1939-1943
Temprano en la mañana del 1º de marzo de 1939, después de haber asistido a la misa en honor de San José, rezando por el éxito de la nueva fundación, cuatro hombres vestidos de negro desembarcaron en el puerto de Callao, enviados por su superior provincial para empezar un colegio en Lima a petición de un grupo de padres de familia buscando a religiosos norteamericanos para enseñar a sus hijos, y sobre todo el idioma inglés. Por ser los “fundadores” de la obra marianista en el Perú, vale la pena nombrarlos: el Padre Bernardo Blemker, superior y director; el Hermano Roberto Buss, el Hermano Matías Kessel y el Hermano Teodoro Noll.
Fue el Sr. Abelardo Noriega del Valle quien los recibió y los llevó al Nuncio Apostólico y después al convento de las Madres del Inmaculado Corazón de María que desde el primer momento y a través de los cincuenta años han sido leales, amables y generosas amigas de la Compañía de María en el Perú.
Por ocho días los cuatro Marianistas se alojaron con los padres Vicentinos en su casa de retiro en Surquillo. El 9 de marzo se trasladaron a una grande y vieja casa llamada Villa Elvira, ubicada en la Avenida Arequipa 320, alquilada de su dueño Dr. Oscar Elías por el comité de los padres de familia. La misma casa sirvió como colegio también. La primera misa en la casa fue celebrada el 12 de marzo, y los cuatro marianistas empezaron inmediatamente a preparar la apertura del año escolar.
Con un programa “de gala” el Colegio “Santa María” se inauguró el 1º de abril. Asistieron muchos dignatarios, padres de familia, profesores, amigos y sobre todo los 72 alumnos divididos en seis clases. El programa de estudios fue el mismo de otros colegios peruanos. Los once profesores laicos se encargaron de 62 cursos. Los Hermanos se dedicaron a la enseñanza de inglés, motivo principal de su venida.
El 5 de julio llegó el Hermano Francisco Dames para aumentar el número de religiosos, mostrando que la Compañía de María había tomado en serio su compromiso en la misión peruana. Por otro lado, ese 28 de julio todos los alumnos marcharon en el desfile del Día de Independencia con los cinco marianistas en la primera fila, identificando a la Compañía de María con el Perú desde los comienzos.
La vida comunitaria de los marianistas fue sencilla, interesante y abiertamente fraternal. Los pequeños problemas que surgieron siempre fueron resueltos, a menudo con la ayuda de nuestros numerosos amigos. Al comienzo del año 1940 se inició una costumbre que ha perdurado los cincuenta años: el retiro anual, exigida por la Regla de Vida marianista, se realizó durante la primera semana de enero. En los primeros cinco años llegaron seis Marianistas mas llegando así el número a once.
Un objetivo de la visita del Provincial en marzo de 1940 fue buscar un sitio para construir un nuevo colegio puesto que la casa en Avenida Arequipa ya no fue muy adecuada. Todos estaban en favor, pero ¿quién iba a pagar? La Compañía todavía estaba recuperando del decaimiento económico de los años 30 y las familias no tenían fondos suficientes. Fue el Sr. Carlos Álvarez Calderón que sugirió la formación de una Sociedad Anónima y la venta de acciones a los padres de familia, incluso de futuros alumnos. Así fue resuelto el problema y los fondos necesarios conseguidos. Una propiedad entre las avenidas Santa Cruz y Conquistadores en San Isidro fue escogida para construir el nuevo colegio.
La comunidad marianista pasó el verano aprendiendo español, pintando la casa, reemplazando los alambres eléctricos, instalando nuevas carpetas y enseñando clases de escuela de verano. El año escolar de 1941 comenzó con 117 alumnos en la primaria y 180 en la secundaria. Se inauguró el “Día del Colegio” en el Estadio Nacional y varias nuevas prácticas religiosas (retiro de tres días para los alumnos; primera comunión). Los alumnos se trasladaron al nuevo edificio en abril de 1942 aunque todavía faltaban varias cosas. Una campaña para aumentar el número de libros en la biblioteca resultó en la donación de más de mil libros. Una tropa de “Scouts” fue formada y ganó el primer premio al cocinar en la reunión nacional que se realizó en Chosica. En agosto llegó el nuevo Director del Colegio Padre Alberto Mitchel, y Padre Blemker regresó a los EE.UU. A pesar de una cierta austeridad causada por la segunda guerra mundial, el 125º aniversario de la Sociedad de María en 1942 fue celebrado con varios programas y banquetes.
En estos años también la comunidad de Santa María llegó a ser una casa de hospitalidad para religiosos de otras órdenes llegando al Perú y de varios visitantes, incluyendo el famoso obispo Walsh de Maryknoll con 3 sacerdotes destinados a Bolivia. Esta “fama” siguió a través de los años para los Padres Columbanos y otros que llegaron como misioneros.
Varios miembros de la comunidad marianista se dedicaron a mejorar la vista del “triángulo” en frente del colegio que llegó a ser un tipo de jardín botánico con muchas flores y 100 rosales. El Padre Mitchel mantuvo su jardín de hortalizas que servía muy bien tanto a la propia comunidad como a las Hermanas de las Escuelas Inmaculado Corazón y Villa María. El Padre Morris hizo una cancha de tenis, su deporte favorito en ese entonces.
Durante el verano de 1943 los Hermanos Maristas dieron clases de español a los Marianistas que en su turno dieron clases de inglés a varios adultos. La enorme extensión de hierba atrás del colegio fue encargada a 200 cabras. Hubo varios mejoramientos en el plantel mismo: una nueva ala para la media; un garaje para 4 automóviles; mármol en la capilla; nuevos muebles para la comunidad. En este año, también, Santa María empezó su larga fama como centro deportivo, ganando el primer premio en todas las competencias en que se inscribió. Se realizó la primera kermesse y el primer Baile de Promoción. Al fin del año el Hermano Pablo Schneider presentó el primer Labarum que fue una recopilación de eventos de los años anteriores. El 21 de diciembre se graduó la Primera Promoción de Santa María con 13 miembros. A fin de estos cinco años el alumnado había crecido a 241.
El 30 de diciembre de ese año la Hermana Crisóstomo, cocinera en Villa María, celebró sus Bodas de Plata como religiosa. Los Marianistas fueron gozosamente llevando regalos para una persona a quien se debía mucho. Innumerables pasteles, tortas y galletas llegaron a la mesa de la comunidad marianista de las manos expertas de esa Hermana. Fue una manera apropiada de terminar un período de años durante los cuales, gracias a los esfuerzos incansables de los pioneros marianistas y la constante generosidad de una hueste de amigos, la Compañía de María se estableció firmemente en esta misión lejana de la Provincia de San Luis.
1944 – 1949
Con el Colegio Santa María firmemente establecido y con un pequeño pero constante incremento de personal, la Compañía pudo pensar en la expansión de sus obras apostólicas en Perú. En este período fueron fundadas cuatro, tres en forma permanente.
En 1944 el párroco de La Matriz en el Callao pidió la ayuda de los Hermanos en su escuela parroquial. La respuesta fue enviar al Padre Guillermo Morris y el Hermano Teodoro Noll para enseñar inglés a 40 muchachos en las tardes. El Padre Morris compró un viejo LaSalle para su transporte. Al fin del año Monseñor Rodríguez Ballón entregó las primeras medallas como premios. El siguiente año la obra de consolidación empezó y los marianistas estuvieron en la escuela todo el día, ahora con 240 alumnos y el Hermano Francisco Esselman estuvo allí tiempo completo. El número de alumnos creció a 610 en 1948 y 85 alumnos fueron preparados para su primera comunión por el Hermano Ismael Alcalde que había llegado el año anterior como el primer español de apoyar y contribuir a la obra marianista en Perú. En 1949 se firmó un nuevo contrato entre la Compañía de María y el párroco de La Matriz dando a los marianistas un plazo de cinco años para comprar un terreno y construir su propio colegio. En ese año el alumnado había crecido a 444 en la primaria y 123 en la media. Durante las ceremonias celebrando el Día de Independencia, el colegio recibió un Diploma de Honor y una medalla de oro por su servicio a la comunidad. Hacia fines de 1949 el permiso para construir un nuevo colegio fue otorgado por el Ministerio de Educación y la búsqueda de un terreno empezó.
