Obispo Pablo Nguyen Thai Hop OP

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Obispo Pablo Thai Hop

“La evangelización es la misión primaria de la Iglesia”, como lo recordó varias veces el Papa Francisco que invita “a los cristianos a salir, encontrar y acoger” a las personas. Una llamada de atención que es válido también para los católicos vietnamitas, que deben aprovechar de “su juventud y su vivacidad”, haciendo tesoro del “testimonio de los misioneros” que han donado su propia vida para difundir el Evangelio en la región. Es cuánto cuenta a AsiaNews, monseñor Paul Nguyen Thai Hop, obispo de Vinh, objeto hace meses de una campaña persecutoria del gobierno y de los media de Hanoi por haber pedido la liberación de 2 parroquianos de My Yen, condenados a la cárcel siendo inocentes. “El número de cristianos” en estos años “ha crecido”, cuenta el prelado, pero “la Iglesia católica vietnamita debe todavía enfrentar dificultades y resistencias”. En primer lugar, aumentar la “conciencia misionera” en los fieles, que todavía hoy prefieren “conservar” en vez de “comunicar la fe”.
La diócesis de Vinh, comprende las provincias de Nghe An, Ha Tinh y Quang Binh y está compuesta por 529 mil fieles, casi el 10% de la población local; el obispo la describe como una comunidad “fuerte, bien organizada y muy unida”. La comunidad local debe todavía enfrentar “muchos obstáculos”, a menudo provocados “por los gobiernos locales”, como sucedió en los distritos de Con Cuong, Quy Chu y Quy Hop, en la provincia de Nghe An.Como toda la Iglesia vietnamita, también la diócesis de Vinh debe enfrentar muchas problemáticas entre las cuales las “políticas (del gobierno) más restrictivas, la política religiosa de la administración local, la falta de diálogo y de respeto de la verdad” por parte de las autoridades centrales. “Tratamos de superar los obstáculos a través de la reconciliación -explica monseñor Paul- sin embargo queremos que los derechos del pueblo sean respetados, en base a los criterios de verdad y justicia”. Hay también dificultades más prácticas, como los “continuos aluviones en las provincias centrales” donde la población vive de la agricultura y el rédito medio es inferior a otras zonas del País. Sin embargo, en una realidad tan complicada “la fe de los laicos” es fuente de renovada esperanza.
La comunidad católica de Vinh, como otras realidades del país, ha iniciado una serie de iniciativas sociales, entre las cuales “la clínica de Xa Doai, al servicio de los enfermos de la zona“, sin distinguir la posición social o la religión profesada. Y es más, cuenta el prelado, “hemos creado una red de pequeñas farmacias en toda la diócesis”, para servir mejor -gracias también a la colaboración de las hermanas- a “los enfermos”. Cada año “médicos y enfermeras” van a las zonas más pobres y lejanas “para distribuir gratuitamente los medicamentos y curar a los necesitados“. En el sector de la educación hay diversas escuelas y centros diocesanos para los minusválidos que quedaron al margen de la sociedad. En concreto, la Iglesia local sostiene pequeñas actividades empresariales “como el fondo para garantizar la comida a las vacas de leche” e “incentivos para la construcción de casas” en zonas de alto riesgo de aluviones. Todas las actividades, agrega el prelado, “llevadas a cabo, gracias a la colaboración de Caritas diocesana”.
Fundamental, para la realización de estas obras, la contribución de los “laicos y su participación dinámica en la misión de anuncio del Evangelio”. Monseñor Paul confirma que ellos “participan en las actividades pastorales”, pero es necesario, agrega, garantizar a ellos “una formación” que los prepare mejor en esta labor. Y para el año en curso la atención está dirigida a la vida familiar, con un programa dirigido “para hacer de cada familia un centro de evangelización y motor de evangelización de la sociedad”.
Por último, el obispo de Vinh desea una real reforma de la ley sobre los terrenos, causa de muchas controversias entre ciudadanos y administración, entre la dirigencia eclesiástica y las autoridades locales. La nueva ley promulgada por las autoridades vietnamitas en 2013 (art.53) no modificó el viejo texto y el control queda en manos del Estado. Enfrentamientos, violencias y controversias en tribunales muestran con toda evidencia, concluye el prelado, “las insuficiencias del derecho inmobiliario” y los errores cometidos por la progresiva burocratización impuesta por “los gobierno locales, mientras quien pierde siempre es el pueblo”.
Hoy en Vietnam, frente a una población de unos 87 millones de personas, los budistas son el 48.5%, los católicos poco más del 7%, seguidos por los sincretistas al 5,6%; al final hay un 20% que se declara ateo. Si bien son minoría, aunque significativa, la comunidad cristiana es activa en particular en los sectores de la educación, salud y social. Por el contrario la libertad religiosa está en continua disminución. La introducción de Decreto 92 impuso de hecho, mayores controles y restricciones a la práctica del culto, que está siempre más vinculada a los dictámenes del gobierno y del Partido único comunista.
Fuente: www.asianews.it

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Un pensamiento en “Obispo Pablo Nguyen Thai Hop OP

  1. Guillermo Montezuma

    Un saludo a Monseñor Pablo Nguyen Thai Hop OP, profesor de la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima en alguna época de su vida y hoy asumiendo un cargo difícil y complejo en territorios de misión. ¡Dios y la Madre cuiden y bendigan su ministerio pastoral!

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