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Crítica de filmografía

Waterworld

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En el verano de 1995 Kevin Costner era la mayor estrella de Hollywood. Así de claro. No solo constituía un valor seguro en la taquilla (tres años antes había arrastrado a las salas a millones de espectadores para ver El guardaespaldas), sino un reconocido director (su estreno con Bailando con lobos le reportó siete Oscars) y actor (gran papel en JFK. Caso abierto). En algún momento de esta vorágine de triunfo perdió perspectiva sobre la realidad y se embarcó en una superproducción que, en la peor tradición del Hollywood más prepotente, quiso que el cine de aventuras para toda la familia acabase dando para construir parques temáticos y barbies acuáticas. El resultado de esta megalomanía destruiría su carrera fulminantemente. Esta es la historia de ese mayúsculo desastre: Waterworld.
La cartelera de hace 20 años era muy distinta a la de 2015. Las superproducciones eran escasas, y por tanto verdaderos acontecimientos globales. El año anterior, las películas más taquilleras habían sido Forrest Gump y El rey león, lo cual no le daba al cine de acción la corona de género triunfador que sí tiene actualmente. Batman Forever fue la película del verano, con su avasalladora campaña de promoción comercial, un Jim Carrey en la cima, Nicole Kidman con el pelo alisado por primera vez y el récord al fin de semana más taquillero de la historia, con unos entrañables 52 millones de dólares (47 millones de euros) que hoy no llegarían ni para pagar el sueldo de Robert Downey Jr, literalmente.
Hollywood sabía que Costner era un egomaníaco, pero eso no importaba mientras atrajese gente al cine. Leyendo crónicas de la época, parece claro que la debacle de Waterworld no respondía a la mala suerte (o no solo), sino a una sucesión de decisiones equivocadas. El fin de semana de su estreno, el periodista especializado Quentin Curtis reflexionaba “El rodaje de Waterworld ya se ha convertido en un mito. La prensa no está interesada en los hechos, están obsesionados con las cifras. Aquí hay unas cuentas. Inversión personal de Costner: 20 millones [18 millones de euros]; duración del rodaje: 220 días; número de artesanos trabajando en el decorado: 300; número de matrimonios rotos: 8 (incluyendo el de Costner); coste del acuerdo de divorcio de Costner: 80 millones [72 millones de euros]; número de personas que confiaban en la elección de Kevin Reynolds como director: 0”. Algo tan sencillo como una mala gestión de negocio. El presupuesto inicial fue de 60 millones de dólares, que acabaron siendo 170 (153 millones de euros), récord histórico en un filme hasta ese año de 1995. A estos hay que sumar los 65 millones invertidos en publicidad, con lo que el coste total ascendió a 235 millones de dólares (211 de euros).
El primer error fue darle a Costner todo lo que quería. Waterworld era una aventura que le convertiría en héroe de acción, el único género que le faltaba para ser la estrella definitiva. Ignoraron que el guión (re-escrito 36 veces) contenía influencias que han sido, con las cifras en la mano, sistemáticamente rechazadas por el gran público,como las sociedades post-apocalípticas, la estética steampunk o la imitación de la fórmula Mad Max, que solo fue considerada un éxito porque era una producción independiente australiana de 4 millones de presupuesto que acabaría convirtiéndose en un fenómeno de culto.

“Es falsa, larga y el personaje de Costner es ridículo”, dijeron los primeros que la vieron. En la imagen, Kevin Costner y Jeanne Tripplehorn, con problemas.
Pero el culto no da de comer, y desde luego no justifica presupuestos iniciales de 60 millones de dólares y 96 días de rodaje, que acabarían descontrolándose y convirtiendo Waterworld en la película más cara de la historia del cine hasta la fecha. Llegó un momento en el que Universal había invertido tanto que la única solución era acabar como fuese y a toda costa. ¿Cómo llegó Costner a triplicar el presupuesto inicial? Pues gastando dinero como solo te lo gastas cuando no es tuyo.
Kevin Costner colocó tras la cámara a su amigo Kevin Reynolds (director de Robin Hood, príncipe de los ladrones) en contra del estudio, que prefería a Robert Zemeckis (Regreso al futuro, Forrest Gump). Para ahorrar dinero, Universal prefirió no encargar ningún estudio sobre el clima de la costa de Kona (Hawai), que durante el rodaje sería asolada por dos huracanes que pararon la producción y destrozaron los decorados al completo.
La construcción del atolón agotó el acero de todo Hawái y tuvieron que importarlo de otras partes de Estados Unidos. También de allí trajeron dos replicas del gigante trimarán que navega El Marinero (apodo que recibe el protagonista), que no solo costaron 1 millón de dólares sino que obligaron al estudio a pagar una ampliación en el aeropuerto de Hawái que permitiese aterrizar los Boeing 747 que los transportaban. En el momento en el que a alguien esto le pareció buena idea, ese rodaje estaba condenado.
En este contexto de locura no es de extrañar que a nadie le pareciese descabellado tener que mover a diario todo el decorado de la película 500 metros dentro del mar para lograr planos de mar abierto. Eso significa que cada vez que alguien necesitaba ir al baño lo hacía en una lancha, pues querían mantener el decorado higiénico. Cada vez que nos preguntemos por qué Hollywood abusa de los efectos digitales, recordemos lo problemáticos que pueden llegar a ser los decorados reales. En los rodajes el tiempo es oro y cuando hay agua de por medio todo va más despacio. No puede ser casualidad que la película que superó a Waterworld como la más cara de la historia fuese Titanic, para la cual prefirieron construir un estudio acuático entero. James Cameron es así.
Cada día los médicos atendían a 50 miembros del equipo, víctimas de náuseas, resfriados y fiebres. No ayudaba a su salud el hecho de que estuviesen alojados en casas prefabricadas mientras Kevin Costner vivía en una villa que le costaba al estudio 4,500 dólares la noche (4,100 euros), incluyendo mayordomo, chef y piscina con vistas al océano. Seguro que era un escenario precioso en el que agobiarse por los 90 días de retraso con los que empezó el rodaje, tan solo seis días antes de la fecha en la que se suponía que iban a terminar de rodar. Mientras, en Hollywood “todo el mundo desea que la película no existiera”, como informaba el Wall Street Journal, que además recordaba que Spielberg, el chico de oro de Universal, acababa de abandonarles para fundar su propio estudio.
Las siempre implacables cláusulas de los sindicatos de los profesionales del cine estipulan que por cada 15 minutos de retraso en la hora de la comida, el estudio debe pagar 30 dólares a cada trabajador. La incapacidad de Reynolds para cumplir los horarios le costó a Universal 3 millones de dólares (2,7 millones de euros) solo en compensaciones por retrasos de comida.
Cuando los ejecutivos del estudio visitaron la catástrofe, Costner renunció a su 15% de beneficios y culpó de todo a Reynolds. Las ratas son las primeras en saltar de un naufragio, pero tenía parte de razón. No todo el mundo puede manejar presupuestos mastodónticos, ni equipos de miles de personas, ni cuadernos de rodaje imposibles. Reynolds abandonó el proyecto, invitando a Costner a trabajar “con su director favorito y su actor favorito”. No hay nada más tenso que un rodaje en el que todo sale mal, todos creen tener razón y el director o productor no mantiene la cabeza fría.
El director de Bailando con lobos tomó las riendas y se propuso acabar como fuese, con la ayuda de Joss Whedon. El creador de Buffy y director de Los vengadores trabajaba como “doctor de guión”, reescribiendo folios a los que les faltaba chispa y sin recibir crédito por ello. Whedon recuerda ese trabajo como “siete semanas en el infierno” en las que tuvo que hacer todo lo que Costner le decía. Whedon recuerda: “Costner era amable, pero no era un guionista, y había muchas cosas impuestas por él que nadie estaba autorizado a modificar”.
Waterworld se estrenó el 28 de julio en un ambiente tóxico por culpa de los pases previos del público, que sentenciaron que la película era “falsa y demasiado larga” (2 horas y 15 minutos). Además, apuntaron que la figura de Costner era “ridícula”. El catastrófico rodaje la condenó a ser “una película maldita antes de que nadie la viese”, con un Costner “tan embrutecido que ahuyenta a las mujeres, pero no tan salvaje como para atraer al público de Tarantino”, tal y como reportaba el diario británico The Independent. Y cuando la vieron, “el tono histérico y las incoherencias de un montaje desesperado” (según Todd McCarthy, crítico de Variety), que causó agujeros de guión, hicieron que nadie la recomendase. “Antiguamente Hollywood presumía de sus presupuestos enormes. Ahora se disculpan. (…) Waterworld podría ser mejor y podría implicarme más con sus personajes. No te arrepientes de haberla visto, pero tampoco la recomiendas”,reflexionaba con indiferencia el crítico Roger Ebert, ganador del Pulitzer.
Costner incluso bromeó: “La gente querrá verla por la curiosidad de saber dónde están los 200 millones de presupuesto. Pero en realidad el dinero fue a parar a la comida de los trabajadores”. De sus alojamientos no dijo nada. Pero, no, se equivoco: la gente no fue a verla.
Costner nunca se recuperó del desastre. Todo el mundo sabía que el último responsable de la película era él, y se percibía cierta saña en las críticas, que antes de su estreno ya apodaron Waterworld comoKevin’s Gate o Fishtar, en referencia a los dos mayores fracasos de la historia hasta la fecha: La puerta del cielo e Ishtar. Según el crítico Quentin Curtis había repentinas ganas de verle fracasar: “Hollywood está encantado de dejarle ir. No es la estrella que creían que es. Y la clave es que ni Hollywood ni los críticos ni mucho menos Costner y sus fans saben qué tipo de estrella es”. Curtis incluso hablaba de implicaciones políticas, siendo Costner una de las estrellas más abiertamente conservadoras del gremio.
Hollywood, y quizá por extensión el público, puede perdonar un fracaso, pero no la arrogancia desmedida. Esa la castiga, y la ridiculiza, hablando más del pelo digital que cubría las entradas de Costner (curiosamente para eso sí que utilizaba efectos generador por ordenador) que de la chica de la peli, una Jeanne Tripplehorn para la que Waterworld era el inevitable peaje de acción que toda aspirante a estrella debe pagar. Nunca pasó de ahí.
El público huyó de la película maldita, que consiguió recaudar los 250 millones de dólares del presupuesto incluyendo publicidad: poco teniendo en cuenta que cualquier película necesita duplicar su presupuesto para empezar a dar beneficios. Las secuelas ni se plantearon y solo quedaron cientos de máquinas de pinball en recreativos de todo el mundo, a veces hasta colocadas junto con las de La isla de las cabezas cortadas.
Costner hace solo dos años seguía defendiendo Waterworld en HuffingtonPost como “una película exótica y genial, con fallos, pero muy inventiva y querida por el público”. Es un profesional consecuente. Si Costner y Reynolds consiguieron volver a trabajar juntos en la aclamada miniserie Hatfields & McCoys (2012), es que ambos aprendieron algo de aquella cura de humildad.
Universal no ha vuelto a producir nada que implique rodar en el agua, y los ejecutivos de Hollywood aprendieron que no debían invertir tanto dinero en vehículos para sus estrellas. “Se nos fue de las manos. Fue un error. Habría que estar mal de la cabeza para hacer otra película así”, dijeron. Sin duda, una de las decisiones, esta última, más sensatas de la historia del cine.
Fuente: Diario El País.