También en 1944, el Ministerio de Educación invitó a la Compañía asumir la administración de la Escuela Normal “Teodoro Peñaloza” en Chupaca “con el expreso propósito de elevar el nivel de instrucción, mejorar el plantel, regularizar las finanzas y formar los futuros maestros religiosa y apostolicamente“. Siendo obra muy a corazón del fundador de los Marianistas, la invitación fue aceptada y el Hermano Pablo Schneider y el Padre Blemker fueron asignados a esta obra. Los dos pioneros trabajaron incansablemente. Además del trabajo con los 90 alumnos de la Escuela y los 150 en la escuela de práctica, el Padre Blemker publicó un folleto La Misa, el Mejor Don, y el Hermano Pablo enseñó inglés al obispo y a las muchachas de la Normal para mujeres en Huancayo. Cuando el Padre Mitchel regresó al Perú se incorporó a la comunidad en Chupaca y se encargó de la organización de una nueva parroquia en Ahuac con siete misiones. El Padre Mitchel tenía que dejar la obra cuando fue llamado a Lima para encargarse de una nueva parroquia. La comunidad también empezó la construcción de una casa propia con la ayuda de varios otros marianistas en el verano de 1949. Al fin de ese año la casa fue terminada. Al mismo tiempo, el Ministerio de Educación decidió combinar a varios normales y escogió la de Chupaca como centro modelo, así el alumnado también creció inesperadamente.
Una tercera nueva obra de los Marianistas empezó al pedido del Cardenal Guevara quien pidió el establecimiento de una parroquia en San Isidro, el mismo distrito del colegio, donde muchas familias ya vivían sin el beneficio de los servicios de una iglesia cercana. En diciembre de 1948 la autorización de la administración provincial fue recibida y en agosto del año siguiente el decreto oficial estableciendo la parroquia fue publicado. Su territorio incluyó 140 cuadras con 1,300 familias. Dos días después, el Padre Mitchel fue instalado por el Cardenal como párroco. Al principio todos los servicios se realizaron en la capilla del colegio. Ahorrando de las colectas y los kermesses, poco a poco se reunió dinero con miras a la construcción de una iglesia propia. El año anterior se había fundado el “Club Santa María” compuesto de damas católicas de habla inglesa que realizaron varias funciones sociales con el fin de conseguir fondos para el colegio. Ellas contribuyeron mucho por sus servicios y actividades, sobre todo cuando la parroquia empezó a funcionar.
La comunidad de Colegio Santa María se dedicó a varios tipos de obras durante los veranos después del retiro anual. Hubo las clases de verano. También el Padre Morris enseñó filosofía a las Hermanas de Villa María y Lógica a las del Inmaculado Corazón. Varios Marianistas fueron a la Hacienda Pucalá en Chiclayo para enseñar catecismo a los niños que llegaron a ser más de 400. Su labor se extendió a la Hacienda Pátapo también. Algunos ayudaron a los padres de Maryknoll en su campo de verano en Mejía. Siempre hubo trabajo en la casa y en el colegio, pero también se separó un tiempo para pescar en Pucusana o viajar a Huancayo u otros lugares. Las actividades de los Hermanos se extendieron fuera del colegio; y el Padre Mitchel y el Hermano Tomás McMahon enseñaron religión en el Colegio Roosevelt. También algunos de los alumnos se ofrecieron para enseñar catecismo a los niños de la parroquia recién fundada. Otro grupo de voluntarios enseñaron a las trabajadoras del hogar los miércoles.
El Colegio Santa María continuó su expansión y mejoramiento. Se inauguró una nueva sección del segundo piso del colegio y se hizo una piscina y una cancha de básquet. Arcos para fútbol fueron puestos y la capilla fue embellecida con un nuevo sagrario de onix. La entrada al colegio fue remodelada por tercera vez, y la sala de estudios de los Hermanos fue convertida en biblioteca para el colegio. El alumnado creció constantemente: 287 en 1944 y 392 en 1949. En ese período se graduaron 6 Promociones con 147 alumnos. Como resultado de esto la Asociación de Exalumnos fue fundada en 1949. En este mismo año el Hermano Jorge Lytle asumió la dirección del colegio.
La enseñanza en el colegio y su organización había progresado tanto que el colegio fue acreditado por la Southern Association en los EEUU haciendo posible el traslado y reconocimiento de créditos por instituciones educativas allí. La fama del colegio también se había extendida y en el año 1948 la matrícula para entrar al colegio estaba cubierta hasta el año 1955, ¡19 de esos futuros alumnos matriculados el día que nacieron!
Las actividades religiosas incluyeron retiros, una “misión” en la catedral, una semana dedicada a las vocaciones enfocando la necesidad de reemplazar al Hermano James Metzger que había regresado a los EE.UU. en septiembre de 1946 y murió once días después. En el deporte Santa María ganó el campeonato para colegios privados, mereciendo felicitaciones especiales del Ministro de Educación. El Hermano Arnold Wurzel organizó un coro que cantó en la ceremonia de la clausura del año. El paseo de clases los sábados llegó a ser una costumbre muy esperada y apreciada.
La comunidad de Santa María siguió siendo un centro de hospitalidad para muchos otros religiosos y viajeros. A veces vinieron para pasar un día de descanso; otros se quedaron por más tiempo. La acogida de la comunidad fue una de sus características sobresalientes. También creció una cerca y armoniosa colaboración entre las comunidades de Santa María e Inmaculado Corazón, los Hermanos entrenando a los equipos de fútbol, los sacerdotes dando clases a los chicos y retiros y conferencias a las Hermanas. En su turno las Hermanas mandaron tortas y pasteles. Con gozo los dos grupos celebraron el 100º aniversario de la fundación de las Siervas del Inmaculado Corazón de María el 10 de noviembre de 1945.
A fines de 1949 la Compañía de María había estado en el Perú un poco más de 10 años. El número de Marianistas creció de 4 a 17, y las obras de un pequeño colegio a tres establecimientos con más de mil alumnos y una parroquia de centenares de familias. Solo faltaba atraer vocaciones peruanas a la Congregación. Cuatro candidatos habían ido a los EEUU pero todos regresaron en poco tiempo. Los Hermanos promovieron la fundación de un postulantado en Perú donde los candidatos no tendrían problemas con el idioma, las costumbres, etc. Al inicio los superiores rechazaron la idea, pero el sueño de los Hermanos iba a realizarse en un futuro no muy lejano.
1950-1954
Durante este período se celebraron dos Años Marianos, siempre de importancia para la Compañía de María. En 1950 el Papa Pío XII proclamó el dogma de la Asunción de María. La gran mayoría de los Marianistas de la Provincia de San Luis habían hecho su primera profesión de votos el día de esa fiesta (15 de agosto). Hubo una procesión con la estatua de la Virgen de Fátima desde Surquillo hasta Villa María en la cual varios Marianistas participaron. La estatua estuvo también en Santa María varios días. Nuevos Congregantes fueron recibidos en el colegio y hubo un concurso mariano. Los alumnos de Santa María se encontraron entre los 25,000 que asistieron a una misa especial en el Estadio Nacional a fines de octubre. En el mismo mes se celebró también en la Iglesia de Miraflores el centenario de la muerte del Fundador de los Marianistas, Beato Guillermo José Chaminade con la presencia de representantes de todas las órdenes religiosas en Lima. En 1954 una estatua del Beato Chaminade fue puesta en el jardín en frente del colegio (donde todavía está).
En ese mismo año sucedió la segunda celebración mariana que conmemoró el centenario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción. Múltiples actividades marcaron el año en Colegio Santa María: un concurso mariológico organizado por el Hermano Guillermo Wilder; una procesión nocturna con velas a fines de mayo; un concurso de “altares” en las salas de clase del colegio; la consagración del colegio al Inmaculado Corazón de María. Como antes, todos los alumnos marianistas participaron en la misa solemne que se realizó en el Campo de Marte el 8 de diciembre.
Como siempre los veranos vieron una variedad de actividades: en Pucalá la enseñanza del catecismo y la preparación para la primera comunión; y en 1951, 250 niños fueron confirmados por el arzobispo de Trujillo; en Santa María, aprendiendo español y pintando la casa, poniendo nuevos pisos, cubriendo los techos, y en general mejorando el plantel. En 1953 un sistema de relojes y campanas fue instalado. Altares laterales fueron puestos en la capilla y las paredes cubiertas de mármol.
