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Factor religioso como fenómeno humano

Grassi: felices los presos

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Reducen la condena a Julio Grassi por el dos por uno

Julio César Grassi tendrá una rebaja de un año y nueve meses, en su condena de 15 años de prisión por abuso sexual agravado contra un menor que fue confirmada por la Corte Suprema a fines de marzo del 2017. Recuperará su libertad el 10 de agosto de 2026, según un fallo del Tribunal Oral en lo Criminal Uno de Morón que le redujo la pena en poco más de un año y nueve meses al otorgarle el beneficio del “dos por uno”.
El cómputo fue aprobado el 28 de marzo último por el presidente del mencionado tribunal de Morón, Claudio José Chaminade, pero recién tomó estado público a partir de la protesta pública del abogado querellante Juan Pablo Gallego, quien lo consideró “inadmisible” e informó que ya apeló esa decisión.
La resolución recordó que Grassi estuvo detenido desde el 23 de octubre al 21 de noviembre de 2002; luego, bajo prisión domiciliaria entre el 7 de marzo de 2012 y el 31 de mayo de ese año y finalmente, en el último período de detención, desde el 23 de setiembre de 2013 hasta la actualidad.
De acuerdo con la ley 24.390 se computan dobles los días que exceden a los dos años de prisión preventiva.
El abogado querellante Juan Pablo Gallego calificó como “inadmisible” y un “escándalo” a la decisión del Tribunal Oral número 1 de Morón porque crea “una crisis jurisdiccional desacatando un fallo de la Corte”. El letrado advirtió que según una interpretación alternativa, pero basada en el mismo fallo, “se le estarían reduciendo de la condena fijada algo más que dos años y seis meses de prisión”.
Por eso el letrado anunció que ya presentó una apelación contra esta medida y va a “continuar todas la vías recursivas hasta llegar a la Corte” para evitar que Grassi salga en libertad anticipadamente.
En diálogo con Télam, Gallego cuestionó por “errado” el cómputo del TOC, porque “incluso yerra en las fechas de detención de Grassi y computa como días de prisión momentos en que el cura estaba en TV y completamente libre”, en lo que interpretó como “el comienzo de una maniobra para liberarlo antes”.
Gallego explicó que el tiempo que corresponde tomar para la aplicación de este beneficio es “el cumplido en el penal de Campana” antes de que se produjera el fallo de última instancia producido por la Corte Suprema, es decir desde el 9 de septiembre de 2013 hasta el 21 de marzo pasado.
No obstante, el abogado se esperanzó en que “vamos a pedir recurso de per saltum para que vuelta a la Corte, que en fallo unánime confirmó la sentencia a 15 años de prisión”, dijo.
“Esto constituye un desacato al máximo tribunal, a quien le vamos a pedir que imponga su fallo y haga uso de su capacidad disciplinaria para que los jueces de menor rango acaten y den cumplimiento su fallo unánime”, dijo.
El abogado llamó la atención, además, sobre lo que “ha sido una constante durante los casi 15 años de causa Grassi” que cada vez que “este sujeto sufre un revés (en los tribunales), mágicamente obtiene un beneficio de la Justicia”.
Esto se explica, para Gallego, porque Grassi tiene un “enorme poder y una posibilidad y de influencia sobre los jueces que excede la de violadores comunes”
“Es un pederasta feroz que ha destrozado la vida de menores a su cargo; es una de las personas más poderosas de la Argentina que ha demostrado un gran capacidad de despliegue económico, con 25 defensores particulares accionando de forma permanente en la justicia para eludir el rigor con que corresponde que sea tratado un pedófilo”.
Respecto al camino por recorrer, el letrado informó que ya interpuso esta mañana “un recurso de apelación que primero contempla la posibilidad de que que el mismo Tribunal Oral en lo Criminal Número 1 revise esta medida equivocada”.
Pese a manifestar su “sorpresa” por esta medida, que “acerca más (a Grassi) a un estado de libertad”, Gallego recordó las numerosas vías por las cuales el cura logró evadir el cumplimiento de prisión en una cárcel común primero, y privilegios carcelarios después.
“Recordemos que, casi como una burla, estaba supuestamente detenido en una quinta de 7,200 metros frente a la Fundación sin ningún tipo de control. Y cuando nos quejamos de esta situación, finalmente fue conducido al penal de Campana, pero él tenía un acuerdo con el servicio penitenciario que le permitió armar una gran oficina”, agregó.
Fuente: Télam.

Televisor plasma y celulares: los privilegios de Grassi en la cárcel de Campana

Son algunas de las comodidades que tiene Grassi, que pasa sus días en el depósito de comida. Un informe de Clarín había adelantado que entregaba alimentos a cambio de seguridad.

El programa de televisión Periodismo para Todos denunció que Grassi, condenado a 15 años de prisión por abuso sexual a menores de edad, desvía donaciones de la Fundación Felices los Niños hacia el penal de N° 41 Campana. Hace dos meses, Clarín había contado cómo vive Grassi en el penal.
El sacerdorte de la Diócesis de Morón está aislado del resto de los reclusos. Está todo el día encerrado en el depósito de alimentos, donde ayuda a ordenar el lugar y, básicamente, deja que el tiempo transcurra lento. Ahí montó una especie de oficina. Se despierta todos los días cerca de las 7, cuando un agente penitenciario lo pasa a buscar por su celda.
Clarín mostró hace dos meses cómo vivía Grassi en Campana.
En el depósito de cocina, el cura acompaña al encargado del sector. Ceba mate y ayuda con el papelerío. “Organiza los partes de racionamiento y esas cosas. Pero nada de cocinar. Nunca corta una chuleta”, había comentado una de las fuentes a Clarín. Un rumor, ahora sostenido por la investigación de PPT, indicaba que Grassi donaba alimentos a cambio de seguridad: no por miedo a que lo mataran, sino porque todos le pedían algo cuando lo veían.
Grassi vuelve a su celda, que comparte con otro interno, recién a las 18. Un rato después recibe la cena y duerme o disfruta de uno de los privilegios con los que cuenta: su televisor LED de 21 pulgadas con conexión a una señal satelital. Según trascendió, en la última requisa detectaron que tenía cinco celulares con los que se comunicaba con el exterior.Fiscales advierten que Grassi podría fugarse

Desviaban las donaciones de la Fundación Felices los Niños

La investigación del progama Periodismo Para Todos muestra cómo transportaban las cosas hasta la cárcel de Campana, donde está preso Grassi.

Efectivos de la Policía bonaerense allanaron la casa de Julio César Grassi y la Fundación “Felices los Niños” en el partido de Hurlingham, tras una denuncia de un supuesto desvío de donaciones al penal de Campana, donde cumple una condena por abuso sexual a menores de edad.
La Policía bonaerense trabajó en virtud de una denuncia realizada ante la Fiscalía número 8 de Morón, derivada de una investigación a cargo del programa Periodismo Para Todos que transmite canal Trece. Anoche, el programa Periodismo Para Todos (PPT) reveló la trama de poder que permite al cura seguir gozando de privilegios.
Juan Manuel Casolati, secretario de Ejecución Penal de la Defensoría General de San Martín y director de la Fundación desde que Grassi fue detenido, advirtió el mal estado en el que se encontraba la Fundación e intentó contar con la ayuda del cura hasta que comprobó que él era el problema. Supo que la Fundación recibía muchísimas donaciones, pero que el estado de la misma no lo reflejaba. “Descubrí que entraban muchísimas donaciones a la Fundación y así como entraban se iban a la cárcel”, contó Casolati a PPT y detalló que la Fundación “recibe de todo, donaciones en especias, ropa, zapatillas, la empresa Ruemes aporta alimento. La Fundacion Felices los Niños compra alimento en la Fundación Banco de Alimentos, que vende comida a precios simbólicos. Y además, recibe donaciones de terceros, de particulares, de privados, de empresas a través de donaciones telefónicas”, dijo.
Casolati describió parte de la maniobra: “Ingresan a la Fundación retiran de la despensa alimentos y van a la cárcel. En otros casos, la Fundación compra alimentos en algún supermercado o reciben donaciones y van directamente a la cárcel. El sistema es bastante engorroso. Cuando no anda la Ford 100 usan la Sprinter, la cargan… con frutas, con verduras, con alimentos, con colchones, han llevado colchones con la sprinter a la cárcel”. Eso le permitiría a Grassi de gozar de múltiples privilegios en la prisión.
La Fundación que Grassi fundó en Hurlingham en los 90, sigue funcionando. Hoy viven ahí 54 chicos de entre 3 y 18 años. Son huérfanos, llegan desde hogares violentos y con graves problemas económicos. Pese a la causa judicial que condenó a Grassi, Felices Los Niños nunca dejó de recibir donaciones. Hasta hoy sigue funcionando un sistema de recaudación telefónico que genera importantes recaudaciones. Sin embargo, la Fundación se cae a pedazos. Padece severos problemas de infraestructura y servicios, además del déficit de víveres por los desvíos que se hacen a la cárcel en la que Grassi está detenido. Ese desvió de fondos que denunció Casolati fue verificado por el equipo de Canal 13 que siguió la ruta de las donaciones y de las compras de alimentos. Durante tres meses se investigó y quedó al descubierto que sus principales responsables son dos hombres de extrema confianza de Grassi: Iván Guex y Fabián Amarilla.
Grassi fue condenado en 2009 a 15 años de prisión por el Tribunal Oral de Morón por abuso sexual agravado de un menor de edad que vivía en la fundación “Felices los Niños”, que dirigía. Pero el cura quedó preso recién en septiembre del año pasado, cuando la Suprema Corte bonaerense ratificó la pena de 15 años a prisión por lo que pocos días después, el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Morón ordenó la detención del cura, quien cumple pena en la cárcel de Campana. En junio pasado, la Suprema Corte de Justicia bonaerense rechazó un pedido de excarcelación presentado por Grassi al desestimar un “recurso extraordinario de nulidad e inaplicabilidad de ley” contra la sentencia dictada.
Fuente: Diario Clarín de Argentina.

Gustavo Zanchetta (AP Foto/Javier Corbalan, Archivo)

El ex obispo de Orán Gustavo Zanchetta fue condenado a 4 años y medio de prisión por abuso sexual

El Papa lo había nombrado en la entidad que administra las propiedades del Vaticano en 2017

El ex obispo de Orán Gustavo Zanchetta fue condenado a cuatro años y seis meses de prisión efectiva por abuso sexual continuado agravado contra dos ex seminaristas por la Sala II del Tribunal de Juicio de esa ciudad del norte salteño que además ordenó su inmediata detención y traslado a una unidad carcelaria.
Así lo indicaron fuentes judiciales al precisar que se trata de la misma pena que había solicitado ayer la Fiscalía en su alegato, con argumentos basados en los informes psicológicos y psiquiátricos realizados al ex obispo en el juicio oral y público que comenzó el lunes 21 de febrero, en Orán.
Tras el veredicto del tribunal, integrado por los jueces María Laura Toledo Zamora, Raúl Fernando López y Héctor Fabián Fayos, el religioso Zanchetta fue esposado en la sala de juicio y trasladado a la Unidad Regional 2, de la Policía de la Provincia, donde quedó alojado a la espera de un cupo en la Unidad Carcelaria de Orán, informaron a Télam fuentes judiciales.
Los magistrados lo consideraron autor del delito de abuso sexual simple continuado agravado por ser cometido por un ministro de culto religioso reconocido, en perjuicio de dos ex seminaristas.
El actual obispo de Orán, Luis Scozzina, emitió un comunicado para renovar su “solidaridad y cercanía para con las víctimas y con todos los que se sintieron afectados durante todo el proceso judicial”, y explicó que “junto al pedido de perdón a las víctimas y a los seminaristas, quiero llamar a la comunidad diocesana a una sincera reconciliación ante las heridas provocadas por los gestos y actitudes de autoritarismo y de abuso de poder”.
Por su parte, el presidente y el secretario general de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), los obispos Oscar Ojea y Alberto Bochatey, también manifestaron su “cercanía con las víctimas” y les expresaron “un fuerte y sincero pedido de perdón en nombre de toda la Iglesia”.
“Estos dolorosos acontecimientos nos renuevan en la tarea comprometida y urgente de erradicar este tipo de conductas abusivas y continuar trabajando arduamente por la implementación de las medidas que la Santa Sede ha pedido a las Diócesis de todo el mundo, en la búsqueda de la verdad y la justicia”, sostuvieron, tras lo que le pidieron a consuelo para “el inmenso dolor de las víctimas y sus familias”.
En la primera jornada del juicio, Zanchetta -que estuvo acompañado por los abogados canónicos Javier Belda Iniesta y Francesco de Angelis- declaró y negó todas las acusaciones en su contra, y aseguró que tres sacerdotes le habían dicho que la denuncia en su contra se trataba de una venganza.
En tanto, las dos víctimas ratificaron sus denuncias y declaraciones formuladas durante la etapa investigativa.
Durante el juicio, varios testigos complicaron la situación del religioso, ya que de sus testimonios surgió que ejercía tratos inapropiados con algunos seminaristas y que se le encontraron fotos con contenido pornográfico en su teléfono celular, entre otros detalles.
Un joven denunció los episodios de contenido sexual que sufrió por parte de quien fuera obispo de la Diócesis de Orán, a partir de 2017.
Según la denuncia, estos abusos tuvieron como escenario el edificio del seminario Juan XXIII, de Orán, ubicado a 270 kilómetros al norte de la ciudad de Salta, y en un domicilio particular de la localidad de Los Toldos.
Luego, se sumó la denuncia de un segundo seminarista, que el 13 de febrero de 2019 relató haber sufrido episodios de significación sexual y conductas inapropiadas “frente al público y en el ámbito privado”.
Estos hechos habrían ocurrido desde 2016, en la casa parroquial San Antonio, en el edificio del seminario Juan XXIII y la casa del Obispo.
Zanchetta renunció como obispo de la Diócesis de Orán el 31 de julio de 2017, al argumentar problemas de salud, tras lo que abandonó la Argentina y se instaló en España, donde fue nombrado por el Papa Francisco como asesor del ente para la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, que gestiona los bienes y propiedades de la Curia Romana.
A la causa por abuso sexual, se le suma otra que investiga la Justicia salteña, por una posible estafa al estado o administración fraudulenta, cuando Zanchetta era el obispo de Orán, por lo que el 7 de noviembre de 2019 fue allanada la sede del obispado de esa ciudad, que está a 270 kilómetros al norte de la capital salteña.
Para llevar adelante la investigación que permitió la condena del exobispo, el Ministerio Público Fiscal de Salta (MPFS) creó una Unidad Fiscal compuesta por los fiscales Soledad Filtrín Cuezzo y Pablo Rivero, quienes a lo largo de todo el juicio presentaron pruebas y testimonios que derivaron en la condena.
En el mismo fallo, los jueces ordenaron su inmediata detención y determinaron que, una vez firme la sentencia, sea inscripto en el Banco de Datos Genéticos.
En los alegatos, el defensor oficial Enzo Giannotti solicitó la absolución de Zanchetta.
El juicio fue prorrogado en septiembre de 2021, por solicitud de Giannotti, quien argumentó que el expediente canónico que fuera solicitado como prueba por la defensa y también por la Fiscalía, no había sido recibido a la fecha.
En la oportunidad, los voceros detallaron que dicha prueba se tramitaba por vía diplomática ante la Santa Sede, por lo que los magistrados decidieron posponer el inicio del juicio -que había sido fijado para los días 12 al 15 de octubre- para los días 21 al 25 de febrero de 2022.
Alrededor de 40 testigos pasaron por el juicio contra el religioso. Familiares y allegados de las víctimas manifestaron su descontento por considerar injusto el fallo e insuficiente la pena otorgada al ex obispo.
El 8 de julio de 2021, los jueces de la Sala IV del Tribunal de Juicio de Salta condenaron a la pena de 12 años de prisión al sacerdote Rubén Agustín Rosa Torino por abuso sexual gravemente ultrajante agravado, en perjuicio de dos víctimas, y abuso sexual simple en perjuicio de una tercera víctima.
De esta manera, Zanchetta se convierte en el segundo miembro de la Iglesia Católica condenado en Salta, por causas vinculadas a abusos sexuales.
Fuente: Télam.

Castillo: sin temor de Dios

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Por Mariella Balbi- Diario EXPRESO.
Siguiendo el pensamiento cristiano, Dios es testigo de nuestros actos y nos evalúa permanentemente. El temor de Dios es una suerte de freno para no actuar de manera inmoral. No es el caso de Pedro Castillo Terrones. Si bien se presentó como creyente, su esposa es quien está vinculada al evangelismo, no el mandatario. Aplicando un mínimo de lógica: quien perteneció al Conare-Sutep (Sendero Luminoso) en la huelga magisterial de 2017 y postuló a la presidencia con un programa de ideología marxista-leninista-mariateguista, no tiene a Dios en su conciencia ni en sus actos.
Por eso el cinismo de Castillo es de antología. No hay nada que detenga sus mentiras,
menos su deshonestidad. Si tiene que usar a su familia para manipular y victimizarse no se hace problemas. Sin embargo, resulta claro que Castillo es un ladrón, compulsivo, además. La Fiscalía tiene numerosos testimonios de gente de su entorno que lo sindica como el cabecilla de una organización criminal, creada con dinero de todos los peruanos. Existen conversaciones grabadas por los colaboradores eficaces, llamadas, etc., que evidencian vínculos siempre oscuros.
Todo delata a nuestro ‘Juanito Alimaña’, pero sigue en el poder saqueando al país. Encima, para nuestro infortunio es el gobernante del Bicentenario. Peor imposible. La fiscal de la Nación Patricia Benavides formuló ante el Congreso una denuncia constitucional contra Pedro Castillo. Le imputa la modalidad de “organización criminal agravada por condición de líder”. Sin duda se trata del presidente más facineroso de nuestra historia republicana.
Castillo, que está asesorado por el servicio de inteligencia, por abogados de todo pelaje, ha pretendido desacreditar a la fiscal Benavides denunciándola a través de su ministra de Cultura. Lo mismo ocurre con los titulares de Justicia, de Trabajo y el premier que defienden a capa y espada al ladrón. Estos personajes y las estrategias se ‘bancan’ con el dinero de nuestros impuestos. También pagamos la compra de congresistas que bloquean la vacancia. Ya evidenciados, han aplicado la estrategia de hacer del Parlamento un ‘desmadre’, buscando tener los votos suficientes para entorpecer la fiscalización.
El régimen corrupto aprovecha las bondades de la democracia y se escabulle de la justicia. Utiliza con cierto éxito el psicosocial: “que muestren las pruebas”, como si no hubiera toneladas de estas y también, “esto es un golpe de Estado de la Fiscalía y el Congreso”. Para el exterior, el gobierno enviará una consulta a Naciones Unidas sobre la aplicabilidad o no de la Convención Anticorrupción de la ONU. En Nueva York y en Austria tiene diplomáticos adictos al régimen.
La mafia se defiende con uñas y dientes. La Fiscalía le pide al Congreso que ponga orden, pero este se encuentra en un impase. La Constitución establece los delitos por los cuales se destituye al presidente, no incluye el ser ratero. Lamentablemente, nadie imaginó la inmundicia de hoy. El camino político para sacar a Castillo es vacarlo por incapacidad moral permanente. Pero no se tienen los 87 votos requeridos. La compra de parlamentarios ha desfigurado la política nacional.
Estamos en una paradoja nunca vista. Existen muchísimas evidencias que demuestran el latrocinio al Estado perpetrado por Castillo. Pero, pese a que son contundentes, no permiten desaforarlo. Hay que buscar interpretaciones creativas de la ley, convencer y no caer en el juego de la organización criminal.

