Por José Antonio Mayordomo Pino
Detenidos tres religiosos en Ciudad Real
En Carrión de Calatrava (Ciudad Real) son fusilados tres religiosos, de los cuales dos eran pasionistas y uno marianista. Los pasionistas pertenecían al convento de Daimiel (Ciudad Real) que habían sido expulsados por los milicianos en la noche del 21 al 22 de julio de 1936; luego de recibir la absolución y la sagrada comunión los religiosos abandonaron el convento y se dividieron en grupos. Uno de esos grupos lo formaron los dos pasionistas fusilados. El resto de los pasionistas (como ya hemos recordado y seguiremos haciéndolo), hasta un total de 26, murieron en fechas diversas: 23 y 25 de julio, 25 de septiembre y 23 de octubre; y todos fueron beatificados por el papa Juan Pablo II el día 1 de octubre de 1989.
El Padre Bengoa y el Hno. Leoz salieron juntos aquella noche carretera adelante hacia Torralba (Ciudad Real), pero agotados por la caminata, fueron ayudados por otro grupo de cinco pasionistas que iban campo a través y juntos llegaron en autobús a Ciudad Real. Allí se separaron. Estos cinco (2 sacerdotes y 3 estudiantes) pasaron a Madrid, lograron zafarse de la persecución y luego pudieron testificar tras la guerra sobre lo ocurrido en Daimiel en la noche del 21 de julio.
Nuestros dos protagonistas prefirieron quedarse en la ciudad. Primero solicitaron asilo en el Seminario, y después en la casa de los claretianos. Éstos les recomendaron una pensión en el nº 6 de la calle Montesa. Esto ocurría en la mañana del 22 de julio.
Allí coinciden con el sacerdote diocesano Eduardo Hoyos y con Jesús Hita Miranda, marianista. También se hallan acogidas dos monjas dominicas y otras dos del servicio doméstico. El día 27, llega un padre claretiano, Padre Tomás Ramos.
Según declaración de Antonia Martínez, dueña de la pensión:
Todas las mañanas se levantaban a las cinco, hacían sus rezos y su oración. Desayunaban a eso de las nueve de las mañana. Dedicaban el tiempo a la lectura espiritual… y recitaban el Oficio Divino, que el padre Juan Pedro no omitió en todo el tiempo… Confesaba a todos los que estaban en casa.
Comían a eso de la una y después de un rato de recreo hacían su oración y se dedicaban a la lectura de cosas espirituales: rezaban en común con otros religiosos que allí estaban y con la familia… El P. Juan Pedro y el Hno. Pablo María rezaban aparte los quince misterios del rosario.
El P. Juan Pedro animaba y alentaba a los demás a soportar el martirio, de cualquier manera que viniese, y para ello pedían todos los días esta gracia del Señor… Hablando de la posibilidad de que los sacaran para matarlos, decían a la dueña de la casa:
-Si alguno nos saca para fusilarnos, os pedimos que a nadie tengáis rencor, por mal que nos hagan. El Señor lo permite para nuestra santificación.
Durante todo el tiempo que permanecieron en la pensión, el P. Juan Pedro llevaba unos cilicios de cuerda… El Hermano Pablo ayudaba cuanto podía en las faenas de la casa, ayudando a veces de cocinero y preocupándose del corral… Con su trabajo deseaba no ser gravoso a nadie y ganar algo, por eso se le buscó una zapatería para poder trabajar como zapatero…”
Resultó que a primeros de septiembre, el gobernador civil de Ciudad Real dio la orden de entregar diariamente las listas de los que se alojaban en ellas. Así que, finalmente, el 24 de septiembre, como a las 10.30 de la mañana fueron arrestados los dos pasionistas junto al religioso marianista. Jesús Hita, según cuentan sus biógrafos “siguió a sus verdugos con toda tranquilidad, despidiéndose de la dueña de casa con una sonrisa”. Los llevaron al seminario, convertido en checa, y allí los dejaron encerrados bajo llave hasta la noche. Sobre las diez los sacaron y trasladaron al pueblo vecino de Carrión de Calatrava. Junto al cementerio los fusilaron. Según confesaron los mismo asesinos “cuando lo iban a fusilar, el Padre Bengoa apretó el crucifijo contra el pecho mientras daba vivas a Cristo Rey”. Eran las primeras horas del 25 de septiembre.
