En su libro «Sin Noticias de Dios– Sodalicio: Crónica de una impunidad», Salinas dedica un capítulo exclusivo a Bertomeu y la amistad que trabó con él en Roma. El capítulo se titula «Jordi». En él Salinas describe en detalle su estrecha relación con Monseñor Bertomeu, al que llama por su primer nombre desde principios de 2019, es decir, una relación que al momento de la visita a Lima de la Misión Especial, tenía más de cuatro años. Su libro incluye descripciones de beber cervezas en la habitación de Monseñor Bertomeu: “El sábado habíamos quedado con Juan Carlos [Cruz] en visitar a Jordi [Bertomeu] hacia media mañana. Fuimos a la casa en la que estaba alojado. Era una residencia de curas ancianos o enfermos, retirados, atendidos por monjitas. Jordi tenía ahí una habitación austera, atiborrada de libros. Nos hizo pasar a una sala contigua y pidió que lo esperásemos mientras iba por unas cervezas.
A los pocos minutos, Jordi regresó, caminando lento y como si algo le incomodara, a la salita de al lado. Juan Carlos [Cruz] se puso a hacer algunas bromas, y luego se despidió. Tenía una entrevista con un medio chileno. Los dejo para que conversen, dijo y se fue. Al poco llegó una monjita con unas cervezas, un destapador y unas copas. Molte grazie, sorella, le dijo Jordi. Prego, respondió la religiosa”.
Pero cuando la Misión Especial llegó a Lima el 2023, recibió a Salinas y Paola Ugaz como si no hubiesen conversado nunca, como si fuera necesario escucharlos más todavía.
Obispo peruano opina contra Conferencia Episcopal y Santa Sede
Por Íñigo Domínguez– El País.com
Kay Schmalhausen señala, en un texto publicado por Religión Digital, al cardenal Sean O’Malley que es un símbolo de la lucha contra la pederastia en EE UU y presidente de la Comisión Pontificia de Tutela de Menores; al secretario de Estado, el número dos del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin; y al franciscano español José Rodríguez Carballo, arzobispo desde hace un año de Mérida-Badajoz, que en Roma fue secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada entre 2013 y 2023.
Rodríguez Carballo, contactado por este diario, ha replicado a través de una portavoz de la diócesis extremeña que “no recuerda el caso” y asegura que “no conoce personalmente” a Schmalhausen. Precisa que, según sus recuerdos, el Vaticano nombró a un comisario, el mexicano Guillermo Rodríguez, para que investigara los abusos, y también encargó al cardenal estadounidense Joseph William Tobin que indagara en las cuestiones económicas, que eran “los asuntos más espinosos”.
Schmalhausen decidió acudir a Roma, entre 2015 y 2016, verbalmente y por escrito. “Me entrevisté con el secretario de Estado, Pietro Parolin: silencio romano. Llevé mi denuncia personalmente a la entonces Congregación para la Vida Religiosa, otro esfuerzo en vano”, relata. El prelado peruano asegura que con Rodríguez Carballo sufrió “una denigración como pocas he padecido”. “Un año después, él mismo me pidió que le enviara mi denuncia por correo electrónico. No sirvió de nada. Advertí, asimismo, con un largo informe escrito, al cardenal Sean O’Malley, cabeza de la Comisión de Prevención de Abuso a Menores: silencio bostoniano”.
Relata que en 2021 el nuncio en Perú, Nicola Girasoli, le pidió su renuncia “por teléfono y a gritos”. “Bastó una simple carta y una excusa de corte diplomático: ‘Monseñor Kay debía atender a su madre muy anciana’”.
También acusa a la Conferencia Episcopal peruana. Schmalhausen concluye con una llamada de atención: “Los tiempos han cambiado. Como pastores de la Iglesia nuestra actuación no debería circunscribirse a meros trámites burocráticos ni mucho menos estar motivada por intereses”.
Cardenal O’Malley se defiende de las acusaciones del obispo Schmalhausen
En declaraciones a Crux, “O’Malley dijo que si bien simpatiza con Schmalhausen y lamenta el sufrimiento que ha padecido, su relato de los hechos es ‘muy injusto’ y dijo que, de hecho, había discutido las preocupaciones de Schmalhausen”.
