Archivo de la categoría: Antropología de la Religión

Factor religioso como fenómeno humano

Espionaje de correspondencia

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Benedicto XVI
El Vaticano tiene que dotarse de sistemas “antileaks”
La necesidad de hacer frente a casos y problemas manejando la presión mediática con absoluta transparencia.
Por Marco Tosatti- Vatican Insider Diario La Stampa
Los medios de comunicación de masa rebosan –comprensiblemente- de noticias sobre fugas de documentos vaticanos por parte de fuentes, quizás únicas o quizás no. Y otras noticias, menos llamativas, pero ciertamente más significativas para la vida de la Iglesia pasan a ocupar un segundo plano. Pero no están desvinculadas de las primeras, todo lo contrario: son el testimonio, en ambos casos, de una situación que Benedicto XVI se está empeñando en enderezar, modificar y corregir. En la última semana hemos destacado tres. Estas son:
Un obispo católico ha sido reducido al estado laical por haber sido acusado de haber importado a Canadá material pedopornográfico. Raymond Lahey, exobispo de Antagonish, ya no puede actuar como presbítero, presidir ceremonias religiosas, ni administrar los sacramentos. En tiempos recientes, es la primera vez que se inflige una pena de este tipo a un prelado al final de un proceso canónico. En enero Lahey fue condenado a 15 meses de prisión, porque en el aeropuerto de Ottawa, la policía había encontrado en su ordenador cientos de fotografías pornográficas de adolescentes. Lahey fue dejado en libertad bajo palabra al final del proceso.
En otro continente, la cúpula de la Conferencia Episcopal ha sido decapitada y sustituida. Se trata de la República Centroaficana, donde Benedicto XVI, el pasado 14 de mayo nombró nuevos obispos, tres años después de la investigación que condujo a la dimisión anticipada en mayo de 2009, del arzobispo Paulin Pomodino de Bangui, 54 años, y del arzobispo François-Xavier Yombandje, retirado a la edad de 52 años. Una investigación dirigida por el entonces obispo, ahora cardenal, Robert Sarah, concluyó que Pomodino adoptaba “una actitud moral no siempre conforme con su compromiso de seguir a Cristo en castidad, pobreza y obediencia”. La investigación también reveló que muchos miembros del clero local tenían hijos. El 14 de mayo pasado Benedicto XVI nombró al padre Dieudonné Nzapalainga, 45 años, arzobispo de Bangui. El sacerdote ha trabajado hasta este momento como Administrador Apostólico. El padre Nestor -Désiré Nongo-Aziagbia, de 42 años de edad, superior de la Society of African Missions en Strasburgo, Francia, fue nombrado obispo de Bossango.
Al otro lado del mundo, un obispo australiano disidente, Williams Morris, ha sido sustituido concluyendo de este modo una batalla decenal entre el prelado y el Vaticano. El prelado, cuya dimisión había sido ya solicitada, antes de su destitución tenía y expresaba ideas opuestas a las expresadas por el magisterio respecto a la confesión, la absolución general de los pecados y la ordenación femenina. Cuando fue requerida su presencia en Roma para hablar de la situación, el obispo, que seguramente parece un poco excéntrico (entre otras cosas viste de laico, llevando una corbata con su escudo episcopal) respondió que tenía compromisos pastorales que se lo impedían. Una investigación guiada por el obispo americano Charles Chaput llevo a solicitar su dimisión. A la cual parece que Morris había consentido tras un encuentro con el Papa en Australia; pero algún tiempo más tarde escribió una carta diciendo que no presentaba la dimisión porque no estaba convencido. Los pasados días ha sido nombrado su sucesor: monseñor Robert McGuckin, expresidente de la Canon Law Society of Australia and New Zealand.
Los pasados años también se dieron episodios análogos a estos, también ignorados por los medios de comunicación, incluso a veces por los locales. Dimisiones prematuras, acordadas, salidas de escena discretas. Benedicto XVI trabaja lento, quizás, pero seguro. Toca la sensibilidad, las amistades, los vínculos y el amor propio; o frustra esperanzas y ambiciones, quizás legítimas, pero que deberían dejar paso a sentimientos muy diversos y más elevados.
Quizás es este el motivo por el cual asistimos a fugas de documentos. Que desgraciadamente no parecen provenir de lugares desconocidos, sino de despachos muy cercanos- quizás en el mismo corredor- al apartamento del Pontífice. La respuesta de los miembros de la cúpula de la Secretaría de Estado hasta ahora se ha mostrado débil, usando un eufemismo. Por ello, es la opinión reservada de expertos en materia, sería el caso, vista la situación, de aceptar el hecho de que no todos los que trabajan al lado del Papa son personas fieles; y adoptar procedimientos y sistemas, incluso tecnológicos, usados en todos los países para proteger zonas y documentos “sensibles”. En realidad hemos observado una cierta sorpresa por parte de los especialistas por la ausencia de precauciones de este tipo para defenderse de los enemigos internos, además de los externos, ciertamente, en estos casos menos peligrosos. El Papa y mil doscientos millones de católicos tienen derecho a ello. Antes la fe era suficiente. Ahora ya no.

