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Taki Onqoy

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Mesianismo en América Hispana

Por Luis Millones
INTRODUCCIÓN
Milenarismo, mesianismo o quiliasmo y una docena de otros nombres han sido usados para denominar a estos movimientos sociales que esperan un signo divino para que se transforme el universo en que viven al que sienten injusto. Si se les llama milenarismos es porque al momento en que Cristo reinará en persona sobre la tierra y el diablo será impotente: “Vi a todos los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen y no habían recibido su marca en la frente o en la mano. Volvieron a la vida y reinaron mil años con el Mesías” (Apocalipsis 20: 4). Quiliasmo viene del griego chiloi, que significa millar y equivale a lo dicho arriba y, en ambos casos, se refiere a las creencias surgidas en los primeros cien años del cristianismo que pensaban que el regreso de Cristo era inminente.
El concepto de mesianismo engloba otra serie de consideraciones. La idea central es que la divinidad, cumplidos ciertos requisitos por sus seguidores, enviará un mesías para redimirlos. En el caso judío tenía que ser descendiente del rey David, vendría a liberar a Israel de la dominación extranjera y a conducir a su pueblo otra vez a Palestina, donde reconstruirá un reino ideal cuya capital será Jerusalén, modelo de pureza religiosa y justicia social.
El término se extendió a muchas religiones del mundo en cuyo discurso existían, antes o después de Cristo, elementos semejantes que eran vigentes o que podían ser actualizados en momentos de crisis. Lo que hizo posible esta divulgación fue la secuencia del movimiento que se repetía, con algunas variantes, en contextos sociales y épocas muy diferentes. En primer lugar, la sociedad en que iría a insertarse el mesías viviría la expectativa de su llegada ante una situación de crisis económica, social o sicológica, o la suma de todas ellas. La insatisfacción generalizada parecería no tener una solución al alcance de los miembros de la comunidad. Lo que podría explicarse por la invasión y colonización desde el exterior, o por fenómenos naturales –sismos o inundaciones-, o bien por problemas internos como luchas por el poder o tiranía de un sector específico. Ante esta situación el refugio en lo sobrenatural es la respuesta obligada, tanto más si en el propio sistema de creencias existía la idea de un redentor que acudirá en momentos de dolor colectivo.
La llegada de este personaje suele estar precedida por un anunciador o profeta -del griego: que habla en nombre de- quien proclama la voluntad de dios de solucionar la crisis mediante su enviado. Sin embargo, su presencia no es gratuita, el pueblo deberá organizarse para cumplir o modificar su ritual de tal manera que lo haga aceptable a la divinidad. Como premio a este esfuerzo llegará el mesías que liderará el movimiento militar, político o místico de rechazo a las condiciones actuales. La idea detrás de estas acciones es instaurar una comunidad sin injusticias y de satisfacciones plenas. Esto generalmente significa un regreso al tiempo de los orígenes, que se ha corrompido por los pecados de la propia gente o bien por la presión de seres foráneos o catástrofes naturales. Esta búsqueda del pasado glorioso, tema común en las religiones, está ligada generalmente al mito de creación, aquel momento en que los dioses interactuaban con los seres humanos. El regreso a la utopía -“lugar que no existe”- es un camino que no terminará en la construcción de Tomás Moro, sino en un espacio concreto como Aztlán que los mexicas reconocieron en las islas del lago Texcoco mucho antes de la invasión europea.
No es extraño que los movimientos mesiánicos acaben con la destrucción de sus seguidores, especialmente de quienes los lideran, incluido el mesías. Entre los años 1560 y 1565 los mayas de Sotuta y Maní (Yucatán) fueron reprimidos dos veces: finalmente Pablo Be, jefe indígena del pueblo de Kini, que era intérprete del dios Hunab Ku o Verdadera Fe, y Baltazar Ceh, batab o líder de Tecoh que dirigía el movimiento, fueron capturados y ejecutados sin que se volviera a tener noticias de ellos (Barabas 1989: 113-115).
Pero con la caída del mesías, del profeta, o cualquiera de sus dirigentes -o todos- no desparece la aspiración de bienestar del total de la comunidad, poco a poco se restablece la expectativa mesiánica que culminará nuevamente con la llegada del profeta. El ciclo se repite hasta que se cumplen las demandas o el pueblo asume la religión de la sociedad o grupo dominante, sea que éste migre o desaparezca.
En el ejemplo anterior, el mesianismo maya de 1560 fue reprimido duramente tanto que se consigna la cifra de 12,000 entre los torturados, logrando que los indígenas denuncien su propia participación en el movimiento. A los dos años se reanudó la esperanza de liberarse de los europeos y los rituales nativos renacieron hasta que fueron derrotados, tal como se dijo anteriormente, tres años más tarde en 1565.
Aunque la Iglesia Católica fue la primera institución que se preocupó por la existencia de la reviviscencia de las religiones prehispánicas es fácil adivinar que su propia doctrina contenía aquellos elementos que podían dinamizar las tendencias mesiánicas existentes, o no, en los cultos precolombinos. No es extraño, entonces, que muchos de estos profetas o mesías americanos hayan reclamado su condición de verdaderos cristianos, usando incluso nombres tomados de la Biblia y fragmentos del dogma católico para validar su palabra.
La situación no fue diferente en las colonias portuguesas y, como en América hispana, el poder político acudió en auxilio de la Iglesia cuando el movimiento amenazaba con desbordarse. La independencia no cambió esta situación hasta mediados del siglo XX; en el siglo anterior, el magnífico texto de Euclides da Cunha Os Sertôes da cuenta de la prédica de Antonio Conselheiro, a pesar de la expresa prohibición del Arzobispo de Bahía en 1882. Canudos, el centro del movimiento, fue finalmente aniquilado por el ejército y sus líderes murieron en la brega (Da Cunha 1963: 138).
Si nos centramos en los países andinos la presencia de los movimientos está registrada solo a partir del siglo XVI y todos ellos corresponden a la reacción indígena frente a la colonización europea o a los gobiernos republicanos que continuaron apoyando a la Iglesia Católica y a sus prejuicios contra los indígenas hasta mediados del siglo pasado. Son escasas las referencias a movimientos mesiánicos en la época incaica, así por ejemplo se mencionan ciertos grupos de guaraníes que llegaron al Tahuantinsuyo en busca de una “tierra sin males”, o la rebelión del líder del Collao llamado Zapana. Estos son fragmentos de información que nos habla de la resonancia de los Incas en regiones lejanas del Cuzco. En un caso, depositando las esperanzas de encontrar la tierra prometida en el centro del imperio; en el otro, reaccionando frente a la dominación y exigencias de trabajo por parte de los gobernantes cuzqueños. Pero las noticias son escasas y no alcanzan a crear un cuadro completo de las acciones. Tenemos que centrarnos en lo que está consignado en los documentos coloniales.
A pesar de lo dicho, aun reduciendo nuestro foco de atención, es posible descubrir que una vez producida la expectativa mesiánica, su fervor despierta elementos religiosos que no solo pertenecían a la etapa inmediata anterior. La ansiedad por el cambio debió arrastrar reflejos de un pasado remoto, incluso anterior a los incas, que aunque convivía con ellos mantenía cierta oscuridad. Al caer el Cuzco en manos de los españoles y descubrir en ellos un poder más implacable que el de los gobernantes incaicos, la construcción de un ideario mesiánico desenterró o revitalizó rituales en desuso por la persecución de los sacerdotes incaicos y su culto oficial.
En América hispana se puede observar la paradoja de la persecución de las imágenes por parte de una sociedad que las rechazaba como ídolos falsos pero que en la práctica las reemplazaba por otras que se convertían de inmediato en personajes sagrados. La sutileza para explicar que se trataba de una representación y no de un objeto de culto no fue percibida ni siquiera en España. El resultado es que las imágenes construidas en materiales físicos o con palabras y los rituales de procedencia diversa (en tiempo u origen étnico) van a constituir los soportes ideológicos del mesianismo andino. A lo largo de los siglos siguientes sus líderes invocarán los nombres de los Incas como ancestros o como reencarnaciones para legitimar su liderazgo. A ello agregarán elementos cristianos para apoyarse en la divulgación de una prédica constante aunque de forma desorganizada.
Un ejemplo claro de esta situación es el movimiento de Juan Santos Atahualpa, nombre que tomó un mestizo, probablemente nacido en Ayacucho y afincado entre las tribus asháninkas de la Amazonía. En su prédica inicial aceptaba la evangelización de unas órdenes religiosas y rechazaba otras y su propio apelativo proclama la necesidad de usar la influencia del prestigio del Tahuantinsuyo y de la Iglesia Católica. Lo interesante de este caso es que utilice ambas resonancias en un territorio ajeno a ellas. Algo parecido sucedió en territorio calchaquí donde un andaluz se hizo proclamar Inca y consiguió la adhesión de los curacas locales.
En todo caso, el primer movimiento con características mesiánicas del que tenemos noticia es el que se autodenominó taki onqoy, a él dedicaremos las páginas que siguen.
MUERTE Y RESURRECCIÓN DE LOS DIOSES
No todas las religiones pintan a sus deidades con el halo de omnisciencia e inmortalidad que otorga el Cristianismo. Si bien los dioses mesopotámicos (3,000 años antes de Cristo) eran invisibles a los ojos humanos, eran antropomorfos, y también tenían necesidades humanas, como lo indican sus representaciones. Ellos habitaban este mundo mucho antes que los seres humanos e inventaron la agricultura y los sistemas de riego para cubrir sus urgencias. Tuvieron entonces que trabajar en la construcción y mantenimiento de los canales de agua, en la siembra y en la cosecha de sus productos. Salvo los dioses principales -que no pasaban de cuatro-, todas las divinidades cumplieron tales tareas. La humanidad, entonces, fue creada para servirlos y evitarles la rudeza del trabajo (Cohn 2001: 36).
Esta percepción de lo divino es tan ajena al Cristianismo como podía serlo la del área andina. No es una manera desusada de comprender el universo y lo sobrenatural, en cierta forma India y Egipto no fueron muy diferentes a lo que acabamos de enunciar. Desde una perspectiva como ésta, humanidad y divinidad no eran categorías insalvables, al menos para la clase dirigente. Un conquistador extranjero hubiera podido ser aceptado como gobernante divino o semidivino si en la relación con sus súbditos manejaba, al menos, los elementos simbólicos que habían usado sus predecesores. En Egipto funcionaron como faraones el persa Cambises y Alejandro Magno (Cohn 2001: 18), es posible que también esto explique la relativa facilidad con que el poder fue tomado por los europeos en México y los Andes. Ni aztecas ni incas -al menos ni mexicas, ni cuzqueños- comprendieron en un principio que la distancia entre españoles e indígenas era insalvable, ni pudieron entender que los conquistadores eran también misioneros de una fe que los hacía, incluso a ellos mismos, pecadores por el solo hecho de haber nacido. Eso fue y es siempre difícil de comprender. No había salvación terrena o divina fuera de la Iglesia Católica y, en principio, todos los indígenas militaban en las filas de los enemigos de Dios por el solo hecho de haber nacido o vivido antes de la llegada de Colón. Vacío de la única fe posible, este era un continente donde la relación con el mundo y sus semejantes convertía al hombre en culpable: desde su nacimiento hasta el momento de la muerte, desde buscar a la pareja hasta engendrar un hijo.
El Cristianismo español no hizo concesiones y apoyó sin reparos la construcción de un estado, convirtiéndose en su sostén ideológico. Los espacios de respiro a las religiones no cristianas solo existieron cuando la magnitud del territorio y el volumen incluso decreciente de los indígenas hacían imposible que se cumpliese la compulsiva labor misionera. El comportamiento de los oficiales de la iglesia cristiana se nutría también de varios factores: el más visible era la condición de ser parte de la hueste conquistadora y tener, por lo tanto, derecho a imponer condiciones. Había también razones jurídicas: una bula papal daba legalidad al ejército de ocupación e imponía como condición la conversión al catolicismo de los reyes derrotados y de todos sus súbditos. Esta convicción de ajustarse a la ley hizo pensar, incluso a los historiadores modernos, que el lenguaje jurídico era expresión de la realidad; por eso tenemos millares de publicaciones que describen la jurisprudencia como correlato preciso del funcionamiento de instituciones y personas.
Las panacas (familias nobles descendientes de los Incas) cuzqueñas vacilaron entre una adaptación humillante, pero conveniente, y una revolución libertadora que restaurase sus privilegios. Es interesante observar que desde 1569 los nietos de los Incas reclamaban sus derechos siguiendo las reglas de la legalidad europea. Fue así que “se presentaron ante el Licenciado Juan de Ayllón para solicitar que se recibiera una información probando su ascendencia real y las conquistas de Tupac Yupanqui” (Rowe 2003: 79).
Estos nobles habían asumido su condición de soberanos en desgracia y reclamaban, al menos, parte de las ventajas que se otorgaban a los nobles de España en situaciones parecidas. Para hacerlo debieron descartar su propio universo religioso, por lo menos en lo que se refiere a la vida pública, y dar muestras de ser buenos cristianos. Esto significó importantes donativos a las iglesias locales e inclusive retratos suyos y de su familia adorando a los dioses extranjeros. Manifestaciones como estas existieron no solo entre quienes se sabían miembros de las panacas reales, muchos curacas locales surgidos de las “guerras civiles” fabricaron genealogías, a la manera hispana, para solicitar reconocimientos de verdaderos o fraudulentos derechos adquiridos por su lealtad.
No fue esta una actitud unánime. Como lo mencionamos páginas atrás, Manco Inca, hijo de Huayna Capac y Mama Runtu, permaneció en la mítica Vilcabamba (ubicada en lo que hoy es Espíritu Pampa por algunos estudiosos) hasta su muerte en 1554. Sus hijos más notorios, Sayri Tupac, Tupac Amaru y Titu Cusi Yupanqui, ocuparon su lugar en muy distintos momentos liderando lo que se ha llamado resistencia incaica. No sabemos mucho acerca de la vida al interior de Vilcabamba, incluso su ubicación exacta todavía es debatida. En verdad las estrategias de los Incas mencionados variaron notablemente, desde la confrontación abierta hasta varios acuerdos con las autoridades de la Colonia medianamente cumplidos. Todo acabó cuando el virrey Toledo ordenó el exterminio de lo que consideró un foco de subversión, más por lo que podía representar frente a los antiguos seguidores de los Incas que por la amenaza concreta que significaban. Lo importante es que al mismo tiempo que la nobleza vencida asumía la rebeldía como bandera, otro grupo -no menos visible en su liderazgo- prefería jugar la carta de la legalidad europea y por lo tanto renunciaba a sus dioses para obtener magros pero reales beneficios.
