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Crítica de filmografía

Australia

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Australia es una película australianoestadounidense de aventura y romántica dirigida por Baz Luhrmann y protagonizada por Nicole Kidman y Hugh Jackman. Está situada en dicho país, Australia, en los albores del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Australia es el primer largometraje de Luhrmann de una trilogía así como su último proyecto con su compañera creativa durante más de 20 años, su esposa Catherine Martin (coproductora y diseñadora de vestuario).
En los preámbulos de la Segunda Guerra Mundial, en septiembre de 1939, una aristócrata inglesa, Lady Sarah Ashley (Nicole Kidman) viaja al lejano continente para encontrarse con su marido y vender una extensa propiedad ganadera del tamaño de Bélgica llamada Faraway Downs. Al llegar al desolado lugar ubicado en las cercanías de Darwin, encuentra a su esposo muerto aparentemente por algún aborigen en unas ciénagas. El supuesto asesino que aparece como culpable es un aborigen llamado King George.
La propiedad está administrada por Fletcher (David Wenham), una especie de capataz que además ha concebido un hijo con una aborigen, llamado Nullah (Brandon Walters) el cual ya tiene 14 años y es quien abre la historia en forma retrospectiva al inicio del filme. Nullah es parte de las llamadas generaciones perdidas australianas (mezcla de blanco con aborigen).
Fletcher abusa de su autoridad con los aborígenes, a quienes desprecia y considera sub-humanos y Lady Ashley lo despide por sus reiterados abusos y principalmente por traspasar ganado a King Carney, un hacendado antagonista de la región y que tiene la hegemonía económica del norte australiano. Fletcher se retira y junto a él, todos sus hombres, dejando la hacienda sin hombres para arrear miles de cabezas de ganado que están dispersas en las praderas. Sólo queda un contador, un hombre dado a la bebida llamado Kipling Flynn. Afortunadamente Lady Ashley conoce a un aguerrido capataz, a quien llaman Drover o el Arriero (Hugh Jackman), un hombre muy al estilo del machismo australiano al que se une para salvar la tierra que ha heredado. Nullah pone la nota dulce en la historia al conquistar el corazón de la alguna vez aristocrática Lady Ashley.
Al ser Nullah un mestizo, es buscado por los “polizontes” (policía) y es obligado a esconderse en un tanque al lado de un molino que supuestamente no funcionaba. En una de estas situaciones, la mamá de Nullah, Daisy, se esconde con el; y unos rastreros abren unas de las válvulas del tanque ahora si en pleno funcionamiento, que acciona que el tanque se recargue. Al estar madre e hijo dentro del mismo, intentan desesperadamente salvar sus vidas: primero intentan salvarse trepando la escalera y esta se rompe cayendo nuevamente al depósito; luego tratan de sostenerse del flotador y también se rompe provocando que nuevamente ambos queden atrapados. Una vez que los “polizontes” se alejaron, el Arriero saca a ambos del tanque, pero lamentablemente Daisy fallece ahogada.
Lady Ashley decide continuar con el trabajo de su extinto esposo y llevar las reses a Darwin para hacer negocios con el ejército australiano que necesita carne en pie para sus tropas. Debido al testimonio de Nullah, quien había visto el cuerpo de Sir Ashley en las ciénagas cuando estaba sumergido, Lady Ashley sospecha de que su esposo no había sido asesinado por aborígenes, sino que quien ocasionó su muerte fue un blanco.
Juntos, Ashley, Droover, Kipling Flyn, el cocinero chino Sing Song y Nullah se embarcan en un viaje a través de cientos de kilómetros en una de las más bellas e inolvidables tierras, donde se verán acosados por Fletcher y sus hombres bajo las órdenes de Carney para impedir que las reses lleguen a destino. En algún momento, deberán atravesar un terrible desierto y contarán con la ayuda de Gulapa para atrevesarlo. En medio de la travesía, Lady Ashley se siente atraída a Drover y se establece una relación personal entre ellos.
Cuando llegan con las reses a Darwin, Carney no puede creer que Lady Ashley y Drover hayan podido atravesar el terrible desierto con miles de reses y no puede concretar el negocio con el ejército ya que Ashley las embarca primero que Carney, ganando el contrato. Sarah y Drover sienten una atracción y comienzan una relación, pero terminan discutiendo porque Nullah quiere irse con su abuelo.
Nullah es atrapado por la policía por ser mestizo y enviado a una isla de misioneros para educarlo como blanco. Fletcher asesina a Carney haciéndole aparecer como víctima de un ataque de cocodrilos y asume la fortuna y bienes de Carney casándose con Catherine, una de las hijas de éste.
Sin embargo, los japoneses traen la guerra a Australia y todos quedan atrapados en el bombardeo aéreo de la ciudad de Darwin inmediatamente después del ataque a Pearl Harbor. En medio del caos dejado por el bombardeo, Drover rescata a Nullah perdiendo a Magarri, su mano derecha en sus aventuras y Fletcher es asesinado por Gulapa cuando este intenta disparar con un rifle a Nullah.
Finalmente Sarah no muere por una explosión y Sarah, el caporal y Nullah regresan a su hogar, al final Nullah inicia su viaje junto a su abuelo.

Reparto

Nicole Kidman es Lady Sarah Ashley, una aristócrata inglesa, que hereda un gran rancho australiano tras la muerte de su marido.
Hugh Jackman es un pastor australiano llamado caporal por sus conocidos que ayuda a desplazar el ganado a Lady Sarah Ashley hasta el otro lado del país.
Brandon Walters es Nullah, un niño mestizo de 14 años, hijo de Fletcher.
Essie Davis es Katherine Carney.
David Wenham es Neil Fletcher.
Jack Thompson es Kipling Flynn, un contador alcohólico, que goza de un lujoso estilo de vida.
Bryan Brown es King Carney, un hombre que posee gran parte de la tierra en el norte de Australia.
David Gulpilil es King George, un aborigen australiano, abuelo de Nullah.
Yuen Wah es Sing Song, un fiel cocinero chino.
Fuente: Wikipedia.