El año escolar de 1950 abrió en Santa María con 427 alumnos. Cuando el Hermano Teodoro Noll asumió la dirección del colegio en 1951 empezó la política, con el “visto bueno” del Directorio del Colegio Santa María SA, de pedir de los padres de familia las acciones que tenían cuando sus hijos terminaron el colegio o en cambio por la matrícula de hijos mas jóvenes. Así, poco a poco la Compañía de María consiguió la mayor parte de las acciones de la “Sociedad Anónima” y por consiguiente el control del colegio. Hay que notar que los padres de familia hicieron esta contribución de muy buena voluntad.
Este año también marcó la incorporación de exalumnos al profesorado del colegio, y la oferta de clases de noche a los trabajadores en el colegio. Las actividades sociales y comunitarias enfocaron principalmente el centenario Chaminadiano. Durante este período el colegio continuó su éxito en deportes sobre todo en natación en que ganó el campeonato. La conciencia social de los alumnos se mostró en la colecta de S/4,000 con la venta de boletos por una rifa al beneficio de la escuela nocturna en San Vicente. El Hermano Carlos Labus con sus muchachos de primaria cargaron ladrillos por los Columbanos construyendo una iglesia en San Martín, y mucha ayuda fue dada al Padre Frank Kennard que vino como misionero al Perú. El Arzobispo le entregó la parroquia de Huarochirí que no había tenido ningún sacerdote en 20 años. Mucha gente le ofreció ayuda, sobre todo el Sr. Alberto Vargas y su esposa, estrechamente vinculados con la comunidad de Santa María.
El personal de la Provincia de San Luis en 1950 fundó una comunidad de cuatro Marianistas para el Colegio San Antonio, aunque siguieron viviendo en Santa María. En ese año el colegio matriculó 835 alumnos. Fue imperativo conseguir un terreno y construir un nuevo colegio. Con el apoyo del Ministro de Educación el Sr. Arata que tuvo un terreno en Bellavista concedió vender 40,000 metros cuadrados a S/9 el metro cuadrado y entregar 10,000 más gratis. El dinero para la compra vino de Santa María y otras generosas donaciones, y el terreno fue entregado oficialmente el 13 de junio, fiesta de San Antonio. El 29 se colocó la primera piedra. Ya por noviembre de 1951 el primer edificio fue terminado. La primera graduación tuvo lugar al fin del año con 20 alumnos. La comunidad incrementó a 7 en 1953.
Fue considerado un triunfo cuando el Colegio San Antonio empató al Colegio Dos de Mayo en el campeonato de fútbol en 1954. El alumnado ya había crecido a 1,380.
La obra marianista en Chupaca sufrió una serie de problemas en estos años y al final la Compañía se retiró de la obra.
Ya se ha notado que la clausura de otras Normales significó la llegada de nuevos alumnos y profesores a la de Chupaca, pero muchos llegaron descontentos. Los dos grupos hicieron una huelga en julio de 1950, la presunta justificación era la dieta y algunas condiciones materiales, pero en realidad fue contra los administradores americanos. Todo fue arreglado pero dejó malos sentimientos en algunas personas. En ese mismo año, el Hermano Jorge Lytle asumió el cargo de Director de la Normal con la colaboración de otro Marianista. Pero en 1952 hubo otra demostración y cuando vino el Provincial en septiembre se tomó la decisión de retirase de la Normal. En los casi 9 años de su presencia allí, los Marianistas habían realizado mucho bien. Los alumnos eran mejores y mejor calificados. El plantel había sido mejorado enormemente con dos nuevos edificios y agua traída de la montaña. La influencia religiosa y apostólica fue notable con la formación de un grupo de Acción Católica, retiros, catequesis, etc. En total 263 alumnos se graduaron de la Normal “Teodoro Peñaloza” y su influencia en los pueblos de la diócesis fue notable para el obispo.
La pérdida en Chupaca fue una bendición para la nueva parroquia en San Isidro con la adición del Padre Blemker. Siempre buscando fondos con miras a la construcción de una iglesia, la kermesse jugó un papel muy importante. En 1950 unas 7,000 personas gozaron de las diversiones dejando un saldo de S/145,000. La organización y consolidación de la nueva parroquia avanzaron con rapidez. Fue en este mismo año que el Padre Leopoldo Alzamora empezó sus casi 20 años de servicio a la parroquia celebrando misas y pasando muchas horas en el confesionario. La primera confirmación se realizó con 106 jóvenes. En octubre el terreno en el punto del “triángulo” fue bendecido y la primera piedra de un salón parroquial bendecida por el Cardenal y puesta en noviembre. Casi un año después una cena tuvo lugar en el nuevo salón con la presencia de varias personas importantes. Mientras tanto se empezó la construcción de una capilla lateral de la proyectada iglesia con capacidad de 224 personas al lado de Avenida Santa Cruz. Esta en su turno fue suficientemente terminada a fines del año 1953 para tener la primera “misa de gallo” de Navidad. La parroquia siguió creciendo a pesar del hecho de que unas veinte cuadras fueron separadas de su territorio cuando la parroquia de La Asunción fue creada. En 1954 un censo tomado durante 7 misas registró 4,089 personas. En agosto del mismo año se inició una clínica médica para gente pobre usando el salón parroquial. En la nueva capilla un Franciscano bendijo la “vía crucis”.
Como fue indicado antes, el deseo de fomentar vocaciones religiosas peruanas fue una mayor preocupación de los Marianistas. Durante su visita en 1950 el Inspector de la Provincia fue convencido de la necesidad de un postulantado y persuadió al Consejo Provincial de dar el permiso necesario. En un acto algo como “el carro delante del caballo” el Hermano Francisco Dames fue nombrado Director con el Padre Tomás Schelble como capellán. ¡Solo faltaban candidatos y un local! El párroco en Chaclacayo sugirió una casa desocupada en Rosario 123, no muy lejos de su parroquia. El dueño, Sr. Armando Castañeda, acordó alquilar la casa por S/2,500 al mes. Sus tres hermanas, amigas de la Compañía y la parroquia nuestra, le persuadieron alquilarla por mil soles menos mensuales, y ellas mismas pagaron la renta durante los dos años y media que estábamos allí. La casa fue nombrada “Villa Chaminade” y el 27 de marzo de 1951 fue ocupada por los dos Marianistas y nueve postulantes. Desde el principio esta institución fue objeto de mucha atención por parte de los Hermanos con regalos de varios tipos. Ellos mismos formaron equipos para jugar contra los postulantes. El Dr. Caycho, subdirector del Santa María, se fue los sábados para enseñar zoología y botánica, y las Hermanas del Inmaculado Corazón de María donaron un órgano para la capilla. Al fin del año todos pasaron bien sus exámenes.
El segundo año empezó con 12 postulantes y 3 Marianistas. Una de sus actividades fue la creación de bustos del Beato Chaminade en yeso. Hicieron más de 300. Cuando el número de postulantes aumentó a 15 fue necesario pensar en un nuevo local. Los dueños de una casa hacienda llamada Las Tabernas, unos 30 kilómetros de la ciudad de Chiclayo, ofrecieron la casa como postulantado. Esta pequeña hacienda estaba anexa a Pucalá donde los Hermanos habían catequizado muchos años. En ese sentido fue un sitio ideal tanto para la hacienda como para nosotros. Tendría ya un sacerdote “residente”. Así, entre el 9 y 12 de junio de 1953 todo fue trasladado a Las Tabernas. Tres vacas, regalo de Miguel Maurtua, proveyeron leche fresca todos los días, y con 138 árboles de plátanos no pasó ni un día sin plátanos en una forma u otra. Durante el siguiente año se construyó una cancha de básquet y una de fútbol, la casa fue pintada adentro, y el Hermano Roberto Wood con los postulantes hizo una pequeña gruta en una esquina del jardín para conmemorar el Año Mariano.
Durante estos años hubo muchas celebraciones de importancia para los Marianistas. Los Hermanos Teodoro Noll, Francisco y Pedro Dames y Pablo Schneider celebraron sus Bodas de Plata como religiosos. La celebración por el Hermano Noll se realizó con la presencia del Embajador de los EE.UU. y representantes de 51 órdenes religiosas. En el transcurso de estos años tres jóvenes Marianistas hicieron su profesión perpetua, y la Compañía de María tuvo el gozo de recibir entre sus miembros a dos peruanos: Ricardo Devoto y Oscar Alzamora. Además, la Familia Marianista creció con la recepción de varios Afiliados. El número de los mismos Marianistas había crecido de los primeros cuatro a 25 en 1954.