PAPELÓN DIPLOMÁTICO: CANCILLER FUE A MENTIRLE AL PAPA SOBRE CASTILLO

Le aseguró al secretario de Estado del Vaticano que al mandatario no se le permitió viajar por condenar a Rusia en la guerra con Ucrania, cuando todos saben que el Congreso le negó el permiso por los cargos de corrupción en su contra

De “majadería” y falta de respeto al Papa Francisco y a la diplomacia vaticana es calificado la mentira del canciller César Landa de asegurar ante los dignatarios que el presidente Pedro Castillo no viajó a la Santa Sede por condenar a Rusia por su incursión en Ucrania, “cuando la verdad es que el Congreso le negó el permiso por los cargos de corrupción en su contra”.
El periodista Ricardo Sánchez Serra, editor de una revista especializada en diplomacia, señaló que el “canciller” Landa es un ‘majadero’ y cree que todos son como él. ¿No sabe que la diplomacia vaticana es una de las mejores del mundo y que tiene mejor información que la CIA, el Mossad o que el GRU? ¿A quién quiere engañar desprestigiando al Congreso de esa manera?

“Es absurdo lo que ha hecho Landa en el Vaticano”

La doctora Mónica Yaya, ex jefa de la OSCE, escribió que un ministro que miente al señalar que “el Congreso no ha dado permiso a Castillo por condenar a Rusia, merece ser censurado por la pésima ubicación que nos otorga en la geopolítica”.
Las críticas al jefe de la diplomacia peruana son abrumadoras y para algunos son parte de la corrupción o de una preocupante ingenuidad por parte del canciller Landa al intentar engañar nada menos que al secretario de Estado de la Santa Sede, el influyente cardenal Pietro Parolín.
“Si el video (visto en las redes) es el testimonio de Landa mintiendo descaradamente y haciendo quedar mal al Congreso en el extranjero debe ser censurado de inmediato. Un mentiroso como él no puede seguir al frente de la Cancillería. El país no pierde nada con su salida”, agregó Juan Sheput.
José Mascaró dijo que subestimar la inteligencia del Vaticano es absurdo. “Es lamentable que (Landa) tire por la borda años de academia para justificar la inasistencia del peor presidente del Perú. Ojo: el Vaticano tiene una de las redes de informantes más grande del mundo”.

La razón son los cargos en su contra

Los usuarios de las redes sociales, como Alejandro Sifuentes, le recuerdan a Landa que al mandatario Pedro Castillo no se le permitió salir del país porque tiene siete investigaciones penales por delitos de corrupción, crimen organizado, etc. “Castillo instaló un aparato criminal organizado en el gobierno, roba y obstruye la justicia desde el primer día”, enfatizó.
En esa misma línea, el periodista Alfonso Baella Matto hizo público en Twitter un video en el que se le ve a Landa dando tales explicaciones a Parolín, considerado uno de los funcionarios de la Santa Sede mejor informados y acostumbrado a departir con diplomáticos de todo el mundo.
El representante del Perú quiso justificar con mentiras la ausencia del mandatario peruano. “¿Quien quedó peor? Como si el diplomático vaticano no leyera todo lo que la BBC publica sobre Castillo”, refirió Baella Mattos.
“Es una vergüenza y hasta genera pena que tanto el Congreso como el Ejecutivo no tengan reflejos, ni siquiera instintos de conservación frente a un hecho inmoral y falto de ética de mentir a una de las diplomacias. Históricamente más hábiles e informadas del mundo”.
Los internautas exigen al Congreso y a la misma Fiscalía de la Nación que investiguen a César Landa e incluso a rastrear sus cuentas porque “nadie se compra un problema de grandes magnitudes cómo es la defensa ciega al régimen delincuencial,” sin estar recibiendo a cambio “favores” que no serían otra cosa que dinero, como lo hacen altos funcionarios del régimen y los parlamentarios “comprados” por Castillo Terrones.
Fuente: Guik.pe

Berríos: el niño taimado

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Juan Pablo Hermosilla, abogado de denunciantes de Felipe Berríos: “Yo creo que no debiera haber ninguna investigación de la Fiscalía

Por Ana María Sanhueza- Ex-ante.cl
Tres de las siete denunciantes del jesuita Felipe Berríos, cuyos casos la penalista María Elena Santibáñez consideró verosímiles en la investigación previa encargada por la Compañía de Jesús, son representadas por la Fundación para la Confianza. Su abogado, Juan Pablo Hermosilla, dice que, por ahora, el caso seguirá en el sistema canónico pese a la autodenuncia del sacerdote.
-Dijo que las denunciantes, cuyos testimonios la abogada Santibáñez consideró creíbles, no se conocían entre sí ¿tiene algo en común los 7 casos?

-Las denunciantes que nosotros representamos son personas jóvenes que describen hechos que ocurrieron en algunos casos cuando eran menores de edad y, en otros, cuando eran muy jóvenes y recién cumplían la mayoría de edad. En los casos que nosotros representamos, no se conocían entre ellas.
-De los 7 casos declarados verosímiles en la investigación previa ¿cuántos son representados por la Fundación para la Confianza?
No todos. Y eso es muy importante, para que no aparezcan teorías conspirativas. Nosotros representamos a tres de las siete. Entonces, creo que desde ese punto de vista es importante entender que hubo chicas que entregaron su testimonio sin pasar por la Fundación para la Confianza y en la misma línea de las otras.
-El comunicado de la Compañía de Jesús se refiere a hechos de connotación sexual y usted habló de “patrones de conducta” ¿por qué?
-Yo creo que de las cosas más importantes que surgen de esta investigación es que en los testimonios de estas personas, independientes unas de otras, es que aparece en mi opinión un parámetro de conductas que son estándar y que se repiten en el tiempo, e incluso frases que se repiten. Yo creo que eso da mucha verosimilitud al tema y muestra cómo estos no fueron casos aislados, sino que se trata de un comportamiento sistemático.
-¿Qué efecto tiene el resultado de la investigación previa de la abogada Santibáñez en el caso que tiene la fiscal de la Fiscalía Metropolitana Sur Jazmín Salech luego de que Felipe Berríos se autodenunciara?
-Ninguno. De hecho, yo creo que no debiera haber ninguna investigación en la Fiscalía. Lo que dice la ley chilena es clara. Desde los inicios de la República se le reconoce a las mujeres el derecho a no denunciar este tipo de delitos por las razones que estimen pertinentes. No tienen que dar explicaciones sobre eso. Y el Ministerio público o el Estado chileno no tiene facultades para investigar un caso de abuso sexual sin la denuncia previa de la víctima. En mi opinión, el Ministerio Público no tiene capacidad de investigar estas hechos porque, que yo sepa, no ha habido denuncia. Entonces, esto no tiene ninguna incidencia.
-Pero Berríos se autodenunció señalando, precisamente, que quería que se investigaran las denuncias.
-Pero es que no existe la autodenuncia en materia de delitos sexuales. Y la ley es clara: no se puede iniciar una investigación por abuso sexual sin que haya una denuncia o una autorización previa de la víctima, que tiene el derecho a no hacerlo. No puede ser presionada por el Ministerio Público ni por nadie.
–Entonces ¿qué implicancias puede tener la autodenuncia de Felipe Berríos?
-Ninguna. Lo dije en su momento, que me parecía más un tema mediático que jurídico. Esto no lo discute nadie: no se puede abrir una investigación sobre delitos sexuales sin consentimiento de las víctimas. Y eso viene antes de la existencia del Código Penal.
-Tras el informe de la abogada Santibáñez, y dado que 3 de las 7 denunciantes, cuyos testimonios fueron señalados como verosímiles, son asesoradas por la Fundación para la Confianza ¿Harán una denuncia en la Fiscalía contra Felipe Berríos?
-Las instrucciones que hemos recibido de ellas es mantener la situación actual. Nosotros estamos disponibles para hacerlo como abogados, pero no hemos recibido instrucciones de denunciar o querellarnos. Y mientras no tengamos una instrucción de las clientas, no vamos a concurrir.
–¿Por qué no irán a la Fiscalía si tienen un informe de la investigación previa que les da credibilidad?
-Porque estiman que quedan demasiado expuestas. Además, han conversado con otras víctimas. Está, por ejemplo, el testimonio de Marcela Aranda (que denunció a Renato Poblete). Y está la sensación de que el Estado chileno cuando investiga estos delitos, tarde mal y nunca investiga bien esto y la persona termina siendo revictimizada. Esa es su decisión, pero lo importante es que la ley les reconoce el derecho a no denunciar sin dar explicaciones. Y nuestra misión como Fundación para la Confianza y como abogado, es asesorarlas a ellas y respetarles su voluntad en ese sentido. Así que, hasta el momento, no hay cambios desde ese punto de vista.
¿La decisión de denunciar a Felipe Berríos fue solo para que se hiciera una investigación canónica?
-Así es. La instrucción que recibimos de nuestras clientas fue poner esto antecedentes a disposición del sistema canónico de la Compañía de Jesús para que ellos mismos investigaran el tema, para que, además, no haya posibilidad de teorías conspirativas ni de que aquí hay una especie de campaña contra la iglesia ni contra los jesuitas ni contra Felipe Berríos. ¿Y quién más podría investigar esto en forma más neutral y más creíble que su propia Compañía de Jesús?
-¿Solo buscan una sanción de parte de la Iglesia?
-Sí, pero eso es por ahora. Nosotros estamos, como toda entidad legal que apoya y asesora a sus clientes, a disposición si el día de mañana nos dan la instrucción de querellarnos.
-En su investigación María Elena Santibáñez descartó, por no ser verosímil, un caso que “habría afectado a una menor de 7 u 8 años”. ¿Conoce ese caso?
-Ahí tienen una confusión. Esa no fue una denuncia como tal. Lo que aparece descartando es un relato vago que la misma persona que lo hace dice que no está segura si ocurrieron esos hechos. Entonces, dicho técnicamente, no es por sí una denuncia. Pero, en todo caso, eso está bien, pues no contradice ni siquiera lo que dice ella, que aclara que no está segura que ocurrieron los hechos. Este es un testimonio muy vago de cuando la persona era muy chica y, por lo tanto, tiene recuerdos fragmentados que no es capaz de incorporarlos como hechos que tenga la certeza que ocurrieron.
-¿Qué tipo de relatos son los que entregaron las tres representadas por la Fundación?
-No puedo entregar detalles.
¿Qué precisiones tienen esos testimonios que los diferencia del caso que se descartó?
-Los que se dan por acreditados son con precisiones exactas. Son hechos concretos, en espacio temporal muy claro y con conductas muy claras que se le reprochan a él.
-¿Cómo recibieron las de las denunciantes el resultado de la investigación previa de María Elena Santibáñez?
-Muy bien. Todo esto remueve muchas cosas y es fuerte para ellas, pero lo recibieron muy bien. No voy a decir que estén contentas o felices, porque son hechos graves. Pero sí hubo mucha satisfacción y una sensación de cierto agradecimiento por el hecho de que ya no es solo la palabra de una u otra, porque se trata de chicas que no se conocen entre ellas y presentaron en forma muy valiente su testimonio. Y que haya habido alguien externo, bajo el paraguas de la propia Compañía de Jesús que investigue esto seriamente y llegue a la conclusión de que son hechos verosímiles y que, además se notan ciertos patrones de conducta, las deja muy tranquilas. Esperan que esto concluya en la forma más adecuada, acreditándote totalmente los hechos y que se le apliquen las sanciones más graves del punto de vista canónico.

Felipe Hernán Berríos del Solar SJ: “La Fundación para la Confianza se presta para un show mediático

Aunque matizó con que dicha organización “lleva adelante una causa loable y necesaria para que no haya abuso infantil“, criticó que “en el último tiempo sus prácticas y estándares no han sido los adecuados”.
Acerca del proceso investigativo, dijo que “hubiera esperado mayor ecuanimidad”, pero que los jesuitas “se sienten con ‘tejado de vidrio’ por los delitos cometidos por religiosos, que hacen que actúen aterrados”.
El sacerdote jesuita Felipe Hernán Berríos del Solar, quien se mantiene suspendido de sus funciones tras abrirse una investigación previa canónica en mayo pasado por “actos de significación sexual”, apuntó sus dardos contra la Fundación para la Confianza, a quienes acusó de montar “una estrategia comunicacional”, con un modus operandi “muy claro, que se presta para un show mediático”.
A inicios de mayo la Compañía de Jesús en Chile informó de una denuncia en contra de Berríos por hechos de connotación sexual sobre una -en ese entonces- menor de edad, por lo que se abrió una investigación previa canónica. En el intertanto, el cura se autodenunció ante el Ministerio Público, aunque afirmó que los hechos a los cuales se le acusa son falsos. Posteriormente, a finales de agosto pasado, la investigación de la Iglesia Católica estableció la “verosimilitud” de los actos denunciados por parte de siete mujeres jóvenes y adolescentes.
En entrevista con La Tercera, Berríos expresó que su reacción al enterarse de la primera denuncia fue de “incredulidad, desazón, rabia” y sobre quienes lo acusaron y denunciaron, el sacerdote jesuita asegura que sólo conoce a una de las cuatro denunciantes, a quien la recuerda cuando tenía unos siete años y que conoce a su familia también: “Conversé con ella mientras su mamá y mi secretaria estaban a pasos de donde conversábamos. Fue algo breve, solicitado por su madre, y luego ambas se fueron agradecidas”, acotó.
Al ser consultado por la posibilidad de haber cometido “actos impropios” por ser un “cura cercano”, Berríos indicó que “nunca me he aprovechado de mi condición de sacerdote; puedo afirmar que no he cometido los actos de supuesta significación sexual que se describieron ante la investigadora y que la Compañía de Jesús describió como ‘tocaciones y diversos traspasos de límites'”, recalcando que en ese comunicado se declaró inverosímil el relato de una denunciante (ahora de 32 años) en que ella “aludió a una supuesta imagen en la que habría recordado una relación sexual que me involucraría. Pero eso quedó totalmente desacreditado”.
CRÍTICAS A LA FUNDACIÓN PARA LA CONFIANZA Y LA IGLESIA
Aun así, el sacerdote apuntó sus dardos a la Fundación para la Confianza, organismo creado para acompañar a las víctimas de abusos eclesiásticos tras el destape del caso de Fernando Karadima. “Lo indesmentible es que acá se montó una estrategia comunicacional (…) hay un modus operandi muy claro de la Fundación para la Confianza, que se presta para un show mediático a través de su abogado, el señor (Juan Pablo) Hermosilla”, señaló, puntualizando que antes que se conociera el resultado de la investigación previa, dicho organismo “filtra información a la prensa”.
“Fui emplazado públicamente por una fundación, por un abogado y por muchos usuarios anónimos en redes sociales y medios de comunicación y ahora resulta que me critican por querer tener una investigación justa y transparente”, haciendo referencia a la autodenuncia, explica el sacerdote, agregando que “hay gente que tiene derecho a acusarme de conductas impropias, a filtrar información falsa a los medios, etc., y resulta que yo no tengo derecho a pedir una investigación”.
Aunque sí matizó con que la Fundación para la Confianza “lleva adelante una causa loable y necesaria para contribuir a que no haya abuso infantil en Chile, causa que comparto en un mil por ciento”, pero que, a su juicio, “es evidente que en el último tiempo sus prácticas y estándares no han sido los adecuados”.
Otra de sus críticas es a la justicia canónica, asegurando que “lo que más me afecta es el trato desigual, trato desigual que también se refleja en que la Iglesia tenga una justicia paralela a la justicia de todos los chilenos, que prescinde de la justicia ordinaria. Un mundo inquisidor, secreto y en el que no puedo defenderme”, ya que no existe la “presunción de inocencia”.
También lamentó el trato que ha tenido la Compañía de Jesús en este caso, ya que la investigación previa no habla de “víctimas ni de compensaciones”, pero que “nadie se ha molestado en reparar en eso ni ninguna autoridad jesuita lo ha destacado, porque acá todo es silencio, secreto, tomar distancia”.
Respecto a qué esperaba del proceso, dijo que “hubiera esperado mayor ecuanimidad. Los jesuitas, como toda la Iglesia, se sienten con “tejado de vidrio” por los delitos cometidos por sacerdotes y religiosos y sus ocultamientos, que hacen que hoy actúen aterrados… las injusticias no se enfrentan doliéndose de ellas, sino que desenmascarándolas”. Finalmente, al ser consultado sobre una posible renuncia al sacerdocio, dijo que “mi vocación es jugármela por el Evangelio de Jesús… es lo que he tratado de hacer toda mi vida y lo que seguiré haciendo”.
Fuente: Cooperativa.cl

Allanan sede jesuita por caso de sacerdote acusado de abusos sexuales en Chile

Por WALTER SÁNCHEZ SILVA– ACI Prensa.
Las autoridades de Chile allanaron una sede de los jesuitas en Santiago para obtener documentación sobre el caso del sacerdote progresista Felipe Berríos, acusado de abusos sexuales contra siete mujeres.
Según informa el diario chileno La Tercera, la Policía de Investigaciones de Chile (PDI) hizo el allanamiento para obtener la investigación canónica realizada por la abogada María Elena Santibáñez.
La Fiscalía Metropolitana Sur emitió la orden judicial de allanamiento, que finalmente efectuó la PDI.
El caso está a cargo de Yazmín Salech, fiscal especializada en delitos sexuales y violencia intrafamiliar, quien también tuvo a su cargo la investigación de los abusos del fallecido sacerdote jesuita Renato Poblete.

Las acusaciones

El 25 de agosto, la Compañía de Jesús (Jesuitas) en Chile publicó un comunicado sobre las acusaciones contra el Padre Berríos, excapellán de la organización Un Techo para Chile y quien sostiene posturas contrarias a la doctrina católica.
Tras una acuciosa investigación, que contó con la declaración de más de 40 testigos, la instructora ha determinado la verosimilitud de actos de significación sexual de distinta relevancia que habrían afectado a siete mujeres jóvenes y adolescentes”, señala el texto del 25 de agosto.
En el comunicado se precisó que se mantiene la suspensión del ejercicio público del ministerio sacerdotal del Padre Felipe Berríos; mientras que los jesuitas reiteran su rechazo a todo tipo de abusos.
Tras la publicación del comunicado de los Jesuitas de Chile, el sacerdote progresista publicó una declaración en la que cuestionó el texto de su orden y negó las acusaciones en su contra.

¿Quién es Felipe Berríos?

El Padre Felipe Berríos fue capellán de Un Techo para Chile y en más de una ocasión se ha expresado públicamente contra la doctrina católica.
En 2013, en una entrevista concedida al programa “El informante” del canal Televisión Nacional (TVN), el sacerdote jesuita dijo que la Iglesia “ha lucrado creyéndose la dueña de la Salvación“, alegó que los sacerdotes no tienen pastores y criticó a los obispos chilenos afirmando que “no han hecho nada bueno” porque “no son capaces de jugársela por los que sufren“.
Un año después, en 2014 y también en TVN, el Padre Berríos defendió el mal llamado “matrimonio” homosexual, redujo la defensa de la vida a un asunto de opinión y criticó la canonización del Papa San Juan Pablo II, a quien también fustigó en la entrevista de 2013 por haberse opuesto a la teología de la liberación.
Juan Carlos Cruz, víctima del sacerdote Fernando Karadima, activista LGBT y desde marzo de 2021 miembro de la Pontificia Comisión para la Tutela de Menores, elogió en el pasado al Padre Felipe Berríos.
En octubre de 2015 escribió en su cuenta de Twitter: “Estoy seguro que Dios quiere mucho a Felipe Berríos” y en noviembre de 2016 dijo: “Un grande Felipe Berríos SJ en #mhcc Curas q necesitamos”.

