Archivo de la categoría: Espiritualidad

Palabra de Dios

[Visto: 414 veces]

Evangelio según San Juan 1,1-18.
Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
El no era la luz, sino el testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él, al declarar: “Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo”.
De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia:
porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

A medida que reflexioné de las lecturas para este domingo, la fiesta de la epifanía, un dicho se viene a la mente: “lo que encuentres dependerá de lo que estás buscando”. Ya que siempre me gusta empezar con una historia que habla del mensaje básico que creo que el señor me está llevando a explorar y compartir, empecé a pensar en buscar y encontrar. Un ejemplo me vino a la mente. En julio de 2013 pasé tres días en Venecia, Italia. Fue mi tercera vez en Venecia, y he aprendido a encontrar mi camino dentro y fuera de las islas, sus mejores momentos, y -debo confesar- sus tiendas. Realmente me han llevado con el cristal de Murano, no especialmente para mí tanto como para regalos para mi familia y amigos. Cuando fui por mis compras supe exactamente lo que quería, y dónde encontrarlo. No pasé mucho tiempo buscando cosas que no estaban en mi mente y en mi lista. Sabía lo que quería, y fui a por ello. Debo decir que subí al tren para Roma como un hombre feliz, habiendo encontrado lo que estaba buscando.
Pensé en “lo que encuentres dependerá de lo que buscas” cuando leí por primera vez el evangelio de este domingo (Mateo 2:1-12). ¿Qué estaban buscando los Reyes Magos? Se cree que eran astrólogos: de ahí su interés en y lectura de las estrellas. Los Reyes Magos estaban buscando a este Rey de los Judíos nacido en el tiempo. Lo estaban buscando con fines nobles, no para gestionar ni comercializarlo, sino para verlo y conocerlo. Él iba a ser un gran personaje, según sus estudios y creencias, y querían conocer a este “Rey recién nacido de los judíos”. Trajeron tres regalos significativos para simbolizar la vida que creían que este niño llevaría: oro para representar Su majestuosidad y gloria, incienso que habló de la misteriosa acción de Dios, y mirra que previene su muerte. Sabían lo que estaban buscando, y la estrella los llevó milagrosamente a encontrar lo que estaban buscando.
Lo misterioso que me golpeó mientras reflexioné en las lecturas fue que los Reyes Magos no sabían qué forma tomaría esta manifestación de lo que estaban buscando. Por eso, buscando al Rey de los Judíos, fueron al Rey de Palestina, Herodes, pensando tal vez que este niño estaría en un palacio real y de una familia real. Sin embargo, lo encontraron en una simple vivienda en Belén con María y José, un carpintero y su esposa.
En nuestra primera lectura del Libro del Profeta Isaías (60:1-6) Dios revela que “Tu luz ha llegado”. La oscuridad ya no cubriría la tierra, sino que el “Señor brilla”. Vino a iluminar a la Gente y naciones. Aquellos con fe en las promesas de Dios vendrán a él y “estarán radiantes en lo que ven. Sus corazones van a latir y desbordar”. El oro y el incienso serán llevados por adelante. Jesús la luz, revelada por la estrella brillante, ha llegado al mundo y cumplido esta profecía. Si buscamos la verdad; si buscamos revelación; y si buscamos la voluntad de Dios, esto es lo que encontraremos: la fuente de verdad y revelación, el cumplimiento de la voluntad de Dios en la persona de Jesucristo, nacido en el pesebre en Belén.
En nuestra segunda lectura de la Carta de San Pablo a los Efesios (3:2-3 a, 5-6) San Pablo nos asegura que Dios se revelará a sí mismo, y recibiremos la gracia de Dios. Durante siglos pueblo de fe esperó esta manifestación de Dios y aquí estuvo en la persona de Jesucristo proclamada por Pablo a los paganos de Éfeso. San Pablo ya comienza a hablar de la universalidad de la venida del Cristo, no sólo para el pueblo elegido -los judíos- sino para los gentiles, para ser “coherederos, miembros del mismo cuerpo, y cosocios en la promesa de Cristo Jesús”. Todos deben ser salvados por este Señor y Salvador, Jesucristo.
Vuelvo a mi reflexión sobre las palabras “lo que encontramos dependerá de lo que estamos buscando”. ¿Qué estamos buscando? ¿Cuál es la ‘estrella’ que estamos siguiendo?
Aquí, de una manera simplista, podemos ver dos estrellas subiendo, ambas de las cuales pueden atraernos. Una es una estrella que nos lleva a buscar poder, placer y posesiones. Esta es realmente una estrella ‘terrenal’ porque nos lleva a centrarnos en las cosas de la tierra, las cosas de este mundo. No son males, pero no nos llevan a la plenitud de la vida que Dios nos dice espera. Si buscamos esa estrella podemos encontrar éxito, felicidad y logro, ¿pero a qué precio y por cuánto tiempo? Esa estrella puede caer a la tierra rápidamente. Tal vez podamos identificar tiempos en nuestras propias vidas, o personas que conocemos que sólo han buscado esa estrella ‘terrenal’ y lo que encontraron, como resultado de seguir a esa estrella, no fue lo que realmente querían en la vida, y fuera de la vida.
La otra estrella es una estrella ‘celestial’ puesta en los valores del evangelio y la voluntad de Dios. Esta estrella se centra en los valores y virtudes del reino de Dios. Si buscamos esa estrella encontramos esa cercanía a Dios que viene de caminar con fe y servir a Dios. Esto conduce a relaciones que dan vida y tienen valor eterno. Esa estrella nunca se desvanecerá. Tal vez también podamos identificar tiempos en nuestras vidas, o personas que conocemos que han buscado esa estrella ‘celestial’ y lo que encontraron, como resultado de seguir esa estrella, fue una fuente de gran paz y alegría, y -muy a menudo- sorpresas (gracias y bendiciones) que Yavéh tiene en tiendas para los que lo buscan.
El fundador de la Congregación de la Resurrección, Bogdan Janski, también tuvo que luchar con lo que estaba buscando. Al principio, pensó que estudiando economía contribuiría a una sociedad mejor. Sin embargo, pronto encontró que esa no era la respuesta. Luego se asoció con un grupo de reforma social, los sansimonistas, que también trabajaron hacia una sociedad más justa, pero pronto se desilusionó con ellos. Luego, a través de la gracia de Dios, entró en contacto con algunos intelectuales católicos comprometidos, que lo convencieron de renovar su fe católica. En eso, descubrió que Jesús tenía la respuesta para crear un mundo mejor. Jesús era la ‘estrella’ que llevaría a la gente a una sociedad mejor, una sociedad que sabía que Jesús podría ayudar a resucitar. Compartió esa búsqueda, y lo que encontró con sus discípulos, el padre Peter Semenenko y el padre Jerome Kajsiewicz, que fueron co-Fundadores de la Congregación.
Photo: Jonathan Meyer/ Unsplash.
Mientras celebramos la Epifanía hoy no solo recordamos a los Reyes Magos y sus seguidores de la estrella, sino nuestro seguimiento de una estrella, aquí y ahora. Así como la estrella de los Reyes Magos los llevó a Jesús el Señor, así que también si buscamos una estrella ‘celestial’ nos llevará a Jesús. Si creemos que “lo que encontramos dependerá de lo que estamos buscando”, buscaremos a Jesús y te aseguro que a través de la gracia de Dios lo encontraremos y compartiremos en su vida, y lo compartiremos con los demás …

Sagrada Familia 2019

[Visto: 1288 veces]

Evangelio según San Mateo 2,13-15.19-23.
Después de la partida de los magos, el Angel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”.
José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.
Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: Desde Egipto llamé a mi hijo.
Cuando murió Herodes, el Angel del Señor se apareció en sueños a José, que estaba en Egipto, y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño”.
José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel.
Pero al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea,
donde se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo que había sido anunciado por los profetas: Será llamado Nazareno.

Homilías del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

Navidad

Si alguna vez has aprendido un segundo idioma, vas a saber que necesitas mucha humildad y la capacidad de reír de ti mismo. Si no empiezas a salir con esas cualidades, pronto las desarrollas. Cuando empecé a estudiar español, hace casi treinta años, he desarrollado estas cualidades rápidamente. Me acuerdo de muchos casos en los que hice errores que enviaron a la gente a la risa, y me hicieron ruborizar. Me acuerdo, sin embargo, en una ocasión un error que no fue mío. Mientras yo vivía con nuestros seminaristas en Cochabamba, Bolivia, estuve durante dos años, durante el fin de semana como Pastor de la Parroquia Rural de Nuestra Señora de las Nieves en Santivaňez. Yo trabajé allí con algunas hermanas religiosas, y recuerdo en una ocasión que fuimos a un pueblo rural para una misa de primera comunión. Hemos tenido que dejar nuestro jeep en la carretera y cruzar un río, chapotear en el agua por encima de nuestras rodillas, y caminar un par de kilómetros más para llegar al pueblo y celebrar la misa. Mientras me estaba preparando para la misa, recuerdo, de repente, la risa como una de las hermanas buscaba los fósforos para encender las velas. Ella dijo a algunas personas, “quiero dar a luz”, que -el español no siendo su primer idioma- pensó que estaba diciendo “quiero encender la luz”, pero en realidad esa frase significa “quiero dar a luz”. Ese día ella fue la que se sonrojó, cuando le explicamos lo que había dicho.
De una manera extraña, pensé en ese incidente cuando refleja los últimos días en las muchas lecturas para esta gran fiesta de navidad -las lecturas para la misa de la familia (Vigilia) (Isaías 62:1-5, Hechos 13:16-17, 22-25, Mateo 1:18-25), para misa a medianoche (Isaías 9:1-6, Tito 2:11-14, Lucas 2:1-14), y para misa en el día (Isaías 52:7-10, Hebreos 1:1-6, Juan 1:1-5, 9-14)-. Cada uno con lecturas separadas y únicas. Por supuesto, no estoy a punto de preparar y entregar tres homilías diferentes, después de todo el mensaje central es el mismo: ¡Jesús ha nacido!
Uno de los temas de las lecturas navideñas está en el tema de la luz: que “las personas que caminó en la oscuridad han visto una gran luz”. ¡Jesús es esa luz! Los profetas anunciaron su llegada durante siglos. Dios el Padre prometió enviar a un Mesías, un Salvador, que iba a salvar a su pueblo. En la celebración del sacramento del bautismo, uno de los ritos nos dice “Recibe la luz de Cristo… Esta luz es confiada a ti para que te siga quemando intensamente. Este hijo tuyo ha sido iluminado por Cristo. Este niño (él/ella) es para caminar siempre como un niño de la luz. Que este niño mantenga viva la llama de la fe en su corazón”.
Estamos aquí esta noche para celebrar no sólo que Jesús ha nacido, y que él es la luz del mundo, sino que compartimos en esa luz. Estamos aquí esta noche porque creemos que Jesús es esa luz que llegó a un mundo de oscuridad, y que esta luz sigue brillando en los que le siguen fielmente.
En nuestra temporada de Adviento la venida de Jesús la luz ha sido simbolizaba de una manera especial con la corona de Adviento. Cada semana otra vela, hasta que las cuatro fueron encendidas. Esto simboliza que cada semana, como estábamos alerta y conscientes de la presencia de Dios, la luz y la vida de Cristo crecieron en nosotros. La luz y la vida de Jesús no sólo crecieron dentro de nosotros, sino que nos hemos convertido en una fuente de luz -la luz de Cristo- para los demás. A veces podemos ser reacios a hacer eso. No es fácil presenciar a Cristo -no sólo por nuestras palabras, sino por nuestra forma de vivir- el testimonio de nuestra vida en nuestra familia, con nuestros compañeros de clase, compañeros de trabajo y amigos.
Hay un reto para cada uno de nosotros -a medida que nos reunimos para celebrar el nacimiento de Jesús- para comenzar a ser la luz todos y todos los días del año, así celebrando su nacimiento cada día mientras compartimos su vida con los demás.
Desde el septiembre de 1996 hasta abril de 1997 he participado en un programa en la Universidad jesuita de Toronto: Regis College. En uno de los cursos escribí un artículo sobre un sacerdote dominico alemán del siglo XIII, Meister Eckhart. Se trata de dar a luz. Él escribió: ” ¿Cómo puedo creer que Dios quería que María dé a luz al Hijo de Dios hace años, y no creer que él quiere que dé a luz al Hijo de Dios en mi tiempo y mi cultura?” Jesús no sólo nació en el tiempo, sino que quiere ser ‘nacido’ todos y cada día en y a través de nosotros. Todos tenemos influencia y poder en la vida de los demás, y Jesús quiere hacerse presente en nuestros hogares, escuelas y lugares de trabajo en y a través de nosotros. Con la ayuda de su gracia podemos hacer eso. No es una ‘misión imposible’.
Al igual que la entrega física del nacimiento es una experiencia larga y a veces difícil, así que también el dar a luz espiritual de nacimiento también puede ser largo y difícil. Significa, día tras día, volver al Señor y construir esa relación de amor y obediencia con él. Esto significa escuchar su Palabra, y ponerlo en práctica. Significa buscar oportunidades para la gracia y para ser iluminado por Cristo, en la oración, en las Escrituras, y en los sacramentos. Significa compartir nuestra fe con los demás, especialmente los que continúan en la oscuridad del miedo y la duda, de la incredulidad, y de la autosuficiencia.
Nos vemos esta actitud de “dar a luz” en la vida de los Fundadores de la Congregación de la Resurrección, Bogdan Janski, y sus discípulos el Padre Peter Semenenko y el Padre Jerome Kajsiewicz. Su conversión personal los trajo no sólo más cerca de la vida de Cristo, sino que les dio valor y entusiasmo para compartir la verdad del amor incondicional de Dios, y su misericordia, para que otros obtengan una nueva vida, y ellos, también, den nacimiento ‘a Jesús donde se encontraron a sí mismos y con quien se encontraron a sí mismos’. Esa misma invitación, esa misma llamada, se nos extiende esta Navidad, para hacer la diferencia en el mundo trayendo a Cristo a los demás.
Al igual que cuando celebramos el cumpleaños el uno del otro, estamos buscando señales de amistad como parte normal de nuestro día, mes y año. No es suficiente, o una verdadera amistad, para enviar una tarjeta, o llamar, o correo electrónico o skype, o dar un regalo, y luego no llegar a un año más: hasta el próximo cumpleaños. Lamentablemente en nuestro mundo hoy uno de nuestros desafíos es no permitir que esto suceda en nuestra relación con Jesucristo: que nuestra celebración de la navidad no es sólo un evento de un día, sino que es una verdadera expresión de nuestra relación continua y amorosa con Jesús nuestro Salvador. Jesús no se quedó un bebé para siempre -ninguno de nosotros lo hace- y mientras caminaba por la tierra, predicando y enseñando, sanando y resucitando a los muertos, reveló quién era: que era el hijo de Dios, ese tan esperado Mesías, Dios Entre nosotros, el hombre hecho por Dios, nuestro Señor y Salvador. Su luz sigue brillando, y esta noche celebramos como individuos, familias y una comunidad de fe estamos compartiendo esa luz y vida con Dios, y compartiendo esa luz y vida unos con otros. Vamos a dar a luz. Vamos a dar a luz a Jesús en nuestro tiempo y nuestra cultura. Este es el regalo que quiere de nosotros hoy.

