Voz y silencio de Dios

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Evangelio según San Juan 6,51-58.
Jesús dijo a los judíos: “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo”.
Los judíos discutían entre sí, diciendo: “¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?”.
Jesús les respondió: “Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes.
El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.  Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente”.

Isaac Thomas Hecker CSP

El Siervo de Dios Isaac Thomas Hecker (18 de diciembre de 1819-22 de diciembre de 1888) fue hijo de inmigrantes alemanes, nacido en la ciudad de Nueva York. Pasó su temprana vida trabajando en la panadería y el negocio de la familia. Durante su juventud, comenzó un viaje espiritual que lo llevó a la Iglesia Católica.
Se convirtió en sacerdote y en hijo fiel de la Iglesia Católica que no tenía miedo de cuestionar, desafiar y experimentar. En 1858, junto con sus asociados, el Padre Hecker fundó a los Padres Paulistas con la misión de ayudar al pueblo estadounidense a entender la Iglesia Católica y ayudar a la Iglesia a entender el espíritu democrático de América.
El padre Thomas Hecker fue un brillante predicador misionero, autor, editor y pastor. Es nuestra oración que sea reconocido como santo.
La causa de la beatificación y canonización de Hecker se inició oficialmente en 2008.

Fuente: www.paulist.org

Congregación de San Basilio

Durante la Revolución Francesa, monseñor D’Aviau, último arzobispo de Vienne, fue testigo de la disminución de sus sacerdotes a causa de la persecución. Sólo quedó un tercio. Le era imposible mantener un colegio o un seminario, por lo cual en 1800 fundó una escuela en Saint Symphorien de Mahun, pequeño poblado inaccesible, en las montañas de Vivarais. La institución quedó a cargo del padre Lapierre, quien se las había ingeniado para hacerse cargo de la parroquia de Saint Symphorien en aquellos tiempos de represión. Su ayudante era el padre Marie Joseph Actorie, quien fuera profesor de filosofía en el seminario de Die antes de la Revolución. No obstante sus humildes inicios y los muchos peligros a los que estaba expuesta, la escuela prosperó. En 1802, el estado de cosas en el país habían mejorado a tal punto que el secreto dejó de ser necesario; el padre Picansel, párroco de Annonay y vicario general de la diócesis, obtuvo de las autoridades municipales el arrendamiento del ex monasterio franciscano, a donde se mudó la escuela. Durante muchos años, la escuela cumplió las funciones que el obispo le pedía, pero la difícil lucha contra la pobreza y la persecución de los llamados liberales terminó por resultar demasiado para quienes la tenían a su cargo. Era necesario ensayar otro método, por lo cual en 1822 los profesores solicitaron permiso para fundar una comunidad religiosa, con el colegio de Annonay como casa matriz. El obispo de Vivier, cuya diócesis incluía la población de Annonay, dio el permiso, nombrando una comisión que redactaría la regla de la nueva sociedad. El 21 de noviembre de 1822, los diez miembros del cuerpo docente hicieron el voto que los ligaba temporalmente al trabajo. Fueron los padres Lapierre, Duret, Vallon, Polly, Tourvieille, Tracol, Martinèche, Fayolle, Payan y Pages.
En 1837 se redactó una constitución, que se envió a Roma para su aprobación. Sometería a los miembros de la sociedad a los simples votos de pobreza, obediencia, castidad y estabilidad. El voto de pobreza, sin embargo, estaba limitado. Cada miembro de la comunidad podía conservar todo su patrimonio y sus intenciones misales, y recibiría un pequeño salario de la comunidad. En virtud de su voto, no podía incrementar sus propiedades sino que debía gastar todo su salario y sus rentas, ni podía tampoco practicar la especulación u obtener rentas por ningún otro medio mundano. La comunidad quedaría bajo la dirección de un superior general que residiría en Annonay, diócesis de Vivier, Francia. El propósito de la sociedad era la educación de la juventud católica. Esta constitución fue firmada por varios obispos franceses que habían tenido oportunidad de apreciar el trabajo de la comunidad y habían atestiguado la piedad y celo de sus miembros. La Santa Sede declaró a la sociedad digna de elogio y en 1863, Pío IX confirmó el decreto, concediéndole al mismo tiempo ciertos privilegios e imponiendo ciertas restricciones en las posesiones de la comunidad. Los basilianos tenían colegios en Annonay, Périgueux, Aubenas, Privas y Vernoux, en Francia; Blidah y Bone en Argelia, y Plymouth, en Inglaterra. Todos a excepción del último, fueron traspasados a manos seculares o confiscados, forzándose la dispersión de la orden hasta tiempos más propicios.
En 1852, monseñor De Charbonnel, obispo de Toronto, Canadá, solicitó a los basilianos fundar un colegio en su diócesis. Estableciéndose una escuela que se ha convertido en el Colegio de San Miguel, cuartel de los basilianos en América. En septiembre de 1855, se puso la primera piedra del edificio actual. El primer superior fue el padre Soulerin, quien dirigió el colegio desde 1852 hasta 1865, en que se le eligió superior general de su comunidad. San Miguel está adscrito a la Universidad de Toronto, su presidente es miembro ex officio de senado y consejo universitarios y también designa a otros dos miembros del senado. Para los docentes hay tres vías de estudio, la comercial, la clásica y la filosófica. Entre los más prominentes de quienes han hecho parcial o completamente sus estudios en San Miguel, están el arzobispo de Toronto y los obispos de Hamilton, Peterborough, Londres, Sault Ste. Marie en Canadá, más Albany y Columbus en Estados Unidos.
La provincia americana incluye otros cuatro colegios y numerosas parroquias. Los colegios son: el Colegio de la Asunción, Sandwich, Canadá; el Colegio de San Basilio, Waco; el Colegio de Santo Tomás, Houston, y el Seminario de Santa María, La Porte, Texas. Entre las parroquias a cargo de los basilianos, las más importantes son San Basilio y el Santo Rosario, Toronto, Sandwich, Amherstburg y Owen Sound en Canadá, y Santa Ana en Detroit. El noviciado y escolasticado de la comunidad se encuentran en Toronto. El noviciado dura un año, al cabo del cual los miembros permanecen bajo votos temporales durante tres años. Puesto que no puede entrar a la sociedad nadie que no tenga la intención del sacerdocio, los votos finales no se toman sino hasta el subdiaconado, de manera que si al cabo de tres años el estudiante no está listo para recibir la ordenación sacerdotal, renueva sus votos temporales. El Colegio de San Basilio en Waco, Texas, se fundó en 1889. El programa de estudios incluye los departamentos comercial y clásico. El Colegio de Santo Tomás, Houston, Texas, se fundó en 1900. Es diurno. El Seminario de Santa María, La Porte, Texas, fue inaugurado en octubre de 1901 por N.A. Gallagher, obispo de Galveston. Su principal objetivo es la educación de jóvenes para el sacerdocio, pero también se mantiene un colegio para niños y jóvenes, relacionado con el seminario, en donde se les prepara profesionalmente. Está bajo la supervisión directa del obispo de Galveston.
Fuente: J.C. PLOMER, transcrito por Ted Rego y traducido por Gabriel E. Breña.

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