Monseñor Larraín y la teología de la liberación

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Por Eduardo Llewellyn-Jones Theology Department, University of Nottingham
Introducción
Por lo general la teología de la liberación se vincula con Gustavo Gutiérrez y su libro del mismo nombre publicado en 1971. El desarrollo de esta teología suele ligarse con las ideas y los debates que tuvieron lugar durante el concilio Vaticano II. Jamás se vincula la teología de la liberación con la obra de Monseñor Larraín Errázuriz, obispo de Talca. Sin embargo sería un descuido por parte de nosotros si negásemos la posibilidad de que el origen de algunas de las ideas que desarrolló Gustavo Gutiérrez se encuentre en la obra de don Manuel.
Sin duda, el concilio Vaticano II abrió las puertas para estudiar el problema de la pobreza en Latinoamérica, la posibilidad de sus orígenes en las estructuras socio-políticas para luego ofrecer soluciones dentro de un marco cristiano. A pesar de esto, la Iglesia no pudo impedir que muchos jóvenes buscasen soluciones políticas dentro de un marco socialista o aún marxista. La mayoría de los feligreses se sintieron incómodos con esta asociación entre el cristianismo y el marxismo; aún más cuando sacerdotes como Camilo Torres abandonaron sus parroquias y se dedicaron a la lucha armada.
En el período anterior al concilio, en términos políticos, la Iglesia en Latinoamérica se relaciona generalmente con la derecha, es decir con los poderes económicos y políticos. Esto sucedió no sólo durante el siglo veinte pero también en los siglos anteriores. Sin embargo, existen ejemplos, no sólo en Chile pero también en América Latina, en los cuales sacerdotes y religiosos luchan por defender los pobres o a personas pertenecientes a los pueblos originarios en contra de la posición adoptada por la Iglesia. Por lo tanto, no es algo nuevo que un sacerdote u obispo critique los poderes políticos y por ende la posición de la Iglesia para con dichos poderes. A mi parecer don Manuel Larraín es una de esas personas. El creó dentro de la Iglesia chilena un pensamiento que permitió el desarrollo de una pastoral que no se vincula con el capitalismo o el marxismo pero critica las condiciones políticas y económicas que existen en Chile. Las fuentes de su pensamiento se encuentran en dos encíclicas, Rerum Novarum y Quadragessimo Anno, la primera obra de León XIII en 1891 y la segunda de Pío XI en 1931. El contenido del pensamiento de don Manuel es marcadamente latinoamericano o aún chileno, pues para él el evangelio no sirve de nada si no es capaz de ser comprendido por una persona dentro de su marco social y económico. Este es también el punto de partida de Gustavo Gutiérrez.
El impacto de la doctrina social sobre la Iglesia en Chile durante el siglo XX
La Encíclica Rerum Novarum de León XIII publicada en 1891 estableció para el mundo moderno una doctrina social que por un lado es un resumen de lo que la Iglesia venía enseñando desde hace varios siglos y por otro lado un comienzo, a razón de las teorías políticas ateas, para enfrentar un alejamiento de mucha gente para con la Iglesia. Se podría decir que la enseñaza central de la encíclica es la necesidad para cada persona de mantener una vida piadosa junto a un compromiso con los pobres. Ambas formas de expresar la fe cristiana debe realizarse en forma práctica, es decir ir a misa y todos los otros deberes de un buen católico tanto como promover un cambio social para mejorar las condiciones sociales y económicas de los menos favorecidos.
La enseñanza impactó en América Latina porque las desigualdades sociales y económicas eran más fuertes que en otras partes del mundo. En Chile, las clases acomodadas rechazan el análisis fundamental de la encíclica y como la mayoría de los obispos pertenecen a esa clase, la Iglesia no se esforzó para divulgar su contenido.
Algo semejante sucedió en 1931 cuando Pío XI promulgó la encíclica Quadragessimo Anno para marcar los cuarenta años de la encíclica Rerum Novarum. La historia política de Chile desde 1924 hasta 1932 fue un período incierto marcado con crisis constitucionales, golpes militares y cambios rápidos de gobierno, salvo la presidencia de Carlos Ibáñez del Campo que duró cuatro años. Las inquietudes socio-políticas dejaron huellas profundas. Por lo tanto, la promulgación de la encíclica Quadragessimo Anno en el año 1931 llegó a Chile cuando el país pasaba por una serie de crisis políticas, algunas de ellas inspiradas por ideas de izquierda, generalmente de origen marxista. Para las clases acomodadas y la mayoría de los obispos, el mensaje de la encíclica de Pío XI parece sustentar el programa político de la izquierda. Al Partido Conservador le parece una traición tan profunda como el acuerdo entre Pío XI y Arturo Alessandri que resulta en la separación del estado chileno y la Iglesia Católica en 1925.
El Partido Conservador reaccionó con fuerza y se opuso a que la encíclica Quadragessimo Anno fuese divulgada en Chile a pesar de las quejas de varios obispos incluso el Arzobispo de Santiago, monseñor Horacio Campillo. Uno de los dirigentes del Diario Ilustrado rechazó publicar la encíclica diciendo que “era necesario proteger a los católicos de las imprudencias del Papa” (1). Sin embargo, más tarde, en un espacio radial de diez minutos se transmitieron algunos de los pasajes de la encíclica, y a pesar de las quejas del Partido Conservador, fue posible publicarla entera un año después (2).
Además de estos problemas existe otro cuyo origen se ubica dentro de la Iglesia. El desarrollo político en Chile durante el siglo diecinueve estableció una relación estrecha entre la Iglesia y el Partido Conservador. Esta alianza creó ciertas desventajas para la Iglesia y por lo tanto a comienzos del siglo veinte personas como monseñor Crescente Errázuriz buscaban una forma para deshacer dicho vínculo (3). El clero fue prohibido entrometerse en política partidista aunque no siempre fue acatado por ellos (4). A pesar de esto, y la separación de la Iglesia del estado, fue difícil controlar el apoyo al Partido Conservador otorgado por un sinnúmero del clero incluso obispos. Este fue el ímpetu que lleva a monseñor José María Caro, obispo de La Serena, escribir una carta en 1934 al Papa pidiéndole su consejo. La respuesta fue escrita por el cardenal Pacelli, luego S. S. Papa Pío XII, estableciendo que un católico puede pertenecer a cualquier partido político con tal que éste diera garantías a la Iglesia (5). De este modo se desliga la Iglesia chilena del Partido Conservador.
Seguramente el impacto sobre la juventud católica de la encíclica Quadragessimo Anno y la carta del cardenal Pacelli llevó a la creación de la Falange en 1938.
Monseñor Larraín: rasgos biográficos
Habiendo delineado la posición de la Iglesia frente al mundo político en Chile a comienzos del siglo veinte me parece apropiado un esbozo de la vida y la obra de don Manuel Larraín Errázuriz, obispo de Talca.
Don Manuel nace el 17 de diciembre de 1900 en Santiago, del matrimonio de Manuel Larraín Bulnes y Regina Errázuriz Mena. Pertenece a una familia entre los cuales figuran presidentes, obispos y arzobispos; además de ser grandes terratenientes. Entra al Colegio de San Ignacio donde cursa sus estudios primarios y secundarios (6). Es aquí donde conoce al Padre Fernando Vives del Solar, una persona para quien la doctrina social de la Iglesia debe expresarse en forma concreta; fue él quien se involucra en el desarrollo de sindicatos de ideología cristiana (7). Luego inicia en 1918 estudios de Derecho en la Universidad Católica al mismo tiempo que se producen problemas sociales y económicos con manifestaciones y huelgas. Don Manuel lo reconoce en una carta dirigida a monseñor Francisco Vives, Pro-Rector de la Universidad Católica el 15 de agosto de 1946 cuando escribe “La agitación de la post guerra nos encontró con el espíritu abierto a lo que entonces comenzaba a gestarse” (8). Seguramente se refería a los acontecimientos conocidos con el nombre de “La asamblea obrera de alimentación nacional”. Uno de los grupos que participó en dicha asamblea fue la “Federación de Sociedades Obreras Católicas”, una organización reconocida por monseñor Crescente Errázuriz por tanto que bendijo el estandarte de las sociedades obreras católicas el 2 de febrero de 1919 (9). En 1922 ingresa al Seminario Pontificio de Santiago y luego continúa sus estudios en Roma, en el Colegio Pío Latino. Más tarde reconoce al Padre Veermach como guía para “penetrar en el concepto de justicia social y sus consecuencias en la mente de los Padres de la Iglesia y en los documentos de trascendencia social ilimitada de los últimos Pontífices” durante sus estudios en Roma (10). Al mismo tiempo reconoce haber “caído en el horrible pecado de leer a Jacques Maritain y lo que es aún peor, gustar de él y admirarlo” (11). Es ordenado sacerdote en 1927 en Roma.
Sin lugar a duda para don Manuel la Iglesia pasó a ser el centro de su vida. Así lo reconoce en su testamento publicado después de su muerte. En él escribe “quiero que mi última palabra sea para la Iglesia el gran amor de mi vida sacerdotal”. (12) Ese compromiso lo impulsó a estudiar y conocer los grandes rasgos de la teología cristiana y en particular la de San Agustín y Santo Tomás Aquino, pero sin olvidar las enseñanzas de León XIII, Pío XI y Pío XII. Por cierto la encíclica Quadragessimo Anno influyó bastante en su vida y puede ser porque en ella Pío XI se preocupa por los pobres viéndolos como víctimas del sistema político, tanto del capitalismo como del comunismo. Para el Papa la solución se encuentra en la enseñanza de la Iglesia , particularmente la Doctrina Social que había recibido un gran impulso por parte de León XIII. Monseñor Larraín sigue la misma senda, apoyando a los obreros cuando pudiese como en el caso de la huelga de Molina y la reforma agraria en el fundo de Los Pirques. Reconoce que no fue comprendido y lo declara en su testamento señalando que “he cumplido con un deber de la Iglesia; trabajar porque cese ‘el gran escándalo del siglo XX’. Porque la clase obrera retorne al seno de su Madre que les aguarda” (13).
Los escritos sociales de Monseñor Larraín dentro de un marco Americano
Es importante establecer de antemano que don Manuel no sólo se interesó en asuntos sociales y que su obra abarca un sinnúmero de temas. Como obispo aconsejó el clero de su diócesis, a los religiosos y las religiosas y también a su grey. Por ser bien conocido tuvo la oportunidad de escribir un buen número de artículos, dar entrevistas a la prensa y radio y pronunciar discursos en muchas partes de Chile y del mundo (14).
Los primeros escritos de don Manuel tienen una base teológica pero con contenidos sociales, es decir un ámbito práctico; una forma de pensar que lo acompañó toda su vida. No se puede decir que su pensamiento fue revolucionario, más bien diferente ya que se destacó entre sus hermanos sacerdotes y se distinguió como una persona que no se sentía tranquilo con las condiciones de vida que sufría mucha gente; e igual con la vida espiritual que observaba en su alrededor. Su forma de pensar no fue exclusiva ya que antes de él el Padre Vives, y junto a él el Padre Hurtado, concluyeron en forma semejante sobre los mismos temas. Tampoco sería preciso decir que en otros tempos no hubo personas que desempeñaran un papel semejante al de don Manuel en el siglo XX. Lo sobresaliente en el caso de monseñor Larraín es su persona tanto eclesiástica como social, el momento histórico para la Iglesia en Chile y el resto de América, y su actuar tanto en el dicho como en el hecho.
El segundo de los escritos de don Manuel titulado “Luz en las tinieblas” fue publicado en el año 1933, XIX centenario de la Redención, cuyo tema es el problema misionario. El enfoque que le da don Manuel tiene importancia para el futuro desarrollo de la teología latinoamericana porque enfatiza que “ninguna raza ni civilización tiene el monopolio del catolicismo…” (15). Por eso, declara, es necesario formar un clero indígena, un tema abordado por Pío XI, dado que personas fuera de la Iglesia no se sienten atraídas a Ella por tener aspectos europeos. Reconoce que hay personas que confunden el catolicismo con europeismo por razones históricas y que esto trae consigo consecuencias desastrosas (16). Dice que el campo misional es toda la tierra (17). Y recalca que “no hay ya judíos, ni griegos, ni esclavos, ni hombres libres, sois uno todos en Cristo”, palabras escritas por el Apóstol Pablo (18). Aunque sus palabras son dirigidas hacia el trabajo misionero en el Afrecha, el Asia y la Oceanía , se puede vislumbrar su relación para con la Iglesia en América Latina, un tema que desarrolla más tarde y con mayor fuerza a partir de la Conferencia Episcopal de Medellín en 1968 (19). De aquí la semilla del pensamiento que cundió en el trabajo de Gustavo Gutiérrez.
Quisiera recalcar dos cosas a esta altura; por un lado don Manuel nos habla de la necesidad de llevar el evangelio a todas partes del mundo y eso también significa Chile, y por el otro lado que el trabajo misionero fuese realizado por conciudadanos. De ahí llegamos a la conclusión que la tarea de avanzar la Iglesia chilena es el deber de cada creyente chileno; igualmente en cada uno de los países del continente americano. Así se resguarda el futuro de la Iglesia en toda Latinoamérica (20). Concluyo que don Manuel impulsa el pensamiento de la Iglesia chilena hacia una resolución interna de sus problemas en vez de buscar ayuda en el extranjero; así también para Latinoamérica.
Don Manuel y la Iglesia
El desarrollo de un esquema para profundizar el lazo entre la Iglesia y el mayor número de chilenos teniendo presente el peligro de un cristianismo europeizado podría resultar en un alejamiento de la Iglesia chilena para con la Iglesia católica, apostólica y romana. Si se le ocurrió a don Manuel jamás se pronunció sobre el tema. Lo que sí nos dejó es un compromiso estrecho con el Santo Padre y la Iglesia católica. Por ejemplo, repitiendo las palabras de S. Cipriano escribe “fuera de la Iglesia no hay salvación” (21). Algunos años más tarde en su adhesión al Sumo Pontífice, escribe “…tengamos la certeza que ahí se encuentra la fuente de todo bien, de toda gracia, de toda autoridad y de toda jurisdicción” (22). Rechazó en forma tajante el individualismo apostólico cuando escribe “…más que una indocilidad, es un error doctrinal” (23). Con estos pocos ejemplos me parece claro que monseñor Larraín no se le ocurriría alejarse de la Iglesia católica, que su compromiso fue total y así lo esperaba de todos aquellos que se decían católicos.
Por lo tanto, la Iglesia , es decir las personas que la constituyen aquí en la tierra tienen un deber para con toda persona especialmente con otros creyentes. Don Manuel escribe “La Iglesia de Cristo constituye la comunidad más estrecha y perfecta” (24). Eso significa que cada fiel tiene el deber de preocuparse por todos los otros fieles dondequiera que se encuentren y sin importar quienes son. Así explica el deber del católico: “Por razón de esta comunidad, nada de lo que acontece a cualquier miembro o sector de la Iglesia puede sernos indiferente. Careceríamos del sentido católico si no vibráramos con los dolores, angustias y preocupaciones de todos nuestros hermanos en la fe” (25).
Sin duda este deber dentro de un marco latinoamericano, y particularmente en Chile, significa que el cristiano debe responder en una forma distinta para con el europeo. La diferencia se encuentra en la necesidad del prójimo y no en el responder. Las condiciones sociales y económicas en América Latina comparadas con las de Europa a menudo impiden el desarrollo de la persona porque la supervivencia es más dura además de una falta de movilidad social (26). La respuesta del cristiano, por lo tanto, debe corresponder a estas condiciones para acabar con ellas porque su manutención frustra las intenciones del Dios creador quién dotó a cada persona con el don de un desarrollo completo tanto físico como espiritual. He aquí la clave de la diferencia entre el desarrollo teológico propugnado por monseñor Larraín y su forma en Europa. También es la clave que explica porqué tantos lo acusaron de intrometerse en política.
El mensaje de don Manuel
El vínculo entre la fe cristiana y la realidad política y económica existente en Chile que desarrolló don Manuel no fue ajeno a la teología católica vigente en ese tiempo. A diferencia con Europa donde los problemas se relacionaban con el Nacional Socialismo por un lado y el Comunismo por el otro, en Chile el país enfrentaba una desigual repartición de bienes que creaba una pobreza bastante dura. Don Manuel reaccionó en contra de esta desigualdad y buscaba un método para solucionarlo que fuese aceptable dentro de un marco chileno. Es por eso que podemos decir que su planteamiento tiene más de chileno que de europeo. Las críticas que pronunció tenían que ver con los orígenes de esta pobreza. Por ejemplo: “La primacía del dinero, que el régimen capitalista establece, repugna a nuestra concepción cristiana del hombre, del trabajo y de la sociedad” (27).
Pero sus críticas no sólo fueron en contra del sistema capitalista; también le negó al socialismo su fuente caritativa cuando escribió: “El socialismo en primer lugar concuerda con la Iglesia en la aspiración a una mejor justicia social y a una repartición más equitativa de las riquezas. Un católico debe apoyar todas las medidas justas y prudentes tendientes a satisfacer estas legítimas aspiraciones. El buscar una mejor repartición de las riquezas no es hacer obra socialista sino cristiana” (28).
Estas críticas de don Manuel nos enseñan que su preocupación política es en realidad consecuencia de su teología y no una intromisión por parte suya en los programas políticos patrocinados por los partidos.
El problema de la pobreza en Chile tiene sus orígenes en el período colonial. En términos generales constituye en primer lugar los pueblos originarios, los cuales rechazan el mensaje cristiano propugnado por los misioneros españoles. Luego abarca todos aquellos que no pertenecen a la clase gobernante los cuales siguen un cristianismo popular caracterizado por fiestas religiosas a María y a los Santos, como las de Andacollo y de Yumbel (29), en contraposición a la enseñanza oficial de la Iglesia. Así buscan su propia interpretación del cristianismo ya que como pobres no caben dentro del marco oficial y se sienten enajenados.
La pastoral de don Manuel siempre incorporó a todos porque para él el evangelio es para todos y comienza a dar fruto aquí en la tierra. Por eso criticó aquellos cristianos que apoyan el capitalismo, tanto como a los marxistas con sus análisis sobre la pobreza. El enfatizaba una solución subordinada a la fe en el magisterio de la Iglesia porque su ideal era encontrar una solución esencialmente cristiana. Podemos vislumbrar algo de esto en un escrito publicado en 1960 con el título “América Latina: problemas, peligros, soluciones” (30).
En el escrito quiso establecer una moral “…en contacto con las realidades humanas que vive el hombre de hoy…” (31) porque sólo así es posible relacionar la fe en Cristo con los quehaceres cotidianos que preocupan a las personas en su vida. Por eso a don Manuel le molestaba que la Doctrina Social de la Iglesia fuera desconocida por una mayoría de los fieles. Escribe: “No la enseñan la mayor parte de nuestros colegios católicos. No la aplica la mayor parte de los empresarios católicos. La resisten en la práctica, las clases dirigentes, que si bien son católicas en cuanto a la práctica religiosa, poseen una mentalidad típicamente liberal e individualista en cuanto a lo económico y social. El mismo clero en su mayor parte la silencia” (32).
Si bien criticaba a los católicos por su falta de conocimiento y práctica de la Doctrina Social , don Manuel ofreció sus propios ejemplos para persuadirlos en su búsqueda para una mejor expresión del catolicismo en Chile. Después de una serie de consultas dentro y fuera de la Iglesia comenzó una reforma agraria en un fundo diocesano (33). De esta manera contribuyó al desarrollo personal de aquellos que pudieron participar en la cooperativa que se había establecido. Al mismo tiempo le indicó al gobierno vigente la necesidad de una reforma agraria. Su comportamiento no fue una respuesta política, aunque el tema estaba de moda, sino el término de una idea que había comenzado a desarrollar hace muchos años. En el mes de febrero de 1953 comenzó un discurso pronunciado durante el Congreso de la vida rural en Manizales, Colombia con las siguientes palabras: “El latifundio es anticristiano. Sin justicia no hay Paz ni Orden. Democracia y libertad deben ir juntas. Sin ellas no podemos comprender la verdadera democracia” (34).
Su preocupación sobre el derecho y uso de la propiedad no tiene orígenes políticos sino teológicos. En una carta dirigida a Radomiro Tomic el 10 de septiembre de 1945 hizo varias observaciones acerca su discurso pronunciado en la Cámara de Diputados. Por ejemplo, monseñor Larraín manifestó su desagrado porque él no había aclarado la función social de la propiedad, principio establecido por Santo Tomás (35). Don Manuel reconoció el derecho a la propiedad privada pero que dicha propiedad debería beneficiar a todos, no sólo al dueño.
Para que una sociedad pueda vivir tranquila, es necesario que cada persona cumpla con los requisitos establecidos por la Iglesia, es decir la Doctrina Social. Por lo tanto, un católico debería cumplir con esta obligación y cuando no lo cumplía le molestaba a don Manuel. Es por eso que recalcó la enseñanza de Pío XII en una meditación cristiana del trabajo pronunciada en mayo de 1951 diciendo: “La doctrina social de la Iglesia es clara en todos sus aspectos. Es obligatoria. Ninguno se puede apartar de ella sin peligro para la fe y para el orden moral” (36).
Siempre pensó así. En agosto de 1938, cuando llegó a Talca como Obispo Co-adjutor monseñor Larraín pronunció un discurso en el cual dijo lo siguiente: “Hacer que esas doctrinas, que ningún cristiano puede desoír, se incorporen en las conciencias, penetren en las legislaciones, inspiren las costumbres…” (37).
Por lo tanto, está claro que monseñor Larraín le daba suma importancia a la Doctrina Social de la Iglesia porque no solo afectaba el modo de ser de cada persona sino también la forma de las estructuras de la sociedad. El trato entre personas era un signo de la relación de cada uno de ellos con Dios. Si ella era sincera habría respeto; se buscarían los medios para que todos pudiesen alcanzar el nivel de vida deseado por Dios. Pero don Manuel reconoció que muchos católicos recitaban el Padre Nuestro sin pasar dichas plegarias al hecho. El reconoció que la clase obrera se sentía abandonada e insegura; que en muchos casos exponían su alma para ganarse el pan; y que no eran muchos los católicos que trabajaban para que la “redención proletaria llegue en toda su amplitud” (38).
Tenemos aquí un ejemplo de la forma en la cual cada persona debía enfrentar su fe cristiana. Por un lado la persona tiene que desarrollar su relación personal con Dios y por el otro con aquellas personas que los rodean en la sociedad sin distinguir entre ellas. Hay una serie de escritos donde monseñor Larraín indica que su preocupación es para con la clase obrera y la necesidad de su redención. El la concibe “en tres planos íntimamente unidos entre sí: el espiritual, el económico y el social” (39). Su inspiración fue la Encíclica Quadragessimo Anno.
El enfoque que le dio don Manuel al desarrollo espiritual de cada persona es una de las razones porqué identificó uno de los temas del Mater et Magistra como deber para el cristiano “de estar presente a Dios y a los hombres” (40).
En un discurso pronunciado en Buenos Aires en septiembre de 1962 monseñor Larraín dijo que la Encíclica Mater et Magistra era una meditación; un signo; un llamado (41). Estas palabras no sólo sirven de resumen para la Encíclica sino también para la vida y obra de don Manuel. Tanto la Encíclica como la obra de don Manuel son un esfuerzo para hacer llegar el mensaje del Evangelio a través de la Iglesia para recoger todos aquellos que se habían alejado de Ella. Ambos buscaban la redención de todas las personas, la cual se cumpliría cuando existiera una entrega completa para con Cristo por parte de ellos. Esta entrega debería efectuarse más que en declaraciones de fe, en hechos, porque la vida es para disfrutarla cómo signo de la veracidad del evangelio. Así se comprobaría que Cristo había venido para curar los enfermos y ayudar a los necesitados. Por lo tanto, para don Manuel el cristiano debería expresar su fe dentro del marco de su vida cotidiana y su principal preocupación deberían ser los pobres.
La influencia de monseñor Larraín
La pastoral de don Manuel con un enfoque práctico para la vida del cristiano sin abandonar la vida espiritual y sus obligaciones llamó la atención tanto antes como después del concilio Vaticano II. Por ejemplo, Pío XII le otorgó permiso para organizar con otros la Conferencia Episcopal Latinoamericana [CELAM] para darle mayor fuerza a la Iglesia en su trabajo evangelizador y cuyo primer encuentro se efectuó en 1955 en Río de Janeiro, Brasil (42). Por otro lado, su amistad con varios dirigentes de la Falange facilitó un intercambio de cartas en noviembre de 1947 los cuales resultaron en la continuación de dicho partido para luego transformarse en la Democracia Cristiana (43). Como profesor en el Seminario Pontificio de Santiago y simultáneamente en la Universidad Católica, anterior a su nombramiento como Obispo de Talca, influenció a muchos seminaristas y estudiantes que más tarde desempeñaron papeles importantes durante las presidencias de Frei y Allende y luego la dictadura bajo Pinochet. En 1960 fue nombrado Consultor de la Comisión para el Apostolado de los laicos por Juan XXIII (44). Durante el Concilio Vaticano II, como Presidente del CELAM, pudo organizar reuniones cuyo objetivo fue planificar la segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (45).
Los ejemplos que acabo de citar establecen que la influencia de monseñor Larraín se llevó a cabo más que nada a través de organizaciones nacionales o internacionales. Esto no niega la influencia directa sobre personas en su papel de sacerdote, obispo, profesor o amigo. Una de esas personas fue Gustavo Gutiérrez. En una entrevista que me concedió el Padre Pepo Gutiérrez, de la Iglesia de la Matriz en Valparaíso, el me dijo que Gustavo Gutiérrez tenía “un cerebro como una esponja” (46) Es difícil establecer una influencia directa entre ambos para relacionar el pensamiento de Gustavo Gutiérrez con él de don Manuel. Sólo podemos recalcar que Gustavo Gutiérrez estudió en el Seminario Pontificio de Santiago y fue alumno de don Manuel (47). Luego fue invitado a participar en discusiones preliminares por don Manuel antes de que se establecieran las comisiones y el trabajo propiamente tal de la Conferencia Episcopal (48). Más tarde Gustavo Gutiérrez participó en la primera sesión plenaria de la obra preparatoria de la conferencia en Bogotá en enero de 1968 (49). Además integró la lista de peritos (50) y la subcomisión Paz de la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (51). En una conversación con Gustavo Gutiérrez me confirmó “la influencia de don Manuel” y su importancia para la Iglesia en Latinoamérica debido a sus perspectivas teológicas (52). Tampoco hay que olvidar que Medellín fue dedicada a la memoria de don Manuel (53).
Todo esto no comprueba que don Manuel haya ayudado a desarrollar la teología de la liberación o el pensamiento teológico de Gustavo Gutiérrez dentro de este marco. Lo que a mi me parece que se puede aseverar es un leve vínculo entre los anhelos para el desarrollo de la Iglesia en América Latina por parte de don Manuel, las ideas que circulaban en la Iglesia en ese tiempo, los cuales fueron ampliados por Gustavo Gutiérrez, y el pensamiento teológico que fue desarrollado en Medellín.
Hay que tener presente que la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano surgió en parte de un deseo de actualizar “la aplicación a la América Latina de las Constituciones del Vaticano II” (54). Este propósito fue sugerencia de Monseñor Larraín en su capacidad de presidente del CELAM. Aunque la conferencia se realizó dos años después que falleciera don Manuel se pueden vislumbrar ciertos rasgos generales de su pensamiento. Por ejemplo, don Manuel escribió que “el catolicismo es sinónimo aparente de europeismo” (55). En las primeras páginas del documento de Medellín bajo el título de “Mensaje a los Pueblos de América Latina” se desarrolla un pensamiento obviamente latinoamericano sin que se reclamara como tal salvo en una frase en la que se escribe: “A fin de que esta integración responda a la índole de los pueblos latinoamericanos, deberá contarse con los valores que le son propios a todos y cada uno, sin excepción” (56).
Más tarde en una de las conclusiones de la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano se establece que “al enjuiciar la religiosidad popular no podemos partir de una interpretación cultural occidentalizada…” (57).
Ideas semejantes a éstas fueron expresadas por Gustavo Gutiérrez cuando escribió: La superación de la mentalidad colonial es una de las grandes tareas de la comunidad cristiana. Será además una forma de contribuir auténticamente el enriquecimiento de la Iglesia universal. Sólo así la Iglesia latinoamericana podrá encarar sus verdaderos problemas y echar raíces en un continente en trance revolucionario” (58).
Esto no confirma que el pensamiento de don Manuel haya influenciado en forma directa las perspectivas de Medellín o él de Gustavo Gutiérrez sino que ciertos rasgos de su pensamiento de índole latinoamericano se encuentran en los documentos de la conferencia y de los escritos de Gustavo Gutiérrez.
Para subrayar este punto quisiera referirme a un tema importante para don Manuel; que luego surge en los documentos de Medellín y más tarde es ampliado en la obra de Gustavo Gutiérrez. Es el tema del proletariado y la pobreza.
En febrero de 1953 en Manizales, Colombia, don Manuel critica el latifundio (59). Lo hace dentro del marco de la pobreza y el desplazamiento social (59). En esta forma vincula enseñanzas desarrolladas por la Iglesia a partir del Rerum Novarum acerca la pobreza y el proletariado con el mundo campesino, grupo mayormente emblemático para la América Latina. El tema surge en las conclusiones de Medellín indicando que el sector campesino necesita “una atención urgente” (60). Luego se declara,
“Esta promoción no será viable si no se lleva a cabo una auténtica y urgente reforma de estructuras y de la política agrarias. Este cambio estructural y su política correspondiente no se limitan a una simple distribución de tierras” (61).
No olvidar que esta conclusión se realiza dentro del marco de “la promoción integral del hombre” (62)
Y es dentro de éste punto de vista que Gustavo Gutiérrez desarrolla sus ideas sobre el proletariado y la pobreza en su libro “Teología de la Liberación”. Por ejemplo, escribe que, “…corresponderá una Iglesia que vive en un continente de miseria e injusticia dar al tema de la pobreza la importancia debida…” (63).
para luego aseverar: “Solamente una auténtica solidaridad con los pobres y una real protesta contra la pobreza tal como se presenta en nuestros días puede dar un contexto concreto y vital a un discurso teológico sobre la pobreza” (64).
El tema de la pobreza habiendo surgido en Europa a raíz del desplazamiento social y económico debido a la industrialización no cobra el mismo sentido en la América Latina. La pobreza en estas partes tiene sus orígenes en el ímpetu colonial y el desplazamiento de los pueblos originarios para consolidar en las manos de los españoles y sus descendientes el derecho de propiedad, tanto de terrenos como de comercio. El análisis desarrollado por don Manuel después de retornar a Chile en 1928 destaca este cambio de perspectiva para así establecer una teología que se asienta a los problemas y anhelos de las personas en el continente americano. El Mensaje de Medellín traduce los pronunciamientos teológicos del Concilio Vaticano II para los pueblos de la América Latina. Y la obra de Gustavo Gutiérrez analiza la teología de la Iglesia Universal para colocarla sin cortapisa al servicio de los pobres y los marginados. En todo esto hay un lazo cuyo eje es don Manuel.
Conclusiones
El tema de la pobreza y la forma en que perjudica el desarrollo de la persona creada en la imagen de Dios es uno de los temas más fuertes en la obra de don Manuel. Aquí podemos ver la influencia del Rerum Novarum. Sin duda hubo otras fuentes pero es la Doctrina Social de la Iglesia que más se destaca en su forma de pensar. Para el la necesidad de proclamar el evangelio con su mensaje de hermandad universal tiene lazos con la obligación de compartir con otros los bienes de la tierra ya que así lo había establecido Dios desde el comienzo de la historia y no permite compromiso ni retraso. Estos temas de desigualdad social y económica caracterizan la América Latina heredados del período colonial. En la primera mitad del siglo XX son fuentes para el desarrollo del marxismo y otros movimientos políticos antipáticos hacia la Iglesia. Es por eso que don Manuel comienza a desarrollar una teología esencialmente latinoamericana con el afán de disminuir las influencias políticas ateas y acrecentar la de la Iglesia. De aquí que su modo de pensar y trabajar por un lado aparenta la del obispo, pastor de su rebaño, comprometido con el bienestar espiritual de su grey y por el otro el de un pensador moderno y quizás peligroso porque cuestiona las estructuras políticas y sociales por no reflejar la Doctrina Social de la Iglesia.
De aquí que don Manuel fuese reconocido por algunos como uno de los mejores obispos chilenos del siglo XX pero por otros como una persona que no podía dirigir una diócesis, aún menos el arzobispado de Santiago.
Es por eso que se vio involucrado en el trabajo del CELAM y su influencia abarcó Latinoamérica en el desarrollo de una pastoral comprometida con los pobres y los marginados de acuerdo con la Doctrina Social. Hubo otros obispos como Helder Cámara que trabajaron con él para actualizar la Iglesia inspirados por las ideas de Juan XXIII y las enseñanzas del Concilio Vaticano II. Así quiso contener la influencia del marxismo y desarrollar un sistema político, económico y social más acuerdo con el magisterio de la Iglesia. Esto resultó en un acercamiento por parte de aquellas personas que buscaban soluciones semejantes para con la Iglesia en sus países natales en varios de los departamentos del CELAM creados por don Manuel.
Don Manuel fue una figura que reconoció los problemas que enfrentaba América Latina, aceptó y adaptó las enseñanzas de la Iglesia para que fructificaran dentro del continente americano, y con sus lazos de amistades logró inspirar en muchas personas una teología que enfrenta las necesidades de la Iglesia en Latinoamérica. Así creó las posibilidades para desarrollar un pensamiento netamente latinoamericano cuyos protagonistas se juntan en Medellín y luego varios de ellos desarrollan la teología de la liberación. La relación entre don Manuel y la teología de la liberación es estrecha sin que sea directa. Don Manuel con su trabajo ayudó ese desarrollo sin que se pudiese decir que fue su autor. Si no hubiese sido por él, su capacidad de comprender lo que se necesitaba hacer para que la fe católica no se desvaneciera, junto con su capacidad administrativa ejercitada en el CELAM, se podría decir que no habría surgido ese fenómeno teológico de Medellín y todo lo demás.
Notas
(1) Magnet, 1990, p 109
(2) Magnet, 1990, p 109
(3) Araneda, 1956, pp 199, 106-7
(4) Smith, 1982, p 73
(5) Dussel, 1992, p 145, Smith, 1982, p88, González, 1997, pp 21-2 y 31-2
(6) de la Noi , Tomo I, 1976, pp 493-496
(7) Magnet, 1990, pp 47-50
(8) González, 1997 p 99
(9) de Diego, 2001, p. 112
(10) González, 1997, p. 100
(11) González, 1997, p. 101
(12) de la Noi , Tomo I, 1976, p. 29
(13) de la Noi , Tomo I, 1976, p. 31
(14) La mayor parte de la obra de don Manuel ha sido recogida en cinco tomos por el Padre Pedro de la Noi. Además hay otros libros publicados por don Manuel y un tomo llamado “Escritos Sociales”, un homenaje a Monseñor Larraín en el XXV aniversario de su consagración episcopal por un grupo sacerdotal de su diócesis.
(15) Larraín, 1933, p. 5
(16) Larraín, 1933, p.25
(17) Larraín, 1933, p. 18
(18) Larraín, 1933, p. 5
(19) Con esto no quiero decir que Monseñor Larraín no pensó de esta forma; su desarrollo tuvo lugar varios años más tarde cómo en el apoyo que le dio al Padre Hurtado para la formación sacerdotal en Chile.
(20) El problema de vocaciones sacerdotales fue el tema principal de la primera Conferencia Episcopal Latinoamericana en Río de Janeiro en el año 1955.
(21) Larraín, 1933, p. 9
(22) de la Noi , Tomo III, 1978, p. 71
(23) de la Noi , Tomo I, 1976, p.428
(24) de la Noi , Tomo III, 1978, p. 65
(25) de la Noi , Tomo III, 1978, p. 65
(26) de la Noi , Tomo I, p. 424.
(27) Larraín, 1948, p 18
(28) Larraín, 1941, pp 64-65
(29) Salinas , 1987, pp 219-234
(30) de la Noi , Tomo I, 1976, pp 422-434
(31) de la Noi , Tomo I, 1976, p 428
(32) de la Noi , Tomo I, 1976, p 428
(33) de la Noi , Tomo I, 1976, p 442
(34) Larraín, 1963, p 113
(35) González, 1997, p 73
(36) Larraín, 1963, p 85
(37) Larraín, 1963, p 17
(38) Larraín, 1963, pp 56-57
(39) Larraín, 1963, p 119
(40) Larraín, 1963, p 214
(41) Larraín, 1963, p 230
(42) Lernoux, 1980, pp 32-33
(43) González 1997, pp 161-199
(44) de la Noi , Tomo I, 1976 , p 494
(45) Parada, 1975, pp 39-40
(46) Entrevista concedida por el Padre Pepo Gutiérrez el 21 de noviembre de 2001
(47) Brown, 1990, p 22; entrevista concedida por el padre Pepo Gutiérrez el 21 Noviembre de 2001
(48) Entrevista concedida por Renato Poblete SJ en Santiago el 20 Noviembre de 2001.
(49) Parada, 1975, p 47
(50) Parada, 1975, p 255
(51) Parada, 1975, p 262
(52) Conversación durante un simposio en la catedral de Nottingham, Inglaterra el 5 de noviembre de 2005
(53) Parada, 1975, portada
(54) Parada, 1975, p 40
(55) Larraín, 1933, p 25
(56) CELAM, 2000, Mensaje 4
(57) CELAM, 2000, Conclusiones 6,4
(58) Gutiérrez, 2004, p 183
(59) citado en la página # 8
(60) Larraín, 1963, pp 113-114
(61) CELAM, 2000, Conclusiones 1,14
(62) CELAM, 2000, Conclusiones 1,14
(63) CELAM, 2000, Mensaje 3
(64) Gutiérrez, 2004, p 322
Bibliografía
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SALINAS CAMPOS, Maximiliano 1987, Historia del pueblo de Dios en Chile, CEHILA – Ediciones Rehue, Santiago, Chile.
SMITH, Brian H., 1982, The Church and Politics in Chile , Princeton University Press , New Jersey , USA.