Sagrada Familia

Hay un viejo dicho, que “si quieres hacer reír a Dios, dile tus planes”. Estoy seguro de que todos nos podemos relacionar con eso. En 2011 estaba feliz ministrando en la Parroquia de San Patricio en Bermudas. Ese año tuvimos un capítulo general en Roma, y fui elegido por mi provincia para ser delegado en ese capítulo. Cuando llegó el momento de la elección del nuevo Consejo General, recibí un montón de ánimo y apoyo para dejar que mi nombre se quede como vicario general. En ese momento, no sentí que era para mí. Estaba feliz trabajando en las Bermudas y esperaba quedarme allí hasta la jubilación a los 75 años, quince años de distancia. Luego, en 2017, regresé a Roma y a otro capítulo general, como delegado de la provincia de Ontario-Kentucky. Esta vez el aliento y el apoyo comenzaron un año antes, tan pronto como había sido elegido delegado Provincial, y de personas cuya opinión he respetado. En este momento estaba ministrando en la Catedral de Santa Teresa, y perfectamente feliz con la vida y el ministerio en las hermosas Bermudas. Después de mucha oración y reflexión decidí dejar mi nombre para una elección, y de hecho, fui elegido Superior General: “Si quieres hacer reír a Dios, dile tus planes”.
Pensé en esta experiencia al leer el evangelio de hoy (Mateo 2:13-15, 19-23) como Dios intervino en la vida de José, María y el Cristo Niño. José y María, como cualquier pareja joven, tenían sus planes de una vida juntos. Entonces Dios intervino en la vida de María, cuando el ángel Gabriel vino y le pidió que se convirtió en la madre del Salvador. Su ‘sí’ cambió su vida. En el evangelio de hoy, en la Fiesta de la Santa Familia, vemos la intervención de Dios en la vida de José. Esta es la segunda vez, ya que, a través de un sueño mucho antes, se le dijo que tome a María como su esposa, ya que el niño concebido en ella era la obra del Espíritu Santo. Como hombre de fe, y que confiaba en las intervenciones de Dios, se le dijo en el sueño lo que debía hacer. Se fueron de Palestina a Egipto, para escapar del mal de Herodes.
En nuestra primera lectura del Libro de Siracides (3:2-6, 12-14) escuchamos acerca de las relaciones en las familias. Cada vez más personas se encuentran hoy en día como la generación de ‘sándwich’ – adultos que están cuidando a los padres mayores, así como por los niños que están en edad. A menudo es un desafío. El profeta Siracides nos comunica con éxito cómo Dios ve nuestra responsabilidad con nuestros padres, ya sea que somos dieciséis o sesenta. Muchas personas sólo reconocen lo mucho que fueron amados por sus padres cuando ellos mismos se convierten en padres. De repente se abren los ojos y se dan cuenta del amor de sus padres. A pesar de que pueden haber rechazado la autoridad de sus padres, sólo entonces se dan cuenta de su sabiduría, y cómo la única respuesta amorosa es a veces decir “¡No!” La Primera Lectura nos llama a un amor sincero y generoso y respeto por nuestros padres, en agradecimiento por su amor y sacrificios que hicieron por nuestro bienestar. Su amor es incondicional.
La Segunda Lectura de la Carta de San Pablo a los Colosenses (3: 12-21) habla directamente sobre la calidad de la vida familiar Católica Cristiana, reflejando los valores y virtudes del reino de Dios. Habla directamente a las relaciones entre los miembros de la familia, dando testimonio del amor incondicional de Dios por nosotros. Con la gracia de Dios, todas estas palabras pueden ser cumplidas por nosotros.
A primera vista, algunos pueden pensar que la lectura del evangelio tiene poco o nada que ver con la fiesta de hoy. Sin embargo, creo que muestra la importancia de que los miembros de la familia estén abiertos a la voluntad de Dios y la sigan a través de la gracia que Dios proporciona. José ha experimentado la intervención de Dios, cambiando sus planes para él y su pequeña familia. Dios tenía otros planes, y José reconoció la voluntad y la sabiduría de Dios e hizo lo que Dios le ordenó. Tanto María como José reflejan la realidad de todos los miembros de la familia, estar abiertos a la revelación de Dios, a la voluntad de Dios, y creer que la gracia de Dios está activa para lograr su cumplimiento. Esto desafía a TODOS los miembros de la familia a compartir esta actitud de María y José, de la Sagrada Familia, para crear su propia familia santa que sea una respuesta amorosa al llamado de Dios.
Para recibir esta “intervención” aquí y ahora, debemos estar escuchando, escuchando la voluntad de Dios revelada en nuestra oración y en la Sagrada Escritura. Dios ‘nos habla’ de muchas maneras, a través de inspiraciones y epifanías que nos llegan en nuestra oración personal, que nos apoyan y nos desafían en nuestra vida con Dios, y no solo para hacer lo ‘correcto’, sino para hacer lo que sea Dios quiere. El testimonio de la vida de otras personas, incluidos los santos de la historia, también puede hablarnos sobre la voluntad de Dios, y cómo Dios sostiene y protege a quienes lo buscan y buscan hacer su voluntad. Las Sagradas Escrituras también nos pueden hablar en voz alta. A veces podemos pensar que la Palabra de Dios fue escrita para otro momento, pero no para el siglo XXI. Es interesante cuántas veces las personas se me acercaron, después de una misa, y me preguntaron: “¿Desde cuándo ha estado eso en la Biblia?”. Les digo que siempre han estado, y que lo han oído muchas veces, pero no escucharon. De repente, algo en su vida personal los hizo escuchar de una nueva manera. De repente, la Palabra se conectó con su vida y su vida con la Palabra. Esa debería ser la “regla” en lugar de la “excepción” cuando leemos las Sagradas Escrituras. En relación con esta fiesta, podemos escuchar en las lecturas cosas que hacen sonar las campanas, y sabemos que Dios nos está hablando a través de la Sagrada Escritura.
En esta Fiesta de la Sagrada Familia, que las lecturas nos den todas las oportunidades para reflexionar sobre cómo Dios quiere intervenir en nuestra vida AHORA, cómo quiere que actuemos ahora, en unión con Él. ¿Qué podría ser más importante en nuestras vidas para descubrir y hacer la voluntad de Dios que en nuestras familias, como cónyuges, hijos e hijas y hermanos? Las lecturas de hoy son claras y claras sobre lo que significa ser un miembro de la familia hoy y crear una familia Católica Cristiana hoy. ¿Estamos dispuestos a escuchar?

Cuarto domingo Adviento 2019

[Visto: 850 veces]

Evangelio según San Mateo 1,18-24.
Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.
Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados”.
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta:
La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: “Dios con nosotros”.
Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa,

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

He tenido la oportunidad de ser el director espiritual en varias peregrinaciones a Europa e Israel mientras desarrollaba mi servicio en Bolivia. En dos ocasiones, en 1999 y 2003, he ofrecido tours de dos semanas de Ontario y Quebec, incluyendo varios santuarios, a grupos de bolivianos. Por desgracia, en 2003 el SARS ocurrió en Toronto -Síndrome respiratorio agudo severo- lo que llevó a la cancelación de ese grupo. Se han detectado más de 360 casos, y 33 personas murieron en Ontario. Sin embargo, todavía me encontré con dos semanas de vacaciones y no había lugar para ir, y un sacerdote ya tenía programado venir a tomar mi lugar en mi parroquia (San Francisco, Kitchener). Afortunadamente, una llamada rápida a mi agente de viajes ha resuelto mi dilema. Me fui a un resort todo incluido en Cayo Coco, Cuba. Se hace eco de una experiencia que muchos de nosotros hemos tenido que “el hombre propone, pero Dios dispone”. En realidad, Thomas a Kempis, un conocido escritor espiritual católico de principios del siglo XV acuñado esa frase en su libro La imitación de Cristo. ¡Qué tan cierto es!
Pensé en eso cuando leí por primera vez el evangelio (Mateo 1:18-24) de este fin de semana. De hecho, a menudo hacemos nuestros planes, pero tan fácilmente puede suceder algo que cambia por completo nuestros planes, y tal vez incluso nuestro futuro. Tal fue el caso de José en el evangelio de hoy. Él y María, como cualquier pareja joven, tenían sus planes sobre su vida juntos. Entonces, de repente, Dios interviene -primero al enviar el ángel Gabriel a María para pedirle que sea la madre del Salvador, el Ungido, el Mesías- y luego a José, en un sueño, para asegurarse de que el niño que María parió en su vientre fue a través de la obra del Espíritu Santo. De repente, debido a este sueño, la vida de José cambió. Él ya no pensó en abandonar a María, pensando que ella había sido infiel, sino que abrazó la misión que Dios le dio para ser su esposo y el modelo humano de paternidad para Jesús. José, al igual que María, creía en la fidelidad de Dios, y confió en su divino mensajero. A través de ellos la voluntad de Dios y la historia de la salvación fue revelada en su plenitud a través de Jesús.
En la primera lectura del Libro del Profeta Isaías (7:10-14) Dios revela que “la virgen debe concebir, y llevar a un hijo, y lo nombró Emmanuel”. María y José sabían estas palabras. Los habían escuchado en la sinagoga, y esperaban, como lo hizo todo el pueblo elegido, para que ese misterio sea revelado. Y ahora, fue revelado, con ellos ambos en el centro de este misterio que se desarrolla.
En la segunda lectura de la Carta de Pablo a los Romanos (1:1-7) San Pablo expresa su misión de proclamar a Jesús como hombre hecho por Dios. Como judío académico, también sabía de las promesas de Dios en las Escrituras hebreas, y después de su conversión puso toda su pasión en compartir las buenas noticias. Se fue a los gentiles, los paganos, a compartir con ellos la vida, el sufrimiento, la muerte, la resurrección y la ascensión de Jesucristo.
Y, qué hay de nosotros? A medida que refleja sobre las lecturas de esta semana pensé a mí mismo que estas lecturas nos presentan un reto para reflexionar sobre lo abiertos que estamos a la intervención de Dios en nuestras vidas, la apertura a Dios y su misteriosa voluntad.
El secreto de José y María respondiendo fielmente a esta intervención divina fue su confianza y confianza en Dios. Ellos no duda, pero han aceptado lo que se les había revelado. Ellos estaban abiertos y dispuestos a dejar atrás sus propios planes a favor de algo para ‘el bien mayor’, ‘el bien común’, la salvación de toda la humanidad.
Nuestras vidas son importantes, y sí, Dios quiere intervenir en nuestras vidas: si estamos dispuestos a confiar en él, si estamos dispuestos a ser abiertos y obedientes a su revelación. La gracia de Dios está activa, pero a veces no la reconocemos. No me duda de que un ángel venga a nosotros y nos revelará un mensaje de Dios, como lo hizo Gabriel a María. No me queda duda de que a un sueño dramático, como José tenía, va nuestro mundo. Creo que Dios tiene una mejor oportunidad de participar en nuestras vidas cuando estamos despiertos, si estamos viendo y esperando, como esta temporada santa nos llama a ser. Puede venir a nosotros en nuestra oración, buscando la voluntad de Dios. Puede venir a nosotros cuando la Palabra de Dios resuena con nuestra experiencia y nos llama más allá de nosotros mismos. Tal vez pueda ser la influencia de una persona en nuestra vida -tal vez alguien más “lleno de gracia” que nosotros mismos- que puede ser utilizado por Dios para intervenir en nuestras vidas, en nuestros planes, y en nuestras costumbres y hábitos. Ya sea que somos seis, dieciséis o sesenta, Dios continuamente envía a las personas a nuestras vidas cuyo consejo y ejemplo nos llama a cambiar, a ser transformados en Jesucristo. Esta es la intervención divina porque Dios utiliza estas oportunidades llenas de gracia para trabajar en nosotros, y a través de nosotros.
Para nuestra sorpresa -como con María y José- podemos descubrir que esta intervención de Dios, que implica riesgo, es verdaderamente enviada por el cielo, y esas intervenciones de Dios en nuestras vidas pueden no ser “sólo lo que el médico ordenó” sino que puede ser algo completamente inesperado, algo con lo que nunca hemos soñado: pero que Dios tenía en su plan para nosotros, si estamos abiertos, confiando, y seguros de que él está con nosotros y nos ayudará a cumplir su santa voluntad.
A medida que comenzamos esta última semana de Adviento, nuestra corona está ahora en llamas con luz. Esta luz de nuestra corona simboliza la creciente luz de Cristo en nosotros cada semana, mientras nos tomamos en serio nuestro viaje de Adviento. A medida que la luz crece, así también la vida de Cristo en nosotros crece cada semana, para que cuando celebramos el nacimiento del Señor seamos individuos renovados, familias re-anudadas, y una comunidad que refleja más fielmente la presencia de Dios en y entre nosotros.
Que estos últimos días de Adviento sean días de gracia en los que nosotros, como José y María, reconocemos la presencia y la intervención de Dios en nuestras vidas, y respondemos generosamente con fe y confianza, en lugar de con miedo y duda.