“O’Malley dijo que ambos habían tenido una conversación inicial por teléfono sobre el SCV en junio de 2017, y que Schmalhausen envió su informe después de eso. Una vez que recibió el informe, O’Malley dijo que intentó comunicarse con Schmalhausen nuevamente por teléfono, pero no pudo comunicarse con él”, señala este medio estadounidense.
Igualmente, O’Malley, asegura a Crux que el recuerdo que mantiene Schmalhausen de su interacción en aquellos tiempos es una “completa mala interpretación” de su actitud e intenciones.
“Me habría encantado hablar“
“En ese momento la creencia era que los escándalos del SCV estaban bajo control, ya que se había nombrado un comisionado y se habían establecido comisiones de investigación”, recuerda O’Malley. “Me hubiera gustado que [Schmalhausen] se hubiera acercado a mí y me hubiera pedido hablar, me habría encantado”, relata a Crux, añadiendo: “Estoy seguro de que nunca lo habría ignorado… No soy ese tipo de persona”.
Fuente: www.religiondigital.org
Giuliana Caccia y Sebastián Blanco, en Roma, aliviados tras suspender el Papa Francisco su extraña excomunión
Papa Francisco frena grave abuso eclesiástico en Perú
Los peruanos Giuliana Caccia y Sebastián Blanco hace unos meses se enfrentaban a una extraña excomunión, y las condiciones para evitarla eran draconianas y exageradas: entre otras cosas, incluía ¡pagar 25,000 euros cada uno!
Giuliana y Sebastián acudieron en persona ante el Papa Francisco, quien constató lo que fácilmente podía considerarse un claro abuso grave de poder eclesiástico y anuló la excomunión con su firma.
“En este video contamos algunos detalles pertinentes para nuestro caso sobre cómo fue nuestro encuentro con el Papa Francisco en Roma. Y para que se entienda mejor cómo se concretó dicha reunión, damos un poco de contexto previo que no hemos podido compartir hasta hoy. Agradecemos al Papa Francisco por habernos escuchado y animado a seguir adelante“, explican ambos peruanos.
En un vídeo de menos de siete minutos dan muchos datos del asunto… que inquietará a muchas personas.
Información revelada bajo secreto, difundida a la prensa
Todo empezó cuando hablaron con el sacerdote Jordi Bertomeu, sacerdote de la diócesis española de Tortosa enviado especial a Perú por la Santa Sede, en julio de 2023, como colaborador del arzobispo Charles Scicluna, encargados de esclarecer denuncias de abuso sexual contra menores de edad por parte de exmiembros del Sodalicio de Vida Cristiana, una comunidad católica nacida en ese país.
Giuliana y Sebastián hablaron de lo que sabían con Bertomeu con condición de discreción, pero luego Bertomeu difundió mucho de lo tratado, y lo contó a unos periodistas que lo difundieron. Giuliana y Sebastián pidieron durante un año contactar con Bertomeu ante esa ruptura del secreto pactado, pero Bertomeu no respondió. Acudieron entonces a la justicia civil peruana y denunciaron al sacerdote catalán por violación de secreto profesional.
Hasta aquí, la historia no es muy edificante por ninguno de los bandos. Pero el abuso más grave llegó después: Giuliana y Sebastián recibieron una notificación (un precepto penal) en la que la Iglesia les acusaba de tres delitos canónicos por haber llevado a Bertomeu ante un proceso judicial civil.
¡Excomulgados hasta pagar 25,000 euros cada uno!
“El precepto indicaba que si no retiramos la denuncia penal primero seríamos excomulgados a las 48 horas, con todas las graves implicancias que acarrea una excomunión; luego debíamos pagar cada uno de nosotros 100,000 soles (casi 25,400 euros) a Cáritas Lima, brazo social del arzobispado de Lima, liderado por el obispo Carlos Castillo, y finalmente no podríamos presentarnos nunca más de manera pública como católicos“, detallan en el vídeo.