Cowspiracy

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Cover: COWSPIRACY. IL SEGRETO DELLA SOSTENIBILITÀCowspiracy: The Sustainability Secret es un documental del 2014, producido y dirigido por Kip Andersen y Keegan Kuhr. El documental explora el impacto de la ganadería en el medio ambiente e investiga las políticas de diferentes organizaciones ambientales al respecto. Dentro de las organizaciones investigadas en el documental se encuentran Greenpeace, Sierra Club, Surfrider Foundation, and Rainforest Action Network.

Ideas y sentimientos

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La película de Pedro Almodóvar se centra principalmente en la vida de dos hombres que se enfrentan a la soledad de la manera más cruda y cruel que puedan imaginarse. Dos almas heridas por el azar del destino, dos espíritus aparentemente muertos y convalecientes en camas hospitalarias a la espera de un milagro sobrenatural. La incomunicación, soledad, amistad y pasión irracional son temas de plena efervescencia en Hable con ella.

HUMOR Y DULZURA

Premio Oscar del año 2002, Hable con ella está interpretada por Javier Cámara, Leonor Watling, Darío Grandinetti, Rosario Flores y Geraldine Chaplin, entre otros. Guión y dirección de Pedro Almodóvar. Productor ejecutivo: Agustín Almodóvar. Directora de producción: Esther García. Director de fotografía: Javier Aguirresarobe. Montaje: José Salcedo. Música: Alberto Iglesias, y director artístico: Antxon Gómez.
En Le Nouvel Observateur se dijo: “Una gran película, de un humor y una dulzura fuera de lo común. Almodóvar ha firmado su más bella película. La nueva película de Almodóvar rehúsa con elegancia cualquier concesión al lloriqueo o sentimentalismo autocomplaciente. Después de Todo sobre mi madre, Almodóvar ha realizado una película aún más personal, más fuerte y conmovedora. Con cada una de sus películas consigue superar a la anterior, que en su momento ya juzgamos insuperable. Almodóvar es cada vez más grande, más sorprendente. Con Hable con ella ha alcanzado lo sublime”.
Fuente: Diario El País y Wikipedia.

Cristiada

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Dirección: Dean Wright. País: México. Año: 2012. Género: Drama, bélico. Interpretación: Andy Garcia (general Enrique Gorostieta), Bruce Greenwood (embajador Dwight Morrow), Peter O’Toole (padre Christopher), Eva Longoria (Tulita Gorostieta), Oscar Isaac (Victoriano “El Catorce” Ramírez), Rubén Blades (presidente Plutarco Elías), Catalina Sandino Moreno (Adriana), Nestor Carbonell (mayor Picazo), Santiago Cabrera (padre Vega). Guion: Michael Love. Producción: Pablo Jose Barroso. Música: James Horner. Fotografía: Eduardo Martínez Solares. Montaje: Richard Francis-Solares. Diseño de producción: Salvador Parra. Vestuario: María Estela Fernández.
Reseña:
Una apasionante y conmovedora historia de gente que luchó por su libertad, por su identidad, por librar a su país de la tiranía.
Ha llegado por fin a nuestras pantallas la esperada “Cristiada”, que se ha estrenado con el título de “For Greater Glory”, traducible como “Para mayor gloria”. Se trata de una impresionante y conmovedora recreación de la Guerra Cristera mexicana y, en concreto, del martirio del niño de catorce años José Sánchez del Río. Temas difíciles, tratados con exquisitez y acierto, que convierten a esta película en una de esas cintas imprescindibles para la historiografía fílmica de la Iglesia.
Capital mexicano se pone al servicio de esta superproducción rodada en inglés, con la que debuta como director el estadounidense Dean Wright, nominado al Oscar 2006 a los mejores efectos visuales por “Las crónicas de Narnia: El león, la bruja y el armario”, y anteriormente conocido por sus trabajos en “Titanic” y en la saga de “El Señor de los Anillos”. Tras reunir varios guiones sobre la Cristiada o Guerra Cristera, el productor mexicano Pablo José Barroso contrató al guionista hollywoodiense Michael Love (“Gaby, una historia verdadera”, “Extraños caminos”, “La Leyenda del Tesoro”) para que unificase las historias, y afrontar así una producción de unos 12 millones de dólares en torno a las luces y sombras de aquellos sucesos, que llenaron de sangre las páginas de la historia de México y de la Iglesia católica en los años veinte del siglo pasado.
La película abarca desde el 14 de junio de 1926, con la promulgación de la ley anticatólica del presidente revolucionario Plutarco Elías Calles, hasta el acuerdo de 1929 entre México y Roma, propiciado por Estados Unidos, y que acabó con la primera y principal revuelta cristera. La llamada Ley Calles supuso de hecho el asesinato público de sacerdotes y laicos católicos, la destrucción de iglesias y la persecución a muerte de cualquier síntoma de religiosidad. Gran parte del pueblo creyente, y algunos sacerdotes, decidieron parar esa barbarie a toda costa, y acabaron empuñando las armas contra el Gobierno, principalmente en los Estados de Guanajuato, Colima, Querétaro, Michoacán y Jalisco. Comenzó así la Guerra Cristera, que dejó 70,000 muertos en ambos bandos y provocó el desplazamiento de unas 200,000 personas.
En el filme están nítidamente dibujadas las principales fisonomías que se pueden encontrar en una disyuntiva histórica como la Guerra Cristera: el mártir, el apóstata, el converso, el cura guerrillero, el cristófobo, el vengativo… Y la película deja muy claro que la posición del mártir es la más fiel a la vocación cristiana. Además, los personajes que encarnan cada una de esas opciones tienen un desarrollo dramático complejo, propio de un buen guion.
En la película hay tres mártires que sin duda son el punto más luminoso de toda la enorme galería de personajes: el niño José Sánchez del Río -muy bien interpretado por Mauricio Kuri-, su maestro el Padre Christopher -encarnado por un breve pero conmovedor Peter O’Toole-, y Anacleto González Flores, un abogado pacifista al que da vida Eduardo Verástegui. Aunque en los tres tiene luz propia la fuerza de su fe, es el caso del niño José el más impactante por su evolución, su radicalidad y también su dureza. José tiene muchas oportunidades de salvar la vida: sólo tiene que negar a Cristo. Pero ni la tortura ni el dolor de sus padres podrán disuadirle de gritar “¡Viva Cristo Rey!” hasta el momento final. Las tres muertes están rodadas con un cierto hiperrealismo, no morboso ni gore, pero su resultado es muy verista y estremecedor. De ellos, es el Padre Christopher el que deja más claro su rechazo de la violencia en nombre del Evangelio. José Sánchez del Río y Anacleto González Flores -denominado “el Gandhi mexicano”- fueron declarados beatos en 2005 por Benedicto XVI. Tres años antes, en 2002, Juan Pablo II había canonizado al sacerdote Cristóbal Magallanes y a otros mártires cristeros, sacerdotes y laicos, incluido el Padre José María Robles, que en la película interpretaba brevemente Raúl Adalid.
Otro personaje interesante es Enrique Gorostieta, un militar descreído que acepta liderar las tropas cristeras por dinero y ambición de poder. Pero los testimonios que descubre a su alrededor, y especialmente el del niño José, van a ir cambiando su corazón hacia el encuentro con la fe. Andy García interpreta brillantemente a este general, que sobre el papel podía resultar antipático al público, y que el actor de origen cubano hace atractivo desde el primer instante. Tanto Gorostieta como el combativo Padre Vega -encarnado por el venezolano Santiago Cabrera- representan la contradicción entre violencia y cristianismo. Ellos discuten sobre el asunto, y son conscientes de que sus decisiones necesitan del perdón de Dios. Hacen un camino de cierto arrepentimiento que les lleva hacia la confesión.
Esta cinta es muy coral, y ofrece un abanico de personajes llenos de matices: sacerdotes, niños, mujeres, bandoleros, verdugos…, algunos encarnados por formidables intérpretes como Eva Longoria, Catalina Sandino Moreno, Óscar Isaac, Bruce Greenwood o el cantante panameño Rubén Blades, como el Presidente Calles. Elogio especial merecen el fluido montaje de Richard Francis-Bruce (“Cadena perpetua”, “Seven”, “Oblivion”) y Mike Jackson (“Bangkok Dangerous”), la agobiante fotografía de Eduardo Martínez Solares (“Malos hábitos”), el esmerado diseño de producción de Salvador Parra (“Antes que anochezca”, “Volver”) y, sobre todo, la vibrante partitura de James Horner (“Braveheart”, “Titanic”, “Avatar”), similar a la que compuso en 1989 para Tiempos de gloria. J. O. (“Alfa y Omega”)/ J. J. M. Cope.
Fuente: www.almudi.org

