Archivo de la categoría: Antropología de la Religión

Factor religioso como fenómeno humano

Creyentes peruanos lideran región

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Peruanos religiosos

Por Diana Mujica Maguiña- Diario Gestión
Solo el 2% de peruanos encuestados por la consultora WIN (Worldwide Independent Network of Market Research/GIA) y Datum Internacional se confiesa un ateo convencido. En contraparte, el 82% se considera una persona religiosa.
Las cuentas cuadran cuando se mira a los encuestados que se describen como personas no religiosas, pero no se sienten identificadas con el rótulo del ateísmo: 11%.
Esa estadística coloca al Perú como el país en la región con el mayor porcentaje de creyentes de alguna doctrina religiosa.
Aunque estos números indican que en tierras locales -y a pesar de vivir en un Estado laico- la masa creyente constituye una mayoría incuestionable, lo cierto es que desde el 2012, cuando se realizó un estudio similar, Perú ha perdido algunos números en la batalla por la fe.
Y es que hace tres años el país estaba en el top ten de países más religiosos, con el 86% de los encuestados describiéndose como creyente. Actualmente, el Perú ya no está en esa decena de países de fe.
Las encuestas muestran que entre el 2012 y este año las religiones han perdido un 4% de seguidores en el Perú. Sin embargo, en la pasada encuesta, el porcentaje de ateos locales convencidos alcanzaba el 3%, mientras ahora llega al 2%.
Es decir, los convencidos de la no existencia de un ser supremo descienden, al mismo tiempo que los no religiosos pasan del 13% del 2012, al 11% actual.
Otro rasgo importante de la encuesta -que incluyó a un total de 64,000 personas en 65 países- es el descenso de los creyentes en Latinoamérica y Centroamérica, ambas regiones tradicionalmente religiosas, con mayorías que se mueven entre el catolicismo y las iglesias cristianas.
Ningún país de estas zonas está entre los diez primeros de la lista, que está liderada por un 94% del total de tailandeses encuestados que se consideran personas religiosas. En el extremo, la nación con menos creyentes es China, con solamente un 7%.
Edades
La encuesta sobre fe y ateísmo también revela que las personas más jóvenes (menores de 34) tienden a ser más religiosos (alrededor de 66%, frente a un 60% para los otros grupos de edad), contra lo que podría pensarse sobre las nuevas generaciones y su lado espiritual.
Educación 
Los que no tienen lo que se considera una educación son los más religiosos (80%), pero las personas religiosas son mayoría en todos los niveles educativos si se ven las cifras totales.
Dinero
Los ingresos condicionan la fe: entre los que tienen un ingreso alto o medio alto menos del 50% dicen ser religiosos, contra el 70% de las personas con ingresos bajos y medios bajos.
Anuario Pontificio 2015

Aumenta el número de católicos en el mundo

El número de católicos aumenta a más velocidad que la población. Hoy por hoy, de cada 100 personas, casi 18 son católicas. 
Entre los años 2005 y 2013 ha pasado de 1,115 millones de personas a 1,254. O lo que es lo mismo, del 17.3% de la población mundial, al 17.7%. 
Es sobre todo gracias a África, donde han pasado de 153 millones a 206. También ha crecido un 10.5% en América y un 17.4% en Asia. 
Por otro lado, aumenta un 2.2% el número de sacerdotes (actualmente 415,348). Hay más en todos los continentes excepto en Norteamérica y en Europa. 
La tendencia de futuro es a la baja, porque el número de seminaristas se ha reducido un 2% en los últimos dos años. 
Paradójicamente, el 44% de los sacerdotes están en Europa, donde viven el 23% de los católicos; y el 29% de los sacerdotes están en todo el continente americano, a pesar de que allí vive el 49% de los católicos.
Además, también se ha reducido el número de religiosas, que ha pasado de 760 mil en 2005, a 693 mil en 2013. 
Fuente: www.romereports.com

Armenios

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Armenios

El primado de la Iglesia Apostólica Armenia en Argentina habla al Vatican Insider sobre la polémica en torno al genocidio armenio y la reacción turca ante el reconocimiento del Papa Francisco.
Por Andrés Beltramo Álvarez
“El Papa no es Obama para achicarse”. Kissag Mouradian, arzobispo primado de la Iglesia Apostólica Armenia en Argentina, estaba seguro desde el principio que Francisco usaría el término “genocidio armenio”. Y sabía que el gobierno turco iba a responder con dureza. En entrevista con el Vatican Insider explicó porqué Ankara insiste en negar el exterminio sistemático y planeado contra ese pueblo, perpetrado por el Imperio Otomano en 1915.
¿Qué tan importante es la comunidad armenia de Argentina en la diáspora?
La importancia de la comunidad armenia en Argentina está en las escuelas, todavía a través de las escuelas podemos preservar las tradiciones, el idioma, la religión y la historia. En otras partes, como Francia y Estados Unidos, quizás tienen mayor poder económico pero no tienen las estructuras que tenemos nosotros. Ellos tienen las iglesias y no las escuelas, en cambio nosotros tenemos planteles educativos desde 1927.
¿Cómo era la relación de ustedes con el cardenal Bergoglio?
Nos conocimos cuando él era obispo auxiliar de Buenos Aires y después fue elegido como cardenal primado de Argentina. Ahí empezamos con encuentros ecuménicos, oraciones y celebraciones que continuaron cuando fue arzobispo.
¿El siempre tuvo la convicción del genocidio armenio?
Claro. Nosotros todos los 24 de abril tenemos una ceremonia en la catedral metropolitana de Buenos Aires donde está una cruz de piedra y hacemos el responso. La primera vez que él presidió esta ceremonia habló del genocidio y pidió a Turquía que reconozca este crimen, para mejorar la situación en los dos pueblos, tanto el armenio como el turco. Pero la negación es una política turca porque ellos saben muy bien que después del reconocimiento viene la segunda parte, que es discutir los temas territoriales.

Armenia

Entonces ¿es un problema geopolítico?
Así es. Porque no perdimos solamente vidas. No es tema de un millón y medio o dos millones de masacrados. Ellos no van a volver, el tema es que devuelvan el territorio donde esas personas vivían. Esos espacios no eran turcos, sino que formaban parte de nuestra patria. Mi opinión personal es que ellos no quieren reconocer la existencia del genocidio para no llegar a ese momento del reclamo territorial. Por eso nuestro lema para en este centenario es “memoria y reclamo”, porque no basta solamente el recuerdo.
¿La misa solemne en San Pedro la percibieron como un definitivo reconocimiento al genocidio?
Si, por eso los turcos están enojados con el Papa. Pero buscar justicia no es irritar, y desgraciadamente nosotros sabemos que la justicia nunca se regala, la justicia siempre se consigue. Cuando hablamos de problemas territoriales, de reclamo, de historia, muchas veces las cosas vienen con sangre, desgraciadamente. Por el momento no nos mueve el espíritu revanchista sino buscar la justicia.
¿Ese fue el sentido de la misa?
Así es, buscando siempre la justicia, si no el otro camino es la guerra pero no queremos ni la guerra, ni la violencia. Si hay formas para solucionar pacíficamente un diferendo, el primer reclamo es que se reconozcan los crímenes. Si yo te saco de tu casa y tomo lo que es tuyo, no hay forma de hablar si estoy negando todo.
¿No ven posibilidad de cambio en la postura turca?
Turquía ha intentado tapar el centenario del genocidio, pero la realidad del genocidio armenio es más fuerte que cualquier otra cosa. Por eso no funcionó la estrategia de (Recep Tayyip) Erdogan (presidente turco), y desgraciadamente no se puede tapar el crimen, porque hubo una injusticia que no ha tenido su reparación. Entonces empecemos por ahí. A final de cuentas negar también es aceptar, yo niego algo de lo cual dudo su existencia. Si no hubiese habido nada, ¿qué puedo negar?
¿El Papa no sabía que sus palabras podían irritar a los turcos?
El Papa nunca se preocupa si molesta o no molesta a alguien, lo importante para él es la justicia y la verdad, siempre estuvo con estos dos valores. Francisco no es (Barack) Obama para achicarse, el presidente de Estados Unidos tiene sus problemas políticos, sus intereses y puede achicarse, él prefiere usar la palabra armenia “metz yeghèrn”, que significa “la gran matanza”, pero gran matanza no significa genocidio, conceptualmente hay una diferencia entre ambas.
¿Qué esperan después de este paso?
Ante todo nosotros debemos preservar nuestra identidad, si no me reconozco a mi mismo no voy a reconocer mis problemas. Debemos seguir manteniendo nuestra conciencia de ser armenios y cristianos, de defender una causa. Esa causa no termina con el recordar y reparar a quienes fueron martirizados, se termina sentándose a hablar sobre la cuestión geopolítica, sobre el reclamo real. Nosotros vamos a seguir en esa brecha, mantendremos la realidad y la verdad, mientras ellos no reconozcan esa verdad van a seguir con la misma culpa que sienten, una culpa que están tratando de negar permanentemente.

