Era un Líder
Hace 35 años, Carlos Manrique ingresó a la entonces Escuela Normal de La Cantuta para estudiar la carrera de maestro, con especialidad en matemáticas y literatura. Muy pronto se convirtió en un líder, a pesar de que no era propiamente un político y rechazaba los métodos violentos, las paralizaciones y marchas, tan de moda en aquella época. Renán Gorriti, su condiscípulo en aquellos años, conservó este material fotográfico y cuenta cómo, el ahora controvertido ex presidente de Clae, empezó a disfrutar de la popularidad.
Un esmirriado y más bien bajo estudiante de matemáticas y literatura, se convirtió a poco de ingresar en un popular líder estudiantil en la entonces Escuela Normal Superior de La Cantuta. Comenzaba la década del 60 y el cusqueño Carlos Manrique Carreño, siempre con terno y corbata, tocaba el acordeón y obtenía buenas notas.
Católico a ultranza, militaba en la Unión Nacional de Estudiantes Católicos (UNEC), enfrentada en aquel entonces con los izquierdistas agrupados en el FER y capitaneados por Gustavo Espinoza Montesinos, que después se convertiría en líder del Partido Comunista pro-soviético, secretario general de la CGTP y diputado en la década del 80.
Renán Gorriti, condiscípulo de Manrique y también dirigente estudiantil en aquel entonces, recuerda que Maximiliano Durand Araujo, que había ingresado un año antes que ellos, era un derechista que simpatizaba con el socialcristianismo y apoyaba a Manrique, su compañero de piso. Durand se convirtió luego en uno de los líderes máximos de Sendero Luminoso, y su principal dirigente en Europa.
Leal con sus amigos, Manrique defendió a Durand varias veces, dice Gorriti: cuando faltó a un trabajo comunal y debía recibir una sanción, cuando lo encontraron ebrio en la universidad o cuando hizo ingresar de contrabando a su hermano en su habitación.
Así, Manrique tuvo que lidiar con el Tribunal de Honor que imponía sanciones por mala conducta, y que presidía el cañetano Anastacio Vega, hoy congresista de Cambio 90.
Manrique ingresó en 1960 y fue el único estudiante cachimbo al que no raparon, relata Gorriti. El pidió expresamente conservar el cabello porque enseñaba en la nocturna del Guadalupe. El emprendedor Manrique también daba clases particulares de contabilidad, tocaba y vendía acordeones para hacerse de algún dinero y pagar sus estudios. Pero además ayudaba a los estudiantes provincianos, en particular a los ancashinos, que lo veneraban.
Estaba siempre en campaña, y aunque era enemigo de las huelgas y la violencia en una época de efervescencia, llegó a la presidencia de la Federación de Estudiantes de La Cantuta en 1963, con el apoyo de los apristas, interesados en cerrar el paso a los comunistas. Antes -narra Gorriti-, Manrique había integrado la directiva de la Federación de Estudiantes del Perú (FEP) que presidía el sanmarquino Max Hernández Camarero, entonces radical dirigente izquierdista, y hoy afamado siquiatra. Pero Carlos Manrique renunció al cargo de Secretario de Prensa en la FEP.
Renán Gorriti rememora que Manrique tenía una pasión casi enfermiza por la publicidad, por destacar, por ser reconocido. Copó los periódicos murales de La Cantuta y en su campaña para la presidencia de la federación, pidió un mimeógrafo de prueba a una compañía que los vendía, imprimió su propaganda y luego lo devolvió.
Gorriti no sólo era compañero de Manrique en La Cantuta sino también fue su vecino en la calle Borgoño, en Pueblo Libre. Allí conoció a su madre, doña Celia Carreño, una maestra de escuela muy recta y dominante, de mucha personalidad.
Tomando un café que le invitaba doña Celia, Gorriti escuchaba los sermones que recibía Carlos, indicándole que debería ser correcto en la vida.
En el barrio corrían una serie de chismes sobre Manrique: que era homosexual, que prestaba dinero, que era un agiotista, refiere Gorriti. Pero ninguno tenía sustento sólido.
Manrique era admirador de la obra de Antonio Encinas e hizo su tesis de maestro con ese tema. Respetaba mucho a Walter Peñaloza, que fue rector de La Cantuta.
Hace 7 años -cuenta Gorriti- vi a Manrique haciendo su cola para cobrar el sueldo, o la propina, de maestro, vestido discretamente. Después se lo volvió a encontrar en una ceremonia, cuando ya era un hombre famoso. Conversaron de los tiempos idos, de Chosica, de su madre. “Cuídate de los sobones y los oportunistas que te rodean”, le dijo al despedirse Gorriti.
Fuente: Revista CARETAS.
