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Evangelio según san Marcos 7,31-37:
En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos.
Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo: «Effetá», esto es: «Ábrete».
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos».
Homilía de Benedicto XVI
Queridos hermanos y hermanas:
En el centro del Evangelio de hoy (Mc 7, 31-37) hay una pequeña palabra, muy importante. Una palabra que -en su sentido profundo- resume todo el mensaje y toda la obra de Cristo. El evangelista san Marcos la menciona en la misma lengua de Jesús, en la que Jesús la pronunció, y de esta manera la sentimos aún más viva. Esta palabra es «Effetá», que significa: «ábrete». Veamos el contexto en el que está situada. Jesús estaba atravesando la región llamada «Decápolis», entre el litoral de Tiro y Sidón y Galilea; una zona, por tanto, no judía. Le llevaron a un sordomudo, para que lo curara: evidentemente la fama de Jesús se había difundido hasta allí. Jesús, apartándolo de la gente, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua; después, mirando al cielo, suspiró y dijo: «Effetá», que significa precisamente: «Ábrete». Y al momento aquel hombre comenzó a oír y a hablar correctamente (cf. Mc 7, 35). He aquí el significado histórico, literal, de esta palabra: aquel sordomudo, gracias a la intervención de Jesús, «se abrió»; antes estaba cerrado, aislado; para él era muy difícil comunicar; la curación fue para él una «apertura» a los demás y al mundo, una apertura que, partiendo de los órganos del oído y de la palabra, involucraba toda su persona y su vida: por fin podía comunicar y, por tanto, relacionarse de modo nuevo.
Pero todos sabemos que la cerrazón del hombre, su aislamiento, no depende sólo de sus órganos sensoriales. Existe una cerrazón interior, que concierne al núcleo profundo de la persona, al que la Biblia llama el «corazón». Esto es lo que Jesús vino a «abrir», a liberar, para hacernos capaces de vivir en plenitud la relación con Dios y con los demás. Por eso decía que esta pequeña palabra, «Effetá» -«ábrete»- resume en sí toda la misión de Cristo. Él se hizo hombre para que el hombre, que por el pecado se volvió interiormente sordo y mudo, sea capaz de escuchar la voz de Dios, la voz del Amor que habla a su corazón, y de esta manera aprenda a su vez a hablar el lenguaje del amor, a comunicar con Dios y con los demás. Por este motivo la palabra y el gesto del «Effetá» han sido insertados en el rito del Bautismo, como uno de los signos que explican su significado: el sacerdote, tocando la boca y los oídos del recién bautizado, dice: «Effetá», orando para que pronto pueda escuchar la Palabra de Dios y profesar la fe. Por el Bautismo, la persona humana comienza, por decirlo así, a «respirar» el Espíritu Santo, aquel que Jesús había invocado del Padre con un profundo suspiro, para curar al sordomudo.
Nos dirigimos ahora en oración a María santísima, cuya Natividad celebramos ayer. Por su singular relación con el Verbo encarnado, María está plenamente «abierta» al amor del Señor; su corazón está constantemente en escucha de su Palabra. Que su maternal intercesión nos obtenga experimentar cada día, en la fe, el milagro del «Effetá», para vivir en comunión con Dios y con los hermanos.
Los recuerdos (imprecisos) del ex nuncio que pide la cabeza del Papa
Por Andrea Tornielli- Vatican Insider.
Enero-febrero de 2001
Theodore McCarrick toma posesión como arzobispo de Washington. El 21 de febrero del mismo año recibe la púrpura de manos de Juan Pablo II, en el Consistorio más concurrido de la historia de la Iglesia: 44 nuevos cardenales. Entre ellos había muchos latinoamericanos y estaba el mismo Jorge Mario Bergoglio.
2004-2005
Según lo que afirmó la vocera de la diócesis de Metuchen, Erin Friedlander, en 2004 llegó a la diócesis la primera denuncia contra McCarrick. Después llegarían otras dos, y todas se referían a hechos cometidos en las décadas anteriores. La arquidiócesis de Newark y las diócesis de Metuchen y Trenton pagaron una indemnización a Robert Ciolek, molestado por McCarrick, pero también se incluye la indemnización por los abusos que Ciolek sufrió por parte de un maestro mientras era un estudiante en un liceo católico. Según la vocera de la diócesis de Metuchen, la indemnización fue indicada a la nunciatura.
Abril de 2005
McCarrick participa en las congregaciones de los cardenales antes del Cónclave y después en el Cónclave que el 19 de abril de ese mismo año eligió como Pontífice al cardenal Joseph Ratzinger.
7 de julio de 2005
McCarrick cumplió 75 años y, como tienen que hacer todos los obispos, envió su renuncia a la Santa Sede.