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Xabier Pikaza Ibarrondo

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Centurion

Jesús sana al amante del centurión
En tiempos de Jesús, había en Palestina dos tipos de soldados oficiales (dejando a un lado a los posibles celotas o soldados-guerrilleros al servicio de la liberación judía).
Unos eran los del ejército romano propiamente dicho, que dependían del Procurador o Prefecto (Poncio Pilatos), que gobernaba de un modo directo sobre Judea y Samaría. Otros eran los del tetrarca-rey Herodes Antipas, que gobernaba bajo tutela romana en Galilea (y los de su hermano Felipe, tetrarca de Iturea y Traconítide, al otro lado de la frontera galilea).
El Prefecto romano contaba con unos tres mil soldados de infantería y algunos cientos de caballería, acuartelados básicamente en Cesarea, que solían provenir del entorno pagano de Palestina y funcionaban como ejército de ocupación. De todas formas, no era frecuente verlos en la calle o en los pueblos, ni siquiera en Jerusalén, donde gobernaba el Sumo Sacerdote y su consejo, con la ayuda de algunos miles de «siervos» o soldados de la guardia paramilitar del Templo. De todas formas, en los tiempos de crisis o en las fiestas, el Prefecto romano subía a Jerusalén y se instalaba en la Fortaleza Antonia, junto al templo, desde donde controlaba el conjunto de la ciudad.
Probablemente residía allí una pequeña cohorte destacamento militar, pero no se mezclaba en la vida civil y religiosa de la ciudad. El Rey (=Tetrarca) Herodes Antipas gobernaba en Galilea, bajo control de Roma, pero con una gran autonomía. Tenía que proteger las fronteras y mantener el orden dentro de su territorio, pagando un tributo a Roma. Para ello tenía sus propios soldados, organizados como los de Roma.
En caso de necesidad, los soldados romanos tenían que ayudar a los de Herodes y los de Herodes ayudar a los romanos. Según eso, en Galilea no existía un «ejército de ocupación», ni tampoco un dominio directo de Roma, aunque muchos «nacionalistas galileos», partidarios de un estado israelita, consideraban a Herodes como a un usurpador y a sus soldados como ejército opresor. Por otra parte, es normal que los soldados de Herodes fueran también de origen pagano, como los de Poncio Pilato, aunque podían ser también judíos.
Desde ese fondo han de entenderse algunos pasajes del evangelio que hablan de la relación de Jesús y de sus seguidores con soldados. El texto más significativo es aquel donde se dice a los creyentes que superen la actitud del «ojo por ojo y diente por diente», propia de los ejércitos del mundo, para añadir: «No resistáis al que es malo (al mal); por el contrario, si alguien te hiere en la mejilla derecha, ponle también la otra…; y al que te obligue a llevar la carga por una milla llévasela dos» (Mt 5, 39-40).
Estas últimas palabra se refiere al servicio obligatorio que las fuerzas del ejército (de Herodes o Pilato) podían imponer sobre los súbditos judíos: obligarles a llevar cierto peso o cargamento a lo largo de una milla. Pues bien, en vez de pregonar la insurrección o la protesta violenta, Jesús pide a los oyentes que respondan de manera amistosa a la posible violencia de los soldados. Esta es su forma de (no) oponerse al mal, para vencer la perversión del mundo a través de un gesto bueno. Jesús no condena a los soldados imperiales: quiere enfrentarles ante el don del reino, enriquecerles con la gracia del Padre que es bueno para todos (cf. Mt 5, 45).
En este fondo se sitúa su relación con el centurión que tiene un amante enfermo y que pide a Jesús que le cure (Mt 8, 5-13 par.). La escena ha sido elaborada por la tradición en el contexto de apertura eclesial a los paganos, pero en su fondo hay un relato antiguo (transmitido al menos por el Q; cf. Lc 7, 1-10; Jn 4, 46b-54). Jesús no ha satanizado a los soldados, ni ha querido combatirlos con las armas, sino que ha descubierto en ellos un tipo de fe que no se expresa en la victoria militar, sino en la curación del amigo enfermo:
Al entrar Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un centurión, que le rogaba diciendo: «Señor, mi amante (pais) está postrado en casa, paralítico, gravemente afligido». Jesús le dijo:«Yo iré y le curaré». Pero el centurión le dijo: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra y mi siervo sanará, pues también yo soy hombre bajo autoridad y tengo soldados bajo mis órdenes, y digo a este “ve” y va y al otro “ven” y viene; y a mi siervo “haz esto”, y lo hace». Al oírlo Jesús, se maravilló y dijo a los que lo seguían: «En verdad os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; pero los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes». Entonces Jesús dijo al centurión: «Vete, y que se haga según tu fe». Y su amante quedó sano en aquella misma hora (Mt 8, 5-12).
Este es un soldado con problemas. Es un profesional del orden y obediencia, en el plano civil y militar, un hombre acostumbrado a mandar y a ser obedecido. Es capaz de dirigir en la batalla a los soldados, decidiendo así sobre la vida y la muerte de los hombres. Pero, en otro nivel, es un muy vulnerable: padece mucho por la enfermedad de un siervo amante. Pero antes de seguir será preciso que nos detengamos y preguntemos sobre la identidad de este pais del centurión, que hemos traducido como «amante».
Esa palabra (pais) puede tener tres sentidos, siervo, hijo y amante (casi siempre joven), y puede resultar escandalosa. El texto paralelo de Jn 4, 46b evita el escándalo y pone huios (hijo), en vez de pais; pero con ello tiene que cambiar toda la escena, porque los soldados no solían vivir con la familia ni cuidar sus hijos hasta después de licenciarse; por eso, el centurión aparece aquí como un miembro de la corte real de Herodes (un basilikós). También Lc 7, 2 quiere eludir las complicaciones y presenta a ese pais como doulos, es decir, como un simple criado, al servicio de centurión; con eso ha resuelto un problema, pero ha creado otro: ¿es verosímil que un soldado quiera tanto a su criado?
Por eso preferimos mantener la traducción más obvia de pais dentro de su contexto militar. En principio, el centurión podría ser judío, pues está al servicio de Herodes, en el puesto de frontera de su reino o tetrarquía (Cafarnaúm). Pero el conjunto del texto le presenta como un pagano que cree en el poder sanador de Jesús, sin necesidad de convertirse al judaísmo (o cristianismo). Pues bien, como era costumbre en los cuarteles (donde los soldados no podían convivir con una esposa, ni tener familia propia), este oficial tenía un criado-amante, presumiblemente más joven, que le servía de asistente y pareja sexual. Este es el sentido más verosímil de la palabra pais de Mt 8,6 en el contexto militar. Ciertamente, en teoría, podría ser un hijo o también un simple criado (como suponen los paralelos de Juan y Lucas). Pero lo más sencillo y normal es que haya sido un amante homosexual, alguien a quien otros libros de la Biblia (quizá Rom 1, 24-27) habrían condenado.
Pero, gracias a Dios, como sabemos por el texto siguiente («¡cargó nuestras enfermedades…!»: Mt 6, 17), Jesús no era un moralista, sino un mesías capaz de comprender el amor y debilidad de los hombres (en el caso de que el amor homosexual lo fuera). Jesús sabe escuchar al soldado que le pide por su amante y se dispone a venir hasta su casa-cuartel (¡bajo su techo!), para compartir su dolor y ayudarle. Hubiera ido, pero el oficial no quiere que se arriesgue, pues ello podría causarle problemas: no estaba bien visto ir al cuartel de un ejército odiado para mediar entre dos homosexuales; por eso le suplica que no vaya: le basta con que crea en su dolor y diga una palabra, pues él sabe lo que vale la palabra. Jesús respeta las razones del oficial, acepta su fe y le ofrece su palabra. El resto de la historia ya se sabe: Jesús cura al siervo-amigo homosexual y presenta a su amigo-centurión como signo de fe y de salvación.
Fuente: Revista Reinado Social.
Bernardo Barranco VillafanLobby gay
Por Bernardo Barranco Villafán- Diario La Jornada de México
Taranto es un tranquilo puerto muy en el sur de Italia. Justo en el arco de la bota de la península. Fundada por los griegos espartanos en el siglo VIII antes de Cristo. Esta apacible ciudad es actualmente escenario de un nuevo escándalo sexual en la vida de la Iglesia, que involucra a actores del Vaticano. Por inaudito que nos resulte, parece que esto es verdad. De acuerdo con el diario Il Corriere del Mezzogiorno, un laico de 42 años presentó la denuncia con pruebas contundentes ante el tribunal eclesiástico de la región de Puglia, que llevó al arzobispo de Taranto, Filippo Santoro, a remover de sus funciones a un cura carmelita, Antonio Calvieri, quien reconoció mantener una intensa vida sexual con otros religiosos y sacerdotes, así como con un miembro de la Guardia Suiza del Vaticano; incluso reveló que se grababan mientras practicaban orgías.
La noticia ha vuelto a conmocionar a la opinión pública italiana y en cuestión de horas dio la vuelta al mundo. La información aún sale a cuentagotas, pero, de acuerdo con diarios locales, el denunciante aseguró haber conocido por Facebook al sacerdote removido, con el que emprendió una estrecha amistad y quien le confesó no sólo su homosexualidad, sino la existencia de una red de curas que realizaba orgías documentadas con videos y fotografías, directorio de curas homosexuales, contactos de prostitución infantil, transmitidos por Internet, cuyo alcance involucraba al Vaticano.
El hecho parece confirmar la existencia entonces de una red subterránea de sacerdotes homosexuales y pederastas que pareciera tendría conexión con el llamado lobby gay que asomó su existencia gracias a las filtraciones de documentos secretos del mayordomo de Benedicto XVI, Paolo Gabriele, el fenómeno periodístico conocido como Vatileaks, que dejó al descubierto los trapos sucios, entre otros, los escándalos sexuales del Vaticano.
Estos escabrosos temas están contenidos en el grueso expediente del llamado Informe secreto, fruto de una investigación ordenada por Benedicto XVI, quien a raíz de su renuncia le hereda a Francisco, un expediente de 300 páginas, dividido en dos tomos, redactado por tres cardenales en retiro: el español Julián Herranz, el eslovaco Jozef Tomko y el italiano Salvatore De Giorgi. Ratzinger les encargó indagar los grupos de poder, corrupción y el famoso lobby gay. El diario italiano La Repubblica filtró parte de su contenido. Según el diario, el informe describía las luchas internas por el poder y el dinero, así como el tráfico de influencias internas utilizando la homosexualidad. En otras palabras, prevalecía una subcultura homosexual y un complejo sistema de extorsión y chantaje.
Posteriormente trascendió que el mismo papa Francisco, el 6 de junio de 2013, ante los religiosos latinoamericanos de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR), les reveló: “En la curia hay gente santa, pero también hay una corriente de corrupción, también hay, es verdad… Se habla de ‘lobby gay’, y es verdad, está ahí, hay que ver qué podemos hacer”. Aunque Federico Lombardi, vocero de la Santa Sede, negó que el Papa haya hecho afirmaciones sobre la existencia de un grupo de presión homosexual en el Vaticano, en portales de religiosos de nuestra región el señalamiento se difundió. También en enero de 2014 Elmar Maeder, quien fue comandante de la Guardia Suiza entre 2002 y 2008, declara a la prensa helvética que “existe un lobby gay realmente capaz de resultar peligroso para el Papa”. En entrevista con el diario suizo Schweiz am Sonntag, Maeder denuncia peticiones sexuales a cambio de dinero, favores personales o recompensas por parte de clérigos, obispos y cardenales. Y no lo hace de oídas: “De la existencia de un lobby gay puedo hablar por experiencia personal… El problema es que esta red se compone de personas tan fieles una a la otra, que llegan a constituir a una especie de sociedad secreta”, subrayó Maeder, quien devela que si me daba cuenta de uno de mis hombres era gay, no le permitía hacer carrera. Aunque para mí la homosexualidad no es un problema, el riesgo de ser injusto habría sido demasiado alto.
Andrea BaldonPor tanto, el escándalo de Taranto puede ser la punta del iceberg de una amplia red de corrupción sexual. Aquí no se trata de que el lobby gay sea reprobable por estar integrado por sacerdotes homosexuales, sino porque utiliza la homosexualidad como instrumento de poder, de corrupción, control y sometimiento político, por tanto, como herramienta de chantaje. Se trata de un grupo de presión que exhibe los mecanismos y vicios de poder dentro de la curia romana. El lobby gay utiliza la extorsión sexual para encumbrar, proteger o derrumbar trayectorias de altos personajes de la curia romana. Dicho grupo es transversal a las diferentes facciones que disputaban poder y canonjías. Al revelar los secretos de alcoba los integrantes del lobby gay ganaban poder y posicionamiento, tenían la capacidad de depredación. Un grupo de presión en el Vaticano anhela no solamente recibir privilegios y prebendas, sino también aspira controlar e incidir en la conducción de la Iglesia. Ya desde los trágicos años 2011-12 que se sellan con la renuncia del papa Benedicto XVI se registraba su existencia en la publicación de documentos filtrados, pero ahora parecen empezar a perfilarse las redes y maneras de operar.
Vaya tarea que tiene Francisco. Aún resuena la percepción y el regaño que dictó a su cuerpo curial en la Navidad pasada, al diagnosticar sus 15 enfermedades; resaltamos una, la número ocho: la enfermedad de la esquizofrenia existencial: es la enfermedad de los que viven una doble vida, fruto de la hipocresía típica de los mediocres y del progresivo vacío espiritual que ni grados ni títulos académicos pueden llenar. Se crean así su propio mundo paralelo, donde dejan a un lado todo lo que enseñan con severidad a los demás y empiezan a vivir una vida oculta y, a menudo, disoluta.

