y es muy, demasiado cercana a monseñor».
Contó que ella vivía en el Obispado y era la que sembraba discordia entre otras damas que, de vez en cuando, acudían a la casa parroquial.

¿QUIÉN MIENTE?

El sábado 13 de julio, cuando este periodista se reunió con el obispo en la Casa de Retiro de Chucuito, este alegó que la mujer a la que le envió el beso virtual era su pariente, ya de edad. Su versión no se ajusta a la verdad, porque accedimos a partidas de nacimiento y no hay ningún tipo de vínculo familiar directo ni indirecto. Quisimos mostrarle las nuevas pruebas al obispo, pero este rehuyó de hablar. Se negó a dar sus descargos.

CALLA Y OTORGA…

Sin Frontera buscó la versión de Yesenia Valenzuela, se excusó de hablar, arguyendo que estaba en el colegio, con sus alumnos. «No puedo (hablar) estoy con mis niños», dijo. Le indicamos que era feriado, pero insistió que «hoy estoy laborando».
La maestra no negó el acto de celos, y dijo «Ahora no lo puedo atender… Usted puede tener todo (videos y testimonios), pero pueden ser cosas que no son», añadió y se comprometió a devolvernos la llamada, pero hasta altas horas de la noche no lo hizo.
Fuente: Diariosinfronteras.com.pe

Luis María de Borbón y Vallabriga

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Por Carlos Rodríguez López-Brea
Conde de Chinchón (XIV) y marqués de San Martín de la Vega (I). Cadalso de los Vidrios (Madrid), 22.V.1777– Madrid, 19.III.1823. Teólogo, arzobispo de Toledo, cardenal y regente.
Hijo primogénito del matrimonio morganático entre el infante Luis Antonio de Borbón (hijo de Felipe V y de su segunda esposa, Isabel de Farnesio) y la joven María Teresa Vallabriga y Rozas, procedente de una familia de rancia hidalguía aragonesa. Que Luis María naciera fuera de Madrid se explica porque su padre había sido expulsado de la Corte en razón de una pragmática de Carlos III, que castigaba los matrimonios desiguales con la pena del destierro. Los hijos nacidos de estas uniones, según proclamaba esa pragmática, no gozarían de los privilegios, títulos u honores de sus padres principales, debiendo utilizar en cambio el apellido del progenitor de menor condición social. No pocos contemporáneos vieron en la pragmática, aprobada coincidiendo con la boda del Infante en 1776, un intento de Carlos III de garantizar la pacífica sucesión en su hijo Carlos IV (que había nacido en Nápoles y no en España, exigencia de la Ley Sálica a los futuros Reyes españoles), frente a los hipotéticos derechos dinásticos que algunos pudieran reclamar para su hermano Luis Antonio y de su descendencia.
Lejos de esas polémicas, Luis María de Vallabriga pasó la mayor parte de su infancia en Arenas de San Pedro (Ávila), donde recibiría una educación ilustrada de la mano de maestros de la talla de Estanislao de Lugo o del músico Luigi Boccherini. Tuvo el matrimonio dos hijas más, María Teresa y María Luisa. Cuando falleció el Infante en 1785, quiso el Rey que sus tres sobrinos se educaran en Toledo bajo la tutela del cardenal Lorenzana y lejos de la madre. Luis María en concreto vivió en el palacio arzobispal de esa ciudad, entregado al estudio de toda clase de materias, desde las ciencias naturales a las lenguas extranjeras.
Inclinado, sin embargo, por las cosas de la Iglesia, recibió la primera tonsura con quince años, edad en la que también, por deseo de Lorenzana, le fue conferido el arcedianato de Talavera, una de las principales dignidades del cabildo de la catedral de Toledo.
En 1794 se doctoró en Cánones y Leyes por la Universidad de Toledo, en el curso de una ceremonia especial.
Ese mismo 1794 pudo el joven suceder en el título y la posesión del condado de Chinchón que había gozado su padre, en este caso gracias a una dispensa personal de Carlos IV a la pragmática de 1776.
El nuevo Rey, que no veía en sus primos amenaza alguna a sus derechos dinásticos, se decidió a rehabilitarlos por completo, ordenando que los hermanos Vallabriga pudieran hacer uso en primer término del apellido Borbón y que recibieran la Grandeza de España de primera clase propia de su alta alcurnia.