El período 1950-1954, comenzando y terminando con años marianos, señaló una nueva fase de desarrollo para la Compañía de María en Perú. La apertura del postulantado y los primeros Marianistas peruanos dieron a la obra un carácter verdaderamente mariano. Aunque la influencia marianista directa no continuó en Chupaca, se sintió más fuertemente en los centros en Lima y Callao con el constante incremento de alumnos y el influjo de centenares de familias en la parroquia María Reina. Se extendió también hasta Chiclayo. Además, otros grupos llegaron a conocer y apreciar la Compañía de María por la constante hospitalidad que recibieron, sobre todo los padres de Maryknoll, los Columbanos y los Carmelitas. Si la estatua del Beato Chaminade en Santa María pudo haber asumido emociones humanas solo un momento, seguramente hubiera tenido una sonrisa de satisfacción por los logros de la Familia de María en un tiempo relativamente corto de quince años.
1955 – 1959
En la segunda mitad de la década del 50, las actividades del verano tomaron un nuevo aspecto. Mientras algunos religiosos trabajaron en los colegios como siempre, otros asumieron apostolados diferentes, a menudo ayudando a otras personas u otros grupos. Así, los Marianistas se encontraron en Flor de Punga, la parroquia de San Martín, Abancay, Chupaca, Huarochirí y hasta Argentina y Chile para perfeccionar su español. En 1956 se acordó de los 10 años del trabajo de los Marianistas en Pucalá donde dos años mas tarde 386 niños y niñas recibieron instrucciones religiosas. En Santa María el Hermano Carlos organizó un campo de verano con 20 muchachos. Un resultado inesperado fue cuando el Hermano Jorge Lytle perdió dos secciones de su dedo izquierdo del anillo cortando madera. El Hermano Carlos los enterró al pie de la estatua del Padre Chaminade. El Hermano Lytle y el Hermano Roberto Wood pasaron muchas horas durante tres veranos sacando en mimeógrafo los tres textos de inglés que el Hermano Roberto había escrito. Durante estos años también las reuniones de las dos comunidades de Santa María y San Antonio se realizaron casi todos los sábados, creando un vínculo muy estrecho entre todos.
El Colegio Santa María en estos años creció en 100 alumnos llegando en 1959 a 607 en dos locales. En el mismo período se graduaron 307. De esas promociones el XVI (1958) se destaca por sus múltiples contribuciones a varias obras marianistas, incluyendo la formación de una “banda de guerra” de cornetas y tambores para el colegio mismo, las banderas peruana y papal para la parroquia, estatuas de la Santísima Virgen para todas las clases del Colegio San José en Trujillo, y donativos a los misioneros amigos de la Compañía de María. Al mismo tiempo se puede notar que alumnos de la XIV promoción fueron los primeros de viajar fuera del Perú (a Chile) durante las vacaciones de julio en 1956.
Fue costumbre que el colegio sobresalga en varias actividades. Los alumnos ganaron campeonatos en natación, básquet y ciclismo. La fama del equipo de básquet se debió en gran parte a su entrenador, el Padre Heil. El fue invitado a dirigir el equipo peruano nacional en el campeonato internacional que tuvo lugar en Cúcuta, Colombia en 1955, terminando en el cuarto puesto. Solo el Provincial no estaba muy entusiasmado.
El primer premio en un concurso de “Iniciación Técnica” fue dado a un alumno de Santa María. En la música, en el gran concurso entre colegios Santa María fue nombrado “ganador absoluto”. Tres veces los alumnos ganaron el anhelado “gallardete” como premio por su actuación en el desfile del 28 de Julio.
1958 fue designado un Año Mariano por ser el centenario de las apariciones de la Virgen en Lourdes. El Hermano Julián Iturmendi publicó su Manual del Congregante para los miembros de la Congregación Mariana y algunos de ellos con el Hermano Allen Portell ayudaron al Hermano Roberto Wood a construir una bonita gruta a Nuestra Señora de Lourdes a la entrada en Av. Santa Cruz. También se realizó un Día Mariano en el colegio con la presencia de 100 muchachos de seis colegios.
En 1957 el Padre Roberto Heil asumió el puesto de Director del colegio. Una de sus preocupaciones fue la construcción del nuevo colegio en el terreno comprado el año anterior. Con la ayuda de amigos como siempre, una sección de 200,000 metros cuadrados fue encontrado en Chacarilla del Estanque, un distrito todavía de cultivo y sin mucho desarrollo. Este fue comprado por S/10.00 el metro, y además fue exento de impuestos. Inmediatamente la comunidad empezó a reunirse a menudo para ver los planes y ofrecer sus sugerencias. El resultado fue la construcción de pabellones sumamente prácticos y eficientes. El primer pabellón fue bendecido a fines de 1958. El antiguo local recibió nuevo equipo para el laboratorio, nuevo alumbramiento y un piano. Se debe notar que en esta época el Hermano Eberhart, muy aficionado al cine, pasó películas cada semana para la comunidad, y durante el descanso a mediodía para los alumnos que deseaban asistir.
Durante este tiempo se avanzó la construcción de la nueva iglesia parroquial. La primera piedra fue colocada el 18 de septiembre de 1955 y la iglesia misma consagrada el 25 de abril de 1957. Con su atrayente forma parabólica, llegó a ser una de las más atractivas en la diócesis. La parroquia ya abarcaba unos 13,000 almas. La estadística de un año arroja 670 bautismos, 106 confirmaciones, más de 300 matrimonios y 50,000 comuniones. La dispensa médica atendió 160 personas mensualmente. Fue creada la Sociedad de San Vicente de Paúl. Muy en avance del Concilio Vaticano II, hubo misas vespertinas los primeros viernes y los domingos. Con la iglesia terminada, solo faltaba una casa propia para los que trabajaban en la parroquia. Por julio del 1959, los planes ya existían.
El Colegio San Antonio en Callao no se quedó atrás en esta época de construcciones. Sin embargo, un nuevo pabellón con cuatro aulas más no fue suficiente para el alumnado que ya creció a 1,960. La comunidad marianista aumentó a 10 pero apenas pudo encargarse de todo el trabajo necesario. En 1957 el Hermano Paul Zeis fue nombrado Director del Colegio y entre otras cosas se dedicó a buscar fondos y hacer los planes por una residencia para la comunidad marianista. Tuvo éxito y esta fue terminada en septiembre de 1958. En este mismo año el colegio ganó su primer “gallardete” y publicó El Antoniano. Durante este período se graduaron 372 alumnos. Se separó un local en el plantel para los exalumnos y se dedicó una semana a ellos cada año.
Las Hermanas del Inmaculado Corazón de María tuvieron su propio colegio para mujeres en el Callao. En un bonito gesto de amistad, ellas mandaron la comida cada domingo a los Marianistas de San Antonio.
Ya en 1954 hubo gestiones por parte de un grupo de padres de familia en Trujillo de conseguir los servicios de los Marianistas para su colegio La Libertad. Durante su visita en marzo de 1956 el Provincial decidió aceptar la invitación sobre todo porque hubo una oferta de 50,000 m2 en una nueva urbanización. Este terreno fue bendecido el 1º de Mayo de 1956 por el Arzobispo Guerrero de Trujillo con la presencia de muchos Marianistas que viajaron de Lima y Callao por la ocasión, un grupo llevando consigo la estatua de San José puesto que el nuevo colegio iba a llevar el nombre de San José Obrero. El Hermano Teodoro Noll fue nombrado Director y su primera responsabilidad fue empezar la construcción de 10 aulas de clase. La pequeña comunidad vivió en una casa alquilada en la esquina de Claveles y Granados, frente del nuevo local. Desde el principio hubo una serie de problemas tanto legales como financieros con promesas rotas y olvidadas. El Hermano Noll luchó constantemente y a la postre consiguió lo que quiso, pero al fin del primer año salió de Trujillo sacudiendo el polvo de sus pies y regresó a los EEUU. El Padre Tomás Schelble fue nombrado para reemplazarlo. Con su característica energía fomentó la construcción, plantó 200 árboles en la propiedad y consiguió una línea telefónica. El Padre Francis Hickey de la diócesis de Columbus, Ohio, había venido al Perú para estar con su hermano en La Oroya y ofrecer sus servicios allí, pero no pudo aguantar la altitud y se radicó en Lima un tiempo. Ahora, se ofreció encargase de un internado para los que vinieron de afuera de Trujillo. La llamó Casa Rosa María y empezó con 12 muchachos. El segundo año del colegio se inició con 202 alumnos y al fin de ese año el colegio recibió una medalla de plata en reconocimiento de su servicio a la comunidad. En 1959 fue publicado el primer anuario del colegio.