Terence Hill

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Cartel de la película ¡Más fuerte, muchachos! protagonizada por Bud Spencer y Terence Hill en 1972

Don Matteo

Don Matteo es una serie de televisión italiana que se emite en la RAI desde el año 2000.
El protagonista es el padre Matteo Bondini (interpretado por Terence Hill), sacerdote católico, párroco de la ciudad de Gubbio (Perugia), famoso por investigar crímenes locales. Don Matteo es una persona sabia y respetada que realmente se las arregla para entender los problemas de la gente, y siempre parece estar dispuesto a ayudar. Gracias a su encanto y positividad, a menudo ayuda a los delincuentes en su camino hacia la redención1 y siempre les convence para que confesen sus crímenes y asuman sus responsabilidades.
El legendario cómico Nino Frassica es el oficial Antonino Cecchini, un policía de mediana edad que además es el mejor amigo de don Matteo.
Fuente: Wikipedia.

Bud Spencer

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Doce curiosidades sobre Bud Spencer, el “gigante bueno” de los ‘spaguetti western’

Spaguetti western

Uno se llama Carlo Pedersoli. El otro, Mario Girotti. Ambos fueron nadadores y de hecho precisamente en la piscina se conocieron, además de ganar títulos y medallas. Se llevan nueve años a favor de Pedersoli. Coincidieron por primera vez en la pantalla grande en 1967, para Dios perdona, yo no. Y desde entonces han regalado al público una dosis robusta de películas, bofetones y cucharadas de alubias. Por si aún no estuviera claro, dedicamos este capítulo a los inolvidables filmes estivales que nos han regalado Bud Spencer y Terence Hill.
Es justo con su primera aparición conjunta que Pedersoli y Girotti lanzan sus nombres artísticos. Así, el cartel de Dios perdona, yo no marca el nacimiento de dos futuras estrellas. “Me dieron una lista con 20 nombres y 24 horas para escoger uno. Elegí Terence Hill porque sonaba bien”, relata Girotti en su página web oficial. En cuanto a Bud Spencer, el nombre se debe a una cerveza de la que Pedersoli es muy fan y el apellido a su pasión por Spencer Tracy.
Con sus apodos flamantes, ambos actores protagonizan tres años después una de sus obras más famosas. Le llamaban Trinidad, de Enzo Barboni, catapulta en 1970 al estrellato a dos vaqueros hermanos que a las pistolas prefieren los manotazos. Al fin y al cabo, tampoco es que duelan menos que las balas. Como prueba, valga esta secuencia de Le llamaban Trinidad que contiene algunas  de las marcas de la casa: miradas cómplices, caras serias, pocas palabras y bofetones como si lloviera.
“Cuando actúo junto con Bud, es como si algo surgiera entre nosotros y conseguimos ser divertidos”, sostiene Terence Hill. Con esta receta, los dos exnadadores proponen un nuevo subgénero dentro del espagueti western: de la violencia y los tiroteos se pasa a la comedia, los mamporros y las alubias.  Como en Seguían llamándole Trinidad, secuela de 1972 en la que los hermanos empiezan atracando una diligencia y acaban arrasando en las taquillas de media Europa. El mismo resultado de Y si no… nos enfadamos, de 1974, en la que Hill y Spencer dejan las pieles de vaqueros para convertirse en mecánico y camionero, aficionados a las carreras de coches. Continúan, eso sí, las patadas y los diálogos míticos:
-¿Todavía estás enfadado?
-Sí.
-Y yo.
“Parece caca de cabra enana”. Firmado por Bud Spencer y referido al caviar. Justo lo que su compañero de toda la vida acaba de mezclar con champán, sal, pimienta y mantequilla. “Delicié, como se dice en París. ¿Sabes dónde está no?”, suelta Hill a Spencer, que le mira perplejo, tras terminar el cóctel de un trago. Con este, entre otros momentos, Estoy con los hipopótamos, de 1979, encierra la esencia de la pareja cinematográfica, que se traslada a Sudáfrica para acabar de un puñetazo con un traficante de animales. Se trata de la undécima película del dúo.
Fuente: Diario El País.

