Por Mario Ghibellini– Diario El Comercio.
Si Verónika Mendoza y Julio Guzmán pensaron que la marcha del jueves era una buena ocasión para lanzar sus candidaturas presidenciales, van a tener que pensar de nuevo. La supuesta jornada tumultuosa en la que la ciudadanía iba a expresar atronadoramente su adhesión a un adelanto electoral que podía tenerlos de protagonistas no fue tal. Y, más que como antenas que sintonizaban de pronto con el clamor popular, ellos lucieron como un par de oportunistas. Como dos brujos envueltos en la danza propiciatoria de una lluvia que los iba a beneficiar… pero que nunca llegó.
Como exhibición de fuerza, el evento tampoco les funcionó muy bien. Es cierto que hubo un compacto grupo de militantes del partido morado vestidos del color que los identifica y moviéndose de modo acompasado dentro de los marchantes. Pero eso, máximo, le da a Guzmán para ofrecer una cuadrilla de cargadores para la próxima procesión del Señor de los Milagros, no para soñar con triunfos arrolladores en las ánforas.
Y en lo que concierne a Nuevo Perú, parece que todos son muy aficionados al fútbol y se quedaron en sus casas viendo el partido Perú-Ecuador.
Pero si a los que quieren jugarse un ‘huachito’ en la lotería del adelanto les fue mal con la romería, es de imaginar lo que ocurrió con los que se han comprado el ‘entero’. Es decir, con el presidente Vizcarra y sus ministros protestantes.
—Salto y porrazo—
Está muy claro, en efecto, que para el jefe de Estado, el apagón de gobierno anticipado no es una idea loca a ser discutida con el Congreso. Es, más bien, la única salida que le ve a su situación política antes de que la gente comience a preguntarse por los hipotéticos logros de su gestión.
Por eso lanzó antes del diálogo con Olaechea tantas advertencias de que ese punto no sería negociable, y por eso también, ante la evidencia de que una mayoría de congresistas no se iba a someter intimidada por su popularidad al plan que lo desvelaba, comenzó a jugar progresivamente la carta levantisca. Esto es, la de llamar a alguna forma de manifestación del ‘pueblo’ contra las autoridades que habían puesto su liderazgo en salmuera.
Como su gran salto hacia adelante había terminado en porrazo, intentó recurrir al viejo truco de la revolución cultural. Y varios de los miembros del gabinete fueron funcionales a ese propósito.
La Presidencia del Consejo de Ministros, en particular, elaboró y divulgó en los días previos a la marcha un ‘spot’ a favor del adelanto electoral en el que se afirmaba (sin aclarar cuál era el fundamento de la sentencia) que “el país exige un cambio” y cuyo eslogan final era “haz que suceda”. Muy sutil, ciertamente.
Cuestionado en el Parlamento por el hecho de que se hubiesen distraído dineros públicos para financiar una campaña que –según las mismas encuestas que le sirven de inspiración al gobierno– iba en contra de la opinión de una parte importante de los contribuyentes, el primer ministro Del Solar respondió que, como el ‘spot’ había sido hecho por el equipo de comunicaciones de su despacho, no le había costado nada al Estado. Debemos suponer, entonces, que los sueldos de ese equipo provienen de una marmita de oro que él debe haber hallado al final de un arco iris y que las horas que sus miembros dedicaron a la elaboración de la pieza propagandística no se las quitaron a tarea importante alguna.
El mandatario, por su parte, quiso aprovechar la necedad de la Comisión de Fiscalización del Congreso –que el miércoles propuso de pronto abrirle mil investigaciones– para hacerle también un ‘cherry’ a la marcha, un día antes de su realización.
En una circunstancia en la que la prensa fue advertida previamente de que iba a prestar declaraciones, se quejó primero de que se hubiese solicitado la creación de una comisión investigadora para ver cómo se había elaborado el mensaje de 28 de julio (una aseveración mentirosa, dicho sea de paso, porque la comisión pretendía investigar si el mensaje había sido aprobado por el Consejo de Ministros, como la Constitución manda, y no cómo había sido elaborado) y luego recitó: “Por eso la población ha convocado para mañana, a través de algunos colectivos, a una movilización plenamente justificada”. Un auténtico balconazo de respaldo.