No menor papel tuvo en esta rehabilitación el todopoderoso Manuel Godoy, que en 1797 se había casado con María Teresa, la mayor de las hermanas de Luis María. Esta circunstancia favoreció también las ambiciones eclesiásticas de Luis María de Borbón, puesto que el favorito pensó que su joven cuñado podría ser el instrumento perfecto del que se sirviera la Monarquía borbónica para intervenir más directamente en los negocios y las rentas de la Iglesia. Al considerarlo pieza clave en sus objetivos regalistas, la Corte española obtuvo de Roma que, en cuestión de dos años, se nombrase al joven Luis María de Borbón primero arzobispo de Sevilla (a la par que se ordenaba sacerdote, en 1799), luego cardenal de la Santa Iglesia Romana con el título de Santa María de la Scala, y ya, por último, a finales de 1800, arzobispo de la gigantesca diócesis de Toledo (que también incluía Madrid), con el privilegio de retener la mitra de Sevilla en calidad de administrador.
Pocas veces habrá habido en la Iglesia una carrera tan meteórica. Fue creado también marqués de San Martín de la Vega.
Semejantes nombramientos, además, deben entenderse como un deseo de Roma por satisfacer los deseos del Rey español en un momento particularmente delicado para la estabilidad de la Santa Sede. Cardenal y arzobispo de Toledo y de Sevilla a un mismo tiempo, eran éstas curiosamente las mismas dignidades y títulos eclesiásticos que había gozado el infante don Luis durante su niñez y adolescencia, aunque a diferencia de su padre, el joven Luis María sí sentía una sincera vocación religiosa y jamás expresó deseos de renunciar a ella.
Instalado en la cúspide de la Iglesia española, una nueva negociación entre Godoy y la Santa Sede convirtió en 1802 a Luis de Borbón en visitador apostólico de todas las órdenes regulares de España. En esta misión, el cardenal debía coordinar la inspección general de todos los conventos de frailes y monjas, con vistas a una futura reforma o extinción de los menos necesarios. Aunque se hicieron algunas visitas y se elevaron informes parciales, la reforma como tal no se llevó adelante, porque la Corte sólo veía en ella un primer paso hacia otro objetivo más ambicioso, la segregación de los religiosos españoles de sus superiores extranjeros. España logró ese objetivo a medias en la bula Inter Graviores (1804), pues si bien el Papa consintió en que las congregaciones españolas tuvieran un vicario propio, éste habría de estar sometido al general de la Orden correspondiente. Tras conseguir del Papa Inter Graviores, el interés del Gobierno por la visita de regulares bajó de forma considerable; el cardenal, sin embargo, continuó su labor inspectora, con algunas actuaciones sobresalientes en la Merced Calzada y en la Orden Franciscana.
Por el camino, las relaciones entre Borbón y su cuñado Godoy se fueron enfriando a medida que se hacían públicas las infidelidades conyugales del favorito.
El cardenal ya había forjado entonces un pensamiento propio (distinto en parte al de Godoy), que venía a ser una compleja suma de catolicismo ilustrado, episcopalismo y rigorismo moral, no incompatible con la aceptación de algunas novedades políticas y científicas ni, en lo personal, con una mal disimulada pasión por el lujo y la etiqueta. Don Luis, pese a su posición, no se implicó directamente en las tradicionales pugnas entre eclesiásticos progresistas y conservadores, aunque se sentía más próximo a los primeros.
Tras la renuncia de Carlos IV al trono en marzo de 1808 y la entrada de tropas francesas en España, el cardenal creyó más prudente desplazarse a Toledo (alejado de la Corte), en compañía de su hermana María Teresa, separada de Godoy. A mediados de abril, fue testigo de un motín popular en la capital de su diócesis, aparentemente contra la presencia de soldados franceses, pero que adoptó ribetes de revuelta social contra las élites urbanas, y que incluso amenazó la seguridad de su persona, que no pocos seguían identificando con la del aborrecido Godoy.
Esta incontenible violencia popular, unida a la aparente voluntariedad de las renuncias de Bayona, explican que en un primer momento Luis de Borbón aceptara a José Bonaparte como nuevo Rey, y que incluso remitiera un oficio a Napoleón ofreciéndole su “amor, fidelidad y respeto”.