Estos eran los caminos de los descendientes de las panacas reales, nacidos en su mayoría en el Cuzco. Muchos de ellos fueron conscientes del poder de la escritura (la legal y la sagrada), tuvieron no pocos alfabetos, y casi siempre se rodearon de traductores y asesores, incluso españoles, para medir y acrecentar sus bienes y sus ambiciones. Esto sucedió incluso con los rebeldes: Manco Inca acogió por un tiempo a ciertos españoles que después lo asesinaron y trató de familiarizarse con las novedades que habían llegado de Europa, en especial con las armas y los animales de guerra. Dos de sus sucesores se relacionaron con las autoridades coloniales, Titu Cusi Yupanqui incluso nos dejó una crónica escrita de manera casi teatral, con largos parlamentos intercalados en un relato dictado y traducido al español por el mestizo Martín de Pando en 1570. Titu Cusi proclamaba ser “el hijo legítimo, digo el primero y mayorazgo que mi padre Mango Inga Yupanqui dejó entre otros muchos” (Legnani 2005: 74) y más adelante llama “tíos” a Huáscar y Atahualpa (Legnani 2005: 79). Todo esto nos indica que los rebeldes, o sumisos, de la clase dirigente incaica ya eran conscientes de que la presencia europea era inevitable y aun en rebeldía había que pactar con ella. La opción de los profetas del taki onqoy era impensable desde esta perspectiva. Si en algún momento se presumió que Vilcabamba y los nuevos líderes religiosos ayacuchanos podrían estar de acuerdo, la idea solo pudo ser parte de una generalización de conveniencia política, desde el punto de vista de los colonizadores. Para ellos, tanto los peticionarios de mercedes como los seguidores de Manco Inca podían ser cómplices del delito de conspirar contra España.
El virrey Toledo cambió esta línea de negociaciones al invadir Vilcabamba y redujo a los incas sumisos a la lista de los muchos -españoles, criollos, mestizos o indígenas- que clamaban mercedes por méritos a la Corona. Ninguno de estos esfuerzos o gestos militares o cortesanos eran accesibles a los tributarios. Sus jefes locales o curacas vivían tratando de mantener el complicado equilibrio de ser funcionarios coloniales y esquilmar a su propia gente al tiempo que los protegían escondiendo a un grupo de ellos y declarando cifras falsas de tributarios y contribuciones. El juego era peligroso, ni el corregidor de indios ni el doctrinero confiaban en él y en ocasiones las nacientes autoridades indígenas paralelas a su mando, como envarados y alcaldes, le hicieron la vida imposible. A veces los propios indígenas delataban su siempre compleja red de arreglos ilegales.
Luego de la Conquista, ser curaca fue invariablemente el resultado de una negociación. Quebrado el orden impuesto por la pax incaica, la guerra de los encomenderos aceleró las migraciones internas: mitimaes y yanaconas debieron optar por volver a sus lugares de origen o permanecer en donde residían, pero sobre la base de necesidades inmediatas o premuras bélicas. Sobre esta complicada e impredecible movilidad espacial era muy difícil constituir una autoridad que negociase con los invasores, si esto se lograba poco importaba si su poder tenía el sustento incaico o colonial o era el fruto de una improvisación afortunada. La supervivencia no dejaba espacio a reflexiones elaboradas.
Había que crear o reforzar lealtades. Como las bases en que se movía la ética o moral de los europeos -cuyas actitudes tropezaban abiertamente con su prédica- eran incomprensibles, las alianzas entre los curacas y sus súbditos tenían que asentarse en lo que aún hoy se llama “la costumbre”; es decir, la milenaria escala de valores andinos que bajo la presión de las circunstancias iba construyendo lo que en un par de siglos más -hacia el final del virreinato- sería el eje de la religión andina contemporánea.
No fue un proceso uniforme, las actitudes fueron tan desiguales como aquellas de los líderes cuzqueños. No fueron pocos los que se resignaron a sufrir las arbitrariedades de encomenderos como Oré, no menos los que se refugiaron en el entorno de las parroquias tratando de sobrevivir a la sombra del sacerdote. Otros tantos huyeron a zonas de difícil acceso, casi siempre de baja productividad agrícola, llamadas “regiones de refugio” en México. Aunque en términos globales la sumisión política fue inevitable, el combate interior duró muchos años. El documento de Huarochirí está ejemplificado por la fe del indígena Cristóbal Choquecaxa quien vaciló entre la huaca Llocllayhuancu y la Virgen María (Ávila 1966: 117-119). Las calamidades terrenas se hicieron indistinguibles de las divinas, por lo tanto la esperanza de redención nacería teñida por la ocupación.
En tiempos de crisis preeuropea las ceremonias de purificación incluían un baile, o bien la danza denunciaba la necesidad de los ritos para calmar la crisis. No son claros los documentos, en todo caso se llamaba taki onqoy o sara onqoy, según lo recuerda Polo de Ondegardo (1916: 196) quien agrega que estaba ligado a los confesores indígenas, llamados para calmar la enfermedad (onqoy) cuya mención sonaba a paroxismo nervioso. Mucho más cauta resulta la Doctrina Christiana de 1558 (1985: 258) cuando refiere que: En algunas partes les da una enfermedad de baile que le llaman taki onqoy, o sara onqoy: para cuya cura llaman los hechiceros, o van a ellos, y hacen mil supersticiones, y hechicerías, donde también hay idolatría, y confesarse con los hechiceros, y otras ceremonias diferentes.
El taki onqoy como enfermedad también es mencionado por Fray Martín de Murúa (1964:119): “Suélese dar una enfermedad de bailar, que llaman taquioncoy. Para curar de ella llaman a los hechiceros, y se curaban con ellos millones de supersticiones, y confesábanse entonces con los hechiceros”. El texto recordó a Tomoeda (comunicación personal) el frecuente comentario recogido en Caraybamba (Chalhuanca, Apurímac) en 1981, cuando luego de un festival los comuneros locales decían que en sus cabezas seguía resonando la música, los bailes y canciones ocurridos durante los días de algarabía. La curación de este mal, que no se puede confundir con los estragos de la bebida, debe hacerlo un hampi kamayoq (o yachaq en Ayacucho) quien mediante una ceremonia simple -Tomoeda vio que se centraba en frotar en direcciones específicas el cráneo del quejoso- lograba que el ruido del festival (uma hampi) dejase de atormentar al paciente.
Fiesta, baile y canto están ligados también a la expiación o limpieza a partir de lo que en la Colonia se vio como actividad de “confesores” indígenas y quizá en lo que hoy es todavía materia a ser tratada por un maestro curandero. El taki onqoy como actividad terapéutica debió preceder al movimiento y, tal vez, pervive como tal.
La hipótesis de Curatola con respecto al origen del culto de crisis, cuya propuesta mesiánica nos interesa, resulta de mucho fundamento ya que el movimiento “no pudo surgir de la nada, creando ex novo mitos, símbolos actos y gestos rituales” (1997: 142). Si la plegaria fue la base de donde se disparó el ritual es algo que no se puede documentar pero la posibilidad existe. En tiempos de suprema necesidad, producida por esta u otra carencia general, la sociedad andina tenía un ritual de respuesta que unía a las poblaciones en una plegaria común donde compartir el dolor y daba fuerzas para seguir viviendo.
LOS MALES DEL ALMA Y LOS MALES DEL CUERPO
Las epidemias volvieron a mostrar su fea cara en la década de 1580, especialmente cuando se “redujo” a conglomerados semiurbanos a los indígenas cuyo patrón habitacional era disperso de acuerdo a las exigencias de la agricultura o ganadería (Cook 2005: 136-137). Pero esta vez en los Andes peruanos la enfermedad ya contaba con una explicación racionalizada que acusaba a los europeos, y en especial al culto católico, de ser los causantes de los males. En 1585 predicadores indígenas sermoneaban a su arrepentida audiencia acerca del abandono del ritual que sufrían las huacas, nombre genérico con que se denominaba a toda manifestación religiosa indígena y sobre todo a los dioses prehispánicos. Las huacas exigían la recomposición de su culto y el olvido de su ritual explicaba la presencia de estos males. Es interesante que las voces se alzaran en lugares de importancia precolombina, al menos dos de ellos tienen antecedentes de cultos no cristianos: Huaquirca (Antabamba, Apurímac), zona cubierta de andenes que recuerdan a Pisac, no muy lejos de la cueva de Alhuanzo decorada con dibujos rupestres. El otro espacio de predicación fue Vilcashuamán cuya importancia no necesita mayor explicación; no en vano los incas lo usaron como nuevo centro administrativo, eran tierras que habían pertenecido al dominio Huari y a los chancas.
Los documentos llaman moro oncoy (muru onqoy) a la epidemia que debió mostrar manchas sobre la piel de los enfermos, calificada en términos generales como “viruelas” por los europeos. No fue esta la primera plaga que azotó a los nativos, víctimas del contagio europeo desde los tiempos de Huayna Capac, pero es importante resaltar que esta vez se la explicaba por la presencia de los invasores. Incluso el ritual comprendía ofrendas a una deidad andina, lo que indicaba la vigencia de antiguos ceremoniales, y al mismo tiempo -también como ofrendas- objetos del culto católico como parte del rechazo o asimilación del adoctrinamiento cristiano (Curatola 1978: 182-184).
Las fechas de la reacción indígena por el muru onqoy nos hablan de su conexión ideológica con el movimiento mesiánico del taki onqoy y, al mismo tiempo, reflejan el carácter mestizo de ambas conductas. Si este último tenía sus raíces indígenas en un ritual preestablecido ante la amenaza de las plagas es algo que tiene sentido, aunque nos falte documentación para probarlo. Lo importante es que en 1565, cuando se descubrió el movimiento, la expectativa mesiánica había rebasado los límites del ritual de curación. Los predicadores y conversos habían elaborado un cuidadoso discurso que explicaba la relación de Cristo y España contra la que se alzaban victoriosos los Dioses Andinos y los Taqui Ongos, como los llaman las crónicas y otros documentos.
A inicios de la década de 1560 la situación era similar en la Nueva España: los mayas del estado de Yucatán llevaron a cabo un levantamiento que tuvo como protagonistas a indígenas que ya habían sido educados en parroquias católicas. Su líder, Pablo Be, atacaba a la Iglesia Católica en sus bases negando la validez del bautismo y, en general, la prédica misionera. El verdadero dios Hunab Ku se comunicaba con él en éxtasis shamánicos de los que regresaba para incitar la rebelión contra los cristianos (Barabas 1989: 113). Al norte de México otros movimientos anunciaron el retorno de sus antepasados, sus profetas: Tenamaxtle, conocido como Diego el zacateco, y Francisco Aguilar, cacique de Nochistlán, llevaron a cabo una rebelión anticristiana. Anunciaban a sus seguidores que renunciando a las enseñanzas de los sacerdotes católicos y siguiéndolos a ellos volverían a ser jóvenes y tendrían varias esposas, no solamente una, y además que si llegaban a envejecer volverían a procrear. El dios Tecoroli (o Tlatol) viajaría a donde hubiese cristianos para matarlos a todos (Graziano 1999: 109-110). La historiografía mexicana conoce estos sucesos como la guerra de Mixtón (1539-1540), la cual terminó con la batalla de Coyna donde se calcula que murieron más de 6.000 indígenas combatiendo por sus dioses (Barabas 1989: 142).
Dado que el volumen de trabajo archivístico peruano es bastante menor al realizado en México, no es extraño que tengamos pocas noticias de sublevaciones indígenas tempranas. Con respecto al taki onqoy, sin embargo, hay una relación sintética pero bastante completa en la crónica de Cristóbal de Molina. A partir de ella se puede inferir que, a diferencia de los mencionados movimientos de la Nueva España, el taki onqoy no llegó a pasar de la expectativa mesiánica y la prédica de sus profetas a las acciones armadas. Los andinos quedaron a la espera de una señal divina que les dijera que efectivamente: todas las huacas del reino, cuantas habían los cristianos derrotado y quemado, habían resucitado, y de ellas se habían hecho dos partes: las unas se habían juntado con la huaca de Pachacamac, y las otras con la huaca de Titicaca; que todas andaban por el aire, ordenando el dar batalla a Dios, y vencerle; y que ya le traían de vencida; y que cuando el marqués (Francisco Pizarro) entró en esta tierra, había Dios vencido a las huacas, y los españoles a los indios; empero que, ahora daba la vuelta el mundo; y que Dios y los españoles quedaban vencidos de esta vez, y todos los españoles muertos, y las ciudades dellos anegadas; y que la mar había de crecer, y los había de ahogar, por que de ellos no hubiese memoria (Molina 1943: 79-80).
No se conserva la prédica en quechua o aymara de los profetas andinos; sin embargo, en la versión hispana la frase “daba la vuelta al mundo”, pudo ser la traducción aproximada de pachakuti, concepto de significado complejo que fue traducido por González Holguín como “El fin del mundo, o grande destrucción, pestilencia, ruina, o pérdida, o daño común” (1989: 270). En aymara tenemos una traducción similar: “Tiempo de guerra. Y también ágora lo toman para significar el juicio final” (Bertonio 1984: 241).
La referencia a pachakuti era indispensable. Toda nueva religión, y el taki onqoy aspiraba a serlo, necesita inaugurar un tiempo nuevo. Por más que se inspirase en dioses del pasado la prédica no sería eficaz si repitiese los dogmas precristianos. El mundo se había trastornado y había que admitirlo, del universo sobrenatural habían surgido seres -hombres, animales, armas, etc.- no imaginables y estaban destruyendo todo lo conocido. El mal ya no era remediable, se necesitaba otro pachakuti para recrear el universo que tampoco sería copia del prehispánico sino el producto de una destrucción. Con los restos de todo lo existente, lo antiguo y lo moderno, lo indígena y lo europeo, habría que construir una nueva sociedad.
La guerra a la que alude la traducción de Bertonio había desatado todo su furor y los escuadrones andinos, comandados por Pachacamac y Titicaca, estaban derrotando al dios cristiano. No es la primera vez que en el surgimiento de una religión se alude a la figura simbólica de un combate. En el Euma elish de los babilonios Marduk, el nuevo campeón de los dioses derrota a la diosa Tiamat luego de obligarla a mantener abierta sus fauces para acabarla de un flechazo. De los fluidos de Tiamat se alimentarán, posteriormente, los ríos y canales de Mesopotamia (Cohn 2001: 46-47). La imagen bélica también está presente en el Apocalipsis (12: 7-10), al respecto: Miguel y sus ángeles combatieron con el Dragón. También el Dragón y sus ángeles combatieron pero no prevalecieron y no hubo ya en el cielo lugar para ellos. Y fue arrojado el gran Dragón, la Serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él.
Producto o no de la evangelización, el libro sagrado de los mayas o Popol Vuh recrea los combates y el juego ritual de la pelota como esfuerzos para construir el mundo que conocemos (Tedlock: 1996). La historia comienza con el nacimiento de una pareja de mellizos, hijos de los creadores, quienes al ser mayores son llamados a Xibalbá -el mundo interior- para ser castigados por el ruido perturbador que causaba el juego de la pelota. Allí son sacrificados quedando inactivos hasta que la cabeza de uno de ellos, que ha tomado la forma de un fruto, embaraza con su saliva a la hija de uno de los señores de Xibalbá. La doncella da a luz mellizos, los héroes Hunahpú y Xbalanqué, que hacen el mismo recorrido que su padre -ahora convertido en cráneo- y su tío pero derrotan a los señores de Xibalbá. Más tarde se autosacrifican y son transformados en el sol y la luna, cuya presencia en el cielo hace posible la vida humana (Coe 2000: 202).