Vigilia pascual

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Via crucis

Por Milagros Rodón- www.oleadajoven.org.ar
Señor mío, ya caminamos la Semana Santa,
ésta semana grande donde conmemoramos lo mejor de tu vida, tu amor llevado al extremo.
Saberlo, me llena de vértigo. No sé cómo vivirla, no sé cómo hacer para que no se me pase de largo.
Te pido me des la gracia de poder acompañarte…
Con vos poder decidir subir a Jerusalén…
Con vos poder entrar triunfante el Domingo de Ramos
para que el corazón se ensanche…
Con vos compartir la última cena…
que me laves los pies, y que el corazón se me estruje
ante semejante acto de amor…
Con vos compartir la mesa, compartir el pan y el vino…
Con vos orar en el monte de los olivos,
y mientras entregás tu voluntad al Padre,
acompañarte con la oración, estando como mejor me salga…
Con vos recibir el beso de Judas, y salirle al encuentro al Pedro desesperado que impulsivamente agarra la espada.
Con vos sufrir la incomprensión y la envidia de los poderosos,
los juicios injustos y la impotencia del poder.
Con vos padecer la flagelación y la coronación de espinas…
Con vos ir camino con la cruz, y poder ser esa Verónica que enjuga tu rostro…
ser las mujeres que te acompañan en el camino…
ser Juan que permanece en la cruz, y a quien le confiás a tu Madre…
ser como María que en medio del dolor sabe que la Vida siempre puede más…
ser como el ladrón que sabiéndose pecador, pide misericordia…
ser Juan de Arimatea que arriesga su vida por pedir tu cuerpo muerto…
ser el centurión y que caiga de rodillas al descubrir tu grandeza y con él decir “verdaderamente éste es el Hijo de Dios”…
ser María Magdalena que corre a verte en el sepulcro, y se sorprende con que ya no estás ahí.
La muerte ha sido vencida, y llamándome por mi nombre, me das una nueva vida. ¡Amén!