Desde el principio fue la intención de dedicar el nuevo local a los alumnos de la Media. Por consiguiente, fue necesario pensar en conseguir otro terreno como “Anexo” para la primaria. El Hermano Oscar Alzamora fue encargado hacer los planes para el edificio. Mientras tanto, muchas cartas fueron enviadas a varias congregaciones religiosas de mujeres pidiendo ayuda para la primaria pero no hubo ninguna respuesta positiva.
Mas al norte, la vida en Villa Chaminade siguió siendo sencilla y tranquila. El número de postulantes variaba entre 14 y 17. El personal religioso cambió varias veces. El Hermano Francisco Dames fue el Director durante estos años con la excepción de 1957 cuando el Hermano Francisco Esselman tuvo ese cargo. Las cosas “importantes” fueron los mejoramientos en la casa: agua caliente, nuevo alumbrado, una nueva estufa. La higuera en el jardín produjo tanto que en un año se preservaron 30 galones de mermelada. Parte del camino entre Chiclayo y la hacienda fue asfaltado facilitando el viaje un poco. Cuando vino el Superior General de visita, indicó que a su parecer sería mejor tener el postulando en Lima. A pocos les gustaron la idea pero el Hermano Alzamora fue encargado una vez mas hacer los planes de un edificio de construirse en la misma propiedad del nuevo Colegio Santa María. Pronto los Marianistas tendrían que decir “adiós” a la recién creada diócesis de Chiclayo.
La situación de la Compañía de María en Perú en estos años mejoró mucho. El número de Marianistas creció a 37 en 1959. Entre ellos hubo ocho peruanos, tres con votos perpetuos. La presencia de cuatro españoles también dio a la obra un aspecto de una congregación más internacional. La Compañía de María fue reconocida oficialmente por el Ministerio de Educación como una orden para la enseñanza. Los Marianistas evitaron la creación de un “gremio” de maestros de los colegios privados, evitando futuros problemas posibles. Por primera vez los directores de los colegios marianistas se reunieron para compartir sus ideas, resolver problemas y planificar para el futuro. El grupo llegó a ser conocido como el Consejo Peruano. La visita del Provincial en 1956 resultó en bajar el tiempo de estadía en Perú a cinco años en vez de siete. El único aniversario marianista fue el de los 25 años de sacerdocio del Padre Mitchel, ocasión que fue celebrada con mucha festividad.
Muchos Marianistas presenciaron la ordenación y primera misa del Padre Mariano Gagnon OFM a quien se dio mucha ayuda por su misión en la selva. Luego llegarían al Perú los Padres de Santiago Apóstol.
1960 – 1964
Dos ocasiones importantes marcaron este período de la historia de la Compañía de María en el Perú. 1961 fue el bicentenario del nacimiento del Beato Chaminade. Las instituciones marianistas lo conmemoraron con misas, y actividades deportivas y culturales. En 1964 la Compañía celebró 25 años de la presencia marianista en Perú. Los hechos más que las fiestas realmente indicaron lo que se había logrado a través de los años. Sin embargo, con vistas de hacer ese año verdaderamente memorable, varios comités fueron formados bajo la responsabilidad de los Hermanos Esselman y Lytle. Para la celebraciones litúrgicas: el Padre Schelble con los Hermanos Roos y Rudy; la publicidad fue encargado al Padre Retana y los Hermanos Cabrejos y Knopp; los eventos académicos a los Hermanos Labus y Schraeder; los eventos sociales a los Hermanos McCarthy y Aliaga; los deportes a los Hermanos Dames y Droll; y la obtención de donativos, a los Hermanos Fink, Niehoff y Zeis.
Varias cosas habían indicado la consolidación de la Compañía de María el Perú, entre ellas el Consejo Peruano, la publicación de Marianistas en el Perú por Hermano Knopp, el Instituto Marianista que se realizó en el verano con charlas sobre las obras marianistas en el país y su misión, las constantes visitas intercomunitarias y el aumento de personal, sobre todo con la contribución de la Provincia de Cincinnati de diez religiosos para un período de cinco años. Todo esto, mas la estabilidad de las obras mismas, llevó el Consejo Provincial a la decisión de establecer una Región Marianista en Perú con una cierta autonomía como un primer paso a la formación un día de una Provincia. Así, en Febrero de 1962 el Padre Roberto Hogan fue nombrado Superior Regional. Su Consejo fue compuesto del Padre L. Jordan (vida religiosa), el Hermano Zeis (educación), el Hermano Frank Dames (temporalidades) y el Padre R. Heil (obras especiales). Con este nuevo sistema el Superior Regional pudo tomar decisiones inmediatas en cuanto a varios problemas, recibir los informes y los presupuestos, dar permiso para visitas, etc. pero siempre sujeto al “visto bueno” del Provincial. Fue una autoridad algo limitada, pero un comienzo puesto que anteriormente la distancia, los lentos medios de comunicación y la centralización a menudo causaron problemas evitables. Una cierta libertad fue necesaria para el progreso de las obras en Perú.
Las actividades durante el verano siguieron iguales pero se notaba más interés en estudios y en cosas académicas. En 1962 se hizo el primer viaje de un grupo de 35 alumnos y maestros a Europa. Fue en este mismo año que los Hermanos empezaron a usar con una cierta frecuencia la desocupada casa de la familia Vargas en Chaclacayo como lugar de descanso. La ayuda a los lugares de misión (ej. Flor de Punga) continuó como siempre.
El Colegio Santa María en este período creció a 714 alumnos y tuvo 429 nuevos exalumnos. Hubo 17 religiosos y 14 profesores laicos. Los que enseñaron en el antiguo local empezaron a dar clases de alfabetización en las noches a gente sin mayores recursos. Los laicos también formaron una Asociación de Maestros para fomentar sus propias vidas sociales e intelectuales. Una nueva cafetería y otro pabellón mas fueron agregados al complejo en Chacarilla del Estanque, y fue planeado la construcción de un gimnasio. También la Promoción 1962 regaló al colegio un sistema de micrófono y altoparlante en reconocimiento de los 25 años de vida religiosa del Director, Hermano Zeis. Cuando él terminó sus tres años como Director, fue reemplazado en 1964 por el Padre Lawrence Jordan. El equipo de básquet ganó otro campeonato y se inauguró la Liga Deportiva de Colegios Católicos.
No cabe menor duda que el evento sobresaliente de estos años fue la celebración de las Bodas de Plata de la Compañía de María en Perú en 1964. El 10 de septiembre de ese año unas 200 personas se reunieron en la cafetería del colegio por un banquete especial durante el cual el Presidente de la Nación, Fernando Belaúnde Terry, pronunció un discurso emocionante. Hubo una recepción también para los padres de familia presidida por el Ministro de Educación Francisco Miró Quesada. El 13 del mes los ex alumnos tuvieron su turno para celebrar, y el día 20 se realizó un día de retiro con la asistencia de mas de 100 maestros, una magnífica muestra de solidaridad y del espíritu de familia.
Esto fue demostrado de una manera diferente cuando murió el Hermano Julián Iturmendi el 30 de mayo de 1961, siendo el primer Marianista de morir en el Perú. El gran concurso de gente en su funeral fue testimonio del aprecio por él mismo y por la Compañía de María.
Con el traslado de todo el alumnado al nuevo local, el antiguo edificio fue ya disponible para cumplir con un gran sueño del Padre Mitchel: una escuela parroquial. La Divina Providencia intervino además con la respuesta positiva de las Franciscanas de la Caridad Cristiana (del estado de Wisconsin, EE.UU.) quienes aceptaron la dirección de la nueva escuela parroquial.
Hay que notar que la comunidad Marianista en Santa María nunca dejó de ser un lugar de acogido y de amistad para muchas otras congregaciones. Unos cien religiosos y religiosas americanos se reunieron en el colegio después de Navidad de 1960 para celebrar la fiesta navideña. Y así sucedió en años posteriores también.
En cuanto a la parroquia Santa María Reina, en 1960 la nueva casa cural fue terminada, bendecida y ocupada. La estadística de ese año revela 765 bautismos, 144 confirmaciones, 314 matrimonios y 120,000 comuniones. Dos años más tarde un censo de ocho misas indicó la presencia de 6,623 personas, y el año siguiente hubo 419 matrimonios. Todo esto a pesar del hecho de que los límites de la parroquia fueron una vez mas reducidos. El Club St. Mary’s continuó su ayuda y sus contribuciones a las obras de la parroquia. Cada domingo a las 9:00 se celebró una misa en inglés en la capilla del antiguo local de Colegio Santa María que ya tomó el nombre de Colegio Parroquial María Reina. Se empezó el Movimiento de la Familia Cristiana y un segundo grupo de la Legión de María.
