Más Betos y menos Mávilas
Por Martha Meier Miro Quesada– Diario EXPRESO.
La prostiprensa es cada vez más prosti y menos prensa, más relaciones públicas que otra cosa. En pocos países como el Perú, los periodistas son tan amigos del poder, tan serviles a sus patrones para hacerles favores, tan dispuestos a seguir instrucciones. Todo sea por la quincena y el prime time. Al cacho la decencia, la ética, la verdad, el contrapoder. El destape del periodista Beto Ortiz sobre la reunión clandestina de Mávila Huertas con el corrupto Martín Vizcarra pocos días antes de entrevistarlo, con empalagosa amabilidad, muestra la degradación en la que está sumida la prensa peruana.
La gran prensa es ya incapaz de distanciarse del poder; se ha convertido en una aliada de todo gobierno y cualquier dinero. Esa cercanía no le permite moverse con libertad ni estar vigilantes para informar adecuada y oportunamente a la ciudadanía. Según el investigador Dominique Wolton, la existencia de un periodismo de contubernio (como el que ha mostrado Mávila Huertas) resulta de “la confusión de géneros y, sobre todo, de la débil conciencia de lo que en el fondo separa al periodista del político”. El andamiaje que se ha construido entre lo que debiera ser un contrapoder con los gobiernos y los grandes intereses de unos pocos, es cada vez más sólido. La prensa decente es el ‘cuarto poder’ de toda democracia liberal, y su sano ejercicio es necesario para moderar cualquier abuso perpetrado por alguno de los tres poderes oficiales, siendo, por lo general el Ejecutivo, el más abusivo, justamente el que más atrajo a Mávila Huertas, sea por encargo de algún patrón o por voluntad propia.
El filósofo y abogado Alexis de Tocqueville y el magistrado Gustave de Beaumont fueron enviados en 1831 a los Estados Unidos por el nuevo gobierno francés, con el encargo de estudiar la organización social del país. Ambos, sin embargo, decidieron indagar más profundamente el sistema político. Esto resultó en el libro de Tocqueville, La democracia en América, en la que concluye que esto es posible gracias a la libertad de prensa y que más allá de los excesos que puede cometer la imprenta, pretender evitarlos amenazaría la libertad. “Cuanto más considero los efectos principales de la independencia de la prensa, más convencido estoy de que, entre los modernos, la independencia de la prensa es el ingrediente más importante de la libertad. Por tanto, un pueblo que quiera seguir siendo libre tiene derecho a insistir en que la independencia de la prensa es el ingrediente esencial de la libertad”, escribió.
El petulante y gran magnate de la prensa norteamericana, William Hearst, decía que “Noticia es toda aquella información que alguien no quiere que se publique, todo lo demás es publicidad”. El Perú merece mejores medios, con muchas noticias que los poderes fácticos y políticos no quieren ver publicados y periodistas comprometidos con la verdad y el servicio al país. Más Betos y menos Mávilas.