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Cambio Climático Biodiversidad Reforestación

Presidente Humala suscribe Acuerdo de París

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El presidente Ollanta Humala suscribió el Acuerdo de París sobre cambio climático, instrumento a través del cual más de 190 países del mundo se comprometen a frenar los embates del cambio climático.
La ceremonia de suscripción tuvo lugar en el Hall de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, donde cada mandatario dejó constancia de su rúbrica en el documento.
Al respecto, Ollanta Humala aseguró que, con el Acuerdo de París, se crea la alianza más grande de la humanidad por el planeta. Añadió que la meta del Perú es ser climáticamente responsable al 2021.
El Perú se encuentra trabajando para alcanzar al 2021 la meta de ser un país climáticamente responsable en el marco de un desarrollo nacional sostenible, bajo un sentido de urgencia y un alto nivel de ambición”, afirmó Ollanta Humala durante su intervención en la sede de la ONU.
Asimismo, Ollanta Humala dijo que nuestro país reducirá, al 2030, las emisiones de gases de efecto invernadero en un 30% y pondrá en marcha acciones de adaptación en diversos campos.
Detalló que la contribución peruana presenta objetivos para reducir  la vulnerabilidad en el agua, agricultura, pesca y salud; así como metas en gestión de riesgos de desastres, infraestructura pública resiliente, lucha contra la pobreza, igualdad de género e interculturalidad, y promoción de la inversión privada.
En tanto, Ollanta Humala destacó que el Acuerdo de París lleva al mundo “a encontrar en la cooperación y la solidaridad las claves para el futuro” y representa el triunfo del diálogo, la solidaridad y el multilateralismo inclusivo, como una expresión tangible de  la voluntad para alcanzar un bienestar y desarrollo justo y seguro para todos.
El presidente manifestó además que este documento constituye la mayor alianza de todos los países contra el cambio climático, un enemigo común. “No es el final, sino en el principio”,  porque se reafirma la responsabilidad de las naciones con el presente y con el futuro, indicó.
Asimismo, subrayó la participación del Perú en este esfuerzo, con la organización de la COP20 en el 2014, cumbre en la cual se adoptó “El llamado de Lima para la acción climática”, documento que sentó las bases para el Acuerdo de París.
El Acuerdo de París contiene importantes obligaciones que debemos asumir como comunidad internacional, de acuerdo al principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, lo que supone intensificar el diálogo y fortalecer la cooperación”, dijo.
Asimismo, indicó que la importancia de la agenda Lima-París “debe continuar vigente” hacia Marrakech (Marruecos), sede de la COP22,  por tratarse de una iniciativa promovida por la Secretaría de las Naciones Unidas, la Secretaría de la Convención, así como también por Perú y Francia.
Fuente: Diario El Comercio.

Energías renovables en Perú

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Trece proyectos ganaron la adjudicación de la buena pro para generar electricidad empleando recursos energéticos renovables, como la luz solar, viento, residuos sólidos urbanos y agua, informó el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin).
En un evento público realizado el 16 de febrero último Osinergmin otorgó la buena pro a estos 13 proyectos que aportarán al sistema eléctrico 1739.2 GWh/año, luego que se evaluaron las propuestas económicas de 111 iniciativas calificadas como postores.
De esta manera, en una subasta muy competitiva, los 13 proyectos ganadores cubrieron el 99.38 por ciento de la energía solicitada y cuyos precios fueron inferiores a los máximos establecidos por el organismo regulador.
Los proyectos ganadores están clasificados en biomasa de residuos sólidos urbanos para biogás (dos), solar fotovoltaica (dos), eólica (tres) e hidroeléctrica (seis).
“Los precios adjudicados de los proyectos eólicos y solares fotovoltaicos son los más bajos de los últimos años a nivel latinoamericano”, destacó Osinergmin.
Los proyectos ganadores estarán ubicados en los departamentos de Áncash, Cajamarca, Ica, Lima, Moquegua y San Martín, además la fecha referencial de puesta en operación comercial está programada para diciembre del 2018.
El proceso de subasta se desarrolló con total transparencia cumpliendo los plazos establecidos en el cronograma y con la participación de notaria pública que se encargó de certificar el normal desarrollo del mismo.
Asimismo, la información referente al proceso de subasta es de acceso público para los participantes y la ciudadanía en general a través de la página web del Osinergmin.
Cabe señalar que este es el cuarto proceso de subasta de energías renovables que se realiza en el Perú, el cual se inició en setiembre del 2015 con la realización de la convocatoria a nivel nacional e internacional y el registro de participantes.
Fuente: www.americaeconomia.com y Agencia Peruana de Noticias