Jorge Costadoat SJ

Pontificia Universidad Católica de Chile
El cardenal Ricardo Ezzati salió a responder las críticas por la salida del académico jesuita de la Pontificia Universidad Católica, Jorge Costadoat Carrasco, afirmando que la decisión adoptada para no renovarle el mandato canónico es porque el profesor “no se ha ceñido al programa ni entregado buena parte de los contenidos fundamentales del curso”.
A través de una carta enviada a El Mercurio, Ezzati lamenta “los malentendidos que ha causado dentro y fuera de la Pontificia Universidad Católica de Chile mi decisión de no renovar el mandato canónico al profesor Jorge Costadoat SJ. Por ello, he considerado necesario referirme a algunos aspectos que explican esta determinación, desmienten que la libertad de cátedra haya sido vulnerada y aclaran que esta decisión no afecta al resto de las facultades de la Universidad”.
Detalla que la Facultad de Teología  tiene un estatuto propio, distinto al resto, ya que ella está bajo la responsabilidad directa del Gran Canciller y que se requiere un mandato canónico para ejercer la docencia en ella y “otorgar ese mandato no es un trámite administrativo, requiere discernimiento del Gran Canciller, a partir de todos los antecedentes que tenga a la vista”.
Sostiene que de todos los mandatos solicitados en los últimos años, el único al que no le fue renovado es el del profesor Costadoat, mencionando que “al asumir en 2011 la Gran Cancillería, me encontré con que el profesor Jorge Costadoat no tenía el mandato para enseñar por problemas de larga data. Buscando con buena voluntad regularizar su situación y como un acto de confianza, a inicios de 2012 y luego de un diálogo con él, le concedí el mandato canónico por tres años bajo el compromiso de superar esas dificultades”.
Ezzati agrega que a pesar de lo anterior los problemas persistieron, pidiendo una completa información y “a partir de ella constaté, por ejemplo, que en un curso mínimo dictado por el profesor, en reiteradas ocasiones entre 2012 y 2014, y que está en el corazón del proceso formativo de un teólogo y de un futuro sacerdote, se han evidenciado sostenidas falencias”.
“Como me lo han señalado, y ha quedado consignado por escrito, el profesor no se ha ceñido al programa ni ha entregado buena parte de los contenidos fundamentales del curso, desdibujando su esencia y obligando a algunos alumnos a estudiar la materia por sus propios medios. En mi evaluación, este elemento lo he sopesado como esencial”, expone.
El cardenal señala que “respeto que el profesor Jorge Costadoat Carrasco ejerza su libertad como teólogo e investigador en la Universidad Católica. Así se lo manifesté explícitamente al profesor. No obstante, no solo es mi derecho, sino también mi responsabilidad que en la Facultad de Teología, y desde ella, se enseñe la doctrina de la Iglesia y que los alumnos allí se forman la perciban sin confusiones (cf. Estatutos, 20 a). Por tanto, esperar que un profesor enseñe los contenidos fundamentales de un curso no es desconocer su libertad de cátedra, sino exigirle un mínimo de rigor que, a mi juicio, no se ha cumplido”.
El prelado expone finalmente que en la Universidad Católica sí existe la libertad de cátedra, afirmando comprender la desazón de quienes no comparten la decisión, pero “tengo la certeza de que el camino elegido, que no es fácil, es el que me corresponde en conciencia asumir en función de mi responsabilidad como Gran Canciller”.
Fuente: www.elmostrador.cl
El arzobispo de Santiago de Chile y gran canciller de la Pontificia Universidad Católica aclara que el profesor y jesuita, Jorge Costadoat, “estaba advertido” sobre algunos de sus escritos “imprudentes”.
Por Andrés Beltramo Álvarez- Vatican Insider
Desde hace años el profesor Jorge Costadoat “estaba advertido” sobre algunos de sus escritos “imprudentes” con respecto a la doctrina católica. Lo precisó Ricardo Ezzati, gran canciller de la Pontificia Universidad Católica de Chile, al explicar por qué decidió quitarle el permiso para enseñar teología en dicha casa de estudios. Con esas palabras, el cardenal también le respondió a quienes lo acusaron de tener un “doble discurso” ante la salida del jesuita de sus cátedras.
“Me reuní con él cuando le entregué la misión canónica (en 2012) y le pedí que actuara en su enseñanza de acuerdo a lo que la Santa Sede y el arzobispo le concedió”, dijo el purpurado a la prensa, este domingo tras la misa de Ramos. Y, para evitar equívocos, graficó: “Si un jugador de fútbol quiere jugar fuera de la cancha tiene libertad de hacerlo, pero naturalmente no está jugando en comunión con el equipo” (La Tercera, 30.03.2015).
La semana pasada se desató una encendida controversia por el alejamiento de Costadoat de sus clases de “Cristología” y “Trinidad”. El 12 de marzo, en una reunión privada, el arzobispo de Santiago le comunicó la revocatoria del “mandato canónico” necesario para impartir clases.
La reacción fue inmediata. Primero el Centro de Estudiantes de Teología y después un grupo de 60 profesores cuestionaron la determinación del gran canciller. Los defensores del jesuita centraron su argumentación en dos cuestiones: Que no existió “ningún tipo de cuestionamiento de orden doctrinal” contra él y que los alumnos nunca se quejaron por su enseñanza. Pero múltiples fuentes consultadas por el Vatican Insider constataron lo contrario.
En una carta enviada al Consejo Superior la semana pasada, el cardenal estableció que la trayectoria de Costadoat “registra afirmaciones poco prudentes” que “desdibujan la enseñanza magisterial de la Iglesia en diversos puntos centrales de la misma”. Y, además, dejó constancia que estos problemas se remontan a muchos años atrás.
Con esas declaraciones, Ezzati dejó en claro que el problema del jesuita siempre fue de tipo doctrinal y que él lo sabía bien. Esa es la razón por la cual, en 2012, el gran canciller le otorgó el permiso para enseñar en vía experimental y como “un acto de confianza”. Esto lo confirmó el rector Ignacio Sánchez, en una carta publicada este fin de semana (Mercurio, 29.03.2015)
Según el funcionario, ya hace tres años el jesuita tenía “falencias en su quehacer teológico y docente” que “requerían atención”. Es más, destacó que –entonces- el gran canciller accedió a darle el permiso “que tenía pendiente (desde) hace algunos años, por situaciones académicas que no se habían resuelto durante un largo período”. Y explicó que dicha autorización canónica se le otorgó de “manera condicional” y “con algunas observaciones”.
Esto contrasta con el descargo de Costadoat quien (en su blog) afirmó que, en sus “veinte años” en la Facultad de Teología, nunca la dirección le manifestó “molestia alguna”. Pero, buena parte de esas dos décadas, él careció del permiso formal para enseñar. No obstante, siguió dando clases como si nada. En 2012 Ezzati quiso regularizar su situación y le concedió la autorización temporánea, que no renovó tras constatar el persistir de las “falencias”.
Otro dato, poco conocido, cuestiona la versión del jesuita y sus defensores. Desde su ingreso a la universidad él ha permanecido con el grado de profesor asistente, el más bajo de tres niveles en el escalafón del cuerpo docente. Nunca pudo ascender a la categoría de profesor asociado, aunque lo intentó en dos ocasiones cuando todavía era gran canciller y arzobispo de Santiago el cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa.
“Yo he sido alumno del profesor ‘Coco’ y él ha sido poco riguroso e inconsistente”, aseguró un estudiante de Costadoat (La Segunda, 25.03.2015) que, pese a su opinión crítica, en realidad se mostró contrario a la determinación de Ezzati. Como él, en los últimos años más de una docena de alumnos distintos se quejaron del profesor por motivos similares y otros como el incumplimiento de los programas de las materias.
Esas evaluaciones negativas habían pasado desapercibidas, al menos hasta ahora. Quizás por eso el propio interesado sostuvo que los alumnos nunca se quejaron de él y quienes lo apoyan aseguran que –por el contrario- la universidad le ha expresado su aprecio con premios y gratificaciones.
Mientras tanto, un asunto correspondiente a un solo catedrático se ha querido plantear como un problema de “libertad de cátedra” en toda la universidad. Pese a la inicial oposición a Ezzati, en las últimas horas el cardenal recibió varias muestras de apoyo. El decano de Teología, Fredy Parra, reconoció que su actuación estuvo apegada a los estatutos y fue respetuosa de todas las opiniones. Además, 42 personas suscribieron una carta pública de solidaridad con él.
Sobre el tema de la libertad, el rector apuntó: “Es importante enfatizar que en la Universidad Católica existe libertad de cátedra para sus profesores e investigadores, y que esta situación particular no la pone en duda. En nuestra universidad se garantiza a sus miembros la libertad académica, los derechos de la persona y de la comunidad dentro de la verdad y del bien común”.

Educación católica

Papa Francisco nombró al sucesor del cardenal polaco Grocholewski para guiar el dicasterio que trabaja para las universidades y las escuelas que dependen de la Iglesia.
Por Andrea Tornielli- Vatican Insider
Papa Francisco nombró al cardenal Giuseppe Versaldi nuevo Prefecto de la Congregación para la Educación Católica. Dejó la guía de la Prefectura de asuntos económicos (ente que desaparecerá con la nueva reforma de la Curia) y sustituye al purpurado polaco Zenon Grocholewski.
Versaldi nació en Villarboit, Italia, en julio de 1943. Estudió en el seminario de Vercelli y fue ordenado sacerdote en 1967. Fue coadjutor, guía espiritual de un grupo de seminaristas de preparatoria, en 1972 fue enviado por el obispo a Roma para estudiar psicología y derecho canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana. En 1967 fundó el consultorio familiar diocesano de Vercelli. Un año más tarde se convirtió en el párroco de Larizzate, en 1980 obtuvo el titulo de abogado rotal y comenzó a enseñar derecho canónico y psicología en la Gregoriana.
Cercano al ex-Secretario de Estado Tarcisio Bertone, en 1944 se convirtió en su vicario general en Vercelli, cuando Bertone era arzobispo. En 2007 fue nombrado obispo de Alessandria y cuatro años más tarde, en septiembre de 2011, se convirtió en Presidente de la Prefectura para los asuntos económicos de la Santa Sede. Se ocupó durante un año del gobierno pastoral de la diócesis de Alessandria. En febrero de 2012 fue creado cardenal. Pocos días antes de dejar el Pontificado, el 15 de febrero de 2013, Benedicto XVI lo nombró delegado pontificio para la Congregación de los Hijos de la Inmaculada Concepción, con la tarea de guiarla hacia la transparencia económica.
La Congregación que ahora se le encomienda tiene competencias en dos sectores: todas las universidades, facultades, institutos y escuelas superiores de estudios eclesiásticos o civiles que dependen de personas físicas o morales eclesiásticas; y sobre todas las escuelas e institutos de instrucción y educación de cualquier grado que dependen de las autoridades eclesiásticas.