Desagravio pendiente

Por José Antonio Ubillús CM
El año 1992, año del quinto centenario y del descubrimiento y de la evangelización de América, escribí la reflexión que sigue, publicada posteriormente en la revista CLAPVI 84(1994) pp. 231-236. Mis convicciones de aquellos años sobre los pueblos originarios de América, que se mantienen intactas, he decidido publicarlas nuevamente con el fin de compartirlas con los lectores de la revista ANALES, pero esta vez pensando y teniendo más presentes en mi alma las múltiples etnias de la Amazonía, especialmente las de mi querido país, el Perú.[1]
A lo largo y a lo ancho del doble continente americano, cátedras de antropología y museos arqueológicos, peor o mejor dotados, dan puntual información sobre las extinguidas culturas autóctonas, anteriores o coetáneas a Colón, y sobre las que aún existen en nuestros días. Conocemos así la leyenda de Quetzacoatl, Viracocha (Perú) y Kon Tiki (Perú): los mágicos dioses blancos que recrearon el mundo en el tiempo mítico de los orígenes, para marchar hacia el Sol una vez concluida su misión.
Para los aztecas de México-Tenochtitlán y para los incas del Perú, la irrupción de Cortés y Pizarro encarnó el mágico retorno de Quetzacoatl y Viracocha. Considerando la sucesiva historia americana desde entonces hasta hoy, se nos hace patéticamente inteligible la apocalíptica dimensión del regreso de aquellos viejos dioses en figura de conquistadores hispanos.
La progresiva expansión colonial de los nuevos señores blancos iba a arrasar para siempre el arcaizante esplendor de las grandes culturas amerindias. De aquel ancestral pasado nos queda el espejo invertido de su devastada actualidad, espectacularmente iluminada por grandiosas ruinas, museos y mausoleos.
Hacia el mismo tiempo (1541) en que Bartolomé de las Casas escribe su patético alegato contra la conquista en su obra “Brevísima relación de la destrucción de las Indias”, Chilam Balam profetiza y recuerda la destrucción de su pueblo maya a manos de los azules: los españoles, a sangre y fuego sobre su presa colonial. “Llegan los azules. Rojas son sus barbas. Son hijos del Sol. Son barbados. Del oriente vienen. Cuando llegan a esta tierra, son los señores de la tierra. Son hombres blancos. ¡Ah, itzaes! ¡Preparaos! Ya viene el blanco gemelo del Cielo. ¡Ay, será el anochecer para nosotros cuando vengan! ¡Los gavilanes blancos de la tierra! ¡Encienden fuego en las puntas de sus manos, y al mismo tiempo esconden su ponzoña y sus cuerdas para alcanzar a sus padres! Ceñudo es el aspecto, todo lo que habla, es: ¡Vais a morir![2].
¿Qué relación tuvo la Iglesia con todos estos hechos?
Una “leyenda negra”[3] la implicó. Pero, honestamente hablando, con base histórica, y a pesar de ciertos errores como la violenta extirpación de idolatrías, ella se puso más bien al lado de los indios, de su raza y de su cultura. Baste citar el testimonio de tantos misioneros religiosos, laicos y obispos, como Antonio de Montesinos, Toribio de Benavente: “Motolinía”. Bartolomé de las Casas, Santo Toribio de Mogrovejo y otros muchos más[4].
Al respecto, es muy significativo lo que con tanta objetividad escribe, sobre los aciertos y desaciertos de la Iglesia en el Perú a fines del siglo XVI y comienzos del XVII, el indio Felipe Huamán Poma de Ayala en su Nueva Crónica y Buen Gobierno, extensa carta con valiosas ilustraciones, dirigida al Rey Felipe III de España[5].
Últimamente los obispos de América Latina escribieron en el Documento de Santo Domingo lo que sigue: “La historia nos muestra que se llevó a cabo una válida, fecunda y admirable obra evangelizadora y que, mediante ella, se abrió camino de tal modo en América la verdad sobre Dios y sobre el hombre que, de hecho, la evangelización misma constituye una especie de tribunal de acusación para los responsables de aquellos abusos (de colonizadores a veces sin escrúpulos)”[6]. Pero, aún queda una gran deuda que pagar a los indígenas: aún queda pendiente un desagravio a los indios de América.
A continuación, quisiera indicar algunos presupuestos que, según mi modo de ver, hay que tener en cuenta en la evangelización de los indígenas.

  • INTERÉS POR LOS SALVAJES E INDÍGENAS DE AMÉRICA

1. El “noble salvaje”
Montaigne creó en sus Ensayos (siglo XVI) el concepto literario del “noble salvaje” después de que en Rouen tuviera un encuentro con indios guaraníes de Brasil, de los que uno fue criado suyo por espacio de diez años. Cuando los idealizó, no le estorbaba el hecho de que los guaraníes pasaran por ser caníbales, ni le impidió que, en su primera autocrítica inspiración americana (ya que se trataba de aborígenes de América) los presentase como una contraimagen de la decadencia europea.
Acerca de su criado indio escribía: “Era un hombre sencillo y sin instrucción; precisamente esta circunstancia hace que su testimonio merezca crédito… Esos pueblos foráneos nos parecen tan bárbaros porque están todavía muy cerca de su estado primitivo. Entre ellos las leyes de la naturaleza marcan todavía la punta, y aún están poco adulteradas por las leyes humanas. Es lástima que ni Licurgo ni Platón lo supieran… Platón tendría que reconocer que el estado ideal que él concibiera dista mucho de ser tan perfecto como aquel otro”.
Montaigne sostiene, aludiendo a la Inquisición, que resulta mucho más bárbaro “torturar una persona viva que comérsela después de muerta; dar tormento a un cuerpo que todavía siente…y, lo que es todavía peor, hacer esto so pretexto de fe y piedad. Podemos, por tanto, calificar a los salvajes de bárbaros…, pero no si los comparamos con nosotros, pues en muchos aspectos los somos mucho más que ellos”.
Durante siglos, la idea montaigneana del “noble salvaje” influyó en el ánimo de muchos viajeros. El más ilustre entre ellos fue, en las postrimerías del siglo XVIII y comienzos del XIX, Alexander von Humboldt, el redescubridor de Centroamérica y del Cono Sur. Esto se ve igualmente en las ideas de varios pensadores utópicos como Juan Jacobo Rousseau[7].
2. El Indigenismo
Es sabido por todos que las repúblicas americanas no trajeron los beneficios esperados para los indios. Es lamentable e indignante constatar que, aun después de la llamada independencia, el racismo, el desprecio y la marginación de los indígenas aún existen. Comentando la película “Danza con lobos”, ganadora de varios premios Oscar, refiriéndose al holocausto de los indios sioux de los Estados Unidos, el español César Vidal afirma: “Este sistemático exterminio podría haber llevado como lema la frase formulada en 1876 por el general Philip Sheridan: “El único indio bueno es el indio muerto”.
La llegada de los primeros colonos ingleses al Nuevo Mundo implicó, casi desde los inicios, un trato sangriento hacia los indígenas. Fueron precisamente ellos, pese a la versión que han proporcionado al respecto las películas del Oeste- los que introdujeron la costumbre de arrancar cabelleras a los enemigos de guerra. Po cada resto capilar entregado en un fuerte británico se recibía una recompensa en metálico. No tardó en aparecer el encuadre legal que iba a recibir el indio piel-roja en la nueva sociedad: era, no una persona, sino un “ser dependiente”[8].
Sendero Luminoso en el Perú y los últimos acontecimientos en Chiapas en México son dos botones de muestra de las reacciones, alguna sanguinaria como la de Sendero, que se pueden suscitar en nuestros países.
Por indigenismo se conoce a los movimientos pro-indios que surgieron, sobre todo en México y Perú, a comienzos de este siglo. Se trata de una reflexión antropológica sobre las sociedades y culturas indígenas, que han sido redescubiertas tras la tormenta del liberalismo político. Como todo hecho social complejo, el indigenismo no surge por generación espontánea, sino que está enraizando en la evolución política desde fines del periodo colonial hasta nuestros días. Su objetivo es plantear el problema indígena en la política, la economía, la sociología, la literatura y el arte. Su meta es integrar al indio a la sociedad moderna, conservando sus características culturales propias[9].
3. El Movimiento Indio
La integración, que era la meta del indigenismo, se vio que, en la práctica, terminaba por destruir la cultura indígena que quería preservar. Por eso, los antropólogos van a replantear, no los métodos, sino la meta misma del indigenismo. Pero, además, los indios mismos, como consecuencia de una serie de factores externos e internos, van a desarrollar su conciencia política y a iniciar diferentes formas de organización, para convertirse en el “poder indio”. Esto ha dado origen al “Movimiento Indio”, cuyas declaraciones son muy conocidas a lo largo del continente americano[10]. En una última, dicen: “Como pueblos indígenas, somos explotados y culturalmente marginados… Queremos decirle al mundo que estamos dispuestos a asumir con dignidad el siglo XXI, sin renunciar a nuestra identidad y a nuestra ancestralidad”[11].
4. Indigenismo Eclesial
De unos años acá también se ha despertado un más vivo interés, porque siempre lo hubo, por los indígenas al interior de la Iglesia, a un nivel pastoral y a un nivel teológico. Es muy conocida la labor que hacen a favor de los indios las Conferencias Episcopales, sobre todo la de Brasil.

  • UNA SABIDURÍA POR RESCATAR

No sé si a alguno de ustedes le ha pasado lo mismo que a mí, que recibí, a pesar de que por mis venas corre también sangre indígena, una formación llena de prejuicios contra los indios y lo indio. Considero que, aparte del Evangelio de Jesús, han sido dos autores y una pareja de amigos los que me ayudaron a reconciliarme con las culturas indígenas de mi patria, de América y del mundo entero. Estos son: Ernesto Cardenal, con su poemario “Homenaje a los Indios Americanos” (Buenos Aires, 1962), y un artículo de Joseph Goetz SJ, “Spiritualité chez les primitifs”, publicado en la obra colectiva “La Mystique et les Mystiques”, (París 1965), dirigida por A. Ravier SJ, y prologada por Henri de Lubac SJ.
La pareja de amigos son Luigi y Rita Varese: ellos me hicieron caer en cuenta de la gran sabiduría que existe en las culturas amerindias del pasado y del presente y que se expresa en el folklore, la danza, la pintura, la cerámica, la textilería, la orfebrería, la música, la poesía; pero sobre todo en su religión, tan orante, tan contemplativa, tan mística. Al respecto, basta un solo texto: la carta que el cacique indio Seathl, jefe de la tribu Suwamish de los territorios del noreste de los Estados Unidos, escribió al Presidente Franklin Pierce, en 1885, como respuesta a su oferta de compra de las tierras de su tribu…[12]

  • OPCIÓN POR LOS POBRES, OPCION POR LOS INDÍGENAS: EVANGELIZACIÓN-INCULTURACIÓN-SOLIDARIDAD

Si hay una opción que debemos hacer los cristianos, como lo sabemos, es una opción por Jesucristo evangelizador y servidor, y por los pobres. Ésta indudablemente debe incluir una opción por los indígenas, por esos pueblos (naciones) que, como acabo de hacerles ver muy sucintamente, tienen una larga historia de marginación y desprecio, con una incipiente organización, con un pasado y un presente cultural muy rico.
Y ahora nos planteamos la pregunta clave ¿Cómo evangelizar a un mundo así? ¿Cómo responder al sordo clamor de miles de indígenas que piden a sus Pastores una liberación que no les llega de ninguna parte?[13] ¿Cómo hacernos para ellos una buena noticia?.
En primer lugar, por lo que somos. Es la totalidad de nuestra existencia la que tiene que ser evangelizadora. Es nuestra manera de ser la primera en evangelizar. Es nuestra manera de ser Iglesia, es el estilo de vida como Congregación de la Misión, como cristianos, nuestra manera de situarnos ante la realidad de los otros, lo que tiene que ser buena noticia ante todo, hoy como en los tiempos de Jesús, para los condenados de la tierra, para los pobres y oprimidos de este mundo, para los indios. Lo que somos, nuestro carisma y nuestra manera de vivirlo, tienen que resonar hoy en el mundo indígena como un grito que proclama la misericordia de Dios y hace saltar de dicha a los que por nosotros reencuentran, alimentan y agrandan su esperanza.
Lo primero, pues, para nosotros hoy es dejarnos evangelizar, acoger, la buena noticia de la bondad misericordiosa de Dios y dejarnos configurar por ella hasta hacer de nuestras propias entrañas de misericordia su manifestación y cauce. Esto significa conversión a los pobres y oprimidos en la persona de los indígenas, conversión al hermano en cuyo rostro dolorido reconocemos “el rostro sufriente de Cristo, el Señor, que nos cuestiona e interpela”[14].
En un segundo momento, no tanto cronológico sino dialéctico, la misericordia tomo ojos para ver con nueva hondura la realidad del pobre. Es este mundo complejo, en el cual somos conscientes de que la pobreza y el dolor escandaloso de tantos indígenas no se deben tanto a causas puramente naturales, sino que son producto de situaciones y estructuras económicas, sociales y políticas, es necesario mirar con ojos de misericordia ante todo, pero con la ayuda de cuanto instrumento puedan proporcionar las ciencias humanas y sociales para interpretar los datos que vienen de la realidad, de modo que esa mirada no sea ingenua sino critica.
Pero esta mirada pastoral no debe darse desde una atalaya distanciada y protegida, sino en la cercanía comprometida de la encarnación. Hay que acercarse a la realidad de aquellos para quienes debemos hacernos buena noticia, y acercarse es entrar en su realidad dolorosa. Es entrar en esa cultura de la pobreza, es sufrir la impotencia y marginación de los indígenas.
Hoy nos hemos hecho conscientes de esta característica de la verdadera evangelización y hablamos mucho de encarnación, inculturación, inserción, quizás a veces sin captar todo lo que esto exige de anonadamiento, de vaciamiento de uno mismo. Se trata de dejarse hablar, de dejarse enseñar por la realidad y la experiencia del otro, del indio; sin prisas, pacientemente.
Hoy la jerarquía nos habla de una Nueva Evangelización, hecha desde dentro, desde el corazón mismo de las culturas marginadas, en absoluto respeto a la identidad y libertad de los pueblos. Esto es quizás el aporte central de la Cuarta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Santo Domingo.
De esta visión y acercamiento brotará la compasión, la pasión del otro que se hace también mi pasión; su dolor, que me duele en mi propia carne. Y de ahí la urgencia de hacer algo que alivie el dolor; que elimine las causas que lo producen: el pecado y sus consecuencias. Será una palabra que consuela, que anuncia o que denuncia; o será una acción concreta que ayude a romper cadenas o a abrir horizontes de esperanza. Entonces brotará el reino como una flor.
Y finalmente conviene recordar las palabras de Jesús: “Si uno quiere salvar su vida, la perderá; en cambio, el que pierda su vida por mí, la encontrará” (Mt 15, 25).

  • ¡INDIO DESPUÉS DEL HOMBRE Y ANTES DE EL!

