Evangelio según San Juan 1,1-18.
Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. El no era la luz, sino el testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre. Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él, al declarar: “Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo”.
De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia:
porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Homilía del Padre Paul Voisin CR de la Congregación de la Resurrección:
Así como celebramos el nacimiento de cada uno de nosotros, celebramos hoy como comunidad de fe el nacimiento del Salvador del mundo, Jesucristo el Señor. Durante la temporada de Adviento estábamos viendo y esperando su nacimiento, y ahora finalmente ha llegado. Nuestro tiempo de preparación espiritual ya ha terminado, y celebramos su nacimiento con nuestros corazones renovados en el amor de Dios. La luz de Cristo, que la corona de Adviento proclamó, es ahora nuestra en su plenitud. Como dijo el Profeta Isaías (82:7-10) en la primera lectura, “todos los confines de la tierra verán la salvación de tu Dios”. Jesús es la fuente de la salvación, el que anuncia la paz y trae buenas noticias
El nacimiento de Jesús es el regalo del Padre a la humanidad. “La Palabra se hizo carne y vivió entre nosotros. ” (Juan 1:1-18) Jesús es “la verdadera luz, que ilumina a todos”. Caminamos en la luz de Cristo. Somos llamados, como seguidores de Jesús, a ser la luz.
Cuando tuve un año sabático de estudio desde septiembre de 1996 hasta abril de 1997 en el Regis College, la Universidad Jesuita de Toronto, uno de los cursos que tomé me introdujo la obra del Meister Eckhart, un sacerdote dominicano alemán del siglo XIII. La noción de ‘dar a luz’ era central en sus escritos. Él escribió: “¿Cómo puedo creer que Dios quería que María diera a luz al Hijo de Dios hace catorcecientos años, y no creer que él quiere que yo dé a luz al hijo de Dios en mi tiempo y mi cultura?” “Una idea bastante alucinante.
Jesús nació hace más de dos mil años, pero quiere volver a nacer hoy en cada uno de nosotros. Así como el ángel Gabriel le dijo a la Santísima Virgen María que ella estaba ‘llena de gracia’ y “el Señor está contigo”, también hemos recibido la gracia de Dios, y el Señor está con nosotros. Desde nuestro bautismo compartimos la vida de Dios.
Nuestro desafío es entender cómo Jesús nacerá en nosotros, y cómo daremos a luz a Jesús.
Esto ocurre cada vez que vivimos plenamente nuestra vida de fe. Cuando nos unimos a Dios a través de nuestra oración, nuestra lectura de las Sagradas Escrituras, nuestro compartir en la Eucaristía, y nuestro compartir en la vida de la comunidad cristiana (la Parroquia y la Iglesia) estamos experimentando ese renacimiento de Jesús dentro de nosotros. Él nos llevará al Padre. Damos a luz a Jesús cuando compartimos esa fe, cuando somos testigos de nuestra fe en Jesucristo. A menudo los católicos no son bien conocidos por hacer eso en un foro público. No somos conocidos por nuestra evangelización como lo son otros grupos cristianos. Damos a luz a Jesús cuando compartimos con otros nuestra fe en el amor de Dios, nuestra salvación en Jesucristo y la presencia del Espíritu Santo.
También viene cada vez que compartimos nuestra esperanza. Nuestra esperanza no es sólo un optimismo basado en la buena voluntad humana. Nuestra esperanza se basa en el sufrimiento de la muerte y la resurrección de Jesús – que a través de la resurrecación de Jesús todos hemos salido victoriosos del pecado y la muerte. Algunas personas piensan que vivimos en tiempos “sin esperanza”. Hay mucho pesimismo en el mundo, sobre todo con nuestra experiencia desde que comenzó la pandemia. Damos a luz a Jesús cuando mostramos a otros que creemos que Dios está con nosotros – a pesar de las malas noticias y un mundo que a menudo parece confundido; a pesar de los trastornos a la vida que todos hemos experimentado como resultado de la pandemia; a pesar de la incertidumbre y el temor de estar expuesto al virus. Compartimos nuestra esperanza por la confianza que mostramos y la alegría con que la mostramos. Recuerda las palabras de Santa Teresa de Ávila, “De los santos fruncidos, buen Señor líbranos! Nuestra alegría y felicidad serán quizás el mayor testigo para otros de que tenemos esperanza.
También viene cada vez que compartimos el amor. No me refiero a un amor basado en “Yo te di a ti, ahora tú me das a mí”, sino más bien un amor generoso que no espera nada a cambio; un amor no sólo hacia las personas que nos aman, sino hacia aquellos que nos frotan por el camino equivocado o con quienes tenemos dificultades, hasta lo último y lo menos en nuestra lista. Eso es un amor inspirado y bendecido por Dios. Hacemos esto primero que nada en nuestras familias, como lo hacemos tan a menudo estos días en los que vemos (normalmente) a muchos de nuestros seres queridos. Vamos a hacer esto cuando volvamos a la escuela y al trabajo, y le daremos a luz allí en comprensión, respeto y cuidado.