El evento tal vez más notable en estos años fue la misa celebrada por el descanso del alma del Presidente John F. Kennedy en noviembre de 1963. Estuvieron presentes el Presidente de la Nación, altos dignatarios civiles, embajadores, el Cardenal y docenas del clero, muchos religiosos y religiosas, la mayoría de ellos americanos, y centenares de feligreses. Se llenó la iglesia que tiene cupo por más de mil personas.
El alumnado del Colegio San Antonio ya pasó 2,000, y hubo 529 nuevos exalumnos en estos cinco años. Cuando en 1960 una señora dio a luz tres bebés, el Hermano Zeis comprometió el colegio darles becas por sus estudios. El año siguiente el Hermano John Corcoran entró como Director. Fueron construidos dos aulas más y un auditorio. Fue en esta época que una camarera llamada Betty Laportaire quien viajaba constantemente en los buques de la línea Grace llegó a conocer unos de los religiosos de la comunidad y regaló a ella muchas cosas dejadas en los barcos por pasajeros, o cosas semiusadas. Esto lo hizo por muchos años.
El colegio publicó su primer anuario en 1961 y ganó el primer premio en fulbito, básquet y atletismo. El Hermano Portell organizó la Patrulla de Policía Escolar. En 1963 una medalla y un certificado fueron entregados al Hermano Tomás Helm por sus diez años de servicio en el Callao. Por mucho tiempo fue el único que recibió ese honor. El énfasis dado al 25º aniversario de la Compañía de María en Perú fue mas bien en las vocaciones, y se dio una serie de charlas animando a los alumnos al nuevo aspirantado.
El aspirantado fue el resultado de un cambio en cuanto a buscar vocaciones a la Compañía de María. En febrero de 1960, siguiendo la sugerencia del Superior General, el postulantado fue trasladado de Chiclayo a Lima, a una casa construida en una esquina de la propiedad del Colegio Santa María. Siguió con el nombre de Villa Chaminade. Una vez más el Hermano Alzamora fue el arquitecto. Los postulantes –eran 25 ese año– asistieron a clases en el Colegio. En 1961 publicaron su propio “periódico”. Mientras tanto, se hizo un estudio de los últimos diez años para evaluar los resultados del postulantado. Durante ese tiempo hubo 99 postulantes. 16 de ellos entraron al noviciado y 9 se encontraron actualmente en la Compañía de María. O sea, como 10% de los que entraron al postulantado llegaron a ser religiosos marianistas. Estos datos llevó al Consejo Provincial a la decisión de terminar el postulantado. En 1962 el Hermano Niehoff fue nombrado Director solo por ese año. Villa Chaminade terminó como postulantado en diciembre, pero pronto iba a convertirse en algo aún más importante. La clausura del postulantado no quiso decir que los Hermanos ya iban a abandonar la búsqueda de vocaciones o su interés en conseguir nuevos religiosos. Se empezó el aspirantado, o sea, muchachos posiblemente interesados en la vida religiosa que vivían en sus casas pero se reunían de vez en cuando para oraciones, charlas, etc. hasta el memento en que podrían solicitar ingreso al noviciado. Hubo un grupo de 11 de ellos en el Callao, obra principalmente del Hermano Juan Sheehan.
Puesto que Perú ya fue Región, se habló de la posibilidad de tener un noviciado propio. Como el postulantado había sido fundado para evitar el envío de los muchachos a los EE.UU., ahora el mismo argumento se presentó para formar a los jóvenes religiosos en su propio país, y no en el extranjero. La Administración General accedió a la petición a condición de que se pudiera conseguir por lo menos seis novicios. El Padre Blemker fue nombrado Maestro de Novicios. Trabajando mucho, los Hermanos lograron a reunir el número necesario y la Compañía tenía el gozo de ver establecido en el Perú un noviciado que abrió en marzo de 1964 con seis novicios.
Hubo progreso también en el norte. El año escolar de 1960 del Colegio San José Obrero abrió con 320 alumnos. Padre Hickey agregó más cuartos al segundo piso de Casa Rosa María que ya tenía 33 internados y puso una pequeña piscina. La capilla del colegio recibió nuevas bancas, la biblioteca mas libros y se instaló una radio transmisora. Se abrieron una librería y un quiosco. Toda la propiedad fue cercada y se empezó la excavación de un pozo puesto que la escasez de agua fue siempre un problema. En 1961 Padre Schelble tuvo la suerte de conseguir los servicios de las Hermanas Dominicanas Misioneras para la primaria, y el segundo piso del “Anexo” fue convertido en convento para ellas. También consiguió los servicios de dos voluntarios norteamericanos. En diciembre de ese mismo año salió la primera Promoción de 13 alumnos.
La casi constante construcción que sucedió en estos años no hubiera sido posible sino por los muchos donativos generosos que llegaron de varias entidades, sobre todo las grandes empresas (Cartavio, Paramonga, Wimpey) y muchos centros comerciales, además de los mismos padres de familia. Se construyó un convento para las religiosas y una residencia para los Marianistas que habían vividos en una casa alquilada por seis años.
Una variedad de actividades caracterizaron esta época. Los alumnos enseñaron catecismo a los niños; la Congregación Mariana floreció; se publicó un periódico del colegio; se ganó el primer puesto en un concurso español-inglés; se realizó un desayuno por el Día de la Madre con 400 presentes y por el Día del Padre con 320. Una Asociación Padres-Maestros fue fundada. Dos Hermanos enseñaron inglés en el Centro Cultural Peruano-Norteamericano encargado a un exalumno del colegio y la universidad marianistas en San Antonio, Texas.
En 1964 el Padre Schelble terminó sus seis años como Director y fue reemplazado por el Hermano Roberto Knopp.
Pensando en el traslado del postulantado a Lima, se pensó al mismo tiempo en otras posibilidades para el uso del extenso terreno en Chacarilla del Estanque. Una idea que surgió fue la de poder tener un día una universidad en que los alumnos de Santa María (y otros) podrían seguir estudiando en un ambiente muy diferente de él que se encontraba en muchas de las universidades. Enterradas de la idea, varias entidades ya existentes se opusieron y la necesidad inmediata de la Compañía triunfó por el momento. Sin embargo, para dos personas la idea fue atractiva. Una fue el Padre Morris quien vio la creación de una universidad como un reto interesante e importante. La otra fue el arzobispo de Arequipa, Monseñor Leonardo Rodríguez Ballón quién vio una universidad católica en el sur del Perú como una gran bendición para la iglesia y centenares de alumnos que tenían acceso solamente a universidades seglares y hasta infiltradas de marxistas.
El arzobispo invitó al Padre Morris a Arequipa y le ofreció un local donde comenzar. Actuando con su acostumbro entusiasmo y energía, Padre Morris preparó todo necesario y en diciembre de 1961 fue publicado el Decreto Supremo No. 24 del Presidente Manual Prado autorizando y estableciendo la Universidad Católica Santa María en Arequipa.
Un antiguo edificio colonial en la esquina de Santa Catalina y Puente Grau fue convertido en aulas de clase y varios profesores contratados. 115 jóvenes se presentaron para inscribirse. Desde el principio fue hecho bien claro que la universidad no permitiría ningún tipo de actividad política. Dos Marianistas se fueron a Arequipa con varias cosas para Padre Morris en un Ford del año ’56 que dejaron con él y que llegó a ser un símbolo de su presencia allí. Sin pensar inmediatamente en facultades, la universidad empezó con dos años de “estudios previos”. En 1963 el Hermano Knopp y un voluntario de los EEUU, William Yaeger, llegaron a ayudar en la nueva universidad que ya tuvo 358 alumnos. Este número creció tan rápidamente que fue necesario buscar un nuevo local. El arzobispo ofreció un terreno en el distrito de Umacollo junto a la propiedad de las Esclavas del Sagrado Corazón que tenían una Escuela Normal para mujeres y su propio convento. Padre Morris hizo un arreglo con las Esclavas para incorporar su Normal a la universidad y ofrecerles al mismo tiempo sus propios servicios como sacerdote celebrando la misa para ellas en su convento todos los días. Al mismo tiempo, en 1964 consiguió unos donativos fuertes, sobre todo de la Southern Copper Association, y la construcción de un primer pabellón de tres pisos empezó inmediatamente y fue terminado ese mismo año. Las primeras facultades fueron las de Humanidades, Derecho, Ciencias Económicas y Educación. En 1965 fue agregada la facultad de Enfermería, cosa muy necesitada en el sur del Perú, y fue encargada a la Madre Cristóforis Deneke, misionera alemana encargada de Enfermería en el Hospital Obrero en Lima. En 1964 se inscribieron 896 alumnos que vinieron no solamente de Arequipa sino del todo el sur del Perú, mostrando que el arzobispo verdaderamente había tenido tanto razón como visión. Así, la influencia marianista se extendió desde Trujillo hasta Arequipa en el año de sus Bodas de Plata en el país.