Cambio climático: tema urgente para PPK

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Incluir el cambio climático en las políticas de desarrollo fue el consenso entre los asistentes al Diálogo con los partidos políticos.
Encuentro contó con la participación de Perú Posible, Peruanos por el Kambio, Acción Popular, Fuerza Popular, Alianza Popular, Todos por el Perú y Frente Amplio.
“¿Cómo enfrentar el cambio climático en el Perú?: temas urgentes para el próximo gobierno”. Bajo este título se realizó el 10 de Febrero, una ronda de diálogo en temas de energía limpia, gestión de bosques, y seguridad alimentaria con líderes de los principales partidos políticos y miembros de los equipos de los candidatos presidenciales. Los asistentes coincidieron en la prioridad que debe tener el tema de cambio climático en las políticas de desarrollo del Peru.
El evento contó con la participación de los principales partidos políticos: Vladimiro Huaroc de Fuerza Popular, Jorge del Castillo por Alianza Popular, Daniel Cáceres de Perú Posible, Fiorela Molinelli de Peruanos por el Kambio, Manuel Ato de Todos por el Perú y  José de Echave de Frente Amplio, Pedro Ventocilla de Acción Popular, entre otros.  Se notó la ausencia del partido Alianza por el Progreso de Cesar Acuña.
El encuentro estuvo organizado por el Grupo Impulsor frente al Cambio Climático, quienes entregaron a cada participante una propuesta de acciones para “Gobernar con el Clima a Favor”.  Asimismo hubo ponencias en el tema de energías, bosques, agua y seguridad alimentaria.  Se destacó que actuar frente al cambio climático no significa renunciar al crecimiento económico. Al contrario, es una oportunidad y es también un negocio rentable.

“Creemos que se debe trabajar de forma transversal en todos los ámbitos y es alentador que en la mayoría de planes de gobierno se mencione el cambio climático, lo que muestra que el país está avanzando hacia una mayor conciencia ambiental”, comentó Paola Alfaro,  Gerente Senior de Políticas de WWF y representante del Grupo Impulsor frente al Cambio Climático.
La Embajadora de la Unión Europea en el Perú, Irene Horejs, en sus palabras de clausura ratificó el apoyo de la Unión Europea para acompañar al siguiente gobierno para migrar hacia una economía baja en emisiones y compatible con el clima, en el marco de las experiencias, tanto pública y privada, de los países europeos.
El evento se llevó a cabo en la sede de la Delegación de la Unión Europea en el Perú y contó con el apoyo de la Asociación Civil Transparencia, la Embajada de Suiza, la Embajada de los Estados Unidos y la Unión Europea en el Perú.
– El Grupo Impulsor frente al Cambio Climático en el Perú está compuesto por: World Wildlife Fund (WWF), Libélula Gestión en Cambio Climático y Comunicación, Care Perú, Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), Pronaturaleza, Alianza Clima y Desarrollo (CDKN), Asociación Peruana de Energías Renovables (APEGER), Líderes+1, Gobernabilidad Perú, Helvetas, Global Green Growth Institute (GGGI).
Fotos en Flickr: https://www.flickr.com/photos/ueenperu/albums
Fuente: www.eeas.europa.eu

481 aniversario de Lima

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Lima estrena la mayor pantalla de agua del mundo en un parque

El Parque de la Reserva de Lima estrenó las remodeladas fuentes de su Circuito Mágico del Agua, que ahora cuenta con la pantalla de agua más grande del mundo en un parque público, en la que se proyecta un espectáculo audiovisual sobre sus 95 metros de largo, según informó la Municipalidad de Lima.
La nueva pantalla de agua es 55 metros más larga que la existente hasta ahora en el mismo parque, de 40 metros, creada a partir de impulsores y difusores de agua, que componen un lienzo de agua sobre el que exhibir imágenes, explicó el alcalde de Lima, Luis Castañeda.
En la pantalla se proyectaron animaciones como una bailarina danzando al compás de “El lago de los cisnes” de Piotr Tchaikovsky, un colibrí y luces láser, parte de ellas ya exhibidas antes de la remodelación de la fuente, que incluía una recopilación de bailes tradicionales de Perú.
Castañeda explicó que la renovada fuente es un mensaje a los peruanos para que comprendan que “no debe haber complejos para progresar y mejorar”.
Tras el estreno de la ampliada fuente, la cantante peruana Fabiola de la Cuba amenizó la velada con un concierto denominado “El poder de lo nuestro”.
El Circuito Mágico del Agua fue inaugurado en 2007 y está considerado el complejo de fuentes más grande del mundo, según la organización Guinness World Records.
La instalación cuenta con 13 fuentes, entre ellas una que lanza un chorro de agua que alcanza los 80 metros de altura, distribuidas entre las ocho hectáreas que ocupa el Parque de la Reserva.
La reapertura de las fuentes es la primera de las actividades programadas por la Municipalidad de Lima para celebrar el 481 aniversario de la fundación española de la ciudad, que será el lunes 18 de enero.
Fuente: Diario El Comercio.