Tras la momentánea retirada de los franceses que significó la batalla de Bailén, el cardenal se pasó al bando nacional, atribuyendo a la violencia de las bayonetas su anterior fidelidad a José I. Presidió la Junta Suprema de Toledo que organizó en esa provincia la resistencia al francés, aunque un nuevo avance de las tropas invasoras en diciembre de 1808 le obligó a retirarse a Sevilla, sede de su segunda diócesis. Al ser el único Borbón que vivía en zona nacional, no pocos vieron en él la persona más adecuada para presidir una regencia, o, en su defecto, un cuerpo político provisional que hiciera las veces del Monarca.
En apariencia ajeno a esos movimientos, el cardenal Borbón dedicó sus esfuerzos a resolver los negocios eclesiásticos que estimaba más urgentes. Cuando se supo que Pío VII era rehén de Napoleón, Borbón se enzarzó en un duro enfrentamiento con el nuncio por cuestiones tales como la confirmación canónica de los obispos, la concesión de dispensas matrimoniales o el gobierno de las congregaciones religiosas, cuyas facultades el nuncio se atribuía como representante papal, y que el cardenal, con algún que otro matiz, prefería que ejerciera el cuerpo episcopal español, o, en su defecto, él mismo en calidad de primado y de visitador apostólico de regulares. Estaba en juego quién podría hacer las veces del Papa en ausencia de éste, con el agravante de que los obispos españoles tendrían que optar por una u otra legitimidad. Por lo general, los gobiernos del bando patriótico se inclinaron por las tesis del cardenal Borbón, ya que participaban del muy extendido propósito de impulsar una Iglesia católica más “españolizada”.
Un nuevo avance francés a comienzos de 1810 forzó al cardenal a establecerse en Cádiz. Cuando en septiembre de ese año se abrieron las Cortes, Luis de Borbón se apresuró a jurar lealtad al nuevo cuerpo soberano, apoyando con este gesto desde la Iglesia la legalidad de principios revolucionarios tales como la soberanía nacional o la división de poderes. Es fácil comprender por eso que el cardenal fuera una figura muy bien considerada en las filas del naciente liberalismo español, que vieron en él un eclesiástico abierto a novedades y un posible colaborador en sus proyectos eclesiásticos.
Al recrudecerse la guerra, Borbón pasó varios meses refugiado en el sur de Portugal. Cuando en mayo de 1812 regresó a Cádiz, reconoció la validez de la nueva Constitución española, en la que dijo no encontrar nada contrario a la religión católica, sino muy por el contrario, un firme sostén de la misma, proclamada religión “única y verdadera” del Reino.
También terció el cardenal durante la formidable controversia que acompañó la publicación del decreto de abolición del Santo Oficio por las Cortes; casi a contracorriente, el primado aprobó y puso en práctica la medida, por no ver en la Inquisición un cuerpo necesario para la conservación de la fe católica. En sustitución de ésta, sin embargo, mandó crear unos polémicos tribunales diocesanos, encargados de juzgar las causas de fe “con arreglo a los cánones y a la Constitución”.
Esta relativa sintonía con el grupo liberal disparó su carrera política: fue elegido consejero de Estado al poco de aprobarse la Constitución, y en medio de la polémica que siguió al asunto de la Inquisición, en febrero de 1813 las Cortes de Cádiz echaron mano del prestigio de su apellido para nombrarle presidente de la Regencia, que era el cuerpo que detentaba el poder ejecutivo. En su nueva misión, no le tembló la mano a la hora de firmar medidas represivas contra el clero anticonstitucional, mandando procesar a varios obispos y a no pocos sacerdotes y frailes; decretó incluso la expulsión de España del nuncio Gravina cuando se supo que éste acaudillaba en secreto la oposición de una parte de la Iglesia a varios decretos de las Cortes.
Todo ello lo hizo en coherencia con su manera de pensar, que consideraba un grave delito oponerse en los púlpitos a un Gobierno legítimo y católico. Esta actitud, como era de esperar, enfrentó al primado con el clero más conservador, que le consideraba un hombre sin criterio manejado por los liberales. En realidad, Borbón patrocinaba un proyecto intermedio que trataba de conciliar el liberalismo político con el mantenimiento de los mayores privilegios posibles para el clero.