Hoy celebramos la venida de Jesús al mundo. Pero también celebramos que Jesús debe nacer todos y cada uno de los días del año, en la fe, la esperanza y el amor que cada uno de nosotros comparte. Entonces realmente daremos a luz a Jesús. Entonces verdaderamente celebraremos su nacimiento en el tiempo, y en nuestras vidas, y lo compartiremos con otros.
¿Qué Navidad celebras?
Por Martha Meier Miró Quesada- Diario EXPRESO.
La Navidad ha olvidado el mensaje del nacimiento del niño Dios hecho. Todo brilla con adornos extravagantes y la gente compra, olvidando a los miles que no tendrán ni un pan para llevarse a la boca en Nochebuena.
Queremos paz y a los niños se les regala consolas para videojuegos que consisten en asesinar virtualmente a los del bando opuesto. A las niñas se las cosifica con maquillajes, esmalte de uñas y ropas inapropiadas para su edad. ¿Qué manera de adorar al Cristo es esta?
Nadie conoce ya el origen del nacimiento colocado como un adorno cualquiera. Aquí resumo para que lo compartan antes que la lengua se trabe por tanto brindis. San Francisco de Asís creó el primer nacimiento en 1223, en Greccio, Italia.
En una gruta escenificó el nacimiento del niño Dios; con permiso del Papa Honorio III, y la ayuda de los parroquianos logró una escena viviente. La tradición se difundió rápidamente por los conventos franciscanos. Hacia el siglo XV, un napolitano creó figuras de barro para armar un nacimiento, y la práctica se fue extendiendo por el mundo.
En 1980, a los pocos días de cumplir 19 años, llegó a mis manos una columna –que aún conservo– de Gabriel García Márquez publicada en El País, el 24 de diciembre. Retrata magistralmente, como lo hizo antes Margarite Yourcenar, en qué se ha transformado la Navidad.
Gabo escribe: “Ya nadie se acuerda de Dios en Navidad. Hay tantos estruendos y fuegos de artificio, tantas guirnaldas, tantos pavos inocentes degollados y tantas angustias de dinero para quedar bien que uno se pregunta si a alguien le queda un instante para darse cuenta de que semejante despelote es para celebrar el cumpleaños de un niño que nació hace 2,000 años en una caballeriza de miseria, millones de cristianos creen que ese niño era Dios encarnado, pero muchos lo celebran como si en realidad no lo creyeran”.
Cuatro años antes, en 1976, la extraordinaria escritora belga Marguerite Yourcenar (1903-1987), la primera mujer en acceder a la Academia de la Lengua Francesa, escribió el ensayo “Glosa de Navidad”, incluido en su libro “El tiempo, gran escultor”. Resumo sus reflexiones:
“La época de las Navidades comercializadas ha llegado, para la mayoría de los que celebran estos días, la gran fiesta cristiana se limita a dos ritos: comprar de manera compulsiva objetos útiles o no, y atracarse o atracar de comida a las personas de su círculo más íntimo.
No soy católica (salvo por nacimiento y tradición), ni siquiera cristiana, pero todo me lleva a celebrar esta fiesta tan rica en significaciones (que) celebra un nacimiento, y un nacimiento como debieran ser todos, el de un niño esperado con amor y respeto, que lleva en su persona la esperanza del mundo. Es la fiesta de una raza despreciada y perseguida, puesto que el Recién Nacido es un niño judío”.
Adoremos a Cristo dándole de comer al hambriento y dejémonos hipocresías.
10 reacciones en Europa que ven confusa y ambigua «Fiducia Supplicans»
Por Pablo J.Ginés– Religión en Libertad.com
En una reciente entrevista, el cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto de Doctrina de la Fe, (popularmente llamado Tucho) considera que su Declaración Fiducia Supplicans sobre bendiciones a parejas en situación irregular es muy clara, y sólo entiende que haya quejas en África, achacándolas a las leyes de algunos países africanos.
Sin embargo, no se trata solo de África. Son muchas las voces en Europa que consideran que Fiducia Supplicans es, como poco, ambigua, confusa o que se presta a malas aplicaciones.
Algunos aseguran que exige castidad o continencia para bendecir (aunque Fiducia no usa nunca estas palabras); otros que habla de amistad (aunque tampoco menciona nunca esta palabra), otros que se bendicen individuos y no parejas, otros que deben realizarse a escondidas y otros que no hay forma alguna de evitar el escándalo. Y todo sin salir de Europa.
