Experto en defensa de los menores responde a la ONU

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Hans Zollner SJ

Por Ary Waldir Ramos Díaz
Zollner nació hace 48 años en Regensburg, Alemania, es profesor de psicología, y confirma que la Iglesia predispone para los abusadores un castigo según las normas del derecho canónico y del derecho civil, destruyendo el mito de la no colaboración de la Santa Sede con las autoridades civiles locales, como sostiene el Comité de la ONU.
El experto en la prevención y tratamiento de los casos de abusos a menores defiende la posición de la Santa Sede, que pide a las Conferencias Episcopales aplicar medidas de prevención, escucha y ayuda a las víctimas.
¿Qué opinión tiene sobre las acusaciones realizadas por la Comisión para los Derechos del Menor de la ONU hacia la Santa Sede?
El tono general del documento es muy severo en relación a la Santa Sede, aunque hay afirmaciones que evidencian que la Iglesia Católica se ha movido. Efectivamente, en gran parte del informe se ve que no toman en consideración todo lo que ha sido hecho a partir del 2001, sobre todo desde el 2010 hasta hoy.
En particular, todas las medidas que la Santa Sede ha tomado para defender los derechos de los niños y mejorar la situación de las víctimas de abusos sexuales y de proveer líneas guía para el tratamiento de víctimas, de abusadores y de abusos. Todo esto ha sido hecho por la Iglesia desde 2010/11 al día de hoy.
¿Cómo habría podido hacer más justicia el informe de la Comisión de la ONU a las medidas aplicadas de la Santa Sede en materia de protección infantil?
Existen afirmaciones dentro (del documento) que no corresponden a la realidad actual; por ejemplo, ellos se refieren a un acontecimiento de 2001, cuando el entonces Prefecto de la Congregación para el Clero se congratulaba con un obispo que ocultaba a las autoridades civiles en Francia un abuso por parte de un sacerdote.
Al respecto, como el mismo padre Lombardi – portavoz de la Santa Sede – declaró hace 4 años, esta actitud no sólo hoy no sería posible, sino sería condenada por la misma Santa Sede.
Esto significa que existe todo un cambio de actitud que no se verifica en el informe, como por ejemplo el hecho que se diga que todos los abusadores permanecen impunes, y esto no es verdad. Los abusadores, sean sacerdotes u otros miembros de la Iglesia, son castigados según las normas del derecho canónico y el derecho civil.
¿Podría dar un ejemplo concreto de los resultados en materia de lucha contra la pedofilia?
El Papa Benedicto XVI en los últimos dos años de su pontificado, ha reducido al estado laical a 400 sacerdotes a causa de abusos y este es el castigo más grave que un sacerdote puede recibir por parte de la Iglesia.
A continuación se dice que la Iglesia no colabora con las autoridades civiles. Esto no es verdad. La misma Santa Sede ha declarado con autoridad que las autoridades eclesiásticas deben colaborar con las autoridades civiles del respectivo país. Obviamente, para la ONU es algo difícil de entender: la Iglesia no puede sustituir al Estado. Debe seguir las leyes del Estado.
Las iglesias particulares deben seguir las normas de los Estados…
La medida de la Santa Sede, según las normas oficiales, es que la Iglesia, por ejemplo en Colombia, Panamá o en Argentina debe seguir la legislación respecto a los abusos en estos países. Un ciudadano debe atenerse a las leyes del Estado en el que vive.
El Observador Permanente de la Santa Sede en la ONU, monseñor Silvano Maria Tomasi, advierte que el documento se había ya preparado antes del encuentro del Comité con la delegación de la Santa Sede en enero.
Sabemos cómo son producidos muchos de estos documentos, existen partes que están ya listas desde hace meses. El hecho es que muchas de estas partes parecen no haber sido retocadas para nada ni con la introducción de estas nuevas normas por parte de la Santa Sede, ni mucho menos, a continuación de la intervención de los representantes de la Santa Sede ante la ONU el 16 de enero pasado, dado que estos elementos no surgen en el informe.