En calidad de presidente de la Regencia, Borbón fue el encargado de recibir a Fernando VII cuando volvió a España tras la firma del Tratado de Valençay. El encuentro entre los dos parientes se produjo el 16 de abril de 1814 en Puzol, cerca de Valencia. Borbón besó la mano del Rey en señal de respeto, pero sin la teatral humillación que los publicistas de Fernando quisieron dar a este episodio, interesados en ver en él un traspaso de soberanías.
En cualquier caso, el regreso de Fernando a su trono absoluto fue fatal para el cardenal. Desterrado en Toledo por su ambiguo pasado liberal, perdió el favor del Rey y tuvo que renunciar a la mitra de Sevilla y su cargo de visitador apostólico de regulares. Además, la Santa Sede apoyó la actuación del nuncio Gravina en el pasado conflicto de jurisdicción eclesiástica que había distanciado a ambos personajes. El enfado de Fernando hacia su tío segundo no fue, pese a todo, duradero; a finales de 1816, el cardenal fue autorizado a residir en Madrid, y gracias a la mediación de José de Melgarejo, duque de San Fernando -esposo de su hermana menor, María Luisa, desde 1817-, primado y Rey pudieron reconciliarse en 1818.
Esta reconciliación no fue, sin embargo, ningún impedimento para que los liberales volvieran a echar mano del cardenal Borbón cuando volvieron al poder.
El 9 de marzo de 1820 el cardenal fue elegido presidente de la Junta Provisional Consultiva, un cuerpo híbrido ejecutivo y legislativo que se encargó de la dirección política de España hasta la apertura de las Cortes en julio. Tras abandonar este empeño, se incorporó al Consejo de Estado, del que formó parte hasta su muerte en 1823.
Con ser esto importante, más aún lo fue el tenor de una pastoral suya fechada el 15 de marzo de 1820, en la que saludaba la instauración en España de un sistema constitucional, y amenazaba con sanciones a los sacerdotes que “sembraran cizaña”. Este mismo mensaje lo repitió en otras varias pastorales. Dada la disposición de Borbón de acatar las leyes eclesiásticas emanadas del cuerpo soberano, por polémicas que éstas fueran, no es muy difícil colegir que durante el Trienio Liberal las relaciones entre el cardenal y el poder político fueron por lo general correctas.
Más allá incluso del simple acatamiento, Borbón colaboró decisivamente con los gobernantes en la aplicación de la Ley de regulares de octubre de 1820, que suprimía un amplio número de casas religiosas y sometía los conventos resultantes a la jurisdicción de los obispos. En consonancia con otras leyes y decretos, el cardenal exigió a sus sacerdotes que en los templos se explicara la Constitución, y acogió con generosidad a los frailes que pidieron secularizarse, destinándoles a la atención de parroquias pobres. No se opuso tampoco al cese fulminante de los eclesiásticos que el Gobierno juzgaba “desafectos”, y que en su propia diócesis llegarían a ser más de un centenar.
Esta fluida colaboración con el Estado le costó, sin embargo, algunas duras reprimendas de Roma y del nuncio Giustiniani, cuya estrategia estaba orientada a sabotear las leyes eclesiásticas que emanasen de la autoridad civil.
En otros puntos, todo hay que decirlo, sí hubo roces de cierta envergadura entre Borbón y el régimen liberal, por ejemplo por la pretensión del prelado de que todos los libros publicados en España fueran sometidos a una especie de censura episcopal, lo que las Cortes rechazaron por resultar incompatible con la libre imprenta. Tampoco fue del agrado del cardenal el nuevo sistema de financiación del clero que se diseñó a partir del medio diezmo, y que, mal planteado y peor ejecutado, menguó de forma considerable los ingresos económicos de la Iglesia.
Aunque estas medidas pudieran desagradarle, no se opuso abiertamente a ellas. En cambio, sí hizo saber al Gobierno que no estaba dispuesto a transigir con el proyecto de “arreglo del clero” presentado por un grupo de diputados de las Cortes, y que reducía al mínimo los lazos de comunión entre la Iglesia española y la Santa Sede. El “arreglo” no salió finalmente adelante por los muchos recelos que levantó, incluso en el sector de la Iglesia más proclive a colaborar con los gobernantes; en todo caso, la actitud de Borbón en ese asunto era sintomática del clima de radicalización política que se vivió en España entre 1822 y 1823.