Señor de los Milagros

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Sábado 8 de octubre: Parte de la avenida Tacna, pasa por avenida Emancipación, los jirones Chancay y Conde de Superunda. Finalmente, retorna al santuario de las Nazarenas por la avenida Tacna.
Martes 18 de octubre: Parte de la avenida Tacna, transita por avenida Emancipación, jirón Cuzco, avenida Abancay, jirón Huallaga, jirón Cangallo, jirón Junín, jirón Huánuco; dobla por jirón Puno para visitar el Hospital Dos de Mayo. Prosigue por la avenida Grau, visita el Hospital Guillermo Almenara, para entrar a la avenida Iquitos hasta la parroquia Nuestra Señora de las Victorias, donde pernoctará.
Miércoles 19 de octubre: El Cristo Moreno recorre la avenida 28 de Julio, avenida Brasil, avenida 9 de Diciembre, avenida Paseo de la República, jirón Carabaya. Luego bordea la plaza San Martín para tomar la avenida Nicolás de Piérola. Finalmente, llega a la avenida Tacna para ingresar a la iglesia de las Nazarenas.
Viernes 28 de octubre: Parte de la avenida Tacna, avenida Nicolás de Piérola, jirón Cañete y avenida Alfonso Ugarte. Después ingresa al hospital Loayza, vuelve a tomar la avenida Alfonso Ugarte, jirón Pomabamba, jirón Varela, avenida Bolivia y avenida Garcilaso de la Vega. Por último, retoma la avenida Tacna para entrar a la iglesia Las Nazarenas.
Martes 1 de noviembre: En su último trayecto, el Señor de los Milagros pasa por la avenida Tacna, el jirón Callao y la avenida Emancipación. Finalmente, regresa por avenida Tacna para ingresar al convento de las Nazarenas.