Obispo Pablo Nguyen Thai Hop OP

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Obispo Pablo Thai Hop

“La evangelización es la misión primaria de la Iglesia”, como lo recordó varias veces el Papa Francisco que invita “a los cristianos a salir, encontrar y acoger” a las personas. Una llamada de atención que es válido también para los católicos vietnamitas, que deben aprovechar de “su juventud y su vivacidad”, haciendo tesoro del “testimonio de los misioneros” que han donado su propia vida para difundir el Evangelio en la región. Es cuánto cuenta a AsiaNews, monseñor Paul Nguyen Thai Hop, obispo de Vinh, objeto hace meses de una campaña persecutoria del gobierno y de los media de Hanoi por haber pedido la liberación de 2 parroquianos de My Yen, condenados a la cárcel siendo inocentes. “El número de cristianos” en estos años “ha crecido”, cuenta el prelado, pero “la Iglesia católica vietnamita debe todavía enfrentar dificultades y resistencias”. En primer lugar, aumentar la “conciencia misionera” en los fieles, que todavía hoy prefieren “conservar” en vez de “comunicar la fe”.
La diócesis de Vinh, comprende las provincias de Nghe An, Ha Tinh y Quang Binh y está compuesta por 529 mil fieles, casi el 10% de la población local; el obispo la describe como una comunidad “fuerte, bien organizada y muy unida”. La comunidad local debe todavía enfrentar “muchos obstáculos”, a menudo provocados “por los gobiernos locales”, como sucedió en los distritos de Con Cuong, Quy Chu y Quy Hop, en la provincia de Nghe An.Como toda la Iglesia vietnamita, también la diócesis de Vinh debe enfrentar muchas problemáticas entre las cuales las “políticas (del gobierno) más restrictivas, la política religiosa de la administración local, la falta de diálogo y de respeto de la verdad” por parte de las autoridades centrales. “Tratamos de superar los obstáculos a través de la reconciliación -explica monseñor Paul- sin embargo queremos que los derechos del pueblo sean respetados, en base a los criterios de verdad y justicia”. Hay también dificultades más prácticas, como los “continuos aluviones en las provincias centrales” donde la población vive de la agricultura y el rédito medio es inferior a otras zonas del País. Sin embargo, en una realidad tan complicada “la fe de los laicos” es fuente de renovada esperanza.
La comunidad católica de Vinh, como otras realidades del país, ha iniciado una serie de iniciativas sociales, entre las cuales “la clínica de Xa Doai, al servicio de los enfermos de la zona“, sin distinguir la posición social o la religión profesada. Y es más, cuenta el prelado, “hemos creado una red de pequeñas farmacias en toda la diócesis”, para servir mejor -gracias también a la colaboración de las hermanas- a “los enfermos”. Cada año “médicos y enfermeras” van a las zonas más pobres y lejanas “para distribuir gratuitamente los medicamentos y curar a los necesitados“. En el sector de la educación hay diversas escuelas y centros diocesanos para los minusválidos que quedaron al margen de la sociedad. En concreto, la Iglesia local sostiene pequeñas actividades empresariales “como el fondo para garantizar la comida a las vacas de leche” e “incentivos para la construcción de casas” en zonas de alto riesgo de aluviones. Todas las actividades, agrega el prelado, “llevadas a cabo, gracias a la colaboración de Caritas diocesana”.
Fundamental, para la realización de estas obras, la contribución de los “laicos y su participación dinámica en la misión de anuncio del Evangelio”. Monseñor Paul confirma que ellos “participan en las actividades pastorales”, pero es necesario, agrega, garantizar a ellos “una formación” que los prepare mejor en esta labor. Y para el año en curso la atención está dirigida a la vida familiar, con un programa dirigido “para hacer de cada familia un centro de evangelización y motor de evangelización de la sociedad”.
Por último, el obispo de Vinh desea una real reforma de la ley sobre los terrenos, causa de muchas controversias entre ciudadanos y administración, entre la dirigencia eclesiástica y las autoridades locales. La nueva ley promulgada por las autoridades vietnamitas en 2013 (art.53) no modificó el viejo texto y el control queda en manos del Estado. Enfrentamientos, violencias y controversias en tribunales muestran con toda evidencia, concluye el prelado, “las insuficiencias del derecho inmobiliario” y los errores cometidos por la progresiva burocratización impuesta por “los gobierno locales, mientras quien pierde siempre es el pueblo”.
Hoy en Vietnam, frente a una población de unos 87 millones de personas, los budistas son el 48.5%, los católicos poco más del 7%, seguidos por los sincretistas al 5,6%; al final hay un 20% que se declara ateo. Si bien son minoría, aunque significativa, la comunidad cristiana es activa en particular en los sectores de la educación, salud y social. Por el contrario la libertad religiosa está en continua disminución. La introducción de Decreto 92 impuso de hecho, mayores controles y restricciones a la práctica del culto, que está siempre más vinculada a los dictámenes del gobierno y del Partido único comunista.
Fuente: www.asianews.it

Los templarios en Portugal

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Orden de Cristo

De la Orden del Templo a la Orden de Cristo
Por Belén Rodrigo- Diario ABC de Madrid 
Después de la extinción de la Orden del Templo en 1312 por la bula del Papa Clemente V, cumpliendo el deseo del rey francés Felipe el Hermoso, los templarios permanecieron muy activos en Portugal durante los dos siglos posteriores. Los caballeros y todas las posesiones de la orden fueron transferidas a la Orden de Cristo creada en 1319 gracias al rey Don Dinis.
Hablar de los templarios sigue siendo un tema polémico, que guarda muchas incógnitas pero sobre todo levanta mucho interés. Curiosamente hasta hace menos de una década apenas existía bibliografía sobre el papel de los templarios en Portugal y su continuidad en la Orden de Cristo. Uno de los primeros en hacerlo fue le historiador y filósofo Paulo Alexandre Loução, estudioso de las culturas antiguas y del arte manuelino, quien recuerda que “muchos de los símbolos que utilizaban los templarios ya existían en culturas antiguas”. Autor del libro “Los templarios en la formación de Portugal” (editorial Esquilo), resalta el comienzo de la orden de los templarios al mismo tiempo que el reino portugués se separa de Castilla y de León “fue sincrónico, y durante 30 años fue la única orden militar que estuvo al lado del rey portugués”, puntualiza. Fue un momento muy importante en la historia de Portugal, tal y cuando se extingue la Orden del Templo y “Don Dinis no quiso que los templarios acabasen. Eso originó una batalla diplomática que dio origen a la Orden de Cristo, el nombre inicial de los templarios”.
Los templarios en Portugal: de la Orden del Templo a la Orden de CristoLos templarios habían entrado en Portugal en tiempos de la condesa Teresa de León, hija ilegítima de Alfonso VI de León y de su amante Jimena Muñoz, que fue madre de Alfonso I de Portugal, primer rey luso. De ella recibieron el castillo de Soure en 1127 y más tarde tendrán el Castillo de Longroiva y el de Cera, cerca de Tomar, región que se convirtió en su sede regional. Desde un primer momento, contaron con el apoyo del rey Afonso Henriques, “al inicio lucharon junto a él, crearon defensas, castillos, trajeron de Oriente muchos elementos civilizatorios”, subraya Paulo Loução.
Pérdida de contacto con Oriente
Esta continuación de los templarios gracias a la Orden de Cristo, durante más dos siglos, fue muy activa. “No hay gran documentación pero sería lógico que llegasen templarios de otros países a Portugal”, afirma el historiador. La primera diferencia que existía entre la Orden del Templo y la de Cristo es la pérdida del contacto con Oriente. “Los templarios son extintos, hoy no se saben completamente las razones, pero una de ellas fue la pérdida del reino oriental de Jerusalén”, recuerda el historiador luso. Los templarios estaban muy relacionados con las elites musulmanas y sin ese contacto, “la Orden de Cristo ya no podía ser igual pero mantenía la idea de volver a Oriente”. De ahí que en el siglo siguiente, los descubrimientos liderados por la Orden de Cristo, “van a llevar a que los portugueses lleguen a la India contornando África y uno de sus proyectos seguía siendo la reconquista de Jerusalén”, puntualiza. El infante Don Enrique fue gobernador de la Orden de Cristo y en el siglo XV todos los caballeros de la orden tenían misiones en el mar. Don Enrique fue nombrado Gran Maestre de la Orden de Cristo en 1420, cargo que detuvo hasta el final de su vida.
Los templarios en Portugal: de la Orden del Templo a la Orden de CristoCon la nueva orden uno de los símbolos que más cambió fue la cruz, que de ser redonda pasó a cuadrada. Los templarios comenzaron en Braga, Peñafiel e incluso se instalaron en Santarém. Al cabo de unos años el rey les da un territorio que sería Tomar donde construyen el castillo y el nicho de la iglesia, del siglo XIII, circular, que es templario. Y después se fue construyendo el convento de Cristo a lo largo de los siglos XV, XVI y XVII.
Desaparición
En el siglo XVI hubo un corte ideológico en Portugal con la instalación de la Inquisición y “lo que había pasado a los templarios franceses dos siglos antes les pasó a los portugueses a mediados del siglo XVI”, afirma el historiador luso. El frade Antonio de Lisboa comenzó a quemar toda la documentación y profanó las tumbas de los maestres. Esta orden estaba formada por caballeros y militares, “se convierte en orden solo monástica y a partir de ahí queda neutralizada”, añade.
Los templarios en Portugal: de la Orden del Templo a la Orden de CristoPaulo Loução reconoce que el tema de los templarios es algo polémico porque hay muchas divergencias en lo que se refiere a la simbología de los mismos. “Según mi punto de vista el arte manuelino de Portugal continúa los ideales templarios y es un arte simbólico”. Recuerda además que no es posible afirmar cuál era la ideología de los templarios, “una gran parte de la elite toleraba el islam, y eso ya les hace diferentes”.
Nuevos templarios
Durante la dictadura portuguesa los templarios fueron muy exaltados como algo patriótico de la época de ahí que a partir de 1974 existiese una reacción contra los mismos y se asociase con el fascismo. El historiador luso reconoce que en el mundo académico, después del 74, “las tendencias marxistas tuvieron mucha fuerza y se rechazaba todo lo que recordaba al antiguo régimen”. No se consideraba un tema serio para estudiar e investigar.
Con la masonería, a finales del siglo XVII, “se revive mucho el mundo de los templarios”, afirma Paulo, y hoy en día existen “dos mil órdenes templarios en el mundo”. Recordando que los templarios entregaban la vida a la orden (con voto de castidad, pobreza y obediencia), “el neo templarismo, a mi entender, tiene muy poca relación con los templarios”. Fundada en 1119, en plena época de cruzadas en la Edad Media, tenía por fin proteger la vida de los peregrinos cristianos que viajaban hasta Tierra Santa, conquistada por los cristianos tras la primera cruzada. Ahora son otros tiempos pero a pesar de todo hablar de los templarios es un tema que levanta siempre interés, “porque fue la única orden extinta de forma abrupta y porque todavía hay muchos enigmas por resolver”.