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Cardenal Jean Daniélou SJ

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Jean Danielou SJ

La verdad usurpada
El Cardenal francés Jean Daniélou SJ es considerado uno de los más grandes teólogos del siglo XX.
Sandro Magister publicó el 11 de mayo una columna en el diario L’Espresso con una entrevista realizada al Cardenal en Radio Vaticana el 23 de octubre de 1972. El texto aún conserva su actualidad y en aquel entonces le valió al purpurado la persecución de algunos de sus hermanos del ala “progresista” que lo tomaron como un ataque a la Compañía de Jesús.
El vaticanista también aprovecha para limpiar el nombre del Cardenal que falleció en el apartamento de una prostituta en París. Magister explica que el purpurado llegó para darle dinero a la mujer para el abogado que sacaría de la cárcel a su esposo. “Fue la última de sus obras de caridad realizadas en secreto, a favor de personas despreciadas y necesitadas de ayuda y perdón“, explica.
Mimì Santoni, la prostituta, lo vio caer de rodillas con el rostro en tierra antes de expirar. Para ella “fue una bella muerte para un cardenal“. Después del fallecimiento los jesuitas comprobaron su inocencia.
En la entrevista de 1972 el purpurado afirma que “hay actualmente una crisis muy grave de la vida religiosa y que no se debe hablar de renovación, sino más bien de decadencia“.
Para el Cardenal “esta crisis se manifiesta en todos los ámbitos. Los consejos evangélicos (pobreza, castidad y obediencia) no son considerados ya como consagración a Dios, sino que son vistos en una perspectiva sociológica y psicológica. Nos preocupamos por no presentar una fachada burguesa, pero en el plano individual no se practica la pobreza“.
“La dinámica de grupo sustituye a la obediencia religiosa; con el pretexto de reaccionar contra el formalismo, se abandona toda reglamentación de la vida de oración y las consecuencias de este estado de confusión son ante todo la desaparición de las vocaciones, porque los jóvenes reclaman una formación seria“, añade.
A continuación denuncia que existen en la Iglesia a causa de esta crisis “numerosos y escandalosos abandonos de religiosos que reniegan del pacto que los ligaba al pueblo cristiano”.
Sobre las causas de esta crisis, el Cardenal Daniélou señala que “la fuente esencial (…) es una falsa interpretación del Vaticano II. Las directivas del Concilio eran clarísimas: una más grande fidelidad de los religiosos y de las religiosas a las exigencias del Evangelio expresadas en las Constituciones de cada instituto y al mismo tiempo una adaptación de las modalidades de estas Constituciones a las condiciones de la vida moderna”.
“Los institutos que son fieles a estas directivas conocen una verdadera renovación y tienen vocaciones. Pero en muchos casos se sustituyen las directivas del (Concilio) Vaticano II con ideologías erróneas puestas en circulación por revistas, por congresos y por teólogos”, advierte.
Entre esos errores el Cardenal menciona la secularización, una falsa concepción de la libertad y una concepción equivocada de la “mutación del hombre y de la Iglesia”.
Sobre el primero, el purpurado explica que el Vaticano II “jamás ha dicho que nosotros ingresemos en un mundo secularizado, en el sentido que la dimensión religiosa ya no ha de estar presente en la civilización, y es en el nombre de una falsa secularización que religiosos y religiosas renuncian a sus hábitos, abandonan sus obras para insertarse en las instituciones seculares, sustituyendo la adoración a Dios por las actividades sociales y políticas”.
“Entre otras cosas, esto va a contramano en lo que se refiere a la necesidad de espiritualidad que se manifiesta en el mundo de hoy”, alerta.
Sobre la falsa concepción de la libertad, el Cardenal refiere que ésta “lleva consigo la desvalorización de las Constituciones y de las Reglas y exalta la espontaneidad y la improvisación. Esto es tanto más absurdo en cuanto la sociedad occidental sufre actualmente por la ausencia de una disciplina de la libertad. La restauración de reglas firmes es una de las necesidades de la vida religiosa”.
Sobre el tercer error dice que “aún cuando los contextos cambian, los elementos constitutivos del hombre y de la Iglesia son permanentes, por eso es un error tremendo cuestionar los elementos constitutivos de las Constituciones de las órdenes religiosas”.
En cuanto a las soluciones a la crisis de la vida religiosa, el Cardenal propone “detener las falsas orientaciones que se difunden en un cierto número de institutos”.
“Para esto es necesario detener todas las experimentaciones y todas las decisiones contrarias a las directivas del Concilio; poner en guardia contra los libros, las revistas y los congresos en los cuales son puestas en circulación estas concepciones erróneas; restaurar íntegramente la práctica de las Constituciones con las adaptaciones pedidas por el Concilio”.
El Cardenal Daniélou afirma que “allí donde esto parece imposible, me parece que no se puede rechazar a los religiosos que quieren ser fieles a las Constituciones de sus órdenes y a las instrucciones del Vaticano II de constituir comunidades distintas. Los superiores religiosos están obligados a respetar este deseo conciliar”.
“Estas comunidades deben estar autorizadas y deben tener casas de formación. La experiencia mostrará si las vocaciones son más numerosas en las casas de estricta observancia o en las casas de observancia mitigada. En caso que los superiores se opongan a estos pedidos legítimos, está ciertamente autorizado recurrir al Sumo Pontífice”.
En la entrevista el Cardenal francés afirma además que “la vida religiosa está llamada a un grandioso futuro en la civilización técnica: cuanto más se desarrolle ésta, más se hará sentir la necesidad de la manifestación de Dios”.
“Este es precisamente el propósito de la vida religiosa, pero para cumplir con su misión es necesario que ella reencuentre su auténtico significado y rompa radicalmente con una secularización que la destruye en su esencia y le impide atraer vocaciones”, concluye.
Entrevista a Jean Daniélou SJ en Radio Vaticana
Eminencia, ¿existe realmente una crisis de la vida religiosa y puede dimensionarla?
Pienso que hay actualmente una crisis muy grave de la vida religiosa y que no se debe hablar de renovación, sino más bien de decadencia. Pienso que esta crisis golpea sobre todo al área atlántica. Europa del Este y los países de África y de Asia presentan respecto a esto una mejor salud espiritual. Esta crisis se manifiesta en todos los ámbitos. Los consejos evangélicos no son considerados ya como consagración a Dios, sino que son vistos en una perspectiva sociológica y psicológica. Nos preocupamos por no presentar una fachada burguesa, pero en el plano individual no se practica la pobreza. La dinámica de grupo sustituye a la obediencia religiosa; con el pretexto de reaccionar contra el formalismo, se abandona toda reglamentación de la vida de oración y las consecuencias de este estado de confusión son ante todo la desaparición de las vocaciones, porque los jóvenes reclaman una formación seria. Por otra parte, hay numerosos y escandalosos abandonos de religiosos que reniegan del pacto que los ligaba al pueblo cristiano.
¿Puede decirnos cuáles son, a su parecer, las causas de esta crisis?
La fuente esencial de esta crisis es una falsa interpretación del Vaticano II. Las directivas del Concilio eran clarísimas: una más grande fidelidad de los religiosos y de las religiosas a las exigencias del Evangelio expresadas en las Constituciones de cada instituto y al mismo tiempo una adaptación de las modalidades de estas Constituciones a las condiciones de la vida moderna. Los institutos que son fieles a estas directivas conocen una verdadera renovación y tienen vocaciones. Pero en muchos casos se sustituyen las directivas del Vaticano II con ideologías erróneas puestas en circulación por revistas, por congresos y por teólogos. Entre estos errores se pueden mencionar:
– La secularización. El Vaticano II ha declarado que los valores humanos deben ser tomados en serio. Jamás ha dicho que nosotros ingresemos en un mundo secularizado, en el sentido que la dimensión religiosa ya no ha de estar presente en la civilización, y es en el nombre de una falsa secularización que religiosos y religiosas renuncian a sus hábitos, abandonan sus obras para insertarse en las instituciones seculares, sustituyendo la adoración a Dios por las actividades sociales y políticas. Entre otras cosas, esto va a contramano en lo que se refiere a la necesidad de espiritualidad que se manifiesta en el mundo de hoy.
– Una falsa concepción de la libertad que lleva consigo la desvalorización de las Constituciones y de las Reglas y exalta la espontaneidad y la improvisación. Esto es tanto más absurdo en cuanto la sociedad occidental sufre actualmente por la ausencia de una disciplina de la libertad. La restauración de reglas firmes es una de las necesidades de la vida religiosa.
– Una concepción errónea de la mutación del hombre y de la Iglesia. Aún cuando los contextos cambian, los elementos constitutivos del hombre y de la Iglesia son permanentes, por eso es un error tremendo cuestionar los elementos constitutivos de las Constituciones de las órdenes religiosas.
¿Pero usted ve que hay remedios para superar esta crisis?
Pienso que la solución única y urgente es la de detener las falsas orientaciones que se difunden en un cierto número de institutos. Para esto es necesario detener todas las experimentaciones y todas las decisiones contrarias a las directivas del Concilio; poner en guardia contra los libros, las revistas y los congresos en los cuales son puestas en circulación estas concepciones erróneas; restaurar íntegramente la práctica de las Constituciones con las adaptaciones pedidas por el Concilio. Allí donde esto parece imposible, me parece que no se puede rechazar a los religiosos que quieren ser fieles a las Constituciones de sus órdenes y a las instrucciones del Vaticano II de constituir comunidades distintas. Los superiores religiosos están obligados a respetar este deseo conciliar.
Estas comunidades deben estar autorizadas y deben tener casas de formación. La experiencia mostrará si las vocaciones son más numerosas en las casas de estricta observancia o en las casas de observancia mitigada. En caso que los superiores se opongan a estos pedidos legítimos, está ciertamente autorizado recurrir al Sumo Pontífice.
La vida religiosa está llamada a un grandioso futuro en la civilización técnica: cuanto más se desarrolle ésta, más se hará sentir la necesidad de la manifestación de Dios. Este es precisamente el propósito de la vida religiosa, pero para cumplir con su misión es necesario que ella reencuentre su auténtico significado y rompa radicalmente con una secularización que la destruye en su esencia y le impide atraer vocaciones.
Fuente: www.chiesa.espressonline.it
Martín SánchezMartín Sánchez expulsado
El tribunal Interdiocesano de Lima, de conformidad a las Facultades Especiales del 18 de abril de 2009 concedidas a la Congregación para el Clero (cfr. Prot. Ref. N°20090556), inició un proceso administrativo penal al expresbítero Augusto Martín Sánchez Terán con motivo de grave indisciplina, desobediencia a la autoridad eclesiástica y contumacia que ocasionaban escándalo entre los fieles y un grave daño al bien común eclesial.
Habiéndose cumplido todas las fases del debido proceso canónico, la Congregación para el Clero ha comunicado al Arzobispo de Lima, el 24 de marzo del presente año, el Rescripto de la expulsión del estado clerical, con la dispensa de las obligaciones derivadas de la ordenación sacerdotal, al Sr. Martín Sánchez.
Fuente: Tribunal Eclesiástico.

