Andahuaylazo quiere gobernar

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Etnocaceristas

El hermano preso del Presidente de la República, disparó con todo contra Mario Vargas Llosa y, sobre todo, contra el hijo del Nobel, Álvaro Vargas Llosa, por autodenominarse ‘garantes’ del gobierno de Ollanta Humala.
“Esos españolitos que ahora se acuerdan que son peruanos, no solo apoyan a mi hermano, pretenden vigilarlo, piensan que Ollanta es un mongolito y piensan que lo puede manipular”, dijo en una amplia entrevista a Reporte Semanal grabada desde el penal Piedras Gordas, donde está recluido por el asesinato de cuatro policías en la asonada de Andahuaylas que lideró en 2005.
Arremetió contra Álvaro Vargas Llosa por su intención de vigilar al nuevo gobierno: “está defendiendo con toda lealtad su posición trasnacional y antinacional (…) Él yerra porque cree que porque en la segunda vuelta todos los derrotados apoyaron a Ollanta, estos derrotados pueden marcarle la agenda y pueden vigilarlo y pueden mantenerlo como un monito amaestrado que no sabe lo que dice. Yo no aceptaría vigilancia. Yo (le diría) ¿sabes qué, mi amigo Alvarito Vargas Llosa? Nos hemos conocido en el (colegio) Franco Peruano, pero, con todo el respeto, ándate a la mierda”.
Respecto a su hermano dijo: “si quiere terminar como (Gonzalo) Sánchez de Lozada (ex presidente boliviano) o Lucio Gutiérrez (ex presidente ecuatoriano) depende de él, pero el pueblo ya no está para más mecidas”.
Fuente: Diario El Comercio.
Tankar Rau-RauOllanta y el Partido Transnacional
Por Hernán de la Cruz Enciso
Con la salida del líder amazónico Alberto Pizango de la lista de Gana Perú, Ollanta Humala ya no tiene nada que ver con los movimientos andino-amazónicos ni con las propuestas de cambio que se viene promoviendo desde las organizaciones sociales. Todo está claro. Ollanta lleva como primera vicepresidenta a Marisol Espinoza, “fabricada”, como Toledo, en Estados Unidos (North Western University de Chicago) para servir a Estados Unidos, y como segundo vicepresidente a Omar Karim Chehade, ex presidente de la Federación Palestina. Del mismo modo, el asesor principal de Humala, el que selecciona a los candidatos al Congreso, es Salomón Lerner Ghitis, ex presidente de la Comunidad Judía y amigo personal de Vladimiro Montesinos. No hay en el entorno de Humala ni kechwas ni aymaras, ni amazónicos. Por tanto, su partido ya no tiene nada de nacionalista sino es un Partido Transnacional (PT).
INVOLUCIÓN
En el 2006 muchos dijeron que Ollanta se había encontrado, sin saber cómo, un maletín con cinco millones de votos. Eso es totalmente falso. Esos cinco millones de votos antisistema no fueron producto de la casualidad: resultaron del trabajo de simpatizantes, militantes y dirigentes anónimos (muchos de ellos reservistas).
Es interesante conocer la involución desde una propuesta nacionalista (febrero 2006) hasta una plancha transnacional (enero 2011). El caso de Apurímac gráfica la realidad nacional. En febrero del 2006 se empezó con la búsqueda de firmas para la inscripción del partido. Muchos no creían en el proyecto. No sólo no creían: perseguían o presionaban desde el poder central y regional a los seguidores del nacionalismo. Con el apoyo de simpatizantes y militantes (la mayoría de ellos reservistas) se logra abrir casi cien bases en las comunidades de Apurímac y reunir más de diez mil firmas para la inscripción del partido. Pero las bases sólo llegaron hasta el día de la designación de candidatos al Congreso. Ollanta Humala, seguro de que en Apurímac no hay candidatos capaces, llevó desde Lima un candidato llamado Cayo César Galindo. Este señor no vivía en Apurímac, nunca había vivido allí. No sabía kechwa, la lengua del 90% de los habitantes de esta región, ni conocía la realidad sociopolítica de la zona. No tenía, por lo menos, hijos o ancestros apurimeños para que sienta y trabaje por esta tierra. Por esa misma razón, desde que ganó casi no volvió a esa región ni siquiera para darles las gracias a quienes votaron por él. Esa vez (2006), gracias al trabajo de las bases, Ollanta sacó alrededor de 70% de los votos en Apurímac.
Como protesta a la designación de Cayo Galindo, un insulto al pueblo apurimeño, renunciaron militantes y dirigentes. Por eso en las elecciones regionales y municipales siguientes Ollanta ya no sacó ni siquiera el 30% de los votos. Ahora le va peor: con los candidatos que lleva y la involución de su propuesta no sacará ni el 15%.
RECLUTA
Un militar sabe que una guerra está constituida por un conjunto de batallas. Si un general pierde una batalla (estamos hablando de buenos generales), recoge a sus heridos, junta a su tropa, se repliega y se prepara para la siguiente batalla. En las pasadas elecciones generales Ollanta Humala se portó no como un general de la política sino como un simple recluta. Al perder las elecciones se picó y se desquitó mandando al carajo a quienes, muchas veces sin dormir, recorriendo a pie los pueblos más lejanos, se fajaron por él buscando firmas y haciendo campaña. Y no sólo dio una patada en las cuatro letras a sus soldados y suboficiales (militantes y dirigentes), sino también abandonó a sus oficiales heridos (candidatos). No fue, digamos, un estratega. Tenía que aprender de las derrotas y ser un buen candidato en estas elecciones. No ha aprendido. Se ha movido hacia el centro obedeciendo a sus asesores brasileños, en vez de pelear los votos antisistema y rodearse de candidatos antisistema. Sigue improvisando y rodeándose de improvisados, poniendo de comandantes a conocidos generales enemigos.
PREGUNTAS PUNTUALES
Ahora que estamos en época electoral, sería bueno que el candidato “nacionalista” responda algunas preguntas para aclarar las dudas de las personas que todavía le siguen: ¿Ollanta sabe que los asesores brasileños que digitan su campaña están preparando la entrega de importantes extensiones de Madre de Dios y Puno al Brasil con el cuento de “proyecto Inambari”? ¿Sabe que su proyecto político “sin calco ni copia” no es otra cosa que la versión chicha del plan de un ex presidente carioca? Con la presencia de Lerner Ghitis en su entorno, ¿nos quiere demostrar que está de acuerdo con los símbolos de sometimiento que se exponen en la puerta de Palacio de Justicia (dos cóndores andinos humillados, con la mirada al suelo, dando pleitesía a dos leones de Judá)? ¿Acaso no dijo Ollanta alguna vez que admiraba a Arguedas (el cóndor sobre el toro, picoteándole el lomo: la cultura andina sobre la judeo-occidental)?
Algo más: ¿qué le hicimos los más de 300 mil mineros artesanales del país para que nos declare una guerra abierta al colocar en la lista de candidatos a Lima a un radical representante de las multinacionales de la minería (Edgar Villanueva), precisamente aquel que en el 2006, cuando los reservistas recorrían los pueblos más alejados buscando firmas para el Partido Nacionalista, desde el Congreso llamaba “aventureros” a los hermanos Humala?

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