16 de mayo de 2006
Benedicto XVI aceptó la renuncia de McCarrick, ocho meses después del plazo canónico: no se trata de un periodo largo (los arzobispos metropolitanos que son cardenales, si gozan de buena salud, permanecen por lo menos un año, pero a menudo se quedan dos más después de haber cumplido los 75 años de edad); tampoco es un periodo tan breve como para imaginarse que Roma quería mandar una señal punitiva al arzobispo de Washington. En lugar de McCarrick, el Papa Raztinger nombró a Donald Wuerl. La jubilación de McCarrick se dio después de la primera petición de indemnización que recibió la diócesis de Newark.
Junio de 2006
El ex sacerdote Gregory Littleton (su nombre completo nunca antes había sido divulgado: fue Viganò quien lo reveló por primera vez) denunció a la diócesis de Metuchen los abusos que sufrió por parte de McCarrick cuando este último era el obispo en esa sede. Recibió una indemnización de 100 mil dólares. También en este caso, como se trataba de un obispo (que después se habría convertido en cardenal), la diócesis informó a la nunciatura apostólica en Estados Unidos. La vocera de la diócesis de Metuchen afirma en la actualidad que la señalación fue comunicada.
Diciembre 2006
Viganò, en ese momento todavía era Delegado para las representaciones diplomáticas en la Secretaría de Estado, escribe un apunte con base en la Memoria de la acusación de Littleton enviada a la Secretaría de Estado por el nuncio Pietro Sambi. Viganò recibió el documento de la diócesis de Metuchen el 6 de diciembre de 2006. Al transmitir la información, Sambi explicó que Littleton «ya había enviado esta Memoria suya a una veintena de personas, entre las que hay autoridades judiciales civiles y eclesiásticas, de policía y abogados, desde junio de 2006», y que era muy probable que la noticia fuera publicada dentro de poco. Por lo que solicitó «una intervención veloz de la Santa Sede». Según lo narrado por Viganò, ese mismo 6 de diciembre transmite el apunte a sus superiores, el cardenal Tarcisio Bertone y el Sustituto Leonardo Sandri, pero no recibió indicaciones sobre lo que debía hacer. Viganò en su “comunicado” con el que pide la renuncia del Papa no se refiere a noticias sobre el pago de indemnizaciones para las víctimas de McCarrick.
23 de abril de 2008
Fue publicado en línea el “Statement for Pope Benedict XVI about the pattern of sexual abuse crisis in the United States” de Richard Sipe, en el que se trata el argumento de los comportamientos inadecuados y de los abusos de McCarrick con los seminaristas. El 24 de abril el documento es enviado al cardenal William Levada (entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, nombrado por Benedicto XVI como su sucesor a la cabeza del ex Santo Oficio). Levada envía el “statement” de Sipe al cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado, y el 24 de mayo llega al escritorio del delegado Viganò, quien redacta un nuevo apunte y lo entrega el 25 de mayo al nuevo Sustituto de la Secretaría de Estado, Fernando Filoni.
Noviembre-diciembre de 2008
El nuncio en Estados Unidos, Pietro Sambi, comunica al cardenal McCarrick (con bastante brusquedad, según un testigo) que el Papa lo invita a abandonar el seminario neocatecumenal Redemptoris Mater en donde vivía y a reducir su vida pública. Sobre la naturaleza y el alcance de estas presuntas “sanciones” o recomendaciones, la versión de Viganò es diferente de la que ofrece uno de los cercanos colaboradores del Papa Ratzinger. Ese mismo colaborador, anónimamente, dijo al National Catholic Register: «Se trataba de una petición privada», sin decreto por escrito; se invitaba al cardenal «a mantener un perfil bajo». Según lo que escribe el periodista del NCR Edward Pentin, la fuente ratzingeriana habría comentado (con respecto al secreto y a la poca severidad de la sanción): «A veces es mejor dejar que siga durmiendo lo que duerme».
La fecha solamente es presumible y se puede llegar a ella gracias a un episodio citado por la Catholic News Agency: a finales de 2008 McCarrick se preparó para dejar el seminario Redemptoris Mater de Washington y a principios de 2009 se muda a la canonjía de la parroquia de St. Thomas the Apostle, en el centro de la capital federal. Nadie se enteró de las llamadas “sanciones”. En cambio, Viganó las describe de esta manera: «Supe con certeza, mediante el Cardenal Giovanni Battista Re, entonces prefecto de la Congregación para los Obispos, que el valiente y merecedor “statement” de Richard Sipe había tenido el resultado esperado. El Papa Benedicto XVI conminó al Cardenal McCarrick sanciones semejantes a las que ahora le inflige el Papa Francisco: el cardenal debía dejar el seminario en el que vivía, se le prohibía celebrar en público, que participara en reuniones públicas, que dictara conferencias y que viajara, con la obligación de dedicarse a una vida de oración y de penitencia».