Recogemos algunas reacciones de obispos y eclesiásticos relevantes de Europa:
1. Czeslaw Kozon, obispo de Copenhague (Dinamarca): “conversaciones e intercesión”
Danés de nombre eslavo, el obispo de Copenhague es también presidente de la Conferencia Episcopal Escandinava, donde los católicos son pocos, inmigrantes polacos, africanos, filipinos, etc… o bien conversos. Son católicos bastante conservadores en un entorno descreído y muy liberal.
En la web del obispado, Kozon ofrece una nota bastante detallada sobre cómo entiende Fiducia. “El problema no es el contenido de la declaración, sino la forma en que será recibida e interpretada”, advierte.
“Para que la declaración del ministerio doctrinal tenga el efecto adecuado y no cree confusión y polarización, es importante que se lea y se entienda en el sentido correcto, que consiste en parte en confirmar la enseñanza y la moral católicas tradicionales”, añade el obispo danés.
“En lugar de una bendición formal o un ritual realizado públicamente, el cuidado debe expresarse, por ejemplo, en conversaciones e intercesión. Todo aquel que busca sinceramente a Dios puede solicitar y obtener su bendición, que entonces es una bendición que ayuda a las personas a acercarse a Dios, es decir, una bendición que se aplica a la persona y no a su relación”, afirma.
2. Erik Varden, obispo de Trondheim (Noruega): muy en privado y con llamada a la conversión
Varden, converso al catolicismo desde el luteranismo en su juventud y antiguo monje benedictino, es considerado un teólogo experto en sexualidad y relaciones. Popular y traducido a varios idiomas, ha escrito una trabajada carta dirigida a los sacerdotes de Trondheim y los de Tronso (diócesis de la que es administrador por un tiempo) y al resto del mundo, porque ha difundido versión en inglés.
Empieza reconociendo que “la claridad detallada no es, explícitamente, la prioridad de Fiducia”.
Por lo tanto, entiende que es tarea de “nosotros los sacerdotes” leer “lo que se dice y lo que está implícito”. Sobre “parejas en situaciones irregulares”, recuerda que según el Instrumentum Laboris del Sínodo de la Sinodalidad incluye también a polígamos (aunque Fiducia no los menciona).
Se remite a la carta que los obispos nórdicos ya publicaron el 25 de marzo una Carta Sobre la Sexualidad Humana hablando de “acompañar a todos con paciencia hacia la plenitud, con alegría en cada paso adelante”.
Recuerda que los sacerdotes siempre bendicen a cualquiera que lo pida, “a menos que el solicitante, Dios no lo quiera, manifieste una actitud sacrílega”. Asegura que la gracia de Dios puede trabajar cuando hay “sinceridad, humildad y fuerza” en quien pide una bendición.
Para estas bendiciones privadas, propone imitar a Jesús, que llevó a un leproso de la mano fuera de la aldea (Marcos 8,23) y le impuso las manos “sin convertirlo en un espectáculo público”. “Esta condición de privacidad y confidencialidad corresponde a lo que la Declaración indica en sus números 31-41).
Para Varden, la intencionalidad de los solicitantes es clave: si se viera “propósito político o ideológico” (párrafos 32 y 39) “el sacerdote no tiene libertad para bendecir, y más bien debe invitarles a rezar juntos el Padrenuestro”. Se aplica el “precepto eterno” de “no tomarás el Nombre del Señor tu Dios en vano” (Éxodo 20,7).
Recuerda que las mismas manos con las que bendecía Jesús en la Ascensión (Fiducia 18) mostraban las heridas de los clavos, “sacrificio de expiación por su sangre” (Romanos 3,25).
Recuerda también que las bendiciones en la Biblia a menudo incluyen avisos de que la vida es dura y requiere trabajo (Isaac bendice a Esaú pero diciéndole que “de la espada vivirás y servirás a tu hermano”), porque Dios “no nos deja en paz, sino que nos llama a salir de nuestra autopercepción limitada”. Recuerda muchas citas que animan a la conversión y que Jesús no salió corriendo detrás del joven rico cuando éste se alejó por no atreverse a ser generoso. Anima a ir a Cristo “con casta integridad de fe, con coraje sobrenatural iluminado por la esperanza y calentado por la caridad”.
3. Bernt Eidsvig, obispo de Oslo (Noruega): “Trata de la amistad, no del matrimonio, puede parecer confuso”
Eidsvig es un noruego que se convirtió al catolicismo desde el luteranismo con 24 años, tras pasar unas semanas preso de la KGB soviética en Moscú por introducir propaganda “subversiva” en la URSS, en un caso con resonancia internacional. En Katolsk.no, tras recordar que aún en 1972 la ley noruega castigaba penalmente las relaciones sexuales entre dos hombres, admite que lo que dice Fiducia Supplicans puede parecer confuso.