El documento de la Comisión de la ONU hace referencia a los ejemplos para apoyar sus críticas…
Los ejemplos parecen casuales y realizados por un objetivo preciso, sin reconocer la contribución de las instituciones católicas. En Zambia o el Congo, la Iglesia Católica es quizá la institución más poderosa en el sector de la sanidad y hace mucho más por la salvaguardia de los niños que cualquier otra institución, incluso el mismo Estado.
Al hablar de los derechos de los niños, la ONU declara que la Iglesia debe revisar su doctrina sobre el aborto…
Esto obviamente – cuando se habla de los derechos y la defensa de los niños según la doctrina de la Iglesia – es precisamente una bofetada increíble, porque para nosotros el derecho del niño comienza en el momento de la concepción y excluir el periodo del embarazo de esta protección es inconcebible para la Iglesia. Aquí se ve también cómo ciertas ideologías hacen mella en aquello que es el derecho fundamental, es decir, el derecho a la vida.
¿Qué medidas están aplicando las iglesias particulares bajo la directiva de la Santa Sede en los casos de los sacerdotes o religiosos que son sospechosos de abusos?
Antes que nada, existe la norma general, luego están las normas particulares. La Santa Sede, en este caso la Congregación para la Doctrina de la Fe, en 2011 ha promulgado una aclaración respecto a las normas de la Iglesia en general, y luego ha pedido a todas las Conferencias Episcopales del mundo proveer las así llamadas líneas guía para la situación en el Estado particular.
Norma general en los casos de sospecha de abusos…
En un momento de sospecha, el ordinario, o el provincial, o el obispo del lugar, debe hacer una investigación previa. En el caso en que se demuestre una cierta probabilidad que un abuso haya acontecido, el ordinario debe enviar el material para una ulterior investigación a la Congregación para la Doctrina de la Fe; esto simplemente por el hecho que durante muchos decenios los obispos locales no hicieron su deber, no siguieron las normas de la Iglesia, callaron, buscaron, a veces, esconder y protegieron a los sacerdotes más que a las víctimas.
Por esta razón, el Papa Benedicto, cuando era aún el Prefecto para la Congregación, en 2000 y 2001, pidió al Papa Juan Pablo II concentrar toda la responsabilidad para el tratamiento jurídico de estos casos a la Congregación para la Doctrina de la Fe, precisamente para evitar que no fuese aplicada la ley de la Iglesia.
Derecho Canónico y líneas guía para las Conferencias Episcopales
Cuando la congregación recibe este material (denuncias o sospechas de abuso) se inicia un proceso según las normas del Derecho Canónico y, en consecuencia, son conminadas sanciones que pueden llegar a la renuncia del estado clerical.
Las líneas guía de las Conferencias Episcopales no deben hablar sólo de cómo aplicar la ley general de la Iglesia respecto a los abusadores, sino que la Santa Sede pide a las Conferencias hablar también de las medidas de prevención, de cómo escuchar, de cómo ayudar a las víctimas, y solicita una parte sobre la formación del clero. Por desgracia algunas Conferencias Episcopales, especialmente del  África francófona, no han respondido aún.
En muchos países en donde existe una guerra o hay catástrofes naturales es difícil hablar de líneas guía de este tipo. En algunas zonas del mundo existe mucha resistencia a hablar del argumento, no sólo en la Iglesia sino en toda la sociedad, por lo que es difícil tener líneas guía en estas Conferencias, pero la mayoría – aproximadamente el 90% – han respondido; reciben indicaciones por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y luego deben efectuar los procedimientos.
El Papa Francisco ha decidido crear una comisión para la protección de los niños víctimas de los abusos (5 de diciembre de 2013). ¿Qué piensa de la posibilidad considerada por el Papa que esta comisión sea colocada dentro de la Congregación para la Doctrina de la Fe?
Yo pienso que es el lugar adecuado para una comisión de este tipo, porque una comisión fuera de cualquier congregación no podría tener el apoyo necesario para su actuación. Pienso que dependerá de la tarea específica de la nueva comisión. Yo espero que, dentro de algunas semanas, se definan los nombres de los miembros y la organización de las tareas.