Hermano Martín de la caridad

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Hermano Martín

El santo mulato nació en Lima en 1579 de padre español y madre panameña. Tardó su padre en reconocerlo pero al final asintió, teniendo de todas formas que partir dejando al pequeño al cuidado de su madre. Son misteriosos los caminos del Señor: no fue sino un santo quien lo confirmó en la fe de sus padres. Fue Santo Toribio Mogrovejo, segundo arzobispo de Lima y actual patrono del Episcopado Latinoamericano, quien hizo descender el Espíritu sobre su moreno corazón, corazón que el Señor fue haciendo manso y humilde como el de su Madre. Martín aprendió el oficio de barbero y también algo de medicina. El muchacho era inteligente, y fue tal su amor por los hermanos que no tardó en aprender para poderlos servir mejor. Desde niño sentía predilección por los enfermos y los pobres en quienes reconocía sin duda el rostro sufriente de su Señor. A los quince años la gracia recibida y el ardor por vivir más cerca de Dios en servicio completo a sus hermanos humanos lo impulsó a pedir ser admitido como donado en el convento de los dominicos que había en Lima.
Pronto la virtud del moreno dejó de ser un secreto. Su servicio como enfermero se extendía desde sus hermanos dominicos hasta las personas más abandonadas que podía encontrar en la calle. Su humildad fue probada en el dolor de la injuria, incluso de parte de algunos religiosos dominicos. Incomprensión y envidias: camino de contradicciones que fue asemejando al mulato a su Reconciliador. En 1603 le fue concedida la profesión religiosa y pronunció los votos de pobreza, obediencia y castidad. Hombre de gran caridad, unía a su incesante oración las penitencias más duras. Era mucho el amor, eran poco el sueño y la comida, lo sostenía la oración, la infinita misericordia de Dios. Es muy probable que haya conocido a Santa Rosa de Lima. El Señor tiene sus caminos, y los tuvo de dolor y alegría para nuestro mulato. Así nos ama el Señor, como a su Madre.
La virtud del santo, su intensa vida espiritual, sostenían su entrega, pero sin duda alguna, aquello que más recuerda el pueblo de Lima son sus numerosos milagros. A veces se trataba de curaciones instantáneas, en otras bastaba tan sólo su presencia para que el enfermo desahuciado iniciara un sorprendente y firme proceso de recuperación. Muchos lo vieron entrar y salir de recintos estando las puertas cerradas. Otros lo vieron en dos lugares distintos a un mismo tiempo. Todos, grandes señores y hombres sencillos, no tardaban en recurrir al socorro del santo mulato: “yo te curo, Dios te sana” decía Martín con grande conciencia del inmenso amor del Señor que ha gustado siempre de tocar el corazón de los hombres con manos humanas.
Enfermero y hortelano herbolario, Fray Martín cultivaba las plantas medicinales que aliviaban a sus enfermos. Su amor humilde y generoso lo abarcaba todo: su amabilidad con los animales era fruto de su inmenso amor por el Creador de todas las cosas. El pueblo de Lima venera hoy su dulce y sencilla imagen, con su escoba en la mano dando de comer, de un mismo plato, a perro, ratón y gato.
Tras una vida de honda respuesta a la gracia de Dios, de intensa y perseverante entrega vividas al calor de la caridad y el sacrificio, ya a los sesenta años de edad, Fray Martín cayó enfermo y supo de inmediato que había llegado la hora de encontrarse con el Señor. El pueblo se conmovió, y mientras en la calle toda Lima lloraba, el mismo virrey fue a verlo a su lecho de muerte para besar la mano de quien decía de sí mismo ser un perro mulato, tal era la veneración que todos le tenían. Poco después, mientras se le rezaba el credo, besando el crucifijo con profunda alegría, el santo partió. Pero esta partida no lo alejó de su pueblo quien esperanzado le reza a diario aguardando su tierna intercesión y agradeciendo sus milagros. Fray Martín de Porres, el mulato “santo de la escoba” fue canonizado el 6 de mayo de 1962 por el Papa Juan XXIII.
Fuente: www.arzobispadodelima.org
Waldir PérezCadena perpetua o pena de muerte
Por Manuel Igreda Reátegui- Perú21
El capellán del colegio parroquial San Alfonso de Santa Clara fue denunciado por violador. El caso es investigado luego que la madre de la víctima hiciera esta acusación.
Elizabeth Marlene Liza Bazán, de 44 años, contó a Perú21 que su hijo fue víctima de Waldir Pérez Salinas, perteneciente a la Congregación de los Padres Redentoristas.
ABUSO EN EL COLEGIO
El presunto abuso sexual contra su hijo ocurrió dentro de las mismas instalaciones del colegio San Alfonso.
“Este señor se aprovechó de mi hijo en la misma oficina que tiene en esta escuela. Se ganó la confianza de mi niño y abusó de él”, expresó.
“Nunca pensé meterlo en la boca del lobo. Además, tengo miedo a que se fugue, me siento destruida. Quiero que lo metan preso y exijo que se haga justicia”, exclamó.
La señora pidió ayuda a los Ministerios de Educación, de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, así como a la Defensoría del Pueblo.
Pérez Salinas dijo que estaba arrepentido de lo que había hecho. Se informó que será trasladado a la carceleta del Palacio de Justicia y posteriormente el INPE determinará a qué penal lo trasladarán.
ANTECEDENTE
El párroco del convento Sagrado Corazón de Jesús, Fermín Zenón Lozano Noa, de 41 años de edad, fue denunciado por el delito de violación a una menor de 13 años, que se habría consumado en la vivienda del sacerdote ubicada al interior del local, cuando ambos estaban en un retiro espiritual.
El clérigo además era promotor y director del colegio San Alfonso de Huanta. Luego de lo sucedido, la menor fue hospitalizada en el centro de salud.
Tras la denuncia, efectivos policiales iniciaron las labores de búsqueda del sacerdote, quien se dio a la fuga tras descubrirse el delito.
Según se supo, se habría ocultado en la casa retiro Juan Pablo II, ubicado en el distrito de Luricocha.

Madre Covadonga

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Ayacucho

La religiosa española residente en Ayacucho es una figura de culto en esa ciudad: su voz es respetada por los delincuentes más avezados y su labor como mediadora en la cárcel de Yanamilla ha sido clave para evitar hechos de sangre. Aquí, detalles poco conocidos de la vida de una monja.
“Te mato”, le susurró una voz en el oído. La Madre Covadonga volteó rápidamente. No había nadie en el asfalto. El jirón Tres Máscaras lucía calmado. Rió de buena gana. Pero se detuvo al observar el rostro gélido de su acompañante. “¡Es Abimael!”, gritó súbitamente la misionera que estaba a su lado. Era un día gris de 1987.
Al subir al segundo piso de su casa, la madre y su colega se sentaron sobre la mesa a pensar en los motivos de la amenaza. Temblorosas, se sirvieron unas tazas de café. El timbre del teléfono repicó súbitamente. Se miraron las caras. El ring volvió a repicar. Victoria Leandro levantó el auricular. Una voz le dijo sin ambages: “Somos los hijos del diablo. Esta noche les toca a las dominicas”. Hacía poco tiempo, el sacerdote Víctor Acuña había sido asesinado mientras oficiaba misa. La Madre Covadonga creía entender la ira de Abimael Guzmán contra ella: llevaba cinco años contrarrestando la prédica de Sendero con máximas de amor. Una de ellas era “Dios vive dentro de mí. Soy un cielo. Soy un cielo”, que cantaba en colegios, actos y plazas públicas. También había logrado juntar a miles de estudiantes en las famosas “charlas de amor”, en las que argumentaba la inutilidad de la violencia. Esta actividad la realizaba en su casa, en el jirón Tres Máscaras. Al inicio de la década de 1980, iban a buscarla cerca de trescientas personas cada día. Todas aguardaban ayuda económica, jurídica o espiritual. La madre corría por aquí y por allá. Se le veía en la corte, en la comisaría, en la fiscalía, en el penal, en la calle. Siempre con su hábito impoluto y su mirada diáfana. Pero ella tenía mil razones para amar a Abimael.

Madre CovadongaMadre Covadonga ha llevado a terrenos insólitos su preocupación por el prójimo. En 2004, cuando los internos del penal de Yanamilla hicieron un motín para protestar por el cambio de sus horarios de trabajo, decenas de militares habían rodeado el recinto armados con metralladoras de largo alcance. La madre, enterada de la gresca, corrió hacia la zona y encontró a los soldados a punto de disparar a los reos. Sin titubearlo, se plantó frente a las armas con los brazos abiertos y gritó: “¡No, por favor! ¡Paz! ¡Paz! ¡Paz!”. Tenía los ojos cerrados, lagrimeantes. Los militares no soportaron ver a una anciana de 82 años darles una tierna lección de mesura: se fueron en masa.
“Muchas veces mi voz ha sido muy respetada. Porque la gente sabe que mi voz no quiere a unos o a otros, sino a todos”, diría Covadonga nueve años después. Sí que su voz ha sido respetada. Según varios testimonios, era la única persona a la que los senderistas de la Universidad San Cristóbal de Huamanga hacían caso cuando se pedía cese al fuego. Su presencia convertía en adolescentes berrinchudos a maoístas enciclopédicos.
En marzo del 2008, el pueblo ayacuchano protestaba en defensa de sus recursos naturales. La Madre Covadonga estaba en medio de la masa de manifestantes que ocupaba la plaza de armas de la ciudad.
En cada esquina había un policía enviado de Lima. A la religiosa le parecía una respuesta excesiva del gobierno frente a una actividad, en términos generales, pacífica. De pronto, el obispo de Ayacucho la llamó para una reunión, que se prolongó por una hora. Cuando la hermana volvió a la calle, sus ojos quedaron bien abiertos: el jirón 28 de Julio estaba inundado por una densa humareda que asfixiaba a cientos de personas. La gente corría espantada en todas las direcciones. Una mujer con los ojos lagrimeantes le enrostraba: “¿Qué es esto, madre?”. María Estrella del Carmen Valcárcel, como en realidad se llama Covadonga, miró al cielo: varios helicópteros se mezclaban con las nubes espumosas de Huamanga. Habían castigado al pueblo por su rebeldía lanzándole decenas de bombas lacrimógenas. La madre corrió varias cuadras rumbo a su casa, tomó presurosa el teléfono y digitó los números de una radio local. Con la exaltación propia de una mujer de 85 años, suplicó que retiren los helicópteros de la zona. El ruego llegó hasta el comandante policial de la zona, que suspendió la operación.
“Muchas veces he intervenido para evitar masacres”, reconocería la madre varios años después. Se trata de una mediadora innata, una mujer dispuesta a sacrificar su propia comodidad para generar entendimiento entre sus semejantes. Las muertes que ella evita no son solo militares, sino cotidianas, hogareñas. Cientos de mujeres la han buscado en su casa para solucionar problemas familiares. Por ejemplo, convivientes que no las dejan de golpear. En ocasiones, explica la madre, lo mejor es la separación. Ella misma ha tenido que ir con su auto muchas veces a “rescatar” a alguna joven violentada.
María EstrellaMaría Estrella tenía mil razones para amar a Abimael Guzmán porque ella siempre ha estado junto a los equivocados, los delincuentes, los delirantes. “Nosotros consideramos Cristos a los reos”, ha dicho. Durante los últimos veinte años ha visitado la cárcel de Yanamilla con un pecho lleno de afecto y mucha ayuda material en las manos. Ha ayudado a organizar los talleres que permiten que los presos mantengan a sus familias a la distancia con los productos que fabrican entre rejas: confección, carpintería, artesanía, entre otros. Los recluidos la llaman por teléfono cada vez que sufren un abuso o sienten una necesidad. La Madre Covadonga es, en muchos casos, el único interlocutor válido que reconocen los presos para negociar.
Desde que llegó a Ayacucho, en abril de 1971, esta religiosa española ha volcado su vida en favor de los desposeídos. Por eso ha sido objeto de numerosas condecoraciones, entre ellas el grado de Comendador del Congreso. También ha sido postulada al Premio Príncipe de Asturias. Pero ella, a sus 89 años, tiene una aspiración que considera más útil: levantar un centro oftalmológico para la gente pobre de Ayacucho. ¿Qué sería del Perú si todos tuviéramos sus ojos?
Fuente: Diario La República.

