Por Antonio Elduayen Jiménez CM
“Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Sin duda esta corta frase la habremos oído muchas veces y hasta usado, algunas. La dice Jesús en el evangelio de hoy (Mt 22,15-21), para poner punto final a la discusión con la que sus enemigos quieren sorprenderlo. Y, lo que es mucho más importante, para dejar sentado el principio de solución de las relaciones entre el poder humano-político y el poder divino-religioso; entre el Estado y la Iglesia, como solemos decir hoy, y que por no tenerlo en cuenta, ha sido –y sigue siendo-, motivo de malentendidos y fricciones entre los gobiernos y la iglesia. El dicho de Jesús dejó sentadas también las bases de lo que sería y es hoy la Doctrina Social y Política de la Iglesia. Veamos algunas de las implicaciones del dicho de Jesús sobre “lo que es del César” y “lo que es de Dios”.
1º. “es del César” (palabra que aquí significa orden y poder humano), cuanto el hombre, de modo legítimo y organizado, hace y se da para su desarrollo en todos los aspectos (social, cultural, político, laboral, económico, etc.). En todo esto el hombre es autónomo, y, para su bien o para su mal, debe regirse por las leyes que ellos mismos se hacen. Tal es el Plan de Dios, quien quiso dejar la tierra al hombre (sal 115, 16), única criatura a la que ha amado por sí misma (LG 24). Los problemas surgen cuando el hombre, olvidando que el César (el gobierno) es tal porque Dios así lo ha querido, se cree señor y dueño del universo y suplanta a Dios. 2º. “es de Dios” (palabra que en Jesús significa Dios Trinidad), todo lo creado, incluido el César; a quien confió el mundo para que lo gobierne y mejore.
En su generosos Plan para con “el César”, Dios mantiene siempre su providencia ordinaria sobre el mundo, -extraordinaria a veces, como cuando envió a su Hijo en Jesús. Y espera que “el César” reconozca a su creador, sea dando leyes que se ajusten a la Ley Natural y tengan en cuenta el Bien Común, sea respetando positivamente “lo que es de Dios”, que se concreta en lo que llamamos religión y libertad religiosa. Lamentablemente las cosas no siempre resultan como debieran, por causa de los malentendidos y ambiciones del César y, a veces, de las iglesias.Dada la separación Iglesia-Estado, las posiciones principales del César (de gobiernos y sectores sociales secularizados) para con la Iglesia, son: 1, de oposición militante, que de un modo u otro busca su desaparición; 2. de aparente tolerancia y neutralidad, pero de difícil convivencia; y 3. de respeto y hasta de colaboración, pues apoya condiciones de vida que facilitan su fe y su modo de vida. ¿Se atreverían a poner un ejemplo de país en cada caso? De todos modos, más importante que esto es imitar la actitud valiente e inteligente de Jesús frente a sus contrarios. Para no dejarnos sorprender y, como nos lo pide el apóstol Pedro (1 Pe 3,15), para saber dar razón de nuestra fe.
Paulo VI ya es beato
En Roma, el domingo 19 de octubre de 2014, durante la misa de clausura del Sínodo Extraordinario de los Obispos sobre la Familia, se celebró la beatificación de Paulo VI entre las 10:30 y las 12:20 horas, incluidos el ángelus y la alocución previa del Papa Francisco.