Pierde título de Cardenal

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OBrien

Significativa decisión de Papa Francisco: el arzobispo escocés se había visto involucrado en un escándalo sexual. No sucedía desde 1927, cuando el cardenal jesuita Billot perdió la púrpura.
Por Andrea Tornielli- Vatican Insider
Desde 1927 no se había repetido que un cardenal perdiera la dignidad de la púrpura. No sucedió ni siquiera en el caso del arzobispo de Viena, el cardenal Hans Hermann Groer, obligado a retirarse en oración y a no mostrarse en público después de las acusaciones de haber abusado de algunos seminaristas. En cambio, ahora sí sucedió.
«El Santo Padre –se lee en el comunicado vaticano– ha aceptado la renuncia a los derechos y a las prerrogativas del cardenalato, expresadas en los cánones 349, 353 y 356 del Código de Derecho Canónico, presentada, al final de un largo itinerario de oración, por su eminencia el señor cardenal Keith Patrick O’Brien, arzobispo emérito de Saint Andrews y Edimburgo. Con esta medida, Su Santidad manifiesta a todos los fieles de la Iglesia de Escocia su preocupación pastoral y los anima a continuar con confianza el camino de renovación y de reconciliación».
Los cánones citados son los que se refieren al cardenalato, es decir al «peculiar colegio» de los electores del Papa (canon 349), que participan en los Consistorios (canon 353), colaboran con el Pontífice y deben viajar a Roma cada vez que se les convoque (canon 356). En otras palabras, O’Brien pierde los derechos y  prerrogativas del cardenalato. El comunicado afirma que la renuncia fue presentada por el todavía entonces purpurado, pero no hay que dejar de advertir la coincidencia temporal con la investigación sobre su caso, encomendada en abril de 2014 al obispo Charles Scicluna, que fue Promotor de Justicia en la Congregación para la Doctrina de la Fe, y ahora es arzobispo de Malta.
El cardenal O’Brien no estuvo presente en el Cónclave de 2013. Poco tiempo antes, el prelado escocés había admitido sus responsabilidades: «Hubo momentos en los que mi conducta sexual estuvo por debajo de los estándares a mi exigidos como sacerdote, arzobispo y cardenal», había dicho. Después, hace dos años y «de acuerdo con el Santo Padre», O’Brien dejó Escocia «durante algunos meses» para recogerse en «renovación espiritual, oración y penitencia».
El anuncio hace evidente cuál fue el resultado de la investigación de monseñor Scicluna y demuestra la veracidad de las acusaciones en contra del cardenal. Aunque la renuncia haya sido presentada formalmente por le mismo O’Brien, es probable que se haya tratado de una decisión acordada y de alguna manera solicitada por la misma Santa Sede.
La pérdida de los derechos y prerrogativas del cardenalato por parte de un miembro del colegio de los purpurados no se daba desde septiembre de 1927, cuando el enérgico Pío XI acogió la renuncia (solicitada) de Luis Billot, jesuita y eminente teólogo neotomista, de cuyas manos el Pontífice originario de Brianza había recibido cinco años antes la tiara durante la ceremonia de encoronación. En el caso de Billot, autor de estudios que se convirtieron en textos clásicos en el ámbito de la dogmática, no hubo escándalos sexuales de por medio, sino su cercanía a la Action Française de Charles Maurras, condenada en 1926 por el mismo Pío XI. Billot también perdió el título de cardenal.
Con la inédita decisión, se confirma la voluntad de Papa Francisco de seguir por la valiente vía que emprendió su predecesor Benedicto XVI frente a este tipo de escándalos.

Ludolfo Ojeda y Ojeda FSC

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Ludolfo Ojeda FSC

Hermanos de las Escuelas Cristianas
Víctima de un cáncer terminal falleció a los setentidos años de edad el hermano Ludolfo Ojeda y Ojeda quien ha sido durante varios años director del Instituto Superior Pedagógico Loreto y formador de los maestros en la región.
El hermano Ludolfo Ojeda y Ojeda, arequipeño de nacimiento, llegó a Iquitos hace doce años y desde el primer momento se hizo cargo del Pedagógico Loreto, donde puso todo su esfuerzo para mejorar la calidad educativa de dicha institución, desde los aspectos materiales hasta la innovación didáctica, aportando al desarrollo de la educación y la mejora de la enseñanza.
Fuente: Diario La Región de Loreto.

¿Cruzada o guerra civil?

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Blas

Francisco Torres García- Diario Ya
El tiempo, que se evapora rápidamente, trae como consecuencia que los lectores impenitentes acabemos amontonando libros que ansiamos devorar, pero que siempre dejamos para mañana. Entre los míos figuraba un texto titulado “La Iglesia y la Guerra Española. De 1936 a 1939”, llevado a los anaqueles de las librerías por la Editorial Actas, y cuyo autor es Blas Piñar. No creo que para muchos este nombre necesite de más introducciones: hijo de un defensor del Alcázar de Toledo, Consejero Nacional del Movimiento designado por Francisco Franco, fundador de Fuerza Nueva, diputado entre 1979 y 1982, notario y notable jurista. Menos conocida, fuera de determinados ámbitos, es su destacable obra teológica, sus trabajos sobre los ángeles y la Virgen María. Pero también un hombre de la Acción Católica, que ocupó puestos importantes y que ha vivido en primera línea los cambios en la Iglesia española de los últimos setenta años. ¿Qué nos puede decir -se preguntarán los más escépticos- Blas Piñar, ese hombre que sigue llamando a la “incivil guerra civil”, a la “contienda fratricida”, Cruzada?
A lo largo de algo más de tres centenares de páginas, preñadas de datos y citas que obligan a la relectura y a la reflexión, en las que el autor ha reducido en mucho sus propias opiniones para dejar que fluyan los testimonios que sustentan de forma impecable su tesis, lo que aflora, en una prosa que recuerdan en mucho los modos de sus discursos -para muchos, independientemente de sus posiciones ideológicas, ha sido el mejor orador político de las últimas décadas-, es el dolor que le causa el olvido y hasta la abjuración de la Cruzada. De ahí que el libro se divida en dos grandes apartados: De guerra civil a la Cruzada y De Cruzada a Guerra Civil.
Naturalmente, Piñar no se esconde. Él mismo se autodefine en la introducción: escribe como “católico practicante”, como “ciudadano de la Hispanidad” y estando “orgulloso de ser español”. No oculta al lector cuál es su intención: “dar testimonio a las nuevas generaciones de lo que fue la Cruzada española de 1936 a 1939” y denunciar “lo que yo llamo el proceso secularizador que ha ido minando y destruyendo todo lo que supuso la Cruzada”. Lo que Piñar hace en su texto, extendiéndose en su análisis más allá de la temporalidad que anuncia la portada del libro, es explicarnos también cómo se produjo la abjuración de la Cruzada, un proceso en el que también intervinieron hombres de la Iglesia.
Es fácil encontrar en cualquier manual, en los libros de texto de los escolares, los referentes a la dimensión internacional de la guerra española, uno de los acontecimientos capitales del siglo XX. El eco de que aquel conflicto superó las barreras geográficas hispanas para adquirir validez universal. Eso sí, presentado, erróneamente, como la lucha del fascismo contra el antifascismo. También para Piñar, la Cruzada tiene un valor universal, especialmente para los católicos, como defensa de la civilización cristiana. Así lo vieron los cardenales Gomá y Pla y Daniel (“Cruzada contra el comunismo para salvar la Religión, la Patria y la familia”).