La batalla de las huacas descrita por Molina tampoco es una novedad en el panteón andino. Huatiacuri, el héroe del manuscrito de Huarochirí, compite con su cuñado en una serie de desafíos que culminan con la muerte de su rival y su esposa. En el taki onqoy la guerra se explicaba como la revancha de una derrota anterior, se enfrentaban nuevamente los dioses creadores de ambos bandos: los resucitados comandados por Pachacamac, el dios oracular del valle de Lurín y en general de la costa del Pacífico, y Titicaca, la pacarina u origen de los seres vivientes ubicada en el Collao, en la sierra sur del Perú y Bolivia. Al frente estaba el dios cristiano “que había hecho a los españoles, Castilla, a los animales y mantenimientos de Castilla” (Molina 1943: 80). Esta confrontación olímpica equivale a las que mencionamos anteriormente y se preveía el resultado, dado que las huacas habían recobrado sus fuerzas gracias a la renovación del ritual. Como en casi todas las religiones la energía de los dioses se sustentaba en la constancia con que los fieles mantenían la vida ceremonial en su honor. El ritual es el alimento divino. Puede ser sangre humana -como lo creyeron mayas y aztecas- o el humo que consume las plantas o animales en su honor -como se pensaba en Mesopotamia- o las entrañas de las llamas -como razonaban los andinos- o el sacrificio de la Misa -como piensan los católicos- pero la eficacia de las deidades depende de la continuidad de cualquiera de las formas sacrificiales que se adopten. Cuando se persigue a los creyentes o -por cualquier otra razón- estos dejan de practicar el ritual, en la mayoría de las religiones se percibe a los dioses como hambrientos o faltos de poder y, por lo tanto, enojados y agresivos contra sus criaturas y sus perseguidores. Molina (1943: 80) recoge la versión andina de este fenómeno: “las huacas andaban por el aire, secas y muertas de hambre; por que los indios no le sacrificaban ya, ni derramaban chicha”. Pero su falta no concluía en este abandono, iba más allá pues los indios se habían bautizado entregándose al ritual católico.
La venganza no se haría esperar. Las huacas “habían sembrado muchas chacras de gusanos, para plantarlos en los corazones de los españoles, ganados de Castilla y los caballos y de los indios que permanecen en el cristianismo”. Para evitar tamaña desgracia había que renunciar a todo lo aprendido en la doctrina, solo así “vivirían en prosperidad, gracia y salud” (Molina 1943: 80).
No olvidemos la ‘inundación marítima’ con la que empezaba este discurso, pues los europeos habían venido por el mar. El mismo océano, la Mamacocha de los andinos, ahogaría con sus aguas a los individuos y a sus cultivos para lavar de la faz de los Andes su enfermiza presencia. Pero el castigo y la redención comenzaban por el cuerpo: los gusanos, es decir la condición de podredumbre, atacarían al motor de la vida y receptáculo de lo espiritual, el sonqo de los quechua hablantes -“conciencia, juicio, razón, memoria” en palabras de González Holguín. La preciada ofrenda que se arrancaba de las llamas, que en los Andes reemplazaba a los seres humanos en la mayoría de los sacrificios, se convertiría en un cuerpo putrefacto por los gusanos enviados por los dioses resurrectos. Como veremos más adelante la salvación también estaba en el cuerpo de los creyentes, llegaría con la posesión del mismo por las propias huacas.
El camino de la salvación comenzaba con repetir fórmulas conocidas en los antiguos rituales prehispánicos: ayuno de varios días que implicaba no comer sal, ají ni maíz de colores y no tener relaciones sexuales. Además convenía evitar todo trato con la parroquia, no comer alimentos de origen europeo, ni vestir ropas ajenas a su tradición -“camisa, sombrero, alpargatas”-, desoír el llamado de los sacerdotes católicos ausentándose de la Misa, olvidar el nombre de bautismo y, por supuesto, no practicar ninguno de los sacramentos. Molina relaciona estas actitudes con la divulgada creencia, que el cronista fecha en 1571, según la cual los indígenas se retraían del trato de los europeos pensando que los matarían para robarles el “unto” o grasa del cuerpo. Esto probablemente sea el origen remoto de las modernas versiones de lik’eri o kharisiri entre los aymaras y de los pishtacos o ñacaq entre los quechua hablantes. Se trata de seres fantasmales, ajenos a las comunidades, que trafican con la grasa del cuerpo de quienes son sorprendidos en parajes alejados de su pueblo. El producto, extraído mágicamente del cuerpo es vendido para su uso industrial; de acuerdo a los relatos recogidos hace un siglo el unto hacía sonar mejor las campanas de las iglesias, años después se suponía que eran parte de la tecnología que permitía el vuelo de los satélites (Rivière 1991: 23-40; Kato 2005: 99-126).
Los relatos que copiara Molina transpiran en esta parte el rechazo absoluto a la presencia extranjera. El nombre del movimiento y en general todo su discurso califican de enfermedad a todo lo que había arribado con Pizarro; no debe sorprendernos que las ceremonias de adhesión al taki onqoy hubiesen sido concebidas como una curación del mal que, llegado desde un mundo exterior, azotaba a la población.
El primer paso era recuperar lo que quedaba de los primeros treinta años de extirpación de imágenes sagradas. Concebidas como representación del demonio, los misioneros no vacilaron en quebrar o incinerar todas las pinturas, esculturas o murales donde se hubiese dibujado o esculpido dioses andinos.
[Los] taqui ongos […] pedían en los pueblos, si había alguna de las huacas quemadas, y como trajese algún pedazo de piedra de ellos, se cubrían la cabeza delante del pueblo con una manta y encima de la piedra derramaban chicha, y la fregaban con harina de maíz blanco; y luego daban voces, invocando la huaca, y luego se levantaban, con la piedra, y decían al pueblo: Veis aquí vuestro amparo, y veis al que os hizo, y da salud, hijos y chacra, ponedle en su lugar, en donde estuvo en tiempo del Inca (Molina 1943: 81).
Nótese que el uso del concepto Inca no se refiere a ninguno de los monarcas en particular, mucho menos al refugio de Vilcabamba. Se habla del “tiempo del Inca”, como mita o turno, o período correspondiente a una época y lugar idealizados. Se trata de restaurar una era de felicidad, evocada como el gobierno autónomo anterior a los españoles. Quienes se expresan de esta manera no son cuzqueños, son gente de muy distinto origen ubicadas en territorio chanca y que finalmente habían encontrado una fórmula convocatoria que no excluía a ninguna de las etnias. Idealizando el pasado incaico se puede suprimir sin dificultad a todos los europeos y a quienes han aceptado su cultura. Al hacer esta racionalización no participan de lo que pudo ser la aspiración imperial de Manco Inca y sus sucesores, en la mirada de los taqui ongos Sayri Tupac y Titu Cusi no dejarían de ser traidores.
Las características de esta expectativa mesiánica son novedosas si se repasa lo que sabemos de los incas. Los predicadores de la nueva fe proclaman claramente que se trata de un giro diferente en la tradición andina; las huacas sin templos, ni ceremoniales públicos se refugian ahora en el cuerpo de los creyentes: “no se metían ya en las piedras, ni en las nubes, ni en las fuentes para hablar, si no que se incorporaban ya en los indios, y los hacían ya hablar; y que tuvieran sus casas barridas y aderezadas, para si alguna de las huacas quisiese posar en ella” (Molina 1943: 80).
Años después, Cristóbal de Albornoz trató de explicar el éxtasis de los creyentes y predicadores del taki onqoy a partir de la ingestión de maca (Lepidium meyenii Walp), herbácea perteneciente a la familia de las crucíferas, rica en proteínas. Según el extirpador, cuando los “mensajeros de las dichas huacas” encontraban resistencia entre su audiencia: trían una confección de maca, que con tanta cantidad como tocar la uña y la tocase a cualquier bebida, los hacían loquear a bailar y darse con las cabezas en las paredes. Y con hacer esto con algunos…y cortesías de que bebiesen todos los demás, obedecían a lo que decían y predicaban y en esto hacían gran suma de ceremonias en sus ritos antiguos (Duviols 1967: 36).
La versión de Albornoz carece de fundamento y se suma a los mitos de la brujería europea afincada en América y atribuida, sin vacilar, a los indígenas. El reciente uso industrial de la maca, como el conocimiento de las virtudes de la planta, ha sido puesto en evidencia por los antropólogos desde hace más de medio siglo (Matos 1979: 3-10).
Producido el éxtasis iniciático en los conversos, descrito como que: “temblaban y se revolcaban por el suelo; y otros tiraban de pedradas como endemoniados, haciendo visajes y luego reposaban”, los profetas del taki onqoy les pedían que explicasen lo que habían sentido. La respuesta usual era que una huaca determinada “se le había entrado en el cuerpo”, a continuación “se lo tomaba en brazos, y lo llevaban a un lugar diputado y allí le hacían un aposento con pajas y mantas. Y luego lo embijaban” -pintaban de color rojo, generalmente con una tintura preparada con semillas de achiote- para constituirse en recipientes de la huaca que los había poseído. El dios, ahora presente, recibía las ofrendas del pueblo a que pertenecía el iniciado: carneros [es decir camélidos], molle [Schimus molle], chicha, llipta [mazamorra de maíz o ceniza endurecida para el uso de la coca], mullu [conchas marinas] y otras cosas; y hacían fiesta todo el pueblo, de dos o tres días, bailando y bebiendo, e invocando a la huaca que aquel representaba y decía tener en el cuerpo, y velando de noche sin dormir (Molina 1943: 81).
Si volvemos a las crónicas del siglo XVI o principios del XVII la posesión o éxtasis que toma el cuerpo del creyente pudo estar reservada a los sacerdotes andinos, antes y después de la Conquista. No era tampoco una forma usual de comunicación con lo divino en el apogeo incaico, cuya administración eclesiástica debió ser reticente a que los dioses o huacas se manifestasen fuera de los canales regulados por el dogma establecido. Esta situación debió funcionar para todas las religiones oficiales o ligadas al poder estatal. Era difícil controlar el éxtasis de un poseso o místico que estaba convencido de hablar en nombre de la divinidad, situación que la Iglesia Católica manejaba a través de la Santa Inquisición. Los taqui ongos habían nacido en la clandestinidad y sabían que su prédica sería condenada de inmediato, por ello la posesión o éxtasis les daba un poder incontrolable e impredecible. Los atacados por la enfermedad -onqoy- eran incorporados a sus filas para participar del proceso de curación que los libraría de la otra enfermedad: la presencia hispánica.
No se trata de un baile o coreografía conocida por los poseídos, de hecho takiy significa cantar (tusuy=bailar), aunque en más de un diccionario se amplía su significado a “cantar solo sin bailar o cantando bailar”, frase con la que González Holguín (1989: 338) traduce las palabras quechuas taquini o taquicuni. Los éxtasis descritos por Molina o Álvarez no permiten relacionarlos con los bailes descritos por las crónicas del siglo XVI o, en general, con los del período colonial.
Taki OnqoyEL TAKI ONQOY A TRAVÉS DE LOS TESTIGOS DE CRISTÓBAL DE ALBORNOZ
Empeñado en obtener el reconocimiento por su labor evangelizadora Cristóbal de Albornoz llevó a cabo cuatro informaciones de servicios que conocemos (1569, 1570, 1577, 1584), tres de las cuales contienen diversas versiones que amplían considerablemente, a través de numerosos testigos, la noticia de Cristóbal de Molina. Como se sabe, los documentos de Albornoz fueron descubiertos en 1963 y al año siguiente se dio noticia de los mismos en la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga. En 1964 se publicó el primer artículo sobre el tema en la revista peruana Cultura 3 (Lima), el que precedió a otros seis artículos de divulgación y numerosas conferencias en distintos foros. Finalmente en 1971 (CIDOC, México), Iván Ilich tuvo la gentileza de incluir la documentación de Albornoz en la Colección Sondeos (Millones 1971), la reedición de los mismos, completada con información adicional, una serie de ensayos y una renovada versión paleográfica, fue posible gracias al Instituto de Estudios Peruanos y la Sociedad Peruana de Psicoanálisis y se realizó en 1990 (Millones 1990). Ambas ediciones están agotadas desde hace tiempo.
Albornoz, por boca de sus testigos, se atribuyó el descubrimiento de la “idolatría”, información que contradice a Cristóbal de Molina quien adjudicó este mérito a Luis de Olvera, cura del repartimiento de Parinacochas. Esta localidad se ubica al SE de Huamanga, en la frontera de lo que hoy es el departamento de Arequipa. Llamado a declarar en favor de Albornoz en 1584, el padre Molina es muy cuidadoso al momento de elogiar “la solicitud, trabajo y cuidado” del extirpador pero no dice que sea el descubridor de la “secta”, como se calificó en ese tiempo al taki onqoy.
En 1570 otro testigo, Amador de Cabrera, descubridor de las minas de azogue de Huancavelica -antes parte de Huamanga- había nombrado a los repartimientos de Chocorbos, Soras y Lucanas como los de mayor concentración de idólatras (folio 13r); sin embargo, no menciona que la prédica subversiva comenzase allí. En 1577 es llamado a declarar el propio Luis de Olvera, clérigo presbítero que entonces ya era cura de la iglesia del Cuzco y secretario de su cabildo eclesiástico. Olvera recordó que, cuando Albornoz visitó Huamanga, él era el vicario y cura de Parinacochas pero atribuyó a don Cristóbal el descubrimiento del taki onqoy. Además declara que para esa fecha: “la nueva secta estaba sembrada por toda la tierra entre los indios y naturales de ella”. No da señales de que su parroquia hubiese sido el punto de partida del movimiento (folio 5r). La que más se puede aproximar en este tema es la afirmación de Pedro del Prado, quien en 1570 declaró que Albornoz inició su vista a partir del repartimiento de Pedro Díaz de Rojas (reducciones de indios quinuas y cabinas: La natividad de Quinua, La visitación de Chinchos y San Juan de Guaychat; Puente Brunke 1992: 391) y que allí, por primera vez, castigó a ciento cincuenta hechiceros (folio 59r).
A la luz de estos datos no es posible concluir el lugar de origen del movimiento. Cuando llega Albornoz ya estaba extendido por la mayoría de las encomiendas de Huamanga y, en parte, en las vecinas. Tampoco es posible hablar de un descubridor del taki onqoy en el sentido de los méritos que se adjudicaba Albornoz, lo más probable es que los párrocos encargados de cristianizar a los indios de las encomiendas mencionadas tuvieran noticia de los profetas pero recién con la visita de don Cristóbal tomaron conciencia de su importancia. Al sacar a la luz la “idolatría” observaron que abarcaba más de una doctrina y pudieron pensar que la magnitud del movimiento no era local. La relación más detallada de la extensión del movimiento puede ser la que nos ofrece la declaración de Bartolomé Berrocal, notario de la Audiencia Eclesiástica (Huamanga 1570) quien refiere que: [el] “taki onqoy estaba sembrado en el repartimiento de Yauyos del capitán Francisco de Cárdenas, del pueblo de Allauca, de Antonio de Oré, Pedro Ordóñez Peñaloza y del pueblo de Guacras de los Lucanas y en las provincias de Laramati y Hatun Lucanas, que están a la cabeza de Su Magestad, y la provincia de Apcara y Andamarcas de la encomienda de Juan Velásquez Vela Núñez, y en la provincia de Soras, y en el repartimiento de Juan de Mañueco, y en los pueblos del repartimiento de Juan de Mañueco (sic) y Pedro de Ribera, en todos los cuales dichos pueblos y provincias de suso nombradas vido este testigo que la dicha apostasía entre los naturales la dicha apostasía se había sembrado y cundido” (folio 20v).
El número de pueblos comprometidos y la extensión del taki onqoy ha sido objeto de la preocupación moderna de Rafael Varón (1990) y de Ranulfo Cavero (2001), quien ha interpretado las zonas de divulgación, e incluso la ubicación de predicadores y creyentes con mapas y diagramas a partir de los documentos de Albornoz (Cavero 2001: 54 y 73). El detalle de sus conclusiones puede encontrarse en la obra citada en la bibliografía de este ensayo pero los límites del taki onqoy se amplían a partir de la publicación del memorial de Bartolomé Álvarez (1998 [1588]) ya que lo ubica en Oruro, veinte años después de que supuestamente había desaparecido debido al celo de Albornoz.
