Discípulos y apóstoles

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Evangelio según San Lucas 24,46-53.
Jesús dijo a sus discípulos: “Así esta escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto.
Y yo les enviaré lo que mi Padre les ha prometido. Permanezcan en la ciudad, hasta que sean revestidos con la fuerza que viene de lo alto”.
Después Jesús los llevó hasta las proximidades de Betania y, elevando sus manos, los bendijo.
Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo.
Los discípulos, que se habían postrado delante de él, volvieron a Jerusalén con gran alegría, y permanecían continuamente en el Templo alabando a Dios.

Homilía del Padre Paul Voisin CR, Superior General de la Congregación de la Resurrección:

Cuando fui niño, había muchos niños en nuestra vecindad alrededor de mi edad. Especialmente en el verano, con el campo de recreo de una escuela al final de nuestra calle de una sola cuadra, jugábamos muchos juegos. Uno de ellos fue ‘tag’. Tal vez van a recordar que cuando uno ha alcanzaba la otra persona quien estaba persiguiendo, uno le ha tocado y le dijo “¡Te toca!” (“You´re it!”). Luego tuvo que correr detrás de alguien, preferiblemente alguien que no ha corrido tan rápido que tú, para tocarle y decir: “Te toca!”
La Fiesta de la Ascensión, que celebramos hoy, es sobre siendo enviado por Dios para dar testimonio de él. Nuestro evangelio (Lucas 24:46-53) muestra estos últimos momentos de los discípulos con Jesús. Antes de dejarles Él les dice que ellos “son testigos” por haber escuchado, visto, tocado, y experimentado a él y su ministerio entre ellos. Ellos, también ahora, son testigos de su resurrección y su ascensión. ¡Ellos tienen mucho para compartir! El está enviándoles para “predicar en su nombre a todas las naciones, empezando con Jerusalén”. El está diciéndoles, “¡Te toca!”. “Mi trabajo ahora está en tus manos”.
La primera lectura de los Hechos de los Apóstoles (1:1-11) esta relacionado de muchas maneras, a este evangelio, con la ascensión de Jesús frente a los ojos de sus discípulos. Siempre tuve interés en estas últimas palabras de la lectura, cuando los dos hombres vestidos de blanco vinieron a ellos, todavía mirando arriba hacia el cielo, y les dice, “Hombres de Galilea, ¿Por qué están parados mirando al cielo? Este Jesús quien fue llevado de ustedes al cielo va a volver de la misma manera como le han visto ir al cielo”. Para mi esta representa un llamado a la acción. Fue la hora de empezar con la misión que Jesús les ha dado. Ya basta con el temor y el pensar. Es el momento para actuar. “¡Te toca!”
En nuestra Segunda Lectura de la Carta de San Pablo a los Efesios (1:17-23) las palabras de San Pablo nos ayudan a darnos cuenta quien es Jesús, y quienes fueron sus discípulos. El es el Hijo de Dios, resucitado de entre los muertos. Toda autoridad y todo poder fueron dados a él, el es “la cabeza sobre todas las cosas de la Iglesia, que es su cuerpo”.
En cada una de las lecturas esta semana hay otra cosa que las une: el Espíritu Santo. En la Primera Lectura escuchamos que los discípulos van a recibir “instrucciones por el Espíritu Santo a los apóstoles quienes el ha elegido”. El les dice a seguir en Jerusalén hasta ser “bautizado por el Espíritu Santo”. En la Segunda Lectura San Pablo nos dice que el Espíritu nos dará “la sabiduría y la revelación, resultando en el conocimiento de Jesucristo”. En el evangelio, Jesús asegura a sus discípulos que el va a “enviar sobre ustedes la promesa de mi Padre”. Esta es el Espíritu Santo”.
Si Jesús nos llama y nos envía para ser sus testigos, el no va a dejarnos solos, abandonados ni olvidados. El va a darnos el Espíritu Santo para guiarnos, para darnos vida y para iluminar nuestras mentes. El no va a dejarnos mal preparados para nuestra misión, sino más bien va a acompañarnos y hacernos fuertes por compartir esa vida de Dios con otros. Volviendo a mi cuento, tenemos que acercarnos a otros y tocarles con el regalo de la fe, y decirles, “Ahora, ¡te toca! Ahora, tienes que compartir la Buena Nueva con otros”.
Dos palabras que usamos de la misma manera son ‘discípulo’ y ‘apóstol’. ¡No son la misma cosa! Un ‘discípulo’ es uno que escucha, uno sentado a los pies del maestro, uno que sigue una cierta ‘disciplina’ para ser como el maestro. Un ‘apóstol’ es un discípulo exitoso que ahora está enviado para compartir lo que ha visto, ha escuchado y ha experimentado.
No podemos ser un ‘discípulo’ para siempre, en el sentado de sentados a los pies del maestro y estar inactivo y no comprometido. Siempre vamos a ser un ‘discípulo’ de Jesús, pero el fruto de esa vida de Cristo es volverse un ‘apóstol’. A veces no queremos tomar el próximo paso, ese compromiso, para ser un ‘apóstol’, para dar testimonio a Cristo y compartir su Buena Nueva. Tal vez miramos a otros y pensamos y pensamos o decimos “Son mejores preparados que yo”, “Yo no soy nadie”, “No puedo hacer nada para Jesús”. Esto es un escape de un cobarde para muchos para mucho tiempo. Al declararnos y dar testimonio a Jesús vamos a descubrir que estamos preparados, somos alguien, y podemos hacer algo para Jesús. El Espíritu Santo va a darnos la sabiduría y la valentía. El va a ayudarnos a encontrar las palabras que van a tocar la mente, el corazón y el alma de la otra persona. Nuestro compartir de fe, nuestro testimonio va a ser un testimonio vivo de Jesús a ellos. No tenemos que citar la Escritura o del Catecismo de la Iglesia Romana Católica, sino cuando un corazón habla al corazón el Espíritu va a bendecirnos.
En nuestras casas, en nuestro trabajo, en nuestro colegio, y con nuestros amigos debemos querer a compartir nuestra fe, si creemos de verdad que es una cosa buena, que es una cosa santa, que puede sanarnos y salvarnos, que puede levantarnos y darnos una nueva vida. Si creemos de verdad, es natural que nos acercamos a otros y tocarles con el amor de Dios y la verdad y decirles, “Ahora, ¡Te toca!” “Ahora es el tiempo para ti para abrazar esta fe en Jesucristo y volverse un ‘discípulo’, y prepararnos para volverse su ‘apóstol’ y ‘tocar’ a otros.”
Esto, para mí, es el mensaje de las lecturas de este fin de semana. Dios depende en nosotros para compartir su Buena Nueva, y volver su Buena Nueva. No podemos ser como los primeros discípulos y solamente mirar al cielo. En este Domingo de la Ascensión estos mismos ángeles vienen a nosotros como los seguidores de Jesús y decir, “¡Te toca!”
Obispos mártires de Rumanía / Crédito: Fotos de cortesía

7 obispos mártires proclamados beatos en Rumanía

Este domingo 2 de junio el Papa Francisco preside la ceremonia de beatificación de los siete obispos de la Iglesia Greco Católica de Rumanía que fueron asesinados por la dictadura comunista entre 1950 y 1970.
La ceremonia se llevó a cabo durante la celebración de la Liturgia Divina en Blaj, en la región de Transilvania (Rumanía).
El postulador de las causas de beatificación de los obispos y vicerrector del seminario rumano en Roma, Padre Vasile Man, dijo a CNA -agencia en inglés del Grupo ACI- que “es un honor” que la beatificación sea proclamada por el Papa Francisco.
Además, la calificó como signo del reconocimiento por parte de la Santa Sede de los más de 40 años que laicos, sacerdotes y obispos de la Iglesia greco-católica en Rumanía sobrevivieron bajo tierra mientras eran encarcelados, perseguidos y proscritos por el régimen comunista.
Cada uno de estos obispos fue arrestado y recluido en prisiones y campos hasta que murieron, a menudo por aislamiento, frío, hambre, enfermedad o trabajo manual duro. La mayoría nunca fue juzgado ni condenado, y fueron enterrados en tumbas sin marcar, sin Misas de exequias.
El martes 19 de marzo de 2019 el Papa Francisco autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos promulgar el decreto que reconoció el martirio de los obispos Valeriu Traian Frentiu, Vasile Aftenie, Ioan Suciu, Tit Liviu Chinezu, Ioan Balan, Alexandru Rusu y Iuliu Hossu, asesinados por odio a la fe en diferentes lugares de Rumanía entre 1950 y 1970.
Como otros países del este de Europa, Rumanía fue ocupada por tropas soviéticas durante la Segunda Guerra Mundial. De ese modo, el país pasó de una dictadura fascista en la órbita de la Alemania nazi y a una dictadura comunista bajo el control de la Unión Soviética.
El comunismo en Rumanía duró hasta el derrocamiento del dictador Ceausescu en 1989.
Valeriu Traian Frentiu, Obispo de Oradea primero, y luego Administrador Apostólico de la Archidiócesis de Alba Iulia y Fagaras, fue arrestado el 28 de octubre de 1948 por el régimen comunista. Fue recluido en el campo de concentración de Dragoslavele, luego en el Monasterio de Caldarusani -convertido en centro de reclusión-, y, desde 1950 en el centro penitenciario de Sighetul Marmatiei.
En esta última cárcel no soportó las duras condiciones de la prisión y falleció el 11 de julio de 1952. Su cuerpo fue enterrado sin féretro en una fosa común.
Vasile Aftenie fue Obispo de Ulpiana. Fue arrestado el 28 de octubre de 1948 por las autoridades comunistas y trasladado primero a Dragoslavele y luego al campo de concentración construido en el Monasterio de Caldarusani, donde fue torturado y mutilado. Por último, fue encarcelado en la prisión de Vacaresti, donde murió el 10 de mayo de 1950.
Ioan Suciu fue Obispo Auxiliar de Oradea Mare y más tarde Administrador Apostólico de la Archidiócesis de Alba Iulia y Fagaras, junto con el Obispo Valeriu Traian Frentiu. Fue arrestado el 28 de octubre de 1948 y siguió el mismo recorrido que los otros obispos: primero sufrió prisión en Dragoslavele y luego en el Monasterio de Caldarusani.
En 1950 lo trasladaron a la cárcel de Sighetul Marmatiei, donde fue torturado y abandonado entre enfermedades e inanición. Murió el 27 de junio de 1953 y enterrado en una fosa común.
Tit Liviu Chinezu fue arrestado el 28 de octubre de 1948 junto a otros sacerdotes y Obispos y trasladado al Monasterio de Neamt. Después lo trasladaron a la cárcel de Caldarusani donde, el 3 de diciembre de 1949, recibió la ordenación episcopal de otros obispos prisioneros.
Cuando la noticia de la ordenación llegó a las autoridades comunistas, el nuevo Obispo fue trasladado al centro penitenciario de Sighetul Marmatiei. Allí padeció una grave enfermedad por culpa de los trabajos forzados, el hambre y el frío. Murió el 15 de enero de 1955 y fue enterrado en una fosa común.
Ioan Balan fue consagrado Obispo de Lugoj en 1936 y más tarde fue nombrado Metropolita. Fue arrestado el 28 de octubre de 1948 y recluido en Dragoslavele y luego en el Monasterio de Caldarusani.
En mayo de 1950 fue trasladado al centro penitenciario de Sighetul Marmatiei. En 1956 fue trasladado al Monasterio de Ciorogarla donde enfermó gravemente. Murió el 4 de agosto de 1959.
Alexandru Rusu fue Obispo de Maramure y Metropolita. El 28 de octubre de 1948 las autoridades comunistas lo deportaron a Dragoslavele y, como otros obispos católicos, más tarde al Monasterio de Caldarusani y al centro penitenciario de Sighetul Marmatiei. Trasladado posteriormente a otras prisiones, enfermó y murió el 9 de mayo de 1963.
Iuliu Hossu fue Obispo de la Eparquía Greco-Católica de Gerla, en Transilvania. El 28 de octubre de 1948 fue arrestado por el gobierno comunista y deportado a Dragoslavele. Luego fue trasladado al Monasterio de Caldarusani y más tarde a la cárcel de Sighetul Marmatiei.
Tras pasar por otros centros de reclusión lo trasladaron de nuevo al Monasterio de Caldarusani. Permaneció encarcelado hasta su muerte el 28 de mayo de 1970.
Fuente: ACI Prensa.P. George Vineeth. Foto: Facebook Vineeth George

Sacerdote católico recibe premio “Mejor ciudadano de la India”

El Padre Vineeth George, sacerdote católico claretiano de 38 años, recibió en Bangalore el premio “Mejor ciudadano de la India” en reconocimiento a su labor con los marginados en la zona norte del país asiático.
La ceremonia de premiación se realizó el 16 de abril y fue organizada por la International Publishing House, una casa editora especializada en textos biográficos.
“Mi vocación es un don nacido durante mi infancia. Siempre pensé en tener que usar los talentos que Dios me dio en provecho de la Iglesia”, dijo el sacerdote en declaraciones a Asia News.
El Padre George nació en Hyderabad y fue ordenado sacerdote en enero de 2014. Se formó en la Loyola Academy, gestionada por los jesuitas. Fue “en ese periodo en que mi vocación se vio reforzada”, comentó.
Pasó luego al Matrusri Institute de estudios de postgrado y a la Universidad Jain Deemed. Vineeth George trabajó después en la Dell Computer Corporation, en General Electric y fue también subdirector del famoso diario Deccan Chronicle. Asimismo trabajó en el ministerio de energía del Gobierno indio. “Yo era muy apreciado por mi profesionalidad”, indicó.
Después de un tiempo dejó todo e ingresó al seminario convencido de la necesidad de servir al prójimo como sacerdote. “Gracias a Dios también siendo solo un seminarista, en 2006 mis superiores me eligieron para enseñar administración en el St. Claret College. Un año después de mi ordenación fui nombrado subdirector del college y mantuve el cargo hasta diciembre de 2018”.
“Desde enero sigo el doctorado en comportamiento organizativo en el Indian Institute of Technology de Hyderabad, uno de los centros de estudios superiores más reconocidos de todo el país”, explicó el sacerdote.
Entre sus labores al servicio de los más necesitados, el Padre George también laboró como maestro en un centro de formación profesional “en un área remota del distrito de Rewari, en Haryana, que hace parte de la Arquidiócesis de Delhi”.
Explicó que “la escuela se encuentra en un área donde solo viven hindúes, donde no hay presencia cristiana. El centro acoge a 30 jóvenes que dejaron los estudios: las mujeres siguen cursos de estética y los hombres estudian para ser electricistas y gasfiteros”.
Después de su ordenación sacerdotal, continuó, “mi primer encargo fue en el distrito de Garwha, en el estado de Jharkhand. Fui asistente del párroco de la iglesia de St. Peter, en la Diócesis de Daltonganj. Allí enseñé inglés a los niños tribales que iban a la escuela que estaba junto a la parroquia”.
Ahora, además del doctorado, el Padre George realiza algunas actividades pastorales en la Arquidiócesis de Hyderabad y en la Diócesis de Shamshabad.
La Iglesia Católica tiene aproximadamente 17,3 millones de fieles en la India, que representan menos del 2% de la población total que es unos 1340 millones de habitantes, de los cuales casi el 80% profesa el hinduismo.
Fuente: ACI Prensa.

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