Bella expresión poética de César Vallejo[15] que intenta resumir toda la esperanza mitológica de vuelta al paraíso perdido, a la tierra sin males, de los pueblos indígenas. El indio como hombre que fue y como el hombre que será: el que se reintegra. Modelo eterno en tanto modelo de vida comunitaria, simbólicamente previa a la caída en el individualismo de la propiedad privada, de los medios de producción, en el individualismo egoísta. El indio, pues, como paradigma de la existencia comunitaria en comunión productiva con la naturaleza[16].
Con igual o más ferviente esperanza que el poeta Vallejo, Chilam Balam exclama: “Toda luna, todo año, todo día, todo viento camina y pasa también. También toda sangre llega al lugar de su quietud como llega a su poder y a su trono[17]”.
Notas:
[1] Este artículo lo publiqué el año 1992 con motivo del V Centenario de la Evangelización, ahora lo hago con motivo del Sínodo de la Amazonía.
[2] Cf. C Moya: “Quinientos años” en El País, 16 de abril de 1990, p.91. España.
[3] Cf. H. López Martínez: “Leyenda negra una historia secular” en Suplemento de el diario El Comercio, octubre de 1992, Perú.
[4] Cf. R. Ballón: Misioneros de la Primera Hora, (Lima 1991).
[5] Cf. F. Huaman Poma de Ayala: Nueva Crónica y buen gobierno. Prólogo de F. Pease (Caracas, 1980)
[6] SD 18
[7] Cf. H. Von Borch:” Las tempranas resonancias de América en Europa” en Humboldt 92 (1997), p.35 y ss. Alemania.
[8] C. Vidal: “Gimiendo con lobos” en Familia Cristiana 15 (1991), pp. 38-39. España.
[9] Cf. M. Marzal: Historia de la Antropología Indigenista: México y Perú (Lima 1986), PP. 439-499; Varios: La Polémica del Indigenismo (Lima 1975)
[10] Cf. M. Marzal: Ibíd. pp. 502-527.
[11] “Declaración de las Organizaciones Indígenas de América” en Ecclesia 2643 (1993), pp. 18-19. España
[12] Cf. Revista Norsk Natur 10: P. Morande: “La síntesis cultural hispánica indígena” en Teología y Vida 1-2 (1991), pp. 43-52. Chile; C. Arean: Arte prehispánico en el ámbito andino” en Cuadernos Hispanoamericanos 481 (1990), pp. 7-19. España. “Memoires D’Amerique” en Conaissance des arts, Número especial de octubre 19 de 1992. Francia; E. Mérida: “Arte y artistas populares” en Páginas 110(1991), pp.85-93. Perú.  Poesía aborigen y tradicional popular (Lima 1984); Ollantay cantos y narraciones quechuas (Lima 1987); Poesía indígena de América (Bogotá 1988); E. Cardenal: Antología de poesía primitiva (Madrid 1979); I. Zalamea: Poesía ignorada y olvidada (Bogotá 1965); A.M. Di Nola: La preghiera dell’uomo (Roma 1988); Varios: América-Religión y Cosmos( Granada 1991); L- Sejoune: Pensamiento y religión en el México antiguo (México 1983); O. Silva Galdames: “Sistemas de creencias mágico-religiosas en la América prehispana” en Teología y Vida 1-2(1991), pp.21-32. Chile; J.L. Idígoras: La religión fenómeno popular (Lima 1991); Id.: “San Juan de la Cruz y la mística popular” en Revista Teológica Limense 2(1991), pp. 177-191. Perú; César Vallejo: “El hombre y Dios en la escultura incaica” en Beaux- Arts 193 (1936). Francia.
[13] Cf. DP 88. Para las reflexiones que siguen me he servido de J.R. Moreno: “La evangelización y el mundo contemporáneo” en Encuentro 57 (1990), pp. 132-139. Perú; P. Suess: Culturas indígenas y evangelización (Lima 1983)
[14] DP 31
[15] “Poemas Humanos” (Telúrica y Magnética) en Obras Completas (Lima 1974)
[16] Cf. R. González Vigil: El Perú es todas las sangres (Lima 1991)
[17] Citado por C. Moya: ibid., p. 92

Tercer domingo Adviento 2019

[Visto: 437 veces]

Evangelio según San Mateo 11,2-11:
Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle: “¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?”.
Jesús les respondió: “Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!”.
Mientras los enviados de Juan se retiraban, Jesús empezó a hablar de él a la multitud, diciendo: “¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que se visten de esa manera viven en los palacios de los reyes.
¿Qué fueron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta.
El es aquel de quien está escrito: Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino.
Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él”. 

Fuente: NASA. Fotógrafo: Jheison Huerta

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

Estoy seguro de que todos podemos entender cuando alguien dice que estaba ‘abrumado’: que ha experimentado algo más de lo que esperaba. Podría ser conocer a una persona -como el Santo Padre; visitar un lugar-, como ver las cataratas del Niágara o la Capilla Sixtina por primera vez; o ver un objeto: como la Mona Lisa, o el ‘David’ de Miguel Ángel. Sin embargo, el diccionario también reconoce la palabra ‘decepcionado’, aunque tal vez no la hemos usado a menudo. Me fue cuando caminaba a la Catedral de Notre Dame en París por primera vez (que desde entonces ha sufrido una gran pérdida). A pesar de su belleza y gracia por fuera, encontré el interior frío y no muy bellamente adornado, donde como la Basílica de Notre Dame en Montreal es tan atractiva por la madera y las hermosas pinturas por todas partes. Toda mi vida había visto fotos de ella y estaba realmente listo para ser ‘abrumado’, ‘volar lejos’, y me dejó tristemente ‘decepcionado’. Yo estaba esperando algo completamente diferente. Tal vez también se te ocurre un momento “decepcionante” también.
Pensé en eso cuando leí por primera vez el evangelio de hoy (Mateo 11:2-11). Cuando veo a los discípulos de Juan el Bautista venir a Jesús preguntando “eres tú el que está por venir?” parece que están decepcionados por Él. Ellos esperaban que el Mesías, el que está por venir, el enviado por Dios, tengan ciertas cualidades y características que no han visto en Jesús. Algunos, como Simón el Zelote, que se iba a convertir en su discípulo, esperaban que el Mesías fuera un poderoso líder que iba a traer la libertad de la dominación de los romanos. Otros, debido a la profecía de que sería de la línea del rey David, pensaban que tendría un nacimiento real y un poder real. Un carpintero de Nazaret, nacido en un establo en Belén, un predicador itinerante que caminaba alrededor de Galilea predicando y sanidad, no era exactamente lo que esperaban. Él no se ajusta a sus expectativas, no estaban satisfechos por su falta de rasgos mesiánicos, ya que los han percibido. En nuestra condición humana, las miradas pueden ser engañadas.
Sin embargo, Jesús sí se revela a los discípulos de Juan el Bautista al indicar las profecías mesiánicas que él cumplió: “los ciegos recuperan su vista, los pobres caminan, leprosos son limpios, los sordos escuchan, los muertos resucitan, y los pobres tienen las buenas noticias que les han proclamado “.
Entonces Jesús también habla de Juan el Bautista. Allí, también, parece que la gente era decepcionada: Él no estaba “vestido con ropa fina” para ser encontrado “en los palacios reales”. Era un profeta en línea con los otros profetas de Dios: hablando por Dios al pueblo y llamando a la conversión. Termina indicando que deben ser ‘abrumado’ por la presencia de Dios, ya que “entre los nacidos de las mujeres no ha habido nada más grande que Juan el Bautista”. En nuestra condición humana, las miradas pueden ser engañadas.
En nuestra primera lectura del Libro del Profeta Isaías (35:1-6 a, 10) Dios habla de nuevos comienzos: rica vegetación en la tierra seca, contra todas las probabilidades. Además, los débiles se harán fuertes. Entonces Dios revela algunas de las señales de la venida del Mesías, se reflejan en las palabras de Jesús en el evangelio -estos reveses de la naturaleza por el poder de Dios- los ciegos que ven, los sordos que escuchan, los cojos que saltan, y los mudos que cantan.
Nuestra segunda lectura, de la Carta de San Santiago (5:7-10) nos anima a ser pacientes. Utiliza la analogía del agricultor esperando por “el precioso fruto de la tierra”. Por lo tanto, vamos a ser pacientes para la venida del Señor.
Este tercer domingo de Adviento se llama domingo ‘Gaudate’, el domingo de ‘alegría’. ¡La venida del Señor se acerca! Estamos para ser esperanzados y pacientes, viendo y esperando su llegada. Nuestra vela rosa de la corona de Adviento, y el color rosa nos muestran que algo diferente está sucediendo. No debemos perder el corazón en este mirar y esperar, sabiendo que Dios es fiel y verdadero y que su santo, su Mesías, el ‘que está por venir’, pronto estará entre nosotros. Él es Jesús el Señor, y nosotros estamos preparando para celebrar su nacimiento.
Si realmente entendemos y creemos en lo que está sucediendo, estaremos ‘abrumados’ por la venida del Señor. Nuestro observación y espera se cumplirá con su llegada. Nosotros vamos a alegrarnos de saber que la promesa de Dios se ha cumplido. Si no entendemos y creemos en lo que está sucediendo, es sólo lógico que vamos a ser ‘decepcionados’ y nos preguntamos “¿De qué se trata todo el alboroto?”, o “¿Entonces, qué?”
No vamos a perder el corazón en nuestro mirar y esperar, pero vamos sobre “alegría” de que Jesús ha llegado: no sólo a tiempo, sino en nuestras vidas. Sin embargo, Jesús puede llegar a nuestras vidas sólo en la medida en que nosotros lo permitamos. Podemos cerrar la puerta en él. Podemos abrir la puerta a una grieta, y la pregunta y la duda. O, podemos abrir la puerta y dejarlo entrar. Sin embargo, si y cuando lo dejamos entrar debe estar en sus términos, lo buscando y lo aceptando como es, no como nos gustaría imaginar o hacer que sea de acuerdo con nuestros propios gustos y opciones. Si estamos haciendo eso, vamos a ser “decepcionado” por supuesto, pero si nos abrimos a él nos va a desafiar a ser más y a hacer más. Y, eso va a ser ‘abrumador’. Eso será saber, amar y servir a Jesús como nuestro Señor y Salvador.

Inmaculada Concepcion 2019

[Visto: 660 veces]

Evangelio según San Lucas 1,26-38.
El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”.
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Ángel le dijo: “No temas, María, porque Dios te ha favorecido.
Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús;
él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre,
reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”.
María dijo al Ángel: “¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?”.
El Ángel le respondió: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios.
También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes,
porque no hay nada imposible para Dios”.
María dijo entonces: “Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho”. Y el Ángel se alejó. 

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

En los nueve años que he estado en las Bermudas uno de los constantes comentarios de mis huéspedes ha sido acerca de las carreteras de la isla -siempre torciendo y girando- llevando a muchos de ellos a declarar que no creen que nunca podrían sentirse cómodos conduciendo aquí. Por supuesto, uno puede usar casi cualquier cosa, y después de un tiempo solo lo tomamos con calma. De hecho, sólo en Hamilton hay algún tipo de sistema de ‘red’, las otras carreteras son (como decimos en la zona rural de Ontario) “donde la vaca caminó”.
Pensé en las carreteras de allí, y en otros lugares del mundo (como la Bolivia rural) cuando leo por primera vez el evangelio de este fin de semana (Mateo 3:1-12). Juan el Bautista llama, como “una voz de uno llorando en el desierto, prepara el camino del Señor, haz recto su camino”. “¡Haz recto su camino!”. Qué fácil suena, sin embargo, es difícil de lograr. En nuestro viaje de Adviento estamos llamados a un espíritu de conciencia y atención, con el fin de reconocer los caminos torcidos que hay que corregir, los pensamientos, los sentimientos, las palabras y las acciones que necesitamos para arrepentirnos y cambiar. Así como Juan llamó al pueblo de su tiempo y lugar al arrepentimiento, y para entrar de nuevo en el pacto con Dios, así también en nuestro tiempo y lugar esa misma llamada se va, “haz recto su camino”. Él nos llama a “producir buenos frutos como evidencia de nuestro arrepentimiento”. Dios tiene el poder de transformar, si estamos abiertos a Él, si somos conscientes y alerta a su presencia, a su llamado, y a su perdón y sanación. Juan también habla de uno que aún está por venir, ” uno que viene detrás de mí es más poderoso que yo. No soy digno de llevar sus sandalias. Él te va a bautizar con el Espíritu Santo y el fuego”. ¡Juan está hablando de Jesús, y él es su mensajero, su profeta!
En la primera lectura del Libro del Profeta Isaías (11:1-10) Dios revela que está haciendo algo nuevo. “Un brote del muñón de Jesse”. ¡Este es Jesús! Él nos dice que esta persona será inspirada por Dios y llena de gracia y virtudes. Él no va a juzgar “por la apariencia”, como el hombre hecho por Dios puede leer los corazones y las mentes de la gente. Él es portero en el reino, donde todo será transformado; incluso las bestias salvajes ya no serán una amenaza para el niño y los animales domesticado. La paz va a reinar porque ha llegado.
En la segunda lectura de la Carta de San Pablo a los Romanos (15:4-9) San Pablo también habla de buenas noticias, llena de palabras de aliento y esperanza, armonía unos con otros y paz con Dios.
Como Juan el Bautista nos llama al arrepentimiento dos preguntas entran en mi mente: “¿tengo que arrepentirme?”, y “¿cómo voy al respecto?”
En primer lugar, todos tenemos la necesidad de arrepentirnos porque todos somos pecadores. San Juan escribió en su Primera Carta (2:4) que “todo aquel que diga: ‘Yo lo conozco’, y no guarda sus mandamientos es mentiroso, se niega a admitir la verdad”. En nuestra condición humana que es tentadora, pero en nuestros mejores momentos nos damos cuenta de la verdad de que hemos pecado, y por lo tanto necesitamos arrepentimiento. A la maldad le gusta tentar a creer que no hemos pecado, que somos perfectos y no necesitamos arrepentimiento. Sin embargo, el mal también nos puede convencer de que somos tan indigna del amor y la misericordia de Dios, y que no hay manera de que nunca seamos lo suficientemente buenos. La verdad y el amor de Dios no están presentes en estos dos extremos.
¿Cómo nos vamos de arrepentir? Nuestro primer paso es darnos cuenta, con todo nuestro corazón, de que Dios tiene un mejor plan para nosotros, que tiene una respuesta a cada anhelo, tiene una solución a nuestro dolor y confusión e inquietud. A continuación, debemos creer sinceramente que somos amados por Dios y que él muestra ese amor en la misericordia y el perdón. A veces la gente lucha con esta verdad. Nuestro pecado puede causar fácilmente sentimientos de maldad, que hemos fallado a Dios, lo hemos dejado caer, y que hemos sido infieles. Por nuestra experiencia humana sabemos que esto puede ser una lucha. El ‘costo’ de dar la vuelta a nuestra vida -siguiendo ese “camino recto”- puede parecer imposible. A menudo, por su mal ejemplo o mal consejo, algunos pueden tratar de convencer de que no somos dignos de la misericordia de Dios, y que la espiral hacia abajo en la que podemos sentirnos enredados es nuestro único futuro. Estamos llamados a la nueva vida, a compartir en la gracia de la resurrección de Jesús aquí y ahora. No somos una causa perdida, y somos dignos del amor y el perdón de Dios.
Como católicos, tenemos una oportunidad especial para experimentar este amor y perdón en el Sacramento de la reconciliación. El celebrante nos va a asegurar, dejando sin duda en nuestra mente, que Dios nos ama y nos perdona. Nos que no estamos llevando a cabo una batalla solo, sino que la gracia de Dios será renovada en nosotros y vamos a experimentar una vida nueva y más rica en unión con Dios.
En este segundo domingo de Adviento, a medida que aumenta la luz de nuestra corona de Adviento, podemos reconocer que la luz de Cristo en nuestras vidas, disipar la oscuridad de la tentación y el pecado, y nos da valor y fuerza para “hacer recto su camino” – su camino camino a nuestros corazones, mentes y espíritus. Entonces vamos a hacer de este Adviento una temporada de gracia, con arrepentimiento por nuestros pecados. ‘Obras e ingeniería’ en las Bermudas sólo puede ser capaz de hacer tanto con las carreteras de la isla, pero nosotros, a través de la gracia de Dios, podemos “hacer su camino recto”.