Se puede trazar la hipótesis de que el movimiento se sumergió cuando se hicieron notorias las campañas de Albornoz y la activación de la represión por los doctrineros ante la presencia del visitador. Hay que advertir que la relación de las encomiendas de Huamanga con el sur del Virreinato estaba asegurada por las remesas de trabajadores enviados a las minas de Potosí. Pero, además de eso, estaba el hecho de que las etnias soras de Huamanga eran parte de la gran etnia boliviana del mismo nombre, ambas aymara hablantes. Hoy en Perú, Soras es el nombre de uno de los distritos de la provincia de Sucre, departamento de Ayacucho en el límite con Apurímac (ver Cavero 2001: 217-246). La ubicación originaria de los soras está todavía en debate, lo más probable es que sea el resultado de una doble migración iniciada en épocas preincaicas: primero de norte a sur si pensamos “que la lengua aymara se configuró en la cuenca del río Pampas, para luego expandirse al Cuzco” y después hacia el Collao. Rápidamente los aymaras fueron presionando a los habitantes de habla puquina y uruquilla de los Andes del sur hasta llegar a la región atacameña para luego retornar con una nueva invasión al Collao. El argumento lingüístico es de Alfredo Torero (1987: 329-405) pero ha sido validado por la documentación histórica de María Mercedes del Río (2005: 47-48). Recuérdese que en el siglo XVI la región de Huamanga era por lo menos bilingüe y que las Relaciones Geográficas de Indias mencionan que en la mayor parte de los repartimientos se hablaba quechua y aymara. A esto hay que agregar que la distribución de esta numerosa etnia había sufrido los embates de la administración incaica que precedió al sistema de repartimientos y encomiendas de los españoles. Tal habría sido el caso de los soras de Paria cuya antigua pucara o fortaleza pudo ser el centro preincaico, situado en el altiplano de Oruro. En su reemplazo, los incas elevaron la importancia del Tambo de Paria, en Pariamarca, al costado del camino imperial, al norte del río Jacha Uma (del Río 2005: 78-81).
En 1565, cuando el taki onqoy es intervenido, los soras de Huamanga pertenecían a una de las encomiendas más ricas del Perú, en manos de Melchor Palomino. En las Informaciones de Cristóbal de Albornoz se los recuerda como los indígenas más comprometidos ya que, de acuerdo con el testimonio de Gerónimo Martín (1570), se descubrió en su territorio “mil y ciento y tantas huacas […] las cuales los dichos naturales tenían por sus dioses criadores y les adoraban y ofrecían oro, plata, ovejas, aves, cuyes y muchas otras cosas” (folio 45r). La cifra es importante porque al hablar de sus méritos, al inicio de esta Información, Albornoz recuerda como número total de huacas descubiertas a más de seis mil. Si tomamos esta cifra como real, los soras tuvieron el privilegio -o cometieron el delito de acuerdo a la época- de mantener el culto a un número considerable de las imágenes o fragmentos de ellas.
Además, entre las deidades que aparecen con el movimiento figura de manera prominente Carhuarazo (Qarwaraso), la montaña sagrada o Apu de los soras, ubicada en el distrito de Huacaña, hoy provincia de Sucre. En la relación de Bartolomé Berrocal (1570, folio 45r), Carhuarazo figura en la lista de huacas notables que se conjuran contra el dios cristiano, al lado de Titicaca, Tiaguanaco, Chimborazo, Pachacamac y algunas más. Esto nos dice que, de varias formas, los soras habían asumido un serio compromiso con el movimiento, lo que abona en favor de su presencia en Oruro más tarde.
Los soras no son sino una de las etnias comprometidas; hay que tener en cuenta que Albornoz tiene señalados los límites de la visita que, por imprecisos que fueran, se relacionaban con la extensión de sus recursos y de sus fuerzas, dado que se trata de terrenos en los que hoy es difícil desplazarse. No podemos confundir la extensión de la visita con la extensión del movimiento.
En 1570 don Cristóbal reclama que usó dinero de su propio peculio para perseguir a los creyentes y “no ha tenido ni se le ha dado salario alguno por la dicha visita”. A continuación, señala que ha “llevado consigo lenguas y oficiales de crédito e confianza para ello” (folio 5r). Aunque no lo dice expresamente, esta es la mitad de la verdad pues el cargo de visitador le daba poder para juzgar el rendimiento de los párrocos en la jurisdicción, muy vasta, que le tocó examinar. Años más tarde se estableció más precisamente que todo visitador era en principio “un juez eclesiástico que dirige la encuesta, instruye las causas y hace cumplir las sentencias” (Duviols 1977: 250), lo que significaba que tenía todo el apoyo legal y material de las doctrinas que visitaba. A esto agregó “oficiales y lenguas de confianza”, siendo su colaborador principal el padre Gerónimo Martín, clérigo presbítero que era cura y vicario del repartimiento de Diego Gavilán, uno de los compañeros de Pizarro en el asalto de Cajamarca, cuya encomienda era la de Parija (Huanta; Puente Brunke 1992: 391). En 1577 Albornoz contrató a Martín por “cierta cantidad de pesos de oro que no tiene este testigo (Gerónimo Martín) memoria de cuántos fueron” (folio 44r). El olvidadizo cura recordó, sin embargo, que don Cristóbal visitó a los clérigos de las doctrinas y “a los que habían delinquido los castigó y quitó las doctrinas y puso otros clérigos y los que halló que habían hecho bien su oficio, los honró como era razón” (folio 45v).
Martín hablaba quechua, su capacidad en el manejo de la lengua es reconocida por otros testigos y muy apreciada por el Visitador. A él se sumaban los miembros del equipo, indígenas o mestizos, cuyo número no se precisa pero que debieron ser suficientes como para imponer la autoridad de Albornoz en cualquier circunstancia. No se menciona a Felipe Guamán Poma de Ayala como parte de la visita, el testimonio de su participación descansa en la Nueva Corónica…, pero no quedan dudas de que fue parte de aquella aventura por el detalle con que describe la situación y los personajes. Don Felipe dibuja a Albornoz de forma aproximada a la de Alonso de Mesa quien en 1584 lo describe con minuciosidad: “hombre muy recogido [bajo de estatura], maduro, cano” (folio 7v). Además, Poma de Ayala nos agrega el nombre de otro de los auxiliares, Juan Cocha Quispe, ‘indio bajo de Quichiua’, que se habría beneficiado con la visita, quedando como curaca de su grupo étnico” (1980: 638).
No siempre nuestro Visitador se tomó el trabajo de recorrer todas las distancias ni de perseguir a los acusados. En más de una ocasión delegó sus funciones, tal es el caso citado por Vicente Lorenzo Brabo, clérigo presbítero, quien en 1570 por mandato de Albornoz: “descubrió en el repartimiento de don Luis de Pimentel, vecino de esta ciudad doscientas y cincuenta y tantas huacas, las cuales este testigo hizo quemar y quebrar y castigar a los culpables” (folio 52r) aunque don Cristóbal, nos aclara Vicente Lorenzo, se reservó el derecho de aplicar las penas una vez que fueron acusados.
La actividad al interior de una doctrina intervenida tuvo un comportamiento muy preciso. El cura encargado daba cuenta a Albornoz y a su equipo inmediato del estado de la evangelización, lo que podía incluir el sacramento de la confesión del doctrinero, teniendo al Visitador como confesor, y el escrutinio administrativo de lo sucedido desde que había asumido su labor o desde la última visita. Luego se activaba la vida ceremonial de la comunidad: haciendo procesiones generales con todos ellos y diciéndoles sus misas con toda diligencia y predicándolas y dándoles a entender el oficio de su venida y como era por su bien y quietud y remedio de sus ánimas y conciencias y que haciendo ellos [los indígenas] de su parte lo que en sí era e acusándose de sus culpas, que él [Albornoz] les venía a reformar y dar penitencia saludable con caridad, porque de otra manera serían muy castigados (Albornoz 1570, folio 4v en Millones 1990).
Nuestro extirpador reclama haber hallado 8,000 naturales convertidos al taki onqoy y, como se dijo antes, 6,000 objetos de culto a los que llama huacas. La relación de las mismas figuran en los anexos de la información de 1584, así como la de los curacas e indios castigados en las visitas, por ser miembros de la “secta” o por otras faltas como, por ejemplo, estar amancebados. En 1570 uno de sus testigos, Bartolomé Berrocal, reafirma la cifra de dichos “apóstatas” y elogia el papel desempeñado por Gerónimo Martín, algo que otros repiten: clérigo presbítero que es una de las mejores y más principales lenguas de este Reyno, en quien concurre toda bondad y cristiandad, con el cual todos los días cuatro veces al día les dio a entender su perdición y horror en que estaban, predicándoles la palabra de Dios y cosas tocantes a nuestra santa fe católica, y ellos vinieron por lo mucho que se les predicaba a conocer el yerro que habían hecho y en que estaban llorando y postrados por tierra (folio 21r).
Cualquiera que haya sido la habilidad oratoria de don Cristóbal, al que Poma de Ayala elogia por otras cualidades, no cabe duda que los discursos en quechua del padre Martín causaron un formidable efecto en la audiencia indígena. Berrocal llega a afirmar que de regreso a Huamanga los nativos de los pueblos visitados no cesaron de ir al encuentro de Albornoz para confesar sus pecados y denunciar a otros “idólatras” (folio 21v).
Este mismo testigo es, en especial Romaní, uno de los que ofrece versiones de la ideología del movimiento que pueden competir con las que aparecen en la crónica de Cristóbal de Molina: la secta y apostasía que entre los dichos naturales se guardaba que es la Aira Taqui ongo, que era que muchos de los dichos naturales predicaban y publicaban y decían que no creyesen en Dios ni en sus santos mandamientos, ni entrasen en las iglesias, y que se confesasen con ellos y no con clérigos ni padres, y que ayunasen cinco días en sus formas como lo tenían de costumbre en tiempo del inca, no comiendo sal, ni ají, ni maíz, ni teniendo cópula con sus mujeres si no sólo beber una bebida de azua destemplada sin fuerza, y mandándoles adorasen y ofreciesen de las cosas suyas naturales como son carneros, aves, tocto, chimbo, lampaca y carapa y mollos [¿mullu?] y plata y cantidad de comida y otras cosas, y que ellos eran mensajeros de las huacas Titicaca, Tiaguanaco, Chimborazo, Pachacamac, Tambotoco, Caruavilca, Carrhuarazo y otros más de sesenta o setenta huacas que en nombre de ellas les predicaba, las cuales dichas huacas decían los dichos apóstatas que estaban peleando con el dios de los cristianos y que presto sería de vencida y que se acabaría su mita de mandar (folio 20v.).
El texto agrega varias novedades a lo escrito por Molina. En primer lugar da el nombre de varias de las huacas -cerros, apus o huamanis- o divinidades comprometidas con los profetas del taki onqoy. Algunas de ellas como Titicaca y Pachacamac son imprescindibles dada la enorme convocatoria que tenían en las regiones donde se encontraban sus santuarios, sin mencionar sus zonas de influencia. Recuérdese que el lago que hoy es fronterizo entre Bolivia y el Perú fue reconocido como la pacarina (de paqariy= aparecer, crearse, originarse) o lugar de origen de la pareja fundadora del estado incaico (De la Vega 1991: I, 41). Una vez conquistados los reinos lacustres, los incas hicieron que la fiesta de Copacabana -península hoy ubicada en la costa boliviana- fuera una de las ceremonias más cosmopolitas del Tahuantinsuyo. Algo parecido ocurrió con Pachacamac, culto que excedía largamente el valle de Lurín, donde todavía pueden verse las ruinas de su santuario principal. Es posible que el reino de Chincha haya llevado su veneración donde se extendieron las redes de su culto. Similitudes arquitectónicas entre los recintos de Pacatmanú y Sicán nos están sugiriendo el auge de este dios que superó los días del estado Huari y solo parece haber caído con la llegada de los señores del Cuzco. Aun así, los incas no se atrevieron a destruir su santuario (Shimada 1991: LIV). Otras presencias no son tan obvias, Tambotoco podría aludir a la versión de la “Fábula del origen de los incas del Cuzco” narrada por Sarmiento de Gamboa (1942: 42) como el lugar donde brotan las cuatro parejas fundadoras del estado incaico. Según el cronista “es un cerro con tres ventanas” a seis leguas del Cuzco, además de los hermanos Ayar que surgieron de una de las “ventanas”, de las otras dos aparecieron las etnias maras y tambos que poblaron la naciente capital del imperio. Pese a todo el peso mítico que le otorga Sarmiento, la documentación de la época que conocemos no le otorga valencias sagradas semejantes a las anteriores. Lo mismo podríamos decir de Tiaguanaco, o Tiwanaku, cuyos restos monumentales todavía nos llenan de admiración, o Tampotoco (Tamputoqo), centro de sacralidad importante para el sur del Perú y Bolivia. El R. P. Cobo nos dice que su nombre en aymara fue Taypicala “que quiere decir la piedra del medio, porque tenían por opinión los indios del Collao que este pueblo estaba en el medio del mundo y que de él salieron después del Diluvio los que los tornaron a poblar” (1964: 195). El cronista llega a afirmar que “los moradores del Collao están divididos en dos pareceres: los unos afirman haber sido hecha la creación en Tiaguanaco y los otros en la isla Titicaca” (1964: 150). En opinión de Cobo, su importancia solo cedía ante el Coricancha del Cuzco, Pachacamac y Copacabana.
Hasta ahora solo hemos buscado correspondencias entre las deidades invocadas por los taqui ongos y las que gozaban de reverencia más o menos amplia en el momento de la Conquista; pero Berrocal nos habla de “sesenta o setenta” huacas que concurren en una especie de federación sacra que se ponen de acuerdo para combatir al dios cristiano. Alguna otra huaca como Carhuarazo (Qarwaraso) nos da la pista de que las huestes contra el cristianismo aceptaban la participación de dioses que podríamos llamar menores, o más bien divinidades o huacas con una audiencia reducida por límites étnicos como es el caso ya referido de la divinidad de los soras. Sin embargo, no será tan fácil explicar la presencia de Chimborazo, volcán de lo que hoy es Ecuador, en el mesianismo ayacuchano aunque las razones pueden estar escondidas en el juego de mitimaes emprendido por los cuzqueños en el cenit de su imperio.
Las informaciones de Albornoz repiten en varias ocasiones textos similares al de Berrocal. A veces presentan algunos detalles interesantes, como el caso de Diego de Romaní quien en 1570 dice haber sido testigo de la presencia de seis o siete jóvenes indios “que andaban como tontos y gente que había perdido el juicio”, lo cual es una manera de ver el éxtasis a que conducía el frenesí de la danza (folio 24r). Además, en sus declaraciones Romaní también menciona a “ciertas indias que se hacían santas y se nombraban Santa María y la Magdalena y otros nombres de santas”.
El dato es importante porque revela la penetración del culto católico en el sistema de creencias construido contra el cristianismo. El prestigio de los nombres invocados en el proceso de evangelización, a treinta años de la llegada de Francisco Pizarro, ya tenía la suficiente fortaleza como para ser parte de las religiones en formación en el siglo XVI.
El otro personaje con nombre propio es Juan Chono o Juan Chocne que en las Informaciones aparece como predicador del taki onqoy. En la declaración realizada en 1570 por el sacerdote español Pedro Barriga Corro, residente en Huamanga, se adjudica haber descubierto casualmente a Chocne mientras ponía en evidencia una huaca en Laramati -hoy Laramate, distrito de la provincia de Lucanas. Dice el padre Barriga que el taqui ongo fue capturado al huir de él (folio 53v). Cristóbal de Molina completa la información en 1577 expresando que “los más principales docmatizadores, que eran dos hombres y una mujer, envió [Albornoz] presos a esta ciudad del Cuzco” (folio 6r). Si Chocne fue uno de los culpables, ¿quién sería el otro?, ¿alguna de las mencionadas por Romaní sería la mujer enviada al Cuzco? No tenemos respuestas seguras para esas preguntas, aunque en artículos de difusión escritos tiempo atrás hemos arriesgado hipótesis posibles. En todo caso, no hay otros nombres o seudónimos aplicados directamente a los creyentes en calidad de líderes, o en situación especial. Los nombres de las listas de castigados no parecen revelar la condición de dirigentes del movimiento, por lo menos no a la altura de las mujeres que tomaron el nombre de María y María Magdalena. El caso de Chocne es diferente, no hay duda de que tuvo un papel importante pero Albornoz no se preocupó en analizar la estructura de la “secta”.

