Archivo por meses: abril 2009

Índice Internacional de Felicidad o Happy Planet Index

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El diario británico The Guardian destaca que los países “más felices” no son necesariamente los más ricos. Y lo ilustra con un cuadro comparativo, citando el Índice de Felicidad. A diferencia de los indicadores convencionales, que reflejan la riqueza material de cada país, el Happy Planet Index refleja la percepción del bienestar, tanto social como individual, asociado con la eficiencia ecológica de su manifestación y la expectativa de vida en cada país.
Así, en vez de encontrar en primer lugar a Suiza, por ejemplo, como sería de esperar con el criterio tradicional, encontramos a las islas Vanuatu, en el Pacífico, seguidas de muy cerca por Colombia y luego Costa Rica.
Estados Unidos aparece muy lejos, en el lugar 150º sobre un total de 178. En otras palabras: en el mundo habría 149 nacionalidades más felices que la estadounidense. Y sólo una más feliz que la colombiana.
¿Y los suizos?
Digamos de paso que los suizos no son ni felices ni desdichados: están en el lugar 65º en la lista, por delante de Gran Bretaña (108º) pero detrás de todos los países de América Latina y el Caribe, con la excepción de Haití (85º).
Pero, como mostraremos más adelante, este índice no refleja con exactitud los niveles de felicidad, sino que muestra el grado en que cada país se aproxima a un sistema de requisitos básicos de la felicidad.
El índice, ha sido elaborado por New Economics Foundation (NEF) -un centro de estudios con sede en Londres-, en asociación con Friends of the Earth, una organización ecologista.
El punto de vista de NEF tiene particular relevancia en un momento en que la opinión pública, debido a la crisis financiera y económica, ha dejado de equiparar en forma mecánica la riqueza con el bienestar.
¿Más rico, más feliz?
Muchos de los países más ricos del planeta figuran en sitios bastante retrasados en el Índice de Felicidad. Y por el contrario, la población de muchos países relativamente pobres puede ser descrita como feliz.
El Índice de Felicidad es el primer indicador de su tipo que combina el impacto ambiental de la actividad humana, la “huella ecológica”, con la sensación de bienestar y la duración de la vida en los diferentes países.
El requisito de la huella ecológica parte de una premisa que se abre paso en los análisis sociales y estadísticas económicas: la naturaleza sólo puede acompañar el desarrollo si la actividad económica no supera la capacidad regenerativa de la biosfera.
Cuando la producción de bienes y servicios supera la capacidad natural de regeneración, el resultado es negativo para la calidad de vida.
En cuanto al bienestar, o su percepción, el índice distingue entre las percepciones individuales y las colectivas.
Sin medidas concretas
Y así como los economistas suelen equiparar los datos sobre felicidad, percepción de vida y bienestar, el Índice de Felicidad toma en cuenta las diferencias: un disgusto laboral o una contrariedad política -la elección de un candidato hostil- pueden afectar el bienestar material de una persona, pero difícilmente su percepción de la calidad de vida.
El nombre del indicador tiene cierta dosis de demagogia, porque la felicidad, que es un concepto abstracto, no admite una medida concreta. No se puede hablar, por ejemplo, de dos kilos o medio metro de felicidad.
NEF, la organización que elabora el índice, admite esto al decir en su página de instrucciones que, en vez de identificar el país “más feliz”, el índice muestra “la relativa eficiencia con que las naciones convierten los recursos naturales en vidas prolongadas y felices para sus ciudadanos”.
También reconoce que la noción de “felicidad”, aplicada a una sociedad, es aún más relativa que la “felicidad” que da el amor a los seres humanos. El índice “devuelve la economía a su estado más básico: lo que ponemos en recursos y lo que extraemos en términos de duración y calidad de vida.”
¿Y qué es la felicidad?
También aclara que ningún país se acerca mucho al ideal de 100 puntos: Vanuatu, el “más feliz”, tiene un índice de 68,2 puntos. Y ningún país tiene “sobresaliente” en los tres requisitos básicos.
Vanuatu, por ejemplo, tiene una expectativa de vida de sólo 65 años, mientras que la de Colombia es de 72 años. Ambas sociedades quedan muy por detrás de Suiza donde la expectativa de vida es de 80 años. Pero aun así, colombianos y vanuatenses se sienten más felices: 2º Colombia (67.2), 3º Costa Rica (66), 6º Cuba (61.9), 26º Venezuela (57.5), 38º México (54.4), 47º Argentina (52.2), 63º Brasil (48.6), 150º EEUU (28.8).

Fuente: BBC de Londres.

Fiji es el país más feliz del mundo seguido de Colombia

Fiji es el país más feliz del mundo, seguido de Colombia y Filipinas, según la 41 Encuesta Anual Global publicada por Gallup International y que analizó el periodo comprendido entre octubre y diciembre de 2017.
Un total de 55 naciones fueron evaluadas para lograr determinar que la felicidad depende más de aspectos como la edad, el nivel educativo, los ingresos económicos y el estilo de vida que del país como tal.
El listado de los países más felices del orbe lo encabeza Fiji, seguido de Colombia, Filipinas, México, Vietnam, Kazajstán, Papúa Nueva Guinea, Indonesia; India y Argentina y Holanda empatados en el décimo lugar.
El estudio de Gallup International detalló también que los países “más infelices” son, en su orden, Irán, Irak, Ucrania, Grecia, Moldavia, Brasil, Hong Kong, Suráfrica, Turquía y Ghana.
Los resultados globales indican que un 59% de los consultados dijo sentirse feliz, mientras el 28% se consideró neutral, el 11% infeliz y el 2% no supo o no contestó.
En lo que respecta al optimismo económico, el 28% fue optimista sobre lo que será este 2018, al tiempo que un 30% se declaró pesimista, un 36% fue neutral y el restante 6% no respondió.
Finalmente, el índice de esperanza determinó que el 39% cree que este año será mejor que 2017, un 23% peor, el 32% se manifestó neutral y el 6% no supo qué opinar.
En este ítem, los países más optimistas fueron Indonesia, Nigeria, Islas Fiji, Bangladesh, India, Vietnam, Albania, Kosovo, Filipinas y Suecia, mientras que los 10 más pesimistas fueron Italia, Grecia, Bosnia, Irán, México, Papúa Nueva Guinea, Polonia, Turquía, Corea del Sur y empatados en el décimo puesto Ucrania, Letonia y Sudáfrica.
La compañía indicó que en total 53,769 personas fueron entrevistadas en todo el mundo, con una muestra representativa de alrededor de 1,000 hombres y mujeres en cada país.
El nivel de confianza de esta consulta es del 95%.
Fuente: Diario Gestión.

Fue muy natural convertirme al catolicismo

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Tony Blair

Llevaba 25 años yendo a misa: Tony Blair católico y sus antecesores de Oxford
El 21 de diciembre del 2007, el ex primer ministro británico Tony Blair fue recibido en la Iglesia Católica por el cardenal primado Cormac Murphy-O’Connor, arzobispo de Westminster.
El hecho tiene lugar en un momento en que por primera vez desde el cisma anglicano el número de fieles católicos que asisten a la misa dominical en Reino Unido supera al número de fieles anglicanos que acuden a su servicio religioso los domingos, según los datos de Christian Research. La afluencia de fieles de ambas confesiones a los templos ha descendido progresivamente desde hace años, aunque la llegada de decenas de miles de polacos al Reino Unido ha frenado la caída del lado católico.
La conversión de Tony Blair ha llenado de comentarios la prensa británica. Se dice que –junto con el caso de la duquesa de Kent, en 1994– es la conversión al catolicismo del personaje inglés más notorio desde John Henry Newman, en 1845. Blair, como Newman, estudió en Oxford, y allí sintió un mayor interés por la religión. Su posterior relación con la católica Cherie Booth, hoy su mujer, no hizo sino ahondarlo. Sus cuatro hijos son católicos y Blair asistía asiduamente a misa desde hace años. El proceso de conversión que ahora culmina empezó hace tres décadas. No han faltado comentarios en la prensa inglesa, incluso por parte de católicos, que recusan la conversión de Blair por la posición mantenida por sus gobiernos en temas como el aborto o la investigación con embriones. La guerra de Irak es mencionada también en esos términos. Desde Westminster recuerdan que lo que Tony Blair hizo antes de su conversión no impide esta.
El padre Timothy Russ, que ha acompañado a Blair durante su proceso de acercamiento a la Iglesia católica, ha salido en su defensa: Aconsejaría a los críticos –ha dicho– que esperen y vean la clase de hombre que será, y cómo puede ayudar a nuestra causa.
El ingreso de Blair en la Iglesia Católica ha provocado a su vez una nueva reflexión sobre la norma legal británica que impide un monarca católico o con cónyuge católico. Desde 1688 no ha habido en Inglaterra un primer ministro católico.
Bienvenidos hermanos en la fe
El cardenal William Joseph Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe; y el arzobispo Monseñor Agustin DiNoia, secretario de la Congregación para el Culto Divino, anunciaron la publicación de una Constitución Apostólica para responder a las “numerosas” peticiones de clérigos y fieles anglicanos que desean ingresar a la plena comunión con la Iglesia Católica.
Aunque estos dos prelados no anticiparon cifras, se sabe que uno de los grupos que ha pedido dar este paso es la Comunión Anglicana Tradicional, que cuenta con cerca de 500 mil fieles, constituyendo el grupo de anglicanos más grande de la historia en ingresar a la Iglesia Católica.
En una conferencia de prensa celebrada ayer en el Vaticano, el cardenal Joseph Levada explicó que la constitución “representa una respuesta necesaria a un fenómeno mundial” y ofrecerá un “modelo canónico único para la Iglesia universal adaptable a diversas situaciones locales, y en su aplicación universal, equitativa para los anglicanos”.
El modelo prevé la posibilidad de la ordenación de clérigos casados anglicanos como sacerdotes católicos y aclara que éstos no podrían ser ordenados obispos.
El cardenal Levada señaló que en el documento “el Santo Padre ha introducido una estructura canónica que provee a una reunión corporativa a través de la institución de Ordinariatos Personales, que permitirán a los fieles entrar en la plena comunión con la Iglesia Católica, conservando al mismo tiempo elementos del específico patrimonio espiritual y litúrgico anglicano”.
La atención y la guía pastoral para estos grupos de fieles ex anglicanos será asegurada por un Ordinariato Personal, del que el Ordinario será habitualmente nombrado por el clero anglicano”, indicó el Purpurado, quien señaló que al menos una veintena de obispos anglicanos ha solicitado ingresar a la Iglesia Católica.
Asimismo, explicó que la nueva estructura “está en consonancia con el compromiso en el diálogo ecuménico” y reiteró que “la iniciativa proviene de varios grupos de anglicanos que han declarado que comparten la fe católica común, como expresa el Catecismo de la Iglesia Católica, y que aceptan el ministerio petrino como un elemento querido por Cristo para la Iglesia. Para ellos ha llegado el tiempo de expresar esta unión implícita en una forma visible de plena comunión”.
El Cardenal Levada subrayó que “Benedicto XVI espera que el clero y los fieles anglicanos deseosos de la unión con la Iglesia Católica encuentren en esta estructura canónica la oportunidad de preservar aquellas tradiciones anglicanas que son preciosas para ellos y conformes con la fe católica”.
En cuanto expresan en un modo distinto la fe profesada comúnmente, estas tradiciones son un don que hay que compartir en la Iglesia universal. La unión con la Iglesia no exige la uniformidad que ignora las diversidades culturales, como demuestra la historia del cristianismo. Además, las numerosas y diversas tradiciones hoy presentes en la Iglesia Católica están todas enraizadas en el principio formulado por San Pablo en su carta a los Efesios: Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo”, agregó.
Finalmente, recordó que “nuestra comunión se ha reforzado por diversidades legítimas como estas, y estamos contentos de que estos hombres y mujeres ofrezcan sus contribuciones particulares a nuestra vida de fe común”.
En una declaración conjunta que reproducimos en nuestro portal, los arzobispos de Westminster y Canterbury, respectivamente Vincent Gerard Nichols y Rowan Williams, afirman que el anuncio de la Constitución Apostólica “acaba con un período de incertidumbre para los grupos que nutrían esperanzas de nuevas formas para alcanzar la unidad con la Iglesia Católica”.
Toca ahora a los que han cursado peticiones de ese tipo a la Santa Sede responder a la Constitución Apostólica”, que es “consecuencia del diálogo ecuménico entre la Iglesia Católica y la Comunión Anglicana”, indicaron.
Por su parte, Monseñor Augustine Di Noia, que colaboró en la redacción de la nueva estructura, recordó que “hemos estado durante 40 años por la unidad. Las oraciones han encontrado respuestas que no anticipamos”.
Para el Arzobispo, ha ocurrido un “giro tremendo” en el movimiento ecuménico y rechazó las acusaciones de quienes llaman “disidentes” a estos anglicanos. “Ellos están asintiendo al obrar del Espíritu Santo para estar en unión con Pedro, con la Iglesia Católica”, precisó.
Monseñor Di Noia explicó que aún se trabaja en los detalles técnicos y estos Ordinariatos Personales podrían sufrir variaciones en su forma final. Los detalles completos de la Constitución Apostólica serán publicados en algunas semanas.