Casas ecológicas

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Las casas fueron diseñadas por arquitectos como Frank Gehry en el marco de un proyecto impulsado por el actor Brad Pitt para reconstruir un barrio de Nueva Orleans destruido por el huracán Katrina.
El origen fue el Huracán Katrina que arrasó Nueva Orleans en el año 2005. Miles de personas se quedaron sin casa y había que ayudarles. El Gobierno proporcionó a muchos casas prefabricadas –las típicas viviendas-remolque– con materiales baratos y tóxicos. El actor Brad Pitt actuó como catalizador a través de la Fundación Make It Right para poner a su alcance casas baratas, pero que además fueran muy dignas, sostenibles y sanas. Para ello recurríó a los arquitectos más prestigiosos, de Frank Gehry a Shigeru Ban, y les encargó los planos para construir las casas que cumplieran los requisitos enumerados por Bill McDonough, experto en diseño cradle to cradle, de la cuna a la cuna o reciclaje total. Las casas debían construirse con materiales reciclables, contar con energía solar, iluminación led, un diseño eficiente y bello, y ser resistentes a las inundaciones.
Según Tom Darden, codirector de la Fundación, ahora esos planos son de acceso libre y gratuito: cualquiera puede copiarlos y construirse una casa firmada por los mejores arquitectos del mundo. En la web de la Fundación se pueden encontrar las descripciones de las soluciones técnicas y de materiales que se aplican en las casas. Aunque el precio final depende del constructor, se estima que se sitúa en los 960 euros el metro cuadrado (una media de 280,0000 euros). No son inicialmente baratas pero la diferencia de precio con una casa convencional se amortiza en pocos años debido al ahorro en energía.
A continuación puedes ver las casas y los links para conseguir los planos:
Adjaye Associates (London, England) – Planos
Billes Architecture (New Orleans) – Planos
BNIM (Kansas City) – Planos
Concordia (New Orleans) – Planos
Constructs (Accra, Ghana) – Planos
Eskew+Dumez+Ripple (New Orleans) – Planos
Graft (Berlin, Germany)  – Planos
Morphosis (Santa Monica) – Planos
MVRDV (Rotterdam, Netherlands) – Planos
Pugh and Scarpa (Santa Monica) – Planos
Shigeru Ban Architects (Tokyo, Japan) – Planos
Trahan Architects (Baton Rouge) – Planos
Hitoshi Abe (Sendai, Japan) – Planos
BILD (New Orleans) – Planos
Billes (New Orleans) – Planos
BNIM (Kansas City) – Planos
Building Studio (New Orleans) – Planos
Constructs (Accra, Ghana) – Planos
Elemental (Santiago, Chile) – Planos
Gehry and Partners (Los Angeles) – Planos
Graft (Berlin, Germany) – Planos
MVRDV (Rotterdam, Netherlands) – Planos
Pugh + Scarpa (Santa Monica) – Planos
Ray Kappe (Berkley) – Planos
Waggonner and Ball (New Orleans) – Planos
William McDonough + Partners (Charlottesville) – Planos
Fuente: Ecoportal.net y El Correo del Sol http://www.elcorreodelsol.com/

Balance positivo 2015

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Por Ary Waldir Ramos Díaz- Aleteia.org
La cumbre del cambio climático que se celebró en París (COP21) del 30 de noviembre al 11 de diciembre fue una cita ineludible para la humanidad. Tanto, que el Papa Francisco quiso que su encíclica, Laudato Sí, fuera publicada en junio, meses antes, para sensibilizar la opinión pública y especialmente a los líderes mundiales reunidos en París que intentan avanzar en la lucha contra el cambio climático.
Francisco publicó el 18 de junio la Encíclica sobre el cuidado de la casa común, en la cual se advierte del riesgo inminente para la humanidad y del camino sin retorno que lleva al consumismo que devora selvas, agua, y contamina el aire, entre otros recursos vitales para la vida de los seres del planeta.
A continuación veamos 7 puntos clave para entender la COP21 de París, es decir de la vigesimoprimera Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático.

¿Cuál era el objetivo principal?

En primer lugar el objetivo era que 195 países firmen un acuerdo ‘vinculante’ para revertir el cambio climático.
La agenda era compleja porque cada compromiso que se firme puede cambiar para siempre el sistema político y económico actual. Proteger el planeta no es gratis, aún si los beneficios son amplios y duraderos a largo plazo. Y los beneficiarios inmediatos alcanzan principalmente a los pobres y los países en desarrollo.

El cambio climático ¿fantasía o realidad?

El cardenal hondureño, Óscar Rodríguez Maradiaga, en uno de los eventos vaticanos preliminares a la presentación de la encíclica oficial del papa sobre el medio ambiente, contó que un taxista romano les explicó a la perfección el cambio climático: “padre ya no tenemos primavera, pasamos directamente al verano”.
Bueno, la sabiduría popular coincide con datos científicos; desde el año 1850 hasta nuestros días la temperatura del planeta ha aumentado de un 1 grado Celsius. Prontamente, 2 grados Celsius se considera el límite de un calentamiento peligroso.
Entonces, aplazar las decisiones por otros veinte años como sostienen los tecnócratas y los economistas a favor del equilibrio que llegará con la globalización es una ruleta rusa.
30% es el aumento del gas invernadero producto de la producción industrial de los últimos cien años. A este paso, los daños más graves llegarán en pocos años.
Las decisiones se pueden aplazar, sin embargo no sabemos cuales serán las consecuencias, o mejor ya sabemos lo que pasa en los países pobres inermes antes las catástrofes ambientales.
¿Qué pasará cuando se termine de descongelar el hielo en el Ártico? La perdida de masa podría llegar en breve tiempo a 7%.

¿Quiénes tienen en sus manos el futuro del planeta?

