Por Alejandro Cavero Alva-www.lucidez.pe
Uno se puede adherir a dos cosas en la vida: a los principios o a los intereses. Muchos políticos han pisoteado sus principios por defender sus intereses y otros han caído en desgracia por hacer lo contrario. Uno podía tener la impresión de que luego de un discurso tan “principista” como el de Verónika Mendoza durante la campaña, la coherencia de su bancada respecto a lo que defendían sería mayor. Pero nos equivocamos.
No solo la bancada del Frente Amplio ha sido incapaz de defender coherentemente los principios que pregonan, sino que es evidente a estas alturas, que han sucumbido ante los intereses ideológicos (y quien sabe si no los económicos).
Ya habían dado una muestra clara de esto cuando se negaron a firmar la moción de condena a la dictadura en Venezuela, sí, esa que pisotea la constitución y la ley todos los días. Al final, apabullados por la opinión pública, tuvimos a una tímida Marisa Glave saludando diplomáticamente a Capriles en los palcos del Congreso y luego una timorata condena por parte de su bancada.
Pensamos que aprenderían de sus errores y de lo políticamente costosos que estos pueden resultar en ocasiones. Pero tampoco lo hicieron. Sino que volvieron a caer en el mismo error y no tuvieron ningún reparo en emitir un comunicado y llamar “Golpe de Estado” a la destitución, seguida por cauces constitucionales, de la presidenta de Brasil Dilma Roussef, decir que se ha “violentado la democracia” e incluso pedir al gobierno peruano no reconocer al del señor Temer. Porque claro, cuando se trata de su “camarada” de la izquierda, entonces sí vale la condena. ¿O es que pisotear la ley en Venezuela es menos grave que respetarla en Brasil?
Cuando se trata de uno de sus aliados ahí sí no callan. Y es que los vínculos de la izquierda peruana son fuertes no solo con Venezuela, sino también con Brasil. Sino recordemos al asesor político del partido de los trabajadores (partido de la destituida Rouseff y de su antecesor Lula), Luis Favre, quien fue estratega de la campaña en contra de la revocación de Susana Villarán, admirada y lideresa de la señora Marisa Glave y compañía. ¿Coincidencias?
Y es que si de un discurso de “principios” se tratara, el Frente Amplio hubiera actuado muy distinto cuando dice “defender la democracia”. Hubiera condenado enérgicamente a Venezuela y aceptado lo ocurrido en Brasil. Lo que ha pasado con su destituida presidenta es la utilización de un mecanismo constitucional perfectamente democrático y establecido en sus leyes. Es más, si verdaderamente fueran coherentes, incluso se sumarían al proceso revocatorio que busca convocar la oposición en Venezuela, expresión soberada de la voluntad del pueblo.
En el país carioca, su presidenta, después de un juicio político, fue destituida por violentar las normas presupuestales. Así de simple. ¿Eso se puede calificar como Golpe de Estado? ¿Por qué no acusan también de Golpe de Estado la vacancia del ex presidente Fujimori? Porque claro, uno fue un atropello contra una mujer elegida democráticamente y el otro la vacancia de un inmoral japonés que violentó las leyes nacionales. Y la verdad es que los dos hechos son mecanismos constitucionales y democráticos, y como tales debemos respetarlos.
Con su accionar me hacen recordar a un viejo dictador peruano de derechas, Oscar R. Benavides, que pasó a la historia por su famosa frase “para mis amigos todo, para mis enemigos la ley”.
¿Qué hubo un aprovechamiento político por parte de la oposición en Brasil? Por supuesto. Pero eso no lo hace un Golpe de Estado, solo evidencia que en Brasil la institucionalidad política está muy mal diseñada. Como leí en redes sociales: ¿Qué la derecha de Brasil es más bruta, achorada, conservadora y corrupta que la peruana? Probablemente. ¿Pero eso deslegitima el mecanismo constitucional empleado? Mi opinión es que no.
Si vamos a decir que defendemos principios debemos hacerlo a cabalidad. No se puede decir que se defiende la democracia pero al mismo tiempo que no se respetan la constitución y las leyes que son fruto del sistema democrático que los brasileños han labrado. Eso sería incoherencia. Pero en la materia de incurrir en ella, el Frente Amplio parece haber obtenido una de las notas más altas.
A Dilmita todo, a mis enemigos la ley
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