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PPK no aprende
¿No es un poco grosero, dada la actual coyuntura envilecida por la corrupción, que se saque una ley con nombre propio para que uno de los asesores del presidente pueda cobrar altos honorarios al Estado?
Por Ricardo Vásquez Kunze– Político.pe
Entre diciembre y febrero PPK ha bajado 10% en aprobación pública, según Ipsos. Esto, sin embargo, parece no importarle. El presidente sigue haciendo méritos para que la gente refuerce la impresión de que él no tiene clara la línea que separa la gestión de intereses particulares de los intereses del Estado.
Las leyes con nombre propio, por ejemplo, son una especialidad que la gente atribuye al lobby. Y justo hace dos días, el Ejecutivo ha hecho pública la designación del bachiller Alberto Cabello Ortega, reconocido experto en comunicaciones y televisión, como asesor presidencial. Es una decisión excelente, considerando que el gobierno cree que su poca aceptación pública se debe a un déficit de comunicación entre el Ejecutivo y la ciudadanía.
Sin embargo, a diferencia de los otros dos asesores presidenciales Felipe Ortiz de Zavallos y Máximo San Román, el flamante cargo de Cabello viene con renta. O sea, el asesor cobrará por sus servicios. Pero como los bachilleres no están bien cotizados en la estructura salarial del Estado y, por lo visto, la experiencia no vale lo suficiente para la burocracia estatal, pues entonces se emite el decreto N° 021-2017-EF que permite que los bachilleres puedan ser contratados como personal altamente calificado en ministerios, PCM y Palacio.
Es decir, Cabello podrá cobrar más de 25 mil soles mensuales. Seguramente que sus servicios valen mucho más si nos atenemos a una enorme trayectoria profesional que nunca requirió de mayores cartones para brillar pero, ¿no es acaso un un poco grosero, dada la actual coyuntura envilecida por la corrupción, que se saque una ley con nombre propio para que uno de los asesores del presidente pueda cobrar altos honorarios del Estado?
¿No fue acaso una ley con nombre propio la que hizo PPK cuando fue ministro de Economía de Toledo al eliminar el SNIP para la Interoceánica?
¿O cuando bajo su premierato se eliminó la prohibición de contratar con el Estado a empresas que sostenían juicios con este, Odebrecht para más señas (ayer el presidente, en mensaje a la nación, deshizo como presidente lo que permitió como premier)?
¡Vaya que Alberto Cabello tendrá una dura tarea para tratar de vender al público que las leyes con nombre propio -la suya incluida- beneficiarán a todos los peruanos!
Por Ricardo Vásquez Kunze– Político.pe
Entre diciembre y febrero PPK ha bajado 10% en aprobación pública, según Ipsos. Esto, sin embargo, parece no importarle. El presidente sigue haciendo méritos para que la gente refuerce la impresión de que él no tiene clara la línea que separa la gestión de intereses particulares de los intereses del Estado.
Las leyes con nombre propio, por ejemplo, son una especialidad que la gente atribuye al lobby. Y justo hace dos días, el Ejecutivo ha hecho pública la designación del bachiller Alberto Cabello Ortega, reconocido experto en comunicaciones y televisión, como asesor presidencial. Es una decisión excelente, considerando que el gobierno cree que su poca aceptación pública se debe a un déficit de comunicación entre el Ejecutivo y la ciudadanía.
Sin embargo, a diferencia de los otros dos asesores presidenciales Felipe Ortiz de Zavallos y Máximo San Román, el flamante cargo de Cabello viene con renta. O sea, el asesor cobrará por sus servicios. Pero como los bachilleres no están bien cotizados en la estructura salarial del Estado y, por lo visto, la experiencia no vale lo suficiente para la burocracia estatal, pues entonces se emite el decreto N° 021-2017-EF que permite que los bachilleres puedan ser contratados como personal altamente calificado en ministerios, PCM y Palacio.
Es decir, Cabello podrá cobrar más de 25 mil soles mensuales. Seguramente que sus servicios valen mucho más si nos atenemos a una enorme trayectoria profesional que nunca requirió de mayores cartones para brillar pero, ¿no es acaso un un poco grosero, dada la actual coyuntura envilecida por la corrupción, que se saque una ley con nombre propio para que uno de los asesores del presidente pueda cobrar altos honorarios del Estado?
¿No fue acaso una ley con nombre propio la que hizo PPK cuando fue ministro de Economía de Toledo al eliminar el SNIP para la Interoceánica?
¿O cuando bajo su premierato se eliminó la prohibición de contratar con el Estado a empresas que sostenían juicios con este, Odebrecht para más señas (ayer el presidente, en mensaje a la nación, deshizo como presidente lo que permitió como premier)?
¡Vaya que Alberto Cabello tendrá una dura tarea para tratar de vender al público que las leyes con nombre propio -la suya incluida- beneficiarán a todos los peruanos!