El documento, dice “trata de la amistad [vennskap] y no es lo mismo que el matrimonio. Para algunos, esto puede parecer confuso, pero no siempre es posible encontrar claridad sin luchar contra cierta confusión. Se mantiene la doctrina del matrimonio, pero se abre la posibilidad de que los sacerdotes proporcionen atención pastoral a los homosexuales”.
“Quienes ahora pueden ser bendecidos, con la aprobación de la Iglesia, son personas que viven juntas en la amistad, un bien humano grande e importante”, insiste.
Cabe señalar que un sencillo repaso a Fiducia Supplicans no encuentra la palabra “amigos” ni “amistad” en ningún sitio del texto (ni tampoco casto, casta, castidad, continencia…)
4. Jesús Sanz Montes, arzobispo de Oviedo (España): “controvertida”, “ambigua”, bendecir personas, no relaciones
Los obispos españoles aún no se han pronunciado sobre Fiducia Supplicans. Los primeros en hacerlo han sido José Ignacio Munilla, obispo de Alicante (en esta clara entrevista en ReligionEnLibertad)) y el arzobispo de Oviedo, Sanz Montes, en un mensaje breve en Twitter y Facebook.
“Es controvertida Fiducia Supplicans. Innecesaria tras lo dicho por el mismo Dicasterio y avalado por el mismo Papa hace sólo 2 años. Una prisa poco sinodal y una pretensión ambigua en un documento que confunde y defrauda. Bendecimos las personas, no las relaciones y circunstancias”.
5. Obispos polacos: “es para personas individuales que viven en abstinencia”
El 21 de diciembre, el sacerdote jesuita Leszek Gesiak, portavoz de la Conferencia Episcopal Polaca, difundió un texto tras consultarlo con los obispos miembros del Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Polaca.
Los obispos polacos intentan interpretar Fiducia Supplicans desde la nota de 2021 del cardenal Ladaria. La citan para concluir que “evitar la confusión y el escándalo es prácticamente imposible en este caso” (bendiciones del mismo sexo).
Dicen que tanto en 2021 como en Fiducia Supplicans “no se excluye la bendición de personas individuales con tendencias homosexuales que manifiesten el deseo de vivir en fidelidad a los planes revelados de Dios, tal como los enseña la Iglesia”. “Por tanto, estamos hablando de personas individuales que viven en total abstinencia”, concluyen (aunque en el texto de Fiducia no se pide ese deseo de fidelidad ni esa total abstinencia para requerir bendiciones).
Los obispos polacos añaden: “Para evitar la confusión de que esto significa aprobación de las relaciones entre personas del mismo sexo, debe hacerse de forma privada, fuera de la liturgia y sin ninguna analogía con los ritos sacramentales. Es, como subraya el Papa, una expresión de piedad popular. Una bendición tiene sentido cuando una persona la pide de buena fe, es decir, quiere organizar su vida de acuerdo con la voluntad de Dios expresada en los mandamientos. Se supone que la bendición ayuda y fortalece a la persona para romper con el pecado y llevar una buena vida”.
6. Los ucranianos de rito latino: “tormenta de malentendidos”, “parece aprobación”, “ambigua”
Había unos 700,000 católicos de rito latino en Ucrania antes de la invasión rusa, organizados en 6 diócesis, una minoría frente a los católicos de rito griego. Su Conferencia de Obispos (distinta e independiente de la de rito griego) publicó un documento rápido, ya el 19 de diciembre, que en varias ocasiones critica la redacción del texto.
Aseguran que Fiducia Supplicans “provocó una tormenta de reacciones y malentendidos sobre cuestiones de moralidad y doctrina en la Iglesia Católica con respecto a este tipo de bendición. Y esto se debe a que muchos perciben el concepto de ‘bendición’ como ‘permiso’, especialmente como ‘permiso para pecar'”, constatan.
“La distinción entre una persona y su status, la aceptación misericordiosa de esta persona y la expresa desaprobación de su pecado no son muy claramente visibles en el texto”, protestan.
“Vemos el peligro en una redacción ambigua que provoca diferencias de opinión entre los fieles. Lo que echamos a faltar en el documento es que el Evangelio llama a los pecadores a la conversión, y sin un llamado a abandonar la vida pecaminosa de las parejas homosexuales, la bendición puede parecer una aprobación”.
(Por otra parte, el arzobispo Shevchuk, pastor de casi 6 millones de católicos ucranianos de rito bizantino, decreta directamente que Fiducia Supplicans no se aplicará en las Iglesia Católicas orientales -son casi 20 millones de católicos sumando todos los ritos copto, siríaco, etc…- porque no las menciona en el texto y tienen sus propias tradiciones).
