Secuestrados y asesinados
Hamás restituyó los cadáveres de cuatro rehenes a Israel, que a cambio liberó a más de 600 presos palestinos en el último intercambio de la primera fase de la tregua en Gaza.
La oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, confirmó la recepción de los féretros de «cuatro rehenes caídos».
En un comunicado, el movimiento islamista anunció la liberación de más de 600 presos, que fueron recibidos por multitudes en la ciudad cisjordana de Ramala y en la ciudad gazatí de Jan Yunis.
En Ramala, los prisioneros bajaron de autobuses ataviados con pañuelos tradicionales kufiyas y chaquetas que ocultaban su uniforme carcelario, constató un periodista de la AFP.
El Foro de las Familias de Rehenes confirmó la identidad de los cuatro cadáveres entregados.
«Recibimos con profunda tristeza la noticia de la identificación de Shlomo Mansour, Tsachi Idan, Itzhak Elgarat y Ohad Yahalomi, de bendita memoria, que han descansado eternamente en Israel», dijo el foro en un comunicado.
Es el último intercambio de rehenes israelíes por presos palestinos previsto dentro del acuerdo de tregua mediado por Catar, Egipto y Estados Unidos que entró en vigor el 19 de enero.
La primera fase de este alto el fuego termina el sábado y todavía no se han negociado los términos de la segunda etapa, en la que debe ponerse fin a la guerra y completar la liberación de la sesentena de rehenes que seguirán en Gaza.
«No hay otra opción que iniciar las negociaciones para la segunda fase», señaló Hamás en un comunicado, considerando que Israel no puede poner «falsas excusas» para frenar el proceso.
En este periodo inicial de seis semanas, un total de 25 rehenes y ocho cadáveres regresaron a Israel. A cambio, el Estado hebreo sacó a unos 1.900 presos palestinos de sus cárceles.
La oficina de Netanyahu había señalado poco antes del intercambio que la entrega de los cadáveres se haría «conforme a las exigencias israelíes», es decir, «sin ceremonias de Hamás».
– «Prefirieron la venganza» –
Su gobierno había bloqueado la liberación de estos 600 presos en protesta por las «ceremonias humillantes» organizadas por Hamás en cada intercambio de rehenes, criticadas también por la ONU y la Cruz Roja.
Uno de los casos que más indignación causó fue la entrega la semana pasada de cuatro cadáveres, entre ellos los de los niños Ariel y Kfir Bibas, cuyos féretros fueron expuestos junto a una imagen de Netanyahu con dientes de vampiro.
El caso se envenenó todavía más cuando las autoridades israelíes denunciaron que los niños habían sido asesinados a «sangre fría» y que el supuesto cadáver de su madre, Shiri Bibas, de origen argentino, no era de ningún rehén.
Hamás reconoció un posible error y entregó posteriormente los restos de la madre, enterrada este miércoles junto a sus hijos en un cementerio cercano al kibutz Nir Oz, donde fueron secuestrados el 7 de octubre de 2023.
La familia Bibas, cuyos niños tenían cuatro años y ocho meses y medio al ser raptados, se convirtió en un símbolo de la tragedia de los rehenes israelíes.
El padre Yarden Bibas, también secuestrado pero liberado este mes, recordó en el funeral su «familia perfecta». «Shiri, siento no haber podido protegerlos a todos», dijo roto de dolor.
Durante el funeral, la familia reclamó también responsabilidades a los dirigentes israelíes. «Podrían haberlos salvado, pero prefirieron la venganza», dijo Ofri Bibas, cuñada de Shiri.
– Acuerdo frágil –
Tras casi quince meses de guerra en la Franja de Gaza, desencadenada por el ataque de los milicianos islamistas en suelo israelí el 7 de octubre de 2023, Israel y Hamás alcanzaron un acuerdo de alto el fuego que contempla tres fases.
El frágil pacto ha estado al borde del colapso varias veces porque ambos bandos se acusan mutuamente de violarlo. El ejército israelí afirmó el miércoles que había bombardeado puestos de lanzamientos de proyectiles en Gaza, tras haber identificado un tiro.
El enviado estadounidense a Oriente Medio, Steve Witkoff, dio cuenta de «mucho progreso» de cara a una reanudación de las conversaciones sobre las condiciones de la segunda fase.
Según él, Israel iba a enviar un equipo de negociadores «a Doha o a El Cairo, donde las negociaciones reiniciarán». Sin embargo, Israel no confirmó esta información.
La tercera y última fase de la tregua debería enfocarse a la reconstrucción de la devastada Franja de Gaza.
Israel prometió destruir a Hamás tras los ataques del 7 de octubre que desataron la guerra en Gaza tras dejar más de 1200 muertos, en su mayoría civiles, según un balance de AFP basado en cifras oficiales.
Los milicianos islamistas también secuestraron a 251 personas. Antes del último canje, 62 seguían en Gaza, aunque el ejército israelí daba a 35 de ellos por muertos.
Fuente: www.swissinfo.ch
Hamás los secuestró, Hamás los asesinó. Poner fin al terror de Hamás
“Durante más de 16 meses, el mundo contempló con horror cómo Hamás hacía desfilar a la familia Bibas con artículos de propaganda para la guerra psicológica”.