Casablanca

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Casablanca es una película estadounidense de 1942 dirigida por Michael Curtiz. Narra un drama romántico en la ciudad marroquí de Casablanca bajo el control del gobierno de Vichy. La película, basada en la obra teatral Everybody comes to Rick’s (Todos vienen al café de Rick), de Murray Burnett y Joan Alison, está protagonizada por Humphrey Bogart en el papel de Rick Blaine e Ingrid Bergman como Ilsa Lund. El desarrollo de la película se centra en el conflicto de Rick entre -usando las palabras de uno de los personajes- el amor y la virtud: Rick deberá escoger entre su amada Ilsa o hacer lo correcto. Su dilema es ayudarla o no a escapar de Casablanca junto a su esposo, uno de los líderes de la resistencia, para que este pueda continuar su lucha contra los nazis.
Es una de las películas mejor valoradas de la cinematografía estadounidense, ganadora de varios premios Óscar, incluyendo el de mejor película en 1943. En su tiempo el filme tenía todo para destacar ampliamente, con actores renombrados y guionistas notables, sin embargo ninguno de los involucrados en su producción esperaba que este pudiese ser algo fuera de lo común. Se trataba simplemente de una de las docenas de producciones anuales de la maquinaria hollywoodense. Casablanca tuvo un sólido inicio pero no espectacular y, sin embargo, fue ganando popularidad a medida que pasó el tiempo y se fue colocando siempre entre los primeros lugares de las listas de mejores películas. La crítica ha alabado las actuaciones carismáticas de Bogart y Bergman y la química entre ellos, así como la profundidad de las caracterizaciones, la intensidad de la dirección, el ingenio del guion y el impacto emocional de la obra en su conjunto.
Casablanca se basa en la obra teatral Todos vienen al café de Rick (Everybody comes to Rick’s), de Murray Burnetty Joan Alison, que nunca fue puesta en escena. Cuando el especialista en análisis literario de la Warner Brothers Stephen Karnot leyó la obra, la calificó como una «tontería sofisticada»; no obstante, le dio el visto bueno. Enseguida la editora encargada de los guiones, Irene Diamond, convenció al productor Hal B. Wallis para que comprara los derechos por 20,000 dólares de la época, el precio más alto jamás pagado por una obra teatral que no hubiese sido puesta en escena. El proyecto de cine rebautizó la obra como Casablanca, quizás intentando imitar el éxito de la película de 1938 Argel. Así pues, el rodaje comenzó el 25 de mayo de 1942 y finalizó el 3 de agosto del mismo año, alcanzando un coste de producción de US$ 1 039,000 (US$ 75,000 por encima del presupuesto). El costo no fue excepcionalmente alto, pero sí superior al promedio de su tiempo.
La película se rodó completamente en estudios, excepto una secuencia en la que se muestra la llegada del mayor Strasser, que se realizó en el aeropuerto Van Nuys. La escenografía de la calle que fue usada para las escenas del exterior había sido recientemente construida para otro filme, The Desert Song, y tuvo que ser redecorada para los flashback de París. Dicho escenario permaneció en los almacenes de la Warner hasta los años sesenta. Por su parte, el set para el Café de Rick fue construido en tres partes inconexas, por lo que no se podría determinar en trazado lo que sería su planta. De hecho, en una escena se hace pasar la cámara a través de una pared desde el área del café hacia el interior de la oficina de Rick. El fondo de la escena final, el cual muestra un avión pequeño modelo L-12 Electra Junior de la compañía Lockheed con personal caminando alrededor, fue armado usando extras de baja estatura y un avión de cartón dibujado a escala. Se usó humo, simulando neblina, para cubrir la apariencia poco convincente del modelo. El crítico de cine Roger Ebert calificó a Wallis como la «clave del equipo creativo» por la atención que puso a los detalles de producción (hasta el punto de haber insistido en tener un loro de verdad en el bar del loro azul, Blue Parrot Bar, en inglés).
Por otra parte, la estatura de la actriz Ingrid Bergman causó algunos problemas. Bergman sobrepasaba por casi cinco centímetros a Bogart, por lo que el director Curtiz tuvo que elevar al actor sobre ladrillos o sentarlo sobre cojines en las escenas en las que aparecían juntos.
Los contratiempos alcanzaron al productor Hal B. Wallis cuando decidió, tras haber terminado el rodaje, que la línea final de la película sería: «Louis, pienso que este es el comienzo de una bella amistad» («Louis, I think this is the beginning of a beautiful friendship»). Bogart tuvo que ser llamado un mes después de finalizada la filmación para doblar la frase.
Más tarde se pensó en introducir una escena que mostrara a Rick y Renault junto a un destacamento de soldados franceses libres, en un barco, alistándose para incorporarse a la invasión de 1942 a África del Norte por parte de las tropas aliadas. Sin embargo, resultó muy difícil conseguir al actor Claude Rains para la filmación, y la idea fue definitivamente abandonada cuando otro productor, David O. Selznick, señaló que «sería un error tremendo cambiar el final».