Las presuntas “sanciones” o, mejor, la recomendación privada, no fue comunicada al delegado Viganò. Benedicto XVI habló al respecto, presumiblemente, con Bertone o con el prefecto de la Congregación para los Obispos Giovanni Battista Re. No hay que excluir que la comunicación al nuncio Sambi haya sido solamente verbal y que se haya verificado durante uno de los viajes del mismo diplomático vaticano a Roma. La Catholic News Agency confirmó que la conversación entre Sambi y McCarrick puede situarse en este periodo: «Dos fuentes presentes en el encuentro de 2008 entre McCarrick y Sambi declararon a la CNA que el nuncio ordenó en ese momento que McCarrick abandonara el seminario. Según lo referido por estas dos fuentes, Sambi le dijo a McCarrick que su traslado era una instrucción directa del Papa Benedicto XVI». Hay que notar la diferencia sustancial que existe entre esta y la versión del “comunicado” de Viganò: la instrucción papal se referiría solo a que dejara el seminario, no a que abandonara la vida pública y viviera retirado. Los hechos hasta ahora documentales confirman y corroboran lo que ha indicado esa fuente cercana al Papa Ratzinger y plantean algunas dudas notables sobre las palabras de Viganò en relación a la naturaleza y el peso de las presuntas “sanciones” en contra del anciano cardenal.
McCarrick, efectivamente, no cambió su estilo de vida y no se retiró a una vida de penitencia. Lo que sí hizo fue cambiar su residencia. Ahora bien, si la del Papa Ratzinger era una “orden” (incluso secreta), no obedeció. Si se trataba de una recomendación (incluso secreta), no la siguió. Lo único que hizo fue dejar el seminario. La existencia de esta “recomendación” o “instrucción” secreta del Pontífice deja claro que Benedicto XVI había sido informado por Bertone sobre las denuncias en contra de McCarrick.
16 de julio de 2009
Carlo Maria Viganò es nombrado por Benedicto XVI secretario de la Gobernación de la Ciudad del Vaticano.
2009-2010
Según Viganò, sin precisar la fecha, las presuntas “sanciones” del Papa Benedicto para McCarrick habrían sido comunicadas al interesado entre 2009 y 2010, «con increíble retraso». En realidad, considerando el cambio de residencia del purpurado (único acto documentable que es posible relacionar con las “recomendaciones” del Pontífice), todo parece haber sucedido un año antes. A menos que no se piense que hubo dos jalones de orejas por parte de Sambi: el primero en 2008, con la invitación a que abandonara el seminario; el segundo (entre 2009 y 2010) para inducirlo a una vida retirada. Hipotética “sanción” que (de existir) fue olímpicamente ignorada por el interesado.
27 de julio de 2011
Falleció el nuncio apostólico en Estados Unidos, Pietro Sambi.
2011
McCarrick, según lo que afirma la Catholic News Agency, dejó la canonjía de la parroquia en donde había vivido durante dos años y decidió mudarse a una casa al lado del seminario del Instituto del Verbo Encarnado. Allí contaba regularmente con la ayuda de jóvenes sacerdotes, en un primer momento, y después sería asistido por seminaristas. Nadie saca a relucir las quejas por comportamientos incorrectos o por molestias. Pero se trataba de una presencia que estorbaba, porque, según algunos testimonios, McCarrick exigía un trato especial para su alojamiento, además de convertir a los seminaristas en sus choferes para sus desplazamientos.
6 de octubre de 2011
El presunto “sancionado” McCarrick viajó a Roma para participar en la ordenación de los nuevos diáconos del North american College, celebración presidida por el entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal estadounidense William Levada, estrecho colaborador del Papa Ratzinger.
19 de octubre de 2011
Carlo Maria Viganò fue nombrado por Benedicto XVI nuncio apostólico en Estados Unidos y alejado del Vaticano. Meses antes, el arzobispo se había opuesto al cardenal Bertone por cuestiones internas en la Gobernación de la Ciudad del Vaticano y por haber acusado de malas gestiones financieras e incluso de inmoralidades a algunos prelados.