Primer domingo de Adviento 2019

[Visto: 462 veces]

Evangelio según San Mateo 24,37-44.
En aquél tiempo Jesús dijo a sus discípulos: Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé.
En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre.
De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado.
De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada.
Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.
Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa.
Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

Tal vez han experimentado, como yo, la dificultad de mantenerse despierto en un momento particular. Recuerdo una tarde, en el año 2000, durante una peregrinación a Europa e Israel, visitando el palacio de Versailles, cerca a París. Este fue el día diez de veintiocho, y ya fui cansado después de días en Lisboa, Fátima, Santiago de Compostela, Oviedo, Lourdes y Bordeaux. Fue una tarde calurosa de septiembre, y he peleado para mantenerme despierto y en todos los lugares, el palacio elegante y majestoso de Versailles. Hubiera preferido quedarme en el hotel y dormir que hacer turismo, pero me ha sentido obligado a acompañar los otros peregrinos. Esto no fue exactamente la memoria de Versailles que he querido ni planeado.
En este Primer Domingo del Adviento, Jesús nos dice (Mateo 24:37-44) a “¡estar despiertos!” El nos dice de estar alertas y conscientes de lo que pasa alrededor de nosotros. El introduce el ejemplo de Noé en el Libro de Génesis, y como estar alerto y consciente de los caminos de Dios le ha salvado y a su familia, y a los animales, del diluvio destructivo. El nos llama a este mismo estar alerta y consciente, en particular en relación a la venida del Señor. En esos momentos, Jesús habla de la Segunda Venida del Señor, mientras hoy nuestro énfasis es sobre la Primera Venida del Señor, el nacimiento de Jesucristo en Belén. Al comenzar el Adviento empezamos una peregrinación de cuatro semanas de preparación espiritual para la venida del Salvador.
En la Primera Lectura del Libro del Profeta Isaías (2:1-5), Isaías transmite el mensaje de Dios que tenemos que acercarnos a Dios para que el “nos enseñe sus caminos”. El nos da una linda imagen que esta enseñanza va a traer cambios en nosotros: tantos que vamos a “hacer arados de sus espadas y sacarán hoces de sus lanzas”. Estos son cambios significativos, y Dios nos dice que estamos llamados a cumplirlo. Pero, esto es necesario que nos acercamos al Señor, y lo escuchamos. Luego, y solamente así, vamos a “caminar a la luz de Dios”.
En nuestra Segunda Lectura de la Carta de San Pablo a los Romanos (13:11-14) el también nos dice a “despertar” porque “nuestra salvación está ahora más cerca”. De nuevo, tenemos que ser alertas y conscientes de la presencia del Señor y para actuar y vivir según sus enseñanzas. Si ‘dormimos’ perdemos (we snooze, we lose). Si estamos lejos de Jesús como nuestro Señor y Salvador, no vamos a compartir en su gracia y su vida, y no vamos “tomar las armas de la luz” que estamos llamados a ser.
El tiempo del Adviento nos da muchas oportunidades para cultivar este despertar y estar conscientes en nosotros mismos, nuestras familias, y nuestra comunidad. Esto requiere un espíritu de escuchar, y para darnos cuenta que necesitamos la presencia activa de Jesús en nuestras vidas. De esta manera vamos a celebrar su nacimiento, habiendo sido renovados en su vida y su gracia. Imaginase si está invitado a una fiesta de cumpleaños, pero se ha quedado en la esquina, y no ha entrado en las actividades de la celebración. Esto no sería un tributo a la amistad con la persona honrada. También, con el nacimiento del Señor Jesús, tenemos que participar activamente y compartir en su vida para darle honor, en su nacimiento, por nuestro fiel testimonio y vivir el evangelio.
Nuestras lecturas del tiempo del Adviento nos llevan, día tras día, en un viaje hacia la venida del Señor Jesús por su nacimiento. No solamente los cuatro domingos, sino cada día, hacemos un paso más adelante en ser alertas y conscientes de la presencia de Dios, de sus enseñanzas, y lo que pide de nosotros. Les invito a buscar las oportunidades para compartir más plenamente en este viaje litúrgico, por ser más atento en la Eucaristía Dominical, y tal vez hasta tratar a asistir un día por semana con tantas horas disponibles.
Al volvernos más ocupados preparando nuestras casas para la Navidad, también es el tiempo a prepararnos espiritualmente para la Navidad. Tenemos que ir más allá que el árbol y el oropel, más allá que las tarjetas y los regalos para reconocer el verdadero regalo de la Navidad: Jesucristo. Nuestra oración diaria y tratar de escuchar y responder a Dios será una fuente de gracia para nosotros, al volvernos más alertas y conscientes de la obra de Dios en nuestras vidas, y como podemos compartir esa nueva y abundante vida espiritual con otros. En lugar de las cuentas de tarjetas de crédito y cuentas bancarias sobregiradas debemos preocuparnos sobre la cuenta ‘espiritual’ estamos haciendo con Dios, y dar fruto en nuestro diario vivir.
Antes de darnos cuenta vamos a celebrar la gran fiesta de la Navidad. Que no dejamos para mañana lo que podemos hacer hoy, para volvernos más alertas y conscientes de la primera venida de Jesús en nuestras vidas y en el mundo. Que escuchemos las palabras de Jesús: “¡estar despiertos!”.

“Lo mejor que me ha pasado como sacerdote”

La sorprendente confesión del Padre Kenneth Iwunna, misionero en una zona remota de Etiopía entre la tradicional tribu nómada Borana

El Padre Kenneth siempre ha querido ser sacerdote. En su niñez iba a Misa todas las mañanas. Así que a veces llegaba tarde a la escuela y era castigado por ello, pero eso no impedía que fuera a la iglesia. Le gustaba mucho ser monaguillo;  el sacerdote era su gran modelo a seguir. “Me gustaba todo lo que hacía el sacerdote”, dice con una sonrisa.
Su sueño se hizo realidad y este nigeriano de 45 años ingresó en la orden espiritana y se ordenó sacerdote. Actualmente, trabaja como misionero en Etiopía, lo cual también era su sueño.
Cuando aún era seminarista, un sacerdote regresó de Etiopía. Era una persona muy buena y modesta, pensé que también yo quería ir a Etiopía. No sabía nada de este país, pero quería ir allí. Antes de ser ordenados, pudimos escoger tres lugares en el mundo donde nos gustaría llevar a cabo nuestro ministerio, escribí en primer y segundo lugar Etiopía; en tercero, Nigeria”, recuerda.
Desde hace 7 años, el padre Kenneth es misionero entre los Borana, una tribu nómada tradicional del sur de Etiopía. Si bien hoy en día muchas familias se han hecho sedentarias, algunas de ellas todavía se desplazan con sus rebaños por la zona.
El sacerdote recuerda: “Mi primera impresión fue que realmente es una zona muy remota. Es parte del carisma de nuestra orden trabajar en regiones remotas donde la Iglesia tiene dificultades”.
Hoy, es párroco de la parroquia de la Santa Cruz de Dhadim. De los 9.000 habitantes, 5.000 son ya creyentes católicos, con tendencia al alza. Mucha gente quiere ser bautizada.
Para los Borana, lo más atractivo del cristianismo es que toda persona es amada. También les impresiona la universalidad de la Iglesia, por lo que quieren pertenecer a ella. Del mismo modo que celebramos la Santa Misa aquí, se celebra en Roma o en otros lugares”, afirma el padre Kenneth.
En la parroquia hay mucha vida. Hay catequesis y cursos bíblicos; además el padre Kenneth ha establecido  una pastoral vocacional, que ya está dando sus frutos: dos chicas Borana quieren ser religiosas, y cinco chicos muestran interés por el sacerdocio. Los jóvenes son particularmente activos: 250 participan regularmente en la parroquia.
Gracias a la ayuda de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), cada año pueden participar entre 65 y 100 jóvenes en un programa pastoral, de tres días de duración, en otra diócesis.
La mayoría de ellos nunca han estado fuera de su aldea. Es una experiencia importante para ellos, conocer y compartir experiencias con jóvenes de otras tribus. No hablan el mismo idioma, pero nos aseguramos de que alguien haga de intérprete. Los jóvenes crecen en la fe y tienen una nueva experiencia de Iglesia. También es positivo porque después están más motivados para aprender otro idioma, como el inglés, e ir a la escuela. Estos días no solo son beneficiosos para ellos, sino también para toda la Iglesia. Cuando los jóvenes regresan, comparten sus experiencias en la iglesia. También las personas mayores están muy interesadas en ello”.
Gracias al apoyo de AIN, se ha creado un programa para matrimonios que han adoptado la fe cristiana. El padre Kenneth expone:
Para los adultos recién bautizados, es un problema no estar casados por la Iglesia porque no pueden recibir la comunión. Muchos no pueden permitirse: comprar anillos, ropa de fiesta o pagar la celebración que tienen que organizar, así que nos ocupamos nosotros, organizamos bodas para varias parejas y conseguimos todo lo que necesitan para la celebración. Es un gran alivio para las parejas cuando finalmente se casan por la Iglesia y pueden recibir la comunión“.
También ha mejorado la situación de las mujeres:
Tradicionalmente, las mujeres Borana son muy tímidas, la tradición no les permite hacer nada fuera del hogar. La Iglesia está tratando de ayudarles a salir más, les damos la oportunidad de ser catequistas y de enseñar. La gente lo ha aceptado y ahora les gusta. También animamos a las niñas a que vayan a la escuela, de esta manera, el número de matrimonios muy precoces ha disminuido considerablemente. Confiamos en la evangelización a través de la educación”.
En general han mejorado muchas cosas. En el pasado, en la región se producían frecuentemente disputas tribales. La situación ha mejorado considerablemente, gracias a la presencia de la Iglesia católica.
Solo en épocas de sequía se producen de vez en cuando conflictos entre agricultores y pastores que buscan pastos”, explica el sacerdote. “Con el fin de mejorar aún más la situación, nos gustaría organizar próximamente cursos de paz, reconciliación y diálogo interreligioso en la iglesia“.
Sin embargo, no faltan desafíos:
Las carreteras son muy malas,  la mayoría de las vías solo se pueden recorrer a pie,  motocicleta o  bicicleta. A veces tengo que recorrer entre 25 y 30 kilómetros. Cuando tengo que atravesar solo el bosque, a veces me entra miedo, puesto que hay leopardos, serpientes enormes y muchas hienas. Cuando me llaman a una emergencia, a menudo tengo que viajar solo de noche“.
Al padre Kenneth le gustaría pasar toda su vida en Etiopía. Es feliz como misionero entre los Borana:
Es la mejor experiencia que he tenido como sacerdote. Mi fe se ha fortalecido aún más. Puedo ayudar a la gente que no puede ayudarse a sí misma. Puedo ayudarles a conocer mejor a Dios y, de ese modo, les doy vida. Eso es lo mejor que me podía haber pasado“.
Información sobre el proyecto:
Desde hace cinco años, ACN apoya la labor pastoral en la parroquia de la Santa Cruz de Dhadim, aportando anualmente entre 4,800 y 5,000 euros.
El proyecto se titula: «Pastoral Work Strengthening Project in favour of Holy Cross Parish, Dhadim»
La ayuda se destina a la formación de catequistas, a reuniones para jóvenes y las celebraciones de matrimonios para parejas que, tras su bautismo, deciden  casarse por la Iglesia pero no disponen de fondos para hacerlo, a las que se refiere en el artículo.
Además se organizan cursos de retiro y otras actividades pastorales. Se ha presentado ya una nueva solicitud para 2020; pero todavía no se ha tomado una decisión. Sin embargo, esperamos poder seguir ayudando.
ACN apoya en Etiopía, de media, con casi 40 proyectos anuales. En 2018 préstamos ayuda por un total de más de 1.05 millones de euros.
Fuente: www.es.aleteia.org

Cristo Rey del Universo

[Visto: 677 veces]

Evangelio según San Lucas 23,35-43.
El pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían: “Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!”.
También los soldados se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre, le decían: “Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!”.
Sobre su cabeza había una inscripción: “Este es el rey de los judíos”.
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: “¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros”.
Pero el otro lo increpaba, diciéndole: “¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo”.
Y decía: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino”.
El le respondió: “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso”.

