Utopía, Estado, empresas y sociedad civil
Internet es una red de redes de información y comunicación (y de conocimientos, contactos, negocios, pensamientos, ideas, datos, conspiraciones, consumos, lenguajes, deseos, humanos) que apareció en nuestras vidas a fines del siglo pasado. Internet es irreversible en el proceso de globalización.
En 1965, un investigador llamado Leonard Kleinrock del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), jugueteaba con la misteriosa teoría de dividir la información en paquetes para facilitar su transmisión a través de líneas de telecomunicaciones. Y en 1967, Lawrence Roberts llevó la teoría de los paquetes a una conferencia de alto nivel técnico, donde descubrió que dos científicos británicos habían llegado a la misma conclusión. Las ideas comenzaban a coincidir, el destino apuntaba hacia la red de redes. Fue en esa misma conferencia donde un investigador de la Rand Corporation, Paul Baran, anunció que él también había estado trabajando en algo similar a la teoría de los paquetes. Según la Internet Society, el estudio de Rand originó el falso rumor según el cual el proyecto ARPAnet -nombre original de la red financiada por el Pentágono- tenía que ver con la construcción de una red resistente a la guerra nuclear. En realidad fue la empresa Bolt Beranek and Newman (BBN), quién construyó las primeras cuatro compuertas o nodos con financiamiento del Estado norteamericano; y las instaló en las universidades.
Un grupo de investigadores reunidos en dos laboratorios de informática, a pocos kilómetros de distancia entre sí, en las universidades californianas de Los Angeles y Stanford, dieron inicio a esta aventura llamada Internet, el 20 de octubre de 1969, cuando transmitieron la palabra LOGWIN, ‘log‘ por conexión y ‘win‘ por victoria. Los nodos o compuertas comenzaron a multiplicarse. En 1971 había 15 computadoras de este tipo, incluyendo una en Hawaii, y en 1973 ya existían conexiones fuera de Estados Unidos, en Gran Bretaña y Noruega.
En esa misma época un investigador de BBN, Raymond Samuel Tomlinson, culminaba un trabajo secreto para crear un sistema de envío de mensajes entre computadoras a través de la red. En ese proceso inventó un sistema de direcciones y cuando requirió del uso de un símbolo para completar el proyecto escogió la @, que en inglés reproduce la preposición ‘en‘, y que en español representa a la medida de peso conocida como ‘arroba‘. Nació el correo electrónico: el email, que desde entonces se transformó en la aplicación más utilizada en las redes.
Pero faltaba el elemento clave, el idioma que deberían hablar las computadoras para poder comunicarse en forma estable. Este elemento se denomina ‘norma‘ o ‘protocolo’. Fue así como ARPAnet se transformó en Internet. Fueron Robert Kahn y Vinton Cerf quienes inventaron el programa de control de transmisión, TCP, agregándole posteriormente el apéndice IP, por Internet Protocol. Actualmente todas las computadoras vinculadas a internet, utilizan el protocolo TCP-IP. En 1982, ante la difusión del protocolo, ARPA decidió desclasificar el TCP-IP y además dispuso que fuera de uso obligatorio para todas aquellas redes conectadas a ARPAnet.
En 1989, Timothy Berners Lee del Centro Europeo de Investigaciones Nucleares (CERN), de Ginebra- Suiza, dirigía la búsqueda de un sistema de almacenamiento y recuperación de datos. Recordó entonces el proyecto ‘Xanadú’ del sociólogo Theodore Holm Nelson, que consistía en el uso del ‘hipertexto’ para vincular todo el conocimiento humano.
Berners Lee retomó la idea de Nelson de usar los ‘hipervínculos‘ y presentó un trabajo titulado “El manejo de la información: una propuesta”. Robert Caillau, quien cooperó en el proyecto, cuenta que en octubre de 1990 decidieron ponerle un nombre a este sistema, y entonces lo llamaron World Wide Web (WWW) o Telaraña Mundial.
Los cuatro nodos del 20 de octubre de 1969 se habían transformado en dos millones de servidores en 1993, en 16 millones en 1997 y en unos 50 millones en 1999. Cada uno de esos servidores es una compuerta, detrás de la cual hay un número indeterminado de usuarios. A comienzos del año 2000 todo parecía indicar que la población ciberespacial rondaba los 300 millones de personas. Ahora andamos por los 2,000 millones en constante crecimiento.
Utopía Internet
Las nuevas formas sociales se basarían en topologías de red en malla, conectadas por nodos descentralizados, en las que las relaciones se producen a nivel de igualdad entre los propios usuarios, que se apoyan e intercambian servicios y necesidades. La estructura actual se basa en redes con un gran centro, que presta servicios al usuario, y por supuesto es el que decide los servicios y necesidades que tiene el usuario en cada momento, a partir de sus propios intereses.
Actualmente estamos siendo bombardeados por campañas institucionales que incitan sobretodo a los empresarios a la innovación. La idea de innovación se centra normalmente en lo tecnológico, sin interés por los cambios sociales. Voy a enumerar algunos proyectos que me parecen interesantes:
– El movimiento del software libre y el copyfree: un movimiento ya consolidado, que permite acceder a fuentes de información libres de derechos y al uso de programas informáticos, tan buenos como los comerciales, sin costo alguno (o aportaciones voluntarias).
– La producción de energía en red: basada en la idea de producir energía allí donde se necesita, en pequeños módulos, mediante pilas de combustible y métodos alternativos (solar, eólica, pequeñas centrales hidráulicas). Su desarrollo depende del avance tecnológico, pero también del cambio en las políticas energéticas. Permite grandes ahorros, ya que evita las pérdidas derivadas del transporte. Los excedentes de cada módulo se devuelven a la red, que regula el flujo entre usuarios, convertidos ahora en productores y consumidores, alternativamente. Como defiende el economista Jeremy Rifkin, en su libro La Economía del Hidrógeno.
– El uso compartido de vehículos, casas y todo tipo de productos: como medio de luchar, por una parte con el despilfarro del exceso de producción, del gasto energético y la especulación inmobiliaria. Se basa en cambiar el paradigma social del derecho de propiedad, al del derecho de uso. Costumbres como el carsharing o bicing, dentro de un movimiento teórico llamado desmaterialización de la economía.
– Los servicios financieros en red: todavía poco desarrollados, intentan conseguir que las pequeñas economías se apoyen unas a otras, a través de pequeñas entidades financieras que operan en Internet. Servicios como Paypal, por ejemplo, cobran comisiones inferiores, en pagos y transferencias, a las tradicionales de los bancos y cajas. También podríamos incluir aquí las experiencias de micro-créditos iniciadas por Muhammad Yunus o la banca mutualista.
– Redes de intercambio de tiempo de trabajo: en estas redes el usuario ofrece ciertas horas de trabajo en una actividad que domina a cambio de otras horas por un servicio que necesita. Por ejemplo un carpintero podría arreglarme un mueble en mal estado a cambio de que yo le haga una página web. Los bancos de tiempo se van extendiendo, aunque es complicado encontrar siempre lo que necesitamos.
Historia del Internet
Deja una respuesta
[Visto: 4810 veces]