Fuente: Hermandad del Señor de los Milagros.

Santísima Virgen de las Mercedes, Gran Mariscala y Patrona de las Fuerzas Armadas del Perú

Nuestra Señora de la Merced, fue proclamada patrona de las Fuerzas Armadas en 1823 por el Congreso Constituyente presidido por Francisco Javier Luna Pizarro y en 1921 se le otorgó el título de Gran Mariscala del Perú. Su día, el 24 de setiembre, es también el día de las Fuerzas Armadas en su honor.
La devoción a la Santísima Virgen se encuentra extendida a lo largo y ancho del territorio nacional: Alcaldesa Perpetua y Patrona de la ciudad de Paita.
Patrona de la provincia de Carhuaz.
Patrona de la ciudad de La Merced, Chanchamayo.
Patrona de la ciudad de Juanjuí.
Patrona de la ciudad de Juliaca.
Patrona del distrito de Paramonga.
Patrona del distrito de La Merced, Aija.
Patrona del distrito de Incahuasi, Ferreñafe.
Patrona del distrito de Chumuch, Celendín.
La devoción a la Virgen de las Mercedes trasciende fronteras y es celebrada en todo el mundo el día 24 de setiembre.
Fuente: NoticieroLibre.com

Praedicate Evangelium

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Por Sandro Magister- Settimo Cielo Blog L’Espresso.
Quien da la voz de alarma es Alberto Melloni, un historiador de la Iglesia marcadamente progresista y coautor de la más monumental historia del Vaticano II publicada hasta la fecha. Pero no es el único. Dos cardenales de primera magnitud y muy versados en teología, como el alemán Walter Kasper y el canadiense Marc Ouellet, que tampoco son clasificables entre los conservadores, también han llamado la atención sobre el peligro de anular una de las conquistas del Concilio Vaticano II.
El punto en cuestión está en el párrafo en el que “Praedicate Evangelium”, la Constitución apostólica firmada por el papa Francisco que reformó la curia y que entró en vigor el pasado Pentecostés, establece que “cualquier fiel puede presidir un dicasterio u organismo curial” si el Papa le otorga el poder para hacerlo.
Pero esto es precisamente lo que sucedió en la Iglesia durante muchos siglos, cuando se separaron las potestades de orden, es decir, las que derivan del sacramento de la ordenación episcopal, y las potestades de jurisdicción, por ejemplo, atribuyendo a las abadesas una autoridad de gobierno igual a la de un obispo, o asignando una diócesis a un cardenal que no había sido ordenado obispo ni sacerdote.
A lo largo del primer milenio no se conocieron estas “aberraciones”. Y es a la tradición original a la que el Concilio Vaticano II ha querido volver, en la Constitución dogmática sobre la Iglesia “Lumen Gentium”, retomando la conciencia de la naturaleza sacramental, antes que jurisdiccional, del episcopado y de los poderes a él vinculados, no sólo los de santificar y enseñar, sino también el de gobernar.
Las votaciones clave sobre estos puntos en el Concilio tuvieron lugar en septiembre de 1964. Y los opositores fueron poco más de 300 respecto a unos 3,000. Pero hoy, con la nueva curia reformada por el Papa Francisco, los que ganan son nuevamente los primeros.
Para ilustrar las nuevas reglas de la curia a los cardenales que las discutirán el 29 y 30 de agosto en el consistorio, está el informe que Marco Mellino –obispo secretario del consejo restringido de cardenales que elaboró la reforma con el Papa– presentó el 9 de mayo pasado a los dirigentes curiales reunidos, publicado el 9 de agosto en “L’Osservatore Romano”.
En ese informe, Mellino escribe sin rodeos que también el Código de Derecho Canónico, en los cánones 129§1 y 274§1, debe interpretarse según las nuevas normas, “según las cuales la potestad de gobierno no se da con el Orden Sagrado, sino por la provisión canónica de un oficio”, por tanto, también a simples bautizados.
Exactamente como ya había explicado el 21 de marzo de 2022 al presentar a la prensa “Praedicate Evangelium” el jesuita Gianfranco Ghirlanda, canonista principal del papa Francisco y ahora nombrado cardenal por él, verdadero autor de toda la reforma:
Si el prefecto y el secretario de un dicasterio son obispos, esto no debe llevar a pensar que su autoridad proviene del rango jerárquico que han recibido, como si actuaran con un poder propio, y no con el poder vicario que les confiere el Romano Pontífice. El poder vicario para ejercer un oficio es el mismo si se recibe de un obispo, de un presbítero, de un consagrado o de un laico”.
Pero dejemos la palabra a los cardenales Ouellet y Kasper.
Del primero, que es prefecto del Dicasterio para los Obispos, se reproduce a continuación la parte inicial de su ensayo “La reforma de la Curia Romana en el ámbito de los fundamentos del derecho en la Iglesia”, publicado en “L’Osservatore Romano” el 20 de julio de 2022.
Ouellet describe allí claramente el estado de la cuestión, con el nítido contraste entre las grandes escuelas canónicas de Eugenio Corecco y Klaus Mörsdorf, en línea con el Concilio Vaticano II, y la posición anticonciliar y “positivista” del padre Ghirlanda y la escuela jesuita actual.
Pero su ensayo debe ser leído en su totalidad, porque Ouellet desarrolla en él una refinada reflexión “que podría ayudar a desentrañar esta cuestión a la luz de una eclesiología trinitaria y sacramental”, y además llega “sutilmente” a una propuesta para reescribir el controvertido canon 129 del Código de Derecho Canónico.
En cuanto al cardenal Kasper, quien fue presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, el texto que reproducimos aquí es un breve extracto de su prefacio al volumen del canonista Giuseppe Sciacca, ex secretario del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, “Nodi di una giustizia. Problemi aperti del diritto canonico”, publicado por Il Mulino en 2022.
UNA REVOLUCIÓN COPERNICANA EN EL GOBIERNO DE LA IGLESIA
Por Marc Ouellet
La reserva de fondo que aflora, al evaluar la Constitución “Praedicate Evangelium”, se refiere a la decisión de integrar a los laicos en el gobierno de la curia, lo que significaría resolver de hecho una muy antigua controversia en la historia de la Iglesia, a saber, si el poder de gobierno está necesariamente vinculado o no al sacramento del Orden.
Praedicate Evangelium” asumiría implícitamente la opción de no considerar el sacramento del Orden como el origen del “poder de jurisdicción”, sino de atribuirlo exclusivamente a la “missio canonica” otorgada por el Papa, que conferiría así una delegación de sus propios poderes a cualquiera que ejerza una función de gobierno en la curia romana, ya sea un cardenal, un obispo, un diácono o un laico.
Algunos juristas señalan que esta posición representa una revolución copernicana en el gobierno de la Iglesia, que no estaría en continuidad o incluso iría en contra del desarrollo eclesiológico del Concilio Vaticano II. De hecho, éste planteó el tema de la sacramentalidad del episcopado y de la colegialidad, pero sin resolver del todo la cuestión del origen de la “sacra potestas”.
Los expertos en Derecho Canónico debaten desde hace siglos para entender cuál es el origen de esta “sacra potestas” que determina la estructura jerárquica de la Iglesia y su modo de gobernar al pueblo de Dios. ¿Se trata de una voluntad divina (inmediata) inscrita en el sacramento del Orden que funda los poderes para santificar, enseñar y gobernar, o se trata más bien de una determinación de la Iglesia (mediada), conferida al sucesor de Pedro en virtud de su mandato de pastor universal con la asistencia especial del Espíritu Santo?
La historia aporta elementos que pueden interpretarse a favor de una u otra posición. La tendencia a separar las potestades de orden y de jurisdicción se basa en muchas disposiciones papales del pasado, que han avalado actos de gobierno sin la potestad de orden, por ejemplo, el gobierno de algunas abadesas desde la Edad Media hasta los tiempos modernos, algunos obispos que han gobernado diócesis sin haber sido ordenados, o también algunas licencias concedidas por el Papa a simples sacerdotes para ordenar a otros sacerdotes sin ser obispos, etc.; se podría alargar la lista de hechos que muestran cómo la potestad de gobierno no depende intrínsecamente de la potestad de orden, sino de otra fuente, que luego se identifica con la “missio canonica” conferida por el Papa.
La escuela canonista de Eugenio Corecco (1931-1995) y los canonistas de Múnich interpretaron algunos de estos hechos como casos límite o aberraciones (¡obispo no ordenado!) y se esforzaron por demostrar la lenta toma de conciencia por parte de la Iglesia de la naturaleza sacramental del episcopado y de los poderes relacionados con él (“Lumen Gentium”, n. 21). De ahí el esfuerzo del Concilio Vaticano II por arraigar explícitamente las potestades de santificar, enseñar y gobernar en la potestad de orden, dejando abierta a la discusión de los expertos la cuestión del fundamento de la distinción y de la unidad de la potestad de orden y jurisdicción.
¿La nueva constitución iría más allá del canon 129§2 del Código de Derecho Canónico, que dice: “En el ejercicio de la misma potestad [de jurisdicción], los fieles laicos pueden cooperar a tenor del derecho”? ¿Cómo se pueden conciliar los acontecimientos históricos con el derecho actual, que refleja la nueva conciencia sacramental de la Iglesia? En un sentido más amplio, ¿cómo explicar teológicamente el fundamento de la unidad de estos dos poderes, reconociendo al mismo tiempo su distinción y complementariedad operativa?
Si se siguen las tesis de Corecco, la posición del padre Gianfranco Ghirlanda y de la actual escuela jesuita sería positivista y no incorporaría los avances del Concilio Vaticano II. Afirmaría la unidad de la “sacra potestas” y, por tanto, la raíz sacramental del “tria munera” de santificar, enseñar y gobernar. ¿Qué agregaría entonces la “missio canonica” a la potestad de orden, si ésta ya contenía el fundamento de la jurisdicción?
La contribución de Klaus Mörsdorf (1909-1989), el gran maestro de la escuela de Múnich, radica en haber afirmado que el sacramento del Orden confiere ya el fundamento de la idoneidad para los “tria munera”, aunque la “missio canonica” le añada la inserción efectiva en el colegio de los obispos mediante el encargo simultáneo de la responsabilidad de una Iglesia particular.
Más que nadie, Mörsdorf ha reflexionado, estudiado y publicado sobre esta cuestión, que en su opinión merece especial atención para evitar derivaciones cismáticas. Se cuida en distinguir sin separar los dos poderes, que están intrínsecamente unidos en la identidad sacramental del obispo dedicado a una comunidad particular. Reconoce, sin embargo, que aún faltan investigaciones multidisciplinares -históricas, dogmáticas, sacramentales, canónicas- para dar cuenta del fundamento de esta múltiple y a la vez única “sacra potestas”.
CON CONSECUENCIAS NO SIEMPRE FELICES
Por Walter Kasper
El área principal en la Iglesia y Derecho se encuentran es la naturaleza sacramental de la Iglesia. […] El primer milenio mantuvo el arraigo sacramental del ordenamiento jurídico; sólo en el segundo milenio se verificó una coexistencia y un dualismo entre la autoridad conferida sacramentalmente por la ordenación y la autoridad de dirección o jurisdicción conferida por mandato. Así, el Derecho pudo desligarse de la vida sacramental de la Iglesia y también pudo desarrollarse en una cierta vida propia con consecuencias no siempre felices. […]
El Concilio Vaticano II tiende a reconectar las dos áreas y a unir las dos potestades, “ordo” e “iurisdictio”, en la única “sacra potestas”, la que se confiere, en su plenitud, en la ordenación episcopal, que, naturalmente, sólo puede ejercerse en la comunión jerárquica con la Cabeza y los miembros del colegio episcopal (“Lumen Gentium”, n. 21). La “sacra potestas” no es un fin en sí mismo, sino que está al servicio de la edificación de la Iglesia, del bien de todo el Cuerpo de Cristo y de la cooperación libre y ordenada de todos los miembros (“Lumen Gentium”, n. 18). Este carácter de servicio está ya en “Lumen Gentium” n. 8, establecido cristológica y soteriológicamente, y es reafirmado claramente en los documentos del Concilio.
La “sacra potestas” no tiene que ver con el poder, ni con la justa distribución del poder y la distribución proporcional del mismo. Se trata del ejercicio del triple ministerio de la proclamación, de la celebración y administración de los sacramentos y del ministerio pastoral del gobierno de la Iglesia. Deben hacerse en nombre de Cristo, lo que al mismo tiempo significa a la manera y según el ejemplo de Cristo. Así, la pirámide jerárquica se invierte. La cima está en la base, el oficio jerárquico debe hacerse servicio y el Papa es el siervo de los siervos de Dios (Mc 9, 35; 10, 43; Jn 13, 15 y ss.; 1P 5, 3). Por el contrario, los que aspiran al cargo eclesiástico para compartir el poder cabalgan montados en un caballo muerto.

Cardenal Walter Brandmüller

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El Papa Francisco y los Cardenales. Foto: Alessandro Sardo
Por Sandro Magister- Settimo Cielo Blog L’Espresso.
Con los nuevos cardenales que el papa Francisco tiene “in pectore”, aumentará el número de los que elegirán a su sucesor, pero no mejorará en absoluto la calidad del colegio cardenalicio, cada vez más fragmentado, disperso geográficamente, lleno de personas que se desconocen entre sí y que ya no están acostumbradas a reunirse en consistorio desde febrero de 2014.
No es de extrañar, por tanto, que las conjeturas sobre el resultado de un futuro cónclave vayan acompañadas de propuestas para reformar el sistema de elección del papa.
Brandmüller propone que el cónclave designado para elegir al sucesor de Pedro se corresponda mejor con sus orígenes históricos y sus fundamentos teológicos. El papa es ante todo el obispo de Roma y, por tanto, debe ser elegido por un colegio de cardenales verdaderamente “romanos”. Pero también es el pastor supremo de la Iglesia universal y, por tanto, el círculo de posibles electores debe ampliarse para incluir a los obispos de toda la Iglesia.
Menos electores y más elegibles. En pocas palabras, esta es la propuesta. Un cónclave más delgado y romano y un grupo de candidatos más amplio y universal.
Con una limitación, sin embargo, de los elegibles a aquellos que ya han vivido en Roma durante al menos algunos años, con un papel importante en la curia romana.
Esta limitación puede parecer reductora, si no irritante, para algunos. Brandmüller explica por qué. En cualquier caso, no está lejos de la realidad. Haber ocupado cargos en la curia romana es un requisito para casi todos los papas del último siglo: Benedicto XV, Pío XI, Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI, Benedicto XVI. Así como algunos de los papas sobre los que se rumorea hoy: los cardenales Luis Antonio Gokim Tagle, Marc Ouellet, Pietro Parolin…
Démosle la palabra al cardenal Brandmüller. ¡Buena lectura!