Participamos 40,000 lideres políticos, delegados de gobiernos, capitanes de empresa, lobistas, industriales, ongs, etc.
No sólo los jefes de Estado como Obama, Putin, Hollande, Xi Jinping, Humala o Merkel realizaron discursos, sino que hubo una maquina de negociaciones y trabajos movida por un ejercito de personas en varios campos del saber y de intereses.
El aire que contamina en China es el mismo que llega a las costas del pacífico en las Américas.

¿Qué se espera de la COP21?

Cambiar el sistema de producción que deriva de los combustibles fósiles. El vestido, el computador, el celular que usamos no existirían sin los combustibles fósiles. Es decir, hay que cambiar toda la producción de bienes y servicios para acabar con los riesgos del aumento del dióxido de carbono y de la contaminación.
Según datos de la ONU de 2012, se requiere 450 litros de agua para producir un huevo de gallina, 7,000 litros para refinar un barril de petróleo crudo y 148,000 litros para fabricar un automóvil.
Precisamente, la conferencia de París tiene el desafío de limitar la emisiones de gas invernadero.
El Acuerdo de París pretende encontrar un equilibrio entre los países ricos que ya han contaminado y que ahora exigen a los países en ‘vía de desarrollado’ de no seguir sus pasos, mientras estos últimos aún necesitan crecer. Obama en su discurso inaugural habló de acompañar a estas naciones en un ‘desarrollo limpio‘.

Obstáculos para salvar la casa común

Los países en desarrollo no quieren perder la carrera hacía el bienestar del occidente y para ello quieren seguir quemando petróleo y carbón.
Los países ricos tendrían que financiar la transición a las energías renovables para los países pobres.
Pero, aún más difícil es conseguir dinero para ayudar a los países pobres que enfrentan desastres debidos a la subida de los niveles del mar o las sequias.
De esta manera, ¿qué es más conveniente? Porque la ola de inmigrantes que escapan a las sequías también debe entrar en la cuenta y la resta de los países ricos.
Así, la globalización de la solidaridad del Papa es concreta. Una solidaridad que no se mide en los ingresos per cápita, sino en los niveles intangibles de felicidad relacionados a una vida digna y de relaciones sociales plenas.
Además porque los costos en vidas humanas debido al cambio climático pasarán la cuenta a todo el mundo, antes o después.

¿La voz del papa en Laudato Sí fue escuchada?

El Papa hace propuestas en Laudato Sí para llegar a una “ecología integral, que incorpore claramente las dimensiones humanas y sociales” (137).
Propone (capítulo 5) emprender un diálogo sobre el medio ambiente que facilite procesos de decisión transparentes. Y destaca (capítulo 6) el poder de la educación para crecer sin dañar el planeta, con una relación espiritual, eclesial, político y teológico.
Francisco en el texto valora los conocimientos científicos disponibles hoy (capítulo 1) y los relaciona con la enseñanza bíblica (capítulo 2), analizando los orígenes del mal (capítulo 3) en el egoísmo, la tecnocracia y el consumo excesivo.
En suma, Papa en la encíclica invita a alcanzar un equilibrio social con beneficio para el planeta que pasa por mayor equidad para “los pobres” en relación a la fragilidad del planeta”.
Por ello, lanzó un llamado a una nueva economía, por un el progreso que valore de cada criatura, y esto se logra a través de “de debates sinceros y honestos”, para cambiar “la cultura del descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida” (16).

¿Alcanzará la COP21 un compromiso por la vida?

El Acuerdo alcanzado a escala global para limitar los gases de efecto invernadero significa la reducción del impacto del cambio climático. Pero la ‘ambición’ y ‘el sectarismo económico’ podrían ser el peor enemigo del medio ambiente y de la creación.
En términos prácticos el COP21 de París no realizará un milagro, pero por lo menos se espera alcance un compromiso lo más próximo a una aspiración al bien común por el planeta.
A pesar de que no será perfecto, si tiene bases solidas, los expertos y los negociadores podrán en un futuro no muy lejano ir mejorándolo.
Pero, atención que los objetivos del COP21 sobre cambio climático en cierta medida dependen mucho de   de cada uno de nosotros. A partir de un cambio de estilo de vida. Por ello, el Papa en Laudato Sí invita a una “ecología integral” hecha de simples gestos cotidianos donde rompemos “la lógica de la violencia, del aprovechamiento, del egoísmo” (230).

The Paris climate agreement

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What happens now?