Cardenal John Henry Newman

John Henry Newman
Cardenal diácono de San George in Velabro, autor sagrado, filósofo, hombre de letras, líder del Movimiento Tractariano, y el más ilustre converso inglés a la Iglesia Católica. Nacido en Londres, el 21 de febrero de 1801, el mayor de seis hermanos, tres hombres y tres mujeres; murió en Edgbaston, Birmingham, el 11 de agosto de 1890. Ha habido ciertas discusiones sobre su ascendencia con respecto a su lado paterno. Su padre fue John Newman, un banquero. Su madre Jemima Fourdrinier, de una familia hugonote establecida en Londres como cinceladores y fabricantes de papel. Se sabe que el apellido se escribió alguna vez “Newmann“. Su ascendencia francesa es indudable. Recibió de su madre su entrenamiento religioso, un calvinismo modificado; que probablemente ayudó a la “concisión lúcida” de su verbo cuando trataba de temas complejos. Su hermano Francis William, también escritor, se separó de la Iglesia inglesa para adherirse al deísmo; Charles Robert, el segundo hermano, era bastante errático y profesaba el ateísmo. Su hermana Mary murió joven. Jemima tiene un lugar en la biografía del cardenal durante la crisis de su carrera anglicana; y estamos en deuda con una hija de Harriet, Anne Mozley, por las “Cartas y Correspondencia” de 1845.
La “Apología” será siempre el principal referente de los primeros pensamientos de Newman, y de su juicio acerca del gran resurgimiento religioso, conocido como el Movimiento de Oxford, del cual fue el guía, el filósofo y el mártir. La grandeza de Newman consistía en la unión de originalidad y gran profundidad espiritual, manifestadas en un lenguaje de perfecta armonía y ritmo, así como en una energía que tan frecuentemente ha creado sectas o Iglesias. Entre las estrellas literarias de su tiempo Newman se distingue por el puro resplandor cristiano que brilla en su vida y escritos, con una fuerza shakespeariana de estilo, y un fervor propio de los santos. Es esta combinación única la que lo eleva sobre los predicadores católicos de vanitate mundi, como Thackeray, y que le otorga un lugar aparte de Tennyson y Browning. En comparación a él, Keble es una luz de sexta magnitud; Pusey, un profesor devoto; Lidon es menos elocuente. Newman ocupa en el siglo XIX una posición semejante a la del Obispo Butler en el XVIII. Si Butler es el paladín cristiano en contra del deísmo, entonces Newman es el apologista católico en una época de agnosticismo, rodeada de las teorías de la evolución. Él es, además, un poeta, y su “Sueño de Gerontio” (“Dream of Gerontius“) aventaja con creces el verso meditativo de los poetas modernos por los símbolos y escenas dramáticas del mundo visto detrás del velo.
Fue educado desde su infancia en deleitarse con la lectura de la Biblia, pero carecía de convicciones religiosas formadas hasta que cumplió quince años. Solía desear que los cuentos de las mil y una noches fueran ciertos; su mente discurría con influencias desconocidas; pensaba que la vida era posiblemente un sueño, que él era un ángel, y que sus compañeros ángeles lo estarían engañando con la apariencia de un mundo material. Era “muy supersticioso” y le tenía temor a la oscuridad. A los quince años se “convirtió, aunque no practicaba mucho los Evangelios; de las obras de la escuela de Calvino, obtuvo sus ideas dogmáticas definitivas, mientras descansaba “en el pensamiento de dos y solamente dos absolutos y luminosos seres evidentes a todas luces, yo mismo y mi Creador“. En otras palabras, la personalidad se convirtió en la verdad primera de su filosofía; sin importar la ley, la razón o la experiencia de los sentidos. De aquí en adelante, Newman fue un místico cristiano, y como tal permaneció. De los escritos de Thomas Scott de Aston Sandford, “a quien, humanamente hablando“, le dice, “casi debo mi alma“, aprendió la doctrina de la Trinidad, apoyando cada frase del Credo Atanasiano con textos de la Escritura. Los aforismos de Scott estuvieron constantemente presentes en su labios por años, “Santidad antes que paz“, y “El crecimiento es la única evidencia de vida“. La obra “Serious Call” de Law tuvo en los jóvenes una influencia católica o ascética; nació para ser misionero; pensaba que era el deseo de Dios que guiara una sola vida; enamorado de las citas de los Padres dadas en la “Historia de la Iglesia” de Milner, y, leyendo a Newton sobre las profecías, se sintió convencido de que el Papa era el Anticristo. Atendió la escuela en Ealing, cerca de Londres desde los siete años. Siempre pensativo, tímido y afectivo, no participaba de los juegos de “hombres“, empezó a ejercitar su pluma prontamente, leyó las Novelas Waverley, imitaba a Gibbon y Johnson, se matriculó en el Colegio Trinidad (Trinity College) de Oxford, el diciembre de 1816, y en 1818 ganó una beca de 60 libras por nueve años. En 1819, el banco de su padre suspendió los pagos, pero pronto descargó sus obligaciones por completo. Trabajando muy duro por su título, Newman perdió la salud y consiguió, en 1821 solo honores de tercera clase. Pero sus dones no podían ocultarse. Oriel era entonces la primera en reputación e intelectualmente hablando entre las Universidades de Oxford, y fue elegido tutor en Oriel el 12 de abril de 1822. Sintió que este fue “el punto de quiebre de su vida, y de todos los días, el más memorable“.
En 1821, había renunciado a la intención de estudiar para abogado y decidió tomar órdenes sagradas. Como tutor de Oriel, consideraba que tenía una cura de almas; fue ordenado el 13 de junio de 1824; y por sugerencia de Pusey se convirtió en cura de San Clemente, en Oxford, donde permaneció dos años en actividades parroquiales. Y aquí los puntos de vista en los que había sido educado lo decepcionaron; el Calvinismo no era una llave al fenómeno del ser humano como aparecen en el mundo. No funcionaría. Escribió artículos de Cicerón, etc., y su primer “Ensayo sobre Milagros” (“Essay on Miracles“), que toma una posición estrictamente protestante, busca perjudicar a aquellos alejados de la Escritura. Pero también cayó bajo la influencia de Whateley, luego Arzobispo Anglicano de Dublín, quien lo hizo su vicepresidente de St. Mary’s Hall en 1825. Whateley lo estimuló a través de discusiones, le enseñó la noción del cristianismo como organismo social y soberano diferente al Estado, pero lo condujo en dirección hacia ideas “liberales” y lógica nominalista. Newman contribuyó en tal tema en el libro de Whateley, alguna vez famoso. De Hawkins, cuyo voto decisivo lo hizo rector de Oriel, Newman obtuvo las doctrinas católicas de la tradición y regeneración bautismal, así como cierta precisión de términos que, mucho después, dieron origen al malentendido de Kingsley de los métodos de Newman al escribir. De otro clérigo de Oxford aprendió a creer en la sucesión apostólica. Y la “Analogía” de Butler, que leyó en 1823, marcó un hito en sus opiniones religiosas. Probablemente no sea mucho decir que su libro profundo se convirtió en la guía de la vida de Newman, y dio origen no solo al “Ensayo en Desarrollo” (“Essay on Development”) sino también al “Gramática de Asentimiento” (“Grammar of Assent”). En particular ofreció un conjunto de ética y conciencia de rechazo que confirmaron sus primeras creencias en un dador de leyes y un juez íntimamente presentes en el alma. En otra línea sugería el sistema sacramental, o la “Economía”, de los cuales Clemente y San Atanasio son exponentes. En resumen, en este período formativo las fuentes de donde Newman derivó sus principios así como sus doctrinas eran anglicanas y griegas, no romanas o germanas. Su calvinismo se derrumbó, al tiempo que se retiró de la Sociedad Bíblica.
Su universidad en 1828 lo hizo Vicario de St. Mary’s (que era también la iglesia de la universidad), y en su púlpito brindó los “Sermones Parroquiales” (“Parochial Sermons”), sin elocuencia o postura, ya que no tenía ofrendas populares, pero con una maravillosa seriedad y una sabiduría de la naturaleza humana rara vez igualada. La teología católica tendría muy poco que objetarles. Su estilo escarmentado, fertilidad de ilustración, y su corta pero aguda energía, no han perdido nada con el paso de los años. En tono son severos y frecuentemente melancólicos, como la manifestación de un espíritu solitario. Si bien afable e incluso compasivo, el carácter peculiar de Newman incluía una profunda reserva. No tenía su composición -como él mismo afirma- un gramo de alegría. Siempre fue el intelectual de Oxford, no demócrata, receloso de los movimientos populares, pero hábilmente interesado en estudios políticos como sosteniendo las fortunas de la Iglesia. Esta disposición fue intensificada por su amistad con Keble, cuyo “Año Cristiano” (“Christian Year”) fue publicado en 1827, y con R. Hurrel Froude, hombre de pensamiento impetuoso y de práctica de auto-negación. En 1832 discutió con Dr. Hawkins, quien no toleraría la idea pastoral que Newman tanto apreciaba de su trabajo universitario. Renunció a su tutoría, emprendió un largo viaje alrededor del Mediterráneo con Froude, y regresó a Oxford, donde el 14 de julio de 1833, Keble predicó el sermón del tribunal sobre “Apostasía Nacional”. Aquél día, en el aniversario de la Revolución Francesa, dio origen al Movimiento de Oxford.
El viaje de Newman a las costas del Norte de África, Italia, Grecia Occidental, y Sicilia (Diciembre de 1832 – Julio de 1833) fue un episodio romántico, del que sus diarios han preservado los incidentes y el color. En Roma vio a Wiseman en la Universidad Inglesa; la ciudad, como madre de la religión de su tierra nativa, lo embrujó de tal manera que nunca se olvidó de ella. Se sintió llamado para alguna grande misión; y cuando la fiebre lo atrapó en Leonforte en Sicilia(donde estaba errando solo) gritó, “No debo morir, no he pecado en contra de la luz”.