“Al día siguiente de recibir dicho documento, publicamos un video donde explicábamos lo sucedido. Nuestra posición en dicho video, que se sigue sosteniendo hasta el día de hoy, fue que el Papa Francisco había sido mal informado sobre nuestro caso y le pedimos la gracia de ser escuchados“, explican.
Efectivamente, unos días después supieron que el Papa Francisco aceptaba recibirles en Roma el 23 de noviembre por la mañana, aunque la Santa Sede les pedía mantener el encuentro en secreto. Eso sí, se les explicaba que el precepto penal ya quedaba en suspenso.
“El Papa Francisco nos recibió en su biblioteca privada, donde suele realizar sus audiencias“, explican. “El Papa nos recibió con mucha cercanía, apenas habíamos comenzado a informarlo sobre el precepto penal que habíamos recibido, inmediatamente, el Papa Francisco nos dijo: ‘la excomunión no va, quédense tranquilos’. Sinceramente, fue un momento muy fuerte y conmovedor“.
Ante ellos, el Papa firmó la revocación de su puño y letra
“Nosotros estábamos con la conciencia tranquila de no haber cometido ningún delito, sino de haber hecho lo correcto: escuchar del propio Papa que este asunto llegaba a su fin y que nunca se debió dar nos dio una paz espiritual difícil de transmitir en palabras. Tras un emotivo silencio, le preguntamos cómo podíamos comunicar lo que nos había ha dicho a nuestras familias, amigos y seguidores. Y nos dijo: ‘Digan que han estado con el Papa, que los ha bendecido y que la excomunión no va’. Luego nos pidió revisar el precepto penal que nos había sido entregado el 26 de septiembre y firmó de su puño y letra, sobre ese documento, su revocación“.
“Entre otras cosas le informamos al Papa que antes del proceso penal que iniciamos ante Bertomeu, intentamos resolver la situación de manera privada con él durante un año pero nunca obtuvimos la respuesta esperada. También le dijimos que habíamos interpuesto una demanda canónica en la Rota romana al sacerdote Jordi Bertomeu“, añaden.
Al final de la reunión con el Papa, el Pontífice les dijo que siguieran “adelante siempre con la verdad“, y también que siguieran trabajando “con mayor ahínco por la vida y por las familias“.
En estos dos meses de incertidumbre, han meditado sobre “lo doloroso que es solo pensar en la posibilidad de ser excomulgados y más doloroso aún con acusaciones falsas. La excomunión es la pena máxima que puede aplicar la iglesia a un católico y ponernos en esa situación fue desolador” También lamentan que “un grupo de activistas” lanzaron en su contra la acusación de despreciar a las víctimas de abusos.
“Un grupo de activistas con sus propios fines“
Giuliana y Sebastián señalan que pese a la intervención del Papa aún hay “activistas mediáticos” que siguen difamándoles.
“Queremos reafirmar que las acusaciones penales y canónicas que hemos interpuesto al sacerdote Jordi Bertomeu siempre fueron motivadas por una razón: el derecho que tenemos de restablecer un bien jurídico dañado, al haberse violado el secreto profesional. Pues él transmitió información obtenida en un ámbito confidencial a dos periodistas. Este hecho fue reconocido por el mismo Jordi Bertomeu, quien no fue capaz de reparar el daño. Hoy nos queda muy claro que estos dos periodistas junto a un grupo más extenso de activistas tergiversan nuestro caso para lograr sus propios fines y que además mantienen una relación muy cercana con el sacerdote Bertomeu“, advierten.
“Seguiremos en la búsqueda de la justicia y de la verdad y el resarcimiento de nuestro buen nombre y repetimos que es un proceso estrictamente personal con Jordi Bertomeu y específicamente sobre una conducta de este sacerdote que sería contraria a las leyes peruanas y canónicas. Agradecemos al Papa Francisco por habernos escuchado y además también queremos reiterarles el agradecimiento a todos nuestros familiares y amigos y a todos los que nos han apoyado este tiempo con sus oraciones, su cercanía y de otras maneras“.
Fuente: www.religionenlibertad.com