Por Mariella Balbi- Político.pe
Al inicio de la cuarentena en el Perú, conversamos con un destacado galeno sobre la negativa del gobierno de utilizar pruebas moleculares (PCR), sabiendo que son las únicas que detectan el coronavirus con certeza. La tajante y obtusa negativa resultaba –resulta aún– algo incomprensible. Vino el cuentito de que eran caras, salió un empresario coreano diciendo que colocaba una cantidad significativa en siete días.
En aquella época el médico mencionado pensaba que probablemente el gobierno ya había comprando las pruebas serológicas y temía que la ‘tortuguil’ Contraloría “les cayera con todo”. Ya tenemos 27,000 muertos (una cifra más realista indica 50,000) y más de 500,000 contagiados, somos el primer país de muertos por millón. No hay camas UCI y sigue faltantado oxígeno.
Sin embargo, seguimos sin tomar pruebas moleculares intensivamente. Las hay que dan el resultado en corto tiempo. Científicos de una universidad local pueden producirlas, pero no son apoyados. La ministra de Salud, Pilar Mazzetti, anunció que se aplicarían pruebas moleculares masivamente; cerca de un millón, sostuvo.
Pero en el sainete peruano que vivimos apareció el premier a desmentir a Mazzetti: “No es tiempo de moleculares masivas y trazado de contactos, el contagio ya es comunitario”. La ignorancia es atrevida. El militar corrige a la médica y esta anuncia que se tomarán en una nonata operación Tayta.
La razón de no aplicar estas necesarias pruebas radicaría en que el gobierno compró millones de inútiles tests serológicos que quedarían en desuso. Perú es el único país del orbe que los emplea para detectar el coronavirus. Al parecer, el régimen prefiere muertos y desgracia a quedar evidenciado ante Contraloría.
Vizcarra es sinónimo de lo turbio. Se oculta todo lo relativo al COVID-19. La Junta Nacional de Justicia no ha publicado las renuncias a su comité consultivo de las juristas Gladys Echaiz y Beatriz Merino. La Ley de Transparencia lo exige. ¿Cómo evaluará la JNJ al juez que rechazó el pedido de prisión preventiva para Nadine Heredia? Con Alan García no actuó igual. A Keiko Fujimori la tuvieron encarcelada con cero pruebas, mientras que las evidencias en el caso Heredia son múltiples, demasiadas. Pero tiene vara.
Se mantiene y se protege a la corrupción. Vivimos el escándalo de compras irregulares en las pruebas moleculares y en las serológicas (rápidas), sobrecostos, mala calidad, etc. En los casos Swing, avión de la Policía, Mirian Morales, amigotes de Vizcarra y tantos otros Contraloría y Fiscalía tienen una sordera perpetua.
En cualquier otro gobierno el caso de los contratos del padre de la ministra de Economía, totalmente ilegales, admitido por la titular del MEF, sería motivo de renuncia o vacancia. Pero Vizcarra busca que la ciudadanía olvide y anuncia la compra de vacunas masivas cuando no pudo enfrentar adecuadamente al COVID-19. Los hechos lo demuestran.
Comunicador se vende
Por Ricardo Vásquez Kunze-Político.pe
Se ha desatado en los medios de comunicación y en las redes sociales un road show pidiendo con descaro nunca antes visto publicidad estatal para campañas publicitarias “efectivas” contra el coronavirus. Se lo piden al gobierno “en nombre de los 50 mil muertos y medio millón de infectados”, pero en realidad lo hacen en nombre de sus bolsillos.
El guión es tan chapucero que hasta da pena comentarlo. Primero se consiguen a “expertos” que hablen en los medios que quieren pedir plata al gobierno sobre la importancia de las campañas y estrategias de comunicación. Luego sale hablando en “exclusiva” un vocero de estas empresas disfrazado de académico de la “clínica jurídica” de una universidad X, Y o Z, pontificando sobre la legalidad y el derecho que tiene el Estado para repartir SU publicidad de acuerdo con las políticas públicas como la educación, la cultura y el comercio (este último es el que se lleva la mejor parte de la torta con más del 60%).
Pero eso no les basta a los medios comerciales. Ofrecen “eficiencia, prestigio y alcance” para recibir más, cuando –si se trata de otorgar contratos según el “alcance”– Canal N, por ejemplo, no debería recibir un centavo y todos los periódicos reunidos menos que medio céntimo. Los siguientes capítulos son los editoriales de esos medios exigiendo publicidad en nombre de la salud pública con el mayor cinismo del mundo, así como varios columnistas a sueldo machacando sobre lo mismo. “Aquí estamos, ¡yuju!”
Otros lo hacen con el puño de la revolución en alto: para combatir la pandemia recomiendan el lenguaje de cachetadas y, sin ascos, la fuerza de las armas si fuera necesario. Como si estuviéramos en la China comunista o en Corea del gordinflón Kim. Son los mismos que se pasearon orondos organizando las comunicaciones durante todo el quinquenio podrido de Ollanta Humala para saltar sin obstáculos al de PPK y ahora pretenden rematar sus servicios por honorarios (¡o si es en planilla mejor!) en el de las postrimerías del de Vizcarra.
¿Saben por qué esas campañas serán un tiradero de plata y nunca darán resultado? Porque nadie cree en los medios bamba, ni en las encuestas bamba, ni en los columnistas a sueldo. Así que cualquier cosa que salga allí será una mascarilla menos para salvarle la vida a un compatriota.