Diálogo entre gobierno nacional y antimineros

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Unidad
El jefe de la Oficina de Gestión de Conflictos Sociales del Ejecutivo, Víctor Caballero, destacó la participación de los sacerdotes católicos Miguel Cabrejos y Gastón Garatea en las conversaciones con las autoridades y dirigentes de Cajamarca, y expresó su confianza en que ambos contribuirán a disminuir la conflictividad en esa región de país.
Caballero dijo que la participación de ambos religiosos es “un buen paso” y consideró que ambos deben contribuir a “sentar las bases” para un diálogo entre el Ejecutivo y la región Cajamarca, el cual –dijo- debe realizarse sobre una agenda concertada.
Asimismo, subrayó la necesidad de que cualquier diálogo en esa región del país se lleve a cabo sin ningún tipo de condiciones.
“Lo más adecuado es que el diálogo sea sin condiciones porque eso facilita la solución de un conflicto”, dijo en declaraciones a la Agencia Andina.
Cabrejos y Garatea se reunirán con las autoridades y dirigentes sociales de Cajamarca opuestos radicalmente al proyecto minero Conga que, según el Ejecutivo, otorgará importantes recursos económicos para realizar obras a favor de los más pobres y fomentar la inclusión social.
La oposición a esa iniciativa minera se basa en el temor de la población respecto a un posible daño a las reservas de agua, hecho que ha sido descartado por el peritaje internacional convocado por el Ejecutivo.
Tanto el Ejecutivo como el gobierno regional de Cajamarca aceptaron la participación de Cabrejos como facilitador del diálogo, y aprobaron también que Garatea preste apoyo a este esfuerzo concertador.
“No se trata de imponer una agenda y que la otra parte acepte, sino que ambos podamos a llegar a coincidir en los puntos”, subrayó Caballero.
En ese sentido, dijo esperar que monseñor Cabrejos “siente las bases del diálogo”, y que todos los sectores muestren disposición de juntarse en torno a una mesa de conversaciones.
Asimismo, indicó que el Ejecutivo tiene las mejores expectativas sobre los resultados de la reunión por la experiencia de los religiosos.
Por ejemplo, recordó que el año 2009, monseñor Cabrejos ayudó a instalar las mesas de diálogo con las organizaciones indígenas tras el conflicto de Bagua, hecho que permitió recuperar la tranquilidad en la zona y en las comunidades nativas.
Del mismo modo, resaltó que el año 2005, Garatea ayudó en el conflicto de Tintaya donde presidió la mesa de diálogo.
“Ambas personalidades tienen impecable trayectoria democrática y creo que nos va a servir para que esta nueva experiencia se inicie con éxito”, puntualizó.

Monitoreo ambiental

Sueños de opio
Por José Barba Caballero
Cuando Humala ganó las elecciones, los sueños de opio del marxismo se elevaron hasta el delirio. Rodear y controlar a Humala les pareció tan fácil como robarle un caramelo a un colegial. Pero los sueños, sueños son, y ahora sufren una resaca parecida al despertar de una noche de drogas y desenfreno.
Los rojos, que ya se alucinaban en control del Estado peruano, han sido dejados de lado o purgados de las instituciones más importantes. Los que quedan, que no son pocos, están arrimados en puestos de segunda y tercera línea y más preocupados en su billetera que por los principios. ¿Alguien cree que la bienaventurada Aída García Naranjo o el saltimbanqui de Nicolás Lynch renunciarían a sus cargos para solidarizarse con Carlos Tapia y otros expectorados? ¡Claro que no! Y es que la alineación estratégica por razones de sobrevivencia, es la nueva y gran bandera del rojerío criollo. Los que se han quedado viviendo de las migajas que caen de la mesa presidencial, dicen que todavía es posible recuperar a Humala. Los que han perdido toda esperanza en semejante sueño, creen que es el momento de la venganza; de aquí la fracasada “marcha del agua” y el griterío histérico contra Valdés. Su deseo es crear las condiciones para un golpe de Estado popular tipo Bolivia o Ecuador. Como hipótesis de trabajo esta planificación no es tan mala; pero Lima, la gigantesca y fría Lima no acostumbra alzarse ni siquiera contra los dictadores.
Lo que sí podrían lograr es contribuir a tumbarse al Premier. Él representa todo lo que un marxista odia: Éxito personal y empresarial, ideas claras, inmune a la charlatanería caviar, voz y pinta de militar. Más si esto sucediese, no sería por la presión marxista (que es poco significativa), sino por errores propios del gobierno. Pero como la política da sorpresas, podría apostar que lo que vendrá después de Valdés será el peor de los escenarios para los extremistas. Humala ya sabe que la inversión privada es el motor del crecimiento económico y que la única manera de poder cumplir con sus promesas electorales es dando confianza y seguridad a los inversionistas. Si esto es así, el sucesor de Valdés -que todavía está lejos- podría convertirse en un bálsamo con sabor a bisturí para los rojos.

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Derechos humanos en internet

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Facebook

Por Sarah Judith Hofman
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU, compuesto por 47 Estados, reconoció por primera vez el derecho de las personas a la libertad de expresión por Internet y pidió a los países que lo protejan.
Precisamente aquellas personas que deberían alegrarse con la resolución del Consejo de Derechos Humanos de la ONU no la podrán leer fácilmente. Sin embargo les llegará por SMS, a través de un microblog o algún otro servicio, pese a la censura.
En la resolución aprobada el 5 de julio en Ginebra, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas sostiene que todos los derechos que tienen las personas físicas deben ser protegidos también en el ámbito digital, en particular la libertad de expresión en Internet.
No solo los países ejemplarmente democráticos, como Suecia, que promovió la resolución, firmaron el documento. Entre los firmantes figuran países cuya libertad de expresión es limitada, como Argelia, Azerbaiján, Costa de Marfil, Nigeria, Túnez, Turquía y Ucrania. Menos sorprende, en cambio, que países como China, Rusia e India hayan declinado firmarlo.
Mathias von Hein, jefe del Programa para Asia de DW, se muestra escéptico en cuanto a que la resolución cambie mucho las cosas. “En el futuro los disidentes chinos se acogerán a la resolución de la ONU, en el eterno juego de gato y ratón con las autoridades de su país. Pero en realidad seguirá habiendo detenciones de aquellos que manifiesten una opinión crítica en Internet”, señala. El mejor ejemplo lo ofrece el caso del escritor chino Liu Xiaobo, Nobel de la Paz 2010, cuya situación ha cambiado poco pese a las declaraciones del extranjero. El máximo galardón le ha dado valor, pero sigue en prisión.
Liu Xiaobo fue condenado a once años de prisión por haber firmado, junto con otros intelectuales y artistas de su país, un manifiesto publicado en Internet, en el que pedían al Gobierno chino que aplicara los derechos de la Constitución, como la libertad de prensa y de expresión, el multipartidismo o la protección del medio ambiente.
La censura es cotidiana en China, donde medios extranjeros como DW son bloqueados en Internet. La resolución poco cambiará esto, según Mathías von Hein, quien se muestra convencido que el Internet en China es un factor determinante en la formación de la sociedad civil. Aunque a diario cierran microblogs que permite a los usuarios enviar mensajes breves para evitar la censura, siempre surgen nuevas plataformas.