Guion

La obra de teatro original se inspiró en el viaje a Europa que hizo Murray Burnett en 1938, viaje durante el cual pudo visitar Viena justo antes del Anschluss. Murray visitó también la costa sur de Francia en la cual co-existían, no sin dificultad, asentamientos de nazis y refugiados. Los locales nocturnos de la zona inspiraron, pues, tanto el Café de Rick (especialmente uno llamado «Le Kat Ferrat») como el carácter del personaje Sam, el pianista (basado en un pianista negro que Burnett vio en Juan-les-Pins). En la obra teatral, el personaje de Ilsa era una estadounidense llamada Lois Meredith y no encontraba a Laszlo sino hasta después de que su relación parisina con Rick había terminado. Además, en la obra de teatro el personaje de Rick era un abogado.
Los primeros escritores principales en trabajar en el guion fueron los gemelos Epstein, Julius y Philip, quienes eliminaron el trasfondo del personaje Rick y aumentaron los elementos de comedia. Después intervino el otro escritor reconocido en los créditos, Howard Koch, pero trabajando en paralelo con ellos y haciendo énfasis en otros aspectos. Koch resaltó los elementos políticos y melodramáticos. Según parece, fue el director Curtiz quien favoreció las partes románticas, al insistir en que permanecieran los flashbacks hacia París. Aun a pesar del gran número de escritores involucrados, el filme tiene eso que Ebert describió como un guion de «maravillosa unidad y consistencia». Más tarde Koch afirmaría que fue la tensión que hubo entre su propia visión y la de Curtiz la que motivó que «sorpresivamente, estos acercamientos desparejos de alguna manera se ligaron, y quizá eso fue debido en parte a este tire y afloje entre Curtiz y yo, que le dio a la película un cierto balance». Julius Epstein anotaría posteriormente que el guion contenía «más maíz que el que hay en Kansas y Iowa juntos. Pero cuando el maíz funciona, no hay nada mejor». La palabra inglesa original, corn (maíz) también se refiere, en el slang, a un tipo de humor tonto, gastado, banal y sentimental.
El filme se topó con algunos problemas cuando Joseph Breen, miembro del cuerpo de autocensura de la industria hollywoodense (el Production Code Administration), expresó su oposición a que el personaje del capitán Renault solicitara favores sexuales a cambio de visados y a que los personajes de Rick e Ilsa hubieran dormido juntos en París. Ambos puntos, de todos modos, permanecieron de manera implícita en la versión final.

Dirección

La primera opción del productor, Hal Wallis, para dirigir la película fue William Wyler, pero como no estaba disponible Wallis decidió escoger, tras barajar varios nombres, a su amigo, el director Michael Curtiz.
Curtiz era un judío emigrante de origen húngaro, que había llegado a los Estados Unidos en los años veinte y que contaba entre sus familiares a refugiados provenientes de la Europa Nazi. A decir de Roger Ebert, en Casablanca «muy pocas escenas son memorables en cuanto tales…», Curtiz se estuvo preocupando de usar las imágenes para contar una historia más que de usarlas por sí mismas.
De cualquier manera, el director tuvo poca influencia en el desarrollo de la trama: de acuerdo con Casey Robinson, Curtiz «no sabía nada de nada acerca de la historia… él veía imágenes y tú proporcionabas la historia». El crítico Andrew Sarris calificó la película como «la más decisiva excepción a la teoría de autor», a quien Aljean Harmetz replicó que «casi todas las películas de la Warner Bros. fueron una excepción a la teoría de autor». Sin embargo, otros críticos le dan mayor crédito a Curtiz; Sidney Rosenzweig, en su estudio sobre el trabajo del director, aprecia en el filme un ejemplo típico del modo en que Curtiz resalta los dilemas morales. Los montajes de la segunda unidad, tales como la secuencia de apertura del tren de refugiados y la que muestra la invasión de Francia, fueron dirigidos por Don Siegel.
Fuente: Wikipedia.