Iglesia y guerraEl término Cruzada.
Es evidente que hoy el término Cruzada no se aplica a la guerra civil. Es más, como anota Piñar, cayó en desuso a principios de los setenta. Ya en las postrimerías del régimen de Franco él era uno de los pocos que continuaban utilizándolo. Hoy sólo encontramos referencias al mismo en los textos y manuales para subrayar que la Iglesia miró la guerra civil con esa consideración; aunque no son pocos los autores que han tratado de reducir al mínimo posible esa vinculación sepultando bajo la hojarasca de las palabras los textos que Piñar exhuma con la precisión del notario. Los ojos del lector recorren las declaraciones de Pío XI, Pío XII o Juan XXIII, las de decenas de miembros de la jerarquía eclesiástica nacional o internacional y de pensadores católicos que hasta los años cincuenta dieron a la guerra civil española, o, mejor dicho, a la lucha sostenida por los ejércitos nacionales el título de Cruzada.
Son muchas las reflexiones que se abren ante el lector y que a buen seguro despertarán la polémica en el seno de la conciencia. Entre ellas estimo que dos resultan altamente sugerentes: primera, ¿por qué la inquina contra la utilización de este término?; segunda, ¿cómo se incardina la polémica, muy posterior, sobre la definición de Cruzada en todo el proceso de deslegitimación de aquellos que en 1936 se sublevaron contra la República del Frente Popular, que ha conducido a la actual mitificación de la II República como el más idílico de los regímenes políticos que ha tenido España? ¿cómo situarla dentro del intento de trocar la victoria de 1939 en una derrota sobre el pasado emprendido por la izquierda, al objeto de mitificarse a sí misma ocultando el reguero de sangre que dejó en España entre 1931 y 1939?
Convendría que muchos tuvieran presente que la definición de una guerra como Cruzada es algo que, salvo para los católicos, carece de toda trascendencia. No es más, traducido a un lenguaje laico, que una condecoración. Ahora bien, no es menos cierto, y ahí es donde radica el problema, que esa definición y el propio término implican una consideración de “causa justa”, cuya sola existencia siembra la duda en el cuadro del discurso oficial de la izquierda sobre la guerra civil que ha sido intentado sacralizar con la denominada Ley de Memoria Histórica salida de los cenáculos ideológicos socialistas.
Quienes desde el orbe católico vivieron en primera persona el tiempo de una guerra civil, iniciada mucho antes de julio de 1936, quienes ya habían sufrido los primeros brotes de la persecución religiosa que se abriría como un torrente sangriento en el verano del treinta y seis, resultante de la política antirreligiosa/anticatólica impulsada por el jacobinismo anticlerical republicano encabezado por Manuel Azaña y por la tensión revolucionaria de socialistas y anarquistas que demandaba la aniquilación de un enemigo ideológico declarando la guerra al mismo Dios, no dudaron a la hora de dar a la sublevación contra la República del Frente Popular, no a la república como forma de gobierno, el carácter de Cruzada. Básicamente por una razón, anota Piñar, por que se trata de una lucha “para liberar territorios que fueron cristianos y de los que se hicieron dueños los enemigos de la fe, destruyendo todo testimonio o vestigio del cristianismo por odium fidei”. Es evidente que eso había sucedido o estaba sucediendo en España. Así lo vieron los Papas registrándolo en Encíclicas como la Divini Redemptoris en marzo de 1937:
“El furor comunista no se ha limitado a matar a obispos y millares de sacerdotes, de religiosos y religiosas, escogiendo precisamente a los que con mayor celo se ocupaban de los obreros y de los pobres, sino que ha hecho un número mucho mayor de víctimas entre los seglares de toda clase, que aún ahora son asesinados cada día, en masa, o por el mero hecho de ser buenos cristianos, o, al menos, contrarios al ateísmo comunista”.
Ante esta situación Pío XI asume la responsabilidad de una “bendición especial a cuantos en España se impusieron la difícil y peligrosa tarea de defender y restaurar los derechos y el honor de Dios y la religión”. Uno tras otro registra Piñar los pronunciamientos del episcopado español apoyando el carácter de Cruzada que anida en el ánimo de los nacionales: “No había sido esta Cruzada -anota monseñor Pla y Daniel en 1939- ni ordenada ni convocada por la Iglesia, pero fue reconocida y bendecida como tal por Pío XI el 14 de diciembre de 1936”.
Difícilmente hasta los años setenta este carácter de Cruzada sería criticado o puesto en tela de juicio, salvo por sectores minoritarios. El conocimiento de lo que fue la guerra civil y de la persecución religiosa estaba vivo, porque muchos de los testigos, de los supervivientes, aún formaban parte del clero regular y secular. Seminaristas o jóvenes sacerdotes de 1936 ocuparon durante tres décadas importantes puestos en la Iglesia defendiendo el espíritu de la Cruzada. Otros, de una generación posterior o simplemente inmersos en el progresismo secularizador se dejaron llevar por el “signo de los tiempos”, participaron el “proceso secularizador de la Cruzada” denunciado por Piñar. Parece querer el autor, de algún modo, simbolizarlos, en los ámbitos eclesiásticos, en la persona del cardenal Vicente Enrique y Tarancón. Un hombre que, hasta 1972, según los textos insertos en el libro, asumió públicamente el “carácter de  verdadera Cruzada” de una guerra en la que “nuestros jóvenes empuñaron el fusil con espíritu de verdaderos cruzados de la religión”; pero que después se sumó al grupo de obispos y eclesiásticos que se posicionaron contra el alineamiento de la Iglesia con uno de los dos bandos, lo que suponía la abjuración de la Cruzada.
La Cruzada martirial.

Esta Cruzada no es para Piñar sólo una lucha bélica tiene además una dimensión martirial en las personas, pero también en las cosas. Nadie desconoce el hecho, aunque se trate de rebajar en su significado y cuantificación, de que en la España del Frente Popular se desató la persecución religiosa contra personas, edificios, obras de arte, documentos… Tal magnitud tuvo que Pío XI, en septiembre de 1936, reconoció a las víctimas la consideración de mártires. Pío XII habló de los que “han sellado con su sangre su fe en Jesucristo y su amor a la religión católica. ¡No hay mayor prueba de amor!”.
Que la Iglesia y los Papas otorguen la consideración de mártires a los católicos asesinados por odio a la fe no debiera provocar las “olas de cólera” que hoy se dan. Como sucede con el término Cruzada se trataría de un valor que sólo tendría trascendencia para los católicos. El problema es que la elevación pública a los altares de estos mártires implica el reconocimiento de que fueron asesinados, y en la inmensa mayoría de los casos torturados, deshaciendo de un plumazo la leyenda rosa de la España del Frente Popular; y aunque ellos murieran perdonando nadie puede exonerar de responsabilidad a sus asesinos directos y al poder político de izquierdas, básicamente socialista, que lo permitió.
Piñar subraya como en la abjuración -“secularización” anota el autor- de la Cruzada se produjo, y probablemente en primer lugar, el segundo martirio para estos hombres y mujeres que murieron por miles: “esta calificación de mártires, que merecían quienes lo fueron, fue puesta en entredicho, incluyendo, además, otro segundo, martirio el del silencio y del olvido de los que se habían exaltado como testigos ejemplares de la fe”.
La Iglesia del diálogo cristianismo-marxista, la Iglesia del aggiornamiento, la Iglesia que, por razones políticas, artificialmente deslindadas de la razones de Fe, desde Roma inició un oportunista proceso de desenganche del régimen de Franco en el ocaso del mismo, escogió como víctima propiciatoria la Cruzada. De ahí que los procesos de beatificación fueran paralizados y los sectores progresistas de la Iglesia española pidieran, impidieran o boicotearan, según los tiempos, su continuidad. Y, naturalmente, se produjeron los asombrosos cambios de actitud, fruto del oportunismo, que Piñar, sin juzgar registra.
Quizás sea destacable el del padre José María Llanos S.J., cuyos dos hermanos fueron asesinados por los republicanos, que evolucionó desde su posición como capellán del Frente de Juventudes y perseguidor de películas “inmorales” a miembro destacado del Partido Comunista, de “cura obrero” a “cura rojo” que se decía en la época. Así en 1942 escribía: “primavera de mártires prometedora… vamos sin rebozos ni simulaciones, sin titubeos, a entrar por el camino, largo, empinado y triunfal de la glorificación de los muertos, juventud de España a los altares”. Sin embargo, en 1991  pedía dilatar los procesos y aconsejaba para ellos un silencio discreto. En la misma línea el cardenal Vicente Enrique y Tarancón se sumó a quienes buscaban invalidar los procesos distorsionando la causa necesaria, el martirio por causa de la Fe, estimando que en aquellos asesinatos y torturas “pesaba más el odio a un clero que ellos entendían como protector de los ricos”, aunque cuatro décadas antes pensara lo contrario y, por razón de oportunismo político, prefiriera ignorar los testimonios que en los procesos ocupan miles y miles de páginas.
Queda, como final, el análisis que Piñar hace de las consecuencias de la abjuración de la Cruzada y que podemos sintetizar en la apertura del “proceso de descristianización y paganización de España que se está produciendo con pasos de gigante”, y que, nuevamente, con precisión de notario, trata de poner en evidencia. Lo que, sin duda, para muchos católicos será motivo de reflexión. Queden, como cierre de este breve recorrido por un libro más que notable, unas frases explicativas que comienzan al inicio de la obra y que invitan a introducirse en sus páginas:
“Lo inesperado y sorprendente es que el proceso secularizador de la Cruzada contase con el apoyo decisivo (que en este libro se pone de manifiesto y se comprueba) de hombres de la Iglesia, tanto de la docente como de la discente; apoyo incomprensible, a mi modo de ver, para que ese proyecto prosperase y consiguiese lo que se proponía”.