Oscar para Leonardo DiCaprio

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Leonardo DiCaprio consiguió su primer Oscar por "The Revenant"

Leonardo DiCaprio acabó con su mala racha en los premios Oscar. Y es que, si  bien obtuvo su primera nominación en 1994 (es decir, hace 22 años atrás), recién este 2016 el actor de filmes como “Titanic” y “El aviador” se llevó su primer trofeo.
En la edición 2016 de los premios Oscar, Leonardo DiCaprio compitió contra nombres de peso: Bryan Cranston, Matt Damon, Michael Fassbender y Eddie Redmayne. De entre ellos, llegaron con buenas posibilidades de alzar la estatuilla los dos últimos: Fassbender por su interpretación de Steve Jobs en la cinta homónima y Eddie Redmayne por su trabajo caracterizando al primer hombre en someterse a una operación de reasignación de sexo en “La chica danesa”.
UN DISCURSO SOBRIO Y CON CONCIENCIA
Tras oír su nombre como ganador, Leonardo DiCaprio subió al estrado y aunque en un momento se mostró titubiante rápidamente recobró la serenidad y pronunció un discurso sobrio, emotivo y con conciencia social.
Al iniciar su agradecimiento, Leonardo DiCaprio recordó a los directores que más impacto tuvieron en su carrera. A Kristine Peterson por darle su primera oportunidad en el cine y a Martin Scorsese, por “enseñarle tanto”.
Al referirse a Alejandro González Iñárritu, director de “The Revenant”, filme que le valió el trofeo, dijo: “Alejandro, qué talento impresionante eres. Ya has entrado a la historia del cine”.
Finalmente, Leonardo DiCaprio, conocido activista y vocero de temas medioambientales, dijo: “El 2015 ha sido el año mas caliente (…) (El calentamiento) es la amenaza más urgente. Necesitamos trabajar para dejar de perder el tiempo, apoyar a líderes en todo el mundo”.
LO QUE OCURRIÓ ANTES
Leonardo DiCaprio, cuyo futuro en la gala de esta noche de los Oscar dio mucho que hablar en las páginas de apuestas.
“Todo depende ahora de los votantes”, dijo poco después de llevarse el premio Bafta por su rol en “The Revenant”, película que también le valió el preciado Globo de Oro.
Leonardo DiCaprio fue uno de los últimos en llegar a la gala de los Oscar 2016. Curiosamente, a su paso por la alfombra roja coincidió con Kate Winslet, actriz con la que protagonizó su película más famosa “Titanic”.
Fuente: Diario El Comercio.

Deadpool

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Wade Winston Wilson, mejor conocido como Deadpool, es un personaje ficticio, mercenario y antihéroe, el cual aparece en los cómics publicados por Marvel Comics. Creado por el artista Rob Liefeld y el escritor Fabian Nicieza, Deadpool apareció por primera vez en New Mutants (vol. 1) #98 (1991).
Como un mercenario mentalmente inestable y desfigurado, Deadpool apareció originalmente como un villano en una edición del cómic New Mutants, y más tarde en ediciones de X-Force. Desde entonces, el personaje ha protagonizado varias series en curso, y comparte títulos con otros personajes, como Cable. El personaje, conocido como el “Mercenario Bocazas” (“Merc with a Mouth” en inglés), es famoso por su naturaleza comunicativa y por su tendencia a “romper la cuarta pared, lo cual es utilizado por los escritores para un efecto humorístico. Su mayor enemigo es Taskmaster.
En febrero de 2016 se estrenó una adaptación al cine de la mano de Fox. Tim Miller fue el encargado de dirigirla, mientras que Ryan Reynolds le dio vida al personaje.
Normalmente actúa enfundado en un traje de colores rojo y negro y lleva el rostro cubierto para ocultar sus horribles cicatrices. A menudo es catalogado como un mercenario, un villano, héroe o un antihéroe. Se caracteriza porque en sus conversaciones son constantes las referencias a la cultura popular y la utilización del sarcasmo y humor negro. Además, emplea todo tipo de alta tecnología para la ejecución de sus misiones.
Al igual que sucede con Wolverine, la personalidad y habilidades de Deadpool son en gran medida resultado de haber sido sometido al programa paramilitar del gobierno canadiense conocido como Arma X, aunque su nacionalidad de origen es desconocida. Después de que Arma X curara su cáncer terminal implantando el “factor curativo” extraído de Wolverine, Deadpool quedó desfigurado y mentalmente inestable.
Deadpool fue originalmente un adversario de New Mutants y luego de Fuerza-X, desarrollando sentimientos románticos por Siryn, miembro de Fuerza-X. Deadpool protagonizó dos series limitadas: Sins of the Past yThe Circle Chase. Pasó a tener una serie regular en 1997, que fue conocida por su estilo slapstick y su voluntad a romper la cuarta pared. La serie de Deadpool fue cancelada pero el personaje apareció en 2002 en la colección titulada Agente X que fue cancelada en 2003. Deadpool apareció junto con Cable, antiguo líder del grupo, X-Force, en la serie Cable & Deadpool que terminó en el número 50.
Deadpool comparte muchas similitudes con el villano Deathstroke, que aparece en cómics de la editorial DC, en particular en el traje, profesión y nombre real (siendo Slade Wilson el de Deathstroke y Wade Wilson el deDeadpool). No obstante, desde que Deadpool fue presentado, Deadpool y Deathstroke han seguido trayectorias completamente diferentes.
Fuente: Wikipedia.