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

Hay un viejo dicho de que “la imitación es la forma más alta de halagos”. Tal vez cada uno podamos pensar en las maneras en que podemos haber imitado a alguien, o que alguien nos ha imitado. Podría ser en la elección de la misma escuela, la misma profesión, la misma marca de coche, o el mismo tipo de comida. Por ejemplo, mis padres se quedaron muy halagado cuando algunos amigos de la familia usaron el plano del piso de nuestro hogar -que mi padre había diseñado- para su nuevo hogar.
Pensé en este ejemplo cuando leemos por primera vez el evangelio (Lucas 23:35-43) de hoy. Hoy celebramos la Fiesta de Cristo el Rey. La imagen de Cristo el Rey en nuestro evangelio hoy no es fácil para nosotros de considerar. Cuando pensamos en la realeza y en la realeza, la cruz es lo último en cruzar nuestra mente. Más bien, tienden a pensar en coronas, y tronos, y palacios: una vida real, no una de sufrimiento, dolor y muerte. El sufrimiento de Jesús en la cruz lo establece como nuestro Rey. Él eligió tomar nuestra carne humana y condición humana, y nos mostró por su vida, la muerte y la resurrección cómo vivir en unión con el padre, y cómo vivir en armonía unos con otros. La cruz se convirtió en su trono, su sacrificio supremo de amor por nosotros. A través de su cruz hemos sido salvados.
Nos vemos en la primera lectura del segundo libro de Samuel (5:1-3) la unción de David como rey. David era el menos probable de los hijos de Isaí, sin embargo, Dios reveló al profeta Samuel que este hijo -el más joven y menos probable- sería ungido rey. A pesar de que más tarde David habría pecado contra Dios, Dios podía leer su mente y corazón y sabía que este era el que iba a gobernar a su pueblo y lo llevó a un pacto más profundo con él. David no era un rey por nacimiento, sino por la elección de Dios.
En la segunda lectura de la Carta de San Pablo a los Colosenses (1:12-20) Pablo proclama a Jesús como “la cabeza del cuerpo, la iglesia”. Habla del reino de Jesús, proclamar a Jesús como el Cristo, el ungido, el rey. Su reino es uno de amor y misericordia, compasión y paz, justicia y reconciliación.
Jesús nos ha presentado una visión muy diferente de lo que es y quién es un Rey, en comparación con los Reyes terrenales. Creo que parte de nuestro desafío es cómo proclamar a Jesús como nuestro rey, qué hacer, o debemos hacer, para reflexionar que Jesús es el rey de nuestra vida.
Una vez más, si “la imitación es la forma más alta de halagos” esta debe ser nuestro propia auto-donación, no en una cruz, sino todos y cada día viviendo en unión con Cristo haciendo la voluntad del Padre -como él lo hizo- y dando testimonio de Cristo. Todos vamos a hacer esto de una manera única, pero debemos ser conscientes de ello, no sólo lo hacemos ‘por accidente’. Debemos ser intencionales en mostrar que Jesús es el rey de nuestra vida. Una vez más, me encuentro volviendo a los cuatro ‘pilares’ de ser discípulo y construir la Iglesia y el reino de Dios: la fe, el amor, la oración y el servicio. Estas son formas concretas que somos testigos de Cristo, llamamos a otros a Cristo, y modelo para ellos cómo seguir a él.
Nuestra fe es un regalo, pero uno que se puede dar fácilmente por sentado. Tenemos que crecer continuamente en nuestra vida de fe, y desarrollar una fe más fuerte. Cada año tenemos numerosas oportunidades de crecer en nuestra fe por programas y actividades dirigidas a la profundización de nuestra fe.
Por nuestro amor profesan que Jesús es el Señor y el Rey. Nuestro amor, inspirado en el amor incondicional de Dios por nosotros, da testimonio de los demás que un amor así es posible aquí y ahora: que podemos modelar esta auto-donación de Jesús. No vamos a derramar nuestra sangre en una cruz, pero todos y cada día se ‘derrama’ una gota al amar y perdonar a los demás, y modelado estas virtudes y valores del reino.
Nuestra oración nos une a Dios. Nosotros vemos en las Escrituras cómo Jesús oró constantemente al Padre, buscando la voluntad del Padre. Nosotros, en nuestra condición humana, proclamamos a Jesús como nuestro Rey cuando nos damos la vuelta a él en nuestra necesidad y en nuestra alegría, en nuestra petición y en nuestro día de acción de gracias. Nos nuestra confianza en él y nuestra confianza que unidos a él en la oración le vamos a ser fieles a él.
Nuestro servicio da testimonio de Jesucristo como el Rey. Nuestro servicio es una respuesta en agradecimiento a la generosidad y la bendición de Dios para nosotros. Cuando nos damos de nosotros mismos al servicio de los demás no sólo hacemos frente a las necesidades de los demás, sino que llamamos a los demás a unirse a nosotros en ser fieles administradores y servir unos a otros y a Dios.
No basta con pensar en el Reinado de Cristo en nuestros corazones, mentes y espíritus, sino que debemos traducir en palabras y acciones que lo proclamar como Rey. Si “la imitación es la forma más alta de halagos” vamos a halagar enormemente a Jesús al presenciar a él, e imitando en todo lo que decimos y hacemos.

El Santo Padre se despide de Tailandia y parte rumbo a Japón

El Papa Francisco concluyó la primera etapa de su 32° Viaje Apostólico Internacional que lo llevó a visitar Tailandia del 19 al 23 de noviembre. Después intensas jornadas de compromisos y emociones en las que el Pontífice se encontró con la pequeña comunidad católica del “país de la sonrisa”, el avión con a bordo el Pontífice dejó suelo tailandés a las 9.54 hora local.
Por María Cecilia Mutual- www.vaticannews.va
La mañana del 23 de noviembre, el Sucesor de Pedro se despidió de Tailandia y partió en avión rumbo a Tokio, Japón, donde empezará la segunda etapa de su 32° Viaje Apostólico internacional. Después de la Santa Misa en privado, Francisco saludó y agradeció al personal de la Nunciatura Apostólica, que en estos días lo acompañaron durante su estadía.
Una media hora de recorrido en automóvil y el Papa llegó al aeropuerto de Bangkok donde tuvo lugar la ceremonia de despedida de Tailandia, en la que participaron los Obispos del país,  6 autoridades tailandesas y un grupo de fieles laicos. Francisco fue recibido en la terminal aeroportuaria militar por un miembro del Consejo de la Corona y antes de atravesar la guardia de honor, saludó a un grupo de 11 niños tailandeses. Ante la presencia de un grupo de fieles, instantes antes de subir a bordo del aeroplano, el Pontífice recibió un ramo de flores “guirnalda” de manos del vice Primer Ministro.
El avión que lleva al Pontífice al País del Sol Naciente recorrerá 4,600 km hasta llegar,  después de poco más de 6 horas de vuelo, a la capital japonesa, a donde está previsto el aterrizaje alrededor de las 17.40 hora local. La ceremonia de bienvenida tendrá lugar en el aeropuerto de Tokio y luego el Santo Padre se trasladará a la Nunciatura Apostólica en donde encontrará a los Obispos del país y luego descansará, para prepararse para los eventos del domingo.

Las etapas de la visita a Japón: Nagasaki, Hiroshima y Tokio

En efecto, la visita del pontífice al país del Sol Naciente comenzará este domingo 24 de noviembre, con etapas en Nagasaki e Hiroshima, ciudades gemelas destruidas por la bomba atómica. Desde Tokio, tras un vuelo de unas 2 horas, el Papa se trasladará a Nagasaki donde dirigirá un “Mensaje sobre las armas nucleares” en el Atomic Bomb Hipocenter Park y un homenaje en el Monumento de los 26 mártires, seguido de la recitación del Ángelus. Después del almuerzo en el arzobispado, en las primeras horas de la tarde, el Papa celebrará la santa misa en el Estadio de Béisbol. Al término de la Misa, se trasladará en avión hacia Hiroshima donde dirigirá un Mensaje al Encuentro por la Paz en el Memorial homónimo.
Al anochecer, Francisco regresará a Tokio donde el lunes 25 de noviembre por la mañana se encontrará con las víctimas del “Triple desastre” (terremoto, maremoto y accidente nuclear) que devastó el territorio de Fukushima en 2011. Sucesivamente, la visita privada al emperador Naruhito en el Palacio Imperial seguida de un encuentro con los jóvenes en la moderna catedral de Santa María. Después del almuerzo, la celebración de la Misa en el estadio Tokio Dome . Por último, las reuniones con el Primer Ministro Shinzo Abe, las autoridades japonesas y el cuerpo diplomático, a quienes dirigirá un discurso.
El último día, martes 26 de noviembre, el Papa lo dedicará a los jesuitas que han marcado la historia del cristianismo en Japón. En la capilla de la Universidad de Sofía celebrará una misa en privado con los miembros de la Compañía de Jesús y en la misma universidad visitará primero a los sacerdotes ancianos y enfermos y luego  la sede de la Universidad donde dará un discurso. Luego se trasladará al aeropuerto de Tokio para la ceremonia de despedida.

Mi Nombre

[Visto: 453 veces]

Evangelio según San Lucas 21,5-19.
Como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo:
“De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido”.
Ellos le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?”.
Jesús respondió: “Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: ‘Soy yo’, y también: ‘El tiempo está cerca’. No los sigan.
Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin”.
Después les dijo: “Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.
Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.
Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.
Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Serán odiados por todos a causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas».

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

En 1947 el Boletín de Científicos Atómicos inauguró un ‘reloj del fin del mundo’. El propósito del reloj del fin del mundo es mostrar cómo la proliferación de armas nucleares, la destrucción del medio ambiente, los disturbios políticos internacionales están acercando a nuestro mundo cada vez más cerca de la zona de peligro de aniquilación global. En la actualidad el reloj lee las 11:57 p.m., con sólo tres minutos para ir al fin de semana.
Leer el evangelio de hoy (Lucas 21:5-19) me hace pensar en eso. A medida que llegamos al final del año litúrgico, nuestras lecturas se convierten cada vez más en el tema de ‘la oscuridad y la perdición’. No podemos poner nuestras cabezas en la arena y pensar que las condiciones que representa el “reloj del fin del mundo” no son reales. Sólo tenemos que leer o ver las noticias para determinar eso. A nivel humano, esto puede llevar a la preocupación, el miedo y la desesperación. En un nivel espiritual Jesús nos dice que Dios nos “dará la sabiduría” al hablar, y que “ni un pelo en nuestra cabeza será destruido”. Dice que “por nuestra perseverancia vamos a asegurar nuestras vidas”. En El medio de tal preocupación, el miedo y la desesperación Jesús nos da un mensaje de esperanza, que vamos a superar el mal y la destrucción.
En nuestra primera lectura del Libro del Profeta Malaquias (3:19-20 a) el mensajero de Dios da un mensaje de esperanza, que para los que “temen el nombre del Señor, se surgen el sol de la justicia con sus rayos curativos”. Ellos serán protegidos, y victorioso sobre el mal y los impíos. Su fidelidad a Dios los verá a través de la confusión y la lucha.
En nuestra segunda lectura de la Segunda Carta de San Pablo a los Tesalonicenses (3:7-12) San Pablo insta al pueblo a imitar la santa vida de los que siguen fielmente al Señor Jesús. Con la gracia de Dios, y nuestra dedicación a nuestra vida en Cristo vamos a superar los obstáculos para dar testimonio de Jesucristo.
El reto para nosotros, aquí y ahora, es cómo vivir nuestras vidas en unión con Jesús, para sentir esa fuerza y gracia que viene de Dios, y hacer lo correcto siempre. Así como Malaquias y Pablo animaron a sus oyentes a confiar en Dios, el Señor Jesús también nos dice que confiemos en él, y en el padre que lo envió. Aunque podamos no sentir que estamos en la batalla o las condiciones en las tres lecturas, esta es una ‘llamada de despertar’ a todos nosotros para intensificar nuestra vida en Cristo, para brazo con la gracia de Dios para superar la confusión, desaliento e impotencia.
Como seguidores de Jesús estamos llamados a ser personas de esperanza. La virtud más asociada a la resurrección de Jesús es la esperanza. Siempre me gusta pensar que hay una diferencia entre el optimismo y la esperanza. El optimismo se basa en las buenas intenciones de los demás. Sin embargo, la esperanza se basa en nuestro conocimiento, creencia y experiencia de la resurrección de Jesús: que Dios puede hacer lo imposible y lo improbable. Eso es lo que Dios el Padre hizo para levantar a Jesús de los muertos: lo imposible y lo improbable. Cuando los discípulos fueron a la tumba en la mañana de Pascua, nunca se imaginan que el cuerpo de Jesús no estaría allí. Se habían ido con aceites y especias para tratar su cuerpo, como era su costumbre después de la muerte. Pero él no estaba allí. Él se había levantado! Cuando nos miramos a nosotros mismos, nuestras familias, nuestras comunidades, y nuestro mundo debemos hacerlo con esperanza, una esperanza basada en ese poder y gracia de Dios para hacer lo imposible y lo improbable, si estamos dispuestos a cooperar con su gracia y haciendo su voluntad.
A medida que reflexionaba sobre las lecturas, también pensé en las recientes Exhortaciones Apostólica del Papa Francisco. Uno de ellos es ‘Laudato Sí’, ‘Alabado sea’. La pregunta básica a la que se dirige el Santo Padre es: “¿Qué le está pasando a nuestro hogar común?” Me recordó al ‘reloj del fin del mundo’. La mayoría de la gente piensa en ello principalmente como una tesis ecológica, pero en ella se dirige a preguntas más amplias sobre la disminución de la calidad de la vida humana: la contaminación, el cambio climático, la pérdida de agua, la pérdida de biodiversidad y la desigualdad global. Él mira nuestro mundo de una manera realista, y a través de la luz del evangelio nos da formas de mejorar esa calidad de vida y recuperar el diseño del Creador. Tenemos que redescubrir cómo usar el don de Dios, que es nuestro mundo, como el dador del don destinado.
Entonces el Papa Francisco escribió ‘Amoris Laetitia’, ‘Sobre el amor en la familia’. Aquí, también, se dirige al mundo real en relación con la sexualidad y el matrimonio. Una vez más, el Santo Padre nos llama a redescubrir la intención del dador, Dios, en darnos estos dones sagrados de nuestra sexualidad, matrimonio, y la familia. En el mundo de las noticias y el entretenimiento estamos bombardeado por mensajes de que ‘el mundo’ va en la dirección contraria. Lo que la Iglesia cree y profesa sobre estas realidades humanas y espirituales no es respetado por ‘el mundo’ hoy. Bajo el título de los ‘derechos’ de uno, este abuso de los dones de Dios incluso se ha convertido en la legislación. Para estar de pie por lo que vemos como “correcto” a los ojos de Dios trae críticas y condena sobre nosotros. Parece que el principio guía para ‘el mundo’ hoy es hacer lo que se siente bien, hacer lo que es fácil y conveniente, y rechazar la intención del dador en los dones de nuestra sexualidad, el matrimonio y la familia.
Si somos personas de esperanza -que Dios puede hacer lo imposible y lo improbable- nos enfrentamos cada día con la intención de ser instrumentos de la voluntad de Dios en las vidas de nuestros seres queridos y de nuestro mundo. A pesar de los desafíos y las dificultades sabemos que Dios está con nosotros, y su gracia es abundante. Nuestra calidad de vida habla mucho a ‘el mundo’ y no podemos subestimar la influencia y el poder que tenemos en la vida de los demás y en nuestro mundo. Vamos a dar ese testimonio con sabiduría y coraje.

