Por José Manuel López Vidal
Fue obispo de Huancavelica casi 30 años, pero pasará a la historia por sus traducciones. Monseñor Florencio Coronado Romaní, murió el 25 de febrero del 2006 en Lima a los 97 años, tradujo toda una serie de libros religiosos del castellano al quechua.
Y dicen los que le conocieron que ésa fue también su máxima satisfacción: haber ayudado a rezar en su lengua a los indígenas nativos de Perú.
Florencio Coronado Romaní nació en Caja Espíritu (Huancavelica), localidad situada a unos 440 kilómetros al sureste de Lima, el 23 de mayo de 1908. Entró en la congregación religiosa de los redentoristas y se ordenó sacerdote el 18 de septiembre de 1938 en Bélgica, a donde lo habían trasladado para ampliar sus estudios.
De vuelta a su país de origen se dedicó a misionar en cuerpo y alma entre la gente de su propia etnia. Pero siempre se encontraba con el problema de la lengua. Los indios quechuas le preguntaban: “¿Por qué no podemos rezar a Dios en nuestro idioma?” Esa pregunta le acompañó durante muchos años, sin que tuviera tiempo para poder dar ninguna respuesta adecuada.
En 1956 fue nombrado obispo de la nueva diócesis de Huancavelica, en la zona andina de Perú. Y, posteriormente, recorrió toda la sierra del país, anunciando la palabra de Dios a los más pobres de los pobres: los indios de su propia etnia.
Como dijo en su funeral el cardenal arzobispo de Lima, monseñor Cipriani: “Fue un hombre de carácter fuerte y no de sensiblerías mediocres. Era una persona de firmeza, hasta incluso duro cuando se trataba de exigir la verdad y el bien. Un padre y pastor de grandes caminatas, de horas de trabajo y de una entrega sin descanso“.
Una vez jubilado como obispo en 1982, monseñor Coronado retomó la pregunta de los quechuas. Y decidió darle respuesta. Junto al cura irlandés Demetrio Molloy, que después también sería nombrado obispo, emprendió el proyecto de traducir los textos bíblicos y religiosos más destacados al quechua.
En sus manos, el Nuevo Testamento se convirtió en el Musucc Testamento, en la primera versión bilingüe realizada en castellano-quechua de la Biblia, financiada por la Conferencia Episcopal alemana.
Además de la Biblia, monseñor Coronado y su amigo, monseñor Molloy, tradujeron al quechua el Ordinario de la Misa (la descripción de la liturgia eucarística), el Ritual de los Sacramentos, el Hanan Pacha Ñan (devocionario en quechua), el Catecismo o la Imitación de Cristo. Con todo ello, logró que, a partir de 1994, los indios quechuas que lo desearan ya pudieran rezar a Dios en su lengua materna.
Y sólo entonces monseñor Coronado se permitió darse un descanso. Y aunque, en 2005, fue condecorado por sus traducciones y su labor evangelizadora entre los indígenas con la medalla de oro de Santo Toribio de Mogrovejo, uno de los mayores galardones del país, él siempre decía que su máximo galardón era que la gente sencilla pudiese hablar con Dios en la lengua de sus padres.
Fuente: www.elmundo.es
Monseñor Florencio Coronado Romaní CSsR
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Dios les bendiga.
Les escribo desde Panamá
Mi nombre es Israel Miñán, soy compositor cristiano y junto con mi hermana tenemos un proyecto musical para honra del Señor.
Estamos en la etapa final del lanzamiento de nuestro primer sencillo musical; una canción que trata sobre la Santa Trinidad y la imagen animada sobre El Padre, Jesús y El Espíritu Santo nos parece excelente para la imagen de cover de nuestro tema musical.
Me pregunto las posibilidades que tendríamos de poder utilizar dicha imagen para representar nuestro trabajo; si es posible, y de serlo, cuales serían los procedimientos a seguir para obtener el permiso del autor.
Les agradezco de antemano su atención a este mensaje y les bendigo en el nombre del Señor.
Israel Miñan- Ciudad de Panamá israelminan@gmail.com