Juego de sombras

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Sherlock Holmes

Por – www.blogdecine.com
Ya conoces mis métodos (Sherlock Holmes)
El rotundo éxito comercial de la moderna y aparatosa adaptación de ‘Sherlock Holmes’ dirigida por Guy Ritchie, con Robert Downey Jr. y Jude Law de protagonistas, hacía inevitable al menos una continuación (ya sabemos que en Hollywood, mientras algo dé dinero, se explota hasta la saciedad). Los productores volvieron a confiar en el equipo de la primera entrega, con la notable excepción de los guionistas (a priori, una estupenda noticia), y ya en el tráiler quedó claro que el objetivo, a grandes rasgos, era ceñirse a la fórmula que había obtenido el respaldo del público. Sin arriesgar, pero cumpliendo la norma no escrita de las secuelas: ‘Sherlock Holmes: Juego de sombras’ (‘Sherlock Holmes: A Game of Shadows’) prometía ser más oscura y más espectacular que su predecesora. Los resultados en taquilla debieron ser también mayores, pero curiosamente esta segunda entrega se ha quedado por debajo de las cifras que logró ‘Sherlock Holmes’ en 2009.
Ya sabéis que no me encuentro entre los que aplaudieron la visión que tiene Ritchie de las aventuras del detective creado por Arthur Conan Doyle (prefiero la más fresca y exigente serie de televisión de la BBC con Benedict Cumberbatch y Martin Freeman), la película de 2009 me parece un despropósito que se salva gracias a los actores (y Hans Zimmer), así que cuando fui al cine a ver la segunda parte estaba mentalmente preparado para aguantar dos horas de ruido, tontería y estética de videoclip, como cuando me siento a ver algo de Michael Bay, McG o Tony Scott, por mencionar otros adocenados realizadores de la industria del “entretenimiento” de Hollywood. Y cuando ya en las primeras escenas se apuesta por incluir una brutal y gratuita explosión (absurdo prólogo donde los haya) y una fantasiosa pelea de Holmes contra un puñado de matones idiotas que no desentonaría en absoluto dentro de la saga ‘Matrix’, empecé a temerme lo peor. Por fortuna para mi salud mental (y la de millones de espectadores, sean conscientes o no) la película mejora a partir de ahí y llega a resultar más intensa y entretenida que la primera entrega. Cumple con lo (poco) que promete.
Tras desbaratar los planes del insulso Lord Blackwood (desaprovechar a un actor del talento de Mark Strong debería ser delito), Holmes y su fiel amigo el doctor Watson deberán hacer frente en esta nueva entrega a un enemigo más inteligente y peligroso, el profesor James Moriarty, cuya siniestra presencia ya se había dejado notar en el primer film (aparecía entre sombras junto al personaje que encarna Rachel McAdams, Irene Adler, que vuelve a participar brevemente en la secuela). Moriarty, encarnado con precisión por el carismático Jared Harris, es presentado por Watson como un prestigioso intelectual y por Holmes como “la mente criminal más formidable de Europa”, el cerebro detrás de un elaborado plan que podría provocar el “colapso de la civilización occidental”. Por tener avisado al público, se añade el dato curioso de que este nuevo enemigo fue boxeador en la universidad. Pues claro, y ya se sabe, eso es como montar en bicicleta… Lo raro es que hayan introducido al personaje de Mycroft Holmes sin convertirlo en otro experto luchador al que podría haber encarnado Jason Statham (amigo del director). Siguiendo la línea más tradicional, el hermano mayor de Sherlock es un refinado, excéntrico y misterioso empleado del gobierno que rehuye la acción; Stephen Fryes una elección de casting sencillamente perfecta.
La otra destacable novedad del reparto es Noomi Rapace (la primera Lisbeth Salander que vimos en la gran pantalla) dando vida a Sim, una gitana que, por supuesto, lee el tarot y adivina el futuro. Y además es atractiva, aventurera y sabe lanzar cuchillos, que hacía falta una sustituta de McAdams. El de Rapace es el habitual personaje femenino que tanto abundan en las películas comerciales, simplón y prescindible, un mero adorno (a menudo para suprimir todo rastro de homosexualidad) y un monigote que sirve a los guionistas como apoyo para añadir más acción o explicaciones de los razonamientos y las estrategias, no vaya a ser que el espectador, aturdido con tanto fuego artificial y mareo de cámara, haya perdido el hilo de la historia. Que a fin de cuentas es lo mismo de siempre con otro envoltorio. Moriarty firma sus libros con amabilidad y alimenta a las palomas, pero en el fondo es un psicópata y quiere controlar el mundo, o al menos ser inmensamente rico y jugar al ajedrez en montes nevados con una copita de vino en la mano. En su “brillante” plan juega un papel fundamental el hermano de Sim, un amigo de anarquistas (terroristas según Hollywood) al que Holmes y Watson deben encontrar antes de que sea demasiado tarde.
Puñetazos, patadas, caídas, persecuciones, tiroteos, explosiones, chistes fáciles, frenéticos flashbacks, absurdos planos detalle (¿era necesario ver cómo se dispara el proyectil de un cañón?) y abuso de la cámara lenta. Ritchie sigue fiel a suestridente visión de la obra de Conan Doyle, entendiendo a Holmes poco menos que como un superhéroe de principios del siglo XX. Pero el cineasta inglés tiene la delicadeza de poner algo más de empeño en la puesta en escena, lo que sumado a un lujoso diseño de producción, una impecable fotografía (Philippe Rousselot), una efectiva banda sonora y un sólido reparto (la química entre Downey Jr. y Law sigue funcionando), convierten a ‘Sherlock Holmes: Juego de sombras’ en un correcto divertimento que logra disimular un conservador engranaje. El guion de Kieran y Michele Mulroney dispone una trama mecánica y sigue el esquema de la primera entrega, pero resulta ingenioso en algunos tramos (quizá el mérito sea de los actores), acierta jugando con las expectativas del público, que siempre trata de adivinar el siguiente paso, y propone un villano más interesante que Blackwood (era fácil). Lo peor, el excesivo metraje, por esa tonta idea que tienen en la industria de que cuántas más cosas pasen, mejor. No señores, a menos que vayan a readaptar ‘Guerra y paz’ o ‘El señor de los anillos’, traten de no superar los 90 minutos. Así pueden programar más pases, ganar más dinero, y nosotros no nos agotamos. Todos contentos.