Rendición de cuentas

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Rector y Gran Canciller
Por Miguel Giusti Hundskopf
La situación ante la que se encuentra nuestra universidad en estos momentos me parece sumamente grave porque creo que está en serio riesgo nuestra autonomía. Sin desconocer el esfuerzo del Rectorado por alcanzar un acuerdo que respete la posición tomada por la Asamblea en septiembre del año pasado, creo que el documento que nos ha alcanzado no reúne las condiciones como para ser aceptado, ni en la forma ni en el fondo, y quisiera explicarles por qué soy de esta opinión. Lamento tener que opinar en contra de lo que nos pide expresamente el Rectorado, por cuya conducción de la universidad he tenido y tengo el máximo respeto, pero me parece que es el momento de dar a conocer nuestros pareceres, o de disentir, sobre lo que pueda ser mejor para nuestra universidad.
La forma
El Rectorado solicita de la Asamblea un voto a favor del acuerdo, en bloque y en un plazo muy próximo. Pero el documento está muy lejos de ser claro en muchos puntos, o de ser en todos sus aspectos aceptable, por lo que una aprobación en bloque nos obligaría a aceptar lo inaceptable. El plazo tan próximo, además, impide una reflexión más seria o un proceso de maduración sobre la naturaleza y las consecuencias de los cambios propuestos. Conviene recordar que los plazos perentorios no han sido puestos por nosotros y que su fijación, al modo de un ultimátum, no se condice con el espíritu de diálogo que debería primar en las relaciones que mantenemos con la Iglesia.
El fondo. La elección del Rector
Si se analizan y complementan entre sí todos los cambios propuestos con respecto a la elección del Rector, el resultado me parece un serio recorte a la autonomía de la Universidad. En apariencia, se preserva la atribución de la Asamblea para elegir al Rector, aun cuando se concede al Arzobispo el derecho de emitir una opinión-valoración de los candidatos. Ya esta concesión es obviamente una suerte de derecho de veto o al menos de presión de la comunidad universitaria.
Pero si se hubiese quedado ahí, quizás habría podido pese a todo aceptarse. El problema es que ahora se añade un requisito para poder ser rector o vicerrector, a saber: “llevar una vida en fidelidad al Magisterio de la Iglesia”. Este requisito conlleva un serio peligro, porque, aun cuando no se dice nada acerca de a quién le corresponde la competencia para decidir si un candidato cumple o no ese requisito, es claro que sobre el Magisterio de la Iglesia solo puede decidir el propio Magisterio de la Iglesia. El “Magisterio” no es la doctrina, ni el espíritu, ni los principios o los valores del cristianismo o la Iglesia (en un sentido genérico), sino la enseñanza de la Iglesia tal como la comprende, registra y administra la autoridad de los obispos[1]. Si la autoridad episcopal es por definición la competente en la materia, entonces esto quiere decir, en buen castellano, que el Arzobispo podrá decidir (o creerá tener la autoridad legítima para decidir) quién podrá ser candidato a Rector en nuestra universidad. Quien haya escuchado a Monseñor Cipriani en su intervención en el programa La Hora N de Jaime de Althaus el 4 de abril, habrá visto claramente cómo interpreta él esta prerrogativa. Se comprende entonces por qué ha renunciado a su propuesta anterior de elegir al Rector de una terna: porque eso ya no le hace falta, dado que para ser candidato a Rector habrá que contar con la autorización episcopal, vale decir, del “Magisterio” de la Iglesia. Pero además, sorprende que se haya aceptado una fórmula que exige “llevar una vida en fidelidad a”, porque eso equivale a someter a evaluación la vida personal y las ideas de los candidatos. En efecto, aquí entra a tallar el segundo aspecto de la noción de “Magisterio”: el de la enseñanza ortodoxa, porque, repito, esa noción designa al bagaje de enseñanzas de la Iglesia tal como lo interpreta la autoridad episcopal. En otras palabras: un profesor que haya escrito cualquier tesis o expresado cualquier idea en algún libro (sobre cualquier asunto de moral, política, vida eclesial, ciencia, filosofía o cualquier materia problemática), o uno que no se haya casado por la Iglesia o sea divorciado o que en cualquier otro sentido, siempre según interpretación de los obispos, no sea “fiel” al “Magisterio”, no podrá ser candidato a Rector. El Rectorado comenta que este nuevo requisito no sería sino una “especificación” del artículo ya existente, que dice: “identificarse con los principios, valores y fines de la Universidad”. Por lo dicho, es obvio que no se trata de una especificación sino de algo muy diferente. El artículo de nuestro Estatuto es mucho más sobrio y no conlleva censura alguna de la vida y las ideas de los profesores.
Por si ello fuera poco, se ha aceptado además incluir entre las atribuciones del Gran Canciller: “Recibir la profesión de fe del rector y los vicerrectores, para empezar a ejercer sus cargos”. Un acto de sumisión de esta naturaleza, que no ha estado nunca presente en nuestro Estatuto, me parece extemporáneo y de mal gusto, y está reñido con la dignidad del oficio de profesor universitario. Para colmo, queda por precisar aún el tenor (el texto) de esa profesión, pero, dado el contexto en el que se está introduciendo, no cabe pensar sino en lo peor.
La Comisión Económica Especial
Con respecto a la creación de la Comisión Económica Especial, me pregunto hasta qué punto ella no equivale a un reconocimiento implícito (y voluntario) de que nuestra universidad no es plena propietaria de sus bienes, pues admite que debe rendir cuenta de ellos ante otra institución privada (la Iglesia), a la que se concede entonces el derecho de pedir cuentas. Concuerdo con el documento cuando afirma que no deberíamos temer el rendir cuentas porque no tenemos nada que ocultar. Pero para eso existen, en los sistemas democráticos, mecanismos o instancias legales que no alteran los derechos de propiedad, como la Contraloría, o la SUNAT, o las auditorías externas. Mejor (menos equívoco y más coherente) sería, en ese sentido, obligarse a rendir cuentas ante alguno de estos organismos y permitir el acceso a dichas cuentas a los representantes de la Iglesia.
De otro lado, sorprende que la composición de la Comisión Económica sea de 1 miembro de nuestra universidad y 2 miembros del episcopado. Estamos aceptando, en el contexto de este conflicto, ser siempre minoría. Y ello se vuelve más problemático todavía cuando leemos que esta Comisión tendrá voto dirimente cuando haya desacuerdos en el seno de la Junta Administradora. (El documento sostiene que el Arzobispo ha “renunciado voluntariamente” a ejercer la función dirimente en la Junta; a la luz de lo expuesto, es obvio que esa renuncia se da porque ya no necesita ese voto, dado que lo tiene en la Comisión Económica).
En el documento se intenta restar importancia a las atribuciones de la Comisión, argumentando que ésta supuestamente solo intervendría en casos de inversiones de gran monta, pero se incluye entre ellas la aprobación del plan trienal de inversiones de la Universidad. Dado que la Comisión tiene mayoría del episcopado y posee además voto dirimente en los asuntos de la Junta Administradora, no me parece nada desdeñable el poder que se le estaría concediendo.
Las reformas del Estatuto
Se ha incluido un punto en el acuerdo según el cual en el futuro las reformas de nuestro Estatuto “que afecten los derechos de la Iglesia en la Universidad”, “requerirán de la aprobación del Dicasterio para su entrada en vigencia”. También aquí hay el peligro de una seria cesión de autonomía. El propio documento reconoce que este artículo “técnicamente, es un derecho a veto”, pero presume que ello no sería un problema porque solo tendría vigencia “en los temas que la involucran (a la Iglesia)”, mas no en todos los demás, sin precisar cuál sería la diferencia entre unos y otros. Pero, como es obvio, la Iglesia podría considerar que todos los temas de la vida universitaria “la involucran” o “afectan sus derechos”, porque eso puede inferirse fácilmente de las diversas atribuciones genéricas que se le conceden, empezando por la elección del Rector, la administración de los bienes, la profesión de fe o la fidelidad al Magisterio de profesores, administrativos y alumnos. En resumidas cuentas, el artículo en cuestión extiende virtualmente de manera indefinida el derecho a veto de nuestros cambios estatutarios.
La Junta Administradora
