Coronación del emperador rojo

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Por FRANCISCO MARHUENDA– Diario La Razón.
Es cierto que los comunistas se han adaptado muy bien a los nuevos tiempos. Les gusta el poder y, sobre todo, el despotismo. Xi Jinping es un «príncipe rojo» que nació en el seno de la élite dirigente. Su padre, Xi Zhongxun, procedía de una familia de terratenientes y abrazó el comunismo. Tuvo una importante contribución al triunfo del Ejército Rojo y ocupó importantes cargos como viceprimer ministro o vicepresidente de la Asamblea Popular Nacional. Por supuesto, fue purgado con la Revolución Cultural y rehabilitado en 1978. Es algo muy habitual en las formaciones comunistas, como hemos podido comprobar con las purgas en Podemos. Su hijo se ha convertido en el emperador rojo tras una espléndida coronación en el XX Congreso del Partido Comunista Chino. Es el líder de una de las mayores potencias del mundo, con un ejército impresionante y una economía muy poderosa, aunque Estados Unidos y la UE siguen instaladas en su zona de confortabilidad como si pudieran marcar los ritmos y las condiciones de la política internacional. Es verdad que Xi Jinping viste con notable elegancia, es un personaje exquisito y muy preparado, pero es un dictador comunista.
A nadie le interesa enfrentarse con el nuevo emperador rojo, que tiene un poder similar al de Mao, y nos dedicamos a apoyar a Ucrania en la guerra contra Putin, el aliado de Xi. Espero equivocarme, pero es un conflicto que no ganaremos y que tendrá un coste enorme. Estamos en un callejón sin salida, porque tenemos que ayudar a los ucranianos. A Estados Unidos le viene bien la guerra, tanto en clave interna como externa, porque Biden necesita reforzar su deteriorada imagen ante las elecciones y está fortaleciendo su industria armamentística, que puede probar sobre el terreno la eficacia de sus productos. A esto hay que añadir que debilita a Rusia mientras los europeos nos endeudamos financiando la operación y sufriendo las consecuencias de una inflación descontrolada. Xi consigue enormes beneficios, porque está construyendo un nuevo orden mundial que quiere liderar con un país donde coexiste el capitalismo de partido, que es quien controla la economía y permite el enriquecimiento de los amigos, con una dictadura comunista y un imperialismo que tiene todas las de ganar frente a la lenta decadencia de Estados Unidos y la UE.

Xi Jinping afianza su poder en un Congreso en el que el expresidente Hu Jintao es obligado a abandonar la sala antes de las votaciones

Las autoridades chinas no dan explicaciones sobre el incidente, que podría deberse a una purga. Las búsquedas sobre la inusual escena no arrojan ningún resultado en un país en el que internet es habitualmente censurado

Por GUILLERMO ABRIL– Diario El País.
Pocas veces las pugnas políticas suceden en China a cara descubierta. Pero este sábado, el XX Congreso del Partido Comunista -el que estaba destinado a elevar al actual líder, Xi Jinping, a unas cotas de poder solo alcanzadas en la República Popular por Mao Zedong- ha arrancado con una imagen insólita cargada de simbolismo sobre el final de una época y el principio de otra. El expresidente Hu Jintao, de 79 años, que comandó el país en la década previa a Xi, cercano al saliente primer ministro, Li Keqiang, ha sido visiblemente forzado a abandonar el escenario, a pesar de oponer resistencia.
El forcejeo ha ocurrido justo antes de las votaciones del partido, ante la atónita mirada de la prensa. Hu, sentado a la izquierda del actual líder, ha sido invitado a dejar la escena. Al resistirse, dos funcionarios lo han forzado a levantarse. Ha amagado con volver a sentarse, ha cruzado una tensa mirada con Xi, y ha sido finalmente guiado fuera de la sala. En un principio, no se ha dado ninguna explicación sobre su mutis, y una de las hipótesis podría ser su estado de salud, dada su avanzada edad. Pero inmediatamente después del incidente, cualquier consulta digital relacionada con el incidente no arrojaba ningún resultado en los motores de búsqueda de China, donde internet es habitualmente censurada.Casi 12 horas después, la agencia oficial Xinhua ha asegurado en Twitter que, según ha podido saber uno de sus reporteros, la ausencia se ha debido a una indisposición. “Cuando no se ha sentido bien durante la sesión, su personal, por su salud, le ha acompañado a una habitación próxima al lugar de la reunión para que descansara. Ahora se encuentra mucho mejor”.
Su silla vacía junto al actual mandatario, un hueco a lo largo de toda la ceremonia, es un resumen de las últimas dos décadas del país: un crecimiento explosivo unido a la apertura al mundo de la primera época, el giro hacia la concentración de poder en una sola persona y la creciente presencia del partido en todos los ámbitos de la vida en la segunda. En su discurso inaugural, la semana pasada, Xi cargó contra la laxitud de la década de Hu, en la que “con demasiada frecuencia […] se ignoraban las leyes” y había “patrones de pensamiento erróneos, como el culto al dinero, el hedonismo, el egocentrismo y el nihilismo”. Él, vino a decir, ha puesto solución a estos problemas.
Una de las reformas de este Congreso se centra en la relectura de la época de Hu, cuyos críticos suelen denominar la “década perdida”. El partido ha acordado incluir preceptos que garanticen “que los funcionarios no tengan la audacia, la oportunidad o el deseo de volverse corruptos”. Desde 2012, cuando Xi desembarcó al frente del poder, las autoridades han desplegado una campaña anticorrupción sin precedentes; según diversos analistas, estas purgas también han supuesto la práctica eliminación de facciones rivales, lo que ha ayudado a Xi a embridar su liderazgo y pavimentar el camino hacia un tercer mandato. En la última década, se han investigado más de 4.6 millones de casos de corrupción de funcionarios, según desveló esta semana Xiao Pei, vicesecretario de la temida Comisión Central de Disciplina. Entre ellos, hay 553 cargos de rango viceministerial o superior.
Un buen número de dirigentes de la época Hu han sido sentenciados. Entre ellos destaca el todopoderoso exministro de Seguridad Pública Zhou Yongkang, condenado en 2015 a cadena perpetua por aceptar sobornos, abusar de su poder y filtrar intencionadamente secretos de Estado, convirtiéndose en el cargo de mayor nivel juzgado en el gigante asiático en décadas. Había servido hasta 2012 a las órdenes del expresidente Hu, pero abandonó el puesto en el Comité Permanente con la llegada de Xi; también había estrechado lazos con otra de las estrellas en ascenso del partido que podrían haber hecho sombra, en su momento, al actual líder: Bo Xilai, también sentenciado a cadena perpetua en 2013.
En 2016, en otro golpe anticorrupción, también fue sentenciado a cadena perpetua Ling Jihuaantigua mano derecha del expresidente Hu. Era uno de los representantes más destacados de la Liga Juvenil del Partido Comunista de China, una de las facciones con mayor poder dentro del partido.
Uniendo los puntos es posible trazar una línea hasta la silla vacía de Hu de este sábado, aunque es probable que lo realmente sucedido permanecerá tras la opaca bruma del partido. Scott Kennedy, analista del Center for Strategic and International Studies, con tres décadas de experiencia sobre el terreno en China, dice al teléfono desde Washington que es muy difícil saber si se trata de un acto “preparado”. Pero cree que un hecho así no encaja con el “procedimiento estándar” de una ceremonia en la que cada instante, cada gesto, está “altamente guionizado”. En su opinión, la gran pregunta es qué significa un episodio así cuando Xi ya ha cimentado de forma objetiva su poder. Y cuando todo apunta a que el próximo Comité Permanente, cuya composición se desvela este domingo, supondrá un “barrido completo” por parte del actual líder. “Aquí todo está calculado al milímetro. Y más lo que ocurre delante de la prensa extranjera”, añade una fuente diplomática europea establecida en Pekín.

Necesidad de alinearse con el líder

Entre los elegidos, igual que entre el resto de la militancia, una cosa estará clara: la necesidad de alinearse con el líder. En el alambicado lenguaje de las enmiendas propuestas este sábado: “Todos los miembros del Partido deben […] defender más concienzudamente la posición central del camarada Xi Jinping en el Comité Central del Partido y en el Partido en su conjunto […], aplicar plenamente el Pensamiento Xi Jinping sobre el Socialismo con Características Chinas para una Nueva Era, y seguir de cerca al Comité Central del Partido con el camarada Xi Jinping en el centro del pensamiento, la postura política y la acción”.
Xi ya era antes de este Congreso el hombre con más poder de China. Pero este sábado ha logrado elevarse otro peldaño más hasta lo alto del panteón de los líderes de la República Popular, confirmando su control total en la cúspide. Los cerca de 2,300 delegados de la cita más importante del partido han decidido “por unanimidad” cincelar en la Constitución (o estatutos) del partido varios preceptos que entronan al actual líder como “núcleo” de la mayor agrupación marxista sobre la faz de la Tierra y encuadran su “pensamiento” como guía rectora, siguiendo la trayectoria iniciada hace cinco años.
El dirigente acaricia, además, un tercer mandato sin precedentes, a la espera de que sea oficialmente confirmado como secretario general el domingo. Será ese día cuando se desvelen los siete nombres del nuevo Comité Permanente, el máximo órgano de poder del partido. Este paso le abriría las puertas a revalidar también el cargo de presidente de la segunda potencia del planeta en marzo, después de una reforma constitucional alicatada en 2018 en la que se eliminó el límite a los dos mandatos en la jefatura del Estado.
Tras la ceremonia de clausura del XX Congreso se ha desvelado la composición del nuevo Comité Central, el tercer órgano en el escalafón jerárquico. Los 205 miembros titulares elegidos no dejan dudas sobre la continuidad de Xi en el poder y de la afinidad de quienes le acompañen en lo más alto en su tercer mandato. En la primera sesión plenaria del organismo, prevista para el domingo, el Comité Central decidirá los escalones superiores de la pirámide del partido: el nuevo Politburó -25 miembros- y el nuevo Comité Permanente -los siete de la cúspide, con Xi al frente-.

Caída de Li Keqiang y Wang Yang

Entre quienes ya no figuran entre los 205 elegidos se encuentran el actual primer ministro, Li Keqiang -considerado un contrapeso de Xi, pero a la vez uno de los premier con menor pegada de las últimas décadas-, y Wang Yang, presidente de la Conferencia Consultiva, el principal órgano asesor político de la República Popular. Su ausencia del listado abre cuatro huecos (de siete) en el Comité Permanente, algo que los analistas interpretan como una posibilidad de que Xi coloque a en el máximo órgano de poder a personas leales, dejando de lado a facciones rivales.
En el discurso con el que se ha puesto el broche al Congreso, el líder ha alabado un partido centenario, pero “en la flor de la vida”, cuyos éxitos “son inconmensurablemente brillantes”. También ha animado a sus 97 millones de militantes a “ir audaces a la lucha y al triunfo”. Los delegados también han dado su visto bueno sin fisuras a la inclusión por primera vez de una referencia explícita a la disuasión de “los separatistas que buscan la independencia de Taiwán” en la Constitución del partido. Y han adoptado la inclusión en el texto de puntos sobre “el fortalecimiento” del Ejército de Liberación Popular, el fomento de su “lealtad política”, y su conversión en unas fuerzas armadas “de primer orden mundial”.
En el momento de votar las reformas, los cerca de 2,300 delegados han alzado la mano a favor como si corriera una ola por el Gran Salón del Pueblo. Luego, Xi ha preguntado si había alguna objeción. “¡No hay!”, le han respondido hasta seis veces los principales líderes del partido. El séptimo en hablar ha sido él: “No hay”.
Xi presenta a la nueva cúpula del Comité Central del Partido Comunista. WU HAO.

El presidente de China ha sido ratificado este domingo como secretario general del XX Comité Central del Partido Comunista de China para un tercer mandato sin precedentes.

El presidente de China, Xi Jinping, ha sido ratificado como secretario general del XX Comité Central del Partido Comunista de China para un tercer mandato sin precedentes que le consolida como líder indiscutible del país, al término de un congreso en el que el mandatario ha presentado en sociedad su nuevo núcleo duro de gobierno.
El Comité Permanente del Partido comprenderá nombres como Wang Huning, considerado uno de los máximos exponentes de la ideología del presidente chino, o Zhao Leji, jefe de la Comisión Central de Inspección Disciplinaria, el principal organismo de control anticorrupción del partido.
Junto a ellos estarán los jefes del partido en Cantón, Li Xi; en Shanghái, Li Qiang; y Pekín, Cai Qi, junto al que hasta hoy era el director de la Oficina General del Partido (máximo órgano de información interna), Ding Xuexiang.
La agencia oficial de noticias Xinhua sitúa además a Li Qiang como segundo en el escalafón general del partido, lo que le convierte en el primer ministro designado del país una vez su predecesor, Li Keqiang, abandone su cargo el año que viene.
Junto al primer ministro dejarán la política nombres destacados como los responsables del Congreso, Li Zhanshu, o de la Conferencia Consultiva, Wang Yang, en lo que se trata a todos los efectos de una sustitución total de la cúpula de poder que prácticamente elimina cualquier voz disidente.
Todos estos nuevos nombramientos acompañarán al presidente chino en lo que el mandatario ha descrito este domingo ante los medios como “una revolución interna en la expedición hacia el futuro” del país con el propósito de “mantenerse firme en la profundización” del plan de reforma iniciado por Xi desde su llegada al poder.
Los delegados han apoyado la inclusión de varios conceptos teóricos en la constitución: entre ellos están los “Dos Establecimientos”, que establecen la posición de poder de Xi como el núcleo del Partido y las “ideas de Xi Jinping para el socialismo al estilo chino en una nueva era” como principios fundamentales.
En este sentido Xi, en su discurso final del sábado, hizo un llamamiento al nuevo Comité Central a seguir “inquebrantablemente” el camino del desarrollo político del socialismo con peculiaridades chinas y a adherirse a “la unidad orgánica del liderazgo del partido”.
Además, ha mostrado su disposición para “fortalecer la garantía del dominio popular del país” desarrollando “integralmente” la democracia consultiva, así como promoviendo “la democracia popular” y consolidando un “frente único patriótico”, según ha detallado la citada agencia.
Putin felicita a su “querido amigo” Xi
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, felicitó hoy a su “querido amigo” Xi Jinping por haber sido reelegido secretario general del Partido Comunista de China, y se mostró convencido de que los resultados del XX Congreso del PCCh contribuirán a fortalecer la posición del gigante asiático en la arena internacional. “Reciba nuestras más calurosas felicitaciones por su reelección como secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China”, le escribió Putin a Xi en un telegrama publicado por el Kremlin.
Putin afirmó que los resultados del XX Congreso del PCCh “confirmaron plenamente su alta autoridad política, así como la unidad del partido que dirige”. “Estoy seguro de que las decisiones del Congreso contribuirán a la implementación exitosa de las tareas socioeconómicas a gran escala que enfrenta China, así como a fortalecer la posición del país en la arena internacional”, indicó el presidente ruso.
El jefe del Kremlin subrayó además su voluntad de continuar el diálogo constructivo con Xi y el estrecho trabajo conjunto entre ambos mandatarios para desarrollar las relaciones y la interacción estratégicas entre los dos países. “Desde el fondo de mi corazón, querido amigo, le deseo nuevos éxitos en su labor responsable, buena salud y prosperidad”, despide Putin su telegrama a Xi.
Fuente: www.heraldo.es

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