7. Gintaras Grušas, arzobispo de Vilnius (Lituania): “es fácil llegar a conclusiones erróneas”
En Lituania, país báltico de mayoría católica, el arzobispo de la capital publicó una nota porque “ha habido muchas preguntas y comentarios en las redes sociales y en los medios de comunicación”.
“Queridos creyentes, les invito a leer esta declaración y comprender su contexto. Sin comprender la esencia del documento, es fácil llegar a conclusiones erróneas o malinterpretar el significado del documento. Espero que mis explicaciones les ayuden”, anuncia. Tras reconocer el peligro de confusión, básicamente resume la declaración, usando casi las mismas palabras.
8. Jan Hendricks, obispo de Amsterdam (Holanda): “Estamos ocupados con la Navidad, necesito tiempo”
Lo del obispo de Haarlem-Amsterdam no parece una gran afirmación teológica, pero es lo que piensan muchos: Fiducia Supplicans ha llegado mientras todos los clérigos y obispos y fieles estaban ocupados preparando la Navidad, con toda su carga de trabajo.
“Todos estamos ocupados preparándonos para la Navidad en este momento y eso me incluye a mí. Espero volver en enero a la Declaración que, por cierto, procede del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y ha sido aprobada por el Papa en sentido general (no “in forma especifica”) (así es no es un documento del propio Papa, como muchos escribieron). Me gusta tomarme un tiempo para estudiar el texto detenidamente y espero que otros hagan lo mismo antes de gritar todo tipo de cosas”, escribió rápido en su blog del obispado.
Protesta contra los titulares de prensa que dicen que el Papa ha dado un “giro de 180 grados” a la doctrina. Hendricks considera que la nota de Doctrina de la Fe de 2021 “sigue siendo válida” y que las bendiciones que se permiten se entienden como “una petición de ayuda”.
Lo compara con “un sacerdote que, excepcionalmente, no puede absolver a un penitente porque las condiciones faltan, dará en este sentido una bendición en lugar de la absolución, no como confirmación de un pecado, sino como oración para que a esa persona le vaya bien y continúe en el camino de Jesucristo”.
9. Michael Nazir-Ali, Prelado de Su Santidad, ex-obispo anglicano de Rochester (Inglaterra): Fiducia confunde bendición con oración de intercesión
Nazir-Ali, nacido y formado en Pakistán, que fue obispo anglicano desde 1984 hasta hacerse católico en 2021, es un experto en el mundo anglicano y la situación de los cristianos perseguidos. No sólo tiene una visión inglesa, sino global.
Ha explicado con detalle en The Pillar los puntos más débiles que ve en Fiducia Supplicans:
En los párrafos 29 y 33 (entre otros) ve “cierta falta de claridad en la distinción entre oración de intercesión y bendición”. Espera que la mención al Bendicional (en el párrafo 28) se use para indicar qué tipo de bendiciones son admisibles, porque fuera de ese marco “se abren las compuertas a todo tipo de bendiciones apropiadas o inapropiadas de personas, eventos y lugares”.
“Amar a las personas no es lo mismo que darles la razón y bendecir todo lo que hagan. Como dice la declaración, con oración y arrepentimiento las almas se llevan a Cristo”, añade. Protesta por referirse a Dios como “madre” (párrafo 27) porque la Escritura nunca lo hace aunque use metáforas maternas a veces (Isaías 49,15; Lucas 23,37). Le preocupa que así se oscurezca la relación de Jesús con el Padre.
10. Antonio Suetta, obispo de Ventimiglia-San Remo (Italia): las bendiciones son unos sacramentales y son liturgia
Uno de los primeros en reaccionar a Fiducia Supplicans con una nota detallada en la web de su diócesis fue el obispo de San Remo, Antonio Suetta, que considera que las bendiciones son siempre liturgia y sacramentales y deben someterse las normas llamadas “Premisas Generales de la Bendición”. Parece ignorar por completo la argumentación de que se trate de bendiciones “no litúrgicas”.
Así, dice: “Las Premisas Generales de la Bendición, precisamente al dar los criterios pastorales de las bendiciones, explican que ‘toda celebración de bendición debe evaluarse siempre sobre la base de criterios pastorales, especialmente si hay razones para prever un posible peligro de escándalo de parte de los fieles y de otros presentes'” (n. 13).
“Los comentarios y malas interpretaciones leídos inmediatamente después de la publicación de la Declaración Fiducia Supplicans que, en realidad, reitera la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio, pueden hacernos comprender hasta qué punto el peligro mencionado en el n. 13 de las Premisas Generales de la Bendición no es nada remoto, al menos en el contexto de nuestra sociedad”, constata el obispo italiano, que no habla de África ni Asia, sino de Italia.
