Por José Agustín de la Puente Candamo
Ante el enfrentamiento entre las autoridades de la Universidad Católica y la Iglesia, y considerando que mi vida ha estado siempre ligada a esa casa de estudios, me veo en la obligación de no ocultar mi pensamiento. ¿Por qué la Iglesia participa en la vida y en las decisiones de esta universidad? Esta fue fundada por el padre Dintilhac con el fin de formar cristianamente a la juventud.
El arzobispo de Lima reconoció a la nueva institución y le concedió todo su apoyo. Recuerdo muy bien cómo, un domingo de setiembre de cada año, se realizaba en todas las Iglesias del Perú –no solo en Lima- una colecta entre los fieles para el sostenimiento de dicha universidad.
Puedo citar muchos otros hechos como este, que confirman cómo la Universidad Católica era y aparecía institucionalmente como parte de la Iglesia. No se entiende la historia ni la identidad de esta universidad sin la presencia fundacional y permanente de la Iglesia. Esta, pues, no puede violar la autonomía de esta universidad, porque no es una entidad ajena.
Nunca la Iglesia pretendió que esta universidad fuera un convento; sin embargo, tampoco es una institución laica. Tiene una confesión intelectual, que anuncia con su propio nombre. El título de “católica” no es un adorno del vocabulario, sino un compromiso intelectual y moral.
Lamento que hay miembros de la comunidad universitaria que estén planteando una ruptura con la Iglesia, lo cual generaría una institución distinta de la que se fundó en 1917. Esto implicaría desconocer una historia muy limpia de servicio a la Iglesia y al Perú, y en la cual participaron hombres de diversas generaciones y tendencias intelectuales, pero que reconocían el magisterio de la Iglesia. Una universidad católica no pretende imponer su pensamiento, sino proponerlo a los estudiantes.
Recuerdo que en 1942, a los 25 años de su fundación, el padre Dintilhac, en un acto solemne en el Teatro Municipal, con asistencia del presidente de la República, escuchó con gran emoción la lectura del documento papal por el cual Pío XII le concedía a nuestra universidad el título de “pontificia”. ¿Qué significa este título? Al igual que el de “católica”, tampoco es un adorno. Entraña obligaciones y derechos.
El hecho de ser “pontificia” y “católica” no limita a nuestra universidad en su calidad académica, y más bien le concede un espíritu de amplitud y de tolerancia, sin olvidar su raíz fundamental y su origen e historia como institución. Es más, hay universidades pontificias y católicas en América Latina que están mejor situadas que la nuestra en los registros internacionales, y que son fieles a la Santa Sede.
Con la única autoridad que me conceden mis 90 años de vida y mis 65 de docencia, no puedo callar, y por tanto debo manifestar que estoy asombrado y profundamente apenado por la actitud de rebeldía de las autoridades de la universidad al no aceptar las disposiciones de la Santa Sede; más que aún cuando estas no revelan una sorpresa, sino que son consecuencias de un planteamiento que Roma ha formulado desde la década de 1990: el acatamiento a la Constitución Apostólica “Ex Corde Ecclesiae”, que obliga a nuestra institución. Siempre he visto con la mayor complacencia el liderazgo de la Universidad Católica en la vida peruana. No destruyamos, por apasionamientos del momento, una trayectoria ejemplar y una fama bien ganada.
Miremos la “larga duración” y la posición rectora de esta universidad en la vida del país. Debemos dar un ejemplo de conducta y de coherencia. Yo sigo siendo parte activa de la universidad; sigo dando mis clases; el contacto con los jóvenes siempre me anima. Invoco al rector, a las autoridades y a los miembros de la Asamblea Universitaria –en cuyas manos están las decisiones- a reflexionar seriamente sobre la responsabilidad que enfrentan, ante la Iglesia y ante el país.