En relación con la Junta Administradora parecería haberse llegado a un acuerdo razonable y aceptable, con algunas salvedades, pero sobre este punto el propio arzobispado ha dado marcha atrás, de manera que no sabemos a qué atenernos. Ya se ha señalado, sin embargo, que, en el acuerdo, las discrepancias de interpretación que ocurran en la Junta serán dirimidas por la Comisión Económica Especial, en la cual el episcopado tiene mayoría. Si, por hipótesis, el representante del arzobispo en la Junta Administradora decidiera bloquear sistemáticamente todas nuestras iniciativas, ello obligaría a recurrir continuamente al voto dirimente de la Comisión Económica, en la cual tenemos siempre minoría. Esto daría carta blanca a los obispos para decidir a voluntad y de manera sistemática sobre los asuntos de la marcha administrativa de nuestra universidad.
El “carácter” pontificio y católico
Se ha añadido una breve frase al art. 1 de nuestro Estatuto que dice: “Por su carácter pontificio y católico… la PUCP es una comunidad de maestros, etc.…” Si entiendo bien (o mal, que es mejor), esta breve frase es un modo de insertar en nuestro Estatuto que la PUCP tiene una vinculación de dependencia institucional, o jurídica, o canónica o de otro tipo en relación con la Iglesia, vinculación que podría dar pie a que dicha frase fuera utilizada por la Iglesia para reclamar propiedad o sujeción canónica. No tengo argumentos suficientes para sostener que esto vaya a ocurrir, pero temo que su mera posibilidad es la razón por la que debe haberse incluido esta frase.
El argumento pragmático
En el documento del Rectorado se nos invita a considerar pragmáticamente la situación y a tener en cuenta que los beneficios del acuerdo serían considerablemente más altos que sus costos, pues de esa manera se pondría fin a un conflicto desgastante que mantiene ocupada y en tensión a la Universidad desde hace muchos años. Para hacer más persuasiva la invitación, se nos advierte que en caso de no aprobar el acuerdo, no seríamos ya nosotros sino los tribunales peruanos los que tendrían la última palabra. Y se da a entender, claro está, que el acuerdo preserva la autonomía de la Universidad y la libertad de cátedra, además de que las concesiones estarían ya de algún modo enraizadas en nuestro Estatuto vigente.
Hay que reconocerle, por cierto, al Rectorado, que haya respetado y hasta consignado en el documento la necesidad de someter el acuerdo a la decisión de la Asamblea. Pero quisiera hacer dos consideraciones sobre esta invocación pragmática.
En primer lugar, sorprende el repentino cambio de política por parte del Rectorado. Durante varios años, se ha mantenido una línea principista dura (y hasta inflexible) en la confrontación con la jerarquía de la Iglesia y se ha enviado un mensaje tranquilizador a la comunidad universitaria, asegurándole que teníamos una posición jurídica sólida en los dos frentes del conflicto. Esa política ha dado sus frutos, es decir, ha fortalecido la cohesión de la comunidad universitaria en la defensa de su autonomía y ha transmitido a los profesores la convicción de que estamos en condiciones de preservar con buenos argumentos y políticas inteligentes los valores fundamentales de nuestra vida universitaria. Ahora, en cambio, se nos pide ser más flexibles con los principios y se sugiere que nuestra posición jurídica es débil.
Pero aun en sentido pragmático, tengo la impresión de que el acuerdo no nos es favorable. Por lo que he expuesto antes, creo que es más lo que perdemos que lo que ganamos. En la elección del Rector, en la propiedad de los bienes, en la cesión de la mayoría a la Comisión Económica Especial, en el procedimiento de reforma de nuestros estatutos, como en otros puntos, se hacen concesiones que, por decir lo menos, ponen en serio peligro nuestra autonomía.
No está dicho, por cierto, que los cambios del Estatuto hayan de interpretarse o aplicarse de una manera desfavorable para nosotros, pero esa posibilidad existe y de ella deberíamos defendernos. En las consideraciones de tipo pragmático, no puede dejar de tenerse en cuenta con quién estamos haciendo el trato. Por sus convicciones religiosas y políticas, así como por su vieja y militante posición contra nuestra universidad, Monseñor Cipriani no ha ocultado nunca sus intenciones ni ha tenido reparos en utilizar los medios a su alcance para tratar de imponerlas. Suponer ahora que ha cambiado de opinión o que hará uso cándido de las atribuciones o las posibilidades de intervención que le otorga el acuerdo, sería pecar de ingenuidad pragmática. De esto tenemos ya pruebas más que suficientes en sus primeras declaraciones en el programa mencionado de Jaime de Althaus.
Qué hacer entonces
Por la forma en que ha sido presentado el documento, pareciera que nos encontráramos ante una encrucijada de vida o muerte, de todo o nada. Y esta sensación está difundiéndose entre la comunidad universitaria, razón por la cual algunos están dispuestos a ceder por temor y otros por resignación. Me parece muy importante que tratemos de contrarrestar esta impresión.
Lo primero que deberíamos hacer, me parece, es no aceptar el acuerdo, al menos no en bloque y no en el plazo fijado. La decisión que tomó la Asamblea en septiembre del año pasado fue no aceptar la propuesta de modificación enviada por el Vaticano, reafirmar nuestra autonomía y mantener la disposición al diálogo con la Iglesia. Esta decisión era y sigue siendo firme y prudente, y no me parece que hayan cambiado las condiciones lo suficiente como para modificarla. Corresponde, creo, reafirmar ese acuerdo: no aceptar la actual propuesta por lesionar nuestra autonomía y mantener nuestra disposición al diálogo.
De aquella decisión de la Asamblea hay dos puntos que destacar. El primero es que nuestra universidad posee ya un Estatuto que reconoce inequívocamente su filiación católica y su vinculación con la doctrina de la Iglesia, y que con él hemos vivido durante décadas sin tener conflictos con la jerarquía. Los conflictos tienen lugar y fecha de inicio, y nombre y apellido. El segundo punto a destacar es que la Asamblea no ha cortado la comunicación con la Iglesia, sino ha declarado expresamente su voluntad de dialogar y de llegar a un acuerdo. Pero no a cualquier precio.
La sensación de estar en una encrucijada vital proviene sin duda de los plazos que se nos han impuesto. Pero no me parece que debamos someternos a ellos ni aceptar la precipitación en la toma de decisiones o la amenaza velada. Puede ser que reafirmar en estos momentos el acuerdo de la Asamblea del año pasado, nos lleve a una confrontación mayor o hasta a una ruptura. Pero puede ser también que esto no ocurra. Así como no tenemos por qué aceptar plazos, tampoco tenemos por qué terminar nosotros con la disposición al diálogo.
¿Volveremos entonces a los conflictos con la jerarquía y continuaremos con los juicios pendientes, quién sabe por cuánto tiempo? Si ello tiene que ocurrir por defender nuestra autonomía y la calidad de nuestra universidad, o por impedir que el pensamiento católico más reaccionario penetre de algún modo en nuestro campus, tendremos que hacerlo. Es nuestro deber hacerlo, cueste lo que cueste. Hay mucha gente honesta y competente entre nosotros que puede prestar su ayuda para defender de manera inteligente nuestra causa en todos los frentes, como lo ha venido haciendo precisamente el equipo rectoral en los últimos años con el respaldo de la comunidad universitaria.
Finalmente, quisiera también decir que no deberíamos tener miedo a una agudización del conflicto. No creo que se produzca una ruptura, porque el resultado podría ser muy destructivo, o tanático, para el país y para la propia Iglesia. También la Iglesia hará su propia reflexión pragmática, no lo dudemos. Pero si la ruptura llegara, haríamos bien en asumirla, no con temor, sino con tranquilidad y conciencia histórica. Hay muchos casos, en el pasado y en la historia reciente, de instituciones académicas o científicas que han tenido que pasar por un cambio radical para poder madurar o mantener su vitalidad. Y ello ha ocurrido también en los últimos años entre varias universidades católicas y la jerarquía de la Iglesia. Cuando los cambios son necesarios, porque está en juego algo muy valioso y esencial que defender, como en nuestro caso, los costos son ciertamente mucho menores que los beneficios. Mantengamos la firmeza y la calma. Creo que tenemos el viento de la historia a nuestro favor.
—-
[1] Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: “El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escritura (sic), ha sido encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo” (DV 10), es decir, a los obispos en comunión con el sucesor de Pedro, el obispo de Roma (Parte 1ª, Secc. 1ª, cap. 2, art. 2, III).

