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El presidente de Brasil Jair Bolsonaro saluda a sus seguidores, tras recibir la banda presidencial por parte del presidente saliente, Michel Temer.
El presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro se dirige al Congreso durante el juramento del cargo, en Brasilia.Bolsonaro se dirige al Congreso durante el juramento del cargo, en Brasilia.

Fuente: Diario El País de España.

Con mis fiscales Tapajato no te metas

Por Luis Enrique Alvizuri García Naranjo
Qué tan grave será la cosa que Vizcarra ha tenido que salir disparado de Brasil para regresar sin ver siquiera a Bolsonaro. Uno se pregunta: ¿por qué la presencia de los fiscales Pérez y Vela es un asunto de importancia nacional? ¿Acaso no está Keiko en la cárcel y Alan siendo investigado hasta en el local de Alfonso Ugarte? ¿A qué le teme el presidente si estos dos fiscales son reemplazados por otros? ¿Solamente ellos y nadie más que ellos pueden ejercer dicha función? Raro, ¿no? Como ya dije en otro post, Vizcarra y Pérez son una misma cosa, y la aprobación de uno depende del otro. Si Vizcarra no lo defiende y lo repone su gobierno se cae.
Y es que es así. La única “obra” que ha hecho Vizcarra hasta la fecha ha sido encarcelar a Keiko (con Alan no pudieron). Y esa acción digitada desde Palacio es lo que le da al presidente el 65% de popularidad versus el 20% de aprobación de su gobierno. ¿Puede un presidente tener tan alta popularidad y su gobierno tan baja? ¿Cómo es posible este disparate? Es como si en un trabajo todo el mundo hablara bien de nosotros, de los bueno que somos, pero al mismo tiempo dijeran que nuestro desempeño laboral es deficiente. Este absurdo es el que está ocurriendo en el Perú de hoy dominado por una prensa parametrada y un ejército de expertos en redes sociales.
Pero por lo visto parece que ahora nos enfrentamos a la hora de la verdad, al momento que todos estábamos esperando desde un principio: en qué momento Vizcarra “tomaba el control del país” y se volvía otro dictador como Fujimori, un dictador “civil” con apoyo popular. Y parece que a eso apunta la oposición (que no es nada santa pero cuya existencia es lo que hace democrático a un país): a que Vizcarra dé el pasito final, se apodere de la Fiscalía y con ello todas las investigaciones, sean justas o no, queden deslegitimadas por provenir de “una dictadura”. Es como lo que pasó con el informe de Lava Jato del Congreso que ha sido completamente deslegitimado “por no incluir a Keiko y a Alan”.
Entonces esto es lo que me parece que es lo que está pasando: que se busque que Vizcarra dé el paso en falso, saque al Fiscal de la Nación y, de pasada, cierre el Congreso, con lo cual toda su gestión se iría al tacho y tendrían que venir nuevas elecciones. Es una lucha política que lamentablemente ha empañado lo que debió ser un proceso legítimo de investigación del caso Lava Jato de una manera justa, sin priorizar a los partidos de oposición sino actuando con imparcialidad con todos, cosa que no se hizo y ahora tenemos que espectar una guerra que, queramos o no, se va a prolongar en las calles, en las casas y familias de todos los peruanos.

La decisión de Chávarry

Por VÍCTOR ANDRÉS PONCE- www.elmontonero.pe
Pedro Gonzalo Chávarry, Fiscal de la Nación del Perú, sorprendió a tirios y troyanos con la decisión de remover a los fiscales Rafael Vela y José Domingo Pérez. Los sectores de la llamada izquierda caviar, liderados por IDL-Reporteros y Gustavo Gorriti -que gobernaron con las administraciones de Toledo, Humala, PPK y Villarán- entraron en un proceso de histeria general convocando, prácticamente, a una insurrección general en contra de la Fiscalía, el Congreso y las instituciones en general. Los medios de comunicación tradicionales comenzaron su reconocida labor de prensa y propaganda respaldando la convocatoria de masas en contra de Chávarry y el presidente Martín Vizcarra, en medio de una visita de Estado en Brasil, suspendió su estadía para liderar “la lucha contra la corrupción”.
¿Qué había sucedido? Es evidente que Chávarry asumió la decisión de continuar al frente de la Fiscalía de la Nación del Perú y esperó la fecha de expiración de las designaciones de Vela y Pérez para remover al equipo Lava Jato. En realidad, si pretendía seguir al frente del Ministerio Público no tenía otra: Vela, pero sobre todo Pérez, solo se dedicaron a cuestionar cualquier principio de autoridad: desde la negativa a informar sobre el acuerdo con Odebrecht hasta la absurda denuncia de Pérez -una suma de histrionismos y nada de legalidad- por “encubrimiento real”. El motivo: haber pedido información sobre el acuerdo con Odebrecht.
Pero Chávarry no solo removió a Vela y Pérez, sino que hizo volar por los aires la estrategia de Gorriti e IDL-Reporteros, el presidente Vizcarra y el grupo marxista que lo rodea, que pasa por liderar una “mayoría para linchar judicialmente a una minoría”. Keiko Fujimori y los dirigentes de Fuerza Popular están apresados con apenas investigaciones preliminares. De otro lado, era más que evidente que existía una estrategia para encerrar a Alan García, detenida por la solicitud de asilo del ex dirigente aprista. Bueno, los fiscales de estas estrategias de investigaciones selectivas contra los adversarios -mientras se protegía a los otros implicados en el caso Lava Jato- eran Vela y Pérez. Las gollerías que parece haber recibido Odebrecht en el acuerdo de colaboración con Vela aparentemente solo apuntaban contra Keiko y Alan, en tanto los amigos de Gorriti y de esta extraña coalición iban a ser más que protegidos.
Chávarry, pues, ha dinamitado esa estrategia y ha demostrado a los políticos y los demás actores democráticos cómo se defienden las instituciones de una República al margen de las encuestas de Ipsos y supuestas amenazas de revueltas. En cualquier caso, si en Fuerza Popular hubiese habido algunos Chávarry, seguramente no se habrían aprobado las cuatro preguntas del referéndum que bastardean el sistema político y legitimaron la estrategia plebiscitaria de Vizcarra.
En este escenario llama la atención la conducta de Vizcarra. Suspende su participación en la transmisión de mando en Brasil para regresar y liderar “la lucha contra la corrupción”. Si el jefe de Estado pretende convertir la decisión de Chávarry en el momento para “reorganizar el Ministerio Público” con objeto de que continúen los fiscales politizados y, sobre la base de las marchitas comunistas y las encuestas de Ipsos, presiona al Congreso para aprobar una reforma constitucional en ese sentido, se confirmarán las tesis sobre la entraña autoritaria del proyecto vizcarrista. Y si los congresistas de Fuerza Popular, desconcertados por la antipropaganda de los medios tradicionales, ceden a la estrategia vizcarrista -como lo hicieron en el referéndum-, entonces, estarán cavando la tumba de su continuidad política.
Si Vizcarra opta por la estrategia del control del Ministerio Público, entonces el Perú habrá entrado en su noche más negra en las últimas dos décadas. Se justificarán desde las movilizaciones callejeras que promueven los marxistas hasta las solicitudes de asilo (al estilo alanista), ante un Gobierno que no respeta la división de poderes, tal como lo reconocieron las embajadas de Estados Unidos y la Unión Europea.
¡Respaldo total al Fiscal Chávarry!