El problema, sin embargo, es que el jueves 5 amaneció con nubarrones en el cielo. Una encuesta de Datum divulgada en varios diarios reveló temprano que, aunque seguía siendo mayoritario, el apoyo a la iniciativa de adelanto electoral había perdido 14 puntos porcentuales en un mes. Y más tarde, cuando los partidarios de forzar al Parlamento a aprobar el proyecto del Ejecutivo debían congregarse en el centro de la capital para demostrar que eran legión, solo llegaron al lugar suficientes entusiastas como para animar un nutrido pasacalles.
—Limando están los días—
Farid Matuk, exjefe del INEI con buen ojo para los cálculos y experiencia en manifestaciones, ha estimado que vio pasar desde el emplazamiento en el que se encontraba a unas 2,600 personas. Digamos que hubo muchos que no pasaron por donde él estaba y que ha perdido filo para ese tipo de conjeturas (no lo creemos, pero digamos). ¿Cuántas más puede haber habido? ¿El doble? ¿El triple? Si no llegaron ni siquiera a 8,000 manifestantes, la marcha fue un panzazo. Literalmente, un paso atrás para los promotores del adelanto.
Nadie dice que no puedan hacer un segundo intento y lograr quizás una concurrencia más decente. Pero mientras tanto, siguen pasando las horas que, como decía el poeta, “limando están los días”. Y con cada sol que se pone, el proyecto del adelanto luce también un poco más crepuscular.
Odebrecht habría pagado US$320 mil a Villanueva por San José de Sisa
Por Graciela Villasís Rojas– Diario El Comercio.
El ex primer ministro y congresista César Villanueva Arévalo no solo habría recibido US$60 mil de Odebrecht como soborno por la adjudicación de la carretera Cuñumbuque-Zapatero-San José de Sisa, en la región San Martín, tal como Jorge Barata reveló en la declaración que hizo al equipo especial del Caso Lava Jato de la fiscalía el 6 de agosto en Brasil.
En las planillas del Departamento de Operaciones Estructuradas de la constructora, a las que accedió El Comercio, se registran siete pagos por US$320 mil en total bajo el ‘codinome’ ‘Curriculum vita’, seudónimo que la firma brasileña asignó a Villanueva cuando era presidente regional de San Martín (ocupó el cargo en dos períodos, entre el 2007 y 2010 y entre el 2011 y 2013) como consta en un acta firmada por Jorge Barata. La cifra total incluye los US$60 mil revelados por el exjefe de Odebrecht en Perú.
En los registros de la caja 2 de la firma brasileña aparecen junto al proyecto Sisa otros ‘codinomes’: ‘Italiano’ con US$400 mil y ‘Meu Deus’ (Mi Dios, en español) con US$65 mil.
—El colaborador—
La declaración de un aspirante a colaborador eficaz de la fiscalía, a la que accedió este Diario, detalla cómo Odebrecht se trazó como meta adjudicarse el millonario proyecto en la región San Martín a través de la captación de exfuncionarios, la elaboración de las bases y el pago de sobornos a quienes participaron en el otorgamiento de la buena pro.
La firma brasileña entregó coimas para adjudicarse el proyecto vial por S/109’561.076, que representa un 9,5% por encima del valor referencial de la obra.
“Por encargo de Eleuberto Antonio Martorelli [exejecutivo de Odebrecht en el Perú], en setiembre del 2008 [un exfuncionario del Ministerio de Transportes y Comunicaciones que fue captado por la constructora] se reunió con César Villanueva para hacerle entrega de las bases ya revisadas por Odebrecht-OPIC [Odebrecht Perú Ingeniería y Construcción]. Las bases fueron entregadas personalmente a Villanueva Arévalo [por el exfuncionario] dentro de un sobre de manila en el segundo piso del restaurante Real, ubicado en la Plaza de Armas de Tarapoto. Villanueva Arévalo, al ver lo abultado del sobre de manila, pensó que era dinero, [entonces] le preguntó […] qué había dentro del sobre, a lo que este le respondió que eran las bases del proceso de licitación que iba a ser convocado. Finalizada la reunión, Villanueva Arévalo cogió el sobre y se retiró llevándose las bases elaboradas […] por encargo de Antonio Martorelli; luego, estas mismas bases fueron publicadas en el portal del OSCE correspondiente”, contó el testigo.