Náufrago

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Náufrago (título original en inglés: Cast Away) es una película estadounidense de aventura y drama, del año 2000, dirigida por Robert Zemeckis. Relata la lucha de un hombre por sobrevivir en una isla desierta en medio del enorme Océano Pacífico y volver a la civilización.
En 1995, Chuck Noland -interpretado por Tom Hanks– es un analista de sistemas obsesionado con el tiempo, que viaja por lo regular a diferentes países para resolver problemas de productividad en las instalaciones de la compañía de paquetería FedEx. Vive con su novia Kelly Frears –Helen Hunt– en Memphis, Tennessee. Es a tal grado la obsesión de Noland hacia su trabajo, que no ha podido casarse con ella. En la reunión navideña de ese año, es comisionado para solventar una problemática en Malasia por lo que parte de inmediato a ese país.
Durante su vuelo, cae una fuerte tormenta que ocasiona un fallo en el avión que lo transporta, lo cual provoca que éste pierda el control y se estrelle en algún sitio del Océano Pacífico. Noland es el único superviviente, ya que los pilotos -sus únicos acompañantes- mueren en el percance, y se sube a una balsa salvavidas en la que llega en un estado inconsciente a una isla desierta. Previamente, había perdido el transmisor de emergencia de la balsa en sus intentos por salvarse.
Tras despertarse, explora la isla y se percata de que efectivamente está inhabitada. Observa varios paquetes de FedEx que venían a bordo del avión, los cuales flotan cerca de la costa. En las proximidades también se halla el cadáver de uno de los pilotos, el cual entierra luego. Lo primero que se le viene a la mente a Noland es crear una señal de rescate, y después realiza un intento de escape con los restos de la balsa inflable, la cual está en precarias condiciones. Debido a esto, su intento falla después de flotar unos pocos metros de la isla. A continuación, busca comida, agua y un lugar para guarecerse del clima. Al abrir los paquetes de FedEx, encuentra varios objetos que le son útiles, entre ellos un vestido -con el que improvisa un manto para cubrirse la cabeza del sol- y un par de patines para el hielo -de los cuales aprovecha la cuchilla de uno de ellos-. No obstante, decide dejar cerrado uno de los paquetes, que trae impreso en su cubierta un par de alas de ángel.
En su primer intento para hacer fuego, Noland se hiere en una mano. Furioso por el accidente, arroja varios de los objetos que descubrió en los paquetes, entre ellos un balón de voleibol de la empresa Wilson Sporting Goods. Una vez calmado, sujeta la pelota blanca, y observa la huella impresa con sangre de su mano herida, la cual tiene una forma que le recuerda a un rostro. Tras remarcar mejor su forma, nombra al balón como «Wilson» y comienza a charlar con él.
Noland pasa los siguientes cuatro años en esa isla, tras los cuales ha adelgazado de forma notable, posee una pronunciada barba y viste un taparrabos. Además, ya pesca y hace fuego más fácilmente. En todo ese tiempo, Wilson ha fungido como una especie de compañía para él. Un día, llegan los restos de un baño portátil a la costa, y Noland ingenia usarlos a manera de vela para una balsa de madera. Para esto, pasa algún tiempo edificando la balsa y verificando que las condiciones climáticas sean óptimas para un nuevo escape. Hay que añadir que en su permanencia en la isla, ha registrado también el estado del tiempo por meses, por lo que es consciente de cuándo sopla el viento en una dirección determinada, o cuándo hay marea alta o baja. Finalmente, huye de la isla a bordo de la balsa junto con Wilson. Esa noche cae otra tormenta que amenaza la integridad de la embarcación, pero para suerte de Noland, la balsa resiste los embates del fuerte oleaje. La mañana siguiente, mientras éste duerme y el mar luce calmado, Wilson cae de la balsa y comienza a flotar sin dirección. Minutos después despierta Noland y, a pesar de sus intentos por rescatar a quien fuese su compañero en la isla, le es imposible traerlo de vuelta con él.
Más tarde, mientras yace acostado en la balsa, llorando por la pérdida del balón, pasa un barco de carga junto a él y es finalmente rescatado. Al regresar a la civilización, se entera de que todos lo daban por muerto, entre ellos su familia y sus amigos. Su bienvenida es celebrada en la sede de FedEx con varios empleados de la compañía. Noland también se percata de que Kelly se casó con el dentista de Noland, con quien tiene una hija. Poco después, se reúne con ella en su casa y ambos revelan estar aún enamorados uno del otro, pero saben que no pueden estar juntos ya que ella tiene ahora su propia familia. Antes de despedirse, ella le regresa su antigua camioneta, que ha guardado en su cobertizo desde su partida a Malasia.
A bordo de su camioneta, Noland viaja a la dirección señalada en el paquete que no abrió en la isla. Al llegar al domicilio, no hay nadie ahí así que deja el mismo frente a la puerta de entrada, acompañado de una nota donde le dice al propietario que dicho paquete le había salvado la vida. Tras esto, sigue el camino en su camioneta, hasta detenerse en un cruce. Ahí, una joven pasa en su automóvil y él la hace detenerse para preguntarle a dónde conduce cada camino del cruce. Después de informarle el destino de cada uno, ella sigue su camino. Noland observa que en la parte trasera de la camioneta hay una imagen de un par de alas angelicales, idénticas a las del paquete misterioso. En las tomas finales, se ve a Noland mirando cada uno de los caminos del cruce.
La trama describe las vivencias de un individuo atrapado en una isla desierta, desprovisto por completo de bienes materiales excepto por algunas cajas que venían en el avión siniestrado. Se explora su proceso de transformación física y espiritual, que lo lleva a valorar más ciertos aspectos de su vida. La premisa guarda similitudes con la novela Robinson Crusoe (1719), además de que en ambas obras se abordan temas como el individualismo y el capitalismo. De acuerdo al guionista Broyles Jr, Náufrago trata sobre los intentos de un hombre por «aprender a sobrevivir, primero física y luego emocionalmente».
El tema principal es la soledad, un «clima físico y humanamente denso, que logra transmitir al espectador: esa triste situación límite en que se encuentra el personaje central». Hanks lo describió como «una radiografía de la soledad. La soledad del hombre de hoy que acaba en una isla desierta, donde deberá enfrentarse a sí mismo». En la mayor parte de la historia el protagonista permanece callado y meditabundo, hasta que encuentra en una de las cajas un balón de voleibol al que le dibuja un rostro, le proporciona una personalidad y «le cuenta sus penalidades, se enfada con él, le muestra un cariño inaudito». Se convierte al instante en esa compañía que anhelaba después de tanto tiempo transcurrido en ese inhóspito lugar. Wilson se convierte en su álter ego «pesimista, que ha perdido la esperanza [de salir de ahí]», pero que con el tiempo le permite comprender que «el destino no está predeterminado, sino que es cuestión de elegir entre varias opciones» entre las cuales está abandonar la isla y buscar ayuda por su cuenta. Zemeckis explicó que Wilson «al principio es usado como un objeto que le permite a la audiencia saber qué piensa Chuck […] pero luego se convierte en algo más, conforme Chuck comienza a conversar con el balón en su estado de soledad y depresión».
La única caja que Noland deja cerrada tiene impreso en uno de sus lados un par de alas de ángel, símbolo religioso asociado con la fe y la esperanza que necesitaba el protagonista para decidir seguir con vida después de tanto tiempo en la isla. Ya en la ciudad, en las últimas escenas se aprecia un cruce de caminos que simboliza la libertad y la redención que el personaje busca para adaptarse a su nueva vida después del naufragio.

Reparto

  • Tom Hanks como Chuck Noland: Ejecutivo de FedEx. Respecto a la participación de Hanks en la película, Zemeckis comentó: «No quiero ni pensar lo que hubiera sido esta película con un actor, digamos, difícil; sencillamente, una pesadilla. Las condiciones en una isla, y sobre todo una isla tan pequeña como en la que rodamos, no son las ideales. Pero Hanks es terriblemente profesional, participa y se implica en todo».

  • Helen Hunt como Kelly Frears: la novia de Chuck. Zemeckis comentó que el personaje tiene una alta importancia en la cinta ya que, aunque aparece en pocas escenas, su recuerdo es lo que hace que Chuck desee salir con vida de la isla.

  • Nick Searcy como Stan.
  • Jenifer Lewis como Becca Twig: la vicepresidenta de operaciones de FedEx.

  • Chris Noth como Jerry Lovett: esposo de Kelly, a quien Chuck conoce después de escapar de la isla desierta.

  • Lari White como Bettina Peterson: al final le da indicaciones a Chuck acerca de cuál camino debe escoger después de su aventura como náufrago.

  • Vince Martin como Albert «Al» Miller: uno de los pilotos del avión donde viaja Chuck.
  • Geoffrey Blake como Maynard Graham: un empleado de FedEx especializado en sistemas, que posee una Maestría en Administración de Negocios.