La reforma estaba en el aire, diez obispados irlandeses habían sido suprimidos; la separación del Estado podía no estar lejos. La Iglesia primitiva debía de alguna manera ser restaurada en Inglaterra. Otros se reunían en comité y enviaban una dirección a Canterbury; Newman empezó las “Tratados para los Tiempos” (“Tracts for the Times”), como nos dice con una sonrisa, “de su propia cabeza”. Tomó su lema de la Ilíada: “Sabrán ahora la diferencia”. Peleó por ocho años, ganó victoria sobre victoria, pero fue vencido por sus propias armas cuando el “Tratado 90” apareció, y se retiró a su tienda en Littlemore, un campeón quebrado. “Fue poco después de 1830”, dice Pattison severamente, “que los tratados desolaron la vida de Oxford”. La posición de Newman era designada la Vía Media. El estudio patrístico se convirtió en orden del día. Como pensador Newman publicó en 1833 los “Arians”. Implica una filosofía mística controlada por los dogmas cristianos, mientras la Iglesia la difunde. En la “Apología” encontramos esta llave a su desarrollo mental brindada por Newman, dice: “Entendí…que el mundo exterior, físico e histórico, era la manifestación para nuestros sentidos de realidades mayores que ellas mismas. La naturaleza era una parábola, la Escritura era una alegoría; la literatura pagana, la filosofía, y mitología, adecuadamente entendidas, eran una preparación para el Evangelio. Los poetas griegos y sabios eran en un sentido profetas”.
La Santa Iglesia “permanecerá después de todo como símbolo de aquellos hechos celestiales que llenarán la eternidad. Sus misterios son la expresión en lenguaje humano de verdades que no son equivalentes a la mente humana” (Apología Ed.1895, p.27). Tal era la enseñanza que “llegó como música” a su oído espiritual, de Atenas y Alejandría. La vida de Newman estuvo dedicada, primero a aplicar este magnífico esquema a la Iglesia de Inglaterra; y luego, cuando vió que no cabía en dimensiones tan estrechas, a la Iglesia del centro, a Roma. El “Tratado de Justificación” (“Treatise on Justification”) fue llamado por Döllinger “la más grande obra maestra en teología que Inglaterra ha producido en cien años”, y contiene la verdadera respuesta al puritanismo. Los “Sermones Universitarios” (“University Sermons”), profundos como su tema, apuntan a determinar los poderes y límites de la razón, los métodos de revelación, las posibilidades de una teología real. Newman escribió tanto que casi pierde su mano. Entre una multitud de admiradores, uno quizás, Hurrel Froude, pudo conocerlo en semejantes términos de pensamiento, y Froude falleció en Dartington en 1836. El pionero caminó su sendero solo. Fue un mal líder de partido, siendo responsable de repentinas resoluciones personales que terminaron en catástrofe. Pero desde 1839, cuando gobernó en Oxford sin rival alguno, estaba ya vacilante. En su propio lenguaje, había visto un fantasma -la sombra de Roma, cubriendo su compromiso anglicano.
Dos nombres están asociados con un cambio tan trascendental -Wiseman y Ward. La “Apología” hace completa justicia con Wiseman; apenas menciona a Ward. Aquellos que estaban observando pueden haber predicho una colisión entre los Tractarianos y la Inglaterra protestante. Esto ocurrió con ocasión del “Tract 90” -en sí mismo el menos interesante de todas las publicaciones de Newman. El tratado estaba orientado a prevenir críticas contra Roma al distinguir las corrupciones, contra las cuales se dirigían los treinta y nueve artículos, de las doctrinas de Trento que éstas no atacaban. Una furiosa y universal agitación fue la consecuencia (febrero de 1841), Newman fue denunciado como traidor en Oxford; la Universidad intervino con torpeza académica y llamó al tratado “una evasión”. Dr. Bagot, Obispo de Oxford, lo censuró levemente, pero ordenó que cesara de escribir tratados. Durante tres años se desparramaron condenas de parte de los obispos por todas partes. Para una mente constituida como la de Newman, imbuida con ideas Ignacianas del episcopado, y sin la intención de darse cuenta de que ellas no valen en el establecimiento inglés, este fue un juicio ex cathedra en contra de él. Detuvo sus tratados, renunció a su editorial de “The British Critic”, abandonó St. Mary’s, y se retiró en Littlemore en comunión laica. Nada es más claro que eso, si se hubiera mantenido en silencio, hubiera ganado. “Tract 90″no va tan lejos como muchos intentos anglicanos de reconciliación desde entonces.
Desde 1841, él y algunos amigos vivieron juntos en Littlemore en retiro monástico, bajo una dura regla que no ayudaba a su salud. En febrero de 1843, se retractó de sus fuertes palabras en contra de Roma, en Setiembre detuvo ese ritmo de vida. Con gran trabajo compuso el “Ensayo sobre el Desarrollo de la Doctrina Cristiana” (“Essay on the Development of Christian Doctrine”), según el cual las aparentes variaciones del dogma, antiguamente objetadas en contra de la Iglesia Católica, estaban explicadas en una teoría de la evolución, anticipándose al trabajo de Darwin. El 9 de octubre de 1845, Newman fue recibido en la Iglesia; a tres días de la ruptura de Renan con San Sulpicio y el Catolicismo. El evento, irritó y angustió a sus conciudadanos quienes no lo perdonaron sino hasta muchos años después. Se sintió su importancia, se desconocen las causas. De ahí una enajenación que sólo el exquisito candor de la propia delineación de Newman en la “Apología” podría satisfacer completamente.
Su conversión divide una vida de casi noventa años en partes iguales:la primera más dramática y determinada, la segunda hasta aquí la hemos contado imperfectamente; pero pasó un cuarto de siglo sub luce maligna, bajo sospecha de un lado y otro, sus planes frustrados, sus motivaciones tergiversadas. Llamado por Wiseman a Oscott, cerca de Birmingham, en 1846, viajó en octubre a Roma, y fue ordenado sacerdote por el Cardenal Fransoni. El Papa aprobó su esquema para establecer en Inglaterra el Oratorio de San Felipe Neri; en 1847 regresó, y además de establecer la casa en Londres, tomó un trabajo de misionero en Birmingham. De ahí se mudó a Edgbaston, donde aún permanece la comunidad. En 1859 se añadió una gran escuela. La espaciosa iglesia renacentista, consagrada en 1909, es en conmemoración de los cuarenta años que Newman vivió allí. Luego de sus “Sermones para Diferentes Congregaciones” (“Sermons to Mixed Congregations”), que exceden en vigor e ironía sobre sus propias publicaciones. Siempre se sintió “paucorum hominum, sum”, su afabilidad no era para la multitud.
Como católico se inició con bastante entusiasmo. Sus “Discursos sobre Dificultades Anglicanas”(“Lectures on Anglican Difficulties”) fueron oídos en Londres por grandes audiencias; “Pérdida y Ganancia” (“Loss and Gain”), tiene muchos comentarios alegres y toques personales; “Callista” recuerda su viaje por el Mediterráneo; el sermón en el sínodo de Oscott titulado “La Segunda Primavera” (“The Second Spring”) tiene una extraña y delicada belleza. “Cuando Newman decidió unirse a la Iglesia de Roma” observa R.H.Hutton, “su genialidad floreció con una fuerza y libertad como nunca desplegó en la comunión anglicana”. Además, “en ironía, en humor, en elocuencia, en fuerza imaginativa, los escritos posteriores, y como podemos llamarla, porción emancipada de su carrera, excediendo de lejos los escritos de su aprendizaje teológico”. Pero la literatura católica también ganó una voz persuasiva y una clásica dignidad insuperable en el tiempo.
Los años entre 1851 y 1870 le trajeron desastres a una serie de nobles proyectos con los que buscaba servir a la religión y a la cultura. En Irlanda los obispos han sido obligados, luego de rechazar las universidades “sin Dios” en 1847, a asumir una universidad propia. No tenían ni hombres, ni ideas. El Estado no sancionaría títulos conferidos por un organismo privado; sin embargo, se podía hacer el intento; y Newman fue nombrado rector en noviembre de 1851; en 1854 prestó juramento. Pero tenía en mente en 1852 dirigir a Irlanda la idea de la universidad, con la grandeza y la liberalidad de Oxford. Las “Lectures” terminan abruptamente, le dieron menos satisfacción que cualquier otra obra suya; incluso, en conjunto con sus brillantes obras pequeñas en la “University Magazine”, y las disertaciones académicas para las diferentes universidades, exhiben un rango de pensamiento, una urbanidad de estilo, y un nivel de inteligencia superlativo. Sólo algunos estudiantes nativos o ingleses asistieron a la casa en St. Stephen’s Green. Los obispos estaban divididos, y el arzobispo MacHale opuso un severo non possumus a los planes del rector. En cuanto a la administración, las dificultades se multiplicaron; y a pesar que Newman ganó la amistad del Arzobispo Cullen y el Obispo Moriarty, no era siempre tratado con consideración. Se le había prometido el status de obispo titular, pero por motivos que nunca conoció esta promesa nunca se cumplió. Su sentimiento hacia Irlanda era cálido y generoso, pero en noviembre de 1858, se retiró del rectorado. Sus labores e inquietudes le fueron retiradas. Otra gran empresa, a la que el Cardenal Wiseman lo invitaba fue de igual manera un fracaso: la revisión de la Biblia Católica en inglés. Newman había escogido un conjunto de personas para el trabajo y habían empezado a acumular materiales, pero algunos intereses de pequeños publicistas fueron escuchados por el Cardenal Wiseman, cuyas intenciones eran buenas, pero efímeras y les permitió arruinar esta magnífica oportunidad.
Conciencia para él era la revelación interna de Dios. El catolicismo es la revelación externa y objetiva. Esta fuerza de dos dimensiones se la oponía al agnóstico, al racionalista, al simple mundano. Pero parece haber pensado que los hombres son demasiado prematuros para emprender una reconciliación positiva entre fe y ciencia.
Fuente: http://ec.aciprensa.com/n/newman.htm y Wikipedia.