Siervo de Dios Paul Smolikowski

En una ocasión, un reportero le preguntó a la Madre Teresa de Calcuta, ahora Santa Teresa: “Hermana has sido galardonado con el Premio Nobel de la Paz y muchos otros honores en todo el m
undo. Has conocido a Reyes y Reinas, presidentes y gente reconocida de nuestro tiempo. Usted ha fundado dos comunidades religiosas. ¿Usted siente que ha tenido éxito?”. A esta pregunta la madre Teresa respondió:”Dios no está interesado en el éxito. Él está interesado en la fidelidad”.

Cuando pienso en el siervo de Dios el padre Paul Smolikowski, especialmente en este mismo lugar donde sus restos terrenales son venerados, creo que en su corazón tenía el mismo sentimiento. Nunca habría juzgado su vida por los éxitos, sino más bien por su fidelidad a hacer la voluntad de Dios, a través de su fiel respuesta a sus Superiores. Él era un pionero y un gran misionero, a menudo luchando contra grandes desafíos políticos, sociales, financieros y religiosos. Cuando he leído sobre el Padre Smolikowski uno de los testimonios más importantes que nos da, creo, es cómo respondió a la crisis constitucional, que comenzó en marzo de 1902. En su deseo de ser fiel al Vaticano y a la obra de la sagrada Congregación en los cambios en las nuevas Constituciones, comenzó a compartir en la pasión de Cristo de una nueva manera. La oposición a lo largo de la mayor parte de la Congregación fue tan grande que en octubre de 1903 renunció como Superior General. En noviembre, después de que su renuncia fue aceptada por el Papa Pío X, el Santo Padre le dijo estas palabras en una audiencia: “te bendigo para que el Señor te dé comodidad, porque somos humanos y a menudo necesitamos consuelo. Espero que veas el fruto de todas tus dificultades para que tengas el valor de seguir adelante”. Para mí este es uno de los momentos más significativos de su vida religiosa y testimonio de su fidelidad a Dios. Él el Misterio Pascual que se presentó en este punto de su vida, y no murió, sino que se levantó a través de la gracia, para seguir haciendo grandes cosas por la Congregación y por Dios. Él nos mostró cómo se ven la esperanza y el coraje.
Yo creo que nuestro verdadero juicio de una persona no es cuando las cosas van bien, cuando somos un ‘ganador’ según el mundo, sino cuando las cosas son difíciles y dolorosas, y cuando parece que hemos sido vencidos. Ese es el momento en el que el verdadero carácter de una persona se presenta, cuando la verdadera luz de Cristo puede brillar a través de ellos. El Padre John Iwicki escribió, que el Padre Pablo vivió “sin rencor ni recriminaciones”. Eso es un signo de grandeza y la integridad del hombre que buscaba ser fiel a Dios, y no estaba interesado en lo que el mundo pensó que era el éxito.
Nuestro evangelio de esta noche (Lucas 17:1-6) nos habla de fe, y de la realidad de las dificultades y de los efectos de la pecado. Jesús nos dice que nuestro ejemplo es importante: nuestro ejemplo de amor y perdón, nuestro ejemplo de juicio correcto y prudencia, nuestro ejemplo de compasión y justicia, nuestro ejemplo de hacer lo correcto, a pesar de la oposición o la crítica. Esto es lo que motivado siervo de Dios, el padre Paul Smolikowski, y debemos ser alentados en nuestro viaje, en nuestra fiel respuesta a Dios, por su ejemplo. Me puedo imaginar que a lo largo de su vida el Padre Pablo nunca hizo nada con la idea, “esto será útil para ser declarado siervo de Dios, y un día para ser beatificado y luego canonizado”. Fue lo más lejos de su mente, como Hacer la voluntad de Dios era primaria, y vivir su vida fielmente como sacerdote Resurreccionista.
Nuestra primera lectura (Sabiduría 1:1-7) refleja también para mí el espíritu del Padre Paul Smolikowski: su sabiduría y su “espíritu santo de disciplina”. De hecho, “Dios es el testigo de su ser más grande y el observador seguro de su corazón y el oyente de su lengua”. Su pureza de intención y su perseverancia, incluso ante el juicio y el sufrimiento, lo llevaron a mostrar el fruto de la sabiduría en su vida, y la realidad de la resurrección. Este es el testimonio que nos ha dejado. De hecho, creo que, como dijo el Papa Pío X al Padre Pablo, hemos visto “el fruto de todas sus dificultades para que tengamos el valor de seguir adelante”. Su legado para nosotros es grande, y es una fuente de coraje, fuerza y esperanza para nosotros, para ser fieles a Dios siempre, para abrazar el Misterio Pascual a medida que se cruza con nuestras vidas, y no preocuparse por si podemos ser considerados un ‘ganador’ o un ‘perdedor’ en nuestro mundo, pero -para mencionar las palabras de otro’ San Pablo- para hacer eco de las palabras, “he luchado la buena lucha, he terminado la carrera, he mantenido la fe”.

Dios de vivos

[Visto: 517 veces]

Evangelio según San Lucas 20,27-38.
Se acercaron a Jesús algunos saduceos, que niegan la resurrección, y le dijeron: “Maestro, Moisés nos ha ordenado: Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda.
Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos.
El segundo se casó con la viuda, y luego el tercero. Y así murieron los siete sin dejar descendencia.
Finalmente, también murió la mujer.
Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?”.
Jesús les respondió: “En este mundo los hombres y las mujeres se casan, pero los que sean juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección, no se casarán.
Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección.
Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.
Porque él no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para él”.

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

Hay una historia sobre una maestra que le pidió a sus jóvenes estudiantes dibujar una foto relacionada con su programa de religión. Uno de los niños anunció que iban a dibujar una foto de Dios. El profesor dijo: “Pero nadie sabe cómo se ve Dios”, a lo que el niño respondió: “¡Después de dibujar esto, lo harán!”
Ya me puedo imaginar, después de leer el evangelio de hoy (Lucas 20:27-38) lo interesante que sería pedir a los niños dibujar una foto sobre cómo se ve el cielo. Me puedo imaginar que algunos de ellos se parecen a Disney World. Les representa a ellos se divierten en sus actividades favoritas, y comiendo sus comidas favoritas. Si le preguntamos a los adultos cómo pensaban que el cielo se vería, estoy seguro de que serían sus actividades, lugares y cosas favoritas, comer todos nuestros alimentos favoritos y no agregar una libra a nuestro peso. Hace muchos años en nuestra Comunidad religiosa alguien hizo un banner que decía: “¡En el cielo no habrá reuniones!” Cada uno de nosotros visualiza el cielo de una manera única, particular a nuestra personalidad, nuestros gustos y deseos.
El corazón de lo que es el cielo, es estar unido por completo a Dios y compartiendo en su vida. De la respuesta de Jesús a los saduceos, reconocemos que gran parte de nuestra vida aquí es pálida en comparación con las glorias del cielo. Tanto de lo que nos esforzamos por aquí, y ponemos nuestro tiempo y esfuerzo en que, especialmente en relación con el poder, el placer y las posesiones, se destiñe en comparación con la alegría de estar unidos a Dios por la eternidad. Nuestras ideas del cielo y la vida eterna con Dios están definitivamente limitadas y condicionado por nuestra vida y experiencia aquí. ¡Estoy seguro de que todos nos vamos a sorprender!
Los saduceos eran sacerdotes del templo judío, y miembros de la clase de gobierno. Ellos no creían en la resurrección de los muertos porque no era parte de la ley judía en los primeros cinco libros de las Escrituras hebreo. Sólo más tarde, en los libros proféticos y el Libro de Daniel, se recibieron revelaciones sobre la resurrección de los muertos. Así que, estaban en conflicto con la charla de la resurrección, y querían atrapar a Jesús y dejarlo en ridículo por su respuesta a su pregunta. Como de costumbre, Jesús, en su sabiduría -como el hombre hecho por Dios- dejó rayando sus cabezas y siendo estupefactos por su respuesta.
La primera lectura del Segundo Libro de Macabeos (7:1-2, 9-14) refleja el evangelio y la cuestión de quién se va a casar con quién en el reino de Dios, como séptimo hermano, antes de su muerte, desafía a sus torturadores a creer en la “resurrección a la vida”.
A medida de estas dos lecturas pensé en nuestro propio entendimiento y experiencia de la resurrección de Jesús respecto a los muertos. Cuando nosotros rezamos en el Credo nuestra fe en “la resurrección de los muertos y la vida del mundo por venir”. Lo decimos una y otra vez, pero a veces puede que no seamos capaces de expresar lo que significa aquí y ahora.
Creemos en la resurrección histórica de los muertos, una de las creencias centrales y esenciales de nuestra fe. En particular, celebramos en Semana Santa, cuando celebramos de manera solemne la resurrección de Jesús de los muertos. La celebración de la Eucaristía cada domingo es una conmemoración de esa resurrección, santificando así el ‘Día del Señor’.
Pero la resurrección es para nosotros más que una fecha en el calendario. Es una promesa de Dios: una promesa de que nuestra fidelidad a Jesús en esta vida nos unirá para siempre con Dios en el cielo. Ese es nuestro destino: el cielo con Dios y sus ángeles y santos.
En el Credo también profesamos nuestra fe en la “comunión de los santos”, que estamos unidos espiritualmente a nuestros seres queridos fallecidos, y a todos los que comparten con nosotros en las aguas del Bautismo.
Nuestra experiencia de la resurrección también es sobre el aquí y el ahora. Nosotros compartimos la resurrección de Jesús cuando estamos llenos de esperanza. La esperanza es la virtud que más se asocia con la resurrección de Jesús de los muertos. Sabemos y creemos, y hemos experimentado, que Dios puede hacer lo imposible e improbable. Así como todos tenemos pequeñas ‘muertes’ en nuestra vida -decepciones, dificultades y pérdidas-, también podemos reconocer cómo con el tiempo se ha restaurado nuestra paz. Milagrosamente parece que Dios se ha alcanzado y nos quitó el velo oscuro sobre nuestros ojos, y hemos empezado a ver las duras realidades de la vida de una manera diferente. De repente se nos secaron las lágrimas, podríamos sonreír de nuevo, y esperar con interés la vida. La vida se convirtió en una alegría. Dios había hecho lo imposible y lo improbable. Esta es la gracia de la resurrección en el trabajo en nosotros. Esta es nuestra primera muestra de lo que nos espera con Dios en el cielo -una nueva forma de ver, sentir, pensar, actuar y vivir- una nueva forma de experimentar a nosotros mismos, a los demás y a Dios. Una vez más, este conocimiento no se debe mantener en secreto, sino para ser compartido con los demás: para animar y levantar a los demás, especialmente aquellos atrapados en la desesperanza, y sobrecargado por sus decepciones, dificultades y pérdidas. Esto está dando testimonio del Señor resucitado, y el poder de su resurrección.
Este fin de semana este evangelio nos invita a no sólo disipar las dudas de los saduceos sobre la resurrección, sino a asegurarnos de que no sólo es una promesa de Dios que se cumple después de nuestra muerte, sino una realidad en la que ya compartimos: en la medida que compartimos en la vida y la gracia de Dios aquí y ahora.

Hijo de Abraham

[Visto: 701 veces]

Evangelio según San Lucas 19,1-10.
Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad.
Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos.
El quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura.
Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí.
Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: “Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa”.
Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: “Se ha ido a alojar en casa de un pecador”.
Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: “Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más”.
Y Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