Octubre de 2011
Viganò escribió en su “comunicado” que, antes de partir hacia Washington, el cardenal Marc Ouellet (entonces prefecto de la Congregación para los Obispos) le indicó verbalmente algunas noticias sobre las «disposiciones del Papa Benedicto» en contra de McCarrick. Recordemos que según Viganò estas disposiciones preveían que el cardenal abusador de seminaristas se retirara a una vida de oración y penitencia. «Por mi parte, insistí al respecto con el Cardenal McCarrick en mi primer encuentro con él en la nunciatura –afirmó el ex nuncio en su “comunicado”. El cardenal, farfullando de manera incomprensible, admitió que había cometido el error de haber dormido en el mismo lecho con algunos seminaristas en su casa del mar, pero me lo dijo como si no tuviera ninguna importancia».
16 de enero de 2012
Incluso después de haber recibido una nueva comunicación sobre las recomendaciones papales por parte de Viganò, McCarrick demostró que no le importaban. El cardenal participó, de hecho, en la audiencia para la “visita ad limina” de los obispos estadounidenses. En esa ocasión saludó dos veces personalmente a Benedicto XVI.
Enero-octubre de 2012
El 27 de enero, el periódico italiano “Il Fatto Quitidiano” publicó una carta reservada de Viganò a Bertone, con la que el prelado describía un complot en su contra para dañar su reputación. Así comenzó el primer caso de los “vatileaks”. Las cartas de Viganò, además de los documentos que robó el ayudante de cámara, Paolo Gabriele, del escritorio de Ratzinger, fueron la base para un programa televisivo del periodista Gianluigi Nuzzi, quien también publicó un libro en el que Viganò y su trabajo en la Gobernación vaticana aparecen copiosamente.
16 de abril de 2012
McCarrick (que según el “comunicado” de Viganò en este periodo estaría sometido a las presuntas “sanciones” de Benedicto XVI) volvió a Roma por segunda ocasión, para participar en una audiencia concedida por el Pontífice a la Papal Foundation. Es una fundación en la que McCarrick está involucrado personalmente desde hace muchos años, y que ha depositado grandes sumas de dinero para la caridad del Papa. Ese día era el cumpleaños de Benedicto XVI, y se le ofrece un pastel. Es la segunda ocasión, en pocos meses, en la que se encuentran cara a cara Ratzinger y el arzobispo emérito de Washington “sancionado”. No resulta que Viganò reciba instrucciones de recordarle nuevamente las “sanciones” del Pontífice a McCarrick.
2 de mayo de 2012
Carlo Maria Viganò participó, en un lujoso hotel de Manhattan, en Nueva York, en la premiación de los “embajadores de las Misiones Pontificias”. Fue una cena de gala en la que uno de los protagonistas fue precisamente el presunto “sancionado” McCarrick. Viganò lo saludó con afecto diciendo estas palabras: «Usted es tan amado por todos nosotros».
28 de febrero de 2013
McCarrick volvió al Vaticano, para participar en la última audiencia del Papa que acababa de renunciar. Benedicto XVI saludó uno por uno a todos los cardenales que estaban presentes. El encuentro fue cordial, como con los demás participantes.
3 de marzo de 2013
El cardenal arzobispo de Edimburgo, Keith O’Brien, anunció que no habría participado en el próximo Cónclave y admitió las acusaciones en su contra afirmando: «mi conducta sexual está por debajo de los estándares». También él fue acusado de haber molestado a un seminarista. El 18 de febrero anterior Benedicto XVI aceptó su renuncia a la cabeza de la diócesis, a pesar de que todavía le faltaran 27 días para cumplir 75 años. (El 20 de marzo de 2015 se anunció que el Papa Francisco había aceptado la renuncia de O’Brien a los derechos y prerrogativas del cardenalato, a pesar de mantener su título honorario de cardenal).
Marzo de 2013
Se llevaron a cabo las congregaciones antes del Cónclave. McCarrick, cuya lista de denuncias es mucho más voluminosa con respecto a la que existía contra O’Brien, participó en ellas. Pero, como ya tenía más de ochenta años, no participó en la votación del Cónclave que eligió el 13 de marzo por la noche al cardenal Jorge Mario Bergoglio. Cuando se dio el cambio de guardia entre Benedicto XVI y Francisco seguramente no se hizo ninguna referencia al caso de McCarrick. Y tampoco durante las primeras audiencias con el prefecto de la Congregación para los Obispos. Lo que sí es seguro es que el nuncio Viganò no recibió instrucciones sobre las presuntas “sanciones” establecidas por Benedicto XVI y que nunca fueron respetadas. Nadie en Roma lo invitó a reiterarlas. Nadie en Roma le comunicó tampoco que habían dejado de existir. Para todos los demás, simplemente, esas indicaciones papales nunca habían existido, puesto que McCarrick había seguido con su vida de antes.