Santo Tomas Moro

Santo Thomas More
Pensador, teólogo, político, humanista y escritor inglés; que fue además poeta, traductor, canciller de Enrique VIII, profesor de leyes, juez de negocios civiles y abogado. Su obra más famosa es Utopía, donde busca relatar la organización de una sociedad ideal. Amigo del humanista Erasmo de Rotterdam. En 1535 fue enjuiciado por orden del rey Enrique VIII, acusado de alta traición por no prestar el juramento antipapista frente al surgimiento de la Iglesia Anglicana ni aceptar el Acta de Supremacía. Fue encontrado culpable y condenado, permaneciendo en prisión hasta ser decapitado, el 6 de Julio de ese mismo año. En 1935 fue canonizado por la iglesia católica y esta institución lo considera un santo y un mártir.
Biografía
Nació en Londres el 7 de febrero de 1478, hijo de John More, mayordomo del Lincoln’s Inn, jurista y posteriormente nombrado caballero y juez de la curia real. En 1486, tras cinco años de enseñanza primaria en el Saint Anthony School, considerada la mejor escuela de gramática de Londres, además de la única gratuita, fue conducido según la costumbre entre las buenas familias al Palacio de Lambeth, donde sirvió como paje del cardenal John Morton, arzobispo de Canterbury y lord canciller de Inglaterra.
Con catorce años, Tomás More ingresa en 1492 en el Canterbury College de la Universidad de Oxford, donde pasa dos años estudiando la doctrina escolástica que ahí se impartía y perfeccionando su retórica. Sin embargo, More se marchó de Oxford dos años después sin graduarse y en 1494 se dedicó a estudiar leyes en el New Inn de Londres y posteriormente en el Lincoln’s Inn, institución en la que había trabajado su padre. Posiblemente durante esta época aprendió el francés necesario tanto para las cortes de justicia inglesas como para el trabajo diplomático, uniéndose este idioma al inglés y latín ya aprendidos durante sus estudios primarios.
En torno a 1497, comienza a escribir poesías, con una ironía que le valió cierta fama y reconocimiento. En esta época tiene sus primeros encuentros con los precursores del Renacimiento, conociendo a Erasmo de Rotterdam, con quien entablaría amistad, y a John Skelton.
Hacia 1501 ingresó en la Tercera orden de San Francisco, viviendo como laico en un convento cartujo hasta 1504. Allí se dedicaría al estudio religioso y alrededor de 1501 traduciría epigramas griegos al latín y comentaría De civitate Dei, de San Agustín. A través de los humanistas ingleses tiene contacto con Italia. Tras realizar una traducción (publicada en 1510) de una biografía de Giovanni Pico della Mirandola escrita por su sobrino Gianfrancesco, quedó prendado del sentimiento de la obra que adoptó para sí, y que marcaría definitivamente el curso de su vida.
Al abandonar la Orden de los Cartujos, en 1505, contrae matrimonio con Jane Colt y ese mismo año nace su hija Margaret, quien sería su discípulo. Habiendo abandonado la Orden de los Cartujos, recibido en leyes, ejerce como abogado con éxito, en parte gracias a su preocupación por la justicia y la equidad; más tarde sería juez de pleitos civiles y profesor de Derecho.
En 1506 nace su segunda hija, Elizabeth. Ese año traduce al latín Luciano en compañía de Erasmo. Un año más tarde nace Cecily, su tercera hija. Tomás More es pensionado y mayordomo en el Lincoln’s Inn, donde realiza conferencias entre 1511 y 1516. En 1509 nace su hijo John. More participa en gestiones entre grandes compañías de Londres y Amberes. Ese mismo año escribe poemas para la coronación de Enrique VIII. En 1510 es nombrado miembro del parlamento y vice sheriff de Londres. Un año más tarde muere su esposa Jane y se casa con Alice Middleton, viuda siete años mayor que Moro y con una hija, Alice.
En 1513 escribe History of King Richard III, libro que inspirará al personaje de William Shakespeare.
En 1515 es envíado a una embajada comercial en Flandes. Ese año escribe el libro segundo de Utopía. Un año más tarde escribe el libro primero de Utopía y la obra completa es publicada en Lovaina. En 1517 es enviado a Calais para resolver problemas mercantiles. Es nombrado master of requests y miembro del Consejo Real. En 1520 ayuda a Enrique VIII a escribir Asertio septem sacramentorum. More es hecho caballero y vicetesorero. Ese mismo año su hija Margaret se casa con William Roper, quien sería el primer biógrafo de Tomás More.
En 1524 es nombrado Administrador de la Universidad de Oxford, en 1525 Administrador de la Universidad de Cambridge y Canciller de Lancaster. Traslada su residencia a Chelsea y escribe carta a Iohannis Bugenhagen defendiendo la supremacía papal. En 1528 el obispo de Londres le permite leer libros heréticos para refutarlos.
En 1530 no firma la carta de nobles y prelados que solicita del papa la anulación del matrimonio real. En 1532 renuncia a su cargo de canciller. En 1534 se niega a firmar el Acta de Supremacía que representa repudio a la supremacía papal. El Acta establece condena a quienes no la acepten y el 17 de abril del mismo año es encarcelado. Un año más tarde es decapitado, el 6 de julio de 1535.
Vida pública
Miembro del Parlamento desde 1504, fue elegido juez y subprefecto en la ciudad de Londres y se opuso a algunas medidas de Enrique VIII. Con la llegada de Enrique VIII, protector del humanismo y de las ciencias, More entró al servicio del Rey y se convirtió en miembro de su Consejo Privado.
More viajó por Europa, y recibió la influencia de distintas universidades. Desde allí escribió un poema dedicado al rey, que acababa de tomar posesión de su trono. La obra llegó a manos del rey, que hizo llamarlo, naciendo a partir de entonces entre ambos una amistad. Enrique VIII se sirvió de su diplomacia y tacto confiándole algunas misiones diplomáticas en países europeos; más tarde lo nombró para varios cargos menores (tesorero, etc.), y por fin Lord Canciller, en 1529. Fue el primer Canciller laico en varios siglos.
En 1521 fue condecorado con el título de Knight. En 1524 fue nombrado High Steward (censor y patrón) de la Universidad de Oxford, de la que había sido alumno. En 1525 fue nombrado también High Steward de la Universidad de Cambridge.
Condena y muerte
El Rey Enrique VIII se enemistó con Tomás More cuando quiso divorciarse de su esposa Catalina de Aragón; y Tomás, como Canciller, no lo aprobó. Enrique VIII había pedido al Papa la concesión del divorcio y la negativa de éste supuso la ruptura de la Iglesia de Inglaterra con la Iglesia Católica de Roma.
El rey insistió en obtener su divorcio eclesiástico, como medio para acallar sus devaneos de alcoba, de los que había murmuraciones por la Corte, y por las que el rey se sentía molesto. El divorcio hubiese borrado la infidelidad, y todo hubiese quedado en un asunto intrascendente.
Las sucesivas negativas de Tomás More a aceptar algunos de los deseos del rey, acabaron por provocar el rencor de Enrique VIII, que acabó encarcelando a Tomás More en la Torre de Londres, tras la negativa de éste a aceptar el juramento que reconocía a Enrique VIII como cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra, tras la ruptura con Roma.
Finalmente el rey, enojado, mandó juzgar a More, quien en un juicio sumario fue acusado de alta traición y condenado a muerte (ya había sido condenado a cadena perpetua anteriormente). Otros dirigentes europeos como el Papa o el rey Carlos I de España y V de Alemania, quien veía en él al mejor pensador del momento, presionaron para que se le perdonara la vida, y se la conmutara por cadena perpetua o destierro, pero no sirvió de nada y fue decapitado una semana después, el 6 de julio de 1535.
Mantuvo hasta el final su sentido del humor, confiando plenamente en el Dios misericordioso que le recibiría al cruzar el umbral de la muerte. Mientras subía al cadalso se dirigió al verdugo en estos términos: “ ¿Puede ayudarme a subir?, porque para bajar, ya sabré valérmelas por mí mismo”. Luego, al arrodillarse dijo: “Fíjese que mi barba ha crecido en la cárcel; es decir, ella no ha sido desobediente al rey, por lo tanto no hay por qué cortarla. Permítame que la aparte”. Finalmente, ya apartando su ironía, se dirigió a los presentes: “I die being the King’s good servant-but God’s first” (Muero siendo el buen siervo del Rey, pero primero de Dios).
More no fue el único que estuvo en la encrucijada de si debía seguir al Rey Enrique VIII o a la Iglesia Romana. El recién nombrado cardenal Juan Fisher también pasó por el mismo trance; Enrique VIII le mandó el capelo cardenalicio cuando Fisher estaba en prisión, y fue también ejecutado.
Obras
Su obra cumbre fue Utopía (1516), en la que aborda problemas sociales de la humanidad, y con la que se ganó el reconocimiento de todos los eruditos de Europa. Uno de sus inspiradores fue su íntimo amigo Erasmo de Rotterdam. La redactó durante una de las misiones asignadas por el rey en Amberes.
El resto de sus obras van desde retratos de personajes públicos, como el caso de Life of Pico della Mirandola (Vida de Pico della Mirandola) o Histórica Richardi Tertii (La Historia de Ricardo III) como a poemas y epigramas de su juventud (Epigrammata). Mención importante dentro de su obra merecen los diálogos-tratados que realizó en defensa de la fe tradicional atacando duramente a los reformistas tanto laicos como religiosos. Entre este tipo de obras se encuentran por ejemplo Responsio ad Lutherum (Respuesta a Lutero), A Dialogue Concerning Heresies (Un Diálogo sobre la Herejía), The Confutation of Tyndale’s Answer (Refutación de la Respuesta de Tyndale) o The Answer to a Poisoned Book (Respuesta a un Libro Envenenado).
Además de escritos en defensa de la Iglesia de Roma, también escribió sobre los aspectos más espirituales de la religión. Así es como se encuentran escritos como Treatise on the Passion (Tratado sobre la pasión de Cristo), Treatise on the Blessed Body (Tratado sobre el Cuerpo Santo), Instructions and Prayers o De Tristia Christi (La Agonía de Cristo) redactada esta última de su puño y letra en la Torre de Londres en el tiempo que estuvo confinado antes de su decapitación el 6 de julio de 1535. Este último manuscrito, salvado de la confiscación decretada por Enrique VIII, pasó por voluntad de su hija Margaret a manos españolas y a través de Fray Pedro de Soto, confesor del Emperador Carlos V, fue a parar a Valencia, patria de Luis Vives, amigo íntimo de More. Actualmente se conserva dentro de la colección que pertenece al museo del Real Colegio del Corpus Christi de Valencia.
Otras obras que escribió son las traducciones desde el latín que hizo de Lucano, así como varias cartas y pequeños textos: Letter to Bugenhagen, Supplication of Souls, Letter Against Frith, The Apology, The Debellation of Salem and Bizance, A Dialogue of Comfort Against Tribulation, Letter to Martin Dorp, Letter to the University of Oxford, Letter to Edward Lee, Letter to a Monk.
Santificación
Tomás More fue beatificado junto a otros 53 mártires (entre ellos John Fisher) por el papa León XIII en 1886, y finalmente proclamado santo por la Iglesia Católica el 19 de mayo de 1935 (junto a John Fisher), por el Papa Pío XI. Juan Pablo II, el 31 de octubre del año 2000, lo proclamó patrón de los políticos y los gobernantes, respondiendo así a la demanda que, en 1985, le presentó el Presidente de la República Italiana, Francesco Cossiga, y que recogió centenares de firmas de jefes de Gobierno y de Estado, parlamentarios y políticos.
Reflexión sobre el aporte intelectual y moral de San Tomás Moro
Por Jeffrey Klaiber SJ -Historiador y profesor del Departamento de Humanidades PUCP
Tomás Moro fue canonizado por la Iglesia Católica en 1935 por su defensa de la fe católica y es el único santo de la Iglesia que fue honrado por el Partido Comunista de la Unión Soviética, que creó una sala en su honor en el mismo Kremlin.
Sucede que Moro es considerado un precursor del socialismo, o lo que sería en su caso, el socialcristianismo. Su célebre libro Utopía (1515-1516) describe una isla donde reina la justicia y la paz social, y la regla suprema es el bien común. Los habitantes sólo trabajan seis horas diarias, lo cual es posible porque todos laboran, hombres y mujeres. En Utopía, no hay mendigos ni niños abandonados y el dinero no es necesario ya que todo se comparte en la comunidad. Asimismo, entre otros rasgos que pueden sorprender a un lector moderno está el hecho de que en Utopía el divorcio se permite (la pareja se puede separar por motivos de incompatibilidad) y, además, existe una gran variedad de religiones. Pero todas conviven en paz, porque rige la tolerancia, lo que permite que, incluso, se celebren fiestas en las que todos se reúnen para orar juntos.
Pero Utopía no fue una mera fantasía desarraigada de su contexto. Moro escribió su obra como una propuesta alternativa frente a la realidad social de la Inglaterra de su tiempo: una sociedad cada vez más polarizada entre ricos y pobres. Los señores del campo estaban formando monopolios y desplazaban a los campesinos de sus tierras, sobre todo para vender la lana de ovejas a los mercados de Flandes. Con aguda ironía Moro observa que en Inglaterra las “ovejas se comen a los hombres”. Al mismo tiempo, Londres se estaba llenando de pobres sin trabajo, algunos de los cuales se dedicaban a la delincuencia. Este excelente análisis global de toda una sociedad —que incluye el concepto muy avanzado para su tiempo de “estructuras sociales injustas”— apenas podría ser superado por un libro de sociología escrito hoy.
Ahora bien, Moro no fue canonizado por este libro famoso, sino por su firmeza ante los caprichos de un déspota: Enrique VIII. Tomás Moro había iniciado su carrera como abogado estudiando en Oxford y luego se convirtió en defensor de los pobres tras compartir su vida con los monjes de la Cartuja (quienes destacan por practicar la estricta observancia). Tras ello, en 1518, se convirtió en consejero de Enrique VIII.
Desde ese cargo ayudó al rey a escribir Defensa de los siete sacramentos (1520) como una respuesta a Martín Lutero y a los protestantes, y en 1529 fue nombrado canciller (el equivalente de Primer Ministro). Sin embargo, cuando Enrique VIII intentó separarse de Catalina de Aragón, y luego se declaró jefe de la Iglesia de Inglaterra, Moro renunció a su cargo sin reconocer la validez de las pretensiones del rey. Por eso, fue acusado de traición, encarcelado en la Torre de Londres y ejecutado en 1535. Antes de morir declaró: “soy buen siervo del rey, pero primero de Dios”.
Hoy Tomás Moro destaca como modelo de político cristiano. Fue un hombre de fe, pero con una visión moderna que rompió con moldes medievales. Más allá de los monasterios, decidió ser cristiano en el mundo y, más precisamente, en el mundo público, donde surgen constantemente conflictos de valores, entre lo privado y lo público, entre el servicio al bien común y la propia carrera. Efectivamente, fue un hombre de dos reinos.