EL ANDAMIAJE Y LAS ÚLTIMAS HORAS DE VILLARÁN
Por Jenny Zúñiga Mourao- www.manifiestoperu.com
Denunciar un andamiaje nefasto detrás del poder no es nada fácil. El análisis de su accionar repetitivo y conocer a cada personaje ha sido un trabajo de muchos meses, y gracias a las investigaciones y entrevistas a algunos personajes cercanos nos permite seguir atando cabos.
No es posible que los peruanos permitamos que otros coloquen candidatos políticos sazonados con dineros oscuros, para luego adueñarse del poder, a través de ellos, y perpetuarse en éste gracias a su alianza estratégica con los medios de comunicación.
Un caso casi palpable de algunas víctimas de este andamiaje nefasto detrás de algunos políticos que llegan al poder, podría ser la exalcaldesa Susana Villarán, por la que muchos apostamos. Tengo que reconocer que después de un análisis de su cosmovisión quedé convencida que ella podría convertirse en una burgomaestre ejemplar.
Verde Esperanza
Una campaña al parecer limpia, de chalinas verdes, muchas entrevistas de TV, como suele pasar cuando América TV quiere poner en el poder a un candidato: insiste con entrevistas guiadas generalmente, vía microondas. La campaña estaba diseñada otra vez a lo Favre.
Susana, con mucha experiencia en política, ya tendría muchas cosas claras para decirle al periodista Paulo Monzón de Latina una mañana: “Estamos avanzando mucho. Las personas en la calle me dicen que estamos ganando. Es una ola verde, una ola de esperanza…”
Revocatoria: Susana insiste en todas las entrevistas “hay una campaña de demolición en mi contra. Muchos medios de comunicación y todo el establishment político están detrás de esto; nosotros no le debemos nada a nadie, hemos hecho una campaña franciscana. No hemos tenido padrinos, total no vamos a devolver favores…”, insiste la lideresa de la ola verde.
Recuento de Medios
Revisando un poco las noticias sobre Villarán, leemos a Diego Salazar en la revista Etiqueta Negra: “Las parodias en internet durante su campaña todas fueron de Favre. Esta vez su trabajo era conseguir que la primera alcaldesa electa de Lima, no se convirtiera en la primera persona en ser despedida de ese cargo por castigo popular”.
En la campaña a la alcaldía de Lima, su rival política Nora Bonifaz -Somos Perú- cuestionó la participación de Villarán y en repetidas ocasiones había preguntado quién le había dado dinero para su propaganda.
Susana fue llamada en muchas oportunidades por Bonifaz como la “alcaldesa pituca” y que los perjudicados son los pobladores de las zonas populares de la capital. Además, consideró que la administraba Lima “como a una ONG”. Al parecer, Bonifaz nunca se equivocó.
Andamiaje en acción
Cuando Villarán se convirtió en alcaldesa de Lima, en el 2011, increíblemente sus adversarios políticos que resultaron tener más apoyo de la televisión que el mismo andamiaje, la arrinconaron, convirtiéndola en la primera autoridad edil de Lima en ser sometida a consulta popular de revocatoria.
Entonces, como es característica del andamiaje, éste preparó su fuerza de choque en alianza con un canal de televisión, y en su defensa salieron a hablar Toledo, PPK, Mario Vargas Llosa, Santiago Roncagliolo, Fernando de Szyszlo, Luis Bedoya Reyes, entre otros.
Oenegeros como Carlos Rivera cobraron por trabajar para la Municipalidad de Lima
A pesar de todo lo que pasó entonces, la lideresa de la ola verde cae en desgracia, y el equipo especial de la Fiscalía para el caso Lava Jato allana su casa por 5 horas, por el financiamiento que hicieron las constructoras brasileñas Odebrecht y OAS a la campaña del NO que evitó su revocatoria al cargo en el 2013.
A pesar de la defensa que Susana ensayó en su cuenta Twitter, pidiendo que traten a todos por igual, ella no puede salir del país, desde noviembre de 2017, igual que José Miguel Castro, exfuncionario edil en su gestión y exejecutivo de Interbank. Hoy, jefa y funcionario tienen una investigación preliminar por el delito de lavado de activos y cohecho pasivo propio, por presunción de haber recibido 3 millones de dólares de Odebrecht y OAS a cambio de los tristemente famosos peajes.
¿José Miguel Castro, quien la última vez dijo que Barata miente y aceptó que sí lo conoce, sigue en el país y es una especie de colaborador eficaz? ¿Por qué los amigos de Susana, especialmente los de IDL que se convirtieron en sus funcionarios municipales la han abandonado, e insisten en que ella contactó a Barata y no Castro?
En la segunda edición ampliada de “Yo conocí al monstruo por dentro” exponemos fuertes indicios para responder esto, y si la exalcaldesa caída en desgracia será capaz de decir toda la verdad para que pueda esquivar la cárcel. Pero hay mucho más por revelar…