Sin embargo, el mismo Viganò escribió en su “comunicado”: «Era, pues, evidente que, a partir de la elección del Papa Francisco McCarrick, ya libre de cualquier constricción, se sintió libre de viajar constantemente, de dictar conferencias y conceder entrevistas». Una afirmación que ha sido desmentida por los documentos audiovisuales y decenas de artículos. Tanto que indujo al mismo ex nuncio a retroceder y a desmentirse reconociendo, en una entrevista con el sitio ultraconservador “LifeSite News”, que, efectivamente, McCarrick nunca obedeció a las indicaciones de Benedicto XVI. Para justificar su actitud de aprecio y amistad pública con el cardenal molestador, Viganò esgrimió comprensibles razones diplomáticas: como las instrucciones papales eran secretas, no podía jalarle las orejas en público al anciano purpurado, quien, además, ya estaba jubilado. Viganò también justificó de la misma manera las múltiples audiencias de McCarrick con el Papa después de que este último hubiera decidido las presuntas “sanciones”, recordando el conocido carácter “manso” de Benedicto XVI. Pero esto demuestra la falsedad de la presentación de un McCarrick sancionado y retirado en oración que se habría sentido “libre” después de la elección del Papa Francisco. No, McCarrick se sintió siempre libre. Y las presuntas “sanciones”, según la fuente cercana a Benedicto XVI citada por el periodista del National Catholic Register, Edward Pentin, solamente eran una «petición privada», sin ningún decreto por escrito. Es decir, una invitación. Una invitación ignorada.
10 de mayo de 2013
Viganò participó junto con McCarrick en una misa solemne y en una cena de beneficencia organizada por la Universidad Católica de Washington. En la foto obligada al final de la misa, el nuncio se encuentra sentado precisamente al lado de McCarrick.
21 de junio de 2013
Al final de la audiencia del Papa Francisco con los nuncios apostólicos, Carlo Maria Viganò tuvo la posibilidad de saludar por primera vez, por algunos instantes, al nuevo Papa. He aquí la descripción de ese momento que aparece en su “comunicado”: «Cuando fue mi turno, apenas tuve el tiempo para decirle “Soy el nuncio en Estados Unidos” antes de que, sin preámbulo, me dirigieran con tono de reproche estas palabras: “Los obispos en los Estados Unidos no deben ser ideologizados! ¡Deben ser pastores!”. Naturalmente yo no estaba en condiciones de pedir explicaciones sobre el significado de sus palabras ni por la manera agresiva con la que me había apostrofado». También esta afirmación del nuncio ha sido desmentida por los hechos (más bien por las imágenes). Pareció inmediatamente muy raro que en el primer saludo con el nuevo Papa este se pudiera a apostrofarlo públicamente con maneras agresivas. Sobre todo tratándose de un prelado al que no conocía personalmente. El video del Centro Televisivo Vaticano demuestra que Viganò recuerda con alguna ofuscación los hechos que sucedieron hace algunos años. El Papa lo recibe sonriendo, con gentileza, y al enterarse de que es el nuncio en Estados Unidos, no le impreca «sin ningún preámbulo, con tono de reproche», sino le agradece amablemente por su trabajo. Inmediatamente después, la cara del Pontífice se pone un poco más seria (como sucede cuando desea comunicar un mensaje que considera importante, como bien saben los que por su trabajo ven las transmisiones de este tipo de audiencias) y comienza, tranquilamente, con voz calmada y sin tonos agresivos, a decir: «En los Estados Unidos…». Inmediatamente se interrumpe: la televisión vaticana no divulga las palabras que se dicen en ocasiones como estas. Pero es evidente que el Papa no se mostró agresivo, no atacó ni le reprochó nada a Viganò.
23 de junio de 2013
Viganò obtuvo una audiencia privada de alrededor de 40 minutos con el nuevo Papa. El ex nuncio no dijo que fue él quien sacó a relucir (demostrando finamente esa preocupación que nunca hasta entonces se había manifestado) el caso de McCarrick. Fue Francisco quien le hizo una pregunta sobre el ex arzobispo de Washington. Sobre lo sucedido, podemos solamente confiar en los recuerdos de Viganò, que le habría dicho al Pontífice: «Santo Padre, no sé si usted conozca al cardenal McCarrick, pero si le pregunta a la Congregación para los Obispos hay un “dossier” así de grande sobre él. Ha corrompido a generaciones de seminaristas y de sacerdotes y el Papa Benedicto le impuso que se retirara a una vida de oración y de penitencia». El nuncio no aportó documentos, no entregó ningún apunte al nuevo Papa. No fue el primero que habló sobre McCarrick, ya jubilado desde hacía años. Se limitó a informar que había un “dossier” sobre él en la Congregación de los Obispos y que el Papa Raztinger le habría «impuesto» una vida de oración y de penitencia. Sobre la existencia de esta presunta “imposición” es más que lícito dudar, puesto que Viganó no afirmó haber añadido nada más sobre la desobediencia de McCarrick o sobre la falta de insistencia por parte de Benedicto XVI para que le obedeciera.
