Por Martha Meier Miró Quesada– Diario EXPRESO.
Algunos esperaban que el corrupto Martín Vizcarra cumpliera prisión preventiva por haber recibido dos millones de soles en sobornos, cuando fue gobernador regional de Moquegua. Este ladrón, sin embargo, se hizo del poder traicionando a Kuczynski, no gobernó y se dedicó a copar todas y cada una de las instituciones del Estado, particularmente el Ministerio Público-Fiscalía de la Nación y el Poder Judicial. Así las cosas, era de esperarse que la jueza María de los Ángeles Álvarez Camacho declarase infundado el pedido de dieciocho meses de prisión preventiva contra el inmundo, pese al cúmulo de pruebas y elementos de convicción presentados por el fiscal Germán Juárez Atoche. Vizcarra afrontará en libertad la investigación de los delitos de colusión agravada y cohecho pasivo impropio.
Ñato de risa salió bien librado de esta, pero debería empezar a preocuparse porque ha sido una acusación menor, comparada con el resto de delitos que perpetró este abyecto ex apoderado de Graña y Montero en Moquegua; proveedor de Odebrecht y cercano al Cártel de la Construcción. Pronto le caerán como bosta de mula las acusaciones, una tras otra, sobre sus vinculaciones con Odebrecht; su manejo genocida de la pandemia; la investigación de su extraño amorío con Sinopharm, la peor vacuna del mundo y la más cara; y la Vip-vacunación en la que él también se inmunizó, mientras los médicos morían intentando salvar vidas. Antes que después quien tanto daño y sufrimiento le ha causado a nuestro país terminará entre rejas, al igual que la jueza Álvarez, a quien quizá le espere algo peor porque las mafias agradecen con una bala perdida que da justamente en el blanco que les ayudó.
Álvarez es la mismísima que homologó esa traición a la Patria hipócritamente bautizado ‘Acuerdo de Colaboración Eficaz con Odebrecht’. La “jueza de Odebrecht” (doctora Yeni Vilcatoma dixit) sostuvo que el fiscal Juárez Atoche no logró sustentar contra Vizcarra sospecha fuerte, por ejemplo, de obstrucción a la justicia. Esto como si no se hubiesen escuchado hasta el cansancio los audios con las instrucciones de Vizcarra, a sus colaboradoras más cercanas, para mentirle a la Fiscalía en el caso de su estrafalario “amigue” Richard Swing, cosa que le demostró al país la disposición del felón para mentir, coordinar y conspirar para obstruir la justicia en todo aquello que le pueda afectar.
La perorata de casi tres horas de la tremenda jueza para dejar tranquilo al bribón -expresidente de chiripa y precario okupa de Palacio- demuestra que aún no se ha logrado desarticular la red de operadores políticos, mediáticos y judiciales que mantiene Odebrecht. Pero nada dura para siempre y hay candidatos como Rafael López Aliaga dispuesto a sacarlos a patadas de nuestras fronteras y Keiko Fujimori decidida a quitarle todos los privilegios y contratos.
Si no expulsamos a Odebrecht no tendremos justicia, prensa independiente ni decencia en nuestro suelo.
La Jueza de Odebrecht
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