MarkusEl activista de Internet alemán Markus Beckedahl afirma que la resolución de la ONU tendría que haber dejado más en claro, “por ejemplo, que toda forma de censura en la red es mala”. Como miembro fundador de la agrupación “Sociedad Digital”, se ocupa de los derechos civiles en la red y rechaza el Acuerdo Comercial de Lucha contra la Falsificación (ACTA, según sus siglas en inglés). El activista considera que la resolución de la ONU indirectamente diferencia entre la censura buena y mala, pero saluda que la organización mundial se haya pronunciado por fin sobre los Derechos Humanos en línea.
“Esta declaración debió haberse acordado hace diez años”, afirma, y añade que el Internet es realidad hace mucho.
En Alemania las computadoras se encuentran desde hace poco entre los objetos que un agente judicial no puede confiscar. Según el Tribunal Constitucional son “sistemas técnicos de información omnipresentes que tienen un significado central para la vida de muchos ciudadanos”.
La resolución exhorta a todos los Estados a garantizar el libre acceso a Internet e insta a todos los países a que promuevan la cooperación internacional para el desarrollo de sistemas de comunicación e información.
Fuente: www.dw.de

Diálogo en Cajamarca

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Monseñor Cabrejos

La Iglesia Católica aceptó facilitar el diálogo en Cajamarca, a solicitud del Gobierno, anunció monseñor Miguel Cabrejos, quien fue propuesto por el presidente Ollanta Humala.
“Hemos recibido la carta del Ministerio de Justicia esta mañana. La Conferencia Episcopal Peruana esta totalmebte de acuerdo con este pedido”, dijo el religioso franciscano en Canal N.
Cabrejos precisó que su papel será el de facilitar el diálogo entre el Ejecutivo y los promotores de las protestas contra el proyecto minero Conga, que encabeza el presidente regional de Cajamarca, Gregorio Santos, el sacerdote suspendido Marco Arana y el exemerretista Wilfredo Saavedra.
“Naturalmente no es sencillo”, dijo, tras recordar su experiencia como mediador en otros conflictos sociales. “Estuve en Bagua, Quillabamba y Espinar, esto me ha dado cierta visión de lo que pasa en el Perú”, anotó.
El religiosos evitó entrar en detalles de lo que será rol, pero dijo que si es necesario viajar a la zona convulsionada lo hará. “Pido serenidad, tranquilidad para todos, para la poblacion, para los dirigentes, para la Policía (…) la violencia no conduce a nada”.

ExorcistasPor María Elena Castillo
Monseñor Miguel Cabrejos no fue la única carta del Ejecutivo para propiciar una negociación con las autoridades de Cajarmarca. Mientras el ministro de Justicia, Juan Jiménez, se comunicó con el ex presidente de la Conferencia Episcopal; la primera dama, Nadine Heredia, hacía lo mismo con el padre Gastón Garatea.
Ambos sacerdotes mostraron su plena disposición para ayudar a solucionar el conflicto desatado por la oposición de un sector de la población al proyecto minero Conga, sin embargo, la balanza del Ejecutivo se inclinó hacia el arzobispo de Trujillo. Por eso el titular de Justicia le envió una carta pidiéndole apoyo, en su calidad de pastor de la Iglesia.
Cerca del mediodía el presidente Ollanta Humala anunció que, como parte de la vocación de diálogo del gobierno, se propuso a monseñor Cabrejos como mediador.
“Estamos proponiendo a monseñor Cabrejos que pueda participar en este espacio de diálogo en Cajamarca, a fin de poner los paños fríos y se exponga en una mesa de manera transparente y participativa los argumentos que pudieran subsistir”, declaró a canal N.
Poco después, en conferencia de prensa desde Trujillo, monseñor Cabrejos informó que tras comunicar a la Conferencia Episcopal Peruana, aceptó el pedido formal del Ejecutivo.
“La Iglesia no emplea la palabra mediador sino facilitador; es decir, el que facilita el diálogo, la solución de los conflictos. Eso le he dicho al gobierno. Voy a tratar, en esta situación tan compleja, de facilitar el encuentro de todas las partes”, precisó.
Invocó a todos los involucrados en el conflicto a la tranquilidad y a participar con buena voluntad en las conversaciones para devolver la paz a Cajamarca.
“Mi llamado es para todos los involucrados, a que se serenen, para que cese la violencia que no ayuda a nada”, enfatizó.
Por la tarde, el presidente de gobierno regional de Cajamarca, Gregorio Santos, refirió que en asamblea –en la que participaron alcaldes y consejeros regionales– se acordó invitar a una reunión a monseñor Cabrejos y al padre Gastón Garatea, propuesto días antes por la Defensoría del Pueblo.
“La asamblea ha aceptado que vengan los dos sacerdotes. Con el padre Garatea se tuvo una comunicación para que venga el lunes a las 10 am”, dijo.
Aclaró que la cita no es una mesa de diálogo y que ambos son dos interlocutores que llevarán la propuesta de Cajamarca sobre el proyecto Conga.
Asimismo, pidió el inmediato levantamiento del Estado de emergencia y la liberación de todos los detenidos e informó que se realizará un referéndum para que la población se pronuncie sobre la mina.
Por la noche, al finalizar el Consejo de ministros, el titular de Justicia, Juan Jiménez, señaló que el gobierno aprecia todo esfuerzo que pueda conducir a la paz, aceptando tácitamente la participación de Garatea.
Anunció que mientras no haya garantías para la población no se levantará el estado de emergencia, pidiendo que no se condicione el diálogo.
“Vamos con buena voluntad, porque este proceso es el inicio de las conversaciones. Que Dios nos ilumine para decir las palabras oportunas”, comentó Garatea, optimista, confirmando que ambos participarán en la reunión convocada por Santos.
El defensor del Pueblo, Eduardo Vega, saludó la disposición de las autoridades de Cajamarca y del gobierno de aceptar la mediación de monseñor Miguel Cabrejos y el padre Gastón Garatea para solucionar el conflicto desatado por el rechazo al proyecto minero Conga.
“El diálogo es la única forma de solucionar el conflicto, que en este momento está entrampado. La designación de ambos sacerdotes es muy positiva y un primer paso para encontrar una solución definitiva al problema”, recalcó.
Exhortó a las autoridades y dirigentes de Cajamarca, así como del Gobierno central a mostrar su buena disposición al diálogo, en el que se tendrá que exponer los puntos de diferencia y de coincidencia para hallar una solución que devuelva la paz a la región.
El ex presidente Alejandro Toledo resaltó que ambos sacerdotes ayuden en la instalación de una mesa de diálogo para resolver el conflicto en Cajamarca.
Fuente: Diarios Perú21 y La República.

En nuestro día

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Jesucristo maestro
Jesucristo maestro
Llegaron a Cafarnaún, y Jesús empezó a enseñar en la sinagoga durante las asambleas del día sábado.
Su manera de enseñar impresionaba mucho a la gente, porque hablaba como quien tiene autoridad, y no como los maestros de la Ley.
Entró en aquella sinagoga un hombre que estaba en poder de un espíritu malo, y se puso a gritar:
¿Qué quieres con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé que tú eres el Santo de Dios.
Jesús le hizo frente con autoridad:
¡Cállate y sal de ese hombre! El espíritu malo revolcó al hombre en el suelo y lanzó un grito tremendo, pero luego salió de él.
El asombro de todos fue tan grande que se preguntaban unos a otros: “¿Qué es esto? Una doctrina nueva, y ¡con qué autoridad! Miren cómo da órdenes a los espíritus malos ¡y le obedecen!”
Así fue como la fama de Jesús se extendió por todo el territorio de Galilea.
Evangelio según San Marcos 1,21-28.

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Mayer Ríos Pipa

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Mayer Ríos Pipa
Por María Elena Hidalgo- Diario La República
El cabo EP Mayer Ríos Pipa, que se encontraba en el puesto de vigilancia de la Base Contraterrorista Nº 42 de Canayre, en el distrito de Llochegua, en la provincia ayacuchana de Huanta, fue asesinado por un francotirador narcoterrorista. El proyectil le impactó en el cráneo.
La acción se produjo como represalia por recientes incursiones de patrullas del Ejército en campamentos senderistas en la zona de Canayre que tuvieron como resultado la detención de varios sospechosos con armamento y municiones.
Mayer Ríos, de 25 años, era natural de Yurimaguas, provincia de Alto Amazonas, en Loreto, y vivía en San Juan Bautista, Iquitos. Nació el dos de agosto de 1986.
En respuesta al crimen del cabo Mayer Ríos, el general EP César Díaz Peche dispuso que patrullas especializadas salieran en busca de los narcoterroristas que perpetraron el ataque.
Los disparos se originaron en la zona conocida como Savia, una zona de espesa vegetación cerca a la base militar.
Las patrullas detuvieron a tres agricultores que trabajaban en sus parcelas: Antonio Cisneros Gamboa, Lucio Fernández Cerrón y Edwin Vitor Crespo.
Los tres fueron conducidos a la base contraterrorista de Canayre y liberados cuatro horas después al comprobarse que estaban registrados en los padrones de la comunidad.
El cuerpo sin vida del efectivo fue trasladado de Canayre hasta la Base Contraterrorista 116º de Pichari, lugar donde se encuentra la sede del Comando Especial del valle de los ríos Apurimac, Ene y Mantaro (VRAEM).
El asesinato del cabo Mayer Ríos se produjo casi tres meses después del secuestro de 36 trabajadores de Transportadora de Gas del Perú (TGP), en Kepashiato, distrito de Echarate, Cusco.
Con la intervención del Ejército en la zona, y la instalación de nuevas bases contraterroristas, los senderistas han iniciado desplazamientos en la zona sur del VRAEM, incursionando en las comunidades para advertir que no colaboren con los militares.
Abandonando el discurso de que los civiles no serán victimados, como ocurrió durante el período 1980-2000, los terroristas ahora amenazan a los pobladores con represalias si es que se suman a los Comités de Autodefensa que, bajo el aliento del Ejército, han comenzado a formarse con la finalidad de emprender acciones contra el narcoterrorismo.
En la última semana, el cabecilla Martín Quispe Palomino, “camarada Gabriel”, al mando de una columna armada, ha sido visto en comunidades del distrito de Vilcabamba, provincia de La Convención, Cusco.
“Gabriel” advirtió que aplicará sanciones a los pobladores que ofrezcan alguna forma de ayuda a los militares en la zona denominada Palmapampa, a las alturas de la carretera de Capiro. Continuaba con su campaña proselitista en las comunidades, con el propósito de amenazar a quienes contribuyan de alguna forma con las Fuerzas Armadas.
Huachocolpa
Pobladores del anexo La Soledad, distrito de Huachocolpa (Huancavelica) hallaron muerto en un descampado de la zona al campesino Antonio Espinal Camargo (42) con tres impactos de bala en la cabeza y uno en el cuerpo.
Según testigos de excepción, un grupo de sediciosos que operan en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM) y que están al servicio de los narcotraficantes habrían sacado de su vivienda a Antonio Espinal para conducirlo a un descampado donde lo victimaron a balazos.

Detenido

Cálculos políticos y renales
El director de la Policía Nacional, Raúl Salazar, explicó los pormenores de la detención del líder del movimiento Tierra y Libertad, Marco Arana. El general PNP detalló que la intervención se produjo luego de tres advertencias realizadas por los agentes para que Arana se retirara de la plaza de armas, donde protestaba contra el proyecto Conga.
Salazar reiteró que el estado de emergencia decretado por el Ejecutivo en tres provincias de la región prohíbe las manifestaciones públicas.
En diálogo con Radio Nacional, el director de la PNP señaló que además de Arana habían 30 personas más en la plaza de armas de Cajamarca que pretendían seguir la actitud del antiminero, por lo que decidieron detenerlo.
El congresista y exministro del Interior, Octavio Salazar, aseguró que el dirigente cajamarquino Marco Arana no respetó el estado de emergencia: “Si una detención es producto de haber violado la ley y es en flagrancia, entonces es delito y está muy bien detenido”, señaló a Perú21, al comentar la participación del sacerdote suspendido en la manifestación realizada en la Plaza de Armas de Cajamarca.
“Estos tres sujetos, Gregorio Santos, Wilfredo Saavedra y Marco Arana, están haciendo subversión contra el Estado. Yo demando que el Gobierno tome el toro por las astas y que denuncie a estos individuos de oficio, que no tenga miedo”, agregó.
También señaló que con sus actitudes, estos dirigentes buscan provocar a las fuerzas del orden para luego victimizarse y poner al Estado como violador de derechos humanos. “Son grandes provocadores, se reúnen con quienes están detrás de estas movilizaciones violentas”, indicó.
El dirigente antiminero del Movimiento Tierra y Libertad, Marco Arana, fue liberado a la 1:30 de la madrugada, según confirmó la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH).
La secretaria general de la organización, Rocío Silva Santisteban, señaló que la libertad no se dio por el hábeas corpus interpuesto por su defensa sino por una orden de comparecencia de la fiscal de Chiclayo.
“La fiscal de Chiclayo decidió que no había motivo para que sea detenido y fue una orden de comparecencia que lo liberó”, declaró. Otros ocho estudiantes detenidos también fueron liberados.
Monseñor José Carmelo Martínez OAR
El obispo de la diócesis de Cajamarca, José Carmelo Martínez, reveló que desde “hace mes y medio” espera la respuesta del presidente regional de Cajamarca, Gregorio Santos, a su ofrecimiento para facilitar el diálogo con el Ejecutivo para buscar un acuerdo sobre el proyecto Conga.
El religioso refirió que hace más de 45 días buscó hablar con Santos en su oficina, pero no pudo conversar con él, por lo que concertó una cita para el día siguiente a las 8 de la mañana.
Señaló que Santos no acudió a esa cita y a las 8:30 a.m. se presentó el vicepresidente regional de Cajamarca, ante quien expresó su propuesta para convertirse en “facilitador del diálogo” con el Ejecutivo.
“Muy amablemente me dijo que le iba a comunicar lo que yo le proponía al presidente Santos y que me daría una respuesta; estoy esperando hace un mes y medio, pero no me ha contestado*”, indicó en Radio Programas.
Por otro lado, estimó que de hacerse una encuesta individual en Cajamarca y no en masa o en asambleas, solo un poco más del 15 por ciento está en contra de la minería.
Asimismo, advirtió que en las protestas contra el proyecto Conga, no solo hay intereses políticos y sociales, sino también ideología extremista que “muy probablemente” provenga del grupo terrorista Sendero Luminoso y el MOVADEF.
Señaló que hace 11 meses, el ahora líder del movimiento Tierra y Libertad, Marco Arana, le dijo que pediría su cambio al estado laical por propia iniciativa.
No obstante, dijo que no ha cumplido con ese trámite, razón por la cual esa situación se regularizará en breve.
“Ha sido suspendido por fundar un partido político que es incompatible con el ejercicio del ministerio sacerdotal, me imagino que pronto será confirmada esa sentencia por la Santa Sede”, dijo.
Asimismo, indicó que para lograr la paz en Cajamarca, se necesita que quienes ejercen la violencia “cambien de actitud” y se comprometan por la paz para poder dialogar.
Fuente: Diario El Comercio y Agencia Andina de Noticias.
Conferencia Episcopal Peruana
LA VIOLENCIA NO PUEDE SER UN MEDIO PARA ALCANZAR EL DESARROLLO DE LOS PUEBLOS
“Bienaventurados los constructores de paz porque ellos serán llamados Hijos de Dios” (Mt 5,9)
Con dolor y pesar todos los peruanos vemos, una vez más, el desenlace de un conflicto que enfrenta a hermanos contra hermanos y que deja como saldo no solamente varias personas heridas sino también la irreparable pérdida de tres vidas humanas en la Provincia de Celendín, en Cajamarca.
Ante tan penosos incidentes ocurridos ayer, la Conferencia Episcopal Peruana, hace una nueva invocación a todos los actores del conflicto, para dejar los discursos que incitan a la violencia, para medir la fuerza con que se aplica el control de los enfrentamientos, para reflexionar juntos sobre las soluciones concertadas y de modo especial para desistir de la violencia como una manera de lograr los objetivos de una comunidad o de un pueblo.
Los Obispos del Perú vuelven a recordar que “La vida es un valor supremo que en cualquier circunstancia debe ser protegida y privilegiada, tanto la de nuestras comunidades campesinas, como las que quienes, en cumplimiento de su deber constitucional, procuran el restablecimiento del orden”.
Acompañamos el dolor de las familias que sufren por la pérdida de sus seres queridos y rezamos por ellos. Exhortamos al pueblo de Celendín y a las comunidades de Cajamarca a la serenidad y demandamos cese este enfrentamiento entre compatriotas. Del mismo modo invocamos tanto a las autoridades políticas, así como a las comunidades de Cajamarca a reiniciar en el más breve plazo el canal del diálogo, y que debe ser utilizado como la única vía para resolver racional y pacíficamente los conflictos.
En su misión evangelizadora la Iglesia anuncia el valor de la vida y el respeto de los derechos fundamentales de las personas, promueve actitudes de respeto por la naturaleza y promueve una cultura de paz y de diálogo, por eso nos mantenemos a disposición del país para colaborar en lo que nos sea requerido, a fin de devolver la tranquilidad a las poblaciones afectadas de todo el Perú, especialmente del querido pueblo de Cajamarca.
Invocamos la intercesión de la Virgen del Carmen, Patrona de Celendín, e invitamos a todos a elevar este día una oración por la paz, para que Dios conceda a nuestro pueblo el inapreciable don de la paz y la concordia.
+ Salvador Piñeiro García-Calderón
Arzobispo Metropolitano de Ayacucho
Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana

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Monseñor Gerhard Müller

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Monseñor Gerhard Muller

Por Andrea Tornielli- Vatican Insider Diario La Stampa
En ocasión del nombramiento del nuevo Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el obispo alemán Gerhard Ludwig Müller, se ha citado su vínculo con Gustavo Gutiérrez, uno de los padres de la Teología de la Liberación. Se difundió la idea de que Juan Pablo II y el entonces cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto del ex Santo Oficio, condenaron sin cuartel esta teología, por lo que la relación entre un obispo y un teólogo de la liberación (que, además, nunca fue condenado o sancionado por Roma) sería un elemento “sospechoso”.
En realidad, la instrucción “Libertatis nuntio”, publicada por la Congregación para la Doctrina de la Fe el 6 de agosto de 1984, advertía sobre los riesgos y las desviaciones de la Teología de la Liberación que adoptaba el análisis marxista de la realidad. Eran los años en los que, en el “Continente de la esperanza”, había dictaduras y una parte de la Iglesia se había declarado de la parte de algunos movimientos de liberación de carácter marxista, aunque el viaje del Papa Wojtyla a Puebla, en 1979, para la reunión de los obispos del CELAM hubiera marcado un cambio. Eran los años de Regan, y los Estados Unidos estaban combatiendo con todos sus recursos en contra del “imperio del mal” soviético: una batalla crucial se estaba librando justamente en América Latina. Sin embargo, no toda la Teología de la Liberación (que nació en América Latina durante los años post-conciliares) estaba en la mira de la Congregación, así como tampoco su «opción preferencial por los pobres». Era solamente el análisis marxista que algunos teólogos utilizaban lo que se condenaba.
El documento hablaba, efectivamente, de la «tentación de reducir el Evangelio de la salvación a un evangelio terrestre», con el riesgo de «olvidar el ingente trabajo desinteresado desarrollado por cristianos, pastores, sacerdotes, religiosos o laicos». Rechazaba los «a priori ideológicos» que se usaban como presupuestos para la lectura de la realidad social por parte de una cierta teología, que presentaba la lucha de clases como «una ley objetiva, necesaria» y hacía creer que «entrando en su proceso, al lado de los oprimidos, se «hace» la verdad, se actúa «científicamente». En consecuencia, la concepción de la verdad va a la par con la afirmación de la violencia necesaria, y por ello con la del amoralismo político». La eucaristía se transformaba en «celebración del pueblo en lucha», se identifica «el Reino de Dios y su devenir con el movimiento de la liberación humana».
Fue justamente con la publicación de “Libertatis nuntio” que el cardenal Joseph Ratzinger, que había llegado algunos años antes al dicasterio doctrinal de la Santa Sede, comienza a ser identificado como el “enemigo” de los teólogos más abiertos, el “asesino” de las esperanzas que el Concilio había suscitado en los países pobres. Y lo que llega de la Iglesia católica wojtyliana se hace pasar como señal de apoyo a los regímenes anticomunistas que gobiernan diferentes estados del área latinoamericana.
Sin embargo, leyendo íntegramente ese primer primer documento sobre la Teología de la Liberación, se descubren pasajes que demuestran lo contrario. «Esta llamada de atención de ninguna manera debe interpretarse como una desautorización de todos aquellos que quieren responder generosamente y con auténtico espíritu evangélico a “la opción preferencial por los pobres”».
La Instrucción de la Doctrina de la Fe «de ninguna manera podrá servir de pretexto para quienes se atrincheran en una actitud de neutralidad y de indiferencia ante los trágicos y urgentes problemas de la miseria y de la injusticia. Al contrario, obedece a la certeza de que las graves desviaciones ideológicas que señala conducen inevitablemente a traicionar la causa de los pobres».
«Hoy más que nunca –sigue el documento–, es necesario que la fe de numerosos cristianos sea iluminada y que éstos estén resueltos a vivir la vida cristiana integralmente, comprometiéndose en la lucha por la justicia, la libertad y la dignidad humana, por amor a sus hermanos desheredados, oprimidos o perseguidos. Más que nunca, la Iglesia se propone condenar los abusos, las injusticias y los ataques a la libertad, donde se registren y de donde provengan, y luchar, con sus propios medios, por la defensa y promoción de los derechos del hombre, especialmente en la persona de los pobres».
La Instrucción, además, sostiene que «el escándalo de irritantes desigualdades entre ricos y pobres ya no se tolera», y que «la llamada de atención contra las graves desviaciones de ciertas “teologías de la liberación” de ninguna manera debe ser interpretada como una aprobación, aun indirecta, dada a quienes contribuyen al mantenimiento de la miseria de los pueblos, a quienes se aprovechan de ella, a quienes se resignan o a quienes deja indiferentes esta miseria. La Iglesia, guiada por el Evangelio de la Misericordia y por el amor al hombre, escucha el clamor por la justicia y quiere responder a él con todas sus fuerzas».
Al final del documento, no falta incluso una referencia al papel de los obispos, particularmente significativo para los exponentes de la jerarquía católica considerados demasiado “suaves” con el poder, cuando no parte del mismo. «A los defensores de “la ortodoxia”, se dirige a veces el reproche de pasividad, de indulgencia o de complicidad culpables respecto a situaciones de injusticia intolerables y de los regímenes políticos que las mantienen. La conversión espiritual, la intensidad del amor a Dios y al prójimo, el celo por la justicia y la paz, el sentido evangélico de los pobres y de la pobreza, son requeridos a todos, y especialmente a los pastores y a los responsables. La preocupación por la pureza de la fe ha de ir unida a la preocupación por aportar, con una vida teologal integral, la respuesta de un testimonio eficaz de servicio al prójimo, y particularmente al pobre y al oprimido».

MOVADEF intolerante

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El subsecretario de MOVADEF y abogado de Abimael Guzmán, Alfredo Crespo, irrumpió en la presentación del libro “Profetas del Odio. Raíces culturales y líderes de Sendero Luminoso” del sociólogo Gonzalo Portocarrero para “defender” al cabecilla terrorista.
Crespo acusó a Portocarrero de ser parte de una “guerra sucia” contra Guzmán y lo acusó de “anticomunista”. El abogado del cabecilla terrorista interrumpió repetidas veces la presentación del libro mientras que algunos jóvenes miembros del MOVADEF lanzaron arengas a favor del senderista.
En tanto, el autor del libro aseguró que Crespo “no tenía argumentos” y “no puede generar miedo”, con lo que recibió el aplauso de la audiencia.

Gonzalo Portocarrero

Gonzalo Portocarrero
Entrevista por Hans Huerto Amado-Diario El Comercio
Abimael Guzmán se construyó como una figura política y mística para sus seguidores. ¿Cómo una figura criminal y subversiva consigue apoyo en algunos sectores?
El puente entre Sendero Luminoso (SL) y el mundo campesino fue construido por los estudiantes universitarios que se politizaron en la Universidad de Huamanga. Eran muy sensibles al maltrato, a la servidumbre que entonces reinaba en Ayacucho. Presentaron, entonces, al campesino a una serie de obras de teatro, por ejemplo, donde se le mostraba como un ser inocente, bueno, engañado, que debía abrir los ojos para ver que la miseria donde vivía era la ganancia de otros. Eso tuvo efectividad. Abimael era una persona de terno y corbata que no le gustaba ensuciarse los zapatos, no era un orador de plazas, era un profesor de aulas. Muy distinto al Abimael imaginado por sus seguidores, que lo ven como un redentor.
La construcción del Abimael imaginado responde a necesidades muy profundas de un mudo social que despierta con sed de justicia y necesidad de reconocimiento. Y toma una impronta muy radical.
Esa falta sistemática de reconocimiento en los sucesivos gobiernos: la escasa mirada hacia la sierra y la selva. A la par, fenómenos en el extranjero…
Toda esta ola mesiánica que sacude al mundo en los cincuentas y sesentas, la revolución cubana, Mayo del 68’, la revolución cultural china. Apareció la posibilidad de un cambio cultural y social a través de una revolución. Marcaba resurgir del marxismo. Los sesentas son el último gran momento en que esta profecía adquiere presencia en el mundo. En Alemania, surge el Ejército Rojo, en Italia, las Brigada Rojas. Pero en Latinoamérica, en donde cala en el mundo popular es en el Perú. Donde ese mensaje de redención intramundana, esa promesa de liberación encontró eco en masas que estaban sujetas a una situación de exclusión y servidumbre. Lo global, la promesa marxista, se articula con lo peruano que es la persistencia de la servidumbre para formar este coctel explosivo que es Sendero Luminoso.
Con la violencia como discurso. ¿Sigue siendo parte del discurso de los remanentes de SL y de MOVADEF?
El discurso de la violencia tuvo gran importancia para SL en términos de que para Abimael todo lo violento implicaba desencadenar las contradicciones, acelerar los cambios. Entonces, las metáforas eran sobre la violencia como parte de la historia, la locomotora de la historia. Ante cada situación álgida hay que radicalizar la violencia, creía Guzmán, pensando que así mostraba el carácter genocida del enemigo (el Estado) como avances de la guerra popular.
Pero esto ha dejado de ser parte del discurso de la izquierda. Y nuestra época está más bien dominada por la emoción del miedo. Antes ni siquiera había cercos eléctricos o muros, entre las casas había una relación de confianza. Ahora las casas están rodeadas de cercos eléctricos, huachimanes, hay un miedo al otro, al diferente que nos puede agredir. Es la idea que constantemente se nos recuerda y que tiene una base real. Entre el SL que apostaba a la violencia y lo que queda de él hay grandes diferencias. No creo que se pueda decir que el SL sea terrorista en el sentido de un empleo sistemático de la violencia. No es que rehúyen a usar la violencia, pero no tratan de forzar a los campesinos a adoptar sus posiciones como fue en los 80. Habría que hablar de narcosenderismo más que de narcoterrorismo. El terrorismo esta como posibilidad pero no está por delante como ocurría en los 80. SL hoy es un movimiento que trata de ganarse la buena voluntad de la población sin forzarla y protegiéndola. A cambio, pide protección y también apoyo de las comunidades, para ser una banda de protección de los narcotraficantes.
¿Cuánto de ideológico les queda?
Es difícil decirlo. No creo que haya una aspiración política de tomar el poder. Hay un intento de mantener ciertos espacios, lograr publicidad pero sin que haya una estrategia como la hubo en los ochentas. Son situaciones muy distintas. El SL de ese entonces nació en el sistema educativo en la universidad pública de provincias, de colegios medios de comunidad, y estaba formado por una clase media con aspiraciones culturales que tenía cierta sed de de justicia que luego se corrompe en una suerte de gusto por la violencia. El SL del VRAE hoy es muchísimo más popular y menos orientado por la educación y cultura, quizás más pragmático y mucho menos científico.
Se radicalizaba la violencia y la cúpula senderista procuraba que en la opinión pública se insertara la idea de que SL estaba cercano al triunfo.
Ahora el miedo en la sociedad peruana está más referido al tema de la delincuencia que al tema de una insurrección política. El miedo ahora es más difuso, antes estaba encarnado en Sendero. Ellos tuvieron éxito entre jóvenes universitarios, donde logró su columna vertebral militante. Apeló a sentimientos religiosos con ellos y su discurso político tenía ese trasfondo. Era una invitación a la inmolación, al sacrificio, si se trataba de estudiantes indignados contra las diferencias.
Ese discurso ya se ha desvanecido. Lo que tenemos hoy es una juventud más orientada por el hedonismo, el culto al placer, más que por la postergación de sí mismo en la idea de sacrificio. Ha habido con el neoliberalismo y el cambio cultural una restructuración de las subjetividades contemporáneas sin espacio para figuras heroicas. Más bien hay desconfianza hacia el héroe, todos ellos levantan sospechas y no despiertan entusiasmos.
Ello no quita que ver a representantes (y jóvenes) de MOVADEF incluso en Chile pidiendo amnistía para mandos senderistas aún indigne a la población mayoritariamente. El tema es aún sensible.
Entre el MOVADEF y el narcosenderismo en el VRAE no hay mayor relación. El MOVADEF pide la amnistía de Abimael Guzmán y parece increíble que un criminal como él pueda aún tener seguidores tan fieles y algunos jóvenes que pidan su libertad, que no merece por el daño hecho al país. Pero en el otro extremo (el senderismo en el VRAE) la gente obedece a una lógica muy distinta. El país rechaza unánimemente el terrorismo pero en ello hay cosas poco claras. Por ejemplo, se rechaza a SL pero no a la violencia del Estado para combatirlo. Está probado que en la Operación Chavín de Huántar hubo al menos un asesinato de un emerretista. Las pruebas son abundantes, está el peritaje al cráneo, el testigo japonés, dos policías peruanos, pero eso se niega. La sociedad peruana parece no tomar conciencia sobre de dónde viene la violencia. No solo ha venido del dogmatismo de SL sino también del propio Estado que tiene que ver con ideologías trasnochadas que tienen que ver con la defensa nacional y sobre las cuales está la idea de que la vida del otro no vale nada. Por ejemplo, los escuadrones de la muerte que habrían sido formados por policías en Trujillo, que mataron a más de cuarenta presuntos criminales y que tuvo el apoyo popular. Eso es terrorismo, pero la sociedad no los nombra como tal.
¿Desde dónde se debe librar la lucha contra SL en el VRAE entonces?
Se debe trabajar con la inteligencia policial sobre los líderes de la cúpula del movimiento. Y, de otro lado, se debe ejecutar la acción social sobre las bases posibles que puedan simpatizar con el senderismo, pues este puede constituir una alternativa frente a la ausencia del Estado o a su represión, en el caso de los sembríos de coca. Ese puente debe ser cortado.

