Poesía

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Ernesto Cardenal
Ernesto Cardenal, el poeta nicaragüense de la revolución sandinista, el teólogo de la liberación, el científico, el místico, el monje trapense del monasterio de Gethsemani, ha recibido, profundamente emocionado, de manos de Su Majestad la Reina el XXI Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, en el Palacio Real. Honrado, con su impenitente boina negra y una capa blanca, el poeta revolucionario agradecía a Patrimonio Nacional y la Universidad de Salamanca «haber decidido otorgarme este honrosísimo premio sin que tenga mucho mérito (otros con más mérito podrían ahora estar aquí en vez mía), y a Su Majestad Reina Sofía, en cuyo nombre se me otorga este premio. Que la poesía sea promovida por una Reina es algo que debieran imitar los otros gobernantes».
Ernesto Cardenal ha glosado el significado especial que para él tiene este premio: «Sofía que en la lengua materna de Su Majestad significa Sabiduría y es una figura muy misteriosa y muy atractiva de la Biblia. Ella habla de sí misma en el libro de Los Proverbios diciendo que Dios la tenía ya antes de su creación. Y antes que existieran los grandes mares, antes que brotaran los ríos y los manantiales, antes que se formaran los cerros y los montes, ella jugueteaba con la creación y estaba feliz entre los hombres. La tradición cristiana ha interpretado esta figura de la Biblia como un atributo de Dios, como Dios en su creación y también como Cristo, Sabiduría de Dios, y Palabra creadora de Dios. En este caso yo creo que es como decir que Sofía es la Poesía de Dios».
Poesía, para el poeta que fue amonestado por el Papa Juan Pablo II en 1979, en el aeropuerto de Managua, por propagar doctrinas apóstatas, es la persona amada: «Poesía es el amor. Y poesía es la amada que uno ama, y todo lo que uno ama y que lo ama a uno. Poesía es todo, incluido el Creador de todo. Poesía es Dios». Prosigue el autor de «Hidrógeno enamorado», la antología con la que honra el Premio Reina Sofía: «La poesía, que también ha sido el lenguaje de Dios, fue el primer lenguaje de la humanidad, y aun hoy la poesía sigue siendo la más eficaz comunicación humana. En los pueblos cuya civilización es aún primitiva todos son poetas. “Todo indio es un poeta en potencia” dice Grave Day. Entre los tuareg de África todos hacen versos, y en muchas tribus indígenas de los Estados Unidos. En la antigua Grecia todo estaba escrito en verso, aun las leyes. Según una antigua tradición islámica Adán en el paraíso hablaba en verso. Hace pocos días, acompañada de un cariñoso saludo me escribió mi amigo el gran obispo del Brasil Pedro Casaldáliga: “¿Quién dijo miedo habiendo Pascua?”. Esto también nos enseña Sofía, la Sabiduría y la Poesía de Dios».
En el acto de entrega, Su Majestad la Reina estuvo acompañada en el Palacio Real por el ministro de Educación Cultura y Deporte, José Ignacio Wert; el presidente del Consejo de Administración del Patrimonio Nacional, José Rodríguez-Spiteri Palazuelo y el rector magnífico de la Universidad de Salamanca, Daniel Hernández Ruipérez.
Antes, a mediodía, al poeta revolucionario por excelencia se le preguntó qué revolución queda pendiente. Fulminó: «La poesía social, la protesta, la rebeldía y la insurrección son muy necesarias. Queda por hacer la revolución mundial, y esa es inevitable. Otro mundo, otra Iglesia, otro Dios es posible».
«Hablas con tu celular/y hablas y hablas/ y ríes en tu celular/ sin saber cómo se hizo/ y menos cómo funciona/ pero qué importa eso/ lo grave es que no sabes/ como yo tampoco sabía/ que muchos mueren en el Congo/ miles y miles/ por ese celular/ mueren en el Congo… En sus montañas hay cotán/ (además de oro y diamantes)/ usado para los condensadores de los teléfonos celulares/ por el control de los minerales/ corporaciones multinacionales/ hacen esa guerra inacabable/ 5 millones de muertos en 15 años/ y no quieren que se sepa…»
Ernesto Cardenal, el poeta, el historiador, el místico, el antropólogo, el revolucionario, el científico, dio lectura a este poema suyo, El celular, para ilustrar de qué mimbres está hecha su poesía: «T. S. Eliot dijo que a veces la grandeza de una obra literaria se debe a razones extraliterarias. No se si la mía tiene grandeza, pero sí tiene una pequeña grandeza: los temas de mi poesía han sido a favor de los oprimidos y de los pobres, ya saben ustedes, la teología de la liberación, o más bien la teología de la revolución; mi poesía se ha dedicado a ellos». Para Cardenal, la explotación infantil que ha denunciado en ese poema «se ha mantenido en secreto, y mi poema ha sido de los primeros en denunciar este crimen oculto».
Juan Pablo II le amonestó
El poeta nicaragüense fue monje trapense en el monasterio de Gethsemani, Kentucky, bajo los auspicios de su maestro de novicios el poeta y místico Thomas Merton. A partir de su ordenación sacerdotal en Managua en 1965 fundó la comunidad contemplativa de Solentiname. Más tarde lucharía por la transformación política de su país, se enfrentó a la dictadura de Somoza, acompañó el triunfo del Frente Sandinista de Liberación Popular el 18 de julio de 1979, y tras entrar clandestinamente en su país al día siguiente fue ministro de Cultura del Gobierno de Reconstrucción Nacional hasta 1987.
Cardenal se enfrenta a la curia y esas desavenencias se ejemplifican con la llegada de Juan Pablo II al aeropuerto de Managua en marzo de 1983. Cardenal se encontraba junto a los demás miembros del Gobierno sandinista y el Papa, frente a las cámaras de televisión, amonestó e increpó al poeta por propagar doctrinas apóstatas. En 1985 el Vaticano lo suspendió «a divinis», impidiéndole ejercer su ministerio sacerdotal.
¿Cuál son las iluminaciones de su vida? Cardenal responde: «Me las ha dado Dios. Dios me hace escribir. Parte de mi unión con él es que Dios me hace escritor, y es necesario cuando es mejor el silencio y la palabra». Al poeta revolucionario por excelencia se le pregunta si queda alguna revolución pendiente, y fulmina: «Ahora los problemas son tan grandes que la poesía social, la protesta, la rebeldía y la insurrección son muy necesarias. Desde Homero, desde la Biblia, existe la poesía de protesta, y hoy el mundo está tan mal, tan feo, porque está más capitalista, y el capitalismo salvaje es un fracaso estrepitoso. Queda por hacer la revolución mundial, y esa es inevitable. Otro mundo, otra Iglesia, otro Dios es posible. Todo eso significa también la palabra revolución».

Fuente: www.abcdesevilla.es

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