El incremento del personal ya mencionado hizo posible la aceptación de dos otras obras hacia los fines del año 1964. Se tratará de estos en el capítulo siguiente.
Además de las de la Compañía, hubo varias celebraciones de bodas de plata en estos años. El Padre Schelble y los Hermanos Heil, Knopp, Niehoff, Zeis, Esselman, Lytle y Helm todos cumplieron 25 años de vida religiosa; el Padre Morris y el Padre Hogan (y el Cardenal Landázuri) 25 años de sacerdocio. El 24 de marzo de 1963, Oscar Alzamora fue ordenado primer sacerdote peruano Marianista en la iglesia de Santa María Reina por el Cardenal.
Mucho del éxito de estos años se debía a la gran generosidad de varias personas e instituciones. Algo ya se ha notado. Cabe mencionar que un sacerdote, amigo del hermano del Padre Schelble, vino a visitarlo. Se fue tan impresionado con la obra marianista que envió $10,000 dólares de un patrimonio del cual él fue administrador. No sería posible dar gracias suficientes a todas las personas que nos apoyaron con su amistad y su generosidad.
1965 – 1970
En marzo de 1965 el Padre John Leies vino al Perú como Superior Regional y se quedó tres años. En 1968 Padre Heil tomó el cargo por tres años. Unas cosas que exigieron la atención del Superior y su Consejo fueron el proyecto de construir un escolasticado en Arequipa, el cambio de la Normal en Chimbote a Universidad, nuevas construcciones en Santa María y María Reina, la formulación de una Carta o Estatuto de la Región, cumpliendo con las nuevas leyes promulgadas por el gobierno militar que tomó el poder en 1968, sobre todo las relacionadas con la educación, las relaciones entre el Superior de la comunidad y el Director del Colegio cuando no fueron la misma persona, y de cierta manera el terremoto catastrófico de 1970.
Los Marianistas se pusieron en la vanguardia de la educación participando en formas muy activas. Contribuyeron al Consorcio de Colegios Católicos en 1965 y asistieron al Congreso Nacional de Educación Católica en 1966. El Hermano Roberto Knopp se dedicó tiempo completo a la Oficina Nacional de Educación Católica (ONDEC) y fue instrumental en conseguir el reconocimiento oficial de los títulos universitarios de los Marianistas. El número de estos llegó a su máximo en 1967 cuando hubo 62 trabajando en 9 obras distintas. En 1970 todavía hubo 56. En estos años celebraron sus Bodas de Plata religiosas los Hermanos Calvo, Corcuera, McCaffrey, Ross, Sheehan, y Wood. El Hermano Herce cumplió 50 años de vida religiosa y el Padre Brand 25 de sacerdocio. El Hermano Jorge Roos fue ordenado en 1970, el segundo peruano marianista de ser sacerdote. Cuando la Compañía de María cumplió 150 años en 1967 hubo varias fiestas locales pero no de mucha resonancia. Casi como regalo a si misma, la Compañía compró la casa de la Sra. de Vargas en Chaclacayo y fue visitada a menudo por varios años.
Aunque se había realizado en otras partes, fue solamente en 1965 que se inició la práctica de nombrar dos autoridades en el mismo plantel: la de la comunidad y la de la obra. Así, en el Colegio Santa María de 1965 a 1967, el Padre Leies fue superior de la comunidad y el Hermano Lytle Director del Colegio. De 1968 a 1970 el Hermano Jorge pasó a ser superior de la comunidad y el Hermano William McCarthy fue Director del Colegio. Este período empezó con 17 religiosos en la comunidad y bajó a 15 en 1970. La presencia de jóvenes Hermanos peruanos y de Hermanos de la Provincia de Cincinnati ofreció una nueva faceta a la comunidad. Unos viejos amigos fueron reemplazados por caras nuevas, pero al mismo tiempo estas personas aportaron a la comunidad nuevas vistas, ideas, maneras de hacer las cosas y amistades. El sentido de pertenecer a la Región del Perú también creció y dio un nuevo sentido de misión a todos.
En cuanto a alumnos, el número creció de 718 a 825. 562 se graduaron en las seis promociones de estas fechas (la XXV promoción salió en 1967). Entre los exalumnos santamarianos que se destacaron en estos años fue José Navarro Grau como Ministro de Educación en 1965, y Luis Rodríguez Mariátegui como Ministro de Justicia en 1967.
Tal vez la cosa mas notable fue la disminución del uso común de inglés tanto dentro como fuera del aula. Por 1970 la mitad de las clases ya se dictaron en español. Otra cosa nueva fue la presencia de señoritas profesoras en la primaria. Este cambio de política se debía principalmente a la escasez de Hermanos preparados para enseñar a ese nivel.
Para ayudar conseguir fondos para la construcción de un gimnasio, un auditorio, un edificio para la administración y una capilla se vendió una porción del terreno original. En 1967 una Junta Directiva fue formada para coordinar los planes y apoyar la administración del colegio.
Las actividades religiosas siempre mantuvieron su importancia. Las misas de los primeros viernes, retiros, procesiones, la decoración de “altares” en las aulas, la Congregación Mariana y la Cruzada Eucarística continuaron de año en año. Al nivel interescolar Santa María siempre salió entre los mejores y a menudo en primer puesto en básquet, natación, fulbito y atletismo. El aspecto cultural se mostró en presentaciones de teatro y en viajes al extranjero (EE.UU., México, Canadá, Europa). La conciencia social de los alumnos fue aumentado por su ayuda al distrito de San Cosme y sobre todo a los damnificados de Huaraz en 1970.
La Parroquia Santa María Reina experimentó muchos cambios durante estos años: en la iglesia los vidrios de color, celotex en el techo, equipo de sonido, nuevas oficinas, nuevo alumbramiento y estatuas entre otras cosas. Las estructuras básicas y los servicios de la parroquia habían sido firmemente establecidos durante el largo período del Padre Mitchel y continuaron con el nuevo párroco, Padre Heil a partir de 1966. Las numerosas misas y las largas horas de confesión exigían la ayuda de varios asistentes, muchos de ellos del clero diocesano. Debido a su tamaño y ubicación central la iglesia llegó a ser el lugar preferencial para celebraciones litúrgicas y reuniones de los Marianistas.
Desde el principio varios miembros de la parroquia asistieron a los sacerdotes y religiosos para ofrecer los servicios que el párroco quiso proveer. Además de los asuntos administrativos, trabajo de la secretaría, registros de bautismos y matrimonios, las cuentas, el cuidado de la sacristía y la seguridad de todo, estas personas colaboraron en ayudar a los pobres con la colecta y distribución de cosas necesitadas, no solamente a los que vivían dentro de los límites de la parroquia sino también a muchos en las barriadas alrededor de Lima. Las clínicas médica y dental gratis en la casa cural se mantuvieron con fondos parroquiales y servicios voluntarios de profesionales.
Después del Vaticano II surgió un nuevo interés en la Biblia y hubo reuniones semanales de personas interesadas en las nuevas orientaciones e interpretaciones.
Una preocupación importante del párroco fue la nueva escuela parroquial. En 1965 el Padre Hogan como Superior Regional había logrado que las Hermanas Franciscanas se encargasen de la dirección y enseñanza. En estos años el número fluctuó entre seis y nueve. Las Hermanas, bien preparadas y muy dedicadas, dieron atención especial a enseñar a los niños a rezar y prepararlos para su primera comunión, al mismo tiempo animándolos a asistir con sus padres a la misa dominical. Puesto que la mayoría de las familias en la parroquia pudieron pagar una pensión suficiente para mantener la escuela, la parroquia misma ayudó con becas a los niños sin los mismos recursos, incluyendo algunos fuera de la parroquia si hubo cupo en las clases. Muchos exalumnos de Santa María enviaron a sus hijos con la doble ventaja de poder tener juntos sus hijos e hijas en la misma escuela y pagar una pensión relativamente baja. En 1970 la escuela ya tenía alumnado listo para la secundaria.