En 1994 Hanks concibió la trama de Náufrago tras enterarse de que diariamente hay aviones jumbo de FedEx cruzando el Océano Pacífico para llevar a cabo sus entregas. Su inquietud era saber qué pasaría si uno de esos aviones cayera y alguno de sus tripulantes sobreviviera en una isla desierta durante cuatro años. Decidió redactar un bosquejo, el cual tituló Chuck of the Jungle -«Chuck de la selva» y comenzó a compartirles su historia a algunos guionistas y otros conocidos suyos. Entre ellos estaba Elizabeth Gabler, una ejecutiva de los estudios Fox, que le presentó el bosquejo a Broyles. Atraído por el concepto y con la idea de desarrollarlo a manera de guion cinematográfico, Broyles empezó a trabajar en él con Hanks mientras filmaban Apolo 13, en 1995. En opinión del guionista: «[la historia] es sobre encontrar tu camino de vuelta a casa ya sea de forma física o emocional, apartándote de todas las cosas que te impiden saber quién eres en este mundo, para que descubras las cosas que de verdad importan en la vida». El hecho de que el protagonista fuese un empleado de FedEx resultó ser relevante para Broyles, puesto que «se dedica a conectar a gente de todo el mundo, tal como su vida es llevada por el tiempo y por sus relaciones». De acuerdo a Hanks: «llevamos a este hombre moderno a la enésima potencia, [… alguien] que toda su vida ha sido computadoras, 747s y paquetes, reducido a lamer agua de lluvia que ha recogido de una hoja […] Está abandonado. Tiene que dejar atrás todos los elementos de una vida civilizada para sobrevivir». Para Hanks se trataba de una historia «no convencional» que podía resultar riesgosa financieramente cuando fuera adaptada a un filme: «es un gran riesgo. Y parte de ello tiene que ver con ‘bueno, ¿para qué lo vamos hacer si no conlleva un gran riesgo? ¿[qué sentido tendría] pasar por todo esto?’ La película a mi parecer pisa un nuevo terreno de manera formidable». Poco antes de que Zemeckis dirigiera Contact (1997), Hanks le mostró un borrador del libreto pero este le sugirió modificar el desenlace. En opinión del actor: «Fue una película difícil de escribir porque no seguía ningún estándar […] No había villanos ni persecuciones, y no queríamos que fuera una pila de basura llena de clichés sobre una isla desierta».
Para brindarle un mayor realismo a la historia, Broyles contactó a David Hollyday, experto en técnicas de supervivencia de la Edad de Piedra; Steve Watts, prehistoriador del Museo de Historia Natural de Schiele; y David Wescott, director educativo de la Boulder Outdoor Survival School. Cada uno de ellos le instruyó sobre varias técnicas para sobrevivir en una isla durante algunos días. Más tarde Broyles acudió a una isla en el mar de Cortés y estuvo ahí varios días, con el objetivo de experimentar en primera persona la sensación de soledad y la necesidad de supervivencia que quería transmitir en el protagonista de Náufrago. Comentó al respecto: «tuve que averiguar cómo abrir un coco cuando tenía mucha sed; cómo hacer un cuchillo con una roca; cómo arponear mantarrayas […] Aunque solo fueron unos cuantos días, me sentí bastante solo. Y de repente una mañana apareció en la playa un balón de voleibol de la marca Wilson, y me le quede viendo, luego le coloqué encima unas conchas y empecé a hablarle. Me sentí como Kurtz [en referencia al personaje del libro El corazón de las tinieblas]». Eventualmente fue incorporando sus anécdotas durante la estancia en aquel lugar e incluyó también al balón Wilson; Watts consideró que esto último había sido acertado, puesto que el balón había tenido un papel clave en su supervivencia «[ayudándole] a mantener el equilibrio mental al no tener a nadie más en ese lugar con quien hablar». La adición de Wilson solucionó también una de las principales interrogantes que Hanks tenía desde el principio, ya que era consciente de que iba necesitar algo que hiciera hablar al protagonista en algún instante de la historia; antes había rechazado algunas ideas como incluir un mono como compañero de Nolland, o la invasión de la isla por piratas.
El libreto original pasó por cientos de revisiones antes de que fuera validado por el equipo de producción. Varias escenas fueron editadas u omitidas de la versión definitiva. El equipo de producción decidió grabar la película de manera lineal a la sucesión de la trama, algo que Hanks calificó como pertinente ya que «nos puso a todos los que trabajábamos en el filme en una perspectiva muy realista para que fuéramos conscientes de lo lejos que hemos llegado y de todos los sitios a los que hemos ido [al final de la producción]». En junio de 1998 estuvieron analizando varias opciones de islas para grabar la mayor parte de las escenas de la película; de preferencia, buscaban una que estuviera ubicada en el Océano Pacífico. Tuvieron que tomar en cuenta la posible existencia de restricciones gubernamentales para filmar en ese tipo de parajes naturales, ante el riesgo de que el entorno ecológico pudiera ser dañado durante las labores de producción. Esto tenía un precedente reciente, pues el gobierno tailándes había reprendido al equipo de producción de la cinta La playa (2000) por una situación de ese tipo. Finalmente se decantaron por la isla de Monuriki ubicada al norte de Fiji y, tras reunirse con las autoridades del sitio para llegar a un acuerdo, estas accedieron a su solicitud bajo la condición de que participaran en un rito ceremonial típico de la tradición fijiana antes de comenzar el rodaje. También debieron comprometerse a preservar el medio ambiente de la isla, por lo que contactaron al especialista en ambientalismo, Dick Watling, cuyas recomendaciones para el proceso de filmación en Monuriki fueron luego aprobadas por el Fondo Mundial para la Naturaleza.
Las primeras escenas de Náufrago fueron grabadas en Moscú en enero de 1999, dos meses después de que Hanks acabara de grabar su papel en The Green Mile. El equipo de producción y el reparto permanecieron una semana en esta ciudad, durante la cual acudieron a la Plaza Roja para filmar los segmentos de Culver City, Estados Unidos. Posteriormente se trasladaron a Los Ángeles, California en febrero, en donde aprovecharon para empezar la edición del sonido en Sony Pictures. La escena que muestra la caída del avión en el océano fue grabada en el set Brownstone Street, de los Universal Studios. La filmación continuó en marzo en Monuriki, y para facilitar las labores de producción en la isla y reducir el tiempo que invertían para ir desde el hotel en que se alojaban hasta el set de grabación -una hora de recorrido diario-, construyeron cabañas para cada equipo y formaron una especie de villa.
Debido a que en la segunda mitad de la película el personaje de Hanks está mucho más delgado por la falta de una alimentación adecuada, y al hecho de que la filmación se hacía de forma lineal, se acordó pausar el rodaje durante ocho meses en los que Hanks acordó bajar 25 kg. Para Broyles, la transformación física del actor -que incluía dejarse crecer una barba pronunciada era un factor crucial pues le proporcionaba credibilidad a la trama debido al tiempo en que el personaje ha vivido en ese lugar remoto, alimentándose solo de lo que la naturaleza le provee. Hanks siguió una estricta dieta y acudió diariamente al gimnasio a partir de octubre de ese año. Más tarde reveló en una entrevista sus anécdotas durante ese período, dejando entrever la dificultad inherente al proceso: «Hubiese deseado sólo haberme tomado una píldora y perder todo ese peso, pero la verdad es que tenía que empezar en octubre sabiendo que ibamos a regresar en febrero [a la producción]. La sola idea de tener que vigilar por cuatro meses de forma constante lo que comía, así como pasar dos horas diarias en el gimnasio haciendo solamente una especie de rutina de ejercicios monótona era formidable. Tienes que hacer algún tipo de meditación para aprender a ser fuerte todo ese tiempo. No es nada encantador». Mientras tanto, Zemeckis aprovechó este plazo para dirigir What Lies Beneath.
El rodaje se reanudó en Monuriki en abril del año 2000. En las siguientes semanas Hanks grabó sus escenas de manera intercalada con el doble Jon Roseman; una de las escenas en las que participó Roseman por ejemplo fue en la que el protagonista abandona la isla en una balsa improvisada. A manera de anécdota de la filmación, Hanks se hirió en una rodilla y, luego de viajar de vuelta a California para que recibiera atención médica, los médicos que le atendieron revelaron que la infección de la herida se había extendido a la sangre y casi le ocasionaba una septicemia a no ser porque le operaron a tiempo, algo que pudo haber resultado en una tragedia. En otra ocasión, Hanks quedó flotando solo a la deriva en el océano debido a que el cable que lo mantenía sujeto a una balsa del equipo de producción se rompió, y lo rescataron cuarenta minutos después del incidente. Cuando terminaron de grabar en la isla de Fiji, se trasladaron a Los Ángeles para continuar trabajando con los efectos de sonido. También le dedicaron tiempo a la producción de los efectos especiales, para lo cual contaron con la colaboración de Ken Ralston, supervisor de efectos visuales de Sony. Las escenas de las instalaciones de FedEx, en la que le dan la bienvenida al protagonista después de su estancia en la isla, fueron filmadas en las oficinas de la compañía ubicadas en Memphis, Tennessee. El rodaje concluyó poco después en la ciudad de Canadian, Texas, en el mes de mayo de 2000.