“La Iglesia debe sentir la santa preocupación de evitar que se introduzcan abusos y gestos que, disfrazados de actos pastorales, en realidad contradicen la verdad y la justicia, desembocando en la arbitrariedad y el abuso y, en definitiva, en el engaño y la mentira, que son todo menos pastoral, perjudicando, en cambio, la salus animarum”, añade.
“Si las uniones irregulares de personas de diferente sexo o del mismo sexo, como reafirma varias veces la Declaración, contradicen la verdad del hombre y la doctrina confiada por Cristo a su Iglesia, ¿cómo podría la bendición de las parejas en tal situación (no de cada uno para darles ayuda, apoyo y acompañamiento) ser alabanza y exaltación de Dios, encaminada al beneficio espiritual, sobre todo si no hay una voluntad decidida de sustraerse a él? De hecho, las Premisas Generales señalan que “para obtener la plena eficacia, es necesario que los fieles se acerquen a la sagrada Liturgia con la justa disposición de ánimo. Por tanto, quienes piden la bendición de Dios a través de la Iglesia deben intensificar sus disposiciones” (n.15).
“Sigue siendo difícil comprender cómo se puede cumplir en la medida de lo posible a quien quiere la ayuda de una bendición pero, al mismo tiempo, no quiere remediar aquella situación que contradice el Evangelio y para la que, en cambio, pide la bendición”, insiste.
Cardenal Fernández: Las bendiciones a parejas del mismo sexo ‘no convalidan ni justifican nada’
Por EDGAR BELTRÁN– The PillarCatholic.com
La declaración Fiducia supplicans del Dicasterio para la Doctrina de la Fe sobre el sentido pastoral de las bendiciones de personas en parejas irregulares causó controversia desde el momento de su publicación el 18 de diciembre del presente año, puesto que bajo ciertas interpretaciones, abría la puerta a las bendiciones de uniones del mismo sexo.
Conferencias episcopales y diócesis que han dado un visto bueno a estas bendiciones, como en Bélgica y Alemania, vieron en el documento una validación de su perspectiva.
Mientras tanto, un gran número de conferencias episcopales africanas han presentado un frente de oposición al documento, muchas prohibiendo explícitamente dichas bendiciones en su territorio, mientras que cardenales han puesto en duda la solidez doctrinal del documento y la cabeza de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana ha dicho que el documento no aplica a dicha comunidad.
En medio de una semana complicada para la Iglesia, The Pillar contactó al Cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, para que contestara aclarando ciertos aspectos del documento y las reacciones que ha generado.
La entrevista fue hecha por correo electrónico y se ha editado por motivos de claridad.
La declaración menciona que “se mantiene firme en la doctrina tradicional de la Iglesia sobre el matrimonio, no permitiendo ningún tipo de rito litúrgico o bendición similar a un rito litúrgico que pueda causar confusión,” también afirma que “no debe encontrar ninguna fijación ritual por parte de las autoridades eclesiásticas, para no producir confusión con la bendición propia del sacramento del matrimonio” (#31) y que “estas bendiciones no ritualizadas no dejen de ser un simple gesto que proporciona un medio eficaz para hacer crecer la confianza en Dios en las personas que la piden, evitando que se conviertan en un acto litúrgico o semi-litúrgico, semejante a un sacramento.” (#36).
Sin embargo, diversas conferencias episcopales han, precisamente, aprobado rituales para bendiciones de parejas en situaciones irregulares y han visto en la Declaración una validación de esta idea. ¿Esto no contradice la declaración?
La Declaración es muy clara al distinguir las dos formas de bendición (una con formato litúrgico-ritual y otra propia de la pastoral popular) y este es su aporte específico. Algunos episcopados habían avanzado en formas ritualizadas de bendición a parejas irregulares y eso no se admite. En este aspecto deberían reformular su propuesta al respecto.
La declaración plantea que “en la oración breve que puede preceder esta bendición espontánea, el ministro ordenado podría pedir para ellos la paz, la salud, un espíritu de paciencia, diálogo y ayuda mutuos, pero también la luz y la fuerza de Dios para poder cumplir plenamente su voluntad,” (#38) y que “estas formas de bendición expresan una súplica a Dios para que conceda aquellas ayudas que provienen de los impulsos de su Espíritu – que la teología clásica llama “gracias actuales” – para que las relaciones humanas puedan madurar y crecer en la fidelidad al mensaje del Evangelio, liberarse de sus imperfecciones y fragilidades y expresarse en la dimensión siempre más grande del amor divino.” (#31)
¿Significa esto que la motivación principal de dicha bendición ha de ser que la pareja en situación irregular pueda conformar su vida a las enseñanzas morales y doctrinales de la Iglesia?
Este tipo de bendiciones son simplemente sencillos cauces pastorales que ayudan a expresar la fe de las personas, aunque sean grandes pecadores. Por eso, al dar esta bendición a dos personas que se acercan espontáneamente a implorarla, se puede pedir legítimamente que Dios les conceda salud, paz, prosperidad, esas cosas que todos pedimos y que también un pecador puede implorar.
