Monseñor Claudio María Dubuis

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El Fundador de las Hermanas de la Caridad del Verbo Encarnado-CCVI

Claudio María Dubuis nació en Teche, a unas diez millas de Roanne (Francia); el 8 de marzo de 1817. Sus padres fueron Antoine y Francois Dubuis. Fue el quinto hijo de una familia de ocho hijos y le dieron el nombre de su tío, el Abad Claude Dubost y de su tía materna, Marie. Desde la primera infancia, Claude trabajó con sus hermanos en la granja de la familia y no asistió regularmente a la escuela pues no había un maestro residente en la aldea en que vivía, lo que hacía que las familias proporcionaran educación en el hogar. Se sabe que su madre, con quien Claudio tenía una relación muy cercana, se encargó de su formación religiosa, y más tarde, su tío, el Abad Claude, lo llevó a vivir en su residencia, donde trabajó y estudió latín para prepararse a ingresar a la escuela preparatoria del seminario a la que asistían 400 estudiantes, a la que entró en 1833.
Debido a su carácter alegre, Claudio fue bien recibido por los estudiantes; sin embargo, los maestros pronto descubrieron su falta de estudios básicos y su incapacidad para llevar a cabo los estudios que se impartían en esta escuela. No había estudiado griego. Poco a poco, Claudio se desanimó debido a sus fracasos y le pidió a su tío que lo llevara a casa. Tanto el Abad Claude como el Director del instituto estaban conscientes de una vocación potencial, así que no estaban seguros de que fuera conveniente interrumpir su programa de estudios. Después, en 1834, después de pasar seis meses desanimado por su bajo nivel académico, Claudio tomó la decisión personal de regresar a su hogar en Teche, donde sus padres lo recibieron y lamentaron su situación. Las oraciones de su madre siempre acompañaron a su hijo en su camino.
La dura realidad de sobrevivir de nuevo en casa sin tener destrezas para un trabajo en especial, obligó a Claude a trabajar como jornalero durante varios años. En sus momentos de oración, enfrentaba su desaliento, su anhelo interno de ser sacerdote y la realidad de sus fracasos en el estudio. Tiempo después, Dios intervino y Claudio estaba listo para presentar este plan a sus padres: ʺSi no puedo ser sacerdote, me consagraré a Dios; seré un Hermano Marista, iré a misiones en el extranjero y enseñaré a los nativos el nombre de Cristoʺ.
Sus padres estaban felices y le pidieron a su tío Claude que le consiguiere un tutor personal en el área del lenguaje quien le ayudó a continuar con sus estudios y a dominar los elementos del griego y el latín. Así, en 1836, el entusiasta Claudio entró al seminario menor de San Jodard, que se encuentra cerca del Río Loire. Claudio se sorprendió cuando obtuvo el primer lugar de su clase en Retórica.
Al avanzar a su siguiente nivel de estudios, Claudio entró al seminario de LʹArgentiere donde uno de sus compañeros lo consideró: ʺun excelente estudiante, uno de los mejores de la clase; un espíritu muy honesto, un corazón noble, una naturaleza llena de vida y de energía, una persona con ímpetu tanto para el trabajo como para el juego…él fue uno de nuestros mejores jugadores y en todas sus relaciones con sus compañeros, mostró nobleza y energíaʺ.
Poco a poco, Claudio dominó los estudios requeridos y en 1840, a los 20 años de edad, entró al seminario mayor de San Ireneo en Lyon, que era famoso por su alto nivel académico, su rigor en los cursos y su disciplina rígida. Claudio aceptó los rigores, conservando su alegría. Aquí trabajó con hombres de amplia experiencia cuyas pláticas le ayudaron a ampliar su pensamiento. El seminario llegó a ser una escuela de experiencia espiritual que lo prepararía para una larga vida en el ministerio sacerdotal. Recibió la tonsura después de su primer año, y eso hizo que Claude se sintiera seguro de estar cerca a su meta.
En su segundo año lo nombraron enfermero y él atendió a los enfermos con alegría. Sin embargo él enfermó al final de ese año y los médicos temían por su vida. Claudio, que sabía cómo acercarse a Dios mediante la oración, rogó por su vida para poder servir a Dios en los campos de misión como sacerdote. Desde lo profundo de su corazón adolorido dijo: ʺSeñor, Tú eres el señor de la vida y de la muerte. Estoy gravemente enfermo. Pero Tú tienes el poder de sanarme. Escucha mi oración para que yo pueda trabajar por la salvación de las almas. Si me salvas, prometo dedicar diez años en las misiones para llevar tu nombre a los nativosʺ.
Contrario a las opiniones de los médicos, Claudio recuperó la salud y fue ordenado sacerdote el 1 de junio de 1844 en Lyon, Francia. Había llegado el día que él había anhelado durante toda su vida. En ese día memorable, él y su madre se alegraron juntos al darse cuenta de que ʺnada es imposible para Diosʺ.
Más o menos en esa época, el Obispo Odin, de Texas, que era francés, estaba en Francia con la misión de llevar misioneros a su enorme diócesis. El Padre Claudio y su familia tuvieron la oportunidad de reunirse con él y recibir la información básica que necesitaban para considerar la posibilidad de que su hijo prestara servicio en las misiones de Texas. El Padre Claudio decidió seguir al Obispo Odin y viajar a Texas.
El Padre Claudio y un pequeño grupo de compañeros, navegaron rumbo a Nueva Orleans, USA en 1846. Después fueron a un Seminario en Missouri para estudiar el idioma inglés antes de llegar a Galveston, Texas. El Obispo Odin asignó al padre Claudio a Castroville, en las afueras de San Antonio para hacerse cargo de los colonos que hablaban alemán y alsaciano que vivían ahí y en áreas circundantes.