Los tratados se respetan
El abogado y exministro Ántero Flores Aráoz señaló que en el caso de la Pontificia Universidad Católica del Perú los tratados internacionales deben respetarse, y precisó que estos están por encima de las leyes regulares. Fue en respuesta al nuevo comunicado de la Asamblea Nacional de Rectores (ANR) ratificando los títulos de esa casa de estudios.
“No nos olvidemos que en el ordenamiento nacional también están los tratados internacionales, y el Perú tiene un convenio con la Santa Sede. La Iglesia siempre ha estado ligada a universidades y hay otras católicas, como Santa María (Arequipa) y la Sedes Sapientiae (Lima Norte), pero lógicamente primero tienes la Constitución, luego los tratados internacionales, después las leyes orgánicas y después las leyes regulares ordinarias, etc.”, manifestó Flores Aráoz.
Dijo esperar que las autoridades de la universidad se pongan de acuerdo con la Santa Sede. “Yo estudié en la Católica, y noto que el espíritu que había en mi época, el espíritu católico de la universidad, se ha ido perdiendo”, precisó.
PUCP debe acatar orden de Vaticano
Por Javier Valle–Riestra
El 11 de julio último, Tarcisio Bertone, Secretario de su Santidad el Papa Benedicto XVI, envió una carta a Marcial Rubio Correa, rector de la Pontificia Universidad Católica del Perú, comunicándole las razones por las que el Vaticano resolvió, vía Decreto, prohibir a dicha casa de estudios el uso de los títulos “pontificia” y “católica”. La referida misiva señala que la Universidad no cumplió con adecuar sus estatutos, en el plazo otorgado de acuerdo con la constitución apostólica “Ex Corde Ecclesiae” y le recordó que tiene la misión de hacer cumplir en la comunidad universitaria las leyes y disposiciones de la Iglesia.
Dijo que por mandato del Santo Padre, la exigencia legal es que adecuen los Estatutos de esa Universidad a la legislación canónica de la Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae, como debería haberse hecho ya desde 1990. Ese ha sido en todo momento el claro requerimiento que la Santa Sede les ha hecho como obvio requisito para que sean reconocidas y garantizadas adecuadamente la identidad y la misión específicas de esa Universidad. Debo comunicarle ahora la notable decepción con que la Secretaria de Estado ha ido percibiendo la orientación que ese Rectorado daba a la problemática. La situación irregular que viene atravesando la Universidad no es reciente y ha sido materia de seria preocupación de los tres últimos Arzobispos de Lima, no solamente del actual. La Universidad ha venido incumpliendo las disposiciones legales establecidas, que se ha advertido reiteradamente por escrito y habiendo recibido de su parte una respuesta negativa al requerimiento de la Santa Sede, debo constatar que en las Autoridades de la Universidad que Usted regenta no hay voluntad de corregir esa arbitrariedad y que pretenden que la Iglesia renuncie a sus legítimos derechos al servicio de la educación católica. A la luz de cuanto se ha escrito y después de tantos años de diálogo y tentativas para restablecer la legítima autonomía propia de una Universidad Católica, la Santa Sede se ve obligada a adoptar las necesarias medidas en relación con esa Universidad anarquizante. Léase el Decreto de la Santa Sede al respecto.
El rector Rubio Correa ha señalado que su Universidad no se rige por el derecho canónico, sino respetando la legislación peruana; que la PUCP tiene registrada la denominación de Pontificia Universidad Católica del Perú, por ello son reconocidos nacional e internacionalmente y tienen derecho a seguir utilizándolo mientras lo consideren conveniente y que debido a la gravedad de los términos planteados en el Decreto del Vaticano, revisarán la relación estatutaria que mantienen con la Iglesia. La Conferencia Episcopal Peruana, mediante un comunicado ha rechazado las expresiones vertidas en contra del Secretario del Vaticano y del Arzobispo y ha exhortado a la Universidad a acatar la decisión tomada. Más allá de los dimes y diretes, no se puede seguir manteniendo esa actitud facciosa que no solo le hace daño a la comunidad estudiantil y profesional, sino al país. Reflexionar.