Francisco no dijo nada, pero tampoco decidió modificar eventuales decisiones “secretas” de su predecesor, sobre las cuales hasta aquel momento nadie le había hablado. Y tampoco le dijo al nuncio que pretendía quitarle formalmente esas presuntas “imposiciones”. Según Viganò, durante la audiencia, Francisco le pidió un cambio de dirección con respecto a los últimos nombramientos episcopales: había que designar (y esta era la cosa importante) a obispos pastores, no a “guerreros culturales” de derecha y politizados. El ex nuncio afirmó sin ninguna prueba que esta idea se la habría sugerido el mismo McCarrick al Pontífice. En realidad Bergoglio pensaba así desde hacía mucho tiempo. Viganò recibió un nuevo y bien documentado desmentido al respecto por parte del ex embajador estadounidense ante la Santa Sede, Miguel Díaz, nombrado en mayo de 2009. Díaz, en una declaración escrita y firmada se dijo sorprendido al leer las afirmaciones de Viganò sobre las palabras que Francisco dijo en relación con los obispos estadounidenses: «Porque inmediatamente me acordé de que en mi primer encuentro con el nuncio Sambi en su residencia en Washington (nos encontramos todavía en el Pontificado de Benedicto XVI, ndr.)» dijo que «necesitamos obispos estadounidenses que sean menos políticos y más pastorales, no guerreros culturales». Entonces, ya desde el Pontificado del Papa Raztinger la indicación que había recibido el nuncio apostólico en Estados Unidos fue la de nombrar a obispos pastores.
Evidentemente la cuestión del excesivo colateralismo del episcopado estadounidense con ciertas posiciones políticas y con ciertos intereses unilaterales en relación con algunas cuestiones éticas era percibida como problemática desde finales del Pontificado ratzingeriano.
10 de octubre de 2013
Carlo Maria Viganò obtiene una segunda audiencia con el Papa Francisco. El ex nuncio no escribió casi nada sobre este segundo encuentro en su comunicado. Lo único que afirmó fue que uno de los argumentos fue el cardenal Donald Wuerl, nombrado en 2006 por Benedicto XVI como arzobispo de Washington. Viganò no dijo que había alertado nuevamente al Pontífice sobre el caso McCarrick.
Abril de 2014
Después un nuevo viaje internacional de McCarrick, Viganò afirmó en su “comunicado” que escribió al Secretario de Estado Pietro Parolin para preguntar si las presuntas “sanciones” del Papa Benedicto todavía eran válidas. El ex nuncio afirmó que no recibió respuesta.
22-28 de septiembre de 2015
El Papa viajó a Estados Unidos. Visitó las ciudades de Washington, Nueva York y Filadelfia. Durante su estancia en Washington permaneció en la nunciatura apostólica dirigida pro Viganó. En la capital federal estadounidense Francisco visitó la Casa de las Pequeñas Hermanas de los Pobres, conocidas en Estados Unidos por haber emprendido una acción legal en contra del “Obamacare” del presidente Barack Obama, la reforma sanitaria que las obliga a garantizar servicios que van en contra de las enseñanzas de la moral católica. Fue un gesto de atención y cercanía por quienes se baten por el derecho a la libertad de conciencia. Las Pequeñas Hermanas de los Pobres y sus batallas son bastante conocidas. Pero no se han transformado en un símbolo público y no participan en comicios. Pero Viganò le pidió a Francisco que se reuniera en privado también con Kim Davis, responsable del registro civil de Ashland, en Kentucky, que acabó en la cárcel por haberse negado a otorgar el permiso para los matrimonios entre personas del mismo sexo y por haber impedido que sus empleados lo hicieran. Davis, que pertenece a la congregación evangélica de la “Piedra Dura”, se ha convertido en un símbolo político y ha marchado al lado de diferentes candidatos republicanos. Tanto el presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, Joseph Kurtz, como el cardenal arzobispo de Washington no estaban de acuerdo con esta iniciativa. Pero el nuncio procede y se la presenta a los colaboradores del Papa. Francisco saludó a Kim Davis y la noticia sobre el encuentro fue divulgada por los medios de comunicación, provocando las acostumbradas polarizaciones políticas.