El problema de tantos cardenales que no se conocen y deben elegir un Papa

El cardenal Walter Brandmüller fue el Presidente de la Pontificia Comisión de Ciencias Históricas de la Santa Sede y elevado con el título cardenalicio por parte del Papa Benedicto XVI. Desde la discreción de su casa salta a la palestra de la discusión un tema que hasta ahora está pasando desapercibido: la actual legislación sobre el Colegio Cardenalicio y las dificultades que actualmente presenta dada las características verdaderamente globales de los cardenales, muchos de los cuales ni se conocen y sin embargo tienen en su voto el destino del futuro de la Iglesia, al menos por lo que toca a su dirección cuando el Papa actual ya no esté.
Ofrecemos a continuación el texto íntegro del pensamiento del Cardenal Walter Brandmüller. Tiene la riqueza de no sólo identificar problemas sino de también plantear soluciones:
La elección del Papa en la tensión entre el centro y la periferia. Una propuesta
Por Cardenal Walter Brandmüller
En una Iglesia que, como católica, abarca todo el mundo, la tensión entre el centro romano y la periferia geográfica se activa de manera especial cuando hay que elegir a un papa. Esto se debe a que, como sucesor de Pedro, el papa es tanto obispo de Roma como pastor supremo de la Iglesia universal.
Después de que en el año 1059, bajo el papa Nicolás II, la elección del pontífice quedara reservada a los cardenales romanos, los abades y obispos de las sedes importantes de Europa fueron a menudo elevados al título de cardenal y, por ende, a electores. La situación siguió siendo la misma incluso después de la gran expansión misionera en el Nuevo Mundo iniciada en el siglo XV, hasta que Pío IX y León XIII confirieron la púrpura cardenalicia, respectivamente, al arzobispo John McCloskey de Nueva York en 1875 y al arzobispo Joaquim Arcoverde de Albuquerque Cavalcanti de Río de Janeiro en 1905.
Estos dos nombramientos desencadenaron un proceso que condujo a un aumento significativo del número de cardenales, fijado previamente en 70 por Sixto V. De hecho, marcaron el inicio de la internacionalización del sagrado colegio, que con el papa Francisco ha ido aún más hacia la periferia de la Iglesia, hasta el punto de contar ahora con treinta cardenales de Asia y Oceanía. En cambio, los titulares de algunas sedes cardenalicias europeas tradicionales como Milán, Turín, Venecia, Nápoles, Palermo y París han permanecido sin la púrpura. Sería útil investigar -también por razones eclesiológicas- las motivaciones e intenciones de la maniobra antieuropea que aquí se evidencia.
Juan Pablo II aumentó el número de cardenales con derecho a voto en el cónclave a 120. Este aumento pretendía, y pretende, expresar la extensión geográfica de la Iglesia también a través del número y los países de origen de los cardenales electores. Sin embargo, uno de los efectos es que los 120 electores, en la medida en que provienen de la periferia, a menudo se reúnen por primera vez en los consistorios que preceden al cónclave y, por consiguiente, conocen poco o nada al colegio cardenalicio y, por ende, a los candidatos, incumpliendo así un requisito fundamental para votar responsablemente en el cónclave.
A ello se añade la evidente tensión entre el centro romano, es decir, la curia papal, y las iglesias locales, que a veces se vive de forma muy emocional y tiene cierta influencia en el voto.
Estas observaciones plantean una serie de cuestiones sobre el diseño y la estructura del colegio cardenalicio, que también afectan a los electores y a los elegibles al papado. A continuación intentaré dar algunas respuestas a estas preguntas, con una mirada a la historia.
I. El colegio cardenalicio tiene su origen en el clero de la ciudad de Roma, formado por los obispos de las diócesis suburbanas adyacentes, los presbíteros de los «tituli» romanos y los diáconos de las diaconías de la ciudad. Tras las turbulencias del «saeculum obscurum», el papa Nicolás II estableció por primera vez las normas legales para la elección del pontífice en su bula «In nomine Domini» de 1059. Según estas disposiciones, los cardenales obispos, tras consultar a los cardenales presbíteros y a los cardenales diáconos, elegían al papa, tras lo cual el resto del clero, junto con el pueblo, lo aprobaba por aclamación.
El hecho de que el ministerio papal esté vinculado a la sede episcopal de Roma se debe a que el primero de los apóstoles sufrió el martirio y fue enterrado allí. Pero el hecho de que Pedro trabajara en Roma, sufriera allí el martirio y fuera enterrado allí no es simplemente el resultado de la casualidad. La mirada del creyente discierne en ello la mano de la divina Providencia. En cualquier caso, el martirio y la sepultura de Pedro en Roma tienen una importancia teológica constitutiva. Ya estaba convencido de ello el obispo mártir Ignacio de Antioquía, que en su discutida y controvertida carta a la Iglesia de Roma, entre los siglos I y II, escribió que la Iglesia de Roma preside el «agápe», palabra que debería traducirse correctamente como «Iglesia», como demuestra el uso de la misma palabra en otras cartas de Ignacio, cuando, por ejemplo, escribe: «Os saluda el ‘agápe’ de…», seguido del nombre de la ciudad. Sin embargo, aquí «agápe» se escribe sin nombre de ciudad, definiendo así a la Iglesia en general, que la comunidad de Roma preside.
Asimismo, San Ireneo de Lyon, hacia el año 200, atribuía a la Iglesia de Roma, por el hecho de haber sido fundada por Pedro y Pablo, una «potentior principalitas», es decir, una fuerte preeminencia. En resumen: el vínculo entre el ministerio petrino y la ciudad de la tumba de los apóstoles -no como capital del imperio- es una convicción original de la Iglesia y nunca fue cuestionada hasta el siglo XVI.
Por consiguiente, el colegio cardenalicio hunde sus raíces en el clero de la ciudad de Roma y por ello, a partir de Nicolás II, elige al obispo de Roma que también es, al mismo tiempo, pastor supremo de toda la Iglesia.
Hasta ahora, los papas siempre han tratado de cumplir estos requisitos históricos asignando a los nuevos cardenales de los distintos continentes una iglesia romana titular e incardinándolos así en el clero de la ciudad de Roma. Las sedes episcopales importantes de todo el mundo están así más vinculadas al centro. Sin embargo, esta pretensión ritual no sería en absoluto necesaria para este fin, ya que la imposición del palio por parte del papa a los titulares de las sedes metropolitanas de todo el mundo ya expresa suficientemente el vínculo con Roma y la unidad de la Iglesia universal.
II. Se trata, pues, de armonizar de forma ponderada los dos aspectos del ministerio petrino, el de la Iglesia local y el de la Iglesia universal, también en el modo en que se produce la elección del papa. Un punto de partida para la reflexión en este sentido podría ser la consideración de que el derecho de voto y la elegibilidad, es decir, el derecho a votar y a presentarse a las elecciones, no van necesariamente unidos.
Según las normas actuales, los cardenales pierden su derecho de voto activo cuando cumplen 80 años, pero curiosamente no su derecho de voto pasivo. Además, hasta ahora casi nunca ha ocurrido que alguien que no sea cardenal sea elegido papa. La última vez fue en 1378, con la elección del arzobispo de Bari Bartolomeo Prignano, que eligió el nombre de Urbano VI.
Hay que preguntarse también cómo se puede resolver adecuadamente la tensión entre el centro y la periferia en la forma de elegir al papa.
En primer lugar, hay que recordar que el papa no es «también» obispo de Roma, sino lo contrario: el obispo de Roma es también papa. Por consiguiente, al elegirlo se elige al sucesor de Pedro en la cátedra romana. Y esto implica que la elección es originalmente responsabilidad del clero y del pueblo de Roma.
III. Sin embargo, la elección del papa también concierne a toda la Iglesia. Y es evidente que en la conciencia general, antes y durante un cónclave, el carácter universal del ministerio petrino tiene más peso que las necesidades e intereses de la Iglesia romana local. De ello se deduce que los papas consideran casi secundarias sus funciones como obispos de Roma, delegando en un cardenal vicario, es decir, en el titular de la basílica de San Juan de Letrán -la catedral del papa-, el desempeño de sus funciones episcopales.
Para reflejar de manera especial el aspecto universal del ministerio petrino se ha propuesto conceder el derecho de voto en los cónclaves a los presidentes de las conferencias episcopales nacionales. Pero hay que subrayar que las conferencias episcopales no son en absoluto un elemento estructural de la Iglesia y que tal solución no correspondería a las exigencias del vínculo entre la Sede de Pedro y la ciudad de Roma. Por tanto, la solución al problema no se encuentra en ningún tipo de ampliación del derecho de voto en los cónclaves.
En cambio, podría encontrarse en la mencionada disociación de los derechos de voto activo y pasivo, reservando en la práctica el derecho de voto a un colegio cardenalicio muy racionalizado y verdaderamente romano, al tiempo que se amplía el círculo de elegibles de la Iglesia universal. Este método también tendría la ventaja de que ya no sería tan fácil para un papa influir en la elección de su sucesor creando cardenales de forma selectiva.
Por supuesto, el círculo de candidatos elegibles no debe incluir a todo el cuerpo episcopal. Sería necesario formular criterios objetivos e institucionales de elegibilidad, para limitar el círculo de los elegibles de manera sensata. Uno de estos criterios debe ser que el candidato haya ocupado un alto cargo en la curia romana durante al menos cinco años. Esto garantizaría a los votantes un conocimiento previo de los candidatos a través de relaciones personales, y a los candidatos una experiencia directa de las estructuras, procedimientos y problemas de la curia romana. Esto limitaría el círculo de candidatos, pero al mismo tiempo tendría en cuenta el aspecto universal del primado petrino. La necesidad de tener un conocimiento y una experiencia más que superficiales de la curia romana es evidente si se tienen en cuenta las tareas de los cardenales indicadas por los cánones 349, 353 y 356 del Código de Derecho Canónico, a saber, asistir al papa, solo o en consistorio, con palabras y obras.
En cuanto al número de electores, no sería difícil reducirlo, pues ya no tendría que ser una amplia representación de la Iglesia universal, lo que ya estaría garantizado por la disposición relativa a los elegibles. Se podría volver fácilmente por debajo del número de 70 electores fijado por Sixto V.
De hecho, es demasiado evidente que el número actual de 120 cardenales electores, muchos de los cuales, si no la mayoría, no tienen experiencia en Roma, plantea varios problemas. Para un colegio que prefiere hacer cardenales a los titulares de las diócesis de la periferia, es prácticamente imposible realizar adecuadamente las tareas mencionadas, incluso en las condiciones que permiten las modernas técnicas de comunicación.
También hay que tener en cuenta que, en determinadas circunstancias, puede ser difícil o incluso imposible para algunos electores viajar a Roma. Dificultades similares a las que impidieron la participación de los obispos de los países comunistas en el Concilio Vaticano II podrían impedir la participación de cardenales en un futuro cónclave. Las catástrofes naturales, como las erupciones volcánicas, los tsunamis o las epidemias, así como la agitación política o las guerras, también podrían imposibilitar la llegada a tiempo de los cardenales de la «periferia» a Roma. Por estas y otras razones similares, dado el gran número de cardenales con derecho a voto y al mismo tiempo la obligación de participar, la elección realizada por un colegio «incompleto» podría ser impugnada, con grave peligro para la unidad de la Iglesia.
Ante la posibilidad de una tal hipótesis, debería haberse al menos planteado y definido la cuestión del posible «quórum» para una votación válida. Si por el contrario los electores ya estuvieran presentes en el lugar a fin de poder formar parte de una circunscripción verdaderamente romana, no habría que temer tal escenario.
En definitiva, dada la actual composición del colegio cardenalicio, en el que la mayoría de los electores están dispersos geográficamente, no se conocen entre sí y saben aún menos de las necesidades reales del ministerio petrino, falta un requisito esencial para una votación responsable. Con una consecuencia muy insidiosa.
En un colegio electoral de este tipo todo acaba dependiendo de aquellos líderes de opinión, internos y externos, que consiguen dar a conocer a su candidato elegido entre los menos informados y movilizar el apoyo hacia él. Esto lleva a la formación de bloques, donde los votos individuales son como apoderados en blanco concedidos a los «grandes electores» que toman la iniciativa. Estos comportamientos siguen reglas y mecanismos estudiados en sociología. En cambio, la elección del papa, sucesor del apóstol Pedro, pastor supremo de la Iglesia de Dios, es un acontecimiento religioso para el que deberían aplicarse reglas propias.
El hecho de que en este contexto fluya dinero más o menos abundante desde la rica Europa hacia regiones del mundo que son más pobres, de modo que sus cardenales electores en el cónclave se sientan obligados al donante, es una realidad conocida, aunque moralmente reprobable. Es posible que estas consideraciones hayan impulsado a Juan Pablo II a mantener en vigor la excomunión contra estas formas modernas de simonía. Sin embargo, al mismo tiempo, ese papa declaró igualmente válida una elección que tuviera lugar de este modo, para garantizar la seguridad jurídica y, por tanto, la unidad de la Iglesia («Universi dominici gregis», n. 78).
Las reflexiones aquí expuestas pretenden poner de manifiesto con mayor claridad, también en el modo en que se produce la elección, el carácter sagrado del ministerio papal, instituido de manera constitutiva en la Iglesia de Jesucristo, que no debe olvidar que está «en» el mundo, pero no es «del» mundo.

Brandmüller en el Consistorio: el Papa quiere cerrar la boca a los cardenales

Estas son algunas líneas autógrafas de la intervención preparada por el cardenal Walter Brandmüller para el Consistorio del 29 y 30 de agosto y que no le permitieron pronunciar, publicada íntegramente en esta página de Settimo Cielo.
El Consistorio reunió a los cardenales con el papa Francisco. Fue a puertas cerradas, pero sobre todo se fragmentó, a instancias del Papa, en grupos lingüísticos, impidiendo con ello el diálogo directo entre todos, como de hecho ocurrió en el último Consistorio en plena regla convocado por Francisco en febrero de 2014, ante el Sínodo sobre la familia y la “vexata quaestio” de la Comunión a los divorciados vueltos a casar, un Consistorio que se mostró tan franco en sus críticas al planteamiento deseado por el Papa que le llevó a cancelar a partir de allí en adelante las convocatorias de los cardenales, igualmente libres y abiertas a la escucha.
Brandmüller, alemán de 93 años, historiador eclesiástico de toda la vida y presidente entre 1998 y 2009 del Pontificio Comité para las Ciencias Históricas, no es ajeno a las propuestas sobre el rol de los cardenales en la Iglesia Católica. Hace menos de un año ya había planteado en Settimo Cielo una hipótesis de reforma de la elección de los Papas que consideraba más acorde con los orígenes históricos y los fundamentos teológicos del cardenalato.
Pero en este Consistorio la intervención que él preparó apuntó sobre todo a la relación que debía unir a los cardenales con el Papa, que de hecho fueron amordazados por él, en contraposición a lo que debía suceder, ante todo sobre las verdades de fe y de moral:
NO SILENCIO IMPUESTO, SINO “APERITIO ORIS
La intervención del cardenal Walter Brandmüller para el Consistorio del 29-30 agosto de 2022
La convocatoria de un consistorio después de tanto tiempo motiva una reflexión sobre la naturaleza y la tarea del cardenalato, especialmente en las circunstancias actuales. También hay que resaltar que los cardenales no son sólo miembros del cónclave para la elección del sumo pontífice.
Las verdaderas tareas de los cardenales, independientemente de su edad, están formulados en los cánones 349 y siguientes del Código de Derecho Canónico. Allí leemos: “los cardenales asisten al Romano Pontífice tanto colegialmente, cuando son convocados para tratar juntos asuntos de mayor importancia, como personalmente, a través de los diversos oficios que desempeñan, ayudando al Papa sobre todo en el gobierno diario de la Iglesia universal”. Y “asisten al Pastor supremo de la Iglesia especialmente en los Consistorios” (Canon 353).
Esta función de los cardenales encontró en la antigüedad su expresión simbólica y ceremonial en el rito de la “aperitio oris”, la apertura de la boca. De hecho, significaba el deber de pronunciar con franqueza la propia convicción, el propio consejo, especialmente en el consistorio. Esa franqueza -el papa Francisco habla de “parresía”- que era especialmente querida por el apóstol Pablo.
Pero ahora, lamentablemente, esa franqueza es sustituida por un silencio extraño. Esa otra ceremonia, la del cierre de la boca, que seguía a la “aperitio oris”, no se refería a las verdades de fe y de moral, sino a los secretos del oficio.
Sin embargo, hoy deberíamos subrayar el derecho, más bien el deber, de los cardenales de expresarse con claridad y franqueza precisamente cuando se trata de las verdades de fe y de moral, el “bonum commune” de la Iglesia.
La experiencia de los últimos años ha sido muy diferente. En los consistorios -convocados casi sólo para las causas de los santos- se repartían tarjetas para pedir la palabra y se sucedían las intervenciones obviamente espontáneas sobre cualquier tema, y eso era todo. Nunca hubo un debate, un intercambio de argumentos sobre un tema concreto. Obviamente, un procedimiento completamente inútil.
Una sugerencia presentada al cardenal decano de comunicar con antelación un tema para debatir y así poder preparar posibles intervenciones quedó sin respuesta. En resumen, los consistorios desde al menos hace ocho años terminaron sin ninguna forma de diálogo.
Pero el primado del sucesor de Pedro no excluye en absoluto un diálogo fraterno con los cardenales, quienes “tienen el deber de cooperar diligentemente con el Romano Pontífice” (canon 356). Cuanto más graves y urgentes son los problemas de gobierno pastoral, más necesario es el involucramiento del Colegio Cardenalicio.
Cuando Celestino V, dándose cuenta de las especiales circunstancias de su elección quiso renunciar al papado en 1294, lo hizo después de intensas conversaciones y con el consentimiento de sus electores.
Una concepción totalmente diferente de las relaciones entre el Papa y los cardenales fue la de Benedicto XVI, quien -un caso único en la historia- renunció al papado por razones personales, sin el conocimiento del colegio de cardenales que lo había elegido.
Hasta Pablo VI, que aumentó el número de electores a 120, sólo había 70 electores. Este aumento del colegio electoral a casi el doble estuvo motivado por la intención de atender a la jerarquía de los países que estaban lejos de Roma y honrar a esas Iglesias con la púrpura romana.
La consecuencia inevitable fue que se crearon cardenales que no tenían experiencia de la Curia romana y, por tanto, de los problemas del gobierno pastoral de la Iglesia universal.
Todo esto tiene consecuencias graves, cuando estos cardenales de las periferias son llamados a la elección de un nuevo Papa.
Muchos, si no la mayoría de los electores, no se conocen personalmente. Sin embargo, están allí para elegir entre uno de ellos al Papa. Es claro que esta situación facilita las operaciones de los grupos o clases de cardenales para favorecer a uno de sus candidatos. En esta situación, no se puede excluir el peligro de simonía en sus diversas formas.
Para terminar, me parece que merece una seria reflexión la idea de limitar el derecho de voto en el cónclave, por ejemplo, a los cardenales residentes en Roma, mientras que los demás, también cardenales, podrían compartir el “estatus” de cardenales mayores de 80 años.
En definitiva, parece deseable que se actualice el oficio y la competencia del Colegio de Cardenales.

Comunidad de Sant’Egidio

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Andrea Riccardi

Andrea Riccardi (Roma, 1950), ha sido profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Bari, en La Sapienza de Roma, y en la Roma Tres; doctor honoris causa por la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia y otras cinco universidades. Editorialista en medios prestigiosos, es un gran analista de la historia de la Iglesia contemporánea y del impacto de las religiones en la edad de la globalización. Fue ministro del gobierno italiano de 2011 a 2013.
En 1968 fundó la Comunidad de Sant’Egidio, presente en más de setenta países. Ha desempeñado un rol de mediación en algunos conflictos y ha contribuido a la paz en diversos lugares, por lo que recibió el premio Carlo Magno en 2009. San Juan Pablo II lo nombró miembro de la Comisión de los testigos de la fe, o Nuevos Mártires, encargada de poner en valor los testimonios enviados a Roma desde todo el mundo con motivo del Gran Jubileo del 2000. Autor de más de treinta libros, destaca la importante biografía de San Juan Pablo II publicada en 2011.

Cardenal Matteo Maria Zuppi

Nació en Roma, el quinto de seis hermanos. Estudiando en el Instituto Virgilio en 1973 conoció a Andrea Riccardi, fundador de la comunidad de San Egidio. Empezó a participar en las actividades de Sant’Egidio con niños marginados, ancianos solos, inmigrantes o enfermos terminales. También en sus actividades ecuménicas.
A los 22 años, tras licenciarse en Literatura y Filosofía en la Universidad de la Sapienza, con una tesis sobre la Historia del Cristianismo, el futuro cardenal ingresó en el seminario de la diócesis suburbana de Palestrina, siguiendo los cursos de preparación al sacerdocio en la Pontificia Universidad Lateranense, donde obtuvo la licenciatura en Teología. Fue ordenado presbítero del clero de Palestrina el 9 de mayo de 1981 e inmediatamente después vicario del párroco de la basílica romana de Santa María in Trastevere, sucediendo a monseñor Vincenzo Paglia.

Con Sant’Egidio, mediando en Mozambique

Se incardina en Roma en 1988. De 1983 a 2012 fue rector de la iglesia de Santa Croce alla Lungara y miembro del consejo presbiteral diocesano de 1995 a 2012. De 2000 a 2012 fue asistente eclesiástico general de la Comunidad de San Egidio. En esa época actuó como mediador en Mozambique en un proceso de paz tras 17 años de guerra civil, colaborando con la Comunidad de Sant’Egidio en las negociaciones.
En 2010 fue llamado a dirigir la parroquia de los Santos Simón y Judas Tadeo en Torre Ángela, en la periferia oriental de la ciudad. Luego, en 2012, Benedicto XVI lo nombró obispo auxiliar para encargarse del sector centro de Roma. Y en 2015 Francisco lo envió como arzobispo a Bolonia, diócesis de un millón de habitantes. Después, en 2017, el propio Francisco visitó su diócesis. En 2019 lo creó cardenal. Zuppi sirve en la Curia como miembro del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y de la Oficina de Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica.

Marco Impagliazzo

Catedrático de Historia Contemporánea del Departamento de Ciencias de la Formación de la Universidad de Roma Tres desde abril de 2018, tras haber enseñado en la Universidad para extranjeros de Perugia entre 2001 y 2018.
En su actividad de investigación abordó inicialmente la historia de la Argelia del siglo XX, luego amplió su interés a toda la zona mediterránea, con especial interés por los países no europeos y los temas de la convivencia entre nacionalidades, culturas y religiones distintas. En este marco estudió las matanzas de los armenios en Anatolia durante la I Guerra Mundial. En el ámbito de estos estudios, publicó varios artículos en revistas y libros colectivos sobre relaciones entre judaísmo, cristianismo e islam en el Mediterráneo.
En sus investigaciones ha abordado la historia religiosa de Roma y de Italia, ampliado sus intereses a la historia de la Iglesia en el mundo contemporáneo. Ha impulsado un congreso sobre relaciones internacionales, dentro y fuera del ámbito católico, tras la elección del primer Papa no italiano luego de cinco siglos [cfr. el libro Shock Wojtyla. L’inizio del pontificato (San Paolo 2010), en el que publicó un ensayo titulado “Shock Wojtyla en Francia“, pp. 130-153].
También ha tratado temas históricos asociados a la presencia de minorías étnicas o religiosas en Italia. Ha estudiado las leyes raciales de Roma, y en los últimos años ha estudiado los fenómenos migratorios y las cuestiones de nacionalidad e integración en las sociedades europeas. Actualmente está llevando a cabo una amplia investigación sobre los fenómenos migratorios contemporáneos.

Ilusiones y ambiciones por el capelo

El Arzobispo de Lima, Carlos Castillo Mattasoglio, consideró que no se honra de manera adecuada al Congreso de la República, a puertas de que cumpla 200 años de vida institucional, debido a las “ilusiones y ambiciones”.
Durante su homilía dada desde la Catedral de Lima con motivo de la Solemnidad de Santa Rosa de Lima, que se celebró este 30 de agosto en el Perú, Castillo Mattasoglio recordó la importancia de “recapacitar y corregirnos mutuamente”.
Estamos viviendo en un mundo en donde todos estamos con locas ilusiones detrás, con locas fantasías que extravían al ser humano, ahí están la ambición de poder y dinero. En el mundo se ha instalado el deseo de enriquecerse porque la plata llega sola y es no es verdad, las cosas están muy mal en el mundo, hay quienes piensan en un proyecto que no esta basado en el amor sino en la explotación”, aseveró.
Por eso necesitamos salir del encantamiento de las locas ilusiones y fantasías que nos hace creer que la lucha a favor de las locas ambiciones nos va a salvar”, añadió.
El 20 de setiembre se cumplen 200 años del Congreso, el Congreso que dejó San Martín y que desgraciadamente todavía no honramos como es debido con todas las locas ilusiones y las ambiciones que nos agarran por todos lados, porque todos tenemos que recapacitar y corregirnos mutuamente, corríjannos también ustedes a nosotros”, dijo.
En otro momento, se refirió a la Policía Nacional, de quien Santa Rosa es su Santa Patrona. “Hay problemas en la Policía Nacional, lo sabemos, pero también hay la riqueza de su fundación que la hace volver siempre a sus orígenes”.
Fuente: Diario Perú21.