El mismo colaborador declaró que al emisario de la constructora que trabajaba en el MTC se le encargó asegurar el otorgamiento de la buena pro a favor de la firma brasileña a través del pago de sobornos a los integrantes del comité, “siempre y cuando Odebrecht ganara la convocatoria”. Según el testigo, “el acuerdo se logró en horas de la noche” en el domicilio de un exgerente allegado a Villanueva.
Como consecuencia de estas coordinaciones entre los emisarios de la constructora y los representantes del Gobierno Regional de San Martín, la carretera San José de Sisa fue adjudicada a Odebrecht en octubre del 2008.
El testigo también señaló: “Las bases y los términos de referencia de dicha licitación fueron elaborados personalmente [por el exgerente captado por la constructora] de acuerdo a las indicaciones de Antonio Martorelli”.
El exfuncionario de Odebrecht, según narró el colaborador a la fiscalía, “era quien instruía y exigía la necesidad de ajustar las bases a condiciones que solo la constructora brasileña podría cumplir, como la experiencia de montos mínimos en obras similares o la experiencia en proyectos de montos determinados que excluirían a la mayoría de postores que no cumplían estos requisitos con las que eliminaba a la competencia”.
En agosto pasado, la firma brasileña se declaró culpable ante la fiscalía peruana y reconoció el pago de sobornos para adjudicarse la construcción de la carretera San José de Sisa.
—Descargos—
En diálogo con este Diario, César Villanueva negó haber recibido sobornos de la empresa brasileña. “No he recibido este tipo de prebenda o cosas. Uno paga una prebenda seguramente para pedir a cambio algún tipo de privilegio, algún tipo de favor, algún tipo de acción que le favorezca a la empresa. Y lo que sí podemos demostrar con hechos, con documentos, con cosas que efectivamente se puedan probar de que no ha tenido Odebrecht ningún beneficio y más bien ha sido al revés, ellos han perdido plata allá. Entonces para qué pagarían plata para perder, eso no lo entiendo”, señaló.
Dijo además que uno debe tomar con cautela las declaraciones de Jorge Barata: “Primero ha dicho [que recibí] US$60 mil, ahora son US$320 mil, no me sorprendería que mañana diga [que me entregó] US$500 mil. O sea, cuando uno dice medias verdades, uno no puede saber exactamente de qué te están acusando”.
Negó haber recibido documentos o bases de la licitación en un sobre de manila, tal como lo señaló un aspirante a colaborador eficaz a la fiscalía. “No he recibido, ni he entregado nada a nadie, ningún documento como ese […]. Yo supongo que toda la información que dé un colaborador eficaz o lo que sea tiene que probarse. Es la primera vez que yo escucho una cosa de ese estilo”, agregó.
Fue enfático en señalar que sí colaborará en la investigación que realice el equipo especial sobre la obra San José de Sisa.
—La investigación del caso —
Hasta agosto de este año, la investigación sobre las irregularidades en la licitación de la carretera Cuñumbuque-Zapatero-San José de Sisa estuvo a cargo del fiscal anticorrupción de Tarapoto José Villalta Arriaga.
El año pasado, Villalta, cuando estaba a cargo del caso, amplió la investigación preparatoria contra 16 involucrados, entre ellos exfuncionarios del Gobierno Regional de San Martín y exejecutivos de Odebrecht por los delitos de colusión desleal y peculado. Todos ellos eran acusados de haber favorecido a la constructora con un pago irregular de más de S/41 millones y por la aprobación de resoluciones que le permitieron a la firma brasileña exigir S/44 millones en un arbitraje. Este último caso sigue en litigio.
El 6 de agosto, después de que el exjefe de Odebrecht Jorge Barata revelara que se le entregó US$60 mil a César Villanueva, la investigación paso a manos del fiscal Germán Juárez Atoche, del equipo especial del Caso Lava Jato.
El premier anticorrupción
Por Fernando Rospigliosi- Político.pe
Resulta que el premier abanderado de la lucha anticorrupción del gobierno de Martín Vizcarra era un corrupto. El reportaje de Graciela Villasís en El Comercio que revela que el congresista de APP, César Villanueva, habría recibido 320 mil dólares como coima de Odebrecht por la carretera Cuñumbuque-San José de Sisa cuando él era gobernador regional de San Martín, de acuerdo con el testimonio de Jorge Barata (“Odebrecht habría pagado US$320 mil a Villanueva por San José de Sisa”, 8.9.19).