Fuente: blog.interculturalidad.org Sigue leyendo

Cuba

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Cuba
“Como santiaguera, estoy orgullosa de poder recibirlo con alegría”, dijo a la AP Luzmilka Barza, de 35 años de edad y quien se confesó con un toque de picardía “sólo un poco católica, como muchos aquí”.
También una de las varias personas entrevistadas por AP que expresaron que el Papa traerá bendiciones para “la buena salud de la familia”, “prosperidad” y hasta necesarias “energías positivas”.
El Papa llegará procedente de México y se espera que el día esté tan caluroso y agobiante como el domingo. Tendrá una bienvenida por parte del presidente Raúl Castro y se dirigirá al Arzobispado, donde descansará antes de la misa en la Plaza Antonio Maceo.
En el parque, usualmente sede de manifestaciones de simpatizantes gubernamentales y mítines revolucionarios, se colocó un altar donde se realizará la sacra ceremonia.
Los arquitectos prepararon un escenario con una estructura metálica en forma de mitra papal. A un costado equipos de sonido y abajo, unas filas de sillas que dan paso a un espacio para la multitud.
Tanques de agua potable, tiendas de campaña de la cruz roja, puestos de ventas de comidas y todo tipo de infraestructura eran colocadas el domingo; mientras se incrementaba el despliegue policial en las calles aledañas tanto de uniformados como de agentes de civil.
Según la agenda, Benedicto se retirará al terminar la misa al pequeño poblado de El Cobre, a unos 20 kilómetros de Santiago y donde se encuentra la imagen de la Virgen de la Caridad cuyo hallazgo cumple 400 años y es el motivo de la presencia de Benedicto en esta zona del país.

Santiago de Cuba

En La Habana oficiará misa en la Plaza de la Revolución
Aunque la Catedral de Santiago no será escenario de la visita, a pocas horas de la llegada del Pontífice bullía de actividad.
“Esperemos que su presencia sea un mensaje de reconciliación de amor, entre los cubanos”, dijo a la AP Abdel Masid un hombre de 38 años que repartía volantes impresos convocando a sus coterráneos a la misa.
En la propia catedral mujeres y hombres trabajaban afanosamente limpiando vasos sagrados de metal, planchando casullas, estolas y bordando otros ornamentos eclesiales para los sacerdotes.
“Esta es la gran sacristía para la visita del Santo Padre, trabajamos todas las comunidades de la arquidiócesis”, explicó a la AP, Zoe González de 62 años y a cargo de las labores de decenas de personas. “Todo está listo, esperando que llegue el santo padre”, comentó.
Sin embargo y pese a algunas tensiones entre la institución religioso y el Estado, la iglesia tiene una fuerte influencia en la isla y en ocasiones sirvió de interlocutor en temas sensibles con el gobierno, como las gestiones para la liberación de presos políticos en 2010 y 2011.
El Papa opinó que la ideología marxista no corresponde a la realidad del mundo actual, mientras el canciller respondió que Benedicto XVI será escuchado con respeto y en cambio hizo énfasis en las coincidencias “entre el proyecto social cubano y los sentimientos cristianos”.

CEP

El Arzobispo de Ayacucho y Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, Monseñor Salvador Piñeiro García-Calderón, participará junto a otros obispos de Latinoamérica en las visitas que realizará el Papa Benedicto XVI a México y Cuba, en su viaje apostólico que se llevará a cabo del 23 al 29 de marzo en nuestro continente.
El Arzobispo mostró su alegría de llevar el saludo de la Iglesia del Perú, así como el cariño y la obediencia filial, en el primer encuentro que sostendrá con el Pontífice como Presidente del Episcopado Peruano. En el encuentro con el Papa le pedirá la bendición especial para todos los peruanos, que tanto queremos al Papa y que queremos recibir su mensaje.
Como es público, el Santo Padre partió el 23 marzo, a las 9:30 horas del aeropuerto internacional Leonardo da Vinci de Roma/Fiumicino hacia la ciudad de León-Guanajuato, en México. Al llegar allí, el Vicario de Cristo recibió la bienvenida en el aeropuerto internacional.
Monseñor Salvador Piñeiro, dijo que él, junto a los presidentes de las Conferencias Episcopales de América Latina, participó el sábado 24 de marzo en una reunión con el Santo Padre y el domingo 25 de marzo estuvo presente en una celebración en la Catedral de la Madre Santísima de la Luz, en León.
Posteriormente, Monseñor Salvador Piñeiro se dirigió a Cuba, donde el Santo Padre llegó al aeropuerto internacional Antonio Macedo de Santiago de Cuba en horas de la tarde y permanecerá allí hasta el miércoles 28 de marzo.

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Benedicto XVI en México

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Mexico

Condena violencia de las drogas
El Papa condenó la violencia del narcotráfico en México y consideró que la “idolatría del dinero” es la causa de la espiral violenta que ha dejado más de 47,500 muertos desde diciembre del 2006, cuando Calderón asumió el poder.
Benita Espinoza, llegada de Mazatlán en el estado de Sinaloa, afirmó que fue “una experiencia maravillosa” haber visto al Papa en su primera e histórica visita a tierras mexicanas que se extenderá hasta el lunes 26 de marzo. Espinoza aseguró que “cuando lo vi sentí algo incomparable. Por eso le doy gracias a Dios por haberme permitido estar aquí”.
“La gran experiencia que hemos vivido ha sido algo inolvidable que siempre tendremos en nuestros recuerdos. (El Papa) ha dado unas palabras y un discurso muy bonito para el pueblo mexicano para que trabajemos por nuestra sociedad, los jóvenes y nuestro pueblo”, dijo Víctor Martín, un joven leonés de 21 años.
El Papa viene con un mensaje de fe, esperanza, amor y reconciliación para todos los mexicanos y ante los embates del crimen organizado y la violencia que azotan a México. Esta me parece que es la visita más trascendente de todo su pontificado”. expresó Roberto Antonio Velásquez Nieto, un mexicano e investigador del Archivo Secreto del Vaticano durante más de 20 años.
El Papa Benedicto XVI recordó un mensaje del Beato Juan Pablo II, que hizo el Papa peregrino en su primer viaje a México, según explicó el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Federico Lombardi SJ.
En el Centro Internacional de Prensa ubicado en la ciudad de León, el sacerdote explicó que el Papa Benedicto XVI decidió comenzar su discurso en el aeropuerto de Guanajuato con unas palabras que Juan Pablo II dirigió al pueblo de esta región cuando sobrevolaba el Santuario de Cristo Rey, en su trayecto entre el Distrito Federal y Guadalajara, en su primer viaje a México realizado en 1979.
El mensaje de aquella ocasión no se encuentra en ningún documento sobre los discursos del Papa y solo aparece en un libro sobre el primer viaje de Juan Pablo II a México preparado por la Conferencia Episcopal de ese país.
El texto del primer viaje, que el Padre Lombardi leyó en conferencia de prensa, señala lo siguiente: “muy gustoso habría hecho la visita a vuestra querida tierra, a vosotros, pero las circunstancias no me lo han permitido. Os exhorto a permanecer fieles en vuestra fe, a amar a Cristo y a la Iglesia, en íntima unión con vuestros pastores, junto con una oración por vosotros, especialmente para los enfermos y los que sufren. Os mando como prueba de mi gran afecto una especial bendición, agradeciendo vuestro afecto al Papa y vuestra fidelidad al Señor. Que Dios los acompañe siempre”.