By Rob Jackson and Pep Canadell– World Economic Forum
This article is published in collaboration with The Conversation.
The Paris climate agreement is an extraordinary achievement. It codifies the long-term goal of keeping global temperature increases below 2°C. It also sets a more ambitious aspirational target of capping global warming at 1.5°C degrees.
But this more ambitious target will be beyond our reach within a decade or two at current rates of fossil fuel use around the world.
Beyond how achievable the goals are, and at what cost they can be achieved, they are aggressive and consistent with minimising the dangerous interference of human activities on the climate system.
The Paris agreement also recognises the significant gap between the actions needed to stabilise global temperatures and the current national mitigation pledges through 2030. As written now, those pledges won’t keep average temperatures below 2°C, let alone 1.5°C. That’s why the document encourages nations to strengthen their targets in the near future.
The agreement focuses not just on mitigation activities, but on adaptation, too. Adaptation includes the many activities that reduce the costs and consequences of climate change that will occur even after mitigation.
The Paris agreement calls for substantial efforts to develop new capabilities for adaptation and the funding needed to support them. Even climate stabilisation below 2°C will, and has already begun to, bring climate impacts, particularly to the most vulnerable nations and communities.
And, as always, under the Framework Convention on Climate Change, the document acknowledges the dangers of looking at the world through the single lens of climate change. We need to safeguard other critical services such as food production, water resources, and biodiversity.
Some shortfalls
The agreement missed the opportunity to establish some mid-term goals, sharpening the milestones required after 2030. We know that the current mitigation pledges to 2030 are not enough to keep global temperatures below 2°C. The hard work of mid-term goals lies ahead of us.
A specific emissions mitigation target for 2050, for instance, would have benchmarked where emissions need to be to keep temperatures below 2°C by end of this century. Intermediate goals are critical for keeping us on track with compatible pathways.
Instead, the agreement settled on the goal of achieving a balance between sources and sinks of greenhouse gases during the second half of this century. This goal is based on the results of the last assessment report of the Intergovernmental Panel on Climate Change.
The “balance” acknowledges that we could still have some greenhouse gas emissions in the future but these emissions would need to be offset by the removal of an equivalent amount of greenhouse gases from the atmosphere. We interpret this language as being the same as the better known requirement of “zero net emissions”.
An important shortcoming of calling for achieving a greenhouse gas balance “in the second half of the century” is that it leaves open the possibility that the balance might not be achieved until 2100. This more lenient approach would almost certainly fail to keep global temperatures under 2°C.
An additional shortcoming concerns the contentious issue of financial payments and incentives. The agreement recognises the fact that nations, mostly developing, representing almost half of all greenhouse gas emissions don’t yet have a plan to peak (initially) and then reduce their emissions unless climate financing is available. The text of the agreement is vague and does not clarify how such funds will be obtained, distributed, and monitored.
Let’s get to work
To enter into force, the Agreement will need to be ratified by at least 55 nations under the UN climate convention. These parties must also be responsible for at least 55% of total global greenhouse gas emissions.
It took years for the Kyoto Protocol to be ratified, so it is important this agreement be ratified quickly. The longer this is delayed, the faster countries will have to reduce emissions.
The “55% of emissions” number is an interesting one. Two countries, China and the United States, are responsible for 44.5% of global carbon dioxide emissions. It is technically possible therefore for the agreement to enter into force if all countries except the US and China ratify the deal, but that outcome seems unlikely.
Ratification in China will hinge on its perceived effects on economic development.
Approval in the US will largely depend on a legal determination of whether the agreement must be ratified by the senate. This was a major reason the US has not ratified the Kyoto Protocol.
Even if 55 countries representing 55% of global emissions ratify the agreement, it will do little to achieve the goal of limiting warming to 2°C. Unless countries covering more than 90% of global emissions ratify the agreement, there is little chance of success in reaching the ambitious climate goals.
The need for immediate action includes raising at least US$100 billion per year by 2020. This challenge is enormous, but necessary, if developing countries are to forego the fossil-fuel-intensive development that characterised wealthier nations in the past.
And finally, we need to build new capacity for climate adaption, particularly in poorer, more vulnerable nations. Climate change is already here, and its fingerprint in many recent climate extremes is clear. All countries and communities need new capacity and knowledge to strengthen their resilience and sustainable development pathways.
Authors: Pep Canadell is a research scientist in CSIRO Oceans and Atmosphere, and the Executive Director of the Global Carbon Project. Rob Jackson is a Professor of Earth System Science at Stanford University.