A su vez, dado que se puede pensar que en el trato mutuo de esas dos personas no todo sea pecado, se puede pedir para ellos un espíritu de diálogo, paciencia, ayuda mutua. Pero además la Declaración menciona un pedido de ayuda al Espíritu Santo para que esa relación, que muchas veces el sacerdote no conoce, se purifique de todo lo que no responda al Evangelio y a la voluntad de Dios y pueda madurar en la línea del plan de Dios.
Como decía, a veces el sacerdote, en una peregrinación, no conoce a esa pareja, y a veces son dos amigos muy unidos que comparten cosas buenas, otras veces tuvieron en el pasado relaciones sexuales y ahora lo que queda es un fuerte sentido de pertenencia y ayuda mutua. Yo como párroco muchas veces conocí ese tipo de parejas que a veces son ejemplares.
Por consiguiente, dado que no se trata del sacramento de la confesión (!) sino de una simple bendición, de todos modos se pide que esa amistad se purifique, madure, sea vivida en fidelidad al Evangelio. Y aunque hubiera algún tipo de relación sexual, conocida o no, la bendición hecha de esta manera no convalida ni justifica nada.
En realidad lo mismo ocurre cuando se bendicen individuos, porque ese individuo que pide una bendición -no la absolución- puede ser un gran pecador, y no por eso le negamos una bendición.
Pero es evidente que tenemos que crecer en la convicción de que las bendiciones no ritualizadas no son una consagración de la persona, no son una justificación de todas sus acciones, no son una ratificación de la vida que lleva. No. No. No sé en qué momento hemos exaltado tanto este simple gesto pastoral que lo hemos equiparado a la recepción de la Eucaristía. Por eso queremos poner tantas condiciones para bendecir.
La declaración afirma que “además de las indicaciones anteriores, no cabe esperar otras respuestas sobre cómo regular los detalles o los aspectos prácticos relativos a este tipo de bendiciones,” (#41) es decir, ¿no se debe esperar una respuesta o reprimenda a conferencias episcopales o diócesis que pretendan normar y ritualizar estas bendiciones o aquellas que pretendan prohibirlas?
No. Quiere decir que no se debe esperar un manual, un vademecum o una guía para algo tan simple. Sé que en algunas diócesis los obispos en el pasado han establecido orientaciones para estos casos. Por ejemplo, alguno ha indicado a los sacerdotes que cuando se trata de una pareja muy conocida en el lugar o en casos en que podría producirse algún escándalo, la bendición se dé en privado, en un lugar no visible. Pero esta Declaración no quiso bajar a detalles ni reemplazar el discernimiento local de los obispos.
Por otra parte, tratando de interpretar su pregunta, estamos actualmente hablando de estos temas con presidentes de Conferencias episcopales y con grupos de obispos que visitan el Dicasterio. Próximamente, un grupo de prefectos de Dicasterios iniciaremos un camino de conversión y profundización con los obispos alemanes y haremos todas las precisiones necesarias. Es más, tengo previsto un viaje a Alemania para tener algunas conversaciones que creo importantes.
La Declaración apela al discernimiento “práctico” (#37) y “prudente y paterno” (#41) de los sacerdotes para impartir estas bendiciones. ¿Esto no disminuye la autoridad de los obispos de gobernar su diócesis como se desprende de la eclesiología del Concilio Vaticano II en Lumen Gentium que afirma que “no deben considerarse como vicarios de los Romanos Pontífices, ya que ejercen potestad propia y son, en verdad, los jefes de los pueblos que gobiernan,” (#27)? ¿Los obispos que han prohibido estas bendiciones en sus territorios están, entonces, contradiciendo directamente la Declaración?
Cada Obispo local, por su función propia, tiene desde siempre la función del discernimiento in loco, en ese lugar tan concreto que él conoce más que otros porque es su rebaño.
No hablamos de las Conferencias nacionales y menos aún de las continentales, porque no pueden imponer cosas a los obispos en sus diócesis y aunque puedan unificar criterios no pueden reemplazar el lugar único del obispo encarnado en su Iglesia local.
Pero estamos en la Iglesia Católica, y allí el Evangelio nos muestra a Pedro.
Evidentemente, cuando hay un texto firmado por el Papa, para interpretarlo ampliamente primero los obispos tienen que estudiarlo a fondo y sin prisa, y dejarse iluminar y enriquecer por ese texto. Entonces, la prudencia y la atención a la cultura local podrían admitir diversos modos de aplicación, pero no una negación total de este paso que se está pidiendo a los sacerdotes.