Los Obispos de Chile frente a la propuesta constitucional

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Discernimiento informado y voto en conciencia

1. El próximo 4 de septiembre de 2022, estamos llamados a aprobar o rechazar el proyecto de una nueva Constitución Política para Chile. Es una propuesta inserta en un proceso histórico que hemos vivido como país en los últimos años, donde destaca, entre otros aspectos, la crisis de octubre de 2019 y la voluntad expresada por la ciudadanía de contar con un nuevo texto constitucional. Pero, sobre todo, es una propuesta que nos hace situarnos ante nuestro futuro, con el desafío de discernir si el texto ofrecido nos dota o no de un marco social y jurídico adecuado, para edificar la paz, la solidaridad y la justicia en nuestra patria, asegurando el funcionamiento institucional que lo haga posible y permita encauzar las demandas de la ciudadanía, especialmente de los más vulnerables.
2. El debate público de estas últimas semanas nos muestra que el texto propuesto no ha concitado una aceptación amplia y transversal. Nos enfrentamos, entonces, a una elección entre dos posiciones fuertemente tensionadas entre sí, lo que hace compleja la decisión de cada ciudadano. Pero, por lo mismo, es necesario un discernimiento informado y un voto en conciencia, poniendo siempre por delante el bien común del país: “La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo de aquélla” [1]. Por consiguiente, llamamos a cumplir con el deber cívico de ir a votar.
3. Los obispos, preocupados por la vida y el desarrollo de nuestro pueblo, ofrecemos nuestras orientaciones para iluminar desde la Palabra de Dios la conciencia de todos, especialmente de quienes profesan la fe cristiana. No proponemos soluciones técnicas, que tienen que ser discutidas por la sociedad en su conjunto; nuestro deseo es siempre unir a la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral. Lo hacemos desde la Doctrina Social de la Iglesia, que se funda sobre principios y valores esenciales para establecer un orden social justo. El primero de esos principios es la dignidad de la persona humana, seguido de otros como el bien común, la subsidiariedad y la solidaridad, además de otros principios derivados, y de valores como la verdad, la libertad, la justicia, la paz y la caridad. Todos ellos, debidamente articulados, con su contenido específico, orientan desde la fe y la razón la construcción de la sociedad humana.

Valoración ético-social de la propuesta constitucional

4. Analizados desde la enseñanza social de la Iglesia los contenidos estructurales de la propuesta de nueva Constitución, podemos afirmar que no todas las materias tienen la misma densidad ética, por lo que una valoración moral sobre ellas requiere necesarias distinciones.
5. Gran parte de las propuestas acerca de cómo organizar la “casa común” entran en lo que es opinable, ante las cuales es legítima una pluralidad de opciones. Nos referimos a temas como el sistema político y los poderes del Estado, el Estado regional y la organización territorial, así como la estructuración de diversos órganos constitucionales. Que sean opinables no significa que no sean importantes. Al contrario, en ellos se juega la configuración concreta del modo de organizarnos como país. Por eso, es una obligación de cada uno formar sus convicciones mediante un adecuado discernimiento, leyendo el texto y escuchando voces autorizadas en las materias, para juzgar así la pertinencia, viabilidad y oportunidad de lo propuesto, en vistas de una mejor consecución del bien común.
6. Otros contenidos tienen una especial radicalidad antropológica, en cuanto implican aspectos esenciales de la persona humana y tienen consecuencias sociales de gran impacto y complejidad. Por eso se requiere ante ellos un razonamiento pausado y bien informado, que permita hacer una adecuada valoración ética. Es decir, discernir en conciencia si se respeta y promueve la dignidad del ser humano, se contribuye a la realización del bien común y se aplican los otros valores de la enseñanza social que fomentan un orden justo.
7. En este sentido, apreciamos el texto constitucional en su propuesta sobre los derechos sociales, el medioambiente y el reconocimiento de los pueblos originarios. Y hacemos una valoración negativa de las normas que permiten la interrupción del embarazo, las que dejan abierta la posibilidad de la eutanasia, las que desfiguran la comprensión de la familia, las que restringen la libertad de los padres sobre la enseñanza de sus hijos, y las que plantean algunas limitaciones en el derecho a la educación y a la libertad religiosa. Consideramos de especial gravedad la introducción del aborto, que el texto de propuesta constitucional denomina “derecho a la interrupción voluntaria del embarazo”.
8. En los puntos siguientes, desarrollamos brevemente estos temas esenciales, con la finalidad de contribuir al discernimiento.

Valor de la vida humana, interrupción del embarazo y muerte digna

9. La propuesta constitucional sostiene que “toda persona es titular de derechos sexuales y reproductivos” (art. 61), lo que incluye el derecho a decidir sobre el propio cuerpo y la garantía del Estado para asegurar a “todas las mujeres y personas con capacidad de gestar”, entre otras cosas, “una interrupción voluntaria del embarazo”.
10. Esta disposición, evidentemente, introduce el aborto, y lo hace en el nivel normativo más alto, el constitucional. Además, el artículo establece que el Estado garantiza el ejercicio de este derecho, libre “de interferencias por parte de terceros, ya sean individuos o instituciones”, con lo cual no solo excluye la participación del padre en esta decisión, sino también el ejercicio de la objeción de conciencia personal e institucional, derecho esencial en estas materias morales donde se juegan principios tan fundamentales, que afectan directamente las concepciones éticas, religiosas y morales de muchas personas.
11. Esta norma es la disposición de mayor gravedad moral contenida en el proyecto constitucional. Aun entendiendo que hay, a veces, situaciones complejas en las que se engendra una nueva vida, no hay que olvidar que el embrión es un ser humano al que se le debe reconocer los derechos inalienables de la persona, y “no es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana” [2]. Como señala el profeta Jeremías: “El Señor me dirigió la palabra: Antes de formarte en el vientre, te conocía, y antes de salir del seno materno te consagré profeta de las naciones” [3]. Incluso si hubiera un derecho a decidir sobre el propio cuerpo, esto no puede justificar una interrupción voluntaria del embarazo, porque la creatura concebida en el vientre es otro ser humano, con un código genético distinto e individual. El embrión no pertenece a la mujer como si fuera un órgano más.
12. Llama la atención que la propuesta constitucional reconozca derechos a la naturaleza y exprese preocupación por los animales como seres sintientes, pero no reconozca ninguna dignidad ni ningún derecho a un ser humano en el vientre materno. Y esto da a la propuesta una impronta deshumanizante, porque deja indefensos a los seres humanos más frágiles y propone como solución a un problema real un acto violento.
13. La enseñanza de la Iglesia en este tema es clara y constante, y especialmente el católico debe considerarla en su discernimiento. El Concilio Vaticano II enseña que “Dios, Señor de la vida, ha confiado a los hombres la insigne misión de conservar la vida, misión que ha de llevarse a cabo de modo digno del hombre. Por tanto, la vida desde su concepción ha de ser salvaguardada con el máximo cuidado; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables” [4]. Y San Juan Pablo II en la Encíclica Evangelium vitae expone: “El aborto y la eutanasia son crímenes que ninguna ley humana puede pretender legitimar. Leyes de este tipo no sólo no crean ninguna obligación de conciencia, sino que, por el contrario, establecen una grave y precisa obligación de oponerse a ellas mediante la objeción de conciencia. (…) En el caso pues de una ley intrínsecamente injusta, como es la que admite el aborto o la eutanasia, nunca es lícito someterse a ella, ni participar en una campaña de opinión a favor de una ley semejante, ni darle el sufragio del propio voto” [5].
14. Además del aborto, es motivo de preocupación la norma constitucional que asegura a toda persona el derecho a una muerte digna (art. 68). Bajo este concepto, se introduce en nuestra cultura la eutanasia, que es una acción u omisión con el fin de causar directamente la muerte, y así eliminar el dolor. Es valorable que el texto constitucional garantice el acceso a los cuidados paliativos a enfermos graves y crónicos (art. 68, 3), porque es un camino indispensable para acompañar a hermanos nuestros especialmente vulnerables, pero la “muerte digna” es otra cosa y es un derecho ambiguo, porque pretende solucionar un problema acabando deliberadamente con una vida humana. Aquí está su carácter deshumanizante, porque fomenta la cultura del descarte y puede hacer todavía más frágil la vida de personas ya muy débiles por la enfermedad.

Derechos sociales, medioambiente, rol del Estado y subsidiariedad

15. Es esperanzador el compromiso de garantizar una amplia gama de derechos fundamentales, humanos y sociales, como la educación, el trabajo, la vivienda digna, la propiedad, la salud y el bienestar integral, la igualdad y no discriminación, la seguridad (pública, social, alimentaria e informática), entre otros. Destacan, de manera especial, los derechos de los adultos mayores, de personas con discapacidad y de personas privadas de libertad. También es valorable la preocupación por la protección del medioambiente y la naturaleza, tema especialmente sensible en el magisterio del Papa Francisco: “Ya no puede hablarse de desarrollo sostenible sin una solidaridad intergeneracional. Cuando pensamos en la situación en que se deja el planeta a las generaciones futuras, entramos en otra lógica, la del don gratuito que recibimos y comunicamos” [6]. Aunque sean enunciados a los que falta mucho camino por recorrer, buena parte de estos derechos manifiestan un compromiso por el bien común, especialmente con los que más sufren.
16. Desde esta perspectiva, un elemento importante al discernir sobre los derechos sociales, es situarlos al interior de un sueño compartido de fraternidad, y no desde una mirada individualista. Muchas veces hay una tendencia a una reivindicación siempre más amplia de derechos individuales, pero que esconde una concepción de la persona humana desligada de todo contexto social y antropológico. Nos dice el Papa Francisco que “si el derecho de cada uno no está armónicamente ordenado al bien más grande, termina por concebirse sin limitaciones y, consecuentemente, se transforma en fuente de conflictos y de violencia” [7]. Se trata de buscar, entonces, el bien nuestro junto al bien de todos.
17. Por otra parte, es importante hacer dialogar al Estado social de derechos con el principio de subsidiariedad, que es mucho más amplio que los derechos a la libertad económica. El Estado debe tener un papel activo en la consecución del bien común y en la protección de los más frágiles (Estado social), pero ha de integrar, respetar y ayudar a sostener la acción colaborativa de múltiples iniciativas privadas que tienen objetivos sociales en muy diversos campos. El Catecismo de la Iglesia Católica dice: “Una intervención demasiado fuerte del Estado puede amenazar la libertad y la iniciativa personales. La doctrina de la Iglesia ha elaborado el principio llamado de subsidiariedad. Según éste, una estructura social de orden superior no debe interferir en la vida interna de un grupo social de orden inferior, privándole de sus competencias, sino que más bien debe sostenerle en caso de necesidad y ayudarle a coordinar su acción con la de los demás componentes sociales, con miras al bien común” (N°1883). Parece importante discernir si en la propuesta constitucional este criterio está bien resguardado o hay un exceso de Estado, en desmedro de la autonomía de las personas y grupos sociales para conseguir el bien común.

Plurinacionalidad y pueblos indígenas

18. La propuesta constitucional sostiene que Chile “es plurinacional, intercultural” (art. 1,1) y “reconoce la coexistencia de diversos pueblos y naciones en el marco de la unidad del Estado” (art. 5,1), señalando que el Estado debe respetar, promover, proteger y garantizar diversos derechos de esos pueblos. Numerosos artículos del proyecto expresan ámbitos en que deben ejercitarse y normarse esos derechos.
19. Desde la enseñanza social de la Iglesia, es un valor el reconocimiento de los derechos de estos pueblos. Tantas veces sus aspiraciones, sus vidas y sus culturas, no han sido considerados por muchos chilenos; y, aunque ha crecido en las últimas décadas una nueva sensibilidad hacia ellos, arrastramos una injusticia histórica que los ha menoscabado. Por eso, es importante un cambio real, que se traduzca en políticas y prácticas que expresen un nuevo trato y una integración verdadera al país y a su desarrollo.
20. Un criterio de discernimiento, sin embargo, es apreciar si la integración e interdependencia entre estos pueblos y el país en su conjunto está bien lograda en el texto constitucional, si es pertinente reconocer naciones indígenas con autogobierno y autodeterminación en ámbitos sensibles, que podrán participar “si así lo desean en la vida política, económica, social y cultural del Estado” (art. 34). Con esta lógica, es posible pensar en un conjunto de naciones dentro de Chile, las cuales podrían determinar su relación con el resto del país de modo autónomo y, a la vez, consagrado en la Constitución. Para la Iglesia, es posible “desarrollar relaciones interculturales donde la diversidad no significa amenaza, no justifica jerarquías de poder de unos sobre otros, sino diálogo desde visiones culturales diferentes” [8]. Para el Papa, “la propia identidad cultural se arraiga y se enriquece en el diálogo con los diferentes y la auténtica preservación no es un aislamiento empobrecedor” [9].

Familia, educación de los hijos e ideología de género

21. La familia es un valor esencial no solo para la Iglesia, sino para toda la sociedad. Por eso, el Estado debe protegerla y auxiliarla para que pueda asumir sus responsabilidades, pero no debe sustraerla de las tareas que puede desempeñar sola o libremente asociada con otras familias.
22. La propuesta constitucional asume este deber del Estado, pero amplía el concepto de familia al hablar de “familias en sus diversas formas, expresiones y modos de vida, sin restringirlas a vínculos exclusivamente filiativos y consanguíneos” (art. 10). Manifiesta, de esta manera, un afán inclusivo que termina por desfigurar la naturaleza de la familia. ¿Qué significa, en definitiva, ir más allá de los vínculos exclusivamente filiativos y consanguíneos? ¿Hasta dónde puede llegar esta ampliación? Estamos ante una acepción neutra y desfigurada de familia, que la deja como un modo de organización al mismo nivel que una asociación, perdiendo efectividad finalmente la protección que el Estado debe dar, pues cualquier grupo de personas podría ser considerado una familia.
23. Una de las responsabilidades esenciales de la familia es la educación de los hijos, un derecho y un deber insustituible e inalienable, que no puede ser totalmente delegado o usurpado por otros. La propuesta constitucional sostiene el deber del Estado respecto de la educación, pero no es del todo clara en expresar un derecho preferente y directo de los padres de educar a sus hijos; solo expresa “la libertad de madres, padres, apoderadas, apoderados y tutores legales a elegir el tipo de educación de las personas a su cargo” (art. 41, 2).
24. Cuando se aborda la educación en la afectividad y sexualidad, el texto constitucional expresa el derecho de toda persona “a recibir una educación sexual integral, que promueva el disfrute pleno y libre de la sexualidad; la responsabilidad sexoafectiva” (art. 40). En ningún momento se establece la responsabilidad de los padres y la importancia de incorporar su participación en la educación en la afectividad de sus hijos. Se deja solo en manos de la autoridad la determinación de los planes y programas, restringiendo el Estado un derecho innato de los progenitores en la educación de sus hijos.
25. Preocupa también, en este campo, la fuerte presencia de la ideología de género en el texto, pues da la impresión de que busca imponerse como un pensamiento único en la cultura y el sistema educativo, lo que daña el principio de libertad de enseñanza de los padres respecto de sus hijos [10].

Desigual trato constitucional a la educación particular subvencionada

26. La propuesta constitucional tiene la preocupación por promover una educación de calidad y accesible para todos. Para ello, crea un Sistema Nacional de Educación, donde están incorporados tanto establecimientos estatales como aquellos reconocidos por el Estado. Sin embargo, luego establece un “Sistema de Educación Pública, de carácter laico y gratuito, compuesto por establecimientos e instituciones estatales”, que se señala como el “eje estratégico” del Sistema Nacional, obligándose el Estado a ampliarlo, fortalecerlo y financiarlo de manera directa con aportes basales.
27. Nos parece muy bien fortalecer la educación pública, pero hay un silencio manifiesto en el proyecto de texto constitucional respecto de la educación particular subvencionada, que también tiene una función pública evidente. Si en el sistema particular subvencionado estudia más del 55% de los estudiantes chilenos, con un altísimo porcentaje de estudiantes vulnerables, ¿por qué no se consagra el derecho constitucional a esas otras propuestas de iniciativa particular, subvencionadas con fondos públicos de Educación, bajo la supervisión del Estado, para garantizar la libertad de enseñanza que se declara en el art. 41,1? El Estado tiene deberes de rango constitucional no sólo con los estudiantes de sistema público, sino con todos los estudiantes del país, por lo que debería consagrar igualmente el apoyo y fortalecimiento de establecimientos educacionales no estatales, sujetos a la supervigilancia de la autoridad.
28. Por otra parte, la propuesta no establece expresamente el derecho de los padres a crear y sostener establecimientos educacionales de diverso tipo, ni la obligación de proveer los recursos económicos pertinentes. Sí lo hace respecto de los pueblos originarios, al reconocerles autonomía “para desarrollar sus propios establecimientos e instituciones de conformidad con sus costumbres y cultura” (art. 36, 5). Cabe preguntarse, por qué se explicita este reconocimiento solo a los pueblos originarios y no a otras instancias colectivas con sus propias cosmovisiones.

Libertad religiosa

29. La libertad religiosa no es un valor solo para las confesiones religiosas, sino un derecho fundamental, inscrito en la naturaleza humana que no debe ser ni obstaculizado ni coaccionado en su ejercicio. La propuesta constitucional reconoce este derecho en su art. 9, y el art. 67 señala que “el Estado reconoce la espiritualidad como un elemento esencial del ser humano”.
30. La propuesta plantea, sin embargo, que el ejercicio de este derecho debe hacerse “de conformidad con la ley, respetando los derechos, deberes y principios que esta Constitución establece” (art. 67,4), lo que en principio parece lógico. El problema es que el proyecto, entre otros aspectos, sostiene el derecho al aborto, asume una orientación cuestionable de la educación sexual donde los padres participan de una forma muy insuficiente, y promueve una teoría radical de género; todos aspectos incompatibles con la fe cristiana. Al quedar sujetos a lo que establece la propuesta de Constitución, se pone en riesgo la libertad religiosa, lo que se agrava si consideramos que la propuesta no da un rango constitucional a la objeción de conciencia. Habría personas o instituciones que, por lo tanto, podrían ser forzadas a asumir prácticas o transmitir valores contradictorios con su fe.
31. Asimismo, la regulación que el proyecto establece no reconoce algunos elementos esenciales, como la autonomía interna de las confesiones, el reconocimiento de sus propias normas y la capacidad de éstas de celebrar acuerdos que aseguren su plena libertad en la atención de los miembros de las mismas, especialmente en situaciones de vulnerabilidad (hospitales, lugares de cumplimiento de penas, hogares de menores, etc.). Por último, nos parece que el sistema establecido para dar reconocimiento jurídico a las confesiones, deja en manos de órganos administrativos su existencia o supresión, lo cual puede poner en peligro. el pleno ejercicio de la libertad religiosa.

