Lo que Varguitas soslaya
Por Martha Meier Miró Quesada– Diario EXPRESO.
El viernes el escritor Mario Vargas Llosa aceptó su “equivocación” por haber apoyado a expresidentes peruanos acusados de corrupción: Toledo, Humala y Kuczynski. Sobre Toledo dijo “¿quién iba a pensar en ese momento que aprovecharía el poder para robar?”. ¡Pero si Toledo se quedó con el vuelto del millón de dólares enviado por George Soros para ese montaje de protesta llamada Marcha de los Cuatro Suyos!
En 1999 América Televisión, aún en manos de José Enrique Crousillat, produjo la película “Pantaleón y las Visitadoras”, basada en la obra homónima de Vargas quien recibió un pago por los derechos. ¿De dónde salió el dinero? Pues de quien mantenía a flote al endeudado canal, es decir de Montesinos.
Que los medios sean alquilables no debe haberle llamado la atención al escritor pues fue, justamente, lo que hicieron un grupo de empresarios para apoyar su fallida candidatura en 1990, por coincidencia también América por entonces en manos de otros propietarios. Vale recordar que protagonizaron el bodrio dirigido por Francisco Lombardi, Tatiana Astengo y el hoy premier Salvador del Solar, entre otros, siendo evidentemente asalariados desde la salita del SIN aunque no lo supieran, así que devuelvan, pues.
En plena guerra con el Ecuador, el actual señor de Preysler, escribió en su columna Piedra de Toque en El Comercio una frase antipatriótica, impublicable dada la coyuntura. Es de esperarse eso de quien escribió: “Aunque nací en el Perú mi vocación es de un cosmopolita y un apátrida” (‘El Pez en el Agua’, pp.25).
En ese mismo libro sostiene la falacia de que Alan García pretendía mantenerse en el poder tras su premier gobierno: “Cuentan los chismes que aquella noche, al ver en la pequeña pantalla la magnitud del Encuentro por la Libertad [contra la estatización de la Banca] Alan García hizo trizas el televisor. Lo cierto es que aquella manifestación dio un golpe de muerte a las ambiciones continuistas de Alan García” (p.23). También menciona a los periodistas Mirko Lauer y Raúl Vargas como “resentidos e intrigantes” (pp 162).
Por estos días se supo que la Fiscalía premeditadamente incluyó apenas cuatro obras en la investigación sobre coimas y lavado de dinero de las 25 donde primó la corrupción de la brasileña Odebrecht. En medio de este torbellino, Vargas Llosa “ahijó” al hoy bajo sospecha fiscal Rafael Vela Barba invitándolo como ponente a una conferencia de su fundación en España.
¿Cuándo se cagó el Perú?, pues cuando unos trepadores endiosaron a Varguitas.
Toledo y los suyos
Por Martha Meier Miró Quesada– Diario EXPRESO.
Alejandro Toledo purgará prisión en California hasta que sea extraditado al Perú, si la parte peruana entrega una carpeta adecuadamente sustentada, de otro modo en pocas semanas el ex presidente saldrá libre, sin pagar fianza y con sus bienes mal habidos a disposición. En nuestro país lo espera prisión preventiva por presuntamente haber recibido alrededor de cuarenta millones de dólares de la corrupta constructora Odebrecht a cambio de la adjudicación de megaobras.
El inescrupuloso Toledo fue creado con el dinero del especulador financiero y narco-promotor George Soros, la escudería de Gustavo Gorriti y la promoción internacional del escriba Mario Vargas Llosa; este último elaboró la narrativa de que era el gran salvador de la democracia. De hecho, una de las cartas usadas por la defensa toledista fue que derrocó al “gobierno totalitario de los Fujimoris”, sí así en plural.
George Soros pagó un millón de dólares para la organización de la Marcha de los Cuatro Suyos, esa manifestación artificial contra la inexistente dictadura de Alberto Fujimori. En primera fila de la comparsa -como se ve en las fotos- estuvieron Carlos Bruce, el hombre que se hizo millonario tras ser ministro de Vivienda y Construcción-, y Gustavo Gorriti, el más visible encargado de implantar la agenda globalista de Soros en nuestro país. Pobladores de distintos rincones del país fueron trasladados a Lima a cambio de pagos, y tras la protesta algunos fueron abandonados a su suerte, como las catorce familias del pueblo indígena Shipibo–konibo (hoy asentados en Cantagallo) a quienes aparentemente les prometieron un terreno en si apoyaban las marchas.
Toledo no gobernó solo, entre sus estrechos colaboradores y ministros figuran Pedro Pablo Kuczynski, hoy con arresto domiciliario por sus vinculaciones con Odebrecht; Allan Wagner Tizón, ahora cabeza de Transparencia, una de las instituciones emblemáticas financiadas por Soros; Diego García Sayán, cuya oenegé Comisión Andina de Juristas, CAJ, es receptora también de fondos provenientes del omnipresente George Soros; la cuestionada Anel Townsend, Fernando “Popy” Olivera y el agente de Vargas Llosa y luego ministro Humalista, Pedro “luz verde” Cateriano, entre otros.
Para vergüenza de los peruanos, una de las razones por las que el juez decidió encerrar a Alejandro Toledo y no aceptar su fianza fue una mancha en el expediente de su estancia en Estados Unidos: en marzo fue detenido por andar borracho en la vía pública. Ahora bien, si Toledo habla caerán los más corruptos empresarios y periodistas paridos por esta tierra. ¡Los suyos han de estar temblando!