Yo comprendo bien la preocupación de los obispos en algunos países africanos o asiáticos, en lugares donde por el solo hecho de ser gay te meten preso. Es un agravio a la dignidad humana que sin duda angustia a los obispos y los desafía en su paternidad. Es probable que los obispos no quieran exponer a las personas homosexuales a la violencia. Ellos mismos hacen referencia a la “legislación” de sus países. Lo importante es que estas Conferencias episcopales no sostienen una doctrina diferente a la de la Declaración firmada por el Papa, porque es la doctrina de siempre, sino que plantean la necesidad de un estudio y discernimiento para actuar con prudencia pastoral en ese contexto.
No puedo decir más que esto porque reconozco que la recepción de estos documentos necesita tiempo y una reflexión serena y prolongada.
Una interpretación que se le ha dado a la Declaración es que las bendiciones se impartirían sobre las personas y no sobre su unión específicamente. Sin embargo, el documento habla claramente en su tercera parte de bendición de “parejas”. ¿Implica esto que se está bendiciendo la unión irregular de estas personas?
Hay que distinguir bien, y la Declaración hace esta distinción. Las parejas son bendecidas. No es bendecida la unión, por las razones que la Declaración explica repetidamente acerca del auténtico sentido del matrimonio cristiano y de las relaciones sexuales. Para quien lea el texto serenamente y sin prejuicios ideológicos, está claro que no hay cambios en la doctrina sobre el matrimonio y sobre la valoracion objetiva de los actos sexuales fuera del único matrimonio que existe (varón-mujer, exclusivo, indisoluble, abierto naturalmente a la generación de nueva vida).
Pero esto no impide dar lugar a un gesto de paternidad y de cercanía, porque de otro modo podemos convertirnos en jueces que condenan desde un pedestal. Cuando los varones consagrados tenemos mucho que nos humilla como Iglesia, hemos dado grave escándalo a los sencillos con nuestros comportamientos. Además, todos tenemos nuestras faltas personales, no somos plenamente coherentes con todo el Evangelio, y nuestros juicios lapidarios a veces no tienen presente que la misma medida que usemos para los demás se usará con nosotros. Yo, que quiero ir al Cielo y ser eternamente muy feliz junto a Dios, trato de no olvidar esa advertencia de Jesucristo.
Bendición de Dios
Siempre hay que bendecir al pecador y maldecir al pecado. Además, el cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto de Doctrina de la Fe, (popularmente llamado Tucho): ¿para qué insistir en 2023 en lo que ya había quedado claro en 2021?… y desde que se constituyó la Iglesia.
Por Eulogio López– www.hispanidad.com
El obispo José Ignacio Munilla lo ha explicado tan bien como siempre, en Religión en Libertad. ¿Por qué hay que aclarar lo que ya estaba aclarado? ¿Para confundir?
Se puede bendecir a un homosexual o a un millón de homosexuales. Lo que no se puede bendecir es a la pareja, a una unión homosexual, que según el catecismo de la Iglesia católica y según la inmensísima mayoría de todas las culturas y civilizaciones que han existido, es algo antinatural.
Ergo, si yo bendigo a una pareja gay que acude como tal pareja -y como tal acuden al templo- lo que estoy haciendo es bendecir la sodomía.
Hablo, naturalmente, de la decisión del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, que lleva el inefable Víctor Manuel ‘Tucho’ Fernández, el amigo del Papa Francisco, sobre bendiciones a las parejas gays.
¿División en la Iglesia? Por supuesto. Ahora mismo, el caos es total. Conferencias episcopales que renuncian a aceptar la norma y otras, en dirección opuesta que aseguran lo siguiente: lo que no está prohibido es obligatorio. Así, ya he visto un obispo austriaco afirmar que, a partir de ahora, ningún cura puede negarse a bendecir gays. Esta irónica interpretación podría servirle de respuesta.
Sí, es peligroso dividir a la Iglesia y aún más desde arriba, desde el Vaticano. Ahora bien, lo más preocupante del Papado de Francisco es eso de seguir acudiendo con mangueras a las inundaciones y con barcazas a los incendios. En un momento en el que la ideología de género y el universo ‘woke’ son capaces de repetir las mayores estupideces, entonces hay que bendecir a las parejas gays. Mejor sería ratificar y repetir hasta el agotamiento que el ser humano nace hombre o mujer y que el sexo tiene vocación de procreación, es decir, la forma más precisa de colaborar con la obra del Creador.
Además, ¿alguien cree que el lobby gay se va a conformar con las bendiciones? Naturalmente que no: luego querrán exhibir sus comuniones, y asegurarán que esa bendición sirve como matrimonio, aunque ellos ya vivan juntos. En cualquier caso, al lobby homosexual le importa un pimiento la Iglesia, no cree en las bendiciones y no le importa el sacrilegio. Lo que quiere es imponer.