Por Coronel FAP Julio Villafuerte Osambela- Diario Correo.
Las noticias negativas siempre llegan y nuestra realidad climática es un aporte a ellas, porque esta es fragmentada y fluye de manera rápida y desordenada.
Otro hecho que debemos tener en cuenta es la tecnología. Hoy está mucho mejor que años atrás, pero si bien encontramos información más exacta, esto no quiere decir que nunca existieron hechos del pasado. Por ejemplo, la gran burbuja de agua cálida más grande que Australia que figura en todas las redes, que se encargan de difundirla. Entonces el peruano esta imaginando que se nos cae el mundo porque así lo venden y si le incluyen las lluvias estacionales, crece el caos.
Un ejemplo es lo que está pasando con Estados Unidos e Irak. Es un fenómeno global como el calentamiento o el fenómeno El Niño, pero en esa escala, pregunto: ¿nos afecta directamente a los peruanos esta noticia? No. Ahora, si se genera una guerra mundial, sí nos afectaría. Entonces debemos estar preparados, pero por el momento debemos seguir preocupándonos por nuestra realidad: el narcoterrorismo, la tala, minería ilegal y otros.
Si vamos a la parte climática, ¿es importante denominar o cualificar si es o no fenómeno El Niño? ¿O si el calentamiento acentúa los eventos climáticos en el mundo? ¿es prioridad? No. Lo más importante es enfocarnos en vigilar primero lo que sucede en nuestro país.
Debemos acostumbrarnos a la realidad nacional, a nuestra variabilidad climática estacional que, con buenos instrumentos y capacidades peruanas, nos permitiría defender nuestro país de los eventos climáticos, lamentablemente llamados adversos. Incluso podríamos sacar beneficios de ellos.
Esto no significa que ignoremos los problemas globales. Lo que debemos hacer es ver al país con una saludable porción de escepticismo, y enfrentar el reto de la vigilancia real para lograr redimir el exceso de noticias negativas.
Decisión con riesgos para el sector espacial
Por Carlos Caballero León, ingeniero de construcciones aeronáuticas por la École Nationale Supérieure d’Ingénieurs de Constructions Aéronautiques ENSICA, de Toulouse, Francia- Diario Gestión.
Evidentemente el Perú tiene una enorme brecha en infraestructura por cerrar con el concurso de la inversión pública y privada. Pero, ¿qué ocurre cuando iniciativas de diferentes sectores se contraponen? Este parece ser el caso del proyecto de construcción de un muelle en Pucusana, con una inversión privada estimada en 40 millones de dólares, de competencia del Ministerio de Transportes y Comunicaciones.
Resulta que por Ley 28799 del año 2006 se declaró de interés nacional la creación del Centro Nacional de Operaciones de Imágenes Satelitales (CNOIS), desde donde hoy se opera el satélite PerúSAT-1, el más avanzado de la región y la más alta tecnología en nuestro país.
Dependiente del Ministerio de Defensa, la Agencia Espacial del Perú (CONIDA) ha invertido fondos públicos por 185 millones de dólares en este sistema que en tres años de operación ha permitido un ahorro de 244 millones de dólares, sólo en el rubro de información espacial que antes el Estado compraba en el mercado comercial y ahora es suministrada gratuitamente. El sistema tiene una vida útil prevista hasta el año 2026, y se considera que el PerúSAT-1 será uno de los proyectos más rentables en la historia nacional.
Sin embargo, la locación prevista para la construcción del muelle en Pucusana termina siendo vecina de las instalaciones del CNOIS. Ello trae una serie de riesgos como la ausencia de vías que obliga a la empresa propietaria de la iniciativa a solicitar la cesión de terrenos del CNOIS para la construcción de las calles de acceso, polución, vibraciones mecánicas, inseguridad, y emisiones electromagnéticas de los buques que podrían interferir los enlaces de control y operación del PerúSAT-1. Como ejemplo, una reciente interferencia de señales de una empresa de telecomunicaciones dañó la recepción de imágenes satelitales por un monto estimado en 12 millones de dólares.
Ante esta problemática, ¿qué resolver?, ¿cancelar o autorizar el proyecto del muelle? De concretarse sin considerar los riesgos identificados, ¿quién se haría responsable de la eventual afectación de uno de los sistemas nacionales más exitosos y útiles? Esperemos de las autoridades encargadas de resolver el asunto una decisión muy prudente. La opinión pública se mantendrá atenta a los resultados.