Resucitado

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Por Carmelo López-Arias/ Religión en Libertad
Las críticas a Resucitado (Risen) allí donde se ha estrenado apuntan a que estamos ante una de las grandes películas sobre Cristo de las últimas décadas.
Resucitado no es necesariamente mi película favorita o la mejor película que he visto, pero…en los siete años que llevo haciendo crítica cinematográfica en WND, nunca he recomendado tanto una película”, confiesa Drew Zahn en WorldNetDaily, uno de los medios digitales más seguidos por la derecha cristiana en Estados Unidos. Zahn no esconde su entusiasmo y añade que “no sólo es entretenida e interesante y está bien hecha, sino que además es fiel a las Escrituras y al corazón de los espectadores que creen en ellas“.
Es la tónica con la que se ha recibido allí este film de Sony que se estrena en España el próximo 23 de marzo, Miércoles Santo. No se veía una expectación y acogida semejantes desde La Pasión de Mel Gibson en 2004, como se intuía ya cuando ReL informó por primera vez, en junio de 2015, sobre Resucitado (Risen en su título original en inglés).
Bajo la dirección de Kevin Reynolds (Robin Hood, Waterworld, La venganza del Conde de Montecristo), protagonizan la película Joseph Fiennes (Lutero, Shakespeare in Love) y Tom Felton (Malfoy en Harry Potter) en los principales papeles de ficción, y Peter Firth(Amistad, Pearl Harbor) y María Botto (Soldados de Salamina, El penalti más largo del mundo) entre los personajes históricos, respectivamente Poncio Pilato y María Magdalena.
Resucitado nos sitúa en el Jerusalén del siglo primero, donde no se habla de otra cosa que de la crucifixión de Jesús y del hallazgo de su tumba vacía tres días después. Poncio Pilato ordena a Clavius (Fiennes), un centurión romano agnóstico que presenció al pie de la Cruz la muerte del Mesías y selló su tumba, que investigue la desaparición y, sea como sea, recupere el cuerpo.
Anuncia un nuevo tipo de película sobre Jesús, yendo más allá de su nacimiento e incluso de la semana de Pasión y centrándose en su Resurrección y Ascensión“, valora Dewayne Hamby en Charisma News. Es, efectivamente, uno de los puntos que hacen novedosa la película: “Una aproximación imaginativa al Nuevo Testamento“, destaca Nicola Menzie en Christian Post también por plantearse con la tensión de un thriller criminal. Zahn repasa y en Resucitado encontramos detenciones, interrogatorios, seguimientos, pago a confidentes, exhumación de cadáveres y, sobre todo, “una desesperada caza del hombre… pero de un hombre que está muerto y dicen que vive”.
Como valor añadido, John Mulderig cita en Catholic News Service algunos finos detalles de sentido del humor que ha dejado en la trama Reynolds, también autor del guión junto con Paul Aiello. Logra así “un inusualmente eficaz abordaje de los orígenes del cristianismopara la gran pantalla“, donde “Fiennes está especialmente impresionante como soldado solitario y harto de batallas cuya perspectiva, siempre invariablemente pragmática, allana el camino a los no creyentes para presentar la historia de la Resurrección“.
Un gran activo que se señala en Resucitado es precisamente su aptitud para llegar a los no cristianos. “Si Risen es una historia detectivesca“, plantea Deborah Arca en Patheos, “entonces nuestro detective -y, realmente, cada uno de nosotros- está buscando claves que revelen algo fuera de lo ordinario, algo intrigante y extraordinario. Algo en este mundo, pero no de este mundo. Claves misteriosas e historias que pueden no tener sentido para la cabeza, pero lo tienen para el corazón. Hechos y relatos que hablan de un misterio más profundo, de una verdad más grande“.
Por eso la película “funciona“, comenta Ryan Duncan en Crosswalk, porque parte “de la perspectiva de un leal ciudadano romano, y eso permite a los espectadores experimentar hechos bíblicos tan significativos desde un ángulo completamente nuevo“.
Un ángulo quizá más comprensible al hombre de hoy, pues, como sostiene John Zmirak en The Stream, religiosamente el hombre occidental se asemeja más a un romano de la época que un judío discípulo de Jesús. Y nos podemos hacer las mismas preguntas que Clavius, como apunta Hamby: “¿Qué hará él con la información que descubra? ¿Cómo procesará su mente la posibilidad de que pueda existir vida después de una muerte verificada?“.
La intención de los productores era justo esa, según recoge Catholic World Report: “Queríamos algo que no pareciese proselitista para los no-religiosos, pero asegurándonos de que había contenido suficiente para que los religiosos lo viesen como una historia real y como parte de su propia historia“, afirma Rich Peluso, vicepresidente de Affirm, la productora de cine religioso de Sony.
Porque se trata, confirma otro de los productores, Micky Lidell, de que “puedas llevar a un no-creyente y verle reaccionar ante la crucifixión o la resurrección, momentos que todos conocemos y nos hemos representado en la mente miles de veces, pero a través del protagonista“.
Es realmente apasionante y creo que ahí reside la fuerza de esta película“, concluye.

Waterworld

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En el verano de 1995 Kevin Costner era la mayor estrella de Hollywood. Así de claro. No solo constituía un valor seguro en la taquilla (tres años antes había arrastrado a las salas a millones de espectadores para ver El guardaespaldas), sino un reconocido director (su estreno con Bailando con lobos le reportó siete Oscars) y actor (gran papel en JFK. Caso abierto). En algún momento de esta vorágine de triunfo perdió perspectiva sobre la realidad y se embarcó en una superproducción que, en la peor tradición del Hollywood más prepotente, quiso que el cine de aventuras para toda la familia acabase dando para construir parques temáticos y barbies acuáticas. El resultado de esta megalomanía destruiría su carrera fulminantemente. Esta es la historia de ese mayúsculo desastre: Waterworld.
La cartelera de hace 20 años era muy distinta a la de 2015. Las superproducciones eran escasas, y por tanto verdaderos acontecimientos globales. El año anterior, las películas más taquilleras habían sido Forrest Gump y El rey león, lo cual no le daba al cine de acción la corona de género triunfador que sí tiene actualmente. Batman Forever fue la película del verano, con su avasalladora campaña de promoción comercial, un Jim Carrey en la cima, Nicole Kidman con el pelo alisado por primera vez y el récord al fin de semana más taquillero de la historia, con unos entrañables 52 millones de dólares (47 millones de euros) que hoy no llegarían ni para pagar el sueldo de Robert Downey Jr, literalmente.
Hollywood sabía que Costner era un egomaníaco, pero eso no importaba mientras atrajese gente al cine. Leyendo crónicas de la época, parece claro que la debacle de Waterworld no respondía a la mala suerte (o no solo), sino a una sucesión de decisiones equivocadas. El fin de semana de su estreno, el periodista especializado Quentin Curtis reflexionaba “El rodaje de Waterworld ya se ha convertido en un mito. La prensa no está interesada en los hechos, están obsesionados con las cifras. Aquí hay unas cuentas. Inversión personal de Costner: 20 millones [18 millones de euros]; duración del rodaje: 220 días; número de artesanos trabajando en el decorado: 300; número de matrimonios rotos: 8 (incluyendo el de Costner); coste del acuerdo de divorcio de Costner: 80 millones [72 millones de euros]; número de personas que confiaban en la elección de Kevin Reynolds como director: 0”. Algo tan sencillo como una mala gestión de negocio. El presupuesto inicial fue de 60 millones de dólares, que acabaron siendo 170 (153 millones de euros), récord histórico en un filme hasta ese año de 1995. A estos hay que sumar los 65 millones invertidos en publicidad, con lo que el coste total ascendió a 235 millones de dólares (211 de euros).
El primer error fue darle a Costner todo lo que quería. Waterworld era una aventura que le convertiría en héroe de acción, el único género que le faltaba para ser la estrella definitiva. Ignoraron que el guión (re-escrito 36 veces) contenía influencias que han sido, con las cifras en la mano, sistemáticamente rechazadas por el gran público,como las sociedades post-apocalípticas, la estética steampunk o la imitación de la fórmula Mad Max, que solo fue considerada un éxito porque era una producción independiente australiana de 4 millones de presupuesto que acabaría convirtiéndose en un fenómeno de culto.