La maldición de los templarios

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Templarios

Por César Cervera- Diario ABC de Madrid
En una fecha así, 13 de octubre de 1307, el Rey de Francia inició la persecución de los templarios que terminó con su último gran maestre lanzando una amenaza profética antes de ser quemado vivo: «No tardará en venir una inmensa calamidad para aquellos que nos han condenado sin respetar la auténtica justicia». Un año después fallecieron el Monarca galo y el Papa que lo toleró.
La aversión al número 13 está fuertemente arraigada en la cultura occidental. En la Última Cena había trece personas (doce apóstoles y Jesús), siendo Judas el traidor, el número 13. En el Apocalipsis, el capítulo 13 corresponde al anticristo y a la bestia. A su vez, la Cábala –una disciplina de pensamiento esotérico relacionada con el judaísmo– enumera a 13 espíritus malignos; al igual que las leyendas nórdicas, donde Loki, el dios de las travesuras, aparece en ocasiones citado como el invitado número 13. Por su parte, el viernes según la tradición cristiana es el día que Jesucristo de Nazaret fue crucificado. Además, algunos estudiosos de la Biblia creen que Eva tentó a Adán con la fruta prohibida un viernes y que Abel fue asesinado por su hermano Caín el quinto día de la semana. Cabe recordar que los siete días de la semana –establecidos en función del tiempo en el que transcurre un ciclo lunar– son definidos por las religiones judeo-cristianas y musulmanas como el tiempo que tardó Dios en crear los cielos y la tierra, y todo lo que hay en ellos.
El viernes, considerado por las razones anteriores un día aciago por la tradición cristiana, coincide entre 1 y 3 veces por año con el número de la mala suerte, el 13, dando lugar a la fecha más «maldita», de la que cine y literatura han dado buena cuenta. No en vano, el miedo por los viernes 13 tiene su epicentro histórico en una fecha que quedó marcada por el misterio y la traición: el viernes 13 de octubre de 1307. En la madrugada de este día, el Rey francés Felipe IV inició una brutal persecución contra la Orden de los Caballeros Templarios que provocó el arresto masivo de sus miembros.
Felipe IV persuadió al Papa Clemente V para que iniciase un proceso contra los templarios acusándolos de sacrilegio a la cruz, herejía, sodomía y adoración a ídolos paganos a través de la práctica de ritos heréticos. Especialmente humillante –bajo el prisma de la época– era la acusación de practicar actos homosexuales entre los caballeros de la Orden del Temple, que vivían a medio camino entre la austeridad de un monje y las exigencias de un guerrero. No obstante, se trataban de falsedades sin base alguna para ocultar las verdaderas causas de carácter económico. El Rey de Francia –donde los templarios vertebraban la mayor parte de la influencia y el patrimonio adquiridos durante las Cruzadas– coaligado con el papado y los dominicos ambicionaban acabar con la poderosa y acaudalada orden militar, convertida en el principal prestamista de la Corona francesa y de otros países europeos.
Las calumnias se convierten en acusaciones
Clemente V, pese a ser francés y antiguo arzobispo de Burdeos, mostró inicialmente su oposición a la guerra que Felipe IV pretendía desencadenar contra los templarios, puesto que necesitaba de su ayuda militar para iniciar una nueva cruzada en la zona de Palestina. Sin embargo, la negativa del último gran maestre, Jacques de Molay al proyecto Rex Bellator –impulsado por la Corona de Aragón para fusionar todas las órdenes militares bajo un único rey soltero o viudo– predispuso al Papa en contra de la Orden.
El origen del temor a los viernes 13: La maldición de los templariosManuscrito medieval que acusa a los templarios de sodomía
En 1307, Jacobo de Molay, último maestre del Temple, secundando los deseos papales de Cruzada, llegó a Francia para reclutar tropas y abastecerse de vituallas. A su paso por el país escuchó las calumnias propagadas contra su Orden por el Monarca francés. Para ello se sirvió de las acusaciones de Esquieu de Floyran, un espía al que Jaime II de Aragón había expulsado de su corte por verter falsedades contra los templarios pero que fue recibido con los brazos abiertos por el Rey galo, deseoso de provocar su caída a cualquier precio.
Ofendido por la campaña de desprestigio contra la Orden del Temple, Jacobo de Molay acudió ante el Papa solicitando un examen formal para desacreditar las burdas calumnias. Accedió Clemente V a sus deseos y así se lo comunicó al Monarca francés por carta del 24 de agosto de 1307. Pero Felipe IV, quien había intentado entrar sin éxito entre las filas templarias cuando se quedó viudo, no estaba dispuesto a dilatar el asunto y cerró el puño sobre su presa. Aconsejado por su ministro Guillermo de Nogaret, Felipe IV despachó correos a todos los lugares de su reino con órdenes estrictas de que nadie los abriera hasta la noche previa a la operación: el jueves, 12 de octubre de 1307.Los pliegos ordenaban la captura de todos los templarios y la requisa de sus bienes.
El 12 de octubre de 1307, a la salida de los funerales de la condesa de Valois, el maestre Molay y su séquito fueron arrestados y encarcelados. Y durante la madrugada del viernes 13, la mayoría de los templarios franceses fueron apresados y sus bienes confiscados bajo pretexto de la Inquisición. La resistencia militar fue mínima a causa de la avanzada edad de los guerreros que permanecían en Francia. Los jóvenes se encontraban preparando la inminente cruzada en la base de Chipre.
Para mitigar el escándalo, el Rey publicó un manifiesto donde involucraba al Papa en la decisión. Cuando Clemente V se enteró de la detención, reprendió al Monarca y envió dos cardenales, Berenguer de Frédol y Esteban de Suisy, para reclamar las personas y bienes de los encausados. Tras pactar con el Papa las condiciones del proceso, Felipe IV consiguió la facultad de juzgar a los miembros franceses de la Orden del Temple y administrar la mayoría de sus bienes. No obstante, el proceso fue del todo irregular. Sin ir más lejos, los templarios habían de ser juzgados con respecto al Derecho canónico y no por la justicia ordinaria de Francia. Asimismo, Guillermo de Nogaret –mano ejecutora del Rey– estuvo bajo la excomunión formal de la Iglesia desde el principio hasta el fin de los procesos.
Una amenaza, que resultó ser una profecía
Por medio de la tortura, la Inquisición obtuvo las declaraciones que deseaba, incluso del Gran Maestre, pero estas confesiones fueron revocadas por la mayoría de los acusados posteriormente. Mientras el Papa tomaba una decisión definitiva sobre la Orden y el futuro del Gran Maestre y el resto de cargos superiores, un goteo de templarios fue pasando por la hoguera en medio de un sinfín de irregularidades y el recelo del pueblo llano. En 1314, Jacobo de Molay, Godofredo de Charney, maestre en Normandía, Hugo de Peraud, visitador de Francia, y Godofredo de Goneville, maestre de Aquitania, fueron condenados a cadena perpetua, gracias a la interferencia del Papa y de importantes nobles europeos. No en vano, encima de un patíbulo alzado delante de Notre-Dame, donde se les comunicó la pena, los máximos representantes de la orden renegaron de sus confesiones: «¡Nos consideramos culpables, pero no de los delitos que se nos imputan, sino de nuestra cobardía al haber cometido la infamia de traicionar al Temple por salvar nuestras miserables vidas!». El desafío de los líderes templarios, rompiendo lo pactado, les condenó a muerte.
El origen del temor a los viernes 13: La maldición de los templariosJacques de Molay
Aquel mismo día, se alzó una enorme pira en un islote del Sena, denominado Isla de los Judíos, donde los cuatro dirigentes fueron llevados a la hoguera. Según se cuenta entre el mito y la realidad, antes de ser consumido por las llamas, Jacobo de Molay se dirigió a los hombres que habían perpetrado la caída de los templarios: «Dios conoce que se nos ha traído al umbral de la muerte con gran injusticia. No tardará en venir una inmensa calamidad para aquellos que nos han condenado sin respetar la auténtica justicia. Dios se encargará de tomar represalias por nuestra muerte. Yo pereceré con esta seguridad». Fuera real la frase o un adorno literario añadido posteriormente por los cronistas, la verdad es que antes de un año fallecieron tanto Felipe IV como Clemente V.
En el resto de Europa, la persecución templaria no fue tan violenta y sus miembros fueron absueltos en la mayor parte de los casos. Sus bienes, no en vano, fueron repartidos entre la nobleza o integrados en otras órdenes militares como la de los Hospitalarios.