Sicarios judiciales

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Velatorio del expresidente del Perú, Alan García / Crédito: ANDINA/Juan Carlos Guzmán Negrini

Por Aaron Salomón– Diario EXPRESO.
Dictar 36 meses de prisión preventiva para un hombre de 80 años -enfermo, con las cuentas congeladas y que pasaba los días como ermitaño en un castillo sanisidrino que no podía mantener- es un acto vil y despreciable. El juez Jorge Luis Chávez Tamariz creyó “coherente” enjaular por tres años al expresidente Pedro Pablo Kuczynski para evitar así que se fugue del país. En realidad, de lo único que busca escapar PPK es de los brazos de San Pedro; sin embargo, hoy, viernes santo, se ha firmado su lamentable sentencia de muerte.
Considero que Kuczynski tiene, en efecto, mucho que responder, porque es evidente que esas “consultorías” de Westfield y First Capital a la constructora brasileña Odebrecht no fueron por gusto, pero las investigaciones fiscales tendrían que continuar con el exmandatario -si tanto miedo hay a una eventual huida- bajo arresto domiciliario y con grillete electrónico.
Es increíble que este Poder Judicial se haya convertido en una simple mesa de partes del desequilibrado fiscal José Domingo Pérez, quien, sin la más mínima compasión frente al reciente asesinato de Alan García, se mantuvo firme en su pedido de cárcel provisoria para el octogenario. ¿Acaso pretende cargarse encima a otro muerto?
Por ello es que coincido a cabalidad con lo que ha opinado el periodista Aldo Mariátegui en su programa de Willax: “Domingo Pérez es un tipo nefasto y debe ser retirado de las investigaciones del caso Odebrecht. (…) Determinada ONG (en clara referencia a IDL) tiene mucha influencia sobre él y eso no es bueno para la justicia peruana”. Por supuesto, ¡Pérez no es más que una marioneta!
Y es precisamente por este dominio onegeista que vemos padecer a la lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, en una cárcel en Chorrillos pese a que jamás gobernó y pese a que los aportes irregulares en campaña no son -todavía- delito en el Perú.
Es por este poder también que se dictó prisión preliminar por diez días para García, con el único fin de ponerle ese desalmado chaleco de “detenido” y mostrarlo como trofeo con el traje a rayas. Pero el líder aprista los adelantó y se voló la tapa de los sesos dejando al sector doble moral y corifeos del Gobierno llenos de sangre en las manos.
No es gratuito que justamente sean los políticos de la oposición los que sufran a manos de los sicarios judiciales (a la exalcaldesa Susana Villarán no le pasa absolutamente nada). La lucha contra la corrupción no es más que una excusa para entronizar esa ideología caviar que solo vive de odios y rencores. PPK ya no les servía y así terminó: a punto de estar preso al lado de Alberto Fujimori, a quien le revocaron injustamente un indulto cuando se trata de una prerrogativa presidencial.
A pesar de todo creo, y peco de tonto al hacerlo, que no todo está perdido. Muy pronto los peruanos abrirán los ojos y se preguntarán: ¿alguien ha votado por estas ONG que creen mandar el país? Ojalá tenga boca de brujo.