Antropología visual

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Capilla La Resurreccion-Nana

La Antropología visual es una herramienta de la Antropología social que se basa en imágenes animadas como instrumentos adecuados para la observación, descripción y análisis de la realidad humana. Es un complemento al trabajo etnográfico, distinto a otros como puede ser la descripción escrita. La antropología visual tiene tres tipos de actividad:
1.La investigación etnográfica basada en el uso de técnicas de registro audiovisuales,
2.El uso de esas técnicas como medio de escritura y publicación,
3.El estudio de la imagen en sentido amplio.
También llamada cine etnográfico o documental etnográfico, inició su andadura justo cuando el cine hizo su aparición y se ha servido de ese medio como de otros muchos para lograr sus objetivos. Son algunos instrumentos de la antropología visual el documental etnográfico y el cine etnográfico. Se usan cámaras de cine o video para anotar los datos investigables empleando luego las imágenes captadas para informar a un público amplio o restringido de ejemplos en los que reconocer fenómenos estudiados por las ciencias sociales principalmente la antropología, la sociología y la lingüística. Cuando se inventó el cine, algunos científicos quisieron inmediatamente poner la nueva herramienta al servicio del estudio del hombre y de la observación de sus comportamientos. La antropología y el cine vieron la luz en la misma época y al principio del cine todo eran documentales. Como teóricos se cita a Bill Nichols. Como plasmado objetivable el Festival du cinèma du Réel.
Pero los teóricos también afirman que ciertas películas comerciales podían clasificarse como cine antropológico en la medida en que pueden servir a los antropólogos a hacer antropología con ellas. Por ejemplo Rebelde sin Causa de Nicholas Ray.
Perspectiva histórica
Ya en los comienzos del cine el registro audiovisual fue empleado para ilustrar las notas de campo de algunos trabajos etnográficos. La imagen era empleada como prueba de aquello que se decía, una evidencia que nadie podría poner en entredicho. También surgió enseguida la intención de registrar las sociedades y sus costumbres para preservarlas. El problema de lo que se veía como una inevitable extinción generaba este arreglo, quedando así disponibles las imágenes en bibliotecas y museos. Una pasión por el inventario que afectaba tanto a los etnólogos como a las gentes del cinematógrafo. El “otro” se convertía en una imagen. Había en todo ello una visión evolucionista, y las sociedades que más interesaban eran aquellas que se creía carecían de historia. Por consiguiente era necesario estudiarlas antes de que el impacto europeo acabara con su prístina “pureza”. Todo ello producía una sensación de acabamiento, de transición y crisis, de final de una época.
Algunos antropólogos, como Franz Boas, Margaret Mead o Gregory Bateson, empezaron a emplear la computadora antropológica para encontrar más fácilmente los fósiles y restos, tanto humanos como animales, también la cámara para el posterior análisis de las imágenes, pero no siempre eran exactos los cálculos y muchas veces estas nuevas tecnologías dañaban los fósiles y restos. Pero serían cineastas no profesionales de la Antropología quienes dieron un vuelco al empleo de la cámara para registrar la realidad: de la mano de Dziga Vertov, Félix-Louis Regnault o Robert Flaherty vino esta redefinición. A su vez las imágenes de otras culturas no sólo tenían un interés antropológico, pues desde los albores del cine se desarrolló un rentable mercado de lo exótico. Las películas contribuían a proyectar la imagen que se tenía del mundo y también una visión particular de pueblos salvajes y primitivos que vivían en las selvas y otros lugares remotos. Será ya mediado el siglo XX, y en un nivel más académico, cuando se empiece a tomar conciencia de la subjetividad de las imágenes, abandonándose la ingenuidad inicial que entendía que éstas eran un reflejo objetivo y veraz de la realidad.
Estas reflexiones alcanzarán un mayor desarrollo a partir de la década de los 60. La imagen audiovisual deja de ser entendida como una copia fidedigna de la realidad, para concebirse más bien como una reconstrucción, e incluso como una interpretación. Pero a pesar de esta evolución, en el seno de la Antropología académica se seguía manteniendo cierta desconfianza con respecto a las imágenes. Aún hoy día son empleados en su mayoría como simple ilustración o complemento. Se cuestiona así su capacidad para desarrollar conceptos y facilitar explicaciones. Fueron gentes ajenas a la disciplina quienes tomaron conciencia del poder de la cámara como transformador de la realidad, y no como mera copia, como la contribución –ideológicamente antagónica- de S. M. Eisenstein y Leni Riefensthal.
Será Jean Rouch quien reivindique la imagen como elemento fundamental en una investigación antropológica, con interés específico y un lenguaje y una metodología emancipados de su mero uso ilustrativo. La dicotomía entre el cine como expresión artística y subjetiva, y el cine como instrumento de investigación, instrumento objetivo, resulta falsa. Toda investigación es fruto de una subjetividad reconocida y presuntamente controlada. Pero frente a una postura de rechazo de cualquier estudio de este cariz, hay quienes han sabido aprovechar esta subjetividad para enriquecer la investigación. Es entonces cuando la reflexión deja de centrarse sólo en el objeto estudiado, y se centra también en el sujeto que estudia. En la película etnográfica ya no interesa sólo aquello que se muestra, sino también quién y cómo lo muestra. ¿Cuáles son sus intereses, por qué lo hace?
En los años 80 la reflexión alcanza a la misma audiencia : ¿cómo decodifica ésta lo que ve y le da un significado? El contexto en que se rueda una escena no es el mismo en el que luego son vistas las imágenes. La importancia de este hecho pone en evidencia que las imágenes no hablan por si mismas y la necesidad de contextualizar. En el estudio antropológico el objeto de estudio es igualmente un sujeto, la pretensión de acercarse a éste de forma objetiva anula y pasa por alto tal subjetividad. En la producción audiovisual la reconstrucción de esta invisibilidad es imposible, se hace imprescindible, por tanto, la implicación del sujeto estudiado. Los planos que graba el operador son de aquello que él cree importante, que no tiene por qué coincidir con lo que los sujetos filmados creen que es importante. Se hace necesaria la participación de la comunidad de la que se habla para que su reconstrucción no sea sólo la interpretación que hace el operador y su equipo. El film etnográfico se convierte así más que en un film sobre otra sociedad en un film sobre el encuentro con ésta.
Las primeras películas etnográficas eran filmaciones en bruto, sin apenas montaje. No había ningún cuestionamiento sobre lo que aparecía en la imagen, que era entendido directamente como la realidad. Las sociedades representadas eran concebidas sin historia y no se les daba la voz. Incluso cuando fue posible registrar su sonido se oían sus cantos, sus oraciones, los ruidos de sus actividades, pero no se les preguntaba acerca de sus puntos de vista. Como ya hemos apuntado, no procedió solamente de la Antropología un uso fructífero de la cámara para explorar y describir la diversidad cultural. Para Dziga Vertov y su Cine-Ojo (Kino-Glaz), la cámara es una extensión del propio ojo, las imágenes no son un catálogo de la realidad, sino su interpretación. Entiende que su labor consiste en organizar las imágenes del mundo, que por si mismas no tienen sentido y hacerlas asequibles al público, de ahí la importancia que da al montaje. Vertov usa la cámara con un objetivo claro: ofrecer una nueva percepción del mundo. Lo criticable en su caso viene de que la persona no aparece como individuo, sino como un agente más dentro de un conjunto. Los estudiosos del cine etnográfico señalan la obra de Robert Flaherty como el primer trabajo que se acerca a una metodología antropológica. La importancia reside en que mantiene un contacto íntimo con los filmados: su acercamiento, la simpatía que muestra con estos, su empatía. Es fundamental convivir con ellos para poder decir algo de ellos y para que ellos mismos hablen. Sin embargo, Flaherty no deja de reproducir la visión de su época, sus películas están al servicio de esa imagen del buen salvaje que lucha por la supervivencia contra una naturaleza hostil, y su discurso reproduce el imaginario colonial. Se suma así al remordimiento por estar destruyendo tales culturas, y al intento de embalsamarlas mediante la imagen. Vemos en su obra ese interés por rescatar lo auténtico, lo que aún es puro, ya por poco tiempo. Flaherty tampoco nos habla de un individuo sino de un arquetipo: así en Nanook of the North se nos muestra al esquimal ejemplar según el ideal que se tenía de éste. No se habla de un esquimal en concreto, ni tampoco habla con él, no le da la palabra, pues sólo le preocupa la dimensión material de la cultura. Una cultura que entiende como casi eterna, fuera de la historia, que siempre ha sido estable. El imaginario colonial cree que descubre un mundo nuevo en el que nunca antes había estado nadie, la gente que allí encuentra forma parte del decorado. De este modo las películas de Flaherty hablan en nombre de los nativos pero sin los nativos, por más que aparezcan. Años más tarde Jean Vigo apuesta también, en la línea de Vertov, por un cine social que abra los ojos del espectador. La Antropología, sin embargo, no asumía estas propuestas y seguía en su empeño de catalogar y transmitir datos.
Tras la II Guerra Mundial los avances técnicos van a permitir equipos más ligeros y mayores posibilidades a la hora de grabar en el campo. Por otra parte, la corriente neorrealista de posguerra va a enseñar, como dice Piault, una importante lección: “la realidad se percibe, se siente y se comprende a través de los personajes que la viven y la inventan”. Estas experiencias van a desembocar en los años 60 en el llamado Direct Cinema. Autores como Leacock, Pennebaker o Mayles van a buscar una mayor proximidad con los filmados. Para intentar borrar la presencia del autor se suprime el narrador, no hay voz en off. Se busca evitar todo tipo de interpretación, eliminar cualquier dirección o influencia en la acción y captar así la realidad espontáneamente. Con los avances tecnológicos de los 60 las nuevas cámaras, más ligeras y manejables, conducirán a la ilusión de captar la espontaneidad del mundo tal cual es. El denominado “cine observacional” da un paso más y recomienda no mover la cámara del sitio y mantener el plano abierto para así, con una motivación casi científica, captar toda la realidad posible. Bien es cierto que estas ideas ya habían sido defendidas y criticadas desde los primeros tiempos del cine, pero en estos años se ven actualizadas y desarrolladas. Algunos caen en el espejismo de que la cámara registra sin más lo real, como un espejo, como si hubiera una linealidad y una coherencia susceptibles de ser capturadas mecánicamente. Olvidan que el montaje es necesario para contextualizar aquello que, al ser grabado, está siendo sacado de su contexto. Y de todos modos estos intentos siguen sin garantizar la deseada objetividad. Hay que reconocer sin embargo que estas películas funcionaron como crítica a la excesiva presencia del narrador y al discurso omnisciente del experto. La propuesta del cinema verité, con Jean Rouch a la cabeza y su Chronique d´un étè –filmado en colaboración con el filósofo Edgar Morin- como manifiesto, explícita en cambio la figura del director y la presencia de la cámara. El cinema verité rueda el encuentro entre la cámara y la realidad, graba así la nueva realidad que provoca. En la película citada una mujer pregunta con un micrófono a la gente si son felices, y la cámara registra la respuesta, la reacción de la gente. Se busca aprovechar la inevitable subjetividad de forma positiva. Cada vez se tiene más presente el contexto, el entorno de la filmación. La crítica más inmediata es que el hecho de explicitar el punto de vista del autor no resuelve el problema de la objetividad, si acaso supone una declaración de modestia. Pero lo fundamental de la lección de Rouch es que la observación del Otro sólo es posible cuando éste deja de ser un objeto para ser un sujeto que habla, desea, se expresa y participa, pues ante todo es una persona. El objetivo del documentalista es acompañar a los otros en sus vidas, compartir sus experiencias, sumarse a ellos. El Otro deja de ser una curiosidad etnográfica. El cine de Rouch es pionero en acercarse a las sociedades africanas no como grupos arcaicos perdidos en la selva, sino como grupos vivos que participan en la historia. Sus protagonistas no son meras víctimas de la situación, sino que son personas activas que luchan y reaccionan ante los acontecimientos.
Las críticas y las nuevas propuestas se suceden. La mera presencia del autor no garantiza nada, por eso el cine participativo de finales de los 60 busca la inclusión de los filmados en el proceso de grabación. La cuestión está ya en que no es válido un monólogo, ha de haber diálogo, pero aunque este cine muestra la relación entre observador y filmados no pone en evidencia el proceso de grabación. Por ello el cine reflexivista trata de invertir la mirada: consiste en explicar qué es lo que ha llevado a construir ese texto, desde qué punto de vista se ha hecho. Esta perspectiva plantea que las sociedades representadas no son sino construcciones de la mirada que las crea; por tanto dicen más del que mira que de lo que se ve. La autoetnografía intenta salvar este escollo dando a los mismos nativos la tecnología necesaria para que ellos mismos se expresen. El problema surge igualmente a la hora de interpretar dichas imágenes desde un contexto cultural diferente al que las alumbró. En todo caso, este cine de los 70, militante, político, exigente y reflexivo, va a promover que los antiguos observados creen sus propias películas ofreciendo así sus puntos de vista. Aquellos que anteriormente eran representados como arcaicos y pertenecientes a grupos atemporales, participan ahora de forma activa en la producción de imágenes del y sobre el mundo contemporáneo del que forman parte consciente. En los años 80 el deconstructivismo ataca las bases mismas de la Antropología. Se cuestiona toda autoría y se reivindica que el discurso científico, presuntamente objetivo, obedece a una ideología concreta. Se critica a su vez la separación de las categorías ficción y documental y se cuestiona la exclusividad y el privilegio del discurso documental para hablar de la realidad. La ficción es entendida como un procedimiento igualmente válido, y el documental meramente como un procedimiento más con su propia retórica. Estas críticas centran su interés en los presupuestos de la investigación, y algunos van a denunciar este giro que acaba dejando de lado la investigación misma. Fruto de tales reflexiones comienza a entenderse que todo lo cinematográfico es susceptible de interés antropológico. Como vemos, a lo largo del siglo XX se pasa de la visión distante y omnisciente del cineasta a una búsqueda del diálogo con los filmados y de una implicación y participación de estos en el rodaje. Para conseguirlo se suceden distintas propuestas. Se reconoce primero la subjetividad del autor para después tomar conciencia de la existencia de múltiples puntos de vista, donde el reto más difícil consiste en documentar las propias categorías nativas. Las categorías objetividad-subjetividad se fusionan. La Antropología se desarrolla a partir del encuentro de las dos partes, y no de la mejor o peor disposición de una de las dos.