Sus cuerpos fueron arrojados, junto con varios centenares de sucesivos fusilamiento, en un profundo pozo que hay al lado del cementerio. Así, en este documento fotográfico del Ayuntamiento de Carrión puede leerse:
“…únicamente se sabe que de noche traían a personas procedentes de la cárcel de Ciudad Real asesinándolos dentro del cementerio de esta población y echándolos en una noria que existe dentro del cementerio calculándose que habrá en dicha noria más dos zanjas unos seiscientos cadáveres”.
Acaba la guerra, fue imposible identificarlos entre tantos otros fusilados. Todos fueron exhumados y el 13 de mayo de 1961 fueron trasladados a la Abadía de la Santa Cruz de El Valle de los Caídos.
Beato Juan Pedro Bengoa Aranguren
Nació en Santa Águeda de Guesatíbar, en Guipúzcoa, el 19 de junio de 1890 en el seno de una familia numerosa y cristiana, que tenía una buena amistad con el cura de Santa Águeda, a la que éste correspondía enseñándole a José María latín y perfeccionando su educación literaria y moral. Decidida su vocación religiosa, ingresó el 15 de agosto de 1907 en la congregación pasionista, y al tomar el hábito cambió su nombre por el de Juan Pedro de San Antonio. Emitió los primeros votos el 9 de noviembre de 1908. En el verano de 1910 fue destinado a México, a la comunidad estudiantil de Toluca. Al llegar la revolución carrancista en 1914 los estudiantes hubieron de huir y esconderse. Entonces el cónsul español les facilitó la salida del país y se fueron a los Estados Unidos, donde el 17 de junio de 1916 fue ordenado sacerdote. Al poco tiempo fue destinado a Cuba, y casi enseguida volvió a España, a Daimiel. Pero a comienzos de 1921 volvía a México como superior de la casa de Toluca. Aquí trabajó con gran celo. En 1923 volvió a España para el capítulo provincial. Quedó de vicario en Corella y se ocupó de la predicación por los pueblos cercanos. En 1926 fue destinado a Daimiel y luego quedó como rector de la nueva casa de Zaragoza. En 1932 volvía de vicario a Daimiel. Ya tenía la salud resentida pero no dejó de predicar por los pueblos del contorno. Llegada la persecución religiosa y al tener que dispersarse los religiosos, el P. Juan Pedro y su compañero el hermano Pablo María llegaron con gran trabajo a Ciudad Real.
Beato Pablo María Leoz y Portillo
Nació en Leoz (Navarra) el 16 de febrero de 1882 en una familia que dio también otros hijos a la Iglesia y que los educó a todos en la fe cristiana con mucho esmero. Fue un niño y un joven de hermosas costumbres. A los 26 años optó por la vida religiosa en la misma Congregación Pasionista en la que ya tenía un hermano, renunciando a marchar a América en busca de fortuna como hasta entonces tenía pensado. Había rechazado también un matrimonio y había dejado de pensar en la Cartuja, a la que se sintió inclinado. Profesó el 8 de septiembre de 1909 como hermano coadjutor con el nombre de Pablo María de San José. Estuvo once años en Corella, luego pasó a Daimiel, de ahí a Zaragoza, y en 1929 vuelve a Daimiel como portero y luego limosnero, oficio éste en el que recibió muchos insultos, ante los que él callaba y sonreía. Llegados los días de la persecución religiosa se fue con el P. Juan Pedro Bengoa a Ciudad Real.
Beato Jesús Hita Miranda
Jesús nació en Calahorra (La Rioja), el 17 de abril de 1900. Después de pasar dos años en el Seminario Diocesano, entró en el Postulantado Marianista, donde destacó por su piedad y su entrega. También se observó en él una tendencia a la tartamudez, especialmente en momentos de tensión. Hizo sus primeros votos en Vitoria, el 14 de agosto de 1918. Al hacer los votos definitivos sufrió una gran prueba, pues los Superiores no le destinaron al sacerdocio, como era su aspiración. Animado por su director espiritual marianista y movido por su entrañable amor a María, decidió finalmente profesar como religioso laico dedicado a la educación de los jóvenes.