Acuerdo de París

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Humala: "Perú está orgullosa de poner las bases del crucial acuerdo de París"
Por – Diario El País
La lucha contra el cambio climático consiguió poner de acuerdo casi al mundo entero. Los representantes de cerca de 200 países, reunidos en la Cumbre del Clima, adoptaron el primer acuerdo global para atajar el calentamiento desencadenado por el hombre con sus emisiones de gases de efecto invernadero. El pacto abre un camino, pero no es la meta, como resaltaron los negociadores. Los esfuerzos que hay ahora sobre la mesa no son suficientes para impedir que el aumento de la temperatura a final del siglo se quede “muy por debajo de los dos grados”, el objetivo que persigue el pacto. Todos los países firmantes deberán limitar sus emisiones, aunque los desarrollados tendrán que hacer un mayor esfuerzo y movilizar 100,000 millones de dólares anuales.
Era la señal que muchos esperaban desde que los responsables de la inmensa mayoría de países del mundo comenzaron a discutir sobre cambio climático hace más de dos décadas. Era la señal también que muchos inversores, atrapados ahora entre las dudas, querían oír para saber hacia dónde dirigir su dinero. El acuerdo alcanzado este sábado en París —tras dos semanas de reunión dentro de la cumbre y tras seis años de prolegómenos— es “el primer acuerdo universal de la historia de las negociaciones climáticas”, recordó François Hollande cuando presentó el texto final que luego fue aprobado. El presidente francés recordó los atentados que sacudieron París hace un mes. Y rogó a los representantes de los 195 países reunidos en la cumbre que apoyaran el pacto, como finalmente ocurrió.
El acuerdo de París fija, entre otros objetivos, elevar los “flujos financieros” para caminar hacia una economía baja en emisiones de gases de efecto invernadero, cuya sobreacumulación en la atmósfera por las actividades humanas ha desencadenado el cambio climático. “Estamos mandando un mensaje clave al mercado global”, valoró este sábado John Kerry, secretario de Estado de EE UU. “Movilizar la inversión”, dijo, es fundamental para lograr una “transición a una economía limpia”. “Los mercados ya tienen una señal clara”, remarcó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
Con este pacto los representantes de los 195 países reunidos en París no solo admiten que el problema del cambio climático existe, sino que reconocen que el aumento de la temperatura es responsabilidad del hombre. Por eso, establecen medidas para combatirlo.
Ante el fracaso hasta ahora de los intentos por fijar metas obligatorias individuales a cada país —el Protocolo de Kioto apostó por esa fórmula y solo logró cubrir el 11% de las emisiones mundiales— ahora se le da la vuelta al proceso. Se pone una meta obligatoria: que el aumento de la temperatura media en la Tierra se quede a final de siglo “muy por debajo” de los dos grados respecto a los niveles preindustriales e incluso intentar dejarlo en 1,5. Luego, cada país pone sobre la mesa sus aportaciones voluntarias para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero nacionales. Y lo hacen todos. 187 de los 195 países reunidos en París han presentado ya sus programas nacionales. Todo el que firme y ratifique el pacto —algo que ocurrirá a partir de la próxima primavera— deberá aportar contribuciones con las limitaciones de gases.
Pero el acuerdo de París, que entrará en vigor en 2020, por sí solo no es suficiente para lograr el objetivo de los dos grados. Según se reconoce en la “decisión”, la segunda parte del texto, los programas de recorte que han presentado esos 187 Gobiernos no bastan. “Se requerirá un esfuerzo mucho mayor”, se indica. Por eso se establecen mecanismos de revisión al alza de los compromisos cada cinco años. También, herramientas de transparencia, como los inventarios, para intentar que el control sea lo más efectivo.
El acuerdo nace del desarrollo del convenio de las Naciones Unidas sobre cambio climático, que se remonta a 1992. El mundo, en estas más de dos décadas, ha cambiado y aquel documento ha quedado desfasado, fundamentalmente en los anexos, donde se establecía el listado de países desarrollados que estaban obligados a reducir sus emisiones. Veintitrés años después, los industrializados de los anexos solo representan alrededor del 35% de las emisiones mundiales.
Y China e India, que están ya entre las cuatro economías más contaminantes del planeta, se quedaban fuera de los Estados que deben asumir los mayores esfuerzos. Uno de los debates más intensos que han puesto en riesgo este acuerdo ha sido precisamente este: la persistencia o no aquella diferenciación. Finalmente, el acuerdo establece que todos deben hacer planes de control de las emisiones. Pero a los desarrollados se les fijan mayores exigencias. Por ejemplo, se establece que ellos deberán “seguir encabezando los esfuerzos” en reducción de emisiones. “Nos complace que el acuerdo diferencie las acciones”, dijo este sábado el ministro de India Prakash Javadekar.
“El acuerdo no es perfecto”, admitió Xie Zhenhua, el representante sobre cambio climático de China. “Pero eso no nos ha impedido dar un paso histórico”, añadió. Xie instó también a los países desarrollados a que cumplan con sus obligaciones.

Fondo anual

Entre esos deberes está “movilizar” un fondo de 100,000 millones de dólares anuales a partir de 2020. A partir de 2025, se revisará al alza. A este fondo también podrán aportar los emergentes, aunque en su caso es una posibilidad “voluntaria”. El fondo anual se destinará a que los Estados con menos recursos puedan adaptarse al cambio climático; por ejemplo, con medidas de protección por el aumento del nivel del mar. También servirán para que esos mismos países puedan crecer económicamente pero con bajas emisiones de dióxido de carbono.
La negociación del acuerdo ha recaído sobre las espaldas del ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius. “Es un martillo pequeño, pero hace mucho por la humanidad”, dijo tras dar el golpe en la mesa por el que quedaba aprobado el pacto. Su premura no gustó a Nicaragua, que protestó y dijo que no podía admitir el acuerdo porque, entre otras cosas, supone impedir en el futuro la reclamación de indemnizaciones por los daños causados por el calentamiento. Nicaragua es uno de los ocho países que no ha presentado planes para limitar sus emisiones.
“Siempre podrán decir que el 12 de diciembre de 2015 estaban en París”, le dijo Hollande a los ministros reunidos en la cumbre. “Y podrán sentirse orgullosos ante sus hijos y sus nietos”.
Consulta el documento íntegro del acuerdo de París