Efectos de sonido y visuales

La producción de los efectos de sonido corrió a cargo de Randy Thom y un equipo integrado por los diseñadores Dennie Thorpe, Jana Vance, Tony Eckert y Pepe Morrell, y se llevó a cabo en diferentes estudios ubicados en California, Oregón, Washington y Arizona. Debido a que tenían pensado incluir sonidos generados por las olas del mar y corrientes de viento, optaron por utilizar la denominada música concreta, un género de música electroacústica que habría de facilitarles la labor de edición. Su intención era utilizar los efectos en escenas dramáticas, como la de Noland cuando escapa de la isla. Respecto a esa escena, Thom señaló que «buscaba notas emocionales y dramáticas que tuvieran resonancia […] Él [Chuck Noland] se ha dado cuenta que hay un período al año en el que sopla un fuerte viento en la dirección contraria. Podemos usar el aire de una manera musical para decir ‘Este es el momento en que las cosas van a cambiar’». Si bien quisieron dejar casi intacto el sonido natural del viento que circulaba y golpeaba las palmeras, rocas y la balsa del protagonista, también procuraron utilizar el silencio para ciertas tomas. Una de las técnicas a la que más recurrieron fue la llamada «Sustitución de Diálogo Automatizado», con la cual reemplazaron algunos diálogos o pistas de audio con otras nuevas pistas que eran grabadas posteriormente. Es importante señalar que durante la edición procuraron omitir los sonidos de insectos y animales que habitaban Monuriki en ese momento.
Sony Pictures Imageworks escogió a Eric Scott como coordinador y Ken Ralston y Carey Villegas como supervisores de los efectos visuales de la película. En general no fueron requeridos muchos efectos especiales; la escena que contiene la mayor cantidad fue la de la caída del avión. Algunos otros efectos consistieron en la edición de la extensión de algunas partes de la isla, la incorporación de ciertas animaciones en el agua y la edición digital del color del cielo para convertir algunas tomas diurnas a nocturnas. A su vez, el maquillador Daniel C. Striepeke lidió con la dificultad de mantener un nivel adecuado de maquillaje en Hanks mientras filmaban en Monuriki, debido a su constante exposición al clima tropical de la isla —debió aplicarle maquillaje hasta ocho veces al día—. Debido a que había una escena en la que Hanks debía contener el sangrado de una de sus piernas tras herirse con un arrecife coralino, otra asignación de Striepeke fue la de crear una prótesis a prueba de agua que emulara la pierna de Hanks. No obstante, pese a que sí se grabó la escena, esta fue descartada en la edición final de la película.

Ilustraciones

The Cimarron Group, una compañía de mercadotecnia especializada en el diseño publicitario y de entretenimiento audiovisual, diseñó el póster de la película, que muestra el rostro en primer plano de Hanks delimitado por un fondo blanco, y con el título de la cinta acompañado del eslogan publicitario «En el fin del mundo, comienza su viaje».
Alan Silvestri fue el responsable de componer la banda sonora de Náufrago, y fue su décima colaboración con Zemeckis en alguna de sus películas. En esta ocasión compuso solamente quince minutos en total de melodía, la cual está fragmentada y puede escucharse en distintas tomas a partir de que Nolland escapa de la isla. La banda sonora incluye instrumentos de cuerda, de viento y de piano, además de los efectos de sonido producidos por Thom y su equipo de diseño. Sobre la decisión de incorporar por separado la melodía en algunas tomas específicas, Silvestri comentó: «Miras la película y después de todas esas escenas [te das cuenta de que] no has escuchado ningún tema musical. Entonces el protagonista se abre paso sobre esa ola y tú piensas: ‘Aquí vamos. ¡Lo van a hacer!’. Pero eso no pasa, ¡no lo han hecho todavía! [Hubiésemos] arruinado la película de haber añadido música ahí. […] Fue en verdad interesante mirarlo de esa forma». Para los sonidos instrumentales, al principio tenían en mente recurrir a una orquesta de cuerdas acompañada de un oboe y un corno inglés, sin embargo Silvestri descartó luego esa idea ya que «no podía escuchar otro sonido en la película [en caso de haber usado sonidos orquestales]».
El productor Robert Townson, de la discográfica Varèse Sarabande —responsable de la distribución del álbum—, optó por añadir algunos temas musicales que Silvestri compuso para las nueve cintas previas en las que había trabajado bajo la dirección de Zemeckis, además del tema musical principal que puede ser escuchado en su totalidad durante la escena final de créditos. El disco salió a la venta el 13 de febrero de 2001 en formato de CD. Para el sitio web Filmtracks, representó «una decisión efectiva» haber añadido la melodía compuesta por Silvestri en tomas separadas pues «realza la sensación de apartamiento que siente el personaje de Hanks al estar en la isla», sin embargo criticó la mezcla de los distintos temas de las otras producciones cinematográficas al sentir que en ocasiones no alternaban de forma adecuada entre sí. Allmusic consideró como acertado que hubieran reducido la cantidad de pistas musicales en las últimas escenas; en su reseña concluyó que «[la banda sonora] es un logro excepcional tanto para el director como para el compositor y una culminación apropiada a este sumario de su colaboración [en referencia a las otras participaciones conjuntas de Silvestri y Zemeckis]». En 2003 el tema principal de Náufrago fue utilizado en un anuncio de FedEx, y cinco años después volvió a escucharse en algunas películas biográficas de Barack Obama con motivo de su campaña presidencial, en 2008.
Fuente: Wikipedia.

Non-Stop

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Non-Stop es una película de misterio, acción del 2014; protagonizada por Liam Neeson, Julianne Moore, Michelle Dockery, Lupita Nyong’o y Scoot McNairy, y dirigida por Jaume Collet-Serra. Es la primer película de Silver Pictures y distribuida por Universal Pictures después de finalizar la negociación con la compañía de producción Warner Bros. y la primera desde Weird Science.
Bill Marks (Liam Neeson) es un alcohólico alguacil federal que ingresó en el servicio de policía aérea después de que fue dado de baja de la fuerza policial. En un avión Boeing 767 desde Nueva York a Londres a bordo del vuelo 10 de British Aqualantic, a mitad de camino sobre el Océano Atlántico, Marks recibe mensajes de texto anónimos en su teléfono diciendo que alguien en el avión morirá cada 20 minutos al menos que $ 150 millones sean transferidos a una cuenta bancaria específica.
Rompiendo el protocolo, Marks consulta con Jack Hammond, el otro alguacil de aire en el vuelo, pero descubre que es un contrabandista de cocaína, que lleva en un maletín, y tras un altercado Marks termina matándolo en un lavabo. Esto ocurre exactamente en la marca de 20 minutos, resultando en la primera muerte. Marks intenta ganar tiempo respecto al que manda los mensajes, y colabora con Nancy Hoffman, una azafata y Jen Summers (Julianne Moore), una pasajera sentada al lado de Marks, para descubrir la identidad del que manda los mensajes. Cuando acaba el tiempo otra vez, el capitán muere repentinamente, al parecer por envenenamiento.
La policía en tierra y el pasaje se convencen de que Marks quiere secuestrar el avión, porque la cuenta bancaria resulta que está a su nombre y además un pasajero sube vídeos en los que él trata a los pasajeros agresivamente y sin aparente explicación. El Copiloto Kyle Rice ha sido instruido por la TSA para tomar tierra en Islandia, el aeropuerto más cercano; desvía el avión, pero sigue cautelosamente confiando en Marks. Marks también consigue la colaboración de un programador de teléfonos celulares Zack White, para que diseñe una aplicación que causará que el celular del que envía los mensajes se descubra. Se descubre en el bolsillo de un pasajero, que afirma no haber visto nunca el teléfono antes. A raíz de una pelea con Marks, el pasajero muere de una manera similar a la del capitán, por aparente envenenamiento.
Más tarde, inspeccionando el lavabo, Marks encuentra un agujero en la pared que permitió que dispararan un dardo envenenado al capitán; y encuentra que también el pasajero fallecido fue atacado con un dardo. Mientras que Marks y Summers intentan acceder al teléfono del que envía los mensajes, repentinamente su propio terminal se activa, enviando mensajes automáticos a TSA sobre que Marks es un terrorista y detonará una bomba en el avión en 30 minutos.
Marks encuentra la bomba dentro del maletín de cocaína que traía Hammond. Como no se puede aterrizar el avión a tiempo, ordena un protocolo de menor daño: descender el avión a 2.500 metros para igualar la presión de aire, colocar la bomba en la parte trasera del avión cubriéndolo con el equipaje para desviar la explosión al exterior y concentrar a los pasajeros en la parte delantera para minimizar los daños. Pero los pasajeros intentan detener a Marks, convencidos de que es un terrorista. No obstante, cuando ya dominan a Marks, el pasajero Tom Bowen utiliza una pistola de Marks para volver a darle el control, y entonces Marks finalmente explica la situación al pasaje y consigue su colaboración.
Al poco tiempo, Marks observa en un video clip tomado por un pasajero que Bowen, a quien había descartado como sospechoso, había deslizado el teléfono del terrorista en el bolsillo de la segunda víctima. De repente, Bowen y White se revelan como los terroristas y con sus armas amenazan a los demás. En los minutos siguientes Bowen se desahoga y así sabemos que su padre murió en los ataques terroristas del 9/11 y que él y White son ex militares, enfadados por la falta de seguridad en los aeropuertos de Estados Unidos después del 9/11, y creen que culpar a un policía aéreo del desastre provocará un aumento de la seguridad, y además se podrán quedar con el dinero, desviándolo de la cuenta de Marks. Marks persuade a White para desactivar la bomba, convenciéndolo de que de lo contrario también morirá, pero Bowen está dispuesto a morir y dispara a White, hiriéndole levemente. Luego, Marks consigue matar a Bowen y finalmente vence a White, quien perece en la explosión, mientras el resto de los pasajeros salva su vida y el avión queda gravemente dañado pero todavía puede volar.
El copiloto, Rice, consigue aterrizar de emergencia en una base aérea en Islandia, haciendo caso omiso de las órdenes de su escolta de aviones de combate. El avión es dañado en el aterrizaje y una niña, Becca, casi muere despedida por un agujero en el fuselaje, pero Marks la salva.
Finalmente, Marks es aclamado como un héroe en los medios de comunicación, y el plano final le muestra iniciando una amistad con Jen Summers.

