Jesuitas

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Por Jesús Bastante– Religión Digital.
La sorpresa, y menuda sorpresa, vino justo al comienzo de la presentación de ‘Los jesuitas: del Vaticano II al papa Francisco’ de Gianni La Bella, editado por Mensajero. El director editorial del Grupo de Comunicación Loyola, Ramón Alfonso, desveló una de las grandes revelaciones del libro. Todo un bombazo: Bertone quiso volver a intervenir a los jesuitas aprovechado la renuncia de Kolvenbach, y pensó ¡en Bergoglio! Para ser el interventor. Pero el arzobispo de Buenos Aires “se negó tenazmente”.
Así se relata en el libro. En 2006-2007, el secretario de Estado, Tarcisio Bertone, pensó en una nueva intervención de la Compañía de Jesús, apenas un cuarto de siglo de la traumática decisión que apartó del Generalato al padre Arrupe. Bertone se dirigó al actual general, el padre Kolvenbach (que había presentado su renuncia), haciéndole llegar la idea de que el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, podría ser el interventor (comisario) de esta nueva etapa.
Benedicto XVI “no tendría ciertamente nada que objetar”, explica La Bella en su libro. “Kolvenbach, perplejo y desconcertado”, se puso en contacto con Bergoglio, quien pese a no estar de acuerdo con todas las decisiones y orientaciones del gobierno de la orden, “es decididamente contrario a la idea de una intervención papal, que multiplicaría los problemas en lugar de resolverlos”.

Bergoglio dijo “no” a Benedicto XVI

El sucesor de Kolvenbach, Adolfo Nicolás, así lo reveló a un grupo de jesuitas en 2013, poco después de la elección de Francisco. “En su primer encuentro con Francisco, éste le dijo que se había opuesto tenazmente ante el Papa Benedicto a la propuesta de una nueva intervención de la Compañía, que algunos en Roma querían llevar a cabo en aquel momento”, revela La Bella de fuentes directas.

Kolvenbach se planta ante el Papa

“Enterado de las maniobras en curso, Kolvenbach, actuando en contra de su habitual estilo discreto y sereno, pidió audiencia a Benedicto XVI y de modo firme y decidido, como tal vez nunca en su vida, le pidió que no aprobara una decisión de este género, que la Compañía esta vez no habría tolerado”. Finamente, no hubo tal intervención, y la congregación general eligió al padre Nicolás prepósito de la Compañía. El resto es historia.
El anuncio de Alfonso marcó toda la presentación del libro, que contó con la presencia, además del autor, del jesuita Elías Royón, moderados por el periodista José Beltrán. Para La Bella, que quiso dedicar el libro al padre Urbano Valero, recientemente fallecido, y auténtico ‘descubridor’ del volumen para España, “Arrupe no solo fue un profeta, sino una de las figuras más importantes del catolicismo del siglo XX”.

Los jesuitas, los grandes protagonistas del Concilio

“La Compañía fue la gran protagonista del Concilio Vaticano II”, destacó el autor del libro, quien insistió en que los jesuitas “son un bosque muy complicado, y Arrupe trató de entenderlo”. “De Arrupe al padre Sosa, la Compañía pasó de una idea eurocéntrica de la misión, a una revolución cultural muy profunda”.
Por su parte, Royón definió a Arrupe como “un místico y un profeta, un hombre de visiones plantearias”, y valoró los generalatos de Kolvenbach y Nicolás como parte de un todo para “hacer realidad los sueños del Concilio”.
La Compañía sigue su curso, por más que Bertone -y tal vez Ratzinger- quisieron frenarla, como ya hiciera en su día Juan Pablo II. Ahora, los jesuitas son, más que nunca, el ‘ejército del Papa’. El propio Francisco, confesó La Bella, pidió oficialmente ayuda a los jesuitas, que se están volcando en este pontificado, especialmente ahora que asoma la tempestad restauracionista.

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