Definición
Es importante también detenerse en el debate en torno a la definición de lo que es el cine etnográfico. En primer lugar la afirmación de que cualquier producción es susceptible de aportar información a un estudio antropológico, y por tanto cualquier film puede serlo. O la que defiende que sólo lo son los filmes que cumplen con unos determinados requisitos metodológicos y buscan unos determinados objetivos concordantes con la tradición teórica de la disciplina. En el primer caso, la mirada que lo hace antropológico puede recaer sobre lo que se está comunicando: el cine como medio de comunicación. O bien sobre cómo se está comunicando: el cine como modo de representación. En el segundo caso los requisitos y los objetivos tampoco resultan fáciles de precisar. La definición de estos criterios es la que hace que el conjunto de las películas admitidas sea más o menos amplio. Parece obvio que la consideración de antropológico no puede venir por el tema que trata, porque ¿qué tema lo es? Por el hecho de hablar de una sociedad de cazadores-recolectores, objeto tradicional de la disciplina, no podemos afirmar que lo sea. Para determinar si es antropológico hay que atender más al proceso que al objeto de filmación. También cabe diferenciar entre el crear con medios audiovisuales una obra que pueda ser entendida como antropológica, y el usar medios audiovisuales para hacer Antropología, para elaborar un estudio etnográfico. Por un lado tenemos un documental de corte antropológico, por el otro una investigación antropológica con medios audiovisuales. Muchas son las variables que intervienen. Grau Rebollo propone renunciar a clasificaciones a priori y centrase en qué documentos son confiables y cuáles no: “desplazar nuestra orientación crítica no a la detección de documentales o filmes etnográficos, sino de documentos confiables”. La complejidad de la cuestión se ve agravada por el hecho de que desde la misma Antropología nunca se ha visto con mucho interés la producción audiovisual. Siempre ha habido una cierta desconfianza, y la tónica general ha consistido en utilizar los medios audiovisuales como mera ilustración colorista del discurso del autor. La relación entre el cine y la Antropología se basa, como dice Grau Rebollo, en tres principios: “a) la dualidad ontológica entre un nosotros y un ellos, b) la posibilidad efectiva de diálogo (…) y c) la utilidad del documento generado para la comparación cultural”. Es en este tercer punto en el que la antropología suele desconfiar. Las dificultades conceptuales reseñadas se enlazan a su vez con otras categorías que tradicionalmente se han entendido como irreconciliables: teoría-ideología, ciencia-arte, documental-ficción. ¿Qué es un documental?, ¿dónde está la frontera con la ficción? Podemos pensar que cualquier película tiene un valor documental, incluso las películas de ficción, o que ningún documental refleja realmente la realidad, pues puede pensarse que no documenta nada salvo una creación particular del autor, y por tanto todo es ficción. En un primer momento puede defenderse que la diferencia estriba en que en la ficción las imágenes son creadas para la cámara mientras que en el documental se registran imágenes que suceden independientemente de la cámara. Esta presunta objetividad para el documental no se sostiene, pues todo encuadre implica ya una selección y una omisión. Sin olvidar que una cosa es la grabación de un acontecimiento y otra el acontecimiento en sí. Igualmente puede construirse una ficción con imágenes reales, y la complicación es todavía mayor si pensamos que a través de una dramatización podemos construir un documental. La objetividad de un documental es siempre cuestionable. La narración fílmica crea una linealidad propia que no se da en la realidad. Al sacar los hechos de su contexto y ser presentados fílmicamente, su misma naturaleza puede variar: así por ejemplo, escenas dramáticas pueden resultar cómicas. Además, el público tiene sus propios códigos y lo que en un lugar puede significar una cosa, la audiencia puede entenderlo de forma bien diferente en su propio contexto.
Los análisis semióticos han hecho particular hincapié en que la solución no hay que buscarla en la naturaleza de las imágenes. Para el espectador pude resultar imposible saber si los personajes de la pantalla son reales o son actores. Desde la Semiótica se defiende que son dos tipos diferentes de discurso. Esta aportación ha sido muy importante para aproximarse a una definición, pero los intentos por definir cómo serían ambas gramáticas no han sido satisfactorios, pues hay que tener en cuenta no sólo la retórica operante, sino también cómo se presenta el film y cuál es la disposición del espectador. Jean Marie Schaeffer aborda la cuestión intentando definir qué es la ficción como “fingimiento lúdico compartido”. Schaeffer afirma que “la función del fingimiento lúdico es crear un universo imaginario y empujar al receptor a sumergirse en ese universo, no inducirle a creer que ese universo imaginario es un universo real”. El caso segundo sería el del documental. Grau Rebollo defiende que hay que superar estas dicotomías, ya que no se sostienen: son particiones que “están interconectadas, hasta el punto de que difícilmente podemos concebirlas de forma absolutamente independiente”.
Metodología
La metodología más fructífera en Antropología audiovisual encamina sus reflexiones en la misma línea que para cualquier estudio etnográfico. La observación directa es una premisa necesaria, pero no suficiente. Ha de haber una depuración de hipótesis previa a ese trabajo de campo, pues la Antropología audiovisual no se limita a grabar con una cámara. Asimismo se hace necesario disponer del tiempo necesario para que la participación con la comunidad nativa sea efectiva. Antes, durante y tras el trabajo de campo se procede a la planificación y a la filmación, buscando hallar el equilibrio entre rodar cosas y hechos concretos, a riesgo de grabar sólo lo que nos resulta interesante, e intentar grabarlo todo, a riesgo de perderse en la infinidad y la dispersión. Para rehuir los sesgos inevitables de nuestro punto de vista es necesario dar voz a los nativos y es imprescindible suscitar su participación. Hay que evitar la exotización del otro como resultado de la misma elección de los temas, eludiendo su mitificación. Grau Rebollo destaca tres aspectos que según Margaret Mead deben cuidarse con esmero: 1) la pérdida de información por la torpeza al registrar las pautas culturales; 2) la disociación entre el etnógrafo y el cineasta; y 3) evitar la relación de superioridad frente a los filmados. Es fundamental documentar las categorías de los nativos desde sus mismas concepciones para evitar que nuestro trabajo sea una mera prolongación de nuestras preconcepciones. Tras obtener el material se contrasta con las hipótesis de las que se partió. Todas estas dificultades no deben llevar a despreciar lo audiovisual, pero como señala Grau Rebollo “lo que sí nos obligan es a un mayor compromiso con nuestros mecanismos de depuración y control de posibles sesgos”.
Bibliografía
ARDÉVOL, E. y PÉREZ-TOLÓN, L. (Coord.). Imagen y cultura. Perspectivas del cine etnográfico. Granada, Diputación Provincial, 1995.
BARNOUW, E. El documental. Historia y estilo. Barcelona, Gedisa, 1996.
GRAU REBOLLO, J. Antropología audiovisual. Barcelona, Bellaterra, 2002.
PIAULT, M. H. Antropología y cine. Madrid, Cátedra, 2002.
SCHAEFFER, J. ¿Por qué la ficción? Toledo, Lengua de Trapo, 2002.
Fuente: Wikipedia.
Parroquia Santo Toribio-ChosicaTransformaciones religiosas Lima Este (I)
La importancia del catolicismo en la construcción cultural de la sociedad estriba principalmente en construir la identidad de las personas. Es de suma importancia que un espacio geográfico tenga una identidad. En efecto, la zona este de Lima mantiene manifestaciones religiosas que le dan una identidad y que es producto del sincretismo religioso, siendo la devoción popular fundamental en las relaciones sociales.
La interculturalidad abarca las diversas manifestaciones culturales que han sido consideradas dentro del proyecto de la Diócesis de Chosica. El plan pastoral hace un diagnóstico de la realidad, tanto en su espiritualidad y compromiso social cristiano. De esa manera se rescata las necesidades de la población en su encuentro con Dios.
Sin embargo, la diversidad religiosa se ha acentuado durante los últimos años. El abanico religioso en su estructura acentúa el pluralismo religioso, dándole un matiz bastante variado, pues dentro del mismo espacio geográfico, junto a los católicos están los evangélicos y las iglesias post cristianas. Denominaremos a las iglesias post cristianas a la Iglesia de Jesucristo de los Santos Últimos Días, los Testigos de Jehová y a los Adventistas del Séptimo Día.
La Diócesis de Chosica es rica en su diversidad y será fundamental que se lleve un diálogo que propicie la colaboración entre todas las expresiones religiosas, para intentar la unidad en la diversidad religiosa.
El catolicismo en Lima Metropolitana tiene elementos religiosos que proceden de tres grandes horizontes culturales: europeo, indígena americano y africano–en menor proporción-. Los fundamentos de la interculturalidad en el catolicismo limeño fueron colocados en el tercer Concilio provincial (1582-1583), convocado por Santo Toribio Alfonso Mogrovejo –Arzobispo de la ciudad de los Reyes-; al cual asistieron tanto obispos como clérigos de Quito, Cusco, Santiago de Chile, Tucumán, Paraguay, Río de la Plata y Charcas. Por su importancia este Concilio Limense podría tener similitud a la II Conferencia General del Episcopado de Medellín en 1968, siendo ésta una reunión del clero latinoamericano como respuesta a los cambios de la pastoral y de la evangelización producidos por el las innovaciones emanadas del Concilio Ecuménico Vaticano II.
El aporte del teólogo jesuita José de Acosta fue sustancial durante este Concilio, uno de los fundacionales de la Iglesia Católica de Lima y, prácticamente, del Virreinato del Perú entero. Acosta es autor del manual de misionología titulado Predicación Evangélica en Indias (De Procuranda Indorum Salute). En este texto y uno posterior – publicado en 1590- es notable la referencia a los clásicos griegos y latinos, lecturas renacentistas apropiadas en un autor del siglo XVI.
El concepto de interculturalidad abarca el proceso en que las culturas se constituyen como tales, se diferencian entre sí y simultáneamente se comunican. Cinco elementos de características universales no etnocéntricas permiten fundamentar el “nosotros” del pluralismo católico en Lima: Creencias, rituales, instituciones, ética y sentimientos religiosos.
La presente investigación, basada en un estudio del último Censo Nacional realizado en el Perú, pretende responder cuantitativamente a la pregunta ¿Por qué los católicos ven disminuido el número de fieles en el seno de su Iglesia? Esta pregunta ya fue planteada hace una década por José Luis Pérez Guadalupe, pero en el sentido inverso.
Todos los Censos revelan la autopercepción de los actores sociales, al obtener de ellos una adscripción voluntaria a una determinada creencia religiosa. De otro lado, la creación de tres nuevas Diócesis en Lima Metropolitana durante la década de los noventa ha contribuido a fortalecer las estructuras institucionales y culturales del catolicismo con un renovado entusiasmo pastoral.
El análisis del Censo Nacional de 1993 nos permite establecer la línea de base a partir de la cual se observaran los cambios futuros en la Diócesis.
¿POR QUÉ SOMOS CATÓLICOS?
Las primeras respuestas apuntan a la pertenencia, identidad y autopercepción positiva que constituye parte de la psicología profunda personal; y que incorpora al bautizado a una compleja red de relaciones sociales comunitarias (testimonios recogidos en la Capilla Santa Rosa de Lima –El Sauce-, Parroquia San Marcos, distrito de San Juan de Lurigancho).
La Diócesis de Chosica comprende veinticinco distritos, cinco urbanos: Ate, Chaclacayo, Lurigancho (Chosica), Santa Anita y San Juan de Lurigancho; y 20 con importantes áreas rurales: Matucana, Callahuanca, Carampoma, Chicla, Huachupampa, Huanza, Laraos, Ricardo Palma, San Andrés de Tupicocha, San Antonio, San Bartolomé, San Damián, San Juan de Iris, San Mateo de Huanchor, San Mateo de Otao, San Pedro de Casta, Santa Cruz de Cocachacra, Santa Eulalia, Santiago de Tuna y Surco.
El término diócesis procede de la organización administrativa romana, que designaba en el siglo IV a las divisiones territoriales dirigidas por el vicario de los prefectos del pretorio: los legados. Progresivamente se incorpora a la práctica eclesiástica para designar a las grandes circunscripciones que tenían su origen en las divisiones políticas. A partir del siglo XIII denomina a los territorios e instituciones tal como las entendemos en la actualidad, como agrupación de las parroquias.
1.1. El territorio eclesiástico: distritos urbanos y rurales
Las 29 parroquias de la diócesis de Chosica se agrupan en cuatro Vicarías:
La Vicaría I, que comprende las 6 parroquias de Chaclacayo y Chosica – Lurigancho.
1.Nuestra Señora del Rosario (Chaclacayo); a cargo de sacerdotes diocesanos.
2.Santo Toribio (Chosica); a cargo de religiosos Agustinos.
3.San Nicolás de Tolentino (Chosica); bajo la responsabilidad de los Carmelitas de María Inmaculada.
4.Nuestra Señora de Lourdes (San Fernando – Chosica).
5.San Juan Bosco (Moyopampa – Chosica); a cargo de los padres Salesianos.
6.San Luis G. de Montfort (Ñaña – Chaclacayo), a cargo de los Carmelitas de María Inmaculada.
Registro fotográfico del trabajo de campo

