Por Carlos Tubino, Congresista de la República
Bobbio y Kelsen sostienen que una norma jurídica puede ser válidamente emitida por un parlamento y sin embargo ser ilegitima para la sociedad, lo cual genera una crisis social. Este es el escenario que podría acontecer con la unión civil.
Efectivamente, la gran mayoría de la sociedad peruana está en contra de un “matrimonio encubierto” entre personas del mismo sexo. La última encuesta de Ipsos Apoyo rubrica esta realidad.
En este contexto, debe reenfocarse este proyecto de ley a fin de respetar su verdadero fin que es velar por la asistencia mutua, calidad de vida y seguridad económica de las personas. Otro fin subrepticio sería ilegítimo más aún si persigue un “seudo matrimonio” mediante un fallo judicial, tal como ha ocurrido en otros países.
Por esta razón, la unión civil debe ser reformulada como una sociedad solidaria que pueda ser conformada por dos personas sin importar su orientación sexual. Este otorgamiento de derechos sí es aprobado por los peruanos tal como lo demuestra la citada encuesta.
Entonces ¿por qué velar por la calidad de vida y dotar de derechos únicamente a personas del mismo sexo, cuando el mismo trato positivo puede ser dado a cualquier persona sea homosexual o heterosexual?
Brindar derechos a todos es verdadera igualdad. Limitarlo solo a personas del mismo sexo es discriminatorio.
Como congresista mi rol es velar por la justicia y la verdad, por ello mi oposición es únicamente al “matrimonio encubierto”. Los derechos deben ser otorgados a todas las personas por igual.
Fuente: Diario El Comercio.
Comunicado de la Conferencia Episcopal Peruana
La verdad los hará libres (Jn 8,32).
Con motivo del artículo publicado el pasado domingo en un diario de circulación nacional, en el que el Dr. Mario Vargas Llosa califica con adjetivos irrespetuosos a la Conferencia Episcopal Peruana, nos dirigimos a nuestros fieles y a la opinión pública para manifestar lo siguiente:
l. Como personas y como peruanos, los obispos del Perú tenemos el derecho y la libertad de expresar las enseñanzas de la Iglesia a nuestros fieles y a la opinión pública, con el respeto que siempre lo hemos sabido hacer; más aún cuando los temas tienen que ver con la dignidad de la persona y con su fin último que es la salvación, porque solo así se construye una sociedad justa y pacifica.
2. Insultar y ofender a quien respetuosamente manifiesta su propia opinión, en un país donde hay libertad de expresión, solamente porque no se está de acuerdo con sus ideas, no ennoblece a nadie, menos aún cuando en ocasiones como ésta, el Dr. Vargas Llosa, se arroga el derecho de guardián de la conciencia de los otros, asunto que supera su competencia.
3. Dialogar con respeto es democracia verdadera; la intolerancia y el insulto fomentan 1a violencia de la que ya soportamos abundantes muestras. Fomentar la paz con respeto mutuo y libertad es lo que verdaderamente hace noble a la persona.
El Perú al que amamos tiene derecho a ver fortalecida su institucionalidad, el transparente servicio a la verdad y la defensa de la dignidad de las personas.
La verdadera igualdad
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