COP: divergences majeures sur le texte final

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Par Simon Roger– www.lemonde.fr
Minuit dans les appartements de la présidence française de la conférence sur le climat (COP21), au premier étage de la «zone bleue» du Bourget, mercredi 9 décembre. Une nuit blanche débute pour l’équipe de Laurent Fabius, qui ne dispose plus que de quarante-huit heures pour parvenir à un accord entre les 195 pays de la Convention-cadre des Nations unies sur les changements climatiques (CCNUCC).Gobelets de café et corbeille de fruits sont à disposition des conseillers du ministre des affaires étrangères. Des banquettes jointes les unes aux autres font office de lits de camp : les couchages du dortoir prévu pour la circonstance sont « trop courts, les pieds dépassent », explique l’un d’entre eux. Il a aussi fallu retirer la plupart des dalles des faux plafonds des bureaux pour s’offrir un peu d’air frais : la température dépasse, sinon, les 25 °C, malgré la climatisation qui fonctionne sans discontinuer.
Après plus de trois heures d’assemblée plénière, en soirée, du «comité de Paris» – l’instance qui rend compte, au moins une fois par jour, de l’état d’avancée des négociations –, le président de la COP21 réunit brièvement son équipe. Il martèle une nouvelle fois l’agenda fixé pour cette fin de COP : présenter jeudi en début d’après-midi une nouvelle version du texte discuté depuis le début de semaine par les ministres des Etats membres de la CCNUCC ; rouvrir ensuite un temps de négociations ; aboutir enfin à un accord finalisé, traduit et juridiquement validé, pour adoption vendredi 11 décembre à 18 heures.
Des «pas supplémentaires» restent à accomplir, a convenu Laurent Fabius devant le comité de Paris, mercredi soir. Le texte de négociation a certes été clarifié et réduit à 29 pages (contre 43 dans sa précédente version), mais il comporte encore de nombreuses options contradictoires. «Un accord durable ne peut pas être élaboré en diluant les responsabilités historiques et en mettant les pollueurs et les victimes sur le même plan», a lancé Prakash Javadekar, le ministre indien de l’environnement, un acteur clé des négociations climatiques.
Le Malaisien Gurdial Singh Nijar, s’exprimant au nom d’une vingtaine de pays en développement, a estimé que le texte remettait en cause le principe de «responsabilité commune mais différenciée», la colonne vertébrale de la convention-cadre de 1992, qui prévoit que l’action climatique incombe en priorité aux pays développés puisqu’ils sont historiquement responsables des émissions de gaz à effet de serre.

«Catharsis»

Cette question de la différenciation, qui conditionne aussi les besoins de financement des pays du Sud confrontés aux effets du réchauffement, est incontestablement le point dur des négociations. Elle a irrigué la table ronde, engagée de minuit à 5 heures du matin, entre la présidence de la COP21 et les 195 pays, regroupés cette fois en indaba (mot zoulou faisant référence aux palabres), un format réduit aux chefs de délégation et à deux membres de leur équipe, mis au point pendant la conférence de Durban en 2011.
Pendant que Manuel Pulgar-Vidal, le ministre péruvien de l’environnement et président de la COP20, animait dans une salle annexe des groupes de travail sur les thèmes les plus partagés par les 195 pays (les mécanismes de coopération, la forêt, le préambule de l’accord), Laurent Fabius, secondé par sa chef négociatrice, Laurence Tubiana, a présidé la table ronde qui a donné la parole à une cinquantaine de pays.
«Nous arrivons au moment où se cristallisent les négociations, explique-t-on dans l’entourage du ministre. Un moment de catharsis, fastidieux mais nécessaire, dans lequel un format réduit facilite les échanges. Les négociations ne peuvent réellement s’engager que si les pays sentent que leurs lignes rouges sont respectées».
Pour l’Arabie saoudite ou le Venezuela, qui tirent leurs ressources de l’exploitation pétrolière, la mention d’un prix carbone dans le texte est inacceptable. Pour un archipel comme les Philippines, «l’option 1 [de l’article consacré à l’objectif de l’accord qui fait référence à 2 °C de réchauffement maximal] n’est pas une option!» les Etats insulaires s’estimant en péril dès le seuil de 1,5 °C. Toute la nuit, les pays ont rappelé à la présidence française leurs priorités dans la dernière ligne droite de négociation.

«Confessionnal»

Le représentant de la Chine, assez discret en plénière, s’est longuement exprimé durant cette table ronde fermée à la presse. Le secrétaire d’Etat américain, John Kerry, y a fait une rapide incursion à 2 heures du matin. Mais pas question pour la France de laisser de côté les «petits» Etats, qui disposent eux aussi d’une voix à la COP. Une permanence est restée ouverte toute la nuit au premier étage de la délégation française, assurée par trois diplomates chevronnés. «Dans cet exercice fait de psychologie, la permanence est un confessionnal où chacun peut exprimer ses doléances ou ses idées», précise l’un d’entre eux.
Prendre le temps d’écouter, c’est aussi prendre le risque de dévier du calendrier. «Jusqu’à présent, Fabius ne joue pas les impatients, il sait qu’une présidence de COP se construit sur la confiance et sur une bonne méthode», analyse Pierre Radanne, expert en politique climatique. En évoquant les délais soi-disant imposés pour la traduction et la validation du texte final, «il garde un atout dans sa manche»,poursuit-il.
Prolonger les discussions si la finalisation de l’accord l’exige ? «Non, je ne change pas de calendrier», répond M. Fabius de retour dans son vaste bureau, accompagné de son chef de cabinet et de sa conseillère climat. «La date butoir est une contrainte, mais c’est aussi un adjuvant», assure le président de la conférence sur climat. Il est plus de 5 heures du matin, le prochain rendez-vous est programmé à 8 heures. «C’est presque une grasse matinée», ironise le président de la COP21 avant de regagner sa chambre à coucher, dans la «zone bleue» du Bourget.