JNE

JNE cancela inscripción de Fuerza Social
Doce agrupaciones políticas perdieron su inscripción ante el JNE debido a que no superaron la valla electoral del 5% en el último proceso electoral, y por no alcanzar el mínimo de seis escaños requeridos para acceder al Congreso. Otra causal fue no haber participado en los más recientes comicios.
El director del órgano registral, Fernando Rodríguez Patrón, informó que las organizaciones que quedaron fuera por no superar la valla son Cambio Radical; Fuerza Social, de la alcaldesa de Lima, Susana Villarán; Despertar Nacional; Adelante; Fuerza Nacional, y JUSTE.
Las otras seis, separadas por su ausencia en la última lid de votación, son las fujimoristas Sí Cumple y Nueva Mayoría, FREPAP, Participación Popular, Renovación Nacional y el MNI.
Estos 12 partidos deberán empezar de fojas cero con su inscripción, como si no hubieran existido, y tendrán que cumplir con todos los requisitos exigidos a un partido nuevo. “Deberán obtener el número mínimo de firmas que ahora es del 3 por ciento (494,000 firmas), comités constituidos en la tercera parte del número de provincias; además del acta de fundación, los estatutos, entre otros”, señaló.
El partido Fonavistas del Perú, organización que tampoco cumplió con las exigencias señaladas, pidió por iniciativa propia su cancelación el 2 de noviembre del 2011.
Fuente: Diario El Comercio.

Paro de transporte

Paro de transportistas contra alcaldesa de Lima
Julio Rau Rau, presidente de la Corporación Nacional de Empresas de Transporte del Perú (CONET), indicó que protestan ante lo que consideran “una ordenanza confiscatoria”, emitida el pasado 28 de junio, en la que “a todas las empresas de transportes de Lima se les ha cancelado su recorrido”.
“Ahora va a venir el proceso de licitación para entregar el transporte a los extranjeros. Ya no queda otra alternativa, los peruanos hemos sido desplazados definitivamente”, añadió el dirigente.
“¿Cómo vamos a poder pagar los propietarios, conductores, cobradores, taxistas y colectivos multas de S/.3,650 a S/.7,300? Eso es astronómico, impagable en cualquier parte del mundo. No se puede aceptar esta ordenanza confiscatoria, que prácticamente nos ha dejado sin trabajo ni ruta a todas las empresas de Lima”, explicó Rau Rau a Canal N.
Conflictos sociales
El jefe de la Oficina de Gestión de Conflictos Sociales de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), Víctor Caballero, señaló que los conflictos sociales en el país han entrado a una etapa de moderación con perspectivas de solución, gracias al diálogo fomentado por el gobierno.
Destacó, por ejemplo, que los procesos de diálogo en diferentes partes del país “ya están dando resultados” como en Moquegua, Tacna y Espinar.
“Creo que el país está entrando a una fase de moderación y maduración de procesos de diálogo que pueden culminar en buena perspectiva”, dijo en declaraciones a la Agencia de Noticias Andina.
Asimismo, calificó como positivo el anuncio del jefe del Estado, Ollanta Humala, de aprobar una comisión multisectorial que defina una nueva política de monitoreo y fiscalización ambiental con participación de la población.
“Esperamos que la comisión, que tiene 30 días de plazo, pueda finalmente presentar al país una nueva política de fiscalización ambiental”, añadió.
El funcionario indicó que la búsqueda de una nueva política de monitoreo y fiscalización expresa la voluntad de diálogo y el compromiso del Gobierno por brindar un ambiente sano y seguro para la población.
Añadió que la “agenda positiva” de reuniones entre la empresa privada, comunidades y autoridades locales, anunciada por el jefe del Gabinete, Óscar Valdés, “va a calmar mucho” los conflictos sociales en el país.
“Hay autoridades que ya están mirando el diálogo antes que el conflicto para llegar a acuerdos”, destacó.
En ese contexto, expresó su confianza en que el presidente regional de Cajamarca, Gregorio Santos, reflexione y adopte una posición de diálogo con el Ejecutivo, en concordancia con el sentir de la población que no quiere seguir en una situación de enfrentamiento por el proyecto Conga.

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Gana Diez

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Gana Diez
La comisión de Ética del Congreso acordó investigar al legislador Javier Diez Canseco por un supuesto conflicto de intereses al presentar un proyecto de ley sobre acciones de inversión que beneficiarían a su primera esposa e hija. Los parlamentarios Mauricio Mulder, Juan Diaz Dios, Michael Urtecho, Humberto Lay y Juan Castagnino votaron a favor de la investigación, mientras los humalistas Sergio Tejada y Jaime Valencia lo hicieron en contra.
Sin “vacas sagradas”
Por Aldo Mariátegui- Director del Diario Correo
Si hay un caso clarísimo para que la Comisión de Ética inicie la fase de investigación, es este de Javier Diez Canseco y ese probable conflicto de intereses, a nuestros ojos manifiesto, de impulsar una ley de canje de acciones cuando familiares directos suyos poseen estos títulos (¡y que hasta le pretendieron dar un poder para que se los gestione!). Es que aquí no caben las “vacas sagradas” a las que no se les toca por miedo, por ser “políticamente incorrecto” o porque se les ha idealizado como impolutos moralizadores implacables. Cualquier otro congresista sorprendido así sería por lo menos investigado (y presumiblemente castigado). Este caso es mucho más serio que gritar durante una juramentación o mentir sobre títulos universitarios. Y por eso ha habido gente suspendida 120 días.
Ojo que JDC ya ha tenido antes conductas pasadas por agua tibia y que en estos días más severos serían evaluadas de otra manera, como eso de enjuiciar infructuosamente al Estado para cobrar íntegro el periodo 90-95 como congresista al haber sido interrumpido ese mandato por el autogolpe de 1992, como eso de que su asesor congresal Mujica Petit impulse bajo su auspicio (hasta sustentó por él) un millonario pago ordenado por la CIDH a unos jubilados de la SBS cuando allí se beneficiaba directamente al padre de Mujica y encima este asesor cobró buena parte de lo pagado como honorario de éxito, o como cuando un empleado congresal asignado a él falleció conduciendo un camión suyo en la Carretera Central.
Apuesto que la izquierda, La República, La Primera, las ONG, AAR, RMP, DGS, Salomón Lerner Febres, Jorge Bruce, Rocío SS, Giacosa, Nelson Manrique, Sinesio López, los blogueritos y otros callarán frente a este caso o se comprarán absolutamente sus débiles argumentos para defenderlo: JDC tiene mucha llegada en el mundo mediático, oenegero y académico de rojos, caviares y fujicaviares. ¡Pues basta del doble rasero! ¡Ya me imagino cómo un pepecista, un aprista, un fujimorista, un acciopopulista, Bruce o el propio Lay habrían sido despellejados por JDC y varios de los anteriores de haber estado en una situación similar!
Desiderata
Camina plácido entre el ruido y la brisa
y piensa en la paz que se puede encontrar en el silencio.
En cuanto sea posible y sin rendirte,
mantén buenas relaciones con todas las personas.
Enuncia tu verdad de una manera serena y clara
y escucha a los demás, incluso al torpe e ignorante: también ellos tienen su propia historia.
Esquiva a las personas ruidosas y agresivas,
ya que son un fastidio para el espíritu.
Si te comparas con los demás, te volverás vano y amargado
pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.
Disfruta de tus éxitos, lo mismo que de tus planes
Mantén el interés en tu propia carrera por humilde que sea: ella es una verdadero tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos

Sé cauto en tus negocios, pues el mundo está lleno de engaños
mas no dejes que esto te vuelva ciego para la virtud que existe.
Hay muchas personas que se esfuerzan por alcanzar nobles ideales, la vida está llena de heroísmo.
Sé sincero contigo mismo. En especial no finjas el afecto y no seas cínico en el amor
pues en medio de todas las arideces y desengaños es perenne como la hierba.
Acata dócilmente el consejo de los años, abandonando con donaire las cosas de la juventud
Cultiva la firmeza del espíritu, para que te proteja en las adversidades repentinas
Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad
Sobre una sana disciplina, sé benigno contigo mismo.
Tú eres una criatura del universo, no menos que las plantas y las estrellas, tienes derecho a existir.
Y sea que te resulte claro o no, indudablemente el universo marcha como debiera.

Por eso debes estar en paz con Dios, cualquiera que sea tu idea de él, y sean cualesquiera tus trabajos y aspiraciones.
Conserva la paz con tu alma en la bulliciosa confusión de la vida.
Aun con toda su farsa, penalidades y sueños fallidos, el mundo es todavía hermoso.
Se cauto, esfuerzate por ser feliz.

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Peña Nieto gana las elecciones en México

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Reforma
El candidato del opositor Partido Revolucionario Institucional en alianza con el Partido Verde, Enrique Peña Nieto, ganó la presidencia de México según los sondeos a boca de urna, tras dos gestiones conservadoras que no lograron frenar la violencia del narcotráfico ni crear suficientes empleos.
Tres encuestas difundidas por las cadenas de televisión TV Azteca, Milenio y Cadena Tres dijeron que Peña Nieto se impuso con una ventaja de entre 4,6 y 11 puntos porcentuales sobre el izquierdista Andrés Manuel López Obrador. La oficialista Josefina Vázquez Mota se ubicó en tercer lugar.
En una etapa en la que proliferaron acusaciones de corrupción, autoritarismo y fraude electoral, el PRI gobernó con mano dura desde 1929 hasta el 2000, cuando el Partido Acción Nacional (PAN) ganó la presidencia en un hito democrático en la segunda mayor economía de Latinoamérica.
Pero muchos mexicanos parecieron depositar su voto en el PRI luego de que el PAN del presidente Felipe Calderón no lograra crear suficientes empleos ni poner a raya a los sanguinarios cárteles de la droga.
“Todas las encuestas que tenemos y los números preliminares (…) lo confirman: Enrique Peña Nieto es el próximo presidente de los Estados Unidos Mexicanos y por una amplia mayoría”, dijo el coordinador de campaña del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Luis Videgaray, a la cadena Milenio TV.
Peña Nieto es un ex gobernador del poderoso Estado de México, está casado con una actriz de telenovelas y tiene vínculos con la vieja guardia del polémico partido. El candidato ganó popularidad firmando sus compromisos ante notario cuando era gobernador.
En su búnker, sus seguidores festejaban con globos y banderas los resultados de las encuestas.
Durante los años del PRI en el gobierno, México sufrió sus peores crisis económicas, pero la inseguridad nunca había sido una preocupación tan latente como en la actualidad.
Desde que el presidente Calderón asumió en 2006 y lanzó una ofensiva militar contra los cárteles de la droga más de 55,000 personas han muerto y unas 10,000 están desaparecidas.
“El error de Calderón fue atacar el crimen organizado. Nuestra ciudad, que tenía mucho turismo está en ceros, la ciudad está despoblada, la economía contraída”, dijo Carlos Montoya, agente de seguros de 67 años, en Ciudad Juárez, en la frontera con El Paso, Texas, y una de las más golpeadas por el narco.
“Si gana Peña Nieto será por el voto del miedo. La gente tiene miedo a tanta violencia. ¡Hay 60 mil muertos!”, agregó.
La autoridad electoral difundirá antes de la medianoche un conteo rápido oficial basado en una muestra al azar de alrededor de 7,500 puestos de votación.
En México no existe la segunda vuelta electoral y simplemente gana quien obtiene más votos.
Otras encuestas a boca de urna difundidas más temprano por medios locales mostraron que el PRI habría ganado al menos tres gobernaciones: en el occidental estado de Jalisco -actualmente un bastión del PAN-, en el sureño Chiapas, donde gobierna el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), y habría mantenido el poder en Yucatán.
En las tres elecciones para gobernador restantes, el PRD triunfó en Morelos y Tabasco y el PAN retuvo Guanajuato. La izquierda mantuvo con amplio margen la alcaldía de la Ciudad de México, que gobierna desde 1997, según las encuestas.

Fuente: América Economía. Sigue leyendo