La división de autoridad tuvo lugar en el Callao también. De 1965 a 1967 el Hermano Esselman fue el superior de la comunidad y el Hermano Labus Director del Colegio. En 1968 y 1969 el Hermano McCaffrey tuvo cargo de la comunidad y fue reemplazado en 1970 por el Padre Brand. El colegio estaba baja la dirección del Padre Rochon en 1968, y del Hermano Zeis en 1969 y 1970. Hubo 14 Marianistas trabajando en el Colegio que ya tenía unos 2,500 alumnos. El número de graduados no se registró en algunos años, pero 157 salieron en 1970.
Un informe del Asistente General de Educación, hecho después de su visita al colegio en 1970, revela bien la situación de esos años: “La organización del colegio es excelente, a pesar del número de alumnos debido a una buena división del trabajo: un superior de la comunidad, un director del colegio, un director de la escuela primaria (con la asistencia de un representante laico del Colegio para administrar las dos escuelas). Los alumnos cumplen satisfactoriamente, aunque su trabajo está limitado en la mayoría de los casos a lo que hacen en el colegio, sin estudio en la casa. Las condiciones familiares y la falta del espacio no permiten trabajo serio en la casa. El espíritu de la comunidad es excelente y los religiosos (americanos, españoles y peruanos) trabajan en perfecta armonía”.
Como en los años anteriores, las actividades para conseguir fondos como festivales deportivos, la kermesse, rifas, etc. jugaron un papel importante para mantener en construcción las adiciones necesarias y adecuadas debido al numeroso alumnado. En 1966 se levantó un nuevo pabellón con ocho aulas de clase. Tres años después fue agregado un nuevo edificio para las ciencias.
Las actividades religiosas incluyeron retiros para los alumnos, sobre todo los del último año, y miembros de la Congregación Mariana. Los retiros para los profesores fueron importantes por la influencia que tuvieron entre los compañeros profesores y los alumnos. 180 muchachos fueron confirmados en 1966. La cuestión de vocaciones religiosas se presentó en asambleas y charlas en las clases y Colegio San Antonio siguió siendo una fuente de vocaciones marianistas.
Una innovación en el año 1965 tuvo consecuencias duraderas: la formación de una banda de guerra. Esto se debía en gran parte a los esfuerzos del Hermano Roberto Loeber de la Provincia de Cincinnati que obtuvo el envío de muchos instrumentos regalados por unos colegios en su provincia. Al mismo tiempo el Hermano Roberto Wood compuso un Himno para el colegio que la banda estrenó.
En 1969 Colegio San Antonio cumplió 25 años de existencia. En el Día del Callao, el 20 de agosto, el alcalde entregó al colegio una medalla de oro y un diploma en reconocimiento de los 25 años de servicio a los niños y la juventud del Callao.
En 1964 el Hermano Roberto Knopp había reemplazado al Padre Schelble como superior de la comunidad y director del colegio San José Obrero. Durante esta época no hubo la división de autoridad como en las otras obras. Así, Hermano Knopp tuvo los dos cargos hasta 1966 cuando fue sustituido por el Hermano Henry Niehoff (hasta 1972). La comunidad marianista contaba con 5 o 6 religiosos. Fue extremadamente fluido con cambios cada año. La dinámica de la comunidad variaba mucho con estos cambios. Sin embargo con cada uno contribuyendo sus propios talentos el pequeño grupo fue un centro de oración y fidelidad a la misión. Bajo la dirección de estos dos Hermanos el alumnado en los dos planteles creció a 609 en 1969. Después de una visita como Superior Regional el Padre Leies escribió: “Yo fui muy impresionado por los alumnos de San José, por su docilidad, amabilidad, actitud de cooperación y seriedad. Noté con satisfacción que está insistiendo en excelencia académica”.
El primer esfuerzo del Hermano Knopp fue la mejor formación de los maestros laicos que al mismo tiempo podría beneficiar a los alumnos. Contrató profesores de más calidad y al mismo tiempo preparó exámenes de ingreso para los futuros alumnos, ofreciendo becas a los mejores. Con todo, el Hermano Knopp organizó bien, fomentó la colaboración, inició cosas nuevas y solucionó problemas causados a menudo por otros. Durante su tiempo un segundo pabellón con tres aulas fue construido y también el convento para las Hermanas terminado. Fue algo irónico que en 1966 las Hermanas dejaron el colegio. Justo en este momento el Hermano Niehoff asumió el cargo del colegio. Tuvo la buena suerte de conseguir la ayuda de tres señoritas voluntarias de los EEUU quienes mantuvieron todo en buen orden haciendo posible la continuación de la primaria hasta el año siguiente cuando las Hermanas de la Sagrada Familia aceptaron la dirección del plantel.
Las actividades religiosas son parte de la razón por la existencia de un colegio marianista. San José no fue excepción. Se realizaron retiros, días de recogimiento, colectas para las misiones, la Congregación Mariana, confesiones y comuniones diarias. Los alumnos mayores también enseñaron catecismo. Un aspecto importante para los Marianistas fue la entrada de diez personas a los Afiliados de la Compañía.
Hermano George Lytle SM
El Cardenal Juan Luis Cipriani bendijo el busto de quien fuera el profesor de Química de su colegio Santa María Marianistas. Se trata del Hermano George N. Lytle SM, quien falleció este año. El Primado del Perú, junto con sus ex compañeros de colegio, recordó el papel que cumplieron los hermanos marianistas en su formación.
“Cada uno se acuerda cómo eran ellos, los hermanos. Había un sentido de formar unos valores cristianos espectaculares que hoy no es fácil. El hermano George que estaba dedicado a enseñar Física y Química, era un profesor universitario, lo hacía con mucha confianza, con mucha energía para que aprendiéramos”.
A su vez, el Arzobispo de Lima alentó a los presentes, de varias promociones, a que sigan cuidando y cultivando el espíritu marianista que aprendieron de niños.
“Yo creo que esa tradición que hay en el colegio, qué bueno sería que se mantenga con los alumnos, con los padres de familia y también pedirle a Dios que haya vocaciones. Todos los sacerdotes, hermanos marianistas, dejaron su vida entera, aunque el ambiente general en el mundo esté complicado recemos para que haya vocaciones. Cuidemos nuestras familias, los hijos, los nietos y continuemos con esa cercanía al colegio”.
Finalmente, el Cardenal bendijo el busto que estará al lado del laboratorio de Química del Colegio Santa María en Surco. En la bendición estuvo presente el Superior Regional de la Compañía de María Marianistas, Hermano Douglas Roper SM.
Fuente: www.arzobispadodelima.org
El relato de la historia Marianista en el Peru me ha traido muchos recuerdos. Estudie en el Colegio San Antonio primaria y secundaria empezando en el colegio de la calle Ayacucho y terminando en el de Bellavista. Pase tambien por el postulantado en Chiclayo durante su ultimo año y en Chacarilla dos y medio mas para regresar y terminar en el Callao de mis amores.
Ha sido un placer leer este resumen y felicito a su autor o autores.
Excelente resumen de la historia Marianista en el Perú.
Me gustaría saber que fue del colegio que se fundó en Juli, Puno, a mediados o fines de los años sesenta y del Brother Robert Droll SM quien fue mi profesor en 1963. Pertenezco a la Promoción XXIV del Colegio Santa María, egresada en 1966.
Un saludo a los Marianistas en el Perú. Desearía saber donde puedo ubicar al Hermano Rafael Luyo. Estudie con ellos en la UCSM cuando vivíamos juntos en el escolasticado de La Salle en Arequipa. Recuerdo también al Hermano Víctor Müller y al Padre Thomas. Además tengo curiosidad por saber a quien pertenece la UCSM que la tomaron los profesores que maltrataron al Padre Morris. Gracias.
He leído por completo la historia de los Marianistas en el Perú, y cada vez me quedo admirado de la gran labor que realizaron los distintos hermanos y Padres, tanto Peruanos como extranjeros. Me siento orgulloso de haber estudiado en el Colegio San Antonio del Callao, Alma Mater de muchas generaciones Chalacas, que hasta el día de hoy continua formando generaciones impartiendo una educación de calidad que permita a niños y jóvenes enfrentar los retos que hoy en día nos plantea la sociedad.
Recordar es volver a vivir.