Estoy bastante seguro de que el nombre de George Joseph Kresge no significa nada para ninguno de ustedes. Sin embargo, tal vez sepas quién es, porque su ‘nombre de escenario’ es el increíble Kreskin. Él es un mentalista que puedes haber visto en la televisión, en la charla o en los programas de variedad, o has oído hablar de su rutina en los clubes nocturnos. Él no puede predecir el futuro, ni nada como eso, pero tiene la capacidad un poco para leer la mente de la gente. Él tiende a usar su talento con fines de entretenimiento, y ha ganado gran fama a través de los años.
Pensé en el increíble Kreskin cuando he leído por primera vez el evangelio de este fin de semana (Lucas 19:1-10). En nosotros escuchamos cómo Jesús ha entrado en Jericó, en su camino de Nazaret a Jerusalén, y ve a Zaqueo el coleccionista de impuestos. Parece que Jesús -como Dios hizo al hombre- tiene la capacidad de leer las mentes, los corazones y las almas de las personas, como lo hizo tan a menudo. Él podía ver más allá del exterior y saber lo que había en su corazón, mente y alma.
El fin de semana pasado conocimos a un coleccionista de impuestos en la parábola de Jesús. Zaqueo, en el evangelio de esta semana, es un personaje intrigante. Nos dicen que Zaqueo era rico, así que cuando Jesús miró hacia arriba en el árbol, no vio a un joven desaliñado, sino un caballero elegantemente vestido. Como cobrador de impuestos fue despreciado por sus compañeros judíos, ya que estaba recolectando impuestos para los romanos. Con el fin de empezar el principal cobrador de impuestos de una ciudad o pueblo, tuvo que hacer una oferta por ello. Los romanos sabían la cantidad de impuestos que planeaban cobrar de una zona en particular, y la gente competía por tener la ‘franquicia’ para cobrar los impuestos. Ahora esto significa que el principal cobrador de impuestos -no un mero empleado como Mateo, que se convirtió en discípulo (y apóstol)- iba a ‘devolver’ los impuestos que él recogió para superar a otros aspirantes, y también con el fin de ‘comprar’ su camino a las amistades y el respeto de la gente que lo despreciaba. Así que, Zaqueo era bien conocido por el pueblo de Jericó, y se enteraron que -en todos los hogares en Jericó- que Jesús iba a la casa de este pecador público que los estaba agobiando con cargas fiscales.
Jesús vio algo en el corazón, la mente y el alma de Zaqueo. A pesar de que Zaqueo fue infiel al pacto, anhelado vivir como un hijo de Abraham y compartir en la vida de la comunidad. Jesús podía ‘leer’ su contrición y su dolor por la vida que había vivido. Y así se puso en contacto con Zaqueo y se fue a su casa. Allí Zaqueo expresa su dolor por su vida pecadora. Él va tan lejos como para decir que por cualquier dinero que había robado devolver a ellos cuatro veces la cantidad. ¡Esto habría sido muy importante! Eso habría reducido su riqueza enormemente. Además, prometió dar la mitad de sus posesiones a los pobres. Zaqueo estaba dando la vuelta completamente a su vida. De hecho, se había perdido, y ahora fue encontrado. Él, y todo su hogar, ahora se habían reconciliado en pacto con Dios.
Zaqueo confió en la misericordia de Dios. Esta misericordia se había proclamado a lo largo de las Escrituras hebreas, así como en la predicación de Jesús. La primera lectura del Libro de la Sabiduría (11:22) refleja esa misericordia. Nos dicen que Dios es misericordioso, porque él ha creado todas las cosas, y no puede odiar lo que ha creado, a pesar de su pecado. Los delincuentes son llamados, una y otra vez, a “abandonar su maldad y creer en el Señor”. Por lo tanto, la misericordia de Dios se extiende a todos los que le llaman. Él conoce los secretos más profundos de nuestra mente, corazón y alma, y nos llama para recibir esa misericordia y nueva vida, para vivir como su pueblo.
Jesús el Señor nos llama a renovar el nuevo pacto, sellado por su sangre en la cruz. Él ha ganado nuestra salvación. Su misericordia y perdón se extiende a nosotros una y otra vez. Él busca esa buena voluntad -al igual que con Zaqueo- para que su abundante gracia pueda llegar a nuestras vidas y renovarnos. Él no va a hacer las cosas a mitad de camino, pero nos transformará por completo si lo dejamos entrar. Hubo muchos cobradores de impuestos y pecadores públicos en Galilea y Judea, sin embargo, Zaqueo parece ser uno de los principales pecadores que se convirtió en Jesús y prometió nueva vida, y se le prometió una nueva vida. Zaqueo abandonó sus caminos pecadores y vivió como hijo de Abraham, y como seguidor de Jesús. Su acto de contrición cambió por completo su futuro, y ha reducido su pasado a una simple memoria. La misericordia de Dios lo había curado y restaurado a su lugar adecuado en relación con Dios y la comunidad.
¿Y qué hay de nosotros? Jesús nos ofrece esa misma misericordia y amor si nos damos vuelta a él. Entonces vamos a ser renovados y curados de nuestro pecado. Él puede leer nuestras mentes, corazones y almas, y sabe lo que está allí. Entra en donde está invitado, y nos llena de gracia.
Ya que hemos recibido tal regalo de Dios -nuestra salvación- Jesús nos está llamando a mirar unos a otros y tratar de ‘leer’ los corazones, las mentes y las almas de los otros, y sacar unos a otros una respuesta fiel a Dios. Puede que no seamos un ‘increíble Kreskin’, pero cuando tenemos amor y sabiduría, Dios puede usar como sus instrumentos para traer misericordia y salvación a los demás. Nuestras palabras -consejos y consuelo- pueden traer esperanza a los demás de que puedan dejar atrás su pecado y abrazar la plenitud del mensaje de Jesús. En casa, el trabajo y la escuela, tenemos influencia unos en otros, y somos llamados -como seguidores de Jesús- para mirar en la mente, el corazón y el alma del otro; y el seguidor en la llama de la fe que está allí: anima el arrepentimiento y el cambio de corazón , confirma el amor y la misericordia de Dios para con nosotros, y da a los demás la esperanza de que su nueva vida será bendecida por Dios.
Hoy, vamos a ponernos en el lugar de Zaqueo y buscar al Señor para que ya no estemos perdidos, sino que nos encontremos.

Padre Martín Lasarte SDB: “10 ‘Me gusta’ y 9 ‘No me gusta’ del Sínodo de la Amazonía”

El Padre Lasarte es un salesiano uruguayo, ex misionero en Angola, miembro del equipo de animación misionera mundial de la Congregación salesiana. En particular, él es responsable de la animación misionera en África y en América. AsiaNews ha publicado anteriormente un artículo suyo, referido al Sínodo, en dos entregas: “Sínodo de la Amazonia: los curas casados, ¿son realmente una solución?” (Primera parte) y “Sínodo de la Amazonia: Los nuevos caminos y los males pastorales (Segunda parte)”.
Por Martín Lasarte- AsiaNews.
Un Sínodo es un instrumento precioso de comunión eclesial y de escucha. Este instrumento de consulta ofrecerá al Santo Padre algunas reflexiones y propuestas. Para mí, personalmente, ha sido una experiencia riquísima de la cual he aprendido mucho de tantos hermanos y hermanas.
Hago velozmente una evaluación en “caliente”, sin haber recibido todavía el documento final del Sínodo a ser votado el sábado 26/10.
Siendo positivo, yo coloco 10 “Me Gusta” del Sínodo, cosas que parecieron positivas. Y con relación a los 9 “No me Gusta”, las Limitaciones del Sínodo.

Los 10 “Me Gusta”

1. Una gran oportunidad de reflexionar pastoralmente sobre la Amazonía, sobre los grandes desafíos de carácter universal.
2. Se ha dado mucha visibilidad a la región, a sus problemáticas ecológicas, sociales y eclesiales.
3. Ha ayudado a crear una conciencia regional de la Amazonía, ya que han participado muchas realidades de la Iglesias, que están separadas, sin conexión entre sí.
4. El esfuerzo de escuchar capilarmente y haber comenzado un proceso con las comunidades amazónicas. Sin duda, que lo más importante del Sínodo es el proceso que desencadene en la región.
5. Personalmente, he podido aprender mucho de diversas iglesias locales: conocer problemáticas más a fondo, como aquella del narcotráfico, que realmente es preocupante por su poder económico, político y cultural. También fue bueno conocer “buenas prácticas” o experiencias pastorales de diversas iglesias locales, así como hermosos testimonios de entrega y servicio.
6. Una clara toma de posición de la Iglesia en favor de la ecología integral (no fundamentalista) y por los pueblos indígenas amazónicos.
7. A lo largo del sínodo se dio más importancia al tema de las ciudades, jóvenes, migraciones, cosa que en el IL aparecía, pero no con la amplitud necesaria. También se alargó la visión a las poblaciones rurales y ribereñas, así como a las comunidades afro (quilombolas).
Francisco-y-las-mujeres-del-SínodoFrancisco y las mujeres del Sínodo
8. La dimensión Cristocéntrica en la Creación, en la Iglesia y la evangelización quedó más manifiesta.
9. Se plantearon, en la asamblea general y en los círculos menores, muchos temas de grandes interés y oportunos (no sé en qué medida entrarán o no en el documento final):
Se presentaron reflexiones profundas, particularmente por expertos, sobre la problemática ecológica.
La importancia de la educación de calidad para todos y en particular para los pueblos indígenas
Se reflexionó sobre los variados procesos migratorios.
Sobre la cultura, interculturalidad, inculturación y Evangelio.
Se evidenciaron situaciones deshumanas del tráfico de personas, narcotráfico, trata, explotación…
La importancia de la ministerialidad de toda la iglesia.
La importancia del catecumenado y de la iniciación cristiana.
La evangelización integral.
La formación del clero y los laicos para la misión.
La piedad popular
Sobre la misionariedad de la Iglesia.
Se puso de manifiesto que diversas “pastorales indigenistas u otras” no pueden ir adelante autosuficientemente sin conexión con las iglesias locales.
También se dio más importancia a la pastoral urbana y dentro de ella, a la pastoral indígena.
10. Me han gustado mucho las 3 intervenciones espontáneas del Papa: Sí a la cultura (piedad popular, inculturación) no al “aborigerismo”; sí a la formación del clero más pastoral, menos rígido; y a los seglares, pero no a la clericalización de los laicos. Atención con las congregaciones que se repliegan en búsqueda de seguridades y a la falta de pasión de los más jóvenes por la misión. Atención con el clero latinoamericano que emigra al Primer mundo en vez de optar por la Amazonía. Habló de la necesidad de un desborde totalizante en el Sínodo, que no pretende disciplinar el conflicto, ni solucionar las cosas con remiendos. Se precisa un desborde misionero.

Los 9 “No Me Gusta”

1. Excesivas energías para problemas intra-eclesiales, en particular motivado por los “viri probati” y las “diaconisas”. Era una oportunidad inigualable para ofrecer una cualificada y más profunda contribución para el cuidado de la casa común mediante la ecología integral desde la ética cristiana. Sólo quedó el capítulo V (de los 6 capítulos). Este tema de no pleno consenso ha consumido muchas fuerzas, sacando calidad a todos los demás aspectos consensuales.
2. Auto-referencialidad regional: El concepto de sinodalidad me ha resultado muy adaptable a las conveniencias: sinodalidad con los que piensan como yo. Autonomía y pluralismo con los que piensan diversamente, como es el caso de la Iglesias hermanas de Asia, Europa y África. Pienso que el tema de la sinodalidad de la iglesia universal debería haber estado más presente en lo que respecta a los ministerios ordenados, pues es un tema sensible y muy existencial en toda la iglesia universal.
3. Ha faltado un mayor, profundo sentido de autocrítica  eclesial. Lógicamente que siempre se hace el consuetudinario “mea culpa” de la colonización y de las limitaciones en la Iglesia en su visión antropológica eurocéntrica y consciencia social limitada del pasado. Pero me refiero a la pobre incidencia pastoral en estos últimos 50 años en las diversas realidades eclesiales amazónicas. ¿Cuáles son las causas de su pobreza pastoral e infecundidad? A mi modo de ver el tema del secularismo, antropologismo cultural, la ideologización social de la pastoral, la falta de un testimonio creíble, coherente e irradiante de santidad de los ministros (el fenómeno de muchísimos abandonos de la vida religiosa y sacerdotal, o de vida ambigua) no han sido suficientemente tocados.
4. Remiendos nuevos en vestido viejo. A mi modo de ver no se focalizaron a nivel de evangelización los problemas más profundos: las causas de infecundidad vocacional: la pobre pastoral en general, la falta de una mejor pastoral familiar, un catecumenado que funda la fe y la vida; la ausencia absoluta de la pastoral juvenil (la expresión no aparecía en el documento) y por consecuencia es nula la pastoral vocacional, la falta de vitalidad de las pequeñas comunidades cristianas. Los movimientos eclesiales o la nuevas comunidades no se nombran ¿Será que no existen en la Amazonía? Me parece que ha faltado ese dinamismo que llevó a plantearse a la Iglesia el tema de la “nueva evangelización”: nuevos métodos, nuevo fervor. ¿Cuáles son los nuevos caminos que propone el Sínodo???? Apenas nuevas estructuras y las ordenaciones de los viri probati… Me parece que la novedad es enormemente pobre: son remiendos nuevos en un vestido viejo. A mi modo de ver, el vestido nuevo del cual nos debemos revestir con nuevo fervor es un problema de ”fe”: Revestirnos de Cristo.
Piden un rito amázonico en el SínodoPiden un rito amázonico en el Sínodo
5. Se habla del “rito amazónico” para la liturgia. Se podría caer en un experimento teórico de laboratorio pastoral. Las culturas amazónicas son variadas, no se puede homologar la gran riqueza y variedad cultural pan-amazónica (de las 390 lenguas pensemos sólo en las grandes familias: Tupí-guaraní; Arawak, Tukano, Pano, Je’, Jíbara, Yanomami, etc). No hay duda que la inculturación del evangelio en la liturgia y la vida de las comunidades cristianas amazónicas es imprescindible, pero esto debe hacerse desde la vida real y poco a poco, con una razonable adaptación y decantación de aquello que realmente es auténtico de la cultura y consigue transmitir verdaderamente el misterio cristiano con símbolos y expresiones originales, evitando una superficial y genérica folklorización.
6. Clericalización laical. Hubiera sido posible resolver el problema de eventuales ordenaciones al sacerdocio de los hombres casados con los caminos ordinarios ya posibles y viables en la Iglesia: la dispensa del celibato (CIC 1047): la posibilidad de dispensa dada por la Santa Sede, con las justificaciones apropiadas, como propuso sabiamente el Cardenal Gracias de la India, siendo mucho más simple que una generalización de los viri probati. Se presentaron experiencias de otras latitudes con los mismos problemas y con la solución de ricos ministerios laicales, pero no fue apreciada la propuesta. Lamentablemente “el tema” del sínodo ha sido sobre la ordenación de los varones casados, quedando en la sombra los demás temas. Mediáticamente y popularmente este sínodo será apenas eso, el Sínodo de los viri probati.
7. Visión secular de los ministerios, particularmente el de la mujer como “diaconisa ordenada”. Cuando se toca en todas partes este asunto, aparecen motivaciones muy civiles pero por eso, no del todo evangélicas: “¡Esta es la hora de ordenar a las mujeres!” “¡Tenemos derecho!” “Hay que empoderar a las mujeres”… Son discursos válidos en cualquier parlamento, pero no lo veo tanto en un sínodo de obispos donde se quiere discernir a la luz del Evangelio, la Tradición, el Magisterio Eclesial y los desafíos actuales; y no tanto bajo la fuerte presión de la cultura dominante. Me pareció bastante presente el sentido parlamentar y no tanto el espíritu sinodal que busca el discernimiento (“Somos representantes de los pueblos amazónicos y tenemos que llevar adelante las propuestas por ellos hechas”).
8. Peligro de la “onganización” de la Iglesia. Es muy bueno que la Iglesia se organice bien en el servicio de la caridad pero, que no se “onganice”, es decir siendo regida por criterios pragmáticos, seculares y organizativos de una ONG. El reduccionismo del misterio, vida y acción de la Iglesia a diversas actividades de advocacy y servicios sociales, me resulta que continúa a estar muy presente en la sensibilidad de varios participantes al Sínodo. Insisto que sólo una evangelización integral, donde el kerygma, la didascalia, la diaconía, la koinonia y la liturgia, se funden en un proyecto pastoral armónico y equilibrado podremos tener una pastoral fecunda.
9. El clima del Sínodo fue bastante sereno, fraterno y respetuoso, si bien al final, algunos, presentaban las cosas en forma bastante dialéctica: Por un lado estaría el club fariseo, ligado a la doctrina, con miedo a lo nuevo, por lo tanto, cerrado al Espíritu Santo y por la otra parte los que escuchan al pueblo (sensus fidei), sin miedo, abiertos a lo nuevo y por lo tanto, dóciles al Espíritu Santo… Lo que me admira es que el Espíritu Santo haya venido tan bien preparado y organizado…