9 de octubre de 2015
Nueva audiencia privada de Viganò con el Papa Francisco. El nuncio (en un nuevo comunicado difundido mediante algunos periodistas amigos suyos) afirmó que fue llamado urgentemente a Roma después de las polémicas políticas en Estados Unidos por la audiencia Kim Davis. Pero dijo que durante el encuentro Bergoglio se habría limitado a agradecerle por la organización de la visita papal. Y confirmó que el Pontífice habría recibido toda la información sobre la persona con la que se habría encontrado. También en este detalle Viganò ha sido desmentido por dos testigos: el padre Thomas Rosica y el padre Federico Lombardi, que en ese momento era todavía el director de la Sala de Prensa vaticana. Ambos han dejado al descubierto por escrito en estos días otro de los huecos de memoria en las reconstrucciones del ex nuncio, pues afirmaron que un día después de la audiencia papal, Viganó se encontró con ellos en su departamento en el Vaticano. Y declaró, en esa ocasión: «El Papa me dijo: “Tú no me informaste que la Davis había tenido cuatro maridos…”». Dando a entender una evidente carencia de información sobre el caso y el disgusto por no haber sido oportunamente informado por su nuncio apostólico. Viganò no ha dicho si durante sus múltiples encuentros con el Papa durante el viaje a Estados Unidos o durante la audiencia del 9 de octubre siguiente hablaron sobre el caso McCarrick. Todo parece indicar que no lo hicieron, porque si lo hubieran hecho el ex nuncio se habría referido a ello en el “comunicado” (a menos que no se piense en una estrategia de indiscreciones con el gotero).
12 de abril de 2016
El Papa aceptó la renuncia de Viganò como nuncio en Estados Unidos. Había cumplido 2 meses antes la edad canónica de los 75 años (aunque los nuncios puedan retirarse al haber cumplido los 70).
2017
Durante los primeros meses del año, McCarrick dejó la casa al lado del seminario del Verbo Encarnado, según la arquidiócesis por problemas de salud, para mudarse a una casa de reposo de la que se ocupan algunas religiosas.
20 de junio de 2018
Son publicados tres comunicados en Estados Unidos El primero lleva la firma del cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, quien informó sobre una denuncia de pederastia en contra de McCarrick, cuando este era un sacerdote de la ciudad. «Esta ha sido la primera indicación de una violación de la Carta para la protección de los niños y de los jóvenes que se haya hecho en contra de él y de la que la arquidiócesis esté al corriente». Según el protocolo público vigente, «los resultados de la investigación han sido entregados al Arcidiocesan Review Board, un grupo de profesionales entre los que hay juristas, expertos de las fuerzas del orden, padres de familia, psicólogos, un sacerdote y una religiosa. El comité de revisión ha considerado las afirmaciones creíbles y fundadas». Al mismo tiempo, el cardenal Tobin, arzobispo de Newark, declaró: «Esta arquidiócesis y la diócesis de Metuchen han recibido tres acusaciones de mala conducta sexual con adultos hace décadas; dos de estas acusaciones condujeron a indemnizaciones». El mismo McCarrick publicó un comunicado en el que afirmó no acordarse de haber abusado de un menor. El cardenal quedó suspendido de cualquier ministerio público.
28 de julio de 2018
El Papa Francisco aceptó la renuncia de McCarrick al Colegio Cardenalicio y le ordenó una vida de penitencia y oración. El arzobispo emérito de Washington, a partir de entonces, dejó de ser cardenal.
«El Papa Francisco –se lee en el comunicado– ha aceptado las dimisión de cardenal y ha dispuesto su suspensión del ejercicio de cualquier ministerio público, además de la obligación de permanecer en una casa que le será indicada, para una vida de oración y de penitencia, hasta que las acusaciones que se dirigen en su contra sean aclaradas por el proceso canónico regular».
Junio-agosto de 2018
El ex nuncio Viganò se puso en contacto con el vaticanista del telediario italiano Tg1 Aldo Maria Valli (fue él mismo quien lo reveló) y con el vaticanista Marco Tosatti. Este último afirmó haber colaborado en la redacción y en la edición del “comunicado” de Viganò. También reivindicó un papel en esta operación Timothy Busch, abogado conservador y uno de los administradores del Eternal Word Television Network (EWTN), que recibió el comunicado de Viganò. Busch dijo al “New York Times” que «los responsables de la publicación le habían asegurado personalmente: “El Papa emérito Benedicto XVI ha confirmado lo escrito por el arzobispo Viganò». Noticia que fue desmentida por el secretario particular de Ratzinger, el arzobispo Georg Gänswein, quien la definió como una «falsa noticia» («¡fake news!»).