Reparto

Fuente: Wikipedia.

Kingsman

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Imagen relacionadaKingsman: el servicio secreto es una película del año 2015 dirigida por Matthew Vaughn y está basada en el cómic The Secret Service, creado por Dave Gibbons y Mark Millar. El guión fue escrito por Vaughn y Jane Goldman. El elenco de la película incluye a Colin Firth, Samuel L. Jackson, Mark Strong, Taron Egerton y Michael Caine.
Cuenta la historia de un agente secreto veterano que lidera a un joven en el mundo del espionaje y lo convierte en una real maquina de espionaje.

Elenco

  • Colin Firth como Harry Hart o Galahad, un veterano agente de Kingsman.
  • Taron Egerton como Eggsy o Gary Unwin, un londinense pobre que es elegido por Galahad para ser el sucesor del antiguo Lancelot.
  • Alex Nikolov como Eggsy a los 5 años de edad.
  • Michael Caine como Arthur o Chester King, el líder de la ONG Kingsman de servicio secreto.
  • Samuel L. Jackson como Valentine, un filántropo multimillonario con sigmatismo que se asemeja en el filme a un personaje como Steve Jobs.
  • Sofia Boutella como Gazelle, una malvada secuaz de Valentine con piernas ortopédicas filosas.
  • Jack Davenport como Lancelot, un agente Kingsman que es asesinado por Gazelle tratando de rescatar al profesor Arnold.
  • Sophie Cookson como Roxy.
  • Mark Hamill como el profesor James Arnold.
  • Mark Strong como Merlín, un veterano agente y entrenador de Kingsman.
  • Samantha Womack como Michelle, la madre de Eggsy.
  • Richard Brake como el interrogador en las vías del tren.
  • Hanna Alström como la princesa escandinava.
  • Bjørn Floberg como el primer ministro sueco.

La película fue anunciada a finales de octubre de 2012 después que Matthew Vaughn dejó la dirección de X-Men: días del futuro pasado para adaptar el cómic de Mark Millar The Secret Service. El 27 de marzo de 2013, 20th Century Fox confirmó que la película se estrenaría el 14 de noviembre de 2014 como una fecha de estreno mundial y la producción empezó en agosto. Colin Firth se unió al elenco para liderar la película el 29 de abril de 2013. En septiembre de 2014, Vaughn elige a Sophie Cookson para ser la protagonista femenina, prefiriéndola sobre Emma WatsonBella Heathcote.
La filmación empezó el 6 de octubre de 2013 en Deepcut, Surrey. El 20 de mayo de 2014 se anunció que Henry Jackman y Matt Margeson compondrían la música para la película. El 11 de julio de 2014 se anunció que Gary Barlow estaba escribiendo la música para la película.  La película fue estrenada en el Reino Unido el 29 de enero de 2015.
Fuente: Wikipedia.

Spotlight

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En primera plana

Por Manuel Kalmanovitz G.
Título original: Spotlight
País: Estados Unidos
Año: 2015
Director: Tom McCarthy
Guion: Josh Singer y Tom McCarthy
Actores: Mark Ruffalo, Michael Keaton, Rachel McAdams
Duración: 128 min.

Tras dirigir una de las peores películas de 2015 -el sofrito meloso, ingenuo y magicorrealista titulado Zapatero a tus zapatos con Adam Sandler-, Tom McCarthy se redime en esta historia dura y medida sobre el equipo de periodistas que dejó al descubierto la red de sacerdotes criminales que durante décadas abusaron de niños, jóvenes y fieles en la ciudad de Boston, amparados por un cardenal complaciente y una estructura de poder local que prefería no ver nada.
A diferencia de sus películas de la década pasada (Vías cruzadas y El visitante) que se concentraban en personajes solitarios que establecían un contacto tentativo con el mundo exterior, En primera plana es una película coral, comunitaria, donde se entrelazan hábilmente muchas voces para mostrar que un grupo de personas puede lograr mucho más que los individuos aislados.
El protagonista es el equipo de Spotlight, la sección investigativa del Boston Globe, que recibe la sugerencia de Mart Baron (Liev Schreiber), el nuevo director, de indagar en los rumores de abuso sexual por parte de sacerdotes.
El trabajo periodístico se presenta acá como una labor compleja y fundamental para la vida en comunidad, un oficio que requiere paciencia, intuición, determinación y contrastar la información de múltiples fuentes, además de estar alerta de revisar las situaciones que por costumbre o apatía terminan haciéndose invisibles.
En ese sentido, En primera plana retoma el tema de los solitarios solo que encontrándoles un papel purificador en las comunidades y celebrando su rol como personas capaces de lograr, por su distancia existencial, ver con nuevos ojos situaciones que se les escapan a los locales.
Es una idea que se encarna tanto en el abogado de origen armenio que representa a muchas víctimas, Mitchell Garabedian (Stanley Tucci), como en Baron, acusado por los defensores de la Iglesia de ser un forastero entrometido que, además de venir de gerenciar un periódico en Miami, es judío.
Esta ciudad, esta gente, nos hace sentir a los demás que no pertenecemos. Pero no son mejores que nosotros”, le dice Garabedian a Mike Rezendes (Mark Ruffalo), uno de los periodistas de Spotlight, hablando de quienes los rodean.
Pero los periódicos hacen parte de la institucionalidad de una ciudad, y En primera plana no pasa por alto el hecho de que el Boston Globe también se contagió durante años de la ceguera que hizo invisibles los desmanes de cerca de un centenar de sacerdotes, que atacaban sexualmente a sus feligreses sin recibir más castigo que un traslado a otra parroquia.
Es una historia terrible que, a pesar de centrarse en el compromiso heroico de los periodistas, deja una sensación de profunda desesperanza por la forma como estos abusos terminaron siendo ignorados gracias a la presión de elites políticas, religiosas y legales. Y volvemos al tema de los solitarios: la única esperanza de una comunidad en su sentido más amplio es esa gente sin ataduras que logra ver la descomposición en el estado de las cosas.

