Fogata confidencial

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Eróstrato y Julio Guzmán

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El templo de Artemisa, considerado una de las siete maravillas del mundo antiguo, fue destruido por un incendio en el año 356 a.C. La tragedia, sin embargo, no se trató de un hecho fortuito. No fue causado por un desafortunado descuido o por inclemencias de la naturaleza. El templo fue incendiado por Eróstrato, un pastor que, buscando la fama que dicho atentado le podría procurar, prendió en llamas el edificio. El pirómano fue ejecutado y las autoridades prohibieron que su nombre fuera pronunciado, en un intento de truncar las intenciones del criminal. Empero, el hombre pasaría a la historia y la manía de llevar a cabo locas hazañas por la celebridad llevaría su nombre: erostratismo.
El caso más reciente de erostratismo lo ha mostrado Julio Guzmán. Queda claro que la magnitud de su ‘hazaña’ es considerablemente menor que la de Eróstrato, pero no deja de ser, también, altamente reprochable. En el marco del lanzamiento de su libro “Nuestro propio camino”, donde cuenta detalles de su visión del Perú y de su periplo electoral, el ex candidato a la presidencia lanzó una seria denuncia. Aseveró que, mientras se evaluaba su permanencia en la contienda, se le acercaron distintas personas a ofrecerle que se quede en la carrera a cambio del pago de una considerable suma de dinero.
Sin duda es una acusación seria que, de comprobarse, empañaría profundamente la reputación de las autoridades electorales. Sin embargo, el hecho de que el candidato haga este comentario con tanta ligereza, sin haberse preocupado siquiera en determinar quiénes fueron estos individuos y si, en efecto, tenían capacidad de incidir en un resultado que tendría que haberse dado solo tras un proceso de análisis técnico; es escandaloso y harto irresponsable. Especialmente si su palabra es la única prueba que es capaz de mostrar ¿Por qué no lo denunció en su momento? ¿Por qué lo calló hasta ahora? Y peor aún ¿Por qué opta por sacarlo a la luz justo cuando se dispone a publicar un libro?
Resulta lamentable que un hombre que trató de posicionarse como el abanderado de la nueva política y un demócrata a cabalidad decida apelar a tretas publicitarias de este estilo. Sin duda su afán por recuperar reconocimiento y por acaparar titulares lo hacen no pensar en las consecuencias de sus actos. No se trata, claro está, de un incendio en el templo de Artemisa, pero se trata de un intento gratuito y sin sustento de desestabilizar nuestro sistema electoral, solo para que se pronuncie el nombre Julio Guzmán (o para que, caserita, usted vaya y compre su libro en busca de más detalles).
Pero Julio Guzmán, desde su expulsión de la contienda electoral, parece haber perdido el temple que aparentaba tener cuando recién comenzó. Salió de Todos por el Perú sin brindar muchas explicaciones y se lanzó muy rápidamente a recolectar firmas para su ‘Partido Morado’, claramente estableciendo el 2021 como su próximo objetivo. La agrupación todavía no existe y ya parece estar seguro de que será su candidato a la presidencia, aunque se esperaría que se dé, como es correcto, un proceso de elección interna. Aunque, dado el erostratismo manifestado, parece ya no incomodarle la figura del caudillo.
Cálmese, señor Guzmán. No se trata de incendiar templos o de lanzar denuncias sin pruebas para hacerse famoso. No se trata de querer ser conocido, sino de ser digno de que se te conozca.

Se firmó acuerdo de confidencialidad para que no se divulgara su nombre

Intentaron ocultar identidad de Julio Guzmán tras incendio

El abogado del propietario del edificio donde se produjo un incendio en mayo del 2018 confirmó que se firmó un acuerdo de confidencialidad para que no se revelara el nombre del líder del Partido Morado, Julio Guzmán, y el monto que se pagó por los daños causados.
En ‘Panorama’, José Guillermo Protto detalló que inicialmente Liliana Acurio, quien estaba con Guzmán en el momento que se inició el siniestro, se negó a admitir quién la acompañaba, pero los videos de seguridad aclararon la situación.
“Se le reclamó. Viendo los circuitos de videos, pudimos advertir que una persona sale corriendo […] Al principio había una negativa de la señorita admitir quién era la persona que estaba. Al revisar en la noche los circuitos de videovigilancia, la situación se aclaró”, expresó.
Refirió que la Policía Nacional no hizo la denuncia del caso tras el incendio y que su trabajo fue “incompleto”. También indicó que Liliana Acurio alquiló la habitación por tres días y que los pagos de las reparaciones se hicieron en dos armadas.
Sin embargo, Protto subrayó que el último pago se hizo a través de un acuerdo de confidencialidad, firmado a través del abogado de Liliana Acurio, Raúl Pariona, que también tiene como cliente al expresidente Ollanta Humala.
“El abogado nos pide firmar un acuerdo de confidencialidad para que no se divulgara el nombre de la persona que sale corriendo del edificio. Este acuerdo se firma los primeros días de julio del 2018 y en todo momento quienes dan la cara son el abogado Raúl Pariona y la señorita Liliana Acurio”, manifestó.
“El acuerdo de confidencialidad buscaba no revelar la identidad de la persona que sale de edificio y no revelar el importe desembolsado para cubrir los gastos […] El acuerdo de confidencialidad no se ha revelado”, añadió.
Como se recuerda, el hecho ocurrió en marzo de 2018 y los movimientos de Julio Guzmán fueron registrados en videos. En las filmaciones difundidas por ‘Panorama’ se observa al líder del Partido Morado salir corriendo de un departamento de Miraflores, pero antes, alerta al portero que se estaba registrando un siniestro.
El incidente se produjo porque varias velas que formaban un corazón recalentaron un televisor, que luego explotó. En las fotografías del lugar también se ven varios globos rojos en forma de corazón pegados en las ventanas.
Fuente: Diario Gestión.

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