Desde 1921 hasta su muerte, Jesús Hita se entregó de corazón a la enseñanza en los diversos Colegios donde fue destinado: Suances (Santander), Escoriaza (Guipúzcoa), Vitoria, Ciudad Real, Jerez de la Frontera y Madrid. Fue un excelente educador, solícito del bien de sus alumnos, siempre dispuesto a desempeñar trabajos complementarios o de suplencia y muy tenaz en su trabajo personal. Sin dejar la enseñanza obtuvo el título de licenciado en Historia por la Universidad de Zaragoza, con buenas calificaciones. Fue un religioso profundamente piadoso y abnegado, amante de la Virgen, fiel cumplidor de sus votos. A pesar de algunas dificultades debidas a su carácter perfeccionista y a su extrema sensibilidad, buscó con decisión la perfección de su estado: “ser santo, ser útil, darse, son tres frases que tengo metidas en el fondo de mi alma”.
A finales de Junio de 1936, los Superiores destinaron a Jesús a Ciudad Real, para dar allá las clases de verano en sustitución de D. Fidel Fuidio, todavía convaleciente. Se despidió de algunos parientes con estas palabras: “Sea lo que Dios quiera, si somos mártires mejor”.
Al llegar a Ciudad Real, el 6 de julio encontró una situación caótica. Días después, cuando el Colegio fue ocupado, se refugió por indicación del superior local en una pensión de familia, donde residían otros religiosos. Allá vio cómo se iba desencadenando la persecución religiosa, que afrontó con ánimo sereno. Se dedicó a la oración y a la penitencia, tratando de prepararse al martirio, que veía cada vez más inminente y del que hablaba a menudo. Se confesaba frecuentemente con el padre Juan Pedro. Fue beatificado el 1 de octubre de 1995 junto con otros hermanos marianistas.
Apéndice
El pasado 23 de julio de 2011, el Padre Fernando Rabanal, Provincial de los Padres Pasionistas, dirigía una carta a los miembros de su Congregación con motivo del 75 aniversario de los Beatos Mártires de Daimiel, en la que terminaba diciendo:
“En este 75 aniversario de nuestros Mártires, incluidos los cinco de Barcelona, pedimos a la Virgen Dolorosa, Reina de los Mártires y Madre de la Santa Esperanza que nos una en vivas comunidades fraternas y el Espíritu Santo nos estimule para vivir hoy sin miedo ciertas “exageraciones” del Evangelio con un poquito “menos cordura y más locura” y dar la vida al estilo de nuestros Hermanos Mártires Pasionistas, a quienes estamos unidos los primeros por la comunión de los santos”.
Beato Nicéforo de Jesús y María Díez Tejerina
En primer lugar, el actual Rector del Santuario de Santa Gema en Barcelona, Padre Carlos Cano, recuerda que la obligación de este homenaje con la creación del nuevo altar viene marcado porque el titular de la Causa de los Mártires pasionista, el Beato Nicéforo Díez Tejerina, fue quien, un 14 de enero de 1933, fundó la primera comunidad pasionistas en Barcelona.
El padre Nicéforo de Jesús y María había sido destinado, el 25 de octubre de 1932, a abrir una casa en Barcelona. Dejó un diario de los pasos dados y de los malos momentos: en la curia diocesana eran contrarios a la entrada de congregaciones. El Siervo de Dios Manuel Irurita, admirador de los Pasionistas, sólo intervino cuando vio que peligraba la fundación. Y por fin, después de unas navidades poco optimistas, el 14 de enero de 1933 se autorizó la fundación en la barriada del Besós. El 16 de febrero se abrió la capilla provisional; en octubre se inauguró la nueva dedicada a la beata Gema Galgani, beatificada en mayo.