A comienzos de 1823, la salud de don Luis, que siempre había sido muy delicada, empeoró de forma notable. Desde muy joven arrastraba una penosa gota, que en los últimos tiempos no había hecho sino agravarse, y que acabó con su vida el 19 de marzo de 1823, con tan sólo cuarenta y cinco años. Esta muerte le libró sin duda de la formidable represión que se desató en 1823 contra los liberales. Fue distinguido durante su vida con la Orden del Toisón de Oro, con la Gran Cruz de Carlos III, con la Orden americana de Isabel la Católica y con las órdenes italianas de San Genaro y San Fernando de Nápoles. Está enterrado en la sacristía de la catedral de Toledo.
Obras:
Pastoral del Cardenal Arzobispo a su clero”, en M. de Santander, Retiro espiritual para los sacerdotes o El sacerdote preparado para el juicio de Dios en diez días de ejercicios espirituales, t. 1, Madrid, Imprenta de la Administración del Real Arbitrio de Beneficencia, 1802, págs. XI-XVII;
Carta Pastoral del Emmo. Sr. Arzobispo de Toledo, de 30 de septiembre de 1808, Toledo, Imprenta de Tomás Anguiano, 1808;
Exhortación pastoral del Emmo. Sr. Arzobispo de Toledo, de 27 de octubre de 1808, Toledo, Imprenta de Tomás Anguiano, 1808;
Exhortación Pastoral del cardenal de Borbón, Arzobispo de Toledo y administrador de Sevilla, a todos los fieles de los dos Arzobispados, de 13 de enero de 1813, Cádiz, Imprenta Tormentaria, 1813;
Exhortación pastoral del Eminentísimo Sr. Arzobispo de Toledo, de 23 de enero de 1815, Madrid, Imprenta de Ibarra, 1815; Pastoral de Illmo. Sr. Don ~ al clero y fieles de su Diócesis, de 15 de marzo de 1820, Madrid, Imprenta de la Compañía, 1820;
Pastoral del Emmo. y Excmo. Sr. Don ~ a sus diocesanos, de 29 de abril de 1820, Madrid, Imprenta de la Compañía, 1820;
Pastoral de ~ dirigida al Consejo de la Gobernación, Vicarios Generales, Jueces y Fiscales Eclesiásticos, Curas Párrocos, Ecónomos y Tenientes de mis feligresías, Sacerdotes y diocesanos, de 6 de mayo de 1821, Madrid, Imprenta de la Compañía, 1821.
Bibliografía:
P. Gravina, Manifiesto del Arzobispo de Nicea, don Pedro Gravina, Nuncio y legado de Su Santidad sobre las ocurrencias de su extrañamiento. Apéndice al Manifiesto anterior o documentos justificativos de este expediente, Madrid, Imprenta Repullés, 1814;
J. M. Queipo de Llano, Conde de Toreno, Historia del levantamiento, guerra y revolución de España, Madrid, Rivadeneyra, 1872;
I. Olavide, “Don Luis de Borbón y Farnesio y Don Luis de Borbón y Vallabriga”, en Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 6 (1902), págs. 437-455;
J. Alonso Morgado, Prelados sevillanos o Episcopologio de la Santa Silla Metropolitana y Patriarcal de Sevilla, Sevilla, Tipografía de Agapito López, 1906, págs. 740-755;
B. de Rubí, Reforma de regulares en España a principios del siglo XIX. Estudio histórico-jurídico de la Bula “Inter Graviores” (15 de mayo de 1804), Barcelona, Librería Bosch, 1943;
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B. E. Buldain Jaca, Régimen político y preparación de Cortes en 1820, Madrid, Publicaciones del Congreso de los Diputados, 1988;
A. Matilla Tascón, El Infante don Luis de Borbón y su herencia, Madrid, Ayuntamiento-Instituto de Estudios Madrileños, 1989;
W. J. Callahan, Iglesia, poder y sociedad en España, 1750-1874, Madrid, Nerea, 1989;
F. Vázquez García, El Infante don Luis Antonio de Borbón y Farnesio, Ávila, Diputación Provincial, 1990;
M. Morán Orti, Revolución y reforma religiosa en las Cortes de Cádiz, Madrid, Actas, 1994;
C. Rodríguez López-Brea, Frailes y revolución liberal. El clero regular en España comienzos del siglo xix (1800-1814), Toledo, Azacanes, 1996;
Don Luis de Borbón, el cardenal de los liberales (1777-1823), Albacete, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, 2002.