EsperanzaPara el director de la Sala de Prensa, que el Papa Benedicto XVI haya comenzado su discurso de hoy recordando estas palabras constituye algo “muy significativo y expresa una relación de continuidad” entre su misión y la del Papa peregrino.
Tras comentar que Benedicto XVI ha preparado y rezado mucho para los discursos de este viaje, el Padre Lombardi dijo que esta visita tiene un gran significado no solo para México sino también para América Latina.
“El sentimiento de Benedicto XVI es continuar la misión de Juan Pablo II. Seguir el mismo camino, su misión y trabajo en México y Cuba”, añadió.
El director de la Sala de Prensa de la Santa Sede aseguró luego que los discursos del Papa “son para meditar ya que no se puede entender toda su riqueza escuchándolos una sola vez”.
“En este primer discurso tenemos los temas que va a profundizar durante el viaje como el legado de Juan Pablo II, la elección del centro geográfico de México, el Santuario de Cristo Rey y el significado continental de este viaje, ya que el Papa no viene solo a México sino a toda América Latina”, agregó.
Luego de comentar que el mensaje del Papa es de paz y esperanza, el sacerdote refirió que Benedicto XVI, por ser alemán, disfruta mucho la alegría de las personas y la agradece mucho porque percibe el cariño y la cercanía de las personas como las 700 mil que salieron a las calles para recibirlo este viernes entre León y Guanajuato.
Sobre una minúscula protesta ocurrida en León, el presbítero dijo que espera que “los que desean celebrar y estar contentos por el Papa puedan hacerlo sin disturbios de los otros. Cada uno tiene la capacidad de expresarse, y si se ve que hay una gran fiesta, no es justo que se empañe”.
Razón y fe
Por Gonzalo Portocarrero- Past Decano Nacional del Colegio de Sociólogos del Perú
En la universidad se nos educa en la idea del diálogo. Uno expone sus mejores ideas pero tiene, a la vez, la disposición a cambiar de parecer si es que los argumentos del otro resultan más convincentes que los propios. Entonces entrar en diálogo supone dejar de lado la pretensión de tener la verdad última y definitiva. De otra manera solo estaríamos predicando. Y allí donde la prédica sustituye al diálogo florece la intransigencia y la imposición. La diferencia no es tolerable y hasta se justifica el uso de la violencia para suprimirla.
No pienso que tenga que haber una oposición entre razón y fe. Por sí misma la razón no puede afirmar ni negar la existencia de Dios. Débil sería la fe de quien quiere prohibir la libertad de pensar. Detrás de esta actitud solo puede estar el miedo a que resulte falsa nuestra creencia.
Pero esta es justamente la posición del cardenal Cipriani. Es decir, atribuirse la potestad para decidir lo que todos deben creer y para censurar lo que no deben pensar. Ya lo dijo en su carta con motivo del aniversario 90 de la PUCP. Allí escribe que no puede haber oposición entre dos órdenes de realidades “que muy a menudo se tienden a oponer: la búsqueda de la verdad y la certeza de conocer ya la fuente de la verdad”. Es decir, la búsqueda de la verdad no puede encontrar otra cosa que no sea lo que ya saben los que “tienen la certeza de conocer ya la fuente de la verdad”. La consecuencia práctica de esta afirmación es que la autoridad, definida como la que tiene “la certeza de conocer ya la fuente de la verdad”, se reserva el derecho para decidir en qué campo puede reclamar ser infalible. De esta manera se restringe la libertad, pues si ya se sabe la verdad, cualquier investigación sería redundante, y hasta maléfica. Es el obstinado intento del Opus Dei de traer de vuelta a la Inquisición.
Así se destruye el espíritu universitario, ya que la razón argumentativa queda desplazada por la sumisión miedosa. Se comprende entonces que el cardenal reclame para sí el derecho de nombrar al rector de la PUCP.
Los que piensan que tienen la verdad definitiva reivindican, desde luego, una autoridad incuestionable, no hay salvación fuera de la órbita de su imperio. Entonces la opción sería: o bien obedecer hacia la salvación, o bien extraviarse hacia la oscuridad de la degradación y la locura nihilista.
Marcial MacielEl argumento luce persuasivo, pues no es posible un mundo sin autoridad. Pero hay una gran diferencia entre una autoridad democráticamente elegida y sujeta al escrutinio de sus seguidores, y una autoridad que sin haber sido elegida se reclama autónoma y por encima de cualquier control. En este caso, ¿quién fiscaliza a la autoridad? Si la autoridad logra ser aceptada como soberana, entonces, el resultado es la concentración del poder. Y quien detenta ese poder absoluto le dice a sus seguidores: dame tu libertad y, a cambio, yo te daré tranquilidad, una vida apaciguada. Lo malo es que ese apaciguamiento no alcanza a quien se reserva el poder. Y entonces el poder se desliza en la corrupción. Lo hemos visto tantas veces. Y en tan diferentes ámbitos. En algún momento se cae la careta, y tras la figura de quien pretendía ser obedecido sin fiscalización, vemos al ser humano divinizado pero descontrolado. Es el caso del estalinismo tropical de los Castro en Cuba. O también del gobierno mafioso y corrupto de Fujimori. Y, en la Iglesia, los casos recientes son la doble vida del animador del Sodalicio, y el desenfreno perverso del fundador de los Legionarios de Cristo.
Estamos condenados a ser libres y abjurar de esa libertad en favor de un poder incuestionable es una propuesta tentadora pero que sencillamente no funciona. El poder absoluto corrompe absolutamente. La democracia y la libertad tienen sus tropiezos pero el despotismo saca siempre lo peor de la criatura humana.
Estoy muy orgulloso de la educación que he recibido en el colegio de los SS.CC. Recoleta. Y me siento medularmente cristiano. Pero entiendo que ser cristiano es ser responsable de sí; negarse a legitimar un poder que al pretenderse incuestionable termina siendo abusivo. Y en cuanto a la Teología de la Liberación, pienso que está más viva que nunca, pues Jesús tiene que estar más cerca de quien más sufre. Y así lo ratificaron los obispos en la reunión de Aparecida donde se reiteró la “opción preferencial por el pobre” de la Iglesia latinoamericana.
Fuente: ACI Prensa – EWTN Noticias y Diario El Comercio.

La identidad de la PUCP en discusión

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P. Ernesto Rojas Ingunza
Padre Ernesto Rojas Ingunza- Profesor Departamento de Teología
En los últimos meses se ha planteado la posibilidad de que la Pontificia Universidad Católica del Perú deje de ser pontificia y católica, después de casi cien años de existencia. Algunos dirigentes estudiantiles y profesores han declarado públicamente que si la defensa de su autonomía implicase el dejar de serlo, estarían de acuerdo, de modo que se ha generado una situación que pone en cuestión –y riesgo- la catolicidad de la universidad.
Aunque la PUCP ha ratificado institucionalmente su identidad católica, declaraciones de miembros de la comunidad universitaria a lo largo del tiempo indican que su relación con la Iglesia ha devenido en confrontacional, en tanto la afirmación de la identidad universitaria se realiza frente a una Iglesia percibida como amenaza a su autonomía y libertad académica. Pero creo que el tema de la libertad precisamente nos pone ante la cuestión central: la identidad de la PUCP como universidad católica. Si no se llega a entender que es posible la autonomía en la catolicidad, la ruptura institucional con la Iglesia aparecerá como inevitable.
Y precisamente es aquí donde se revela -trágicamente- que a menudo se viene pensando y hablando desde prejuicios e ignorancia sobre cuestiones básicas, como por ejemplo, qué es la Iglesia, qué es ser un Obispo o Papa, qué es el derecho canónico, qué es una universidad católica, o qué una pontificia. Y en este sentido, lo que tenemos a la vista es un debate confuso y desencaminado.
Además, a mayor dificultad, se ha producido en los hechos una yuxtaposición de dos cuestiones de naturaleza y alcance distinto, que tienen que ver con la PUCP y la Iglesia: la testamentaria sobre la administración de bienes del legado de Riva-Agüero, y la estatutaria. En efecto, mientras la primera está “judicializada” y –por más importante que sea- es circunstancial, la segunda atañe a la articulación orgánica entre la universidad y la Iglesia Católica, y es, me parece, una cuestión de fondo.
De hecho, la decisión de la Asamblea Universitaria de setiembre fue sobre el pedido de cambio estatutario que la Santa Sede (no el Arzobispo de Lima) requirió para aprobar los actuales estatutos que, obviamente, la Iglesia no considera acordes –tal como están- con la Ley que la misma Iglesia promulgó en 1994 para todas las universidades católicas (y no sólo pontificias) del mundo. Es fundamental no perder de vista que la misma universidad, de acuerdo al derecho y su naturaleza institucional, pidió formalmente a la Santa Sede la aprobación de sus estatutos. ¿Y por qué, entonces, el pedido del Vaticano llegó a través del Arzobispo de Lima?, se preguntaron muchos. Porque según el derecho de la Iglesia, la relación entre una universidad pontificia (y católica) y el Papa se realiza a través del Gran Canciller, que es, el obispo del lugar. Todo esto, entre otras cosas –como los viajes de nuestras autoridades universitarias a Roma y la ratificación de los rectores a lo largo del tiempo- expresa que hay un engarce objetivo, con una naturaleza jurídica determinada (que crea derechos y obligaciones), entre la PUCP y la Iglesia, local (Lima), y universal (Roma).
Así pues, ¿cómo entender que para muchos de la comunidad universitaria la Iglesia Católica sea percibida como un ente extraño a la universidad, que –desde afuera- la quiere tutelar o, al menos, controlar ilegítimamente? Es obvio que no estamos ante una cuestión secundaria, sino ante la naturaleza institucional de la universidad. Como católica, la PUCP no es autónoma de la Iglesia, sino que –en cierta forma- es parte de ella desde su constitución original y, más aún (con nuevos elementos), desde que fue erigida como Pontificia. Por supuesto, los contenidos de su autonomía –como persona jurídica ante el derecho civil peruano, y como universidad católica y pontificia- es preciso comprenderlos bien y debatirlos fundadamente, so pena de destrozar realidades jurídicas y conceptuales objetivas, sencillamente por ignorancia. Así por ejemplo, ¿qué significa, en el ordenamiento jurídico canónico, que una universidad sea católica?, ¿Y qué el que sea pontificia? ¿Es mera cuestión de nombres, de denominación? ¿Es una discusión sobre el “logo” de la universidad?
Esto es muy grave, pues el curso de los acontecimientos pone en riesgo una realidad institucional que es patrimonio de generaciones de peruanos y peruanas, de estudiantes, de egresados, de autoridades y trabajadores. Banalizar el posible cambio de nombre constituiría una traición a un proyecto y un ideal fundacional en el que por casi cien años han trabajado miles de personas. Quienes hoy somos la PUCP no podemos poner en riesgo el futuro de esta institución nacida como católica y orgánicamente vinculada a la Iglesia, y no meramente “inspirada” en principios cristianos.
Finalmente, ¿acaso son inconciliables la autonomía universitaria y la pertenencia orgánica a la Iglesia Católica? Esta es una idea que se afirma sin cesar en los medios, pero su repetición no la convierte en verdadera. ¿Acaso no existen universidades católicas y pontificias en el mundo, que ya han adecuado sus estatutos a la ley general de la Iglesia (esto es, la Constitución Apostólica Ex corde Ecclesiae)? En Latinoamérica hay algunas, igual de grandes o incluso más que la nuestra, y con excelentes estándares de calidad intelectual. En ellas hay autonomía aunque, con ciertos límites -¿qué derecho no los tiene?- y que, por cierto, son similares a los contemplados en los estatutos que hoy rigen a la PUCP. Ellos protegen la libertad de alumnos y profesores, incluyendo por supuesto a los no católicos, pero piden de todos respeto a la doctrina católica.
Que en las próximas semanas todos podamos contribuir a construir puentes que permitan la comunicación entre los miembros de la comunidad universitaria. Desde hace décadas, la PUCP es hogar de personas de identidades y mentalidades distintas, que hemos aprendido a convivir en fraternidad sin negar ni querer suprimir nuestras diferencias. Que ojalá, sin apasionamiento, ejerciendo nuestra libertad universitaria de pensar con seriedad y respeto, podamos estar a la altura de esta hora difícil en que está en juego muchísimo más que un nombre. Está en juego la identidad misma de nuestra PUCP, que precisamente se llama de esa forma porque es Católica y Pontificia.