La Comisión para la protección del menor y los nudos que deberá desatar…
Yo pienso que deberá ayudar la Congregación a identificar los puntos neurálgicos, donde la Santa Sede y la Iglesia en general debe mejorar. Por ejemplo, en la famosa pregunta sobre la responsabilidad por parte de los obispos. Aquí tenemos la claridad respecto a la pregunta: Un obispo que no aplica ni la ley del Estado ni la ley de la Iglesia, ¿qué tipo de corresponsabilidad tiene si uno de sus sacerdotes abusó de un menor y él lo cubre o lo esconde?
Debemos tener mucha más claridad sobre qué hacer, cómo hacer y con qué procedimientos. Sobre este punto de vista no tenemos mucho, excepto pedir tácitamente la renuncia de estos obispos o provinciales.
Una de las tareas de una Comisión es identificar ciertos puntos neurálgicos y ayudar a las autoridades. En este caso, no sólo ayudar a la Congregación para la Doctrina de la Fe, sino también a la Secretaría de Estado o a la Congregación para los Obispos para poder tomar medidas adecuadas.
En el documento de la Comisión de la ONU se propone a la Santa Sede volver públicas las demandas sobre los sacerdotes o religiosos implicados en casos de abuso.
No, la Iglesia no lo hace y no puede hacerlo. Ningún Estado lo hace. Me maravilla mucho por parte de la ONU que solicite esto. ¿Por qué no solicita al Estado alemán, al Estado italiano cuántos de sus profesores han sido abusadores? Esto no es posible por razones de derecho personal y de derecho profesional.
Estas son peticiones que ciertamente no pueden ser cumplidas simplemente porque no se puede violar un derecho, el derecho de la persona, y el derecho de ser considerados inocentes hasta el momento de la condena sólo en nombre de otra violación; (en este sentido) arriesgamos mucho si buscamos aplicar otras normas que no responden al derecho humano del cual goza también un abusador.
¿Cuáles resultados ha tenido el Centro para la protección del menor dentro de la Gregoriana?
El Centro para la protección del menor de la Gregoriana opera con algunos colaboradores, especialmente algunas diócesis del mundo: dos en África, tres en América Latina (en Chile, en Argentina y en Ecuador), dos en Asia, en Indonesia e India, donde trabajamos con los jesuitas, y en tres países de Europa (Italia, Alemania y Polonia).
Formación en línea para ayudar a las víctimas y para la prevención
Ofrecemos un programa de e-learning, es decir, un aprendizaje a distancia para multiplicadores, personas que trabajan en las parroquias y en las escuelas católicas para que sean capaces de reconocer un abuso que está sucediendo o ha sucedido, qué hacer con la víctima, cómo confrontar al abusador, qué son las leyes en el Estado, cómo debo proceder; además de eso hacemos la pregunta teológica y espiritual: ¿qué quiere decirnos Dios con todo esto?
Nuestro resultado es, en un cierto sentido, doble: es decir, aquello que efectivamente el programa produce, es decir, tenemos en este momento entre 800 y 900 participantes en el mundo en esta fase piloto que concluirá al final de este año, pero tenemos también un resultado indirecto a través de nuestra presencia en el territorio, es decir, que estamos presentes en países donde muchas veces no se hablaba antes de los abusos ni en la sociedad ni en la Iglesia. Un resultado indirecto es que nosotros tenemos la posibilidad de solicitar una discusión más amplia y así sensibilizar a toda la sociedad, y a muchas de las personas dentro de la Iglesia por la necesidad de trabajar por el bien de los niños y hacer todo eso para que el abuso suceda lo menos posible.
¿Qué dice el Papa Francisco sobre el trabajo que hace el Centro para la defensa del menor…?
Hemos encontrado al Papa Francisco el 4 de junio pasado y le hemos expuesto lo que hacemos en el Centro; él escuchó muy atentamente y luego varias veces nos animó diciendo “debemos ir hacia delante con esto – ánimo”, es decir, lo tomó en serio e incluso el hecho mismo que quiera instituir una Comisión dentro del Vaticano indica que ciertamente tiene un gran interés en que este tema sea tratado adecuadamente.

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