HACIA LA EXCELENCIA UNIVERSITARIA Y LA COMPETITIVIDAD INTERNACIONAL
Todo tiempo nuevo trae nuevos desafíos. Exige, por lo tanto, nuevas perspectivas, enfoques diferentes. Las instituciones universitarias no se pueden sustraer a esta regularidad histórica, sin sanción de quedar desfasadas con la realidad.
Vemos la necesidad de un cambio de rumbo en la ya dilatada dirección y gestión rectorales de nuestra Universidad. Para progresar se requieren ideas frescas que renueven el viejo tronco, lo hagan reverdecer y florecer en consonancia con las exigencias del Perú de la segunda década del siglo XXI.
Estas consideraciones, y la comprensión y apoyo reflexivos de miembros de nuestra comunidad universitaria, motivaron, meses atrás, la decisión de presentar una lista de candidatos para conformar el equipo rectoral de la PUCP para el periodo 2014 – 2019.
Es así que el 13 de mayo último inscribimos formalmente las candidaturas, junto con el programa de gobierno, basados en la convicción de que, independientemente del resultado final, estaremos contribuyendo positivamente a abrir y promover el diálogo y la discusión en la dirección indicada.
El escenario académico, el verdaderamente universitario, no puede ni debe ser objeto de mesianismos, ni de luchas partidistas ideológicas que dividan a la comunidad universitaria en buenos y malos o en fieles y traidores. La universidad necesita la competencia de ideas científicas. Ella tiene que alejarse de toda pretensión de instaurar en su interior prácticas análogas al conocido “centralismo democrático”, propio de las instituciones con carácter totalitario. Somos conscientes y estamos convencidos de que la libertad de investigación, de enseñanza y de aprendizaje son valores que corresponden a la más auténtica tradición cristiana de la PUCP. Su función es la de garantizar los medios indispensables para un ambiente libre que propicie la profundización en la búsqueda de la verdad de las cosas.
Este es el sentido y la razón, para nosotros, de la idea de autonomía universitaria.
La universidad, si desea seguir siendo realmente universidad en sentido propio, debe ser algo más que una mera escuela centrada en proporcionar profesionales cualificados a la sociedad. Por otro lado, la excesiva especialización conlleva, entre otros problemas, que los egresados no cuenten con la flexibilidad necesaria para adaptarse a un mundo con un mercado laboral hiperdinámico y muy cambiante. Este enfoque, tan de moda en nuestro país, resulta reduccionista, pues tiende a hacer olvidar o minimizar las otras tareas propias: investigar y formar. La universidad es, también, una institución comprometida con la ciencia y la verdad. La investigación de hoy es la enseñanza de mañana. Más aún, debe ser fermento para la sociedad y la cultura de nuestros tiempos, a través de una formación que ayude a la maduración existencial de los miembros de la comunidad universitaria.
Desde nuestro punto de vista, el diálogo y la discusión, a propósito de las presentes elecciones, deben responder primordialmente a la cuestión de cómo mejorar de manera eficaz la vida universitaria, los estudios, la investigación y los niveles académicos de nuestra casa de estudios. Tenemos que ir hacia la excelencia universitaria, y alcanzar, así, un alto grado de competitividad internacional que nos coloque, inobjetablemente, entre las mejores universidades.
Nuestros esfuerzos y nuestras preocupaciones han surgido “desde abajo”, espontáneamente, a partir del diálogo con miembros diversos de nuestra comunidad universitaria. No son fruto de intereses personales ni ideológicos. La lista que integramos desea dar testimonio vivo de la vocación pluralista y de servicio que nos anima.
Lima, 21 de Mayo del 2014.
A LOS DOCENTES ORDINARIOS DE LA PUCP Y A TODA LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA