Por Luciano Revoredo- Laabeja.pe
Martín Scheuch ha escrito una columna en relación al caso de Pedro Salinas y su vinculación con The Accountability Proyect (TAP). No vamos a comentar los calificativos personales, con los que me caracteriza e intenta -aparentemente- descalificarme, ni la pequeña nota biográfica que me dedica. Eso no es lo que está en discusión acá.
El asunto en cuestión es la vinculación de Pedro Salinas al TAP y su sistemática negación de ese hecho. El señor Scheuch recurre al tópico de la teoría de la conspiración. Una forma manida de desacreditar a través de la ridiculización. Y basta añadir los talismanes “fake news” o “masones”, y se supone que todo lo que uno pueda decir queda inmediatamente en entredicho. Sin embargo, hay hechos frente a los cuales no cabe teorizar ni conspirar.
Nosotros develamos la existencia de este proyecto internacional, que tiene un objetivo claro: llevar a la Iglesia católica ante cortes internacionales acusada de crímenes de lesa humanidad. Para ello se han establecido estrategias y acciones a seguir. Si se trata de “una iniciativa loable” -como dice Scheuch- es discutible. Porque a juzgar por sus objetivos y estrategias este proyecto tiene la intención de cargarse a la institución, sin hacer distinciones.
Que existen malos elementos en la Iglesia, y deben ser procesados y condenados por lo que hayan hecho, nadie lo niega. Pero el TAP pretende ir mucho más allá y acabar con una institución que, a pesar de todos los errores, pecados y delitos de sus miembros, busca hacer el bien y anunciar un mensaje de esperanza al mundo.
Si eso me convierte en “retrógrado” y “conservador”, pues todos los bautizados lo somos. Dijimos además que Pedro Salinas estaba vinculado al TAP y tenía asignada una tarea concreta para la visita del Papa al Perú. Salinas respondió burlonamente en su página de Facebook, sin dar ninguna explicación (y de paso, obvió totalmente decir algo acerca de la reunión en la que chantajeó al Nuncio en el Perú).
Acto seguido, mostramos los correos donde se envía el TAP y los acuerdos de Varsovia, en los que está copiado y mencionado Salinas. Éste responde diciendo que estamos drogados y que nos hemos fumado una palmera.
Publicamos otra nota donde se muestra la página actualizada del proyecto, ahora denominado ECA, donde aparece Salinas (con foto y todo) como parte del equipo internacional. El periodista siguió sin dar una respuesta clara.
Ahora aparece Martín Scheuch y su teoría de la conspiración. Diera la impresión de que Scheuch está respondiendo por Salinas, que después de tanto silencio y negación no tiene cara de admitirlo él mismo.
En todo caso, la nota de Scheuch permite dar un paso adelante: confirma que Pedro Salinas pertenece a esta organización. Según Scheuch, Salinas “participa abiertamente de The Accountability Project (TAP)”.
Quizá lo sabían sus amigos y miembros de su círculo íntimo. Pero hasta el momento él había eludido y negado esta vinculación, cobijado en insultos y alusiones alucinógenas. Por tanto, el TAP existe y Pedro Salinas está vinculado a él. Si la iniciativa fuera loable, ¿Por qué tanta dificultad en aceptarlo, señor Salinas?
OTRA PERLA DE PAOLA UGAZ
Por Luciano Revoredo- www.laabeja.pe
A finales de diciembre de 2016, la cadena internacional Al Jazeera estrenó un video titulado “Peru: The Sodalitium scandal (Perú: El escándalo Sodalicio)”, producido por la periodista Paola Ugaz. En línea con la agenda que tanto Pedro Salinas como Ugaz tienen para atacar a la Iglesia Católica por distintos flancos -como bien lo evidenció este medio y luego confirmó el mismo Salinas Chacaltana a través de su amigo Martín Scheuch- Ugaz produjo el reportaje arriba mencionado con el fin de culpar al Sodalicio de Vida Cristiana –y en específico al obispo de Piura y Tumbes, Monseñor José Antonio Eguren- de coludirse con una banda criminal. Más grave aún es que Ugaz se basa en los testimonios de este reportaje para luego seguir difamando a Monseñor Eguren en distintos espacios, motivo por el cual ya ha sido querellada por el prelado.
Entre las diversas “pruebas” que Ugaz presentó está el testimonio de Samuel Alberca quien señala a Monseñor Eguren, y a Alberto Gómez de la Torre, representante de la Inmobiliaria Miraflores Perú, como autores de un supuesto pago para invadir unos terrenos en Piura. Alberca afirma haber rechazado, como podemos ver en este extracto de video, 3 millones de dólares ofrecidos por Monseñor Eguren porque no era algo “moral“.
Extracto del video presentado por la Inmobiliaria Miraflores Perú en respuesta al reportaje de Al Jazeera. Pueden verlo completo aquí:
(https://www.youtube.com/watch?v=M4d_Y1SduHc&feature=youtu.be).
Pero, ¿quién es Samuel Alberca para que Ugaz lo ponga como fuente “creíble” y sustento para futuras acusaciones al obispo? Ni más ni menos que el líder de una organización criminal conocida como La gran cruz del norte. Tal vez Ugaz pensaría que Alberca se habría convertido en una especie de Robin Hood norteño como para creer en su testimonio. ¿No sabía acaso quién era? ¡Claro que sí! Y prueba de esto es la comunicación notarial que se le hiciera a Daniel Yovera -director del documental- el 21 de noviembre del 2016 con la información pertinente por parte del abogado del Inmobiliaria Miraflores Perú. Es decir, con más de un mes de anticipación del estreno del reportaje. En dicho documento se incluyen 14 páginas de antecedentes criminales de Alberca, que van desde homicidio hasta robo agravado. Se trata, pues, de un personaje cuya credibilidad es, por decir lo menos, cuestionable.
Pues bien, Samuel Alberca acaba de sumar algunas líneas a su prontuario ya que el 27 de noviembre ha sido condenado por difamación a un año de pena privativa suspendida, 120 días multa y 10 mil soles de reparación civil. ¿Por qué delito? Difamación. El mismo por el cual Ugaz y Salinas están siendo querellados por Monseñor Eguren. Esta sentencia es el fruto de un proceso iniciado por el Sr. Alberto Gómez de la Torre a raíz de las declaraciones difamatorias de Alberca en el mencionado reportaje producido por Paola Ugaz.
Ver (https://drive.google.com/open?id=1h8rnDav9yiKqSdMPcuzKoN7EqhX2f4Mu)
Pero este no ha sido el único caso del uso de fuentes o testimonios falsos por parte de Ugaz. Cabe destacar que una de las personas que acusan a Monseñor Eguren es Carmen Campodónico, quien, como también se puede ver en el documento notarial dirigido a Yovera, contaba ya entonces con diversas acusaciones por intento de usurpación de terrenos. Y, por si fuera poco, hace algunos meses intentó ingresar droga al penal en Piura, motivo por el cual está presa. Aquí pueden ver la resolución que ordena su captura y los motivos.
Ver (https://drive.google.com/open?id=1tFYy7e9deY4Eu5Sf_OKhYjIICTVABqsx)
La pregunta, entonces, cae por su propio peso y es: ¿bajo qué estándares periodísticos se realizó el documental difundido por Al Jazeera? Lo mínimo que se puede decir es que Paola Ugaz hizo poco o nada por validar sus fuentes, por evaluar su credibilidad, por contrastar la información con la otra parte, en vistas a lanzar una serie de graves acusaciones, usándolas luego como sustento para futuros agravios y difamaciones a Monseñor Eguren. Y hoy, la misma periodista (Ugaz), junto con su socio (Salinas Chacaltana), se victimizan diciendo que quieren violar su derecho a la libertad de expresión. ¿No es acaso esta una prueba más de que en su afán de imponer su propia agenda personal están pasándose de la raya? Obviamente la prensa progre cierra filas y no cuestiona nada de este tinglado de mentiras.