PUNTOS CULMINANTES EN EL MINISTERIO DEL OBISPO DUBUIS

1847: Primer Párroco de la Iglesia Católica de San Luis, en Castroville, Texas. Edificios: una iglesia pequeña y una cabaña sencilla. Colonos indiferentes. Hablaba alemán, alsaciano y español. Construyó su propia casa con la ayuda del Padre Mathew Chazelle. Abrió una escuela para ochenta (80) estudiantes de la localidad. Inauguró un cementerio colocando una cruz en una colina cercana (Colina de la Cruz).
1847: Murió el Padre Chazelle de tifus; llegó el Padre E. Domenech. Sus deberes pastorales incluían Castroville, DʹHanis, Fredericksburg y New Braunfels. Se construyó una segunda iglesia en 1850.
1852: El Padre Claudio Dubuis fue asignado a San Antonio y se le nombró Vicario General.
Era un trabajador incansable, construyó Iglesias y promovió la fe católica en el territorio de Texas.
1862: El padre Claudio Dubuis fue consagrado como Segundo Obispo de Texas y primer Obispo de Galveston en una festiva ceremonia en la ciudad de Lyon; lo acompañaron sus padres, sus familiares y sus amigos del área, con quienes vivió en Teche y en Lyon. El Obispo Dubuis reclutó sacerdotes y religiosos de Europa para prestar servicios en Texas; el clero estaba formado por cuarenta (40) sacerdotes.
1866: El Obispo Dubuis reclutó a las primeras Hermanas de la Caridad del Verbo Encarnado para el ministerio del cuidado a la salud en Texas; estas hermanas recibieron formación en el Convento del Verbo Encarnado y el Santísimo Sacramento en Lyon; el nuevo convento se estableció en Galveston.
En marzo de 1869: La comunidad CCVI de Galveston contaba con ocho (8) hermanas; El Obispo envió a tres hermanas para iniciar un ministerio de atención a la salud en San Antonio; así se estableció el primer hospital católico en San Antonio.
29 de marzo de 1869: El Obispo Dubuis estableció oficialmente la Misión CCVI de San Antonio como una Congregación independiente bajo el liderazgo de la Madre Madeleine Chollet como Superiora y el Obispo Dubuis como Fundador.

12 de Julio de 1881: la mala salud obligó al Obispo Dubuis a renunciar a su puesto como Obispo de Galveston y a regresar a Francia.
21 de octubre de 1869: La nueva Comunidad CCVI de San Antonio, con la ayuda del Obispo Dubuis, se mudó a un edificio reconstruido, la Enfermería de Santa Rosa. El periódico, Antonio Daily Herald publicó un anuncio de este hospital.
6 de junio de 1894: El Obispo Dubuis, con su clero y los laicos de su diócesis, celebró su Jubileo de Oro como sacerdote, y su trigésimo sexto aniversario de su Consagración Episcopal, en la Iglesia de Lyon, Francia.
21 de mayo de 1895: El Obispo Dubuis, después de una enfermedad prolongada, murió y sepultado en la parroquia de Coutouvre, Francia.
Se dice que más de cuarenta (40) periódicos franceses mencionaron del deceso del gran misionero, y que en Estados Unidos los periódicos superaron a las publicaciones francesas en sus alabanzas al Obispo Dubuis; un auténtico testimonio del afecto que sentían por él sus amigos en Texas.
Episcopus
Un amigo cercano del Obispo Dubuis, durante su ministerio en Texas, señaló: ʺEs un hombre muy culto. habla francés, alemán, inglés, español y latín con facilidad y gracia, e incluso con elegancia. Sabe filosofía; conoce el corazón humano; puede conversar con Papas y Condes, y puede sentirse cómodo entre los campesinos; es inteligente, bondadoso y trabaja arduamente. Miren sus manos. Son las manos de un hombre trabajador. El conocer la grandeza hizo posible que la entendiera en su verdadera dimensión”.
Fuente: L.V. Jacks. Claude Dubuis, Obispo de Galveston. 1946.

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