“Es falsa, larga y el personaje de Costner es ridículo”, dijeron los primeros que la vieron. En la imagen, Kevin Costner y Jeanne Tripplehorn, con problemas.
Pero el culto no da de comer, y desde luego no justifica presupuestos iniciales de 60 millones de dólares y 96 días de rodaje, que acabarían descontrolándose y convirtiendo Waterworld en la película más cara de la historia del cine hasta la fecha. Llegó un momento en el que Universal había invertido tanto que la única solución era acabar como fuese y a toda costa. ¿Cómo llegó Costner a triplicar el presupuesto inicial? Pues gastando dinero como solo te lo gastas cuando no es tuyo.
Kevin Costner colocó tras la cámara a su amigo Kevin Reynolds (director de Robin Hood, príncipe de los ladrones) en contra del estudio, que prefería a Robert Zemeckis (Regreso al futuro, Forrest Gump). Para ahorrar dinero, Universal prefirió no encargar ningún estudio sobre el clima de la costa de Kona (Hawai), que durante el rodaje sería asolada por dos huracanes que pararon la producción y destrozaron los decorados al completo.
La construcción del atolón agotó el acero de todo Hawái y tuvieron que importarlo de otras partes de Estados Unidos. También de allí trajeron dos replicas del gigante trimarán que navega El Marinero (apodo que recibe el protagonista), que no solo costaron 1 millón de dólares sino que obligaron al estudio a pagar una ampliación en el aeropuerto de Hawái que permitiese aterrizar los Boeing 747 que los transportaban. En el momento en el que a alguien esto le pareció buena idea, ese rodaje estaba condenado.
En este contexto de locura no es de extrañar que a nadie le pareciese descabellado tener que mover a diario todo el decorado de la película 500 metros dentro del mar para lograr planos de mar abierto. Eso significa que cada vez que alguien necesitaba ir al baño lo hacía en una lancha, pues querían mantener el decorado higiénico. Cada vez que nos preguntemos por qué Hollywood abusa de los efectos digitales, recordemos lo problemáticos que pueden llegar a ser los decorados reales. En los rodajes el tiempo es oro y cuando hay agua de por medio todo va más despacio. No puede ser casualidad que la película que superó a Waterworld como la más cara de la historia fuese Titanic, para la cual prefirieron construir un estudio acuático entero. James Cameron es así.
Cada día los médicos atendían a 50 miembros del equipo, víctimas de náuseas, resfriados y fiebres. No ayudaba a su salud el hecho de que estuviesen alojados en casas prefabricadas mientras Kevin Costner vivía en una villa que le costaba al estudio 4,500 dólares la noche (4,100 euros), incluyendo mayordomo, chef y piscina con vistas al océano. Seguro que era un escenario precioso en el que agobiarse por los 90 días de retraso con los que empezó el rodaje, tan solo seis días antes de la fecha en la que se suponía que iban a terminar de rodar. Mientras, en Hollywood “todo el mundo desea que la película no existiera”, como informaba el Wall Street Journal, que además recordaba que Spielberg, el chico de oro de Universal, acababa de abandonarles para fundar su propio estudio.
Las siempre implacables cláusulas de los sindicatos de los profesionales del cine estipulan que por cada 15 minutos de retraso en la hora de la comida, el estudio debe pagar 30 dólares a cada trabajador. La incapacidad de Reynolds para cumplir los horarios le costó a Universal 3 millones de dólares (2,7 millones de euros) solo en compensaciones por retrasos de comida.
Cuando los ejecutivos del estudio visitaron la catástrofe, Costner renunció a su 15% de beneficios y culpó de todo a Reynolds. Las ratas son las primeras en saltar de un naufragio, pero tenía parte de razón. No todo el mundo puede manejar presupuestos mastodónticos, ni equipos de miles de personas, ni cuadernos de rodaje imposibles. Reynolds abandonó el proyecto, invitando a Costner a trabajar “con su director favorito y su actor favorito”. No hay nada más tenso que un rodaje en el que todo sale mal, todos creen tener razón y el director o productor no mantiene la cabeza fría.
El director de Bailando con lobos tomó las riendas y se propuso acabar como fuese, con la ayuda de Joss Whedon. El creador de Buffy y director de Los vengadores trabajaba como “doctor de guión”, reescribiendo folios a los que les faltaba chispa y sin recibir crédito por ello. Whedon recuerda ese trabajo como “siete semanas en el infierno” en las que tuvo que hacer todo lo que Costner le decía. Whedon recuerda: “Costner era amable, pero no era un guionista, y había muchas cosas impuestas por él que nadie estaba autorizado a modificar”.
Waterworld se estrenó el 28 de julio en un ambiente tóxico por culpa de los pases previos del público, que sentenciaron que la película era “falsa y demasiado larga” (2 horas y 15 minutos). Además, apuntaron que la figura de Costner era “ridícula”. El catastrófico rodaje la condenó a ser “una película maldita antes de que nadie la viese”, con un Costner “tan embrutecido que ahuyenta a las mujeres, pero no tan salvaje como para atraer al público de Tarantino”, tal y como reportaba el diario británico The Independent. Y cuando la vieron, “el tono histérico y las incoherencias de un montaje desesperado” (según Todd McCarthy, crítico de Variety), que causó agujeros de guión, hicieron que nadie la recomendase. “Antiguamente Hollywood presumía de sus presupuestos enormes. Ahora se disculpan. (…) Waterworld podría ser mejor y podría implicarme más con sus personajes. No te arrepientes de haberla visto, pero tampoco la recomiendas”,reflexionaba con indiferencia el crítico Roger Ebert, ganador del Pulitzer.
Costner incluso bromeó: “La gente querrá verla por la curiosidad de saber dónde están los 200 millones de presupuesto. Pero en realidad el dinero fue a parar a la comida de los trabajadores”. De sus alojamientos no dijo nada. Pero, no, se equivoco: la gente no fue a verla.
Costner nunca se recuperó del desastre. Todo el mundo sabía que el último responsable de la película era él, y se percibía cierta saña en las críticas, que antes de su estreno ya apodaron Waterworld comoKevin’s Gate o Fishtar, en referencia a los dos mayores fracasos de la historia hasta la fecha: La puerta del cielo e Ishtar. Según el crítico Quentin Curtis había repentinas ganas de verle fracasar: “Hollywood está encantado de dejarle ir. No es la estrella que creían que es. Y la clave es que ni Hollywood ni los críticos ni mucho menos Costner y sus fans saben qué tipo de estrella es”. Curtis incluso hablaba de implicaciones políticas, siendo Costner una de las estrellas más abiertamente conservadoras del gremio.
Hollywood, y quizá por extensión el público, puede perdonar un fracaso, pero no la arrogancia desmedida. Esa la castiga, y la ridiculiza, hablando más del pelo digital que cubría las entradas de Costner (curiosamente para eso sí que utilizaba efectos generador por ordenador) que de la chica de la peli, una Jeanne Tripplehorn para la que Waterworld era el inevitable peaje de acción que toda aspirante a estrella debe pagar. Nunca pasó de ahí.
El público huyó de la película maldita, que consiguió recaudar los 250 millones de dólares del presupuesto incluyendo publicidad: poco teniendo en cuenta que cualquier película necesita duplicar su presupuesto para empezar a dar beneficios. Las secuelas ni se plantearon y solo quedaron cientos de máquinas de pinball en recreativos de todo el mundo, a veces hasta colocadas junto con las de La isla de las cabezas cortadas.
Costner hace solo dos años seguía defendiendo Waterworld en HuffingtonPost como “una película exótica y genial, con fallos, pero muy inventiva y querida por el público”. Es un profesional consecuente. Si Costner y Reynolds consiguieron volver a trabajar juntos en la aclamada miniserie Hatfields & McCoys (2012), es que ambos aprendieron algo de aquella cura de humildad.
Universal no ha vuelto a producir nada que implique rodar en el agua, y los ejecutivos de Hollywood aprendieron que no debían invertir tanto dinero en vehículos para sus estrellas. “Se nos fue de las manos. Fue un error. Habría que estar mal de la cabeza para hacer otra película así”, dijeron. Sin duda, una de las decisiones, esta última, más sensatas de la historia del cine.
Fuente: Diario El País.