Vladimir Fekete SDB obispo de Azerbaiyán

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La ceremonia de consagración de Monseñor Vladimir Fekete, celebrada en la iglesia de la Inmaculada Concepción de Bakú, fue presidida por Monseñor Paul Richard Gallagher, Secretario de Relaciones con los Estados. Estuvieron presentes en la Ceremonia Monseñor Savio Hon Tai-Fai SDB y Nuncio Apostólico en Grecia; Monseñor Enrico dal Covolo SDB, Rector de la Pontificia Universidad Lateranense; Monseñor Alois Kothgasser SDB, Arzobispo emérito de Salzburgo; Monseñor Ludwig Schwarz SDB, obispo emérito de Linz; Monseñor Paolo Pezzi, Arzobispo de Moscú; Monseñor Giuseppe Pasotto, Administrador Apostólico del Cáucaso de los Latinos; el Padre Tadeusz Rozmus, Consejero para la Región de Europa Centro y Norte; el Padre Josef Ižold, Superior de la Inspectoría de Eslovaquia, del que forma parte la comunidad salesiana de Azerbaiyán, y varios representantes de la Iglesia Ortodoxa y otras comunidades cristianas que operan en Azerbaiyán.
“Con esta decisión, el Papa quiere que la Iglesia en Azerbaiyán progrese bajo la guía paterna del obispo”, manifestó Monseñor Gallagher. “La vida de Monseñor Fekete representa la aventura de la fe. Cuando descubrió su vocación, en su tierra natal, Eslovaquia, no podía vivir en libertad y pasó los primeros años del sacerdocio escondido. Este hombre ha demostrado un gran coraje, que se traduce en un verdadero espíritu de servicio, como un auténtico Hijo de Don Bosco”, agregó Monseñor Gallagher sobre Monseñor Fekete, muy comprometido siempre con la paz y el diálogo en Azerbaiyán.
Después de la celebración Monseñor Fekete se dirigió a los miembros de la pequeña Iglesia de Azerbaiyán y les expresó que su “corazón, fuerza, tiempo” y todo lo que tiene, “les pertenece. Gracias por su apoyo y su cooperación”, declaró.
También se dirigió a numerosas personalidades eclesiásticas y les agradeció el trato recibido en sus años como Prefecto Apostólico: “Ustedes han sido muy cercanos a mi persona en los últimos años del servicio sacerdotal. Realmente aprecio vuestra presencia el día de hoy. Lo mismo les digo a ustedes, queridos hermanos sacerdotes, a mis parientes, a los fieles de mi ciudad natal, y en particular a todos los hermanos y hermanas de la Familia Salesiana”.
Monseñor Fekete, primer obispo de la Iglesia de Azerbaiyán, eligió como lema de su episcopado el texto salesiano ‘Da mihi animas’, como un recordatorio para trabajar por la salvación de las almas confiada a su servicio pastoral.
Fuente: Salesianos.info

PRIMERA REUNIÓN DE LA NUEVA CONFERENCIA EPISCOPAL CATÓLICA DE ASIA CENTRAL

Se crea la Conferencia Episcopal Católica de Asia Central: en su primera reunión participan obispos de 10 países.

Del 27 al 29 de abril de 2022 tuvo lugar en Kazajstán un acontecimiento histórico: más de diez obispos católicos y administradores apostólicos en representación de 10 países se reunieron para celebrar la primera sesión plenaria de la Conferencia Episcopal Católica de Asia Central (Kazajstán, Kirguistán, Uzbekistán, Tayikistán, Turkmenistán, Afganistán y Mongolia). Esto se debe a la reforma administrativa (Decreto del 8 de septiembre de 2021) llevada a cabo por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos de la Santa Sede (Vaticano). Una nueva conferencia episcopal internacional reunirá a católicos de varias regiones de Asia Central y ejercerá funciones pastorales en su nombre.