Spotlight’, la Iglesia aprecia el mensaje de denuncia

Por Sergio Mora- https://es.zenit.org
La película “Spotlight”, vencedora del Oscar a la Mejor Película, que aborda el tema de la pedofilia en la Iglesia fue definida en el diario del Vaticano, L’Osservatore Romano, “no como una película anti-católica”, sino positiva porque tiene confianza de que el papa Francisco derrotará a esta lacra.
Lo indicó la editorialista del diario de la Santa Sede, Lucetta Scaraffia, en un artículo de la edición de hoy, al comentar el Oscar de Hollywood y la petición hecha al papa Francisco por Michael Sugar, productor de la película. Al recibir el premio, Sugar dijo: “Papa Francisco es hora de proteger a los niños y restaurar nuestra fe”.
Entre otras voces se ha destacado la del obispo de Malta, Charles Scicluna, que “invitó a todos, también a los obispos a ver esta película”. Mientras que de la Comisión Pontificia de protección a los menores llegó el “aprecio por esta película y claramente por el mensaje que transmite”.
Spotlight” narra lo sucedido en el 2002 en el diario The Boston Globe al destapar los casos de pederastia en la Iglesia católica, y el encubrimiento de forma sistemática los abusos sexuales cometidos por casi un centenar de curas en Estados Unidos. El hecho de que las acusaciones se volvieran públicas llevó a muchas personas a hablar, permitiendo así que se conociera la magnitud del fenómeno y a entender que no se trataba solamente de casos aislados.
El hecho de que en la ceremonia de los Oscar se haya hecho un llamamiento al papa Francisco para que combata este flagelo debe verse como una señal positiva”, señaló la editorialista de L’Osservatore Romano, si bien reconoció que “dentro de la Iglesia hay demasiadas personas que están más preocupadas por la imagen de la institución que por la gravedad del acto”.
En cambio, añadió, “nada puede justificar la grave falta cometida por la persona que representa a Dios y que usa su autoridad para abusar de un inocente. Todo ello está bien contado en la película”. Motivos por los cuales no se puede decir que se trate “de una película anti-católica”, dijo.
Hay confianza en un Papa que está continuando con la limpieza comenzada por su predecesor desde que era cardenal”, señaló Scaraffia. Aunque también lamentó que no se mencione en la película “la larga y tenaz lucha” realizada por el cardenal Joseph Ratzinger, cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y como Benedicto XVI.
El papa Francisco ha exigido y puesto en marcha medidas para que esta lacra sea erradicada de la Iglesia. En el vuelo de regreso de México, el Santo Padre reiteró: “La pederastia es una monstruosidad porque un sacerdote está consagrado para llevar a un niño a Dios y ahí se lo come en un sacrificio diabólico. Lo destruye”. Y precisó que “un obispo que cambia a un sacerdote de parroquia cuando se detecta una pederastia es un inconsciente, y lo mejor que puede hacer es presentar la renuncia”.
El sacerdote jesuita Hans Zollner, miembro de la Pontificia Comisión para la tutela de los menores, señaló a Radio Vaticano que el mensaje es un llamado “para que la Iglesia haga lo que desde el 2002 inició a hacer. Porque desde el final de los años 90 el cardenal Ratzinger prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, señaló que la Iglesia no podía más tolerar estos abusos, ni los obispos encubrirlos”. Y después como Benedicto XVI “dio grandes pasos para volver a la Iglesia una institución transparente empeñada en la lucha contra los abusos”. Y a continuación el papa Francisco instituyó la Pontificia Comisión para la tutela de los menores.
El padre Zollner recordó además que el obispo de Malta, Charles Scicluna, en primera fila en la persecución de estos crímenes, hace algunos días “invitó a todos, también a los obispos a ver esta película”. Hay por lo tanto “mucho aprecio por esta película y claramente por el mensaje que transmite”.

Los ríos de color púrpura

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Les rivières pourpres

Por Fernando Ducoing Lara Barragán. 
Miedo y carne de gallina en el hielo glaciar. Jean Reno y Vincent Cassel buscan en el paraíso de los alpinistas a un loco asesino en serie.
Los ríos de color púrpura es un thriller esotérico sobre un asesino de serie, que se encuentra en alguna parte de la zona horripilante y escalofriante, entre Greenpeace, medicina legal y manipulación de genes. El estilo del film es una magnifica mezcla de choque, suspense y dulzura que recuerda a la película Seven de David Fincher. Es una impresionante muestra de la cinematografía francesa y comprueba que también ellos son capaces de hacer películas internacionales.
La película está basada en el libro de Jean-Christophe Grangé, quien también escribió el guión. Grangé alaba muchísimo al director Matthieu Kassovitz por su extraordinario trabajo y por la precisión de poner los sucesos en escena. Kassovitz rodó en 1995 Odio y fue desde entonces la nueva esperanza para la cinematografía francesa, ahora con Los ríos de color púrpura pudo satisfacer al público y confirmar todas las esperanzas.
Jean Reno, magnífico como siempre encarna a un inspector solitario famoso y conocido por sus magníficos trabajos policíacos y experto en esos casos, que se ve obligado trabajar junto con Max Kerkerian (Vicent Cassel) actor muy conocido en Francia) quien encarna a un comisario joven y más bien principiante. Los dos actores tienen papeles más bien serios donde se ver la perfección de ambos. En medio de este thriller también salen caracteres chistosos como los policías secundarios que con sus tonterías le ponen a la historia momentos cómicos que intervienen en la curva de suspense del público, a quien hacen reír.
La historia encuentra lugar en Guernon, un lugar en las montañas francesas donde está situada una pequeña ciudad universitaria que parece estar cortada de la civilización. Más que ciudad es un pueblo, donde todos se conocen y donde se trabaja de generación en generación en el mismo oficio. Todo parece estar muy bien controlado; es como una dictadura, como con los Habsburger las parejas se conocen desde pequeños para que de grandes se casen. Pero las cosas se pasan del límite, la locura le llega a los propios universitarios hasta querer crear una raza perfecta: alguien con el IQ de esa universidad y la fuerza de los campesinos de esa zona. Entre todo ese relajo se encuentra el protagonista “invisible” de la película: el asesino.
La historia tiene al espectador atrapado en la butaca. Mientras la película, las sospechas del espectador se cambian constantemente y la pregunta ¿Quién es el asesino? se prolonga hasta la segunda mitad de la película, hasta que nuestro protagonista encuentra muestras claves que provocan el efecto “aha” y el espectador piensa que todo ya pasó, ahora solo lo que falta es atrapar al asesino. Pero NO, el desenlace de la historia es algo inesperado y con influencias hollywoodenses.
Un elogio también a la fotografía de Thierry Arbogast, la cual salió bellísima, y no por nada se debe ver en una gran pantalla para disfrutarla mejor y tener una magnifica sensación con esos exquisitos e inolvidables paisajes de invierno arriba en los Alpes franceses y abajo en el pueblo universitario con sus hermosos bosques repletos de nieve.
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El autor es licenciado en Filología Española por la Universidad de Viena. Escribió su tesina sobre “La cinematografía Española y su relación con Hollywood”. Ha hecho un cortometraje para la escuela superior de cine y televisión de Viena.

Con ‘Lusers’ perdemos todos

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"Con 'Lusers' perdemos todos", por Pedro Canelo

Por Pedro Canelo- Diario El Comercio
Lusers” es una película castigada por sus carencias: le falta todo. Un guion que no se enciende ni con una chispita Mariposa, una dirección de actores casi ausente y un argumento tan cándido como cualquier capítulo de “Mi pequeño pony”. Dicen que un largometraje debe ser medido según el objetivo que persigue. Bajo esa escala de valores, somos generosos si solo decimos que estamos ante una cinta más que deficiente. Con otras producciones como “¡Asu Mare!”, era sensato reconocer que si querían carcajadas lo lograron sin discusión. Tenía valor desde la meta cumplida. En cambio, “Lusers” no es fiel a su naturaleza cómica, si incluían risas grabadas de series estadounidenses evitaban el papelón en algunas salas. Una vecindad sin el Chavo, Quico, Don Ramón y la Chilindrina es mil veces más graciosa que “Lusers”.
En ese recuento del buen cine peruano en este 2015 tampoco podríamos incluir a “Lusers”. No solo por su fallida realización, sino también porque es una coproducción sudamericana. Y en esa condición de “cine continental” se pueden ver los primeros resbalones de esta película en su accidentado desfile por las pantallas. Con ese afán por cruzar fronteras se quedaron sin la chispa del humor local, se perdió el código de una comunidad. A su capacidad para ser chistosos en todos lados le negaron el pasaporte internacional.
Tres hombres entregados a su mala suerte hacen girar el difícil timón en “Lusers”: el siempre querido Carlos Alcántara, el argentino Pablo Granados (“VideoMatch”) y el chileno Felipe Izquierdo se conocen en medio de una improvisada expedición rumbo a Río de Janeiro para ver la final del Mundial Brasil 2014. No suena mal esta idea central pero la narración de la historia está repleta de lugares comunes y de forzadas referencias a las costumbres de cada país. Dos momentos con descuidos casi estudiantiles en este largometraje dirigido por el chileno Ticoy Rodríguez: la torpe caricatura de una tribu amazónica y el viaje en una embarcación brasileña donde el único actor que se había preparado para hablar un correcto portugués fue Diego Lombardi. Podríamos hacer hasta un top ten con más escenas pero no queremos “quemarle la película” a los entusiastas que aún deseen verla.
Hay películas regulares (“¡Asu Mare!”), malas (“¡Asu Mare 2!”), pésimas (“A los 40”) y “Lusers”. Producida por la peruana Tondero y la chilena Bamboosa, esta película transnacional no es la mejor oportunidad de esparcimiento en este feriado largo que recién comienza. El octogenario Melcochita, quien con solo mirar a la cámara daría más risa que los 100 minutos de “Lusers”, podría ser el mejor jurado para darle un valor a esta cinta: No vayan.