Oscar para Leonardo DiCaprio

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Leonardo DiCaprio consiguió su primer Oscar por "The Revenant"

Leonardo DiCaprio acabó con su mala racha en los premios Oscar. Y es que, si  bien obtuvo su primera nominación en 1994 (es decir, hace 22 años atrás), recién este 2016 el actor de filmes como “Titanic” y “El aviador” se llevó su primer trofeo.
En la edición 2016 de los premios Oscar, Leonardo DiCaprio compitió contra nombres de peso: Bryan Cranston, Matt Damon, Michael Fassbender y Eddie Redmayne. De entre ellos, llegaron con buenas posibilidades de alzar la estatuilla los dos últimos: Fassbender por su interpretación de Steve Jobs en la cinta homónima y Eddie Redmayne por su trabajo caracterizando al primer hombre en someterse a una operación de reasignación de sexo en “La chica danesa”.
UN DISCURSO SOBRIO Y CON CONCIENCIA
Tras oír su nombre como ganador, Leonardo DiCaprio subió al estrado y aunque en un momento se mostró titubiante rápidamente recobró la serenidad y pronunció un discurso sobrio, emotivo y con conciencia social.
Al iniciar su agradecimiento, Leonardo DiCaprio recordó a los directores que más impacto tuvieron en su carrera. A Kristine Peterson por darle su primera oportunidad en el cine y a Martin Scorsese, por “enseñarle tanto”.
Al referirse a Alejandro González Iñárritu, director de “The Revenant”, filme que le valió el trofeo, dijo: “Alejandro, qué talento impresionante eres. Ya has entrado a la historia del cine”.
Finalmente, Leonardo DiCaprio, conocido activista y vocero de temas medioambientales, dijo: “El 2015 ha sido el año mas caliente (…) (El calentamiento) es la amenaza más urgente. Necesitamos trabajar para dejar de perder el tiempo, apoyar a líderes en todo el mundo”.
LO QUE OCURRIÓ ANTES
Leonardo DiCaprio, cuyo futuro en la gala de esta noche de los Oscar dio mucho que hablar en las páginas de apuestas.
“Todo depende ahora de los votantes”, dijo poco después de llevarse el premio Bafta por su rol en “The Revenant”, película que también le valió el preciado Globo de Oro.
Leonardo DiCaprio fue uno de los últimos en llegar a la gala de los Oscar 2016. Curiosamente, a su paso por la alfombra roja coincidió con Kate Winslet, actriz con la que protagonizó su película más famosa “Titanic”.
Fuente: Diario El Comercio.