En esta reunión participaron: el arzobispo Francis Assisi Chullikatt (Nuncio Apostólico de Kazajstán), el arzobispo Alfred Xereb (Nuncio Apostólico de Corea del Sur), el obispo Giorgio Marengo IMC (Prefecto Apostólico de Ulaanbaatar), el obispo Vladimir Fekete SDB (Prefecto Apostólico de Azerbaiyán), el padre Giovanni Scalese CRSP (responsable de la Misión sui iuris en Afganistán), el arzobispo Jan Piotrovsky (Ordinario de la Diócesis de Kielce, Polonia), el obispo José Luis Mumbiela Sierra (Presidente de la Conferencia Episcopal Católica de Kazajstán, Ordinario de la Diócesis de la Santísima Trinidad en Almaty), el obispo Adelio Del’Oro (Ordinario de la Diócesis de Karaganda), el obispo Evgeny Zinkovsky (Obispo Auxiliar de la Diócesis de Karaganda), el arzobispo Tomash Peta (Ordinario de la Arquidiócesis de María Santísima en Astaná), Monseñor Athanasius Schneider (Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de María Santísima en Astaná), Monseñor Jerzy Maculewicz (Administrador Apostólico de Uzbekistán), Arcipreste Mitrado Vasyl Hovera (Administrador Apostólico para los Católicos de Rito Bizantino en Kazajstán y Asia Central), Padre Peter Sakmar (Administrador Apostólico de la Administración Apostólica de Atyrau), Padre Andrzej Madej (Primado de la Misión sui iuris en Turkmenistán), Padre Anthony Corcoran SJ (Administrador Apostólico en Kirguistán), Padre Pedro Ramiro López IVE (Jefe de la misión sui iuris en Tayikistán).
La Conferencia Episcopal (en adelante, la BC) es un órgano permanente (con personalidad jurídica) de la Iglesia Católica (en adelante, la CC), que reúne a los obispos católicos de un país o de un territorio determinado, establecido por la Santa Sede para coordinar las actividades en ese territorio. Un obispo es un clérigo que dirige una diócesis (una parte separada de la CC dentro de ciertos límites geográficos) en cooperación con todos los sacerdotes de la diócesis.
Los objetivos de la Conferencia Episcopal son: determinar las reglas de vida eclesial comunes a todos los países miembros de la BC (condiciones y orden del catecumenado, edad de admisión a los sacramentos, normas para la recolección de donaciones, principios de administración de los bienes eclesiásticos, algunas cuestiones de justicia eclesiástica); preparar traducciones de libros litúrgicos a lenguas modernas para ser aprobadas por la Santa Sede; introducir un testimonio eclesiástico vivo en las sociedades de los países pertenecientes a la BC; proporcionar soluciones a cuestiones (como la cooperación ecuménica para la unidad cristiana, la educación, el trabajo caritativo y social, el diálogo interreligioso y las cuestiones medioambientales) que son cruciales para la evangelización y la inculturación del Evangelio en el contexto de los tiempos y las vidas de las personas en Kazajstán, Kirguistán, Uzbekistán, Tayikistán, Turkmenistán y Mongolia.
En la primera reunión de la Conferencia Episcopal Unida de Asia Central se elaborará también su Carta, que, entre otras cosas, establecerá el procedimiento para la celebración de las sesiones plenarias de la conferencia, el trabajo del Consejo Permanente de Obispos y de la Secretaría General de la conferencia, así como otros servicios y comisiones que contribuyan a un mejor logro de sus objetivos. En la primera reunión plenaria se elegirá también al Presidente de la Conferencia Episcopal, que representará a la Conferencia Episcopal en sus relaciones con todos los interesados. Los participantes de la Conferencia Episcopal visitarán también lugares de importancia para los católicos en Karagandá, así como el Santuario Nacional de la Reina de la Paz en Ozernoye, donde dedicarán Asia Central a la Santísima Virgen María.
Los obispos miembros de la BC se reunirán al menos una vez al año para cooperar a través del intercambio de opiniones, experiencias y consejos para el bien común de la Iglesia y de la humanidad.
Fuente: Servicio de Información Católica de Kazajstán.