Hay varios hechos a destacar en este tema. El primero, que la fiscalía tenía información, a través de testimonios de miembros del Club de la Construcción, de que Odebrecht había pagado coimas a Villanueva y otros por esa obra, aviso que les llegó cuando el susodicho todavía era premier. Yo recibí información de fuentes cercanas a la fiscalía y lo publiqué en El Comercio el 16 de febrero de este año, planteando que los fiscales que viajaron al Brasil deberían preguntar específicamente por la carretera Cuñumbuque-San José de Sisa construida por Odebrecht a un costo de ciento diez millones de soles. (“¿Harán las preguntas necesarias?”)
Allí señalaba que “la cuestión es si la fiscalía, ahora bajo la casi completa influencia del gobierno y sus aliados, hará todas las preguntas necesarias o solo las formulará en una dirección, evitando otras que pueden ser más que incómodas a los que hoy detentan el poder.” Y adelantaba que “aunque quizá lo que funcione sea la hipótesis formulada en esta columna, de que el descarado interés de la coalición vizcarrista de tomar el control del Ministerio Público –cosa que ya consiguieron casi completamente– tenía el propósito de proteger a varios corruptos integrantes de ese conglomerado y perjudicar a sus adversarios políticos”.
Y eso es lo que ocurrió. Los fiscales Rafael Vela y José Pérez protegieron al premier de Vizcarra: no preguntaron por Villanueva, no por lo menos en las declaraciones formales de los funcionarios de Odebrecht, y sí indagaron sobre sus adversarios políticos.
No obstante, tres semanas después –el 8 de marzo– Villanueva fue despedido de la Presidencia del Consejo de Ministros sin motivo aparente y reemplazado por Salvador del Solar. ¡Qué casualidad!
Probablemente los fiscales, que como he dicho, ya sabían de las denuncias sobre Villanueva por los miembros del Club de la Construcción, se lo comunicaron a su protector y aliado Martín Vizcarra y este se deshizo de Villanueva. Si los fiscales preguntaron off de record, por lo bajo, a los funcionarios de Odebrecht sobre la coima a Villanueva es algo que no se sabe (todavía).
En todo caso no lo hicieron formalmente, porque revelar que el entonces premier del gobierno que tiene como único “logro” la lucha contra la corrupción es precisamente un corrupto, hubiera sido un golpe demoledor al gobierno de Vizcarra, patrocinador de los fiscales.
Villanueva llegó al Congreso por el partido de César Acuña (APP) y votó en contra de la vacancia de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) en diciembre de 2017. Pero luego de eso, repentinamente y sin motivo aparente, se convirtió en un entusiasta de la destitución de PPK y fue el visible coordinador de los que apoyaban esa medida.
Tanto apasionamiento despertó sospechas. En varias entrevistas periodísticas le preguntaron entonces si es que no estaba coludido con el vicepresidente Martín Vizcarra que le habría ofrecido el premierato. Villanueva lo negó enfáticamente. Y, luego que PPK al borde la vacancia renunció y Vizcarra asumió la presidencia, Villanueva se convirtió en premier.
Desde ese cargo acompañó a su jefe en su supuesta cruzada anticorrupción, en particular en los ataques al entonces fiscal de la Nación Pedro Chávarry. Ahora se entiende el porqué. Chávarry no estaba en el juego de Vizcarra y sus apadrinados Vela y Pérez. Estos se prestaban a la maniobra de atacar a los adversarios del gobierno y encubrir a los de la coalición vizcarrista, entre los cuales estaba Villanueva.
Al final, viendo que Villanueva podía quedar en evidencia, lo apartaron discretamente. Y cuando el periodista ecuatoriano Andersson Boscán reveló los archivos ocultos de Odebrecht, no les quedó más a los fiscales que preguntar por el ex Premier. Pero hicieron su trabajo, cubriéndolo cuando todavía era el segundo hombre del gobierno anticorrupción.
En síntesis, el caso de Villanueva muestra que la trama del gobierno y sus fiscales adictos es real y no una suposición. Y expone el verdadero rostro del “gobierno de la cruzada anticorrupción”.