El triunfo de Alan

Por Martha Meier Miró Quesada– Diario EXPRESO.
El presidente Alan García evitó que sus tramperos convirtieran su detención en un espectáculo vejatorio. Lo que queda para agrura de esos, son las imágenes de unos hijos orgullosos de su papá; de respetabilísimos líderes políticos de otras tiendas rindiendo homenaje al hombre en su féretro; de multitudes despidiéndole entre lágrimas y de un “pueblo aprista” más unido que nunca.
García sabía que para él no habría justicia, solo venganza; de hecho, en una reciente entrevista dijo: “No voy a permitir, solo porque un grupo de miserables así lo han decidido, verme sentado en el banquillo de los acusados. Yo no soy Humala, soy el líder del partido histórico de Haya de la Torre y jamás voy a permitir que lo perjudiquen”.
Entendemos que el “grupo de miserables” lo lidera el IDL, la oenegé bancada -en buena parte- por George Soros; y una prensa venal generadora de falsas pruebas utilizadas para “acusaciones” fiscales basadas a recortes periodísticos.
La historia juzgará este oscuro periodo del Perú presidido por un inepto patrocinador de la persecución de sus opositores.
Quienes dicen que el suicido de García fue un acto de cobardía desconocen la palabra honor. Afirmar que no quiso enfrentar su “responsabilidad” es faltar a la verdad y parte del discurso de odio que está destruyendo a la patria. Más allá de lo que cada quien piense sobre Alan, no existen pruebas que lo vinculen con la corrupción de “Lava Jato”.
Luis García Miró escribió en este mismo diario que: “Durante quince años [Alan fue] denostado, injuriado y maltratado hasta el agotamiento so pretexto de que incurrió en actos de corrupción. Aunque esto que hoy se llama la “justicia peruana” –manejada por la progresía marxista– jamás pudo demostrarlo […] se le acusaba porque la fiscalía -direccionada por el clan progre marxista– sospechaba”.
Ante el cuerpo del amigo muerto, del otrora correligionario, Alfredo Barnechea (ex candidato presidencial de Acción Popular) dijo: “Hay que terminar el contubernio de la mafia judicial con los improvisados del Gobierno”.
Los peruanos de bien no podemos permitir que los perpetradores de la nefasta justicia previa sigan encerrando a inocentes (hasta que se pruebe lo contrario) sin investigación ni juicio. Ayer, el fiscal José Domingo Pérez solicitó prisión preventiva, por tres años, para Kuczynski, un anciano de 81 años con una seria cardiopatía. ¿Cuántos muertos quiere el fiscalito?
A García solo puedo decirle descanse en paz “misié”.

¡El Apra nunca muere!

Cumplí la misión de conducir el aprismo al poder en dos ocasiones e impulsamos otra vez su fuerza social. Creo que esa fue la misión de mi existencia, teniendo raíces en la sangre de ese movimiento.
Por eso y por los contratiempos del poder, nuestros adversarios optaron por la estrategia de criminalizarme durante más de treinta años. Pero jamás encontraron nada y los derroté nuevamente, porque nunca encontrarán más que sus especulaciones y frustraciones.
En estos tiempos de rumores y odios repetidos que las mayorías creen verdad, he visto cómo se utilizan los procedimientos para humillar, vejar y no para encontrar verdades.
Por muchos años me situé por sobre los insultos, me defendí y el homenaje mis enemigos era argumentar que Alan García era suficientemente inteligente como para que ellos no pudieran probar sus calumnias.
No hubo ni habrá cuentas, ni sobornos, ni riqueza. La historia tiene más valor que cualquier riqueza material. Nunca podrá haber precio suficiente para quebrar mi orgullo de aprista y de peruano. Por eso repetí: otros se venden, yo no.
Cumplido mi deber en mi política y en las obras hechas en favor de pueblo, alcanzadas las metas que otros países o gobiernos no han logrado, no tengo por qué aceptar vejámenes. He visto a otros desfilar esposados guardando su miserable existencia, pero Alan García no tiene por qué sufrir esas injusticias y circos.
Por eso, le dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones; a mis compañeros, una señal de orgullo. Y mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios porque ya cumplí la misión que me impuse.
Que Dios, al que voy con dignidad, proteja a los de buen corazón y a los más humildes”.
Alan Gabriel Ludwig García Pérez 

Bufonadas de Giovanni Papini OFM

Mire usted, yo no soy como los demás. A mí me interesa todo. Me duele mi infancia. También yo recuerdo cuán bárbaramente fue sacrificada e incomprendida mi inteligencia entonces. Estoy seguro de haber sido más inteligente a los diez años que ahora. Estoy locamente enamorado de la libertad y no tengo prejuicios. Conmigo puede usted hablar sin miedo“. 

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