Un llamado final

32. Como lo han expresado diversas voces, todo indica que el debate constitucional continuará en el país después del 4 de septiembre, independiente de la opción que triunfe en el plebiscito. Es importante que sea un debate no solo por un texto y las mejores normas, sino por cómo seguimos buscando un desarrollo cada vez más humano e integral para todos, pues “el bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día” [11]. Por consiguiente, invitamos a que nadie se reste de colaborar en la construcción de un proyecto común.
33. Para avanzar en esta dirección, en medio de tantas realidades complejas que atraviesa la humanidad, es esencial crecer en diálogo y amistad social, forjando una cultura del encuentro que esté animada por un sueño de fraternidad común. No puede ser que creamos, cualquier persona o sector, que la verdad está solo de nuestra parte, o que solo nosotros estamos en el lado correcto de la historia. La democracia, sus diversas instituciones y organizaciones políticas y sociales, será siempre el mejor camino para abordar nuestras legítimas diferencias, pero hemos de esforzarnos todavía más para que sea una democracia animada por dinamismos de encuentro y diálogo, y fundamentada en el sagrado respeto por la dignidad humana. Asimismo tenemos que recuperar nuestra memoria histórica con sus luces y sus sombras, aciertos y errores, para proyectarnos a un futuro en que todos encuentren cabida en la casa común.
34. También nos parece esencial que cada ciudadano y ciudadana se comprometa personalmente con el bien común y la justicia, y busque ser artífice de paz en los diversos ambientes en que convive con los demás. Porque ningún texto constitucional podrá reemplazar la conversión del corazón humano y de nuestras relaciones, como actitudes fundamentales para edificar un mejor país.
35. A nuestro Señor Jesucristo, que nos enseña a reconocernos como hermanos e hijos del mismo Padre, le confiamos los caminos de nuestra patria. Nos ponemos humildemente bajo la protección de la Virgen del Carmen, Reina y Madre de Chile, y pedimos a todos orar para que nuestra nación se encamine siempre por las vías de la paz y la concordia.
Padre Hurtado, 22 de julio de 2022.
+ Moisés Atisha Contreras
Obispo de Arica
+ Isauro Covilli Linfati
Obispo Iquique
+ Oscar Blanco Martínez
Obispo de Calama
+ Ignacio Ducasse Medina
Arzobispo de Antofagasta
+ Ricardo Morales Galindo
Obispo de Copiapó
+ René Rebolledo Salinas
Arzobispo de La Serena
Pbro. Luis Lazo Díaz
Adm. Diocesano de Illapel
+ Gonzalo Bravo Álvarez
Obispo de San Felipe
+ Jorge Vega Velasco
Obispo de Valparaíso
+ Cardenal Celestino Aós Braco
Arzobispo de Santiago
+ Alberto Lorenzelli Rossi
Obispo Auxiliar de Santiago
+ Julio Larrondo Yáñez
Obispo Auxiliar de Santiago
+ Carlos Godoy Labraña
Obispo Auxiliar de Santiago
+ Cristián Castro Toovey
Obispo Auxiliar de Santiago
+ Alvaro Chordi Miranda
Electo Obispo Auxiliar de Santiago
+ Juan Ignacio González Errázuriz
Obispo de San Bernardo
+ Cristián Contreras Villarroel
Obispo de Melipilla
+ Guillermo Vera Soto
Obispo de Rancagua
+ Galo Fernández Villaseca
Obispo de Talca
+ Tomislav Koljatic Maroevic
Obispo de Linares
+ Sergio Pérez de Arce Arriagada
Obispo de Chillán
+ Fernando Chomali Garib
Arzobispo de Concepción
+ Bernardo Álvarez Tapia
Obispo Auxiliar de Concepción
+ Oscar García Barreto
Obispo Auxiliar de Concepción
+ Felipe Bacarreza Rodríguez
Obispo de Santa María de los Ángeles
Pbro. Juan Basly Erices
Adm. Diocesano de Temuco
+ Francisco J. Stegmeier Shimidlin
Obispo de Villarrica
+ Santiago Silva Retamales
Obispo de Valdivia
+ Jorge Concha Cayuqueo
Obispo de Osorno
+ Fernando Ramos Pérez
Arzobispo de Puerto Montt
+ Juan María Agurto Muñoz
Obispo de Ancud
+ Luis Infanti della Mora
Obispo Vicario Apostólico de Aysén
+ Bernardo Bastres Florence
Adm. Apostólico de Punta Arenas
+ Pedro Ossandón Buljevic
Obispo Castrense de Chile
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NOTAS:
[1]CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Constitución Conciliar Gaudium et spes, 16.
[2]FRANCISCO, Carta Encíclica Evangelii gaudium, 214.
[3]JER 1,4-5.
[4]Gaudium et spes, 51.
[5]SAN JUAN PABLO II, Carta Encíclica Evangelium vitae, 73.
[6]FRANCISCO, Carta Encíclica Laudato si’, 159.
[7]FRANCISCO, Carta Encíclica Fratelli Tutti, 111.
[8]FRANCISCO, Exhortación apostólica postsinodal Querida Amazonia, 38.
[9]Querida Amazonia, 37.
[10]Cf. FRANCISCO, Exhortación apostólica Amoris Laetitia, 56.
[11]FRANCISCO, Fratelli Tutti, 11.

Cardenal Marc Ouellet

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El Vaticano no ve elementos suficientes para investigar al cardenal Ouellet por acoso sexual

La Santa Sede ha publicado una declaración, a través del Director de la Sala de Prensa, Matteo Bruni, en la que sale en defensa del cardenal Marc Ouellet, prefecto del Dicasterio para los Obispos de la Santa Sede, ante una acusación de acoso sexual proveniente de Canadá durante su etapa como arzobispo de Quebec.
El Papa Francisco declara que no hay elementos suficientes para abrir una investigación canónica por agresión sexual por parte del cardenal Ouellet”, afirma el comunicado de la Santa Sede.
Bruni informa que el Papa encomendó una investigación preliminar al jesuita Jacques Servais y su conclusión fue clara: “No hay motivos para abrir una investigación sobre la agresión sexual de la Persona F. por parte del Cardenal Señor Ouellet. Ni en su informe escrito y enviado al Santo Padre, ni en el testimonio vía Zoom que recogí posteriormente en presencia de un miembro del comité diocesano ad hoc, esta persona hizo una acusación que proporcionara material para tal investigación”.
El cardenal Ouellet, uno de los pesos pesados del Colegio Cardenalicio, fue denunciado por acoso sexual y comportamiento impropio entre 2008 y 2010 por una mujer que era “colaboradora pastoral” en el Arzobispado de Quebec.
Esta acusación se ha hecho pública en un programa de Radio Canadá y está enmarcada en una demanda colectiva contra la diócesis de Quebec. En ella habría 100 presuntas víctimas que habrían sido agredidas sexualmente en la mayoría de los casos en la década de 1950 y 1960.
La denuncia involucra a 88 sacerdotes y empleados seglares de la diócesis de Quebec. No obstante su acusación, según prescribe la normativa canónica, habría sido hecha llegar directamente al Vaticano con anterioridad.
Sin embargo, Ouellet no ha recibido ningún tipo de acusación penal hasta ahora.
El abogado de la mujer afirma que el modo de abrazarla o tocarla en los hombros o la espalda, provocaba un profundo malestar en la joven colaboradora pastoral. “Me sentí perseguida. Cada vez era más invasivo, más intenso, hasta el punto de que empecé a dejar de ir a los eventos, para intentar evitar estar en su presencia lo máximo posible”, declaró ella.
El abogado de las supuestas víctimas ha indicado que aunque los actos de los que se le acusa al cardenal parecen ser menos graves físicamente que en otros casos citados en la petición, su impacto y las secuelas que han causado son importantes.
Fuente: ReligiónEnLibertad.com

Acusaciones contra el cardenal Marc Ouellet y el principio jurídico de la presunción de inocencia

Aunque la demanda es contra acciones supuestamente cometidas por poco más de 80 personas, la cobertura mediática se ha concentrado en el cardenal Ouellet.

Por – Zenit.org
El martes 16 de agosto fue presentada en Quebec una demanda colectiva de 101 personas contra la arquidiócesis católica de Quebec. El despacho de abogados que se ocupa de la demanda es Arsenault Dufresne Wee Avocats.
Entre los documentos presentados hay una acusación de una “mujer anónima” (identificada con la letra “F.”) que hace acusaciones específicas contra el cardenal Marc Ouellet. El cardenal Ouellet es canadiense y fue arzobispo de Quebec de 2002 a 2010, año en que fue llamado al Vaticano para ocuparse de lo que en ese momento se llamaba Congregación para Obispos (hoy Dicasterio).
F.” asegura haber conocido al cardenal Ouellet en 2008 cuando prestaba servicios como pasante en la arquidiócesis. Según la demanda, “F.”, de 23 años, habría recibido en un encuentro público de agosto. Ahí –se sobreentiende en un saludo– habría supuestamente recibido un masaje en los hombros y le habrían rozado la espalda con las manos, lo que ella interpretó como caricia. Meses más tarde, en noviembre, también en el mismo contexto, le habrían besado la mejilla al saludarla, habría recibido un abrazo “con familiaridad” y nuevamente le habrían “acariciado” la espalda. Dos años más tarde, “F.” asegura que fue besada en la mejilla, fue abrazada y la mano fue deslizada por la espalda hasta los glúteos.
A raíz de una participación de “F.” en una formación sobre agresiones sexuales ella releyó lo sucedido interpretándolo como “tocamientos no consentidos de naturaleza sexual y, por tanto, agresiones sexuales”, según se lee en la demanda. La demandante afirma que en enero de 2021 escribió al Papa sobre este asunto y fue informada de que Francisco había nombrado a un sacerdote de nombre Jacques Servais SJ para investigar el caso. No consta algo a este respecto por escrito y de forma pública.
Aunque la demanda es contra acciones supuestamente cometidas por poco más de 80 personas, la cobertura mediática se ha concentrado en el cardenal Ouellet. Se da la circunstancia de que apenas unas semanas atrás el Papa estuvo en Canadá y que quien le acompañó en ese viaje fue precisamente el cardenal Ouellet.
Aunque a decir verdad la prensa francófona (y tras ella también la de lengua inglesa, allende las fronteras canadienses) está reportando el hecho, no se lee en ningún lugar el recordatorio de un principio jurídico que es aplicable a todas las personas: el de la presunción de inocencia. En algunos casos se habla simplemente de “acusaciones de abuso contra el cardenal Ouellet”, con todo lo vago que un titular de este tipo puede ser (y también con toda la carga que eso conlleva).
Hay una grave responsabilidad en acusar a una persona de hechos como estos. Y no es menos grave que se dicte sentencia mediática (o se hagan sugerencia de culpabilidad) sin que la persona pueda defenderse en el foro adecuado y sin que la justicia, tras el debido proceso, haga también su propio trabajo. Después de todo, en el campo de la justicia, nos guste o no, no basta simplemente decir: hay que proceder a probar. El caso del cardenal Pell da muchas lecciones de prudencia. A él le costó más de un año de cárcel, y al final fue absuelto. En todo caso, si el abrazo y deslizamiento del supuesto victimario son como los de Biden a la esposa de un presidente europeo, tal vez debamos preguntarnos por qué hay dos modos de medir y señalar personas.

Vaticano critica “proceso sinodal” de obispos de Alemania y estos responden

En una reciente carta enviada a los obispos de Alemania, el Vaticano afirmó que los planes para el polémico “proceso sinodal en la Iglesia en el país europeo “no son eclesiológicamente válidos”.
Los planes para el proceso sinodal fueron anunciados en marzo de este año por el presidente del Episcopado alemán y Arzobispo de Múnich, Cardenal Reinhard Marx.
Según informó CNA –agencia en inglés del Grupo ACI– el borrador de los estatutos para una “asamblea sinodal”, como parte esencial del proceso alemán, fue aprobado por el comité ejecutivo de los obispos en agosto, texto que se debatirá en la reunión que sostendrá el episcopado del 23 al 26 de septiembre.
CNA también informó que varios grupos o foros de trabajo vinculados al proceso sinodal ya han iniciado sus labores.
En una carta enviada al Cardenal Marx y firmada el 4 de septiembre por el Cardenal Marc Ouellet, Prefecto de la Congregación para los Obispos, se precisa que los planes del proceso sinodal deben estar acordes con las instrucciones que el Papa Francisco estableció en su carta a la Iglesia de Alemania publicada el pasado 29 de junio.
La misiva del Cardenal Ouellet también resalta que el proceso sinodal de Alemania no puede buscar el cambio de la enseñanza o la disciplina católicas.
El Cardenal Ouellet también envió al Cardenal Marx una evaluación canónica realizada por el Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, firmada por su presidente Monseñor Filippo Iannone.
CNA tuvo acceso a la carta del Cardenal y a la evaluación canónica. Esta última indica que los planes de los obispos alemanes violan las normas canónicas y, de hecho, buscan modificar normas universales y la doctrina de la Iglesia.
La evaluación se refiere a los planes de los obispos alemanes para tratar temas esenciales: “la autoridad, participación y separación de poderes”, “moralidad sexual”, “la forma de la vida sacerdotal” y “mujeres en ministerios y servicios de la Iglesia”.
Es fácil ver que estos temas no solo afectan a la Iglesia en Alemania sino a la Iglesia universal y –con pocas excepciones– no pueden ser objeto de deliberaciones o decisiones de una Iglesia particular sin contravenir lo que ha expresado el Santo Padre en su carta”, escribió Monseñor Iannone.
En su carta a la Iglesia en Alemania, el Papa Francisco pidió a los obispos alemanes que respeten la comunión universal de la Iglesia.
La evaluación canónica del Pontificio Consejo también alerta sobre otros problemas del “proceso sinodal” alemán y precisa que los obispos de ese país no están planeando un sínodo sino un concilio de una Iglesia particular, algo que no puede realizarse sin la aprobación explícita de la Santa Sede.
Es claro por los artículos del borrador de los estatutos que la conferencia episcopal (alemana) tiene en mente hacer un concilio particular según lo establece los cánones 439-446 pero sin usar este término”, indica la evaluación.
Si la Conferencia Episcopal Alemana ha llegado a la convicción que necesita un concilio particular, entonces debe seguir los procedimientos establecidos por el Código (de Derecho Canónico) para llegar a una deliberación vinculante”, agrega el documento.
Un concilio, a diferencia de un sínodo, es una reunión de obispos con la autoridad de hacer normas para la Iglesia en un país o región particular, pero solo con la autoridad directa del Vaticano, que define el marco de la autoridad concedida.
Un sínodo, como han llamado los obispos alemanes a su reunión, es por el contrario un grupo pastoral y de consulta, sin la autoridad de establecer políticas.
En la evaluación también se critica al Comité Central de Católicos Alemanes, una institución de laicos cuyos líderes públicamente apoyan la ordenación de mujeres y el cambio de la enseñanza moral de la Iglesia, quienes aceptaron ser parte del proceso sinodal a condición de que la asamblea sinodal, en la que los obispos serían minoría, pudiera hacer políticas vinculantes para la Iglesia en Alemania.
¿Cómo una Iglesia particular puede deliberar de manera vinculante sobre asuntos que afectan a toda la Iglesia?”, cuestionó Monseñor Iannone.
La conferencia episcopal no puede dar efecto legal a sus resoluciones. Esto va más allá de su competencia”, precisa la carta y resalta que “la sinodalidad de la Iglesia, a la que se refiere el Papa Francisco con frecuencia, no es sinónimo de democracia o de decisiones por mayoría”.
Tras indicar que “el proceso sinodal debe realizarse en el marco de una comunidad jerárquicamente estructurada”, la evaluación precisa que las propuestas alemanas “dejan abiertas muchas preguntas que merecen atención”.
Varios altos funcionarios de la Congregación para los Obispos y del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos indicaron a CNA que la carta del Cardenal Ouellet y la evaluación canónica fueron enviadas al Cardenal Marx, con la indicación de que su contenido sea la base de cualquier discusión del proceso sinodal de la Iglesia en Alemania.
Un alto miembro de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), que no participó de la revisión de las propuestas alemanas, dijo a CNA que existe una percepción generalizada en el Vaticano de que los obispos de Alemania, liderados por el Cardenal Marx, son indiferentes a las intervenciones de la Santa Sede.
Todos saben qué es lo que los alemanes quieren logran y han sido muy bullosos al respecto. Hay un sentido creciente de que Marx ya no puede esperar a un cónclave para actuar como Papa. Él ha decidido que sabe lo que es mejor para la Iglesia y quiere ver que eso se haga”, dijo el funcionario de la CDF.
Lo que queda es ver y esperar. El mismo Papa ya les ha escrito a los alemanes y ellos lo ignoran. Si pueden ignorar al Santo Padre, ciertamente ignorarán a cualquier otro de la curia”, lamentó.

La respuesta de los obispos alemanes

El viernes 13 de septiembre la Conferencia Episcopal de Alemania señaló que las críticas del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos se refieren a borradores más antiguos y no han tomado en cuenta los últimos cambios hechos.
La opinión del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos se refiere a un borrador de los estatutos de junio de 2019 y no considera la versión actualizada de julio, luego de la sesión del consejo permanente en agosto, que ya no contiene pasajes a los que se refiere la evaluación”, indica la declaración de los obispos alemanes.
El Cardenal Marx irá a Roma durante la semana para encontrarse con el Cardenal Ouellet y “aclarar cualquier malentendido” sobre los planes alemanes, dice el texto.
Pese a lo dicho por los obispos alemanes, documentos internos de la conferencia episcopal del país que han sido obtenidos por CNA indican que la versión más reciente de los estatutos “corresponde al 1 de agosto de 2019” sin cambios “hasta el 30 de agosto de 2019”.
No se sabe si se han realizado cambios relevantes entre el 31 de agosto y el 4 de septiembre cuando el Cardenal Ouellet escribió al Cardenal Marx.

La grave crisis de la Iglesia en Alemania

En los primeros días de este mes de septiembre, el Cardenal Marx dijo que “se puede llegar a la conclusión de que tiene sentido, bajo ciertas condiciones y en ciertas regiones, permitir sacerdotes casados”.
El Cardenal ha hecho también otras declaraciones contrarias a la doctrina de la Iglesia en las que alentó el acceso a la comunión de los divorciados en nueva unión, promovió que los sacerdotes católicos bendigan parejas homosexuales, y sugirió que los laicos prediquen en Misa.
Asimismo, y en el marco del Sínodo de los Obispos para la Amazonía que se celebrará en octubre, algunos obispos alemanes asistieron a fines de junio a una reunión privada en Roma, entre los que estaban el Cardenal Walter Kasper, que promueve públicamente el acceso a la Eucaristía de los divorciados en nueva unión.
En una entrevista en 2018, el vicepresidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Monseñor Franz-Josef Bode, dijo que si se autoriza la ordenación de sacerdotes casados en la Amazonía, entonces los obispos alemanes insistirían para tener ese mismo permiso. En enero de ese año también dijo estar a favor de bendecir a parejas homosexuales.
Asimismo, Monseñor Franz-Josef Overbeck, Obispo de Essen y presidente de Adveniat, institución de ayuda de la Iglesia en Alemania para América Latina, dijo que el Sínodo de la Amazonía “es un punto de no retorno” para la Iglesia y que “nada será lo mismo” después de este encuentro.
El Prelado también apoyó públicamente la “huelga de mujeres” contra la Iglesia en Alemania, convocada por un grupo de católicas tras el no del Papa Francisco a la ordenación de diaconisas.
A mediados de julio de este año la Conferencia Episcopal de Alemania dio a conocer algunas estadísticas de 2018, entre las que destaca que en el periodo fueron más de 216 mil fieles los que decidieron abandonar la Iglesia Católica.
Asimismo, de los 23 millones de bautizados en el país, de una población total de 83 millones, el porcentaje de los que asisten a la Misa dominical está en un 9.3%, es decir alrededor de 2,1 millones.
En el caso de los sacerdotes que sirven en las diócesis del país, actualmente el número ha descendido a 1,161 en 2018, cuando eran más de 17 mil en el año 2000.
Las estadísticas también señalan que en el año 2000 las parroquias en Alemania eran 13,241. En 2018 descendieron a 10,045.
Las estadísticas de 2018 no proporcionan ninguna información sobre el sacramento de la Reconciliación o Confesión, una práctica que parece haber sido abandonada casi por completo por los católicos del país, incluidos los sacerdotes.