Dos grandes peregrinaciones se desplazaron a Roma para los actos de beatificación del Papa Paulo VI. Fueron las de su diócesis de origen, Brescia, y la de archidiócesis de Milán, regida por Montini entre 1954 y 1963. Cinco mil fieles y tres mil fueron las cifras respectivas de ambas peregrinaciones. La Plaza de San Pedro estuvo abarrotada de fieles, como en las mejores ocasiones, en una hermosa y luminosa mañana. Presidió el Papa Francisco, y el papa emérito Benedicto XVI concelebró, junto a los cardenales, en el primero de los puestos de ellos.Por otro lado, el cardenal Angelo Scola, desde hace dos años arzobispo metropolitano de Milán, sucesor, pues, del nuevo beato, presidió en Roma los actos de vigilia de preparación y de misa de acción de gracias por la beatificación. El primero fue en la tarde del sábado 18 de octubre, en la céntrica basílica de los Doce Apostóles, entre Plaza Venecia y la Fontana de Trevi; y el segundo, en la mañana del lunes 20, en la basílica de San Pablo Extramuros. Dos lugares, pues, bien significativos por sus nombres y su relación con el ya beato Pablo VI.Para la Misa de beatificación se ha compuesto un himno basado en el magisterio del Papa Montini. La música es del salesiano Massimo Palombella, director de la Capilla Musical Pontificia Sixtina, y con letra del jesuita Eugenio Costa. “In nomine Domini”, frase evangélica lema episcopal y pontificia de Paulo VI, es el título también de este himno.
Fue monseñor Luciano Monari, obispo de Brescia, la diócesis originaria de Montini, quien solicitó al Santo Padre la beatificación de Montini, y el postulador de la causa, el religioso Antonio Marrazzo, quien leyó su biografía. Después y tras las letanías de los santos, Francisco proclamó en latín la fórmula de beatificación, Eran las 10:50 horas del domingo 19 de octubre de 1978 cuando Paulo VI quedó inscrito en el libro de los beatos.
La fecha de memoria litúrgica del beato Paulo VI será el 26 de septiembre, día, en 1897, de su nacimiento. El beato Paulo VI falleció el 6 de agosto de 1978. Y, claro, el 6 de agosto – su “dies natalis”- no podía ser la fecha de su memoria litúrgica ya que es la festividad de la Transfiguración del Señor.
La tumba de Pablo VI permanecerá, al menos de momento, en las grutas de la basílica. En la leyenda sobre el mármol color salmón de la misma, eso sí, ya se ha antepuesto al nombre del Papa su condición de beato. Los tumbas de los últimos papas beatificados o canonizados, excepto la del beato Pío IX, que permanece en la basílica de San Lorenzo Extramuros, y ahora la del beato Paulo VI, fueron ubicadas dentro de la misma basílica vaticana, como es el caso de los tumbas de San Pío X, San Juan XXIII y San Juan Pablo II. Siempre hay tiempo, en cualquier caso, para el traslado de las tumbas.
El milagro atribuido a la intercesión de Paulo VI, y que le permitió ser beatificado, es la curación de un niño todavía en el vientre de su madre, a principios de la década de 1990 en California, después de que se diagnosticase que tenía graves problemas cerebrales, pero la madre se negó a abortar y el niño nació sin problemas.
Junto al altar, se expuso como reliquia principal la camiseta ensangrentada de Paulo VI, después del atentado, en 1970, cuando un pintor boliviano le hirió con dos puñaladas a su llegada al aeropuerto de Manila.
El Papa Francisco vistió en la celebración la casulla blanca que le fue regalada a Paulo VI en 1977 con ocasión de ochenta cumpleaños. También empleó su cruz o báculo pastoral y uno de los cálices que el nuevo beato utilizaba. Francisco, como solo hace en las grandes ocasiones, portaba en su dedo anular el anillo del pescador, que le fue impuesto el 19 de marzo de 2013, día del inicio solemne de su ministerio apostólico petrino.Entre las delegaciones oficiales desplazadas a Roma, se halló la del Estado español, encabezada por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo. Entre los obispos españoles, presentes en la concelebración, se hallaron, junto a los padres sinodales arzobispo Ricardo Blázquez, presidente de la CEE, y los cardenales Martínez Sistach y Sebastián Aguilar, los cardenales Rouco y Cañizares, el arzobispo Osoro y el obispo Algora, entre otros.
Fuente: Revista Ecclesia.
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