VICARIA I
Capilla de la Santa Cruz-ChaclacayoCapilla Las Gardenias-ChaclacayoCapilla Moyopampa-ChosicaColegio Beata Imelda-ChosicaColegio Santa Rosa-Padres Agustinos Chosica
Iglesia Adventista del Setimo Dia-ChosicaIglesia Bautista Misionera ChosicaIglesia de los Santos de los Ultimos Dias-Estaca ChosicaParroquia Nuestra Senora del Rosario-ChaclacayoParroquia San Juan Bosco-ChosicaParroquia San Luis G.de Montfort-NanaParroquia San Nicolas de Tolentino-ChosicaSantuario Maria Auxiliadora-ChosicaTemplo Hare Krishna-ChosicaTemplo Hare Krishna2-ChosicaLa Vicaría II, que comprende las 7 parroquias de Santa Anita, Ate Vitarte y Huachipa – Lurigancho.
1. San Alfonso María de Ligorio (Santa Anita); a cargo de los padres Redentoristas.
2. La Santa Cruz (Ate Vitarte).
3. Nuestra Señora del Monte Carmelo (Santa Clara – Ate Vitarte); a cargo de los padres Redentoristas.
4. San Francisco Javier (Asociación de Vivienda Virgen del Carmen – Ate Vitarte).
5. San Andrés (Huaycán – Ate Vitarte); bajo la responsabilidad de los Montfortianos.
6. Santa María de Huachipa; a cargo de sacerdotes diocesanos polacos.
7. Nuestra Señora de la Cruz (Urb. Santa Raquel – Ate Vitarte), a cargo del Sodalicio de Vida Cristiana.
VICARIA II