La Vanguardia informa, el 15 de enero de 1935, da la noticia de la bendición de la nueva parroquia de San Juan Bautista en San Adrián de Besós. La celebración tuvo lugar el 13 de enero de 1935, en la fiesta de la Sagrada Familia. Presidió la santa misa el Rvdo. P. Nicéforo, Superior de los PP. Pasionistas, y predicó el Obispo de la Diócesis, Dr. D. Manuel Irurita Almándoz, glosando la liturgia de la misa y exhortando a todos a contribuir en lo posible a remediar las necesidades de la nueva parroquia. De Barcelona, se fue a fundar casa a Valencia y en julio de 1935 sería elegido Superior Provincial.
Provincia de la Sagrada Familia en Barcelona
Los cinco mártires pasionistas de Barcelona son:
Padre Tomás del Sagrado Corazón de Jesús (Tomás Tellería Gurruchaga). Nació en Gaviria (San Sebastián) el 7 marzo 1890. Hizo la profesión perpetua el 12 de abril de 1909. El 10 de febrero de 1918 recibió la ordenación sacerdotal en la Basílica romana de los Santos Juan y Pablo. Tenía fama de “hombre de Dios”, muy amado por todos sus súbditos y alumnos. El P. Tomás fue designado superior en el verano de 1935. Se trataba de una barriada obrera, en la que predominaba el anarquismo. Al estallar la guerra el trató de refugiarse en casa de gente amiga, pero, como sucedió a otros compañeros, ninguna familia quiso correr el riesgo de proteger a los religiosos. Desde aquel momento se pierde la pista del P. Tomás y de sus compañeros de comunidad, de los cuales solo dos sobrevivieron a la guerra civil. No se sabe ni cuándo ni cómo fueron asesinados. Concluida la guerra civil, se trató de localizar testigos de su muerte, como se hizo también con los de Daimiel, pero en el caso de Barcelona no fue posible. Por eso no se procedió a abrir el Proceso, por falta de testimonios y pruebas. Tampoco se pudo localizar los cadáveres.
Padre Alberto de San Pablo de la Cruz (José Antoñanzas Palacios). Nació en Quel (La Rioja) el 17 de marzo de 1899. El 5 de mayo de 1915 hizo su profesión temporal y luego el 6 de enero de 1922, la profesión perpetua. El 7 diciembre de 1924 recibió la ordenación sacerdotal. Después de varios destinos, en 1935 fue destinado al ministerio entre los obreros en Barcelona. Colaboró a la mejora social de los necesitados.
Padre Joaquín de la Madre del Amor Hermoso (Joaquín Muñoz Mateo). Nació en Corella (Navarra) el 16 de abril de 1909. El 8 de noviembre de 1925 hizo la profesión temporal y el 11 de enero de 1931, la profesión perpetua. Recibió la ordenación sacerdotal el 19 de junio de 1932. El P. Joaquín mantuvo correspondencia con alguna familia amiga de Barcelona; parece que intentó pasarse a la llamada “zona nacional”. Se supone que en este intento sufrió la muerte, pues se interrumpió la correspondencia.
Padre Eusebio de la Inmaculada (Eusebio Redondo Vélez). Natural de Amayuelas de Ojeda (Palencia), nació el 3 de noviembre de 1911.
El 29 de septiembre de 1929 hizo la profesión temporal. El 21 de noviembre de 1935 hizo la profesión perpetua. El 19 de enero de 1936 fue ordenado sacerdote. Aunque no se sabe con certeza, parece que fue uno de los primeros asesinados, junto con el Padre Tomás. El 26 de febrero de 1936 fue destinado a la fundación de Barcelona. Estaba dotado de una gran capacidad de concentración para la vida espiritual y la dirección de espíritus.
Hermano Esteban de San Gabriel de la Dolorosa (Esteban Lombraña Suances). Nació el 3 de agosto de 1909 en Perazancas (Palencia). El 30 de agosto de 1928 hizo su profesión temporal. El 8 de diciembre de 1932 la profesión perpetua. Los trabajos propios de los hermanos coadjutores en una comunidad. Sus compañeros lo recordaban como de carácter muy abierto y jovial, piadoso y siempre dispuesto a prestar cualquier favor.
Mártires pasionistas
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