COP21, la mobilisation des chrétiens

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Par Charles de Pechpeyrou- La Croix
Certains ont marché pendant deux mois depuis Rome, d’autres les ont rejoints à Lyon début novembre : ils sont un groupe de 25 « pèlerins climatiques », de toutes religions et nationalités, dont de nombreux Philippins, arrivés à Paris pour la COP21. Leurs objectifs : sensibiliser les personnes rencontrées en chemin sur les conséquences du dérèglement climatique et renvoyer les pays riches devant leurs responsabilités face aux catastrophes environnementales dont les pays pauvres sont les premières victimes. Avant de rejoindre Le Bourget, le groupe de pèlerins a participé à un grand rassemblement organisé dans la basilique Saint-Denis le 28 novembre, avec des centaines d’autres pèlerins venus du monde entier.
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À la tête de ce petit groupe participant au «People’s pilgrimage», une figure célèbre de la lutte contre le dérèglement climatique : Yeb Sano, négociateur philippin qui a pris part à plusieurs sommets, dont la COP19 de Varsovie en 2013, où ses larmes de désespoir face à la torpeur des négociations, au moment même où son pays subissait les assauts du super-typhon Yolanda, avaient ému le monde entier.
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LA CRAINTE D’UN ACCORD A MINIMA
Cette fois-ci, cependant, Yeb Sano est présent au Bourget comme simple pèlerin. Il a troqué son costume cravate contre de grosses chaussures de marche et un sac à dos élimé, sa coupe de cheveux maîtrisée a fait place à une tignasse rebelle. Sur sa veste, un badge du Réseau Action climat France. Celui qui arbore ce sésame peut accéder à la « zone bleue » de l’immense espace dévolu à la COP21 : celle des négociateurs, dont le sol a été foulé le 30 novembre par les grands de ce monde. Yeb clarifie, néanmoins : «Je ne suis là qu’en observateur, je ne participe pas aux négociations. La COP21 est importante dans la mesure où ce qui se décide ici va toucher beaucoup de personnes : un accord fragile signifie la perte de beaucoup de vies et la destruction d’habitats partout dans le monde. Les décisions prises ici définissent notre avenir, celui de l’humanité», insiste-t-il.
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Néanmoins, l’ancien négociateur ne cache pas sa crainte que les responsables gouvernementaux, «incapables durant les deux dernières années», n’arrivent qu’à un accord a minima. Le défi est ailleurs :«L’essentiel est de montrer que beaucoup de communautés sont venues ici pour exprimer l’urgence de la situation climatique».

SENSIBILISER LES FOULES À TRAVERS LE PÉLERINAGE

Le sens de ce « People’s pilgrimage » n’est donc pas tant d’orienter les travaux de la COP que de sensibiliser les foules. L’aspect spirituel de la démarche, notamment, est «crucial» pour la sauvegarde de l’environnement, longtemps considérée comme une question d’ordre strictement économique, politique, scientifique ou technologique. Du reste, se plaît à préciser Yeb Sano, «beaucoup de leaders religieux ont parlé avec force du changement climatique, unis ensemble, debout, pour convaincre le plus de personnes possible». À commencer par le pape François lui-même, qu’il a pu saluer lors de son passage à Rome.
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«Ensemble, unis, debout» – Tayo Tayo en tagalog – c’est aussi le titre de la chanson composée il y a un an par Nityalila Saulo, Philippine de 35 ans, pour animer un autre pèlerinage climatique entre Tacloban et Manille, et reprise cette année pour la COP21. Nityalila partage l’analyse de son compatriote : «Même si les leaders mondiaux ne parviennent pas à franchir un grand pas, on peut réveiller la société pour qu’elle prenne part à la défense de l’environnement. Ma mission personnelle n’est pas de parler aux leaders mais de convaincre ceux que nous croisons sur notre route».

UN JEÛNE POUR LE CLIMAT

La jeune chanteuse entend surtout faire connaître l’impact du dérèglement climatique sur son pays, victime d’ouragans à répétition, dont l’un a dévasté en deux heures l’usine de son père, dans le centre-ville de Manille, en 2009. «Ce n’est pas qu’une question de hausse des températures, mais de vies perdues», ajoute Nityalla, qui refuse néanmoins de céder à la colère vis-à-vis du Nord.
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Le 1er décembre, avec des dizaines d’autres pèlerins venus aussi d’Europe ou d’Afrique du Sud, les deux Philippins ont participé à un jeûne pour le climat, rompu par une soirée organisée au cœur de Paris, dans un foyer de la Mission populaire évangélique de France. Mais pas n’importe comment. Les menus étaient préparés pour l’occasion par un chef cuisinier, avec le souci d’une consommation carbone minimale : eau microfiltrée, thé et café issus du commerce équitable, pétales de châtaignes torréfiés, légumes de saison – non épluchés – et fruits originaire d’Île-de-France. Une manière de montrer que l’on peut conjuguer plaisir des papilles et respect de l’environnement.