26 de agosto de 2018
Fue publicado al unísono por una red de medios de comunicación estadounidenses e italianos el “comunicado” de Viganò, un documento de 11 cuartillas que acusa a Francisco de haber encubierto al abusador McCarrick. Viganò involucró a todo el entorno más cercano del Papa Juan Pablo II (menos a su secretario Stanislao Dziwisz), pero, como hemos visto, ha tratado de “salvar” a Wojtyla al describirlo como un viejo incapaz de razonar. Culpó de todo a Sodano. Involucró también a los más estrechos colaboradores de Benedicto XVI, tratando de “salvar” a Ratzinger porque, al enterarse del caso, habría castigado a McCarrick con retraso y blandamente por culpa de Bertone. Como se ha documentado abundantemente, Viganò, probablemente exagera el alcance de estas presuntas “medidas punitivas” de Benedicto, mismas que nunca nadie exigió respetar, ni siquiera el nuncio apostólico en Estados Unidos, es decir el mismo Viganò. Al final el ex nuncio acusó a todos los colaboradores de Francisco: el actual Pontífice. El único Papa que ha sancionado duramente a McCarrick y que parece ser el único objetivo del clamoroso “comunicado”. En el texto de Viganò aparecen en total 38 nombres de obispos, arzobispos y cardenales. Solamente uno de ellos (el actual secretario de la Congregación para los Obispos) obtuvo el nombramiento episcopal durante el Pontificado del Papa Francisco. Todos los demás se convirtieron en obispos durante los Pontificados de Pablo VI (3 de ellos), Juan Pablo II y Benedicto XVI. Esto significa que las investigaciones sobre el candidato y sobre el necesario proceso para el primer nombramiento como obispo se llevaron a cabo casi por completo durante los Pontificados de Wojtyla y Ratzinger. Además, la mayor parte de los cardenales citados por Viganò (16 en total) recibieron la púrpura de manos de Wojtyla o de Ratzinger. También los tres cardenales que contra los que se dirige el “comunicado” del ex nuncio, culpables de ser un poco menos conservadores con respecto a sus predecesores (Kevin Farrell, cardenal prefecto del Dicasterio para los Laicos y la Familia; Blaise Cupich, cardenal arzobispo de Chicago; y William Tobin, cardenal arzobispo de Newark) fueron nombrados obispos o arzobispos con bulas firmadas por san Juan Pablo II o Benedicto XVI. Durante la conferencia de prensa a bordo del avión que lo llevaba de regreso desde Dublín hasta Roma, el Papa Francisco dijo a los periodistas: «Creo que el texto de Viganò habla por sí mismo, y ustedes tienen la madurez profesional para sacar conclusiones».
26-28 de agosto de 2018
Algunos obispos estadounidenses (24 en total), empezando por el arzobispo de Filadelfia, Charles Chaput, publicaron inmediatamente declaraciones (en algunos casos incluso dieron disposiciones para que se leyeran en las Iglesias) para manifestar su solidaridad a Viganò, presentándolo como una fuente confiable y creíble de información. Pidieron que se investigara sobre las afirmaciones del “comunicado” y no se expresaron sobre la clamorosa petición de que renuncie el Papa Francisco.
Primero de septiembre de 2018
Benjamin Harnwell, ex político inglés y presidente del consejo de fundación del “Dingitatis Humanae Institute”, defendió al cardenal Renato Raffaele Martino, acusado por Viganò de formar parte de la «corriente filo-homosexual favorable a desfigurar la doctrina católica sobre la homosexualidad». Declaraciones absurdas, según Harnwell, para un cardenal como Martino que representa «uno de los indiscutibles titanes “pro-life” de la Iglesia católica del último cuarto de siglo». Harnwell pidió disculpas públicas por parte de Viganò por la acusación que, «hasta que no se presenten pruebas contrarias» debe ser considerada como «una mancha en contra de un inocente de 85 años».
3 de septiembre de 2018
Durante la homilía matutina en la capilla de la Casa Santa Marta, Francisco afirmó que frente a los que «crean solamente escándalo» y «división» la única respuesta posible es el silencio y la oración.
El padre Federico Lombardi, que fue portavoz vaticano, dijo en una entrevista con Tv2000 que la homilía del Papa es «una reflexión que relacionamos espontáneamente a la situación de hoy en la que tenemos una oleada de acusaciones extremadamente agresivas que mezclan algunos elementos de verdad con tantos elementos de falsedad que confunden y, sobre todo, tienden a crear una situación de división en la Iglesia». «Frente a esta situación –añadió Lombardi–, el Papa insiste en su intensión de no responder directamente a estas acusaciones y de no dejarse involucrar en un espiral terrible de disputas, contradicciones violentas que no pueden sino provocar más divisiones y un profundo mal en la Iglesia. El Papa elige imitar la actitud de Jesús, que se pone en un nivel superior de paciencia, de humildad, y que no se deja involucrar en el nivel extremadamente bajo y malo de las acusaciones y contra-acusaciones».