Estadísticas

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Imagen relacionadaEl número de católicos bautizados en el mundo alcanzó la cifra de mil 196 millones, reportó el Anuario Estadístico de la Iglesia católica, editado por El Vaticano y presentado formalmente al Papa Benedicto XVI.
Según el documento de la Oficina Central de Estadística de la Iglesia, con los datos oficiales más recientes sobre el catolicismo mundial, la cifra de feligreses aumentó en 15 millones, 1.3 por ciento más de los mil 181 millones reportados en la edición anterior.
Aunque es considerada la última información oficial disponible, la misma consideró sólo hasta diciembre de 2010, ya que el Anuario Estadístico es editado con un año de desfase.
De acuerdo al reporte, los católicos corresponden aproximadamente al 17.5 por ciento de la población mundial, distribuidos en dos mil 966 circunscripciones eclesiásticas: diócesis, prelaturas y otras estructuras jurídicas que concentran orgánicamente a los feligreses.
La presencia de los fieles, con respecto a 2009, bajó en América meridional de 28.54 a 28.34 por ciento y, sobre todo, en Europa de 24.05 a 23.83 por ciento.
Al contrario ganaron posiciones en África, donde subió de 15.15 a 15.55 por ciento y en el sur asiático de 10.41 a 10.87 por ciento.
En 2010 el número de obispos en el mundo ascendía a cinco mil 104, contra los cinco mil 65 a cinco del año anterior, con un aumento relativo de 0.77 por ciento.
La tendencia de crecimiento en el número de sacerdotes, que inició en 2000, prosiguió también en 2010, año en el cual se contaron 412 mil 236 curas, de los cuales 277 mil 009 miembros del clero diocesano y 135 mil 227 perteneciente a congregaciones religiosas.
En 2009 eran 410 mil 493, subdivididos en 275 mil 542 diocesanos y 135 mil 51 religiosos. En total esta categoría registró un aumento en mil 643 unidades.
Los crecimientos más significativos se verificaron en Asia, donde se contabilizaron mil 695 sacerdotes más al final del periodo; en África con 71 curas más, Oceanía con 52 y América con 40. El descenso correspondió a Europa, con 905 sacerdotes menos.
Por otra parte, la cantidad de monjas católicas en el mundo ha sido arrastrada por una dinámica “fuertemente decreciente”, ya que pasaron de ser 729 mil 371 en 2009 a 721 mil 935 en 2010.
La caída, en el periodo referido, involucró a tres continentes: Europa con 2.9 por ciento menos de religiosas, Oceanía con 2.6 y América con 1.6 por ciento. Esta categoría aumentó en torno a 2.0 por ciento en África y Asia.

Fuente: Agencia ZENIT.

Justicia y Solidaridad del CELAM

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Pedro Barreto SJ
Llegó la “Marcha por el Agua” a Lima y felizmente de forma pacífica. Fueron cientos los manifestantes que caminaron por nueve días desde los poblados de Cajamarca, región ubicada en el norte del Perú a 870 kilómetros de la capital, quienes quisieron exponer personalmente a las autoridades los efectos de la actividad de algunas industrias mineras en el agua, y el impacto que esto tiene en las poblaciones.
A su llegada a Lima, informaron medios peruanos, tenían previsto entregar en el Congreso de la República una iniciativa legal que impida la actividad minera en cabeceras de cuenca y glaciales. Algunos analistas y actores directos en esta cuestión advirtieron la necesidad de contar con una política nacional sobre el uso y el tratamiento de las aguas.
A este respecto, el presidente del departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), monseñor Pedro Barreto SJ, destacó que la Gran Marcha Nacional del Agua “es el reconocimiento y la sensibilidad que la sociedad civil tiene sobre el agua, uno de los elementos que el hombre con todo su desarrollo no puede crear”, según informó el CELAM.
Barreto, quien es también arzobispo de Huancayo y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana, recordó que el uso del agua por las empresas mineras, produce la contaminación del recurso hídrico afectando a la salud y a la vida de la población. “No se debe permitir la irresponsabilidad de las empresas mineras”, dijo. “Hay que seguir avanzando para lograr una actividad minera con una agricultura adecuada y para lograrlo será siempre importante una vigilancia cívica responsable”, afirmó.
Según informa el CELAM, la marcha contó con una Misión de Observadores internacionales y peruanos, liderada por Pedro Arrojo, doctor en Ciencias Físicas por la Universidad de Zaragoza, España, y actualmente profesor emérito del Departamento de Análisis Económico de esta misma universidad. Esta misión informará sobre el desarrollo de la Marcha y observará de manera independiente y objetiva las causas que motivan los múltiples conflictos en Perú relacionados con la gestión de aguas, ríos, lagos y acuíferos en muchas comunidades.
Fuente: Agencia de Noticias ZENIT.
Monseñor Barreto amenazado
Por Manuel Tovar- Diario La República
Monseñor Pedro Barreto, arzobispo de Huancayo, denunció que es objeto de amenazas de muerte por personas desconocidas que lo llaman a su celular o le envían mensajes a través del personal del proyecto El Mantaro Revive.
“Esta mañana estuve con el celular apagado por una reunión con el premier, el ministro de Agricultura, el presidente regional de Junín y otras personalidades, pero la ingeniera Paula Meza y el señor Percy Malca, que trabajan en el proyecto El Mantaro Revive, con una diferencia de tres minutos cada uno, recibieron una llamada directa de amenaza contra su vida”, indicó monseñor Barreto.
Agregó que, en una de esas llamadas, a uno de los trabajadores le dijeron que el arzobispo “también debería ya comprar su ataúd porque sus horas están contadas”.
Paula Meza, directora de El Mantaro Revive, contó que la llamada se realizó desde un teléfono público a las 10:23 de la mañana. “Te has equivocado. No sabes con quién te has metido. Vas a morir”, le dijeron.
Las amenazas se producen luego de que monseñor Barreto emitió un comunicado que critica el pedido de Doe Run para ampliar el plazo para la presentación del Programa de Adecuación y Manejo Ambiental, PAMA.
CALIDAD DE AIRE
El arzobispo de Huancayo anotó que es probable que las amenazas sean consecuencia de la publicación de los resultados del monitoreo comparativo de calidad del aire realizado por El Mantaro Revive.
Dicho monitoreo estableció que durante el tiempo en que Doe Run lleva paralizada se ha producido una disminución en la presencia de dióxido de azufre y plomo en el aire de Cerro de Pasco.
“Esta buena noticia ha creado este desconcierto, pero estas amenazas lejos de desanimarnos nos refuerzan a seguir con el ejemplo de Jesús, que dio su vida por nosotros”, indicó monseñor.
Barreto precisó que no se opone a la reactivación del complejo metalúrgico de La Oroya, pero que primero se debe cumplir con el PAMA en salvaguarda de los pobladores de Cerro de Pasco.
“Esperamos que pronto se abra luz sobre estas actitudes cobardes (…). No vamos a echarnos atrás, seguiremos firmes en este camino en defensa de la vida. Tampoco nos van a asustar, no vamos a dejar de trabajar a favor de la población desde nuestra misión evangelizadora”.
PAMA
Doe Run, la empresa que maneja el complejo metalúrgico de La Oroya, pretende que el gobierno, por tercera vez, le prorrogue por otros 30 meses la presentación del referido programa.
Según monseñor Barreto, Doe Run utiliza a sus trabajadores mineros para presionar al Congreso para la ampliación del PAMA, con lo cual se deja de lado, dijo, el cuidado de la vida y la salud de los pobladores de Cerro de Pasco.
El congresista Casio Huaire Chuquilpachaico presentó el proyecto de Ley Nº 636 que permitiría que se amplíe el plazo para la presentación del PAMA por Doe Run y, además, el perdón de diversas multas.
El arzobispado de Huancayo denunció las amenazas a la DIRINCRI. El coronel Juan Asmat Bucalo, jefe de la Región Policial Centro, dispuso un resguardo especial para el arzobispo y sus colaboradores.
En el frontis del edificio del gobierno regional, numerosos trabajadores de Doe Run Perú reclamaron a gritos la pronta reactivación del complejo metalúrgico de La Oroya, que tiene más de mil días de paralizadas sus labores.

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