Capilla Cuerpo de Dios-Cooperativa Andahuaylas Santa AnitaCapilla La Cena del Senor-Santa AnitaParroquia San Alfonso Maria de Ligorio-Santa AnitaCruz del Camino-Carretera CentralParroquia Santa Cruz de Ate Vitarte

Misiones católicas interculturales en poblaciones indígenas

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Compartiendo la Palabra de Dios con los Shuar

Entrevista al Dr. Víctor Nomberto
Chiclayo, 31 de octubre 2008
El sociólogo y catedrático de la Universidad Federico Villarreal, Víctor Raúl Nomberto Bazán (Chiclayo, 1956) ha publicado -junto a otro docente- el libro Historiografía General y del Perú (Editorial Universidad Ricardo Palma), volumen que comprende la valoración critica de cuarenta y dos importantes obras de investigadores sociales de nuestro país y del mundo. Nomberto ha sido invitado a dar conferencias en universidades como la Complutense de España y Heildelberg de Alemania. He aquí una conversa con mi estimado coterráneo:
¿Que lo motivó a emprender la realización de este proyecto?
Mi propósito es permitir el acceso de la bibliografía historiográfica fundamental a los profesores de historia en los diversos niveles educativos, así como de los estudiantes universitarios en la especialidad de historia. Son cuarenta y dos obras indispensables, que no están siempre disponibles en todas las bibliotecas. Historiografía General y del Perú, recoge las valiosas lecciones que nos otorga la historia y es una guía para la consulta de fuentes internacionales y nacionales contemporáneas.
¿A que se debe el hecho de haber escogido 21 historiadores y otros científicos sociales en cada una de las dos partes del libro? ¿Es un número cabalístico o de pronto, quizá simbólico?
Es un número simbólico. Escogí 21 autores de fuentes para la historia universal y 21 historiadores peruanos y peruanistas porque estamos en el siglo XXI. Algunos historiadores se han sentido excluidos y consideran que la selección ha sido arbitraria. Pero ofrezco que en el segundo tomo de Historiografía General y del Perú, sus obras serán consideradas; especialmente las publicadas por José Agustín de la Puente Candamo, Antonio Zapata Velasco, José Antonio del Busto, Franklin Pease y Armando Nieto S.J.
Muchas personas tienen la idea que la historia es tan solo una serie de sucesos y fechas. Desde su punto de vista, ¿qué significado e importancia tiene para la sociedad humana?
La historia es tanto la investigación llevada a cabo por el historiador, como los hechos del pasado que el historiador estudia. La historia es un recuento de lo que han hecho los seres humanos. Michel Foucault afirma que la historia es la madre de todas las ciencias del hombre, tan vieja como la memoria humana. Sin embargo no todos los acontecimientos participan del recuento y se exponen en el recuerdo histórico. Benedetto Croce señalaba que toda historia es historia contemporánea, ya que consiste en ver el pasado con los ojos del presente y a la luz de los problemas de ahora; dado que la tarea primordial del historiador no es recoger datos sino valorar, porque si no valora no puede reconocer lo que merece ser recogido. Además, el pasado que investiga el historiador vive aún en el presente. La historia comienza cuando pensamos en el transcurso del tiempo humanizado, en función de una serie de acontecimientos específicos, en que los actores se hallan comprometidos y en los que pueden influir conscientemente.
¿Considera usted, como Drinot, que la historia tradicional no es más que un catalogo inconducente, una serie de documentos y testimonios sin ningún valor?
Drinot en su trabajo historiográfico corre el riesgo de arrojar lo sustancial junto a lo accesorio. La historia empieza cuando se transmite la tradición, que significa la transmisión de los hábitos y las lecciones del pasado al futuro. Empieza a guardarse memoria del pasado en beneficio de las generaciones posteriores. Desde luego existen diversas interpretaciones de los acontecimientos, dado que junto al catalogo metódico, disciplinado y perseverante de documentos y testimonios, está la imaginación del investigador que busca desentrañar los misterios y las intencionalidades humanas que allí se ocultan.
Desde hace un tiempo viene ejerciendo la docencia universitaria. En esa interrelación con los jóvenes, ¿ve un real interés por estudiar y desarrollar las Ciencias Sociales?
Llevo 25 años ejerciendo la docencia universitaria en Lima y en las diversas regiones de nuestro Perú. También he sido conferencista invitado en las universidades europeas de Heildelberg, Uppsala y Complutense de Madrid. La Universidad de Heildelberg es la más antigua de Alemania, fundada por Ruperto I, en ella fue profesor mi colega Max Weber. La Universidad de Uppsala en Suecia, fue fundada en 1477 y es la más antigua de Escandinavia. En cada una de estas universidades he podido observar un interés creciente de los jóvenes por las Ciencias Sociales, aplicando los conocimientos científicos a la solución de diversos problemas prácticos que constituyen desafíos para nuestras respectivas sociedades.
¿Considera que en algún momento la pobreza, el desempleo, entre otros problemas persistentes en nuestro país, hallarán solución?
La corrupción y la violencia impiden la solución de la pobreza y el desempleo. No son solo problemas estructurales, están también presentes en el corazón de las personas. Sin bajar la guardia en ningún momento debemos atacarlas en todos los niveles, siendo vigilantes hasta con nosotros mismos, guardando la fuerzas necesarias para ser auténticos en nuestras propuestas de cambio y transformación de lo individual a lo familiar y social; ya que resulta insuficiente un crecimiento macroeconómico.
Durante las últimas décadas ha habido cambios en diversos aspectos de nuestra sociedad. Uno de los que podría señalar es referente a la música. Antes de los 80s resultaba difícil – y casi imposible – escuchar un huaino o una cumbia en una fiesta clasemediera y mucho menos en una reunión burguesa. Hoy hasta el presidente baila con Dina Paucar, ¿qué es lo que está ocurriendo?
Los Presidentes han cambiado, son mas clasemedieros y socialdemócratas. No me imagino a Humala bailando los ritmos del Grupo 5 de Monsefú, Caribeños de Guadalupe, Caliente o Papilón; simplemente porque la izquierda sigue siendo solemne. Transitamos por caminos inciertos, y la música como la moda existe para todos los gustos, reflejando los espíritus de cada época. Es cuestión de saber escuchar y estar en sintonía. Un huaino o una cumbia no dejan de lado a la opera o a la música religiosa, cada una en el lugar y momento adecuado. Aunque la pronunciación de la Pituca de Tongo me parece un exceso, me refiero a la versión en ingles.
¿Con todo esto se podría decir que el indigenismo está retomando sus fuerzas perdidas?
Efectivamente, el indigenismo como expresión de la sociedad civil, que no le tiene miedo ni al mercado ni al Estado. El indigenismo que sabe dialogar. Hoy en día el verdadero indigenismo enfrenta desafíos inmensos y necesitamos beber de nuestro propio tanque histórico como lo hizo Guaman Poma de Ayala en 1615. Aconsejo leer su obra “La Nueva Corónica y Buen Gobierno” hallada en Copenhague (Dinamarca) y cuyo manuscrito puede ser consultado por internet. Esta dirigida al rey español Felipe III, tiene 1200 páginas y 400 dibujos, utiliza la polémica narrativa, combina los pasajes bíblicos con la historia del Tahuantinsuyo. Guaman Poma es un modelo para el indigenismo andino y amazónico de nuestro siglo.
El centralismo siempre ha sido un tema controversial, ¿considera que habría que insistir, ver la manera de encaminarlo hacia su viabilización o en todo caso piensa igual que Mariátegui, al creer que tal realización no resolvería los problemas de las provincias?
La muerte de Mariategui fue prematura y algunos de sus seguidores han deformado su pensamiento. Su hijo Sandro fue dirigente de Acción Popular, y considero que su nieto, el actual director del periódico Correo, debería ser el primero en darle continuidad a sus principios. Respecto al centralismo criollo, me considero un ciudadano del mundo y de la nación, sin caer en los excesos nacionalistas. Soy partidario del Estado unitario con autonomía económica, política y administrativa de sus regiones. Pienso que algunos departamentos están intentando ser regiones, como es el caso de Amazonas y San Martín, que en la próxima consulta popular pueden llegar a ser la primera Región piloto a nivel nacional.
Usted nació en esta ciudad y luego ha hecho su carrera profesional en Lima, ¿qué sabe de la labor intelectual e investigativa en esta parte del país?
Nací en el Hospital de Las Mercedes en la avenida Luis Gonzáles. Mi parroquia es San Juan María Vianney, cuyo párroco fue Monseñor Juan Tomis y actualmente es Ricardo Guerrero. Sin embargo no he sido profeta en mi propia tierra. La labor intelectual en Chiclayo y Lambayeque no se puede limitar al trabajo de las universidades, es una vocación que se forma desde la niñez y juventud. Recuerdo a mi profesor de química orgánica e inorgánica, Enrique Mangana López, de la Congregación de la Misión – San Vicente de Paúl- quién me proporcionó los fundamentos de mi labor investigativa desde el Colegio. En este nuevo siglo veo a muchos lambayecanos que continúan el trabajo de científicos como Pedro Ruiz Gallo y matemáticos como Federico Villarreal.
Lambayeque en sí, como diversos departamentos del Perú, tiene material para ser investigado, ¿Qué opina al respecto? ¿Qué es lo que falta? ¿Personas idóneas, presupuesto económico?
Me parece que no es solo un problema de presupuesto, es un problema de gestión para la investigación, voluntad y disciplina; porque las personas preparadas existen, de lo contrario no tendría sentido la existencia de tantas universidades en Lambayeque. Las universidades no pueden ser solamente negocios lucrativos, deben formar el capital humano de nuestra región. Un ejemplo de buena gestión en arqueología son los Museos Tumbas Reales de Sipán, Brüning y Sicán de Ferreñafe.
Después de Historiografía General y del Perú, ¿qué proyecto continua?
Estoy escribiendo la Historia de los Awajún. Es una historia regional, ubicada en las provincias de Amazonas, el norte de Cajamarca, San Martín y Loreto. Tengo fuentes bibliograficas, además voy a revisar archivos coloniales y a recoger la propia historia relatada por los awajún con sus mitos, leyendas así como sus propias versiones de las guerras en la Cordillera del Cóndor. Quiero profundizar los estudios realizados por José María Guallart y Manuel García Rendueles de la Compañía de Jesús.