Por Eran Yuvan- Diario Perú21.
Las imágenes nos atormentan: una madre joven, Shiri Bibas, arrancada del corazón de la vida cotidiana, tomando a sus dos pequeños hijos pelirrojos, Ariel, de cuatro años y Kfir, un bebé de nueve meses, con las caras marcadas por el miedo, mientras son arrastrados a Gaza. Esta escena, filmada por los terroristas que irrumpieron en el Kibutz Nir Oz el 7 de octubre, encapsula la pura brutalidad e inhumanidad de las acciones de Hamás. Fue una de muchas en esa trágica mañana, cuando los terroristas de Gaza mataron, violaron y destrozaron a innumerables familias. Esto demuestra que Hamás no es un actor político legítimo, sino una organización extremadamente brutal cuyo único propósito es infligir sufrimiento y destrucción.
Durante más de 16 meses, el mundo contempló con horror cómo Hamás hacía desfilar a la familia Bibas con artículos de propaganda para la guerra psicológica. Yarden fue forzado a aparecer en un video luego de que le dijeran que su familia había sido asesinada, una manipulación cruel que ejemplifica el trato sádico de Hamás a los secuestrados. Ahora, con Yarden recientemente liberado, el alcance del horror ha quedado claro. Su reencuentro con la libertad tuvo un costo devastador: sus hijos y su esposa fueron asesinados por sus captores.
Después de mantenerlos en condiciones inimaginables, luego de someterlos al miedo, la privación, y posiblemente cosas peores, los terroristas de Gaza asesinaron a los dos pequeños hermanos, ya en noviembre de 2023. Un bebé. Un niño de cuatro años. Sus restos fueron devueltos a Israel el 20 de febrero de 2025. No obstante, en un despreciable acto de un horror inexplicable, Hamás sustituyó el cuerpo de una mujer desconocida por el de Shiri. Tras horas desconcertantes, finalmente el cuerpo de Shiri fue devuelto al día siguiente.
La tragedia de la familia Bibas no es solamente una catástrofe personal; es un claro recordatorio de la verdadera naturaleza de Hamás. No se trata de luchadores por la libertad o integrantes de la resistencia, son monstruos que atacan deliberadamente a civiles, asesinan niños y provocan el máximo dolor y la tortura psicológica a sus víctimas. Los secuestrados que han sido liberados, relatan horrores difíciles de comprender -golpizas, hambre, violencia sexual y el constante terror de la ejecución—. Hamás no libra guerras como una fuerza militar; comete sus crímenes de guerra como un asunto de política. Estas no son acciones de seres humanos; son el sello distintivo de una ideología depravada que glorifica la violencia y se regodea en el sufrimiento.
El asesinato de Ariel y Kfir, el miedo acerca del destino incierto de Shiri, la tortura que soportó Yarden, el cautiverio aún vigente de otros secuestrados, no son aberraciones en la conducta de Hamás. Son su esencia. Se trata de una organización que construye túneles terroristas en lugar de escuelas, que utiliza hospitales como cuarteles, que desvía ayuda humanitaria para alimentar su máquina bélica. Su gobierno no ha traído más que miseria a Gaza, mientras enriquecía a su propia dirigencia.
Aquellos que continúan apoyando a Hamás o poniendo excusas para ello, deben tener en cuenta estos hechos. Cada justificación, cada intento de contextualizar sus acciones, cada “pero” que viene a continuación de la condena de sus atrocidades, solo sirve para permitir más sufrimiento. Hamás ha demostrado recurrentemente que no tiene interés en la paz, ningún respeto por la vida humana —palestina o israelí— y ninguna visión más allá del conflicto perpetuo y la destrucción.
No obstante, a pesar de esta innegable realidad, Hamás aún encuentra apologistas en el occidente —activistas y políticos que, ya sea por ignorancia o malicia, refuerzan sus atrocidades justificando su violencia—. Cada manifestación que glorifica a Hamás, cada voz que minimiza sus crímenes, solo extiende el sufrimiento de israelíes y palestinos por igual. Defender a Hamás es defender la barbarie. Apoyar a Hamás es sabotear toda esperanza de paz en la región.
La comunidad internacional debe unirse en reconocer que aquí no puede haber paz ni estabilidad ni futuro, tanto para israelíes como para palestinos, mientras Hamás mantenga su control en Gaza. Su eliminación no es solamente un imperativo de la seguridad israelí, es un deber moral para todos los que crean en la dignidad humana y en la posibilidad de paz en la región.
La historia de la familia Bibas debe servir como un llamado de atención. La familia Bibas, y todas las víctimas del terrorismo de Hamás, merecen justicia. El reinado del terror de Hamás debe terminar. No solo por la seguridad israelí, no solo por el futuro de Gaza, sino por la posibilidad misma de un futuro en el cual niños como Ariel y Kfir puedan crecer sin el miedo de ser arrancados de los brazos de sus padres. No puede haber paz mientras Hamás continúe gobernando. Si la comunidad internacional realmente procura justicia, si se preocupa realmente por las vidas inocentes, pues entonces debe mantenerse firme: Hamás debe ser desmantelado, su terror, erradicado, y su estrangulamiento de Gaza, quebrado. La senda hacia la paz en la región comienza con el fin de Hamás.