Mentir es falsedad genérica
Tras el contundente comunicado de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) en el que pide a las autoridades de la antes PUCP que dejen de emitir agravios contra el cardenal Juan Luis Cipriani y el secretario de Estado del Vaticano,Tarcisio Bertone, el abogado Fernán Altuve opinó que las autoridades de dicha universidad “han cometido falsedad genérica”.
“Han mentido diciendo que el problema era solo con un obispo (Cipriani). Le han mentido a la opinión pública y ahora se ha evidenciado que esto era un conflicto con toda la Iglesia universal, con el Vaticano. La realidad, hoy en día, es otra y ellos tienen que retractarse de esos infundios que han vertido contra Cipriani”, expresó.
Manifestó que todos aquellos que culparon en todo momento a Cipriani deben dar cuenta de la mentira que han estado propalando por años.
“Y si eso que han dicho es falso, y si en eso han mentido, en qué más habrán mentido”, cuestionó.
Añadió que la CEP está demostrando la unidad de la Iglesia, algo que negó en todo momento parte de la dirigencia académica de la antes PUCP.
Según Altuve, ahora se ha demostrado la falta de autoridad moral de las autoridades de la antes PUCP, que estaba obligada a no mentirle a los padres, alumnos y colegas.
“Ellos han traicionado esa confianza de los alumnos y padres de familia. Es muy grave. ¿Y cuál fue la finalidad? Apropiarse de los bienes de la Iglesia. Han mentido públicamente y llegado a maltratar a un obispo (Cipriani) y al secretario del Santo Padre (Bertone). Por ende, han maltratado al mismo Papa”, aseguró.
Gravamen
Por Carlos Navea P.
Frente a la rebeldía mostrada por las autoridades de la ex Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) para acatar los mandatos de la Santa Sede, el congresista Martín Belaunde exigió coherencia al rectorado de la casa de estudios al expresar que los títulos ‘pontificia’ y ‘católica’, por el solo hecho de estar inscritos en INDECOPI, no pueden atribuirse a una denominación comercial, pues el claustro, así como su patrimonio, guarda una estrecha vinculación con la identidad católica desde su fundación.
Explicó que los bienes de la ex PUCP, por los que el rector Marcial Rubio emprendió una feroz guerra contra el cardenal Juan Luis Cipriani, están “sujetos a un gravamen” debido a que está ligado a la Junta Administradora a perpetuidad, pues las normas testamentarias que dejó José de la Riva-Agüero fijaron donar sus bienes siempre que la casa de estudios siguiera el criterio católico. Es más, Belaunde –egresado de la mencionada universidad– precisó que la escritura de constitución del 24 de octubre de 1927 así lo precisa. “El nombre revela la identidad ética y moral que trasciende objetivos materiales y empresariales”, enfatizó.
Por ello apuntó que la universidad católica tiene un doble carácter: es una universidad nacional pero, al mismo tiempo, por su surgimiento, está sujeta a la Iglesia Católica y por ende al reglamento que regula el funcionamiento de estas en el mundo.
“Ahora, si no quieren ser ‘pontificia’ ni ‘católica’ y regirse solo por las leyes nacionales, lo que tienen que hacer es separarse de raíz de la Iglesia. Eso significaría que vuelvan a nacer, la refundación de esta universidad. Pero tendría que consultarse esta opción con todos sus alumnos y estoy seguro que el alumnado se opondrá”, anotó.
Belaunde señaló que a nivel mundial no hay un caso como el peruano, pues las autoridades de las universidades católicas no se enfrentan al Gran Canciller, en este caso Juan Luis Cipriani, por conservar sus bienes materiales.
Fuente: Diarios El Comercio, La República, Expreso, Correo y La Razón.
La Iglesia y la PUCP
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