Lo que pase el 17 de marzo en Lima dependerá de que Susana Villarán se enfrente a sí misma y le gane a su propia victimización, a la división que hacen sus allegados sobre “decencia y corrupción”, a afrontar con realismo y sin poses lo que el 60% de la población de esta capital le está demandando: obras y capacidad de reacción frente a los problemas.
Por Mónica Delta- Diario Perú21
Tiene que dejar de acusar y mostrar planes que justifiquen “esa oportunidad” que pide. La otra cancha, en la que el proceso de revocatoria se está jugando, es posible porque los sectores menos pudientes le están diciendo a Susana que no la quieren. Que van a ir por el Sí en su revocación. Si los más pobres de Lima sintonizaran con Susana, ni los Marco Tulio, ni los apristas, ni Castañeda, ni ningún otro, tendrían el terreno abonado para que a través de esta figura (impulsada por un izquierdista de raza como Henry Pease) estuviera a punto de ser defenestrada. No nos engañemos. Susana podría ser revocada porque los sectores pobres, en su mayoría, no la quieren, y la razón no es que son corruptos ni mucho menos. Sienten que Susana no se ha ocupado de sus necesidades y preocupaciones diarias. Estoy entre los que no creen en la revocatoria, pero tengo claro que no se va a poder evitar si los promotores y consejeros a sueldo del No siguen afirmando que solo la quieren sacar los mafiosos. Corruptos y oportunistas hay en ambos bandos, pero una posición a favor del proceso de revocación no te hace delincuente. Lógicamente, los argumentos “horrorosos y racistas” que los seguidores del No han ventilado dan la medida perfecta para que los políticos de siempre aprovechen el contexto para su propia lucha ideológica y para ganarse algo en el debate que apunta al 2014 y al 2016. No seamos ingenuos, Susana. Mírate al espejo y busca tus defectos, enfréntalos y convence a los que menos tienen que estás dispuesta a rectificar y a trabajar por ellos, sin argumentar que solo es un tema de comunicación.
No firmarán Pacto Ético Electoral
Eduardo Zegarra, teniente alcalde de Lima, anunció que los regidores de Fuerza Social no firmarán el Pacto Ético Electoral promovido por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE).
“No podemos firmar un pacto ético con revocadores que tienen denuncias por falsificación de firmas, que han pintado la ciudad con insultos a la alcaldesa y que han incluido a personas fallecidas entre sus financistas”, expresó.
Zegarra argumentó que no necesitan firmar un documento con “personas que no ofrecen garantías y que no se responsabilizan de nada”. En ese sentido, sostuvo que han asumido un compromiso con la ciudadanía, garantizando una campaña alturada y transparente, sin utilizar recursos municipales.
Como se recuerda, el JNE convocó tanto a promotores como a las autoridades ediles a firmar un pacto ético este miércoles 30 de enero.
Anel Townsend ya había declinado la participación de Fuerza Social dada la solicitud de investigación a Marco Tulio Gutiérrez por supuestas irregularidades en el recojo de firmas para la revocatoria.
Por su parte, Gutiérrez aseguró que su agrupación SÍ firmara dicho pacto, sugiriendo la participación de los directores de los medios de comunicación.
Resolución del Jurado Electoral Especial
La alcaldesa de Lima, Susana Villarán, impugnará la resolución del Jurado Electoral Especial Lima Centro, según la cual incurrió en una infracción por carteles que llevan su nombre y el eslogan de su gestión, anunció el regidor de Fuerza Social, Marco Antonio Zevallos.
Zevallos dijo que el abogado encargado de la defensa legal de la Municipalidad de Lima, Ronald Gamarra, pedirá al Jurado Nacional de Elecciones (JNE) revisar dicha resolución.
“Es una decisión que nos sorprende de manera ingrata, vamos a impugnar, no es la última palabra, para eso haremos uso de los propios medios que la ley nos faculta y veremos que el Jurado Nacional de Elecciones revise la decisión que dio una instancia inferior y la rectifique”, sostuvo.
Asimismo, manifestó su confianza en que los argumentos que presentarán son los suficientemente sólidos para lograr una rectificación justa.
Respecto a la infracción al Reglamento de Publicidad Estatal, indicó que en la Municipalidad de Lima son muy escrupulosos en que el nombre de la alcaldesa no salga en algún cartel para no infringir las normas en este proceso de revocatoria.
Añadió que si se encontró alguna publicidad con estas características, fue colocada antes de que se produzca la convocatoria a la consulta popular.
“La municipalidad no destinó ni un sol de los fondos públicos, por lo que esperamos la más absoluta imparcialidad en el proceso y es lo que le corresponde a todo ente electoral”, apuntó.
El Pleno del Jurado Electoral Especial de Lima Centro determinó que la alcaldesa de Lima, Susana Villarán, incurrió en infracción al Reglamento de Publicidad Estatal en Período Electoral en el proceso de revocatoria del mandato de autoridades ediles.
Según esta instancia, la infracción se cometió por la colocación de carteles en el que se aprecia el nombre de la alcaldesa y el eslogan que identifica su gestión: “Lima ciudad para todos”.
Fuente: Diario Correo.
El otro lado de la medalla
Oxfam, la importante oenegé internacional, viene de publicar un informe que funcionaría muy bien como resumen de los clichés más falaces y superficiales que existen sobre el tema de la riqueza, su acumulación y sus consecuencias. Considerando el empobrecedor daño que, una y otra vez, han causado estas ideas en muchísimas economías alrededor del mundo y lo atractivas que aún hoy resultan (al menos a juzgar por los titulares), vale la pena intentar mostrarlas en su falsedad.
La denuncia principal de Oxfam se puede resumir así: el porcentaje de la riqueza mundial que “se llevan a casa” o “acaparan” las grandes fortunas es cada vez mayor. Una situación que, en opinión de la oenegé, las políticas públicas deben enfrentar cuanto antes, “reduciendo” ya no solo la pobreza extrema, sino también la “riqueza extrema”, la misma que “nos daña a todos”, según reza el subtítulo del informe.
Naturalmente, la asunción central detrás de estas propuestas es la de siempre: la riqueza es estática. Es decir, la cantidad de riqueza que existe en el mundo es la que es y no es expandible. Con lo que resulta lógico pensar que si alguien acumula un porcentaje grande de esa riqueza está quitándole a los demás posibilidades de acceder a una parte de aquella.
Esta asunción, sin embargo, es falsa. Eso lo sabe, casi por definición, cualquier persona que alguna vez en su vida haya realizado un emprendimiento que lograse “crear –el verbo no es casual– riqueza”. Es decir, que haya supuesto una manera de satisfacer más y/o nuevas necesidades con los recursos existentes.
Bill Gates, el fundador de Microsoft, por ejemplo, ha juntado una de las fortunas más grandes de este tiempo de acumulaciones sin precedentes que Oxfam condena: US$66.000 millones. No es el caso, sin embargo, que esos US$66.000 existiesen antes de que él inventase todo lo que inventó para cubrir necesidades que hasta entonces permanecían insatisfechas. El valor representado por los US$66.000 millones lo creó él con su empresa, ensanchando la torta de la riqueza mundial considerablemente. Tampoco es el caso que muchísimas otras personas no hayan participado –y no participen hasta hoy– de ese “ensanchamiento”: han participado los miles que ha empleado y emplea Microsoft (que tiene 94.000 trabajadores), los millones que vieron crecer sus ahorros invirtiendo en sus acciones, los cientos de millones que pueden ser más productivos porque existe Windows, todos los otros millones que a su vez pudieron financiar sus emprendimientos y metas gracias al capital acumulado por los anteriores, etc.
Se dirá que el caso de un innovador tecnológico es particular, pues se trata de alguien que literalmente inventa algo. No existe, empero, el empresario que tenga éxito (al menos de la manera honesta) y que con ello no esté creando riqueza –haciendo crecer la torta– y beneficiando a muchos otros en el camino. El minero que invierte capital y esfuerzo en encontrar y desarrollar una mina aumenta también la cantidad de riqueza que hay en el mundo. Bajo tierra y desconocidos, los minerales no satisfacen las necesidades de nadie ni son, por tanto, riqueza en un sentido real. Basta con saber qué pobre era el Perú, que siempre tuvo el mismo número de vetas, en los años en que nadie invertía en encontrarlas ni volverlas minas. Todo lo dicho sobre la cadena de riqueza creada por Bill Gates y Microsoft vale también para los mineros y para cualquier empresa que sea exitosa dentro de la ley.
No solo no es cierto, entonces, lo que dice Oxfam –“la riqueza extrema nos daña a todos”–, sino que la verdad es más bien la contraria: la riqueza que uno crea beneficia a muchos otros en el camino y, de hecho, beneficia a más personas cuanto más “extrema” sea esta creación. Oxfam dedica su informe a protestar por la forma acelerada en que el capitalismo –al menos ahí donde no se le ha socavado– ha hecho crecer en los últimos 20 años las fortunas de los millonarios, pero dedica nula atención a la forma como, junto con estas fortunas, ha hecho surgir y crecer también a la clase media. Antes de su apertura al mercado, China no tenía ningún millonario; hoy tiene más de un millón (de los cuales 65.000 son “supermillonarios”). En el mismo período, más de 600 millones de chinos han abandonado la pobreza y entrado a la que ha pasado a ser la clase media más pujante del mundo. Falta mucho por hacer, pero no por ello deja de ser impresionante lo logrado.
“La riqueza extrema”, en suma, no es el otro lado de la medalla de “la pobreza extrema”, como lo sostiene Oxfam. El otro lado de esa medalla es la propia Oxfam, y todos los que, como ella, siguen creyendo que la manera de mejorar el bienestar de todos es recortar el de